La enseñanza y aprendizaje de la lectura y la escritura es
planteada frecuentemente como un proceso de adquisición de nuevos códigos
que nos abrirán las puertas del lenguaje escrito. Se trata de un proceso
difícil, que además se realiza a temprana edad (en España se suele empezar
a los 4 o 5 años), y estamos acostumbrados a encontrarnos con niños que
tienen dificultades, de mayor o menor gravedad, relacionadas con el aprendizaje
del lenguaje escrito. Pertenecemos al Equipo de Investigación LECCO,
dedicado desde 1996 al estudio de los procesos de “La Enseñanza Centrada
en la Comunicación”. Este grupo de investigación está formado por diferentes
personas relacionadas con la formación inicial y permanente del profesorado:
profesores, doctorandos y estudiantes de la Facultad de Educación- U.
C. M., asesores de C. E. P., y profesores de Centros Educativos. Es una
red de investigación que actúa en distintas Comunidades Autónomas: Madrid,
Andalucía, Castilla la Mancha y Cantabria.
LECCO es consciente de que existe una población de alumnos
escolarizados en la Enseñanza Infantil y Primaria con un bajo nivel de competencias
comunicativas a través del lenguaje (analfabetismo funcional, en cierto
modo “fracaso escolar”), que se traduce en bajo rendimiento académico, absentismo
escolar, etc. Posteriormente, avanza a la Enseñanza Secundaria Obligatoria,
donde esta problemática se acentúa incluso con comportamientos violentos.
Una de las preocupaciones de este grupo es encontrar soluciones para dichos
alumnos. Esta situación es abordada a través del programa PROAI(Problemas
en la Alfabetización Inicial), llevado a cabo desde hace 3 años, y dirigido
a alumnos del Primer ciclo de Educación Primaria en diversos centros educativos
madrileños. Durante el presente curso (2002 - 2003) estamos actuando en
colaboración con la Dirección de Promoción Educativa de la Comunidad de
Madrid, y vinculados al Proyecto de Investigación COMPLUTENSE “Diversidad
lingüística y procesos de “castellanización” en alumnado inmigrante escolarizado”
través del Programa de apoyo a la enseñanza del Castellano en contextos
de interculturalidad. Nuestra intervención está basada en la
realización periódica de un taller semanal de una hora de duración fuera
del aula y un taller mensual en el contexto del aula de pertenencia de los
niños. Se lleva a cabo una secuencia didáctica, planteada para todo el grupo,
en la cual se propone usar el lenguaje escrito con una intención comunicativa,
de modo que los niños usen diferentes tipos de textos en distintas situaciones,
mientras reflexionan sobre la norma alfabética del lenguaje.
Nuestro trabajo se sitúa dentro del paradigma constructivista
(concibe el aprendizaje escolar como un proceso de construcción del conocimiento,
y la enseñanza como una ayuda a dicho proceso), del enfoque comunicativo
(perspectiva que prioriza la importancia del significado, del sentido
y la intencionalidad de los mensajes orales y escritos, donde el intercambio
de significados es guía y fuente en los aprendizajes) y el encuadre
sistémico ( basado en las relaciones de los distintos sistemas –familia,
escuela...- y subsistemas, poniendo el énfasis en la transformación de
los procesos interpersonales).
A partir de la observación participante y la recogida de
las producciones escritas de los alumnos realizamos un seguimiento de
los niños con algún tipo de problema en el aprendizaje escrito, llevando
a cabo un seguimiento pormenorizado de sus avances (estudio etnográfico
de casos). Posteriormente, trabajamos en grupo de discusión, formalizando
la información del proceso y elaborando un informe con los resultados.
También se realizan reuniones de coordinación con el equipo docente de
los centros educativos. A lo largo de toda la investigación – acción –
reflexión asumimos la atención a la diversidad y a las necesidades educativas
especiales de cada alumno, para que sea una propuesta de carácter global
e integrador.
2. MARCO TEÓRICO QUE GUÍA NUESTROS PROPÓSITOS
Desde un planteamiento vigotskiano, entre lenguaje y pensamiento
existe una relación dinámica
continua que se origina, cambia y crece durante la evolución.
Son procesos complementarios,
interrelacionados entre ellos y con otros aspectos psicoevolutivos,
afectivos, sociales, motrices, etc.
El lenguaje surge en el marco de la comunicación (como instrumento
para comunicar emociones,
sentimientos, ideas, necesidades...). Desde la comunicación
prelingüística de la sonrisa y el llanto,
pasando por el balbuceo hasta llegar al habla más comprensible,
el niño tiene una intención comunicativa clara.
Hablar es una actividad social desde su origen que, progresivamente
y a partir de la comunicación,
se interioriza y se convierte en pensamiento. El proceso
cultural es comunicación y todo el comportamiento social
es comunicativo.
Como afirma Batjin (1986), la lengua, más que un sistema
de sonidos, unidades significados y sintaxis, una herramienta para transmitir
significados, es comportamiento social. La sociedad moldea lengua. Familia,
vecindad, clase social, empleo, país, religión, raza, sexo, política,
grupos regionales... generan lenguaje, praxis del lenguaje genera, su
vez, transformación El uso lengua se lleva cabo en forma enunciados (orales
escritos) pertenecen los participantes u otra esfera humana (Oliva, 1998)>
El contexto sociocultural condiciona a los usuarios de la
lengua, quienes a su vez, crean y generan sus propios discursos que vuelven
a retroalimentar dicho contexto (Oliva, 1998). Siguiendo un planteamiento
sistémico, mi comportamiento está en relación con el otro y el del otro
conmigo (el individuo influye en el contexto y viceversa). Las interacciones
son complejas y circulares, pero el lenguaje tiene sus limitaciones, normalmente
al hablar puntuamos la secuencia de hechos y empezamos por algún lado,
aunque no debemos perder la perspectiva global.
“La conducta es comunicación”, si seguimos el axioma metacomunicacional
de Watzlawick (1995), no se puede no comunicar, siempre se transmite algo.
Dicha comunicación, en términos de Virgilio Crespo (1997), es digital
(verbal) y analógica (no verbal), incluyendo elementos lingüísticos (palabras,
entonación...), paralingüísticos (soplidos, chasquidos...) y extralingüísticos
(movimientos corporales, expresión facial, distancias, aspecto externo
del hablante, contexto...), es decir, en cualquier interacción todo tiene
un significado (los silencios, la postura, lo que dices, como lo dices,
etc.). En palabras de Watzlawick (1995), en toda comunicación hay una
parte referencial (contenido) y una parte conativa (relacional) que dan
significado al discurso.
El lenguaje es un hecho social, que configura la estructura
cognitiva, y ésta a su vez, a través de sus esquemas y funciones, influye
en la comunicación. En definitiva, desde una visión contextualista, el
desarrollo psicoevolutivo, tanto del lenguaje como del pensamiento, es
resultado de las relaciones que el individuo mantiene con su entorno,
es un proceso socialmente mediado.
B. EL CURRICULUM
DESDE UN ENFOQUE COMUNICATIVO
El marco teórico que acabamos de presentar es la referencia
en la que se apoya nuestra intervención educativa; desarrollaremos a continuación
el concepto de "proceso comunicativo de la lectura y la escritura"
de cara al planteamiento didáctico a desarrollar.
La perspectiva comunicativa prioriza la importancia del
significado a la hora de leer y escribir mensajes; el sentido y la intencionalidad
ocupan un lugar privilegiado, y el intercambio de significados es guía
y fuente en los aprendizajes, progresivamente más estructurados y cercanos
a las fórmulas convencionales del mundo adulto.
Partimos, como dice Halliday (1978) de que “todo lenguaje
es lenguaje en uso” y distinguimos entre lenguaje - el lenguaje o lengua
que se usa (se habla, se lee, se escribe y se escucha) dentro de un contexto
comunicativo -, y el metalenguaje - lengua de la que se habla, lo normativo,
el conocimiento de las reglas del lenguaje-. En el marco curricular no
se debe olvidar el lenguaje, que muchas veces se aparca como ejercitación
descontextualizada, ni obsesionarse exclusivamente por la “corrección”
lingüística (con el consiguiente temor a cometer errores y el bloqueo
comunicativo que ello supone y genera). No resulta suficiente aprender
las reglas del sistema para ser un auténtico usuario de la lengua.
A la gramática se le otorga un valor restringido. Se suele
pensar que la competencia lingüística está ligada sólo a la capacidad
de generar discursos gramaticales aceptables y, sin embargo, tal como
afirma Bourdiau (1981), dicha competencia se relaciona con la posibilidad
de producir frases oportunas y con un propósito definido. La intención
expresiva, la manera de manifestarla y las condiciones en que se manifiesta
son inseparables. La enseñanza de la gramática debe ser aprendida como
parte del proceso de la escritura y no separado de él; esto no inhibe
la posibilidad de reflexionar sobre las normas y reglas del sistema (Oliva,
1998)
A modo de síntesis, los presupuestos constructivistas en
los que nos basamos conciben …
s La inteligencia, como un recipiente lleno que se
modifica y enriquece por reestructuración.
s El aprendizaje escolar, como un proceso de construcción
del conocimiento: “el niño sabe y va a la escuela para reflexionar sobre
sus conocimientos, organizarlos, profundizarlos, enriquecerlos y desarrollarlos
en grupo” (Tonucci, 1990).
s La enseñanza, como una ayuda a este proceso de
construcción, como un guía y estimulador que garantiza que cada alumno
pueda alcanzar los niveles más elevados posibles (cognitivos, sociales,
etc.), con la participación y contribución de todo el mundo. Ayuda desde
el respeto al proceso individual de cada uno, considerando la diversidad
y fomentando la autonomía.
Los aspectos fundamentales del enfoque comunicativo, siguiendo
lo expuesto por D´Angelo, E. y Medina, A. en distintas Jornadas del Lenguaje
(1998 - 2001), son:
s Se utilizan los lenguajes con los propios códigos,
mientras se descubren las reglas de sus respectivos sistemas, porque se
adhiere a la importancia de la comprensión de los lenguajes mientras se
descubren las normas convencionales. No se considera necesario ni posible
separar el aprender a escribir y leer del escribir y leer.
s Los contenidos, en tanto expresión de significados,
no se dividen en subapartados, para que no pierdan su sentido, por tanto
no se eligen por orden de dificultad, sino que se utilizan con el fin
de alcanzar determinados propósitos. No hacemos actividades de leer y
escribir, sino que trabajamos el lenguaje dentro de situaciones comunicativas,
desde una mirada global se le ofrece y permite un contacto significativo
con múltiples oportunidades de escribir y leer (leer para "algo"
determinado. Ej. leer para buscar los datos que necesitan, escribir para
registrarlos, clasificar objetos para ordenarlos, etc.).
s Se tienen en cuenta las distintas propuestas o
alternativas de trabajo que niños y adultos traen y organizan en el escenario
del aula, relacionadas con las variadas intenciones de los niños. Una
forma de trabajo muy útil para el desarrollo de competencias comunicativos
son los proyectos de trabajo, porque en ellos se escucha, se pregunta,
se argumenta, se debate... se utiliza el lenguaje y se reflexiona sobre
dicho uso con en fin de organizarnos y comunicarnos, para registrar, recordar
y disfrutar.
s Es básico crear un ambiente alfabetizador, con
la organización de un tiempo y un escenario rico en materiales escritos
(carteles, libros, revistas, murales, etc.), tanto por los propios alumnos
como de consulta para las distintas situaciones funcionales del uso del
lenguaje. Sumergir al alumno en la lengua escrita a través de la lectura
y producción de todo tipo de textos, fomentar un ambiente rico en experiencias,
en objetos y en intercambios, que facilite el pensar, reflexionar, escribir,
etc. (Teberosky, 2001; Salvador, 1997).
s La madurez neurológica es un factor importante
en la evaluación del desarrollo real (lo que el niño puede hacer solo)
y del potencial (lo que puede hacer el niño con ayuda de otra persona
más capaz). Pero es necesario tener en cuenta las herramientas culturales
que utiliza (distintos tipos de lenguajes) y las actuaciones que tiene
con ella (la experiencia), ya que es en estos contextos de mediación
cultural, donde tiene la oportunidad de desarrollar sus capacidades.
s Se adhiere a un sujeto diferenciado de los demás,
autónomo, que se comunica con otros que apelan a su responsabilidad (la
responsabilidad de escribir como sabe, de buscar soluciones, de proponer
ideas, de organizar sus juegos, de disfrutar, de volver a empezar cuando
algo no le sale bien...). Para ello es importante que los adultos que
interactúan con ellos afiancen y le ayuden a transformar sus capacidades.
Para mejorar sus producciones y discursos es importante distinguir entre
error cognitivo y error de conocimiento, corregir sólo lo que el alumno
pueda aprender (que esté incluido en su zona de desarrollo real o potencial),
hablando individualmente con cada alumno y reflexionando oralmente sobre
sus trabajos. Respetar ciertos “errores” de los alumnos no es una
cuestión de bondad, sino de comprensión y tolerancia hacia los diversos
procesos de aprendizaje.
s La diferencia, como símbolo del desarrollo personal,
es la piedra fundamental de esta mirada didáctica, que apuesta por la
interacción y colaboración desde la resolución conjunta de conflictos.
La diferencia, tanto desde el reconocimiento de la diversidad multicultural,
como respetando los distintos ritmos de aprendizaje, potenciando el encuentro,
la convivencia y la mejora. “La diversidad es característica de cualquier
grupo humano. Aun entre niños de la misma edad que hablan la misma lengua
y viven en el mismo barrio hay diferencias notables; y no sólo hay diferencias
entre los niños, sino que también están las diferencias internas en un
mismo niño” (Tolchinsky, 1999) “En un mismo aula encontramos niños que
no sólo se encuentran en distintos puntos del camino hacia la alfabetización,
sino que cada uno de ellos lo transita a su manera” (H. Witzman, en Jornadas
del Lenguaje 2000).
Los procesos cognitivos básicos, como son las competencias
comunicativas en el lenguaje escrito, son llave para la construcción de
los procesos superiores. “Las estrategias lingüísticas son herramientas
para el aprendizaje y el conocimiento: para desarrollar la comprensión
del alumno y el control de sus procesos cognitivos” (Salvador,1999). Por
tanto, un déficit en los procesos lingüísticos llevará a problemas de
comprensión y de aprendizaje en el conjunto del curriculum escolar (se
entiende el lenguaje escrito como un instrumento cultural que a través
de su utilización con significado genera conocimiento; en otras palabras,
supone una estrategia de aprendizaje esencial en los procesos cognitivos).
Por la importancia que tiene el lenguaje, que modela, atraviesa e impregna
todas las áreas del conocimiento, es fundamental que el planteamiento
didáctico que hagamos se ajuste a las necesidades educativas de nuestros
alumnos. Las estrategias de aprendizaje, en tanto estructuras cognitivas,
se internalizan y retroalimentan con su uso sistemático, siguiendo el
ritmo del desarrollo individual. (D´Angelo, E y Medina, A, 2001)
C. COMPETENCIAS COMUNICATIVAS
La expresión “Communicative competence” fue introducida
por vez primera en la literatura por Dell Hymes (1972), refiriéndose a
la habilidad de los hablantes nativos para usar los recursos de su lengua
de forma que no fueran sólo lingüísticamente correctos, sino también,
socialmente apropiados (Oliva, 1998).
La competencia comunicativa se define como “el conocimiento
que nos permite utilizar el lenguaje como instrumento de comunicación
en un contexto social determinado” (Perez, 1996). Es un concepto dinámico
basado en la negociación de significado entre los interlocutores, aplicable
tanto a la comunicación oral como a la escrita, que se actualiza en un
contexto o una situación particular. El Consejo de Europa (2001) analiza
la competencia comunicativa en 3 componentes: sociolingüístico (aspectos
socioculturales o convenciones sociales del uso del lenguaje), lingüístico
(abarca los sistemas léxicos, fonológicos, sintáctico y las destrezas
y otras dimensiones del lenguaje como sistema) y pragmático (la
interacción por medio del lenguaje, así como todos los aspectos extra
y paralingüísticos que apoyan la comunicación); cada uno de los cuales
consta de 3 elementos: unos conocimientos declarativos (“Conceptos”: un
Saber), unas habilidades y destrezas (“Procedimientos”: un Saber Hacer)
y una competencia existencial (“Actitudes”: un Saber Ser).
Las competencias comunicativas implican el despliegue de
capacidades relacionadas con el uso del lenguaje, competencias lingüísticas,
discursivas, pragmáticas, etc. que en el próximo apartado desarrollaremos.
Las
competencias en la lengua escrita o habilidades lingüísticas, desde el
enfoque funcional y comunicativo de los usos sociales de la lengua, se
concretan en cuatro: escuchar, hablar, leer y escribir; contextualizadas
en una gran variedad de géneros discursivos, orales y escritos (exposiciones
académicas, debates, presentaciones, entrevistas, reseñas, asambleas,
cartas, narraciones, autobiografías, tertulias, etc.) (Cinta, 2001).
Por su marcado carácter instrumental –simbólico y social-
en el proceso de enseñanza – aprendizaje y por su complejidad, cabe reseñar
las concepciones de leer y escribir de las que partimos. Seguimos a Roca
(1995), que parte de la revisión de autores como C. Chomsky, F. Smith
y K. Goodman entre otros para el aprendizame de la lenctura ; y de autoras
como E. Ferreiro, A. Teberosky y L. Tolchinsky , para el de la escritura.
Ø La LECTURA se define como un proceso
de coordinación de diversas informaciones encaminadas a la obtención de
la información que se buscaba o se esperaba encontrar. La lectura no es
sólo descifrar un código para pasar después a la comprensión; las informaciones
que se coordinan a fin de obtener un significado expresado lingüísticamente
son de índole diversa: visual (secuencia de letras, diferencias de los
caracteres, la organización de las palabras en el texto...), no visuales
(el conocimiento sobre el tema que se está leyendo, aquello que se espera
encontrar...).
Ø La ESCRITURA es un sistema de representación.
El proceso de apropiación, por el que los niños comprenden la naturaleza
alfabética de nuestra escritura, solo llega al final del proceso de reconstrucción;
mientrastanto, manejan distintas hipótesis sobre la naturaleza de las
relaciones que se establecen entre los distintos elementos y en cada momento
del proceso sus producciones escritas serán diferentes en función de las
hipótesis que vayan manejando. Según este planteamiento, el lenguaje escrito
no es el lenguaje oral transmitido por escrito, sino una variedad del
lenguaje que dispone de medios propios, tienen características propias
y se utiliza en situaciones distintas según diferentes funciones de la
comunicación.
Desde el punto de vista psicogenético el aprendizaje de
la lectura y la escritura pasa por un proceso cognitivo de apropiación
del sistema de representación alfabético del lenguaje escrito, que establece
relaciones entre la representación gráfica y su significado. A través
de los datos aportados por la investigación de Ferreiro, E. y Teberosky,
A. (1979 y 1996), conocemos cuales son los niveles evolutivos de la
escritura. A grandes rasgos se puede resumir en las siguientes etapas:
1. No diferenciada del
dibujo
Para el niño no existe diferencia entre lo que es escribir
y el dibujo, son una imitación de los aspectos formales y del acto de
escribir (hacen bolitas, palos o curvas abiertas en una distribución no
lineal en el espacio).
2. Diferenciada (pre-silábicas)
Las grafías se van diferenciando poco a poco por imitación
a las formas que les presenta el adulto y a los modelos del ambiente,
el niño integra la linealidad del trazo, la segmentación de las marcas
notacionales (es decir la discontinuidad al escribir), la incorporación
de pseudoletras y letras de su nombre o diferentes, símbolos, etc. Sabe
que los textos “dicen” alguna cosa y empieza a formular hipótesis sobre
qué puede decir. Para crear diferencias en la escritura los niños utilizan
modificaciones en la cantidad – selección – orden de las grafías. Es un
cambio muy importante pues supone que han descubierto que realmente existe
una relación entre la lengua oral y la lengua escrita.
AOL
AITA
3. Silábica
/ Silábica – Alfabética (transición)
En esta etapa el niño realiza un análisis de los sonidos
de cada sílaba y los reproduce en su escritura, representa una grafía
por cada golpe de voz (correspondencia silábica). Primero escribe una
letra cualquiera, sin valor sonoro convencional; luego `para cada sílaba
de la lengua oral escribe la vocal que le corresponde, con valor sonoro
convencional; posteriormente, para cada sílaba escribe la vocal y/o consonante
con valor sonoro convencional. Poco a poco va introduciendo más de una
grafía para cada sílaba hablada (correspondencia silábico – alfabética).
Ej. Para decir "mariposa":
1º A I T L 2º A I O A 3º M A I P S A
4. Alfabética
El niño ha accedido al código de escritura; descubriendo
e integrando las reglas básicas de ese código llega a la relación sistemática
de la correspondencia entre sonidos y grafías. Este paso es importante
y permite la escritura autónoma.
MARIPOSA
5. Escritura convencional
Una vez que el niño tiene construido el código escrito,
llega el momento de introducir la letra cursiva e ir ampliando reglas
gramaticales y ortográficas. Mariposa
D. CAPACIDADES A DESARROLLAR,
PROPIAS DEL COMPORTAMIENTO COMO ESCRITOR, LECTOR Y CONVERSADOR
Siguiendo los documentos elaborados D´Angelo, E. sobre elección
de criterios para evaluar las competencias comunicativas de los usuarios
del lenguaje escrito (1998 - 2001) y los protocolos de la investigación
construidos en el proceso de formación de observadores – investigadores
(2002), presentamos los aspectos más significativos del lenguaje y de
las capacidades implicadas en el desarrollo de las competencias comunicativas.
Evidentemente, esta división se asume reconociendo que cada una de estas
competencias conecta de forma interrelacionada con las demás.
Ø COMPETENCIAS TIPOGRÁFICAS
Relacionadas con las capacidades grafomotrices que hay que
desarrollar para representar distintos tipos de marcas notacionales sobre
el soporte en que se escribe:
Marcas notacionales utilizadas (tipo –si son pseudoletras,
letras, etc.-; mayúscula – minúscula/ cursiva; si avanza hacia la utilización
de grafías más convencionales...) y la percepción en referencia al adulto
(si el adulto acepta la versión de las marcas notacionales utilizadas
por el alumno, si permite su uso, que variedad tipográfica utiliza cuando
escriben delante de los niños, etc.)
Grafomotricidad (impulso e inhibición del movimiento
para realizar las marcas notacionales separadas o enlazadas, coordinación
del cuerpo en el espacio para ejecutar el acto de escribir y de leer,
rigidez en el trazo...)
Organización espacio – temporal (como organiza las
marcas notacionales dentro del espacio del papel, emplazamiento en la
hoja, orientación lineal de izquierda a derecha al escribir, orientación
de la letra, tamaño, etc.)
Ø COMPETENCIAS LINGÜÍSTICAS
Relacionadas con las capacidades que hay que desarrollar
para conocer y utilizar el código y las normas del sistema de escritura.
Etapa en la adquisición del sistema de escritura (en que
etapa está – indiferenciada / diferenciada / silábica / silábica – alfabética
/ alfabética – si avanza hacia sistemas de escritura y lectura más convencionales,
si el adulto permite y potencia las formas personales de escritura...)
Segmentación de las palabras (hiposegmentación –
hipersegmentación – segmentación convencional)
Adquisición de la lectura (decodificación que pasa
por similares etapas que el proceso de adquisición de la escritura – no
reconoce / reconoce letras por no cuales son y el sonido que producen
/ silábico / silábico – alfabético /alfabético con dificultades en las
trabadas/ convencional- la comprensión lectora, basada en una lectura
con sentido en la que extrae las ideas principales y el tema utilizando
estrategias de supresión, generalización y construcción...).
Reglas ortográficas (que nivel ha alcanzado en la
utilización de las reglas ortográficas: uso de límites ortográficos convencionales
–signos de puntuación-, descubrimiento y uso de la ortografía en las palabras,
b-v / h/ g-j...)
Gramática: Coherencia lingüística (que tenga
sentido) y pragmática (adecuación a las características del tipo
de texto). Cantidad y calidad de recursos utilizados para producir un
texto o una conversación con unidad de significado y adecuación a las
características del tipo de discurso (encuadre del contenido, claridad
de ideas, relaciones semánticas...). Cohesión (uso de recursos
propios del lenguaje escrito/oral para dar continuidad y orientación al
discurso: repeticiones de palabras, uso de pronombres, relación entre
los tiempos verbales, nexos, enlaces con preposiciones – conjunciones
y signos de puntuación, etc.)
Sintaxis (estructuración de la frase para que tenga
sentido: Sujeto – Predicado, si aumenta la complejidad sintáctica de los
textos que produce...)
Metalenguaje (como reflexiona sobre la lengua escrita
y oral, si compende y asimila lo normativo, si aprende por descubrimiento
las reglas que rige el lenguaje, etc.)
Ø COMPETENCIAS SEMÁNTICAS – EJECUTIVAS
Relacionadas con la capacidad para planificar actos de lectura,
escritura (producción de textos propios e interpretar el significado de
los otros autores) y conversaciones, para concretarlos a lo largo de un
proceso.
Comprensión – Interpretación del texto (si comprende
el significado de los textos que escribe / lee, como hace la construcción
de significados en la copia, el dictado y la elaboración personal, como
sigue una conversación entendiendo sus partes fundamentales, etc.).
Búsqueda y selección de información (estrategias
para obtener información y para expresarla, consulta de distintos recursos
como periódicos, enciclopedias, revistas, la familia...).
Proceso de composición (si se hace una propuesta
que permita ese proceso, si para escribir algo planifica –que implica
la génesis de ideas, su organización y marcar el objetivo para la escritura-,
redacta –pone en práctica las exigencias léxicas, morfosintácticas,
ortográficas, gramaticales, etc.- revisa –relectura, evaluación
y corrección-; que criterios utiliza, etc.) (Salvador, 1997)
Anticipación de significados (si puede anticipar
el significado de los textos con mas o menos facilidad, si se le permite,
etc.)
Ø COMPETENCIAS DISCURSIVAS
Relacionadas con las capacidades que hay que desarrollar
para conocer y utilizar la variedad de tipos textuales (género literario
y no literario).
Identificación de los recursos lingüísticos de los distintos
discursos (exploración, utilización y elaboración de variedad de discursos
escritos / leídos /conversados, como cartas, cuentos, listados, comics,
noticias, obras de teatro, debates..., variedad de soportes para que los
niños produzcan / lean tramas narrativas, expositivas y argumentativas,
por escrito o de forma oral).
Riqueza y ajuste de sus intenciones comunicativas a los
rasgos distintivos del discurso (adecuación de la lectura/ conversación
/ escritura al tipo de discurso –entonación, vocabulario...- según tenga
una función informativa, expresiva, apelativa, etc.)
Encaje del significado del texto en el tipo de discurso
que produce / lee o escucha (la relación entre el contenido –ideas
que quiere transmitir- y la forma –empleo de las características propias
del discurso-)
Ø COMPETENCIAS PRAGMÁTICAS
Relacionadas con las capacidades que hay que desarrollar
para construir distintos propósitos de lectura, escritura y conversación,
al tiempo que, para ajustar sus producciones a los mismos.
Variedad de propósitos – intención comunicativa (para
qué recurre a la lectura o escritura, si comunica experiencias personales,
anécdotas, historias que le interese, si investiga, etc.)
Recursos para explicitar e inferir ideas (si utiliza
diversos soportes, discursos y recursos lingüísticos, si integra el acto
de leer y escribir en el contexto comunicativo, si expresa ideas de forma
explícita e implícita...)
Ajuste del texto a la práctica (si ajusta su intención
comunicativa al estilo y estructura del discurso, a las expectativas del
destinatario y al tema o propósito tratado; si revisa y mejora sus producciones,
que tipo de mejoras realiza, si hace autogestión de errores –autoevaluación-
etc.)
Disfrute y autonomía leyendo / escribiendo / participando
oralmente (si le gusta comunicarse por escrito, leer y/o participar
en clase, si está bloqueado y le cuesta, si va desarrollando su autonomía
como usuario del lenguaje, etc.)
Ø COMPETENCIAS METACOGNITIVAS
Relacionadas con las capacidades necesarias para analizar
y desarrollar las distintas vertientes del lenguaje:
Comportamientos para escribir / comprender un texto como
escritor o lector (anticipando significados, formulando hipótesis que
mantiene de forma tentativa, confirmar o descartar dichas hipótesis, etc.).
Capacidades de síntesis, análisis, reflexión, planificación, revisión...
E. AUTONOMÍA
EMOCIONAL
Para la realización de cualquier acto comunicativo es fundamental
el proceso de individualización (la autonomía emocional), la percepción
y actitud ante la propuesta. Determinar cómo viven los niños las distintas
situaciones de escritura, lectura y conversación, influye enormemente
en el proceso y el producto final. Todo ello desde una mirada global y
relacional, es decir, entendiendo que están inmersos en un contexto social
que fomenta o dificulta dicha autonomía emocional.
En palabras de García Marcos (1993): “a la hora de enfrentarse
a fenómenos lingüísticos concretos, los hablantes pueden reaccionar con
una valoración positiva o negativa (actitudes), que estará sustentada
en uno o varios juicios de valor (creencias)” (Cit. Por Crespo y Manjón,
1996).
Como afirman D´Angelo, E (2001), Ferrer, V (2001) y otros,
es importante indagar sobre las sensaciones, comportamientos y actitudes
que el alumno experimenta cuando lee, escribe o participa oralmente (si
le produce placer o angustia, si se bloquea, si actúa con seguridad o
inseguridad, si se distrae o participa, si da continuas llamadas de atención,
si pide ayuda, etc.) para comprender la situación de partida y potenciar
la mejora y el desarrollo desde la afectividad. Nos hemos cruzado con
muchos niños, que con sólo 6 años dicen que “no saben” o “no pueden”,
de esta forma entran en un bloqueo emocional que dificulta la adquisición
de distintos aprendizajes; es necesario ofrecerles confianza y oportunidades
de demostrar que sí pueden, y vayan adquiriendo seguridad en si mismos,
sabiendo que estamos aprendiendo y que es un proceso que se va construyendo
(cada uno escribe o lee como sabe y poco a poco irá llegando al uso convencional).
La participación debe fomentarse a nivel oral y escrito,
respetando la diversidad de respuestas y ofreciendo un clima en el que
se anime a leer, escribir y conversar. Redefinir y reconducir cuando se
equivoquen, como parte del proceso que deben seguir, sin censurar o señalar
por ello, potenciando el afán de superación y la predisposición a mejorar
sus producciones y lecturas.
El maestro debe ser guía y estimulador, pero su ayuda no
debe crear dependencia, al contrario, debe desarrollar comportamientos
y actitudes autónomas emocional y cognitivamente. Desarrollar las iniciativas
y el trabajo personal o conjunto, sin que siempre el adulto dé todas las
indicaciones o su constante aprobación, supervisión o corrección. Poco
a poco deberá autogestionar su labor, tomando sus decisiones, evaluar
y resolver sus dificultades y conflictos de forma pacífica. El trabajo
en pequeños grupos es muy útil para lograr la colaboración, el respeto
y la toma de decisiones conjunta con la consiguiente negociación.
Las tonalidades afectivas de las estrategias de aprendizaje
son básicas para el desarrollo de cada una de las capacidades antes analizadas.
Por eso antes, durante y después de la intervención educativa hay que
vincularse afectivamente con cada alumno, dándole un espacio de confianza,
un clima de apoyo y autonomía, y multitud de oportunidades de utilizar
el lenguaje en contextos comunicativos.
3. INTERVENCIÓN EDUCATIVA
El proceso de intervención educativa diseñado en PROAI consiste
prioritariamente en ajustar la ayuda proporcionada a los alumnos en el
proceso de construcción del conocimiento mediante la interacción maestro-alumno.
Partimos del conocimiento y respeto por el proceso de adquisición de
la lengua escrita que siguen nuestros alumnos, pudiendo así identificar
el punto de partida real (evaluación inicial de lo que el niño puede hacer,
dificultades y/o bloqueo emocional), valorando, en términos de capacidades,
en que momento del proceso se encuentra respecto al sistema de escritura,
la tipografía, la situación comunicativa del discurso, etc.
Planteamos una secuencia didáctica con significatividad
lógica (que el contenido de conocimiento tenga una lógica interna, esté
bien estructurado y no sea arbitrario) y significatividad psicológica
(que tenga el cuenta el conocimiento previo para afrontar la adquisición
de nuevos conocimientos). Dicha secuencia se desarrolla en varios momentos
( Tomado de comunicación presentada por Sobrino, R. y Benítez, L. ).
1. Creamos un campo semántico que apoye
el desarrollo de estrategias de oralidad, es decir, se abre un espacio
para el diálogo entre el adulto y los alumnos respecto al tema o actividad.
Es un momento fundamental, por un lado, para trabajar capacidades relacionadas
con la escucha y las normas sociales de convivencia (respeto del turno
de palabra y de las opiniones de los demás, participación, expresión de
ideas, sentimientos...), y por otro, porque ayuda al proceso de planificación,
generando ideas, organizándolas, etc.
2. Se hace una propuesta de escritura y/o lectura
abierta con intención comunicativa y significativa para el alumnado, para
desarrollar las capacidades relacionadas con el uso del lenguaje (leer
y escribir “para” … elaborar un libro, buscar información, conocernos,
etc.)
3. Se acuerda con elgrupo el estilo discursivo
más adecuado para expresar las ideas generadas en los momentos anteriores,
desarrollando estrategias para organizar el aula en función de la tarea
a realizar.
4. El adulto organiza al grupo con mayor o menor
nivel de control, dependiendo de la autonomía del mismo para asumir tareas.
Se realiza y recoge la propuesta, alternando momentos de producción
escrita y de lectura, desarrollando capacidades interactivas, de razonamiento,
lingüísticas y comunicativas, pragmáticas, etc. Se puede trabajar individualmente
o en pequeños grupos para crear, investigar... y después hacer una puesta
en común, destacando y registrando las informaciones relevantes.
5. Actuamos, en términos de Vigotsky (1979), en
su zona de desarrollo próximo, atendiendo a las dificultades que se
enfrentan, estableciendo un diálogo pedagógico que ajuste la ayuda
didáctica a las necesidades de aprendizaje de cada alumno. Reflexionamos
con los niños sobre las reglas y funciones del lenguaje, respetando su
etapa de conceptualización del sistema de escritura, su forma de dar coherencia
al discurso y su estilo textual. Se abren procesos de mejora en todos
los ámbitos de la producción escrita.
Es fundamental programar de forma flexible diferentes propuestas
comunicativas, que permitan la improvisación y reelaboración en función
de las circunstancias que acontezcan (nuevas ideas de los chicos, ampliación
de una dinámica para mejorar, etc.), teniendo en cuenta la organización
del aula en función de la metodología y los materiales necesarios.
Ante una misma situación de enseñanza y aprendizaje, el
maestro debe esperar y aceptar respuestas diferentes, en función de los
diferentes niveles conceptuales y de significación. También es básico
realizar una evaluación formativa (inicial, procesual y final) con unos
criterios preestablecidos sobre los diferentes niveles de logro de las
capacidades, diferenciando entre el error cognitivo y la equivocación,
y reflexionando a cerca de nuestra intervención (cómo salen las sesiones
y por qué) para mejorar en la práctica diaria.
4. CASOS PRÁCTICOS EJEMPLIFICADORES
Vamos a presentar 2 ejemplos relacionados con el desarrollo
de capacidades propias de ámbito comunicativo. No pretendemos asegurar
que dicho progreso se deba sólo y exclusivamente a nuestra intervención,
puesto que influyen multitud de variables (el trabajo en la escuela, la
familia, etc.), sólo presentamos los logros obtenidos por el niño/a a
lo largo de nuestras sesiones de intervención.
CASO 1
Hemos elegido este caso por su representatividad a la hora
de ilustrar el proceso y evolución de los alumnos que se
inician en la adquisición del lenguaje escrito. El caso fue
estudiado y seguido por Sobrino, R. y Benítez, L.
y presentado en las Jornadas de Lenguaje desde un enfoque
comunicativo. (Linares-Andújar 2002.
Se trata de una niña búlgara que se escolarizó por primera
vez en un colegio de la Comunidad de
Madrid en Primer Curso. Cuando esto ocurrió llevaba en España
apenas un mes, con lo cual su nivel de
conocimiento del castellano era nulo.
Durante los primeros talleres realizados en el aula no llegaron
a mantener una rica interacción con ella,
puesto que, por medio del lenguaje verbal era muy complejo
comunicarse, casi imposible. Su expresión
durante dos meses fue que, ante cualquier secuencia didáctica
propuesta, ella dibujaba princesas
y escribía en una esquina del folio su nombre.
Son producciones correspondientes a las primeras intervenciones
llevadas a cabo en su aula. Fecha: 14 y 21 de noviembre de 2001).
Habitualmente, una vez elaborada la propuesta de forma oral
con todo el grupo, cada alumno se dispone a escribir sus propias ideas
de forma individual o grupal. El grupo de responsables prestan apoyo a
los niños con más dificultades, y en este caso, proporcionaban una ayuda
individualizada a esta niña para que ella también pudiera escribir, pero
todavía no se sentía capaz. Si bien es importante respetar el nivel de
cada uno de los niños y en función de él avanzar, aun es más importante,
en niños inmigrantes como este caso, respetar su etapa de silencio y ayudarles
hasta que se sientan capaces de escribir y contar sus propias ideas al
resto de sus compañeros, a su manera.
Siguió dibujando princesas... pero, esta vez, ajustadas
al contenido de las propuestas. Por esa época el nivel de comunicación
que se manteníancon la niña mejoró sensiblemente (gracias a la gran labor
de vinculación afectiva y respeto), aunque aún se sentía poco segura y
capaz de mantener una interacción rica y ágil con las educadoras. En la
sesión del 9 de enero de 2002 se proponía contar un final diferente para
el cuento El vendedor de gorras, que previamente se había leído
y comentado. Se mantuvo muy atenta a la lectura del cuento, escuchando,
a su vez, las soluciones que planteaban sus compañeros. En el momento
que le propusieron poder escribir los planteamientos elaborados y pensados
entre todos, la niña no se sentía capaz de escribirlas, pero su dibujo
sí muestra que ha comprendido y participado en la actividad, ya que aparece
un hada madrina para ayudar al protagonista de la historia.
En la tarea de seguir respetando su proceso pero dándole
siempre opción a intentar escribir, llegó el 23 de enero de 2002, el primer
día en que la niña se anima a escribir con ayuda de las responsables.
La secuencia didáctica consistió en esta ocasión en poder elaborar un
libro con los juegos preferidos que ellos mismos estuvieron pensando y
contando al resto de los compañeros. En este contexto, donde se había
creado un campo semántico determinado y la participación era fluida, ella
permanecía atenta a los comentarios de los demás. Cuando llegó el momento
de escribir, les contó emocionada cuál era el juego al que había estado
jugando en el recreo; propusieron que quizá podía escribirlo para que
se adjuntara, con los trabajos del resto de sus compañeros, al libro de
la clase. Aunque mostraba inseguridad y dependencia del adulto, contó
como jugaba con el barro, mostrando un nivel silábico de conceptualización
de la escritura (realizaba una marca notacional por cada una de las sílabas
que contiene la palabra).
Poco a poco la niña se va sintiendo más cómoda escribiendo
y descubre que puede contar cosas como sus compañeros por medio del lenguaje
escrito. La siguiente producción, del 30 de enero de 2002, surge de una
sesión en la que se introduce la posibilidad de escribir las recetas de
las comidas que más les gustan. Durante el diálogo previo entre toda la
clase, por primera vez la niña participa comentando en voz alta al resto
de sus compañeros cuáles eran las comidas que mas le gustaban. En el momento
de poner por escrito sus ideas, se mostró con mucha iniciativa y animada
por expresarse usando el lenguaje escrito. La niña sigue en una etapa
silábica, pero poco a poco va incorporando más letras, porque, evidentemente,
va incrementando su conocimiento sobre la combinatoria alfabética del
sistema de escritura castellano.
Respetando la etapa en la que está y actuando en su zona
de desarrollo próximo, poco a poco la niña fue avanzando, se puede observar
como cada vez va descubriendo más elementos del sistema de escritura.
En el momento del siguiente trabajo, el 20 de marzo de 2002, donde se
plantea poder escribir los chistes que cada uno considera mas divertidos
o se quiere inventar, la niña se encuentra en un momento de transición
a la hipótesis alfabética (va incorporando progresivamente las letras
que va reconociendo e interesándose por su sonido).
Asimismo se van trabajando aspectos de mejora con relación
a la segmentación adecuada de palabras, la coherencia y cohesión del texto,
etc. pero siempre a través del uso significativo del lenguaje y ajustándose
a la zona de desarrollo próximo de esta niña.
CASO 2
Se trata de un niño de 1º de Educación Primaria de un Centro
Educativo de la Comunidad de Madrid. Un chico tímido, que al principio
no solía participar oralmente en clase, y que mostraba una actitud de
imposibilidad ante la propuesta escrita (“no se”, “no puedo”). Al principio
tendía a dibujar, pero con ayuda si se animaba a escribir, sobre todo
alentado por los comentarios de aprobación y apoyo de los que llevábamos
la sesión, que le reafirmábamos en que es un proceso difícil, que estamos
aprendiendo y vamos poco a poco, que escribiera como sabe, “como te suene”.
En las dos primeras sesiones (14 y 21 de noviembre
de 2001) cuyas temáticas son hablar de las películas que conocían y más
le gustaban, e inventarse un cómic. Después de haber creado un campo semántico,
ante la propuesta escrita el niño a nivel pragmático muestra bastante
inseguridad, necesitando de la presencia permanente del adulto para escribir.
En el plano lingüístico está en un nivel silábico de la etapa de conceptualización
de la escritura, con hiposegmentación de las palabras y la letra mayúscula.
En cuanto a los recursos utilizados para dar cohesión y coherencia a un
texto, son aun limitados, por la dificultad de ir pensando que letra va,
como se pone, etc.. Respecto al nivel semántico y discursivo, es capaz
de seleccionar palabras que se ajustan al significado que pretende hacer
referencia, también discrimina el diálogo de la exposición y lo utiliza
adecuadamente.
Sigue más o menos en un nivel silábico hasta el 30 de enero
de 2002, cuya secuencia didáctica estaba relacionada con el día de la
paz; surgió escribir en un papel las cosas malas que no debían hacerse,
que luego las quemarían en el patio simbólicamente. Va introduciendo más
letras, se encuentra en un momento de transición entre la etapa silábica
y una etapa alfabética, donde va descubriendo e integrando las reglas
básicas del código de la escritura. En la producción del 13 de febrero
observamos que escribe con minúscula, pero le cuesta mucho, el trazo es
muy forzado y no se siente cómodo (escribió y reflexionó mucho menos debido
al esfuerzo en los aspectos grafomotrices).
Poco a poco va sintiéndose más seguro y le gusta escribir
para contar cosas, aunque sigue teniendo una dependencia cognitiva y
emocional del adulto, para que le ayude, le supervise, le afirme, etc.
También participa en la propuesta oral inicial, poniendo atención y con
algunos comentarios. Para el 3 de abril, como se puede ver en las imágenes,
sigue en una etapa silábico – alfabética, con muchas ganas de contar noticias,
inventadas por ellos en el trabajo de un periódico (él habla del “vampiro
de las 10 cabezas”). Vuelve a utilizar la letra mayúscula, con la que
se siente mas a gusto.
Paso a paso, trabajando en su zona de desarrollo próximo
(“¿como te suena?” “¿Crees que te falta alguna letra?”...), el niño avanza
notablemente y se pueden trabajar más otros aspectos a nivel gramatical
y discursivo, intentando fomentar la autonomía como usuario del lenguaje
escrito.
5. REFLEXIONES FINALES
Como se puede apreciar tras la lectura de estos dos casos,
no se trata de un proceso rápido y sencillo. La adquisición del lenguaje
escrito y el desarrollo de competencias comunicativas tienen un nivel
de complejidad que abarca prácticamente toda la vida. En estas edades
es importante trabajar sus capacidades potenciándolas al máximo, incidiendo
en la zona de desarrollo próximo de cada alumno.
Desde un enfoque funcional y comunicativo, se atiende a
la diversidad del aula y se refuerza a aquellos que muestren dificultades
o simplemente estén en etapas anteriores al resto de la clase, para que
puedan alcanzar niveles ordinarios y no deriven en fracaso escolar. Es
fundamental trabajar en un primer momento sobre el bloqueo emocional del
alumno, vincularse afectivamente respetando su etapa en el proceso y dándole
espacios comunicativos, de manera que cuando se sienta más cómodo o seguro
pueda participar de la propuesta. Esta mirada didáctica es muy útil por
el alto grado de motivación que desarrolla en los alumnos, ya que se sienten
verdaderos usuarios del lenguaje.
Lo fundamental de esta perspectiva es que el aprendizaje
del lenguaje es un medio para comunicarse (expresar y comprender sentimientos,
ideas, necesidades...), y no un fin en sí mismo, como viene siendo en
la escuela tradicional, donde se ejercita para aprender a leer y escribir
de forma descontextualizada. Se apuesta por un aprendizaje de la lengua
escrita a través del uso en diferentes situaciones comunicativas (lenguaje)
y la reflexión sobre los elementos y relaciones de la lengua (metalenguaje),
dentro de los procesos de mejora de las producciones de los niños.
La atención personalizada para desarrollar las distintas
competencias comunicativas es una tarea difícil y compleja, por un lado,
por el elevado número de alumnos y, por otro, por las limitaciones de
recursos y tiempo y el a veces escaso apoyo escolar; pero aun así, en
la medida de lo posible, hay que atender las distintas necesidades de
los niños, primero conociendo el proceso que siguen para la adquisición
del lenguaje escrito para, posteriormente, ajustar nuestra ayuda pedagógica
a cada situación personal.
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