La humanidad requiere un replanteamiento de la educación capaz de asumir al ser humano desde su infancia como un ser histórico, generador y creador. La escuela, como la institución a quien la sociedad concibe como fundamentalmente «educadora», deberá transformarse en un espacio en el cual no solo se hereda, sino se crea cultura.
La escuela debe pasar de ser un instrumentador de planes y programas, a ser un espacio co-constructor de una sociedad humanizante.
Los «ensambles» son procesos creadores que se inician en el cuestionamiento para llegar a la acción, pasando por procesos democráticos de escucha, reflexión, diálogo, argumentación y consenso para la acción. El «ensamble» es un proceso de coconstrucción de cultura que «humaniza» al mundo.
Las nuevas dimensiones en el papel de la escuela se insertan en una profunda revaloración y replanteamiento de la educación que le asigna una necesaria responsabilidad histórica.