Técnica del semáforo para que los niños afronten el día con positividad

¿Por qué debemos estar, siempre que se pueda, felices y contentos? Hay una razón que, en ocasiones, olvidamos y que explica muy bien Anna Morató, madre y autora de libros como 'De mayor quiero ser feliz' o '¡Hoy voy a tener un buen día!' cuando somos positivos y estamos alegres nos sentimos bien con nosotros mismo.

Los adultos ya hemos aprendido la lección, aunque nos cuesta ponerla en práctica. ¿Qué hacer con los niños? La escritora de cuentos tiene una herramienta muy útil: la técnica del semáforo para que los niños afronten el día con positividad.

Valores que enseñar a nuestros hijos para que sean más positivos

Está claro que los beneficios de ser positivos son muchos y que los primeros beneficiados, a parte de la gente de nuestro alrededor, somos nosotros mismos. Hay momentos o situaciones en las que a lo mejor nos cuesta un poquito más, pero realmente merece la pena hacer ese esfuerzo para intentar ir por el camino de la positividad y alejarnos, siempre que podamos, de la queja continua que solo nos conduce a la negatividad.

Anna Morató habla de seis valores que son necesarios para inculcar el ser positivos a los más pequeños de la casa:

  1. Lenguaje positivo 
  2. El quererse a uno mismo
  3. La empatía
  4. El agradecimiento
  5. Confianza en uno mismo
  6. Gestionar la frustración

En qué consiste la técnica del semáforo para niños

Los niños siempre se quejan de que ellos no pueden elegir, que no tienen poder, que los mayores siempre mandan. Pero, justamente hay cosas que ellos sí pueden elegir: las palabras que salen de su boca, el disfrutar o el estar agradecido depende de ellos mismos. El lenguaje y la actitud positiva son como un semáforo. ¿Sabes a qué nos referimos?

- Luz verde

Cuando el semáforo está verde, nosotros avanzamos. Podemos ir hacia delante. Eso no significa que no se den problemas, que no encontremos dificultades o piedras en el camino, pero con la luz verde avanzamos hacia adelante.

- Luz roja

Cuando empezamos a decir palabras negativas o nos quedamos en fase de 'es que esto es un rollo, esto es injusto, esto no vale', el semáforo se cambia de verde a rojo. Hay una parte natural, que nos sale de primeras decirlo, pero una vez que ya las hemos expresado varias veces (una, dos o incluso tres veces) debemos salir de ahí. Una vez que ya me he desahogado, hay que intentar seleccionar otras palabras: 'Voy a buscar otra solución', 'Necesito que me ayudes' o 'Por favor, vamos a intentarlo de otra forma'.

La felicidad no es la ausencia de problemas ni de cosas que no nos gustan. Es muy fácil estar contento cuando todo va bien, pero la gracia o el kit de la cuestión es decir en esos momentos que las cosas no van tan bien o no son como yo quiero, ¿cómo navego? No hace falta que sea con una sonrisa de oreja a oreja, pero sí enfocarlo de una forma positiva y, por supuesto, no caer en ese victimismo de 'es que es injusto, es que solo me pasa a mí...'.

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