Peleas entre niños ¿Cómo actuar?

Es común que entre un grupo de niños surjan diferencias. En esta etapa de la vida, los seres humanos aún no sabemos cómo manejar nuestras emociones y sentimientos, ni cómo expresarlos de forma adecuada. De allí, que es común observar conflictos entre niños.

También, hay que tomar en cuenta que el origen de una pelea y su resolución, es una de las primeras formas de interacción que toda persona necesita experimentar. Además, el que un conflicto se genera es un proceso natural entre cualquier especie, pues por instinto siempre poseemos actitudes que son egoístas.

¿Debemos intervenir?

Es parte de nuestra labor como educadores, padres o adultos responsables que debemos velar por el bienestar de los niños involucrados. Pero la intervención debe ser precisa y sólo si se observa que los involucrados no están en la capacidad de encontrar soluciones. Es decir, no debemos manipular la situación, ni hacer que nuestra intervención interrumpa el proceso de aprendizaje que se está generando.

Para intervenir dentro de una pelea, es importante darle al niño las herramientas para afrontar la situación. Algunas recomendaciones son:

  • Identificar el problema y cómo se siente al respecto. Así se podrá establecer las necesidades del niño que lo llevaron a involucrarse en tal conflicto.
  • Manejar las emociones de forma adecuada. Si son muy intensas, invitar al niño a dosificarlas y expresarlas de forma productiva.
  • Expresar de forma verbal los sentimientos y pensamientos con respecto al problema. Quizás allí se encuentre una solución escondida.
  • Promover la empatía. Animar a los niños a ponerse en los zapatos de los demás, para que entiendan diferentes formas de ver el problema.
  • Invitarlos a generar no solo una, sino diferentes soluciones.
  • Enseñarlos a negociar, a ser flexibles además de empáticos, en cuanto a su forma de pensar y de ver el mundo.

Una forma óptima de generar soluciones es potenciando la autoestima. Estimular al niño haciéndole ver lo valioso que es, lo llevará a buscar soluciones satisfactorias al conflicto, pues se creerá con la capacidad de encontrar soluciones eficaces o de pedir ayuda si la necesita. Además, lo impulsará a expresar sus emociones de forma adecuada, sin llegar a manifestaciones de agresión física.

Otro punto importante, es mostrarse coherentes con lo que se le enseña a un niño. Como padres, se deben seguir las normas que se imparten en casa, por tanto, convertirse en ejemplo para la solución de problemas. Si el niño observa que se actúa de una forma, a pesar de haber recibido otra información, su instinto lo guiará a imitar comportamientos, desatendiendo lo que se le indicó como correcto. La falta de coherencia entre las acciones y lo expresado, le creará problemas emocionales a futuro.

Niños pequeños y en edad preescolar

Para muchos niños que aún se encuentran en estas primeras etapas de crecimiento, es común reaccionar de forma agresiva ante un estímulo, o cuando interactúa con otro niño, incluso de mayor edad. Es la manera que tienen de desarrollar sus propios impulsos, y entenderlos. Debes quitarle el contexto social de la agresión y entenderlo como producto de su crecimiento natural. Aunque si la agresión física es una constante, o se convierte en una forma de comunicación, debes tomar correcciones.

No se debe fomentar la agresión con más agresión. Lo mejor es darle una estructura de comportamiento al niño, para que entienda que esa actitud no es común y no está bien aceptada. Pero primero, separarlo del lugar donde se esté produciendo el comportamiento, para que cese el estímulo que provoque tal conducta.

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