El sueño en la infancia

Todos hemos oído en alguna ocasión la expresión "sueño reparador", pues realmente es así.

El sueño es un proceso regulado biológicamente de gran importancia en la vida del ser humano. Durante el mismo se produce una reducción de la actividad física del organismo y se originan cambios en diversos procesos fisiológicos corporales.

El estado de sueño se caracteriza porque, durante el mismo, el organismo disminuye su respuesta a los estímulos externos, aunque no puede considerarse como un estado de reposo físico, sino que durante el mismo se produce una gran actividad en los centros cerebrales reguladores del sueño.

Este estado de recuperación energética es una necesidad fisiológica básica, pues todos los procesos que se realizan durante el mismo, son imprescindibles para alcanzar el equilibrio físico, mental y emocional de las personas y para el mantenimiento de la vida.

Pero además durante el sueño, el cerebro humano procesa de modo intenso la información obtenida de las experiencias que hemos vivido durante el periodo de vigilia, contribuyendo de este modo al funcionamiento de los procesos cognitivos de atención, memoria, percepción y a la asimilación afectiva y emocional de algunas situaciones en las que, de modo más o menos directo, se ha visto implicado.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que las necesidades del sueño no se mantienen estables a lo largo de la vida, sino que varían con la edad: por término medio el adulto utiliza un tercio del día en dormir, y el recién nacido emplea en ello la mayor parte del día.

El sueño se define como un estado de inconsciencia, en el que el organismo inhibe todas las funciones que lo relacionan con el mundo exterior, del que se puede sacar a la persona mediante estímulos sensoriales o de otro tipo.

La palabra siesta procede de la expresión "hora sexta" que usaban los romanos para identificar el periodo entre las 14 y las 16 horas. Tradicionalmente es en este espacio de tiempo que se echa la siesta. "La siesta es una período en el que el cerebro precisa de un breve descanso (entre las dos y las cuatro de la tarde). Por eso tenemos sueño en este periodo de tiempo. La digestión produce un pequeño estado de sueño que se une a la siesta", afirma el conocido neurofisiólogo Eduard Estivill, quien acredita que "la siesta para los niños hasta los cinco año es imprescindible".

Como educadores/as estará de nuestra mano garantizar que los periodos de descanso se cumplan, ofreciendo un sueño de calidad que les garantice un buen descanso.

La falta de sueño puede desencadenar trastornos de memoria, aprendizaje y atención en los niños y niñas.

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