El sueño de Martín

 

El verano estaba terminando. La llegada del otoño ya se notaba pues los árboles de la casa de Martín habían comenzado a perder sus hojas. El viento, suavemente las juntaba bajo la ventana de su pequeño dormitorio. Desde allí, Martín miraba todos los días, el camino que llevaba a la escuela del pueblo.

Martín vivía lejos, arriba, en los cerros, cuidando las ovejas y las cabras de su familia, él era pastor. Por las tardes, una vez que los animales estaban en sus corrales, Martín se recostaba en su árbol favorito, un hermosos ceibo, al que le contaba todos sus sueños. Ese día en especial, Martín soñaba con la escuela, pensaba en lo lindo que sería tener un caballo con el que pudiera ir todos los días a clase y así poder aprender a leer, escribir y también tener amigos con quienes jugar.

De pronto, Martín despertó y pensó que era casi imposible. Los padres de Martín sabían que era lo que su hijo quería para poder hacer realidad su sueño. Su mamá y su papá trabajaron mucho y el último día del verano, llegaron con una sorpresa para martín, el caballo más lindo que se pudo imaginar.

Tal fue la alegría de Martín que se cayó sentado junto al hermoso caballo blanco, al que le puso de nombre Sueño, ya que con él iba a poder cumplir lo que más quería: ir todos los días a la escuela.

Cynthia Duva


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