El niño y el ángel

 

En un lugar muy lejano, donde todo sueño se hace realidad, llegaron los sueños de un niño que aquí les voy a contar.

- ¡Mamá!, siéntate a mi lado. Anoche tuve un lindo sueño que no puedo dejar de contar, escucha mamá: quería descansar y descansar y de repente me sentí como si estuviera flotando. Era una sensación fascinante, pues nunca antes lo había sentido. Abrí lo ojos y comencé a ver a mi alrededor muchas nubes y varios caminos y en cada uno había una puerta con un letrero el cual no alcanzaba a leer.

Me fui acercando, mamá, sentí curiosidad, no sé que me pasaba pero algo me empujaba hacia allá. Llegué a la primera puerta y decidí tocar, me abrió una señora muy alta ¿y sábes como se llamaba mamá?, Obediencia, entré, era un salón muy grande donde había muchas reglas que tenía que cumplir, y así lo hice mamá, recordé todo lo que tú me dices, fue hermoso. Salí y me encontré con la segunda puerta, angosta pero muy segura Toqué dos veces, ¿adivina quién me abrió?. Una señora pequeñita llamada: Responsabilidad, casi no la veo mamá, me tomó de la mano y me enseñó un laberinto donde podía jugar y a la vez aprendía a ser responsable, lo pasé divertido, pero me cansé un poco. Salí. Estaba la última puerta, ésta me llamó mucho la atención por el color y por su decoración y aquí si que sentí más curiosidad, pues nadie salió a recibirme, adelanté tres pasos y en ese momento se encendieron muchas luces, era la familia Sinceridad y cada miembro de la familia me decía frases lindas y sinceras y además me entregaba cada uno un paquetico que contenía cariñitos y mucho amor, y me dieron la misión de que los repartiera por todo el mundo ya que hace falta vivir esto entre las personas, el afecto y mucho amor.

Al salir de este cuarto sentí que un ángel me cogió de la mano y me dijo: ven te mostraré quien creó todo lo que acabas de conocer. Caminé con inmensos deseos de saber de qué se trataba, tenía susto mamá, finalmente llegamos y nos detuvimos frente a una puerta gigantesca que tenía unas iniciales que casi no podía leer. El ángel tocó un timbre y la puerta poco a poco se fue abriendo, mi corazón latía y latía hasta que el ángel me dijo: niño, mira quien está al frente tuyo. Miré y grité fuertemente: "MAMÁ ERES TÚ", y tú me contestaste: -si hijo soy yo-. Y el ángel replicó: -es ella la autora de todas las puertas que tocaste.- Nos abrazamos fuertemente y en ese momento desperté y vi que mi sueño se hizo realidad. ¿Te das cuenta mamá, por qué no puedo dejar de contar este sueño?

MORALEJA: resaltar las enseñanzas de la madre y recordar las virtudes principales a educar en la primera infancia.

Ana Victoria Villa de Trujillo


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