2 MESES
Neurológicamente van madurando ambos lados del cuerpo del bebé, por eso comienza a ser bilateral, a mover las dos partes del cuerpo al mismo tiempo. Los movimientos son más estables, suaves y coordinados que en el primer mes
En este segundo mes, cuando el bebé está tumbado sobre el vientre, la posición es más estirada que durante el primer mes. Puede apoyarse sobre los antebrazos, levantar parte del tórax y mantener la cabeza erguida durante períodos de tiempo cortos. Los brazos y las piernas continúan encogidos y las manos suelen estar un poco más abiertas.
Ahora observa con mayor atención los objetos y los sigue con la mirada girando la cabeza. Le gusta mirar los contornos y, alrededor de la octava semana aparece ya un interés claro por el centro de los mismos. Las destrezas visuales aumentan rápidamente y también su campo de visión. Continúa la atracción por los rostros y los diseños con contraste de color.
Siente un entusiasmo especial por explorar sus manos. Los puños, que durante el primer mes permanecían cerrados, comienzan a relajarse, los dedos ya no están tan doblados y los abre en algunos períodos. Al mejorar su destreza visual comienza el aprendizaje de coordinar lo que ve con lo que toca. Da manotazos a los juguetes que están cerca y, al final de la sexta semana, abre la mano cuando los objetos rozan el puño cerrado como una forma de anticipación al tacto. No consigue agarrar voluntariamente los objetos hasta que exista una relajación total de los músculos de las manos, pero realiza ensayos con los objetos que se encuentran en su campo visual.
Reacciona ante los sonidos deteniendo su actividad y volviendo el rostro hacia el lugar de donde proceden.
Desde el nacimiento, el llanto ejercita su aparato fonador. En este segundo mes comienza a articular algunos sonidos vocálicos y los gritos muestran matices diferentes. Disfruta explorando sonidos e intenta imitar algunos, alrededor del mes y medio comienza a emitir balbuceos como respuesta a la presencia del padre o de la madre, o cuando estos le hablan o le cantan.
El bebé empieza a sentir la necesidad de contacto humano y suele aparecer la sonrisa social con la que consigue la atención de todos los adultos de su entorno. Le alegra ver rostros y oír voces que le son familiares, sobre todo el rostro y la voz de su madre. Es muy sensible al tono y al timbre del lenguaje verbal, muestra preferencia por los sonidos alegres y le molestan e irritan los que son chillones y en tono alto, la monotonía en el sonido le resulta aburrida.
El pequeño o pequeña responde de forma muy positiva a las caricias y los masajes cuando está molesto, inquieto o irritado. Reacciona a las miradas y las sonrisas de la madre y del padre, y aumentan los períodos de tiempo en los que mantiene estados de alerta cuando juega con ellos.