Los progresos en el control general del cuerpo del niño o la niña son enormes en este período. La maduración del sistema nervioso progresa de la cabeza hacia abajo y del centro del cuerpo hacia fuera. Pies, manos, faringe y esfínteres adquieren mayor control y la actividad constante le ayuda a conseguir una coordinación superior.
El pequeño o pequeña al caminar puede llevar objetos de diferentes tamaños, sube escaleras gateando y las baja sentado o arrastrándose sobre el abdomen, se sienta en una silla pequeña y en un triciclo aunque le cuesta utilizar los pedales. Al año y medio camina unos pasos hacia atrás y demuestra una conducta unilateral cuando se dirige a un lugar concreto para alcanzar una meta fijada con anterioridad.
Le gusta concluir cualquier acción que comienza sintiéndose orgulloso de lograrlo y evoluciona en independencia siempre que los adultos lo permitan o propicien.
Mejora su sentido de la verticalidad y utiliza con independencia las manos. El niño o niña durante este trimestre es capaz de hacer torres con 3 ó 4 cubos, encaja recipientes, abre y cierra, domina relaciones geométricas, señala dibujos de personas, animales y cosas, también desplaza coches por un circuito, le gusta almacenar juguetes y manipula con una mano mientras con la otra sujeta varios objetos pegándolos al cuerpo. No sabe contar pero se interesa por los conjuntos de cosas similares. Le gusta el mucho y el más, reunir muchas pelotas, muchos coches o muñecos y desea cogerlos todos al mismo tiempo.
Prefiere actividades novedosas y, en la imitación de las mismas, introduce variaciones. Va consolidando la permanencia del objeto y, alrededor de los 18 meses considera, pero no domina, los desplazamientos invisibles. Interioriza el lugar donde están las cosas habitualmente y no le gustan los cambios de orden.
Todavía se comunica apoyándose en el lenguaje gestual, utiliza sustantivos, empieza a comprender calificativos y nombra alguna acción. Al final del trimestre suele juntar dos palabras para formar una frase, normalmente un objeto y una acción o bien una acción y el nombre de la persona que la realiza. En algunos casos aparece el uso de adjetivos.
Coloca las palabras según su valor afectivo, él suele colocarse primero, bien por su nombre o por "nene" utilizándolo como tercera persona.
Un porcentaje elevado de niños y niñas comienzan la etapa de negación y oposición porque toma concreción su identidad personal. Se atribuye la autoría de sus acciones y distingue entre yo y tú, también entre mío y tuyo.
El niño o niña de esta edad tiene un marcado sentido de la propiedad y del orden de las cosas, identifica aquello que le pertenece y se resiste a entregarlo a personas extrañas o a compartirlo con iguales.
Incrementa considerablemente los intercambios sociales y afectivos. Cuando está con otros niños y niñas inicia relaciones de juego primario. En este período de edad aparecen las primeras rabietas como explosiones emocionales. Las conductas rebeldes y egocéntricas comienzan a ser habituales.