1.1. EL PREPARTO | |
1.2. SÍNTOMAS REVELADORES DE LA LLEGADA DEL PARTO | |
1.3. PROVOCAR EL PARTO | |
1.4. LO QUE OCURRE AL LLEGAR AL HOSPITAL | |
Cuando la fecha del parto está próxima, la madre comienza a notar cambios en su cuerpo. Asiste con más regularidad a la consulta médica y aprovecha para exponer las dudas y temores que aumentan a medida que disminuye el tiempo que dista para el feliz acontecimiento.
Es muy importante que la madre aprenda a reconocer y distinguir algunos síntomas que pueden aparecer para que valore de forma acertada cuando se trata del preparto, o bien organizar todo para acudir al hospital porque llega el momento de dar a luz.
Los cambios físicos de este período pueden aparecer desde el final del octavo mes en algunos casos, o incluso unas horas antes del parto en otros, pero siempre se caracterizan por la progresiva dilatación del cuello del útero y otros signos, entre ellos:
* Las contracciones de Braxton Hicks, los profesionales también las denominan “pródromos”. Pueden aparecer en algún momento después del quinto mes. Con estas contracciones, incómodas pero poco dolorosas, el útero al contraerse se ejercita preparándose para las verdaderas contracciones del parto. Se suceden con irregularidad y suelen durar 30 segundos aunque en algunos casos se alarguen hasta dos minutos.
La madre nota como se endurece el útero desde la parte superior y se extiende poco a poco hacia abajo sucediéndose después la relajación muscular.
Estas contracciones son más frecuentes e intensas, incluso dolorosas, a medida que se acerca el parto, por eso pueden confundirse con las verdaderas que lo desencadenan.
Las contracciones de Braxton Hicks no suponen una dilatación real y no tienen la suficiente eficacia como para expulsar al bebé pero pueden provocar el comienzo de la primera fase del parto, por eso la madre debe describir claramente las contracciones a su médico para que valore el riesgo de parto prematuro.
La aparición de estas contracciones es más temprana y frecuente entre las mujeres que han tenido hijos con anterioridad.
* El encajamiento se produce cuando el bebé baja hacia la parte inferior del abdomen para ir situando la cabeza en la pelvis de la madre.
En la mujer que espera su primer hijo suele suceder entre 15 y 30 días antes del parto y, cuando han habido partos anteriores, el encajamiento se produce con el comienzo el parto.
Cuando el bebé baja para encajarse, algunas madres notan alivio porque deja de haber presión sobre el diafragma y respiran mejor. Sin embargo, el bebé en esta posición presiona la vejiga y es muy probable que aumenten las ganas de orinar.
* Aumento de la presión en la pelvis y en el recto, acompañado en algunos casos de dolor en la parte baja de la espalda. Las mujeres que han dado a luz con anterioridad también suelen sentir calambres y molestias en las ingles.
* Aumento de peso menor en el último mes, incluso algunas mujeres pierden uno o dos kilos.
* Durante el preparto unas madres se sienten fatigadas, como si la energía se estuviese agotando. Sin embargo, otras experimentan un aumento de la vitalidad con deseos de limpiar la casa y preparar las cosas del bebé constantemente.* Es posible que haya pérdidas vaginales más espesas que con anterioridad, incluso pudiera aparecer una mucosidad rosada porque al dilatarse el cuello del útero pueden romperse algunos capilares pequeños. Esto puede suceder 24 horas antes del parto o bien algunos días antes, según los casos.
* Cuando el cuello del útero comienza a dilatar, el tapón de masa gelatinosa de mucus que lo cierra puede desprenderse y bajar por la vagina para ser expulsado. Este tapón mucoso ha cumplido la misión de aislar el útero del exterior durante el embarazo protegiendo al bebé de posibles infecciones.
Este desprendimiento puede ocurrir cuando se inicia la dilatación o bien entre 10 y 15 días antes de comenzar las contracciones reales del parto. En muchos casos, la madre no es consciente de expulsar el tapón porque puede confundirse con el flujo más espeso de este período, pero si notara la pérdida es recomendable consultar con el médico para que realice una valoración del estado del cuello del útero.
NO HA LLEGADO EL MOMENTO DEL PARTO SI: ·
Las contracciones desaparecen cuando la madre cambia de posición
o camina. |
CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN |
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SECCIÓN 2 - BLOQUE 1 | CAPÍTULO 1 | FECHA: |
1. Las contracciones de Braxton Hicks no provocan una dilatación
real ni producen la expulsión del bebé. |
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2.
Normalmente el encajamiento tiene lugar en el sexto mes de embarazo porque
el tamaño del bebé no le permite moverse. |
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3.
Durante el noveno mes, la mujer embarazada aumenta poco su peso. |
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4.
En el período de preparto, la madre puede tener pérdidas
vaginales con mucosidad rosada. |
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5.
El tapón mucoso puede desprenderse de 10 a 15 días antes
del comienzo de las contracciones de parto |
1.2. SÍNTOMAS REVELADORES DE LA LLEGADA DEL PARTO
Los signos más evidentes son las contracciones intensas y regulares y la rotura de la bolsa de las aguas, o bien los dos síntomas al mismo tiempo.
La rotura de las membranas o “bolsa de las aguas”.
Como vimos en apartados anteriores, durante el embarazo el bebé flota en el líquido amniótico que está limitado por unas membranas finas, como si fuese una bolsa, que se denomina “bolsa de las aguas”. Cuando llega el momento del parto, de forma indolora, las membranas se rompen para que salga el líquido y el bebé pueda nacer.
En ocasiones la madre puede confundir este hecho con una incontinencia de orina o con pérdidas vaginales porque las membranas presenten fisuras en vez de romperse totalmente.
Cuando hay una rotura clara, la madre expulsa un flujo abundante, tibio y bastante transparente, con olor dulzón. Seguramente seguirá perdiendo líquido poco a poco hasta el momento del parto en el que la mayor parte del líquido saldrá con el bebé.
En el caso de que las membranas sólo tengan fisuras, la madre expulsa el líquido amniótico muy poco a poco hasta el comienzo del trabajo del parto.
La rotura de las membranas puede ocurrir en cualquier momento, en ocasiones se rompe antes de una contracción dolorosa o después de una contracción larga, o puede permanecer intacta hasta el parto. En este último supuesto, el médico rompe la bolsa con una aguja especial.
Si la madre rompe la bolsa de las aguas debe acudir al hospital porque las membranas ya no protegen al bebé del riesgo de infecciones por gérmenes que proceden de la vagina. Además, existe la posibilidad de que el líquido arrastre el cordón umbilical situándolo bajo la cabeza del bebé que lo puede comprimir. Estos riesgos son menores si la madre permanece tumbada en el trayecto al hospital.
Hay algunos casos, muy pocos (partos prematuros o presentaciones sin encajar en la pelvis), en los que el cordón umbilical es arrastrado por el líquido y puede llegar al cuello del útero e incluso a la vagina, por eso la madre debe acudir de inmediato al hospital cuando note algún síntoma anómalo.
Lo normal es que el parto llegue en las 12 horas siguientes a la ruptura de las membranas, sin embargo, hay muchos casos en los que se alarga 24 horas e incluso más. Cuando esto último sucede, los médicos optan por inducir el parto con oxitocina para evitar cualquier peligro de infección.
La coloración del líquido amniótico por meconio.
El meconio es una sustancia que procede del sistema digestivo del bebé, son sus deposiciones. Es de color pardo y tiene mal olor y el bebé suele expulsarlo en las primeras heces después de nacer. Cuando al romper la bolsa de las aguas, el líquido amniótico contiene esta sustancia, puede indicar que el bebé es posmaduro o que existe algún tipo de sufrimiento fetal.
El hecho de que haya coloración por meconio no significa que tenga que haber complicaciones, pero conviene que el médico descarte de inmediato esta posibilidad.
Las contracciones
Es normal que la madre haya notado contracciones suaves a lo largo del embarazo, sobre todo durante el 8º y el 9º mes (contracciones de Braxton Hicks). Sin embargo, las que provocan la dilatación del cuello del útero tienen unas características determinadas.
Las contracciones de preparación del parto al principio se producen cada 15 ó 30 minutos, no duran más de 20 segundos y la madre siente algo parecido a los “tirones” y dolores de la regla.
La intensidad va en aumento y disminuye el intervalo de tiempo entre una y otra. Nota como se endurece el útero durante la contracción si coloca la mano sobre el vientre y como después se ablanda. Estas contracciones no desaparecen cambiando de postura o reposando, son espontáneas y automáticas. La duración se contabiliza comprobando el tiempo que permanece duro el útero, siendo un error contar el tiempo que dura el dolor porque cada mujer lo percibe de forma diferente.
Cuando las contracciones entran en una fase de regularidad, indicando que el parto se acerca, conviene que la madre no tome alimentos o líquidos para evitar que los esfuerzos del parto le provoquen ganas de vomitar, y encontrarse en condiciones óptimas si fuese necesario administrar anestesia general.
¿QUÉ LLEVAR AL HOSPITAL? La fecha del parto puede ser diferente a la prevista, por eso es conviene tener todo preparado al comenzar el 9º mes de embarazo. Como el tiempo de ingreso normal es de sólo tres días, es suficiente incluir lo indispensable para la madre, el padre y el bebé, colocándolo en maletas o bolsas diferentes. Lo indispensable para el bebé
Lo indispensable para la madre
Lo indispensable para el padre Si el padre va a quedarse en el hospital, además de su equipaje, puede encargarse de la documentación necesaria:
Además:
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CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN |
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SECCIÓN 2 - BLOQUE 1 | CAPÍTULO 2 | FECHA: |
1. Los síntomas
más evidentes de la llegada del parto son las contracciones regulares
y la rotura de la bolsa de las aguas |
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2.
Cuando las membranas tienen fisuras sale gran cantidad de líquido
amniótico. |
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3.
Si el líquido amniótico contiene meconio hay que avisar
al médico porque podría haber sufrimiento fetal. |
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4.
Cuando las contracciones de parto son regulares, la madre debe tomar alimentos
para disponer de energía suficiente para afrontar el parto. |
Cuando se sale de cuentas y no hay signos de parto.
Al llegar a las 42 semanas desde la última regla, la mujer embarazada sale de cuentas. Si llegado ese momento no ha dado a luz, el médico hace una serie de controles para comprobar que la evolución es correcta.
Si el médico sospecha que la placenta ha envejecido, realiza una amnioscopia, introduciendo por el cuello del útero un tubo fino para observar el color del líquido amniótico que pierde la claridad cuando la placenta degenera, además examina el ritmo cardiaco del bebé y, si detectara alguna anomalía, optaría por provocar el parto.
Inducir el parto.
Cuando el médico encuentra motivos para suponer que existen riesgos para la salud de la madre o del bebé decide provocar el parto, es decir, inducirle de forma artificial para que comience. Los casos habituales en los que suele aplicarse la inducción son los siguientes:
CASOS QUE PRECISAN EL PARTO INDUCIDO
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En algunos casos, para provocar la dilatación, es suficiente que el médico rompa las membranas prematuramente, pero en la mayoría se recurre a la administración de oxitócicos para activar de forma consistente el útero.
Estas sustancias se suministran por vía intravenosa (gotero) en dosis que van aumentando para obtener contracciones, reproduciendo el efecto de la oxitocina, que es la hormona que desencadena el parto de forma natural.
También suelen usarse otras sustancias, las prostaglandinas, en óvulos vaginales para dilatar el cuello del útero y provocar las contracciones.
Si en algún caso estos fármacos hiperestimulan el útero provocando contracciones excesivamente largas e intensas, el goteo intravenoso se reduce de inmediato, e incluso el médico puede optar por detenerlo y practicar una cesárea urgente.
CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN |
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SECCIÓN 2- BLOQUE 1 | CAPÍTULO 3 | FECHA: |
1. Llegada la 32ª
semana después de la última regla, la mujer embarazada
sale de cuentas. |
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2.
La amnioscopia se realiza colocando un ecógrafo en la zona del
abdomen. |
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3.
Una o dos semanas después de salir de cuentas, el médico
opta por provocar el parto si no hay signos de que vaya a producirse. |
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4.
La oxitocina es la hormona que desencadena el parto por vía natural. |
1.4. LO QUE OCURRE AL LLEGAR AL HOSPITAL
Cuando la mujer embarazada presenta uno o varios de los signos evidentes de que el parto comienza a desencadenarse, debe acudir al hospital o clínica elegidos para dar a luz.
Al llegar al hospital, la comadrona o el médico le preguntan por la fecha de salida de cuentas, la frecuencia de las contracciones y si se trata del primer parto.
Le realizan una exploración vaginal para confirmar la presentación del bebé y comprobar si el parto ha comenzado.
RECONOCIMIENTO MÉDICO
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Una vez realizado el reconocimiento médico se rellenan los trámites administrativos y la historia clínica de la madre.
Si el trabajo de parto ha comenzado, la madre pasa a una sala de dilatación individual o compartida según el centro hospitalario. En la mayoría de los casos, le aplican un enema y también es habitual que la monitoricen.
La monitorización
Gracias a la moderna tecnología, el médico puede vigilar el estado del bebé y de la madre durante el parto.
La monitorización se realiza con un cardiotocógrafo que registra los valores en una pantalla y los imprime sobre papel continuo, saltando una alarma cuando aparecen anomalías.
La monitorización puede ser interna o externa pero en ambas realizan la misma medición y el mismo registro.
El bebé suele tener un ritmo cardiaco de 120 a 160 latidos por minuto que varía frenándose durante las contracciones y volviendo al ritmo habitual después. Si esto no ocurre podría indicar que existe sufrimiento fetal siendo necesario entonces utilizar fórceps o practicar una cesárea. Actualmente se monitorizan la mayoría de partos porque esta técnica permite actuar con rapidez al médico y la comadrona si se presentan imprevistos.
En los embarazos de riesgo es imprescindible la monitorización, así como en los partos de bebés con peso bajo y en los inducidos.
El sufrimiento fetal
Sucede cuando se presenta una hipoxia, es decir, cuando el aporte de oxígeno en la sangre del bebé es bajo. Si la hipoxia se prolonga, puede ocasionar daños en el cerebro del bebé y, en casos extremos, la muerte.
Las causas que lo provocan pueden ser debidas a enfermedades o hipertensión de la madre, a malformaciones del bebé o problemas con la placenta. Cuando el parto ha comenzado, el sufrimiento fetal puede deberse a problemas del cordón umbilical o de las contracciones, o a la disminución de aporte sanguíneo al útero.
Para prevenir complicaciones, el médico realiza las revisiones necesarias durante el embarazo y, sirviéndose de las ecografías, puede comprobar la situación y el crecimiento del bebé. Al final del embarazo y desde el comienzo del parto, la monitorización de la madre permite medir las contracciones del útero y el ritmo cardiaco del bebé, pudiendo constatar que no existe sufrimiento fetal. Otra forma de descartar esta posibilidad es comprobar que no hay presencia de meconio en el líquido amniótico.
En los casos en los que el médico detecta alguna alteración, extrae una muestra de sangre del bebé para ver la oxigenación de la misma y, si fuera necesario, utilizar fórceps o practicar una cesárea. En este último caso, puede utilizarse anestesia epidural para que la madre permanezca consciente, colabore y vea el nacimiento del bebé.
CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN |
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SECCIÓN 2 - BLOQUE 1 | CAPÍTULO 4 | FECHA: |
1. Cuando la mujer
embarazada llega al hospital, la instalan en la sala de dilatación
y, pasadas unas horas, el médico le realiza una exploración. |
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2.
La monitorización permite que el médico sepa en todo momento
como se encuentra el bebé. |
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3.
El ritmo cardiaco del bebé suele ser de 70 latidos por minuto
y durante las contracciones aumenta a 160 latidos por minuto. |
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4.
En los embarazos de riesgo es muy aconsejable la monitorización. |
1.5. LA COLOCACIÓN DEL BEBÉ PARA AFRONTAR EL PARTO
El bebé se mueve libremente dentro del útero durante los seis primeros meses, pero a medida que aumenta su tamaño, la movilidad va disminuyendo considerablemente.
Durante el 7º mes de embarazo, el 96% de los bebés suelen tener la cabeza situada en el fondo del útero y, entre la semana 32 y 36, giran hasta quedar con la cabeza hacia abajo y mantienen esta posición hasta el momento del parto.
No obstante, hay bebés que no realizan este giro hasta pocos días antes del parto y otros no llegan a dar la vuelta presentando diferentes posiciones que pueden influir en como transcurra el parto.
Los médicos tienen en cuenta tres aspectos para definir la situación del bebé en el momento de nacer:
* La situación, relacionando los ejes de la columna vertebral de la madre y del bebé. La situación puede ser:
- Longitudinal, cuando los ejes se sitúan de forma paralela, tanto si la cabeza del bebé está hacia arriba como hacia abajo. Esta situación es la más habitual.- Transversa, cuando el bebé se encuentra en horizontal a través del útero. La cabeza puede estar a la derecha o a la izquierda. Esta situación es poco habitual y suele precisar cesárea.- Oblicua, cuando el bebé se coloca de forma diagonal. Esta situación es menos común aún que la transversa.
* La presentación se evalúa en función
de la parte del cuerpo del bebé que se coloca en la pelvis materna.
*La posición viene definida por la orientación de la espalda del bebé en relación al cuerpo de la madre.
En cualquier presentación la cara del bebé puede estar mirando hacia delante, hacia atrás u orientada hacia ambos lados.
Dar la vuelta al bebé.
Algunos médicos optan por girar al bebé cuando, al final del 8º mes, se presenta de nalgas. Después de administrar un relajante a la madre para que el útero se distienda, el médico presiona el vientre con las manos intentando mover al bebé a través de la pared del abdomen mientras controla la operación con el ecógrafo.
Esta maniobra no suele practicarse a menudo porque en muchos casos el bebé vuelve a girarse y en otros está totalmente contraindicada (bebés grandes o situados en una zona baja, si existen malformaciones del útero o la cantidad de líquido amniótico es escasa), también existe el riesgo de lesionar la placenta.
CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN |
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SECCIÓN 2 - BLOQUE 1 | CAPÍTULO 5 | FECHA: |
1. En el 7º
mes de embarazo todos los bebés sitúan la cabeza hacia
abajo manteniéndola así hasta el momento del parto |
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2.
La situación más habitual de los bebés en el
momento del parto es la longitudinal. |
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3.
La presentación cefálica de vértice es la más
idónea para el parto por vía natural. |
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4.
La posición más frecuente es cuando la columna del bebé
se apoya en el abdomen de la madre. |
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Para cada mujer la experiencia del parto es diferente, como también vive de forma distinta cada parto por el que pasa una misma mujer. Pero la mayoría de madres tienen en común el sentimiento de tristeza que les invade cuando llega el momento de la separación física del bebé. Este sentimiento, que es muy normal, desaparece en el instante único e inolvidable de ver y cobijar en los brazos al bebé por primera vez.
La experiencia del nacimiento
En contra de lo que siempre se ha pensado, el niño o niña dista de ser un participante pasivo en el proceso del nacimiento, él es quien determina muchos de los factores que desembocarán en el parto. De hecho, las últimas semanas en el útero las pasa elaborando respuestas a los desafíos y los peligros que pueden afectar al desarrollo y crecimiento de su cuerpo y su cerebro.
En fechas cercanas al parto, el útero va creciendo para acoger al niño o niña hasta su punto máximo. Al dejar de crecer, los músculos de las paredes del útero se distienden aumentando la irritabilidad y la capacidad de contracción.
Por una parte, el tamaño del niño o niña estimula al útero para que se contraiga y por otra, el pequeño o pequeña desciende a la pelvis y su cabeza presiona el cuello del útero activando terminaciones nerviosas que mandan al cerebro de la madre la señal para que su organismo produzca OXITOCINA, hormona que estimula las contracciones del útero.
El niño o niña indica cuando debe empezarse el parto mediante unas complejas actividades bioquímicas. Al madurar, las glándulas endocrinas del niño o niña empiezan a producir hormonas que ponen en marcha una cadena de reacciones químicas que dan lugar a la aparición en el útero de unas sustancias llamadas protaglandinas que, junto a la oxitocina, garantizan la coordinación de las contracciones que dilatan el cuello del útero para facilitar la salida del bebé.
Para el niño o niña, el nacimiento es el primer impacto físico y emocional que experimenta y, según algunas investigaciones, nunca olvida.
Muchos autores, como el doctor Thomas Verny, consideran que el nacimiento es un hecho trascendental que se estampa en la personalidad. Argumenta que el modo de nacer, doloroso o fácil, tranquilo o violento, va a determinar en gran medida su futura personalidad y cómo verá al mundo que le rodea.
LAS FASES DEL PARTO
Como ya se ha explicado, para que el bebé nazca de forma natural es necesario que se produzcan contracciones eficaces, que el cuello del útero se dilate suficientemente y que la cabeza del bebé progrese a través de la pelvis de la madre.
Todos los partos naturales se desarrollan en tres etapas: la primera de dilatación, la segunda de expulsión y la tercera de alumbramiento.
Durante los meses anteriores al parto, el cuello del útero tiene una abertura de 3 centímetros aproximadamente. Las contracciones provocan que el cuello se acorte y comience su dilatación. En el primer parto suele dilatar 1 centímetro por cada hora y en los siguientes 2 centímetros por hora. Se considera la dilatación completa cuando el cuello alcanza 10 centímetros de abertura.
En esta fase las contracciones suelen romper la bolsa de las aguas para que la cabeza del bebé pueda ejercer una presión directa sobre el cuello del útero. La duración del período de dilatación depende de que las contracciones sean eficaces, de la situación de la cabeza del bebé y del número de partos que la madre haya tenido con anterioridad.
Los médicos suelen recomendar que la madre vaya al hospital cuando las contracciones se producen cada 5 minutos durante una hora, o bien cuando se rompe la bolsa de las aguas o se expulsa el tapón mucoso.
Cuando el cuello del útero ha alcanzado el máximo de dilatación, bajo los efectos de unas contracciones más largas y frecuentes, comienza la fase de expulsión.
La madre se traslada al paritorio o sala de partos, se instala tumbada en la mesa con las piernas separadas y los pies sobre unos estribos colocados en el extremo de la mesa de partos. Le afeitan la parte de alrededor de la vulva y, si tiene dificultades para evacuar la orina, le colocan una sonda. Si no ha sido monitorizada, le colocan los sensores y permanece conectada al monitor fetal hasta el final del parto.
La comadrona o el obstetra dan a la madre una serie de instrucciones para conseguir que los esfuerzos sean eficaces. En cada contracción la madre debe inspirar profundamente, retener la respiración y empujar dos o tres veces, descansando hasta la siguiente contracción.
La fase de expulsión puede durar entre 40 y 60 minutos aproximadamente cuando se trata del primer parto y entre 15 y 30 minutos cuando se han tenido otros partos.
A lo largo de esta fase el bebé progresa por etapas. Con el cuello del útero totalmente dilatado, la cabeza comienza a salir del útero, atraviesa la pelvis y, una vez que los músculos que separan la vagina del recto (perineo) se distienden, la vagina se dilata y la cabeza aparece por la vulva. Cuando la cabeza está liberada, salen los hombros y finalmente el resto del cuerpo.
Después del nacimiento, normalmente la comadrona coloca al bebé sobre el vientre de la madre para que se sienta más seguro. El bebé casi siempre está recubierto de una película blanquecina que se denomina vérnix caseosa, o de restos de sangre, y su color es violáceo.
Inmediatamente después se corta el cordón umbilical y se colocan dos pinzas. En ese momento el neonatólogo procede a reanimar y realizar los controles al recién nacido. Cuando sea necesario instalarán al bebé en una cuna térmica que le aportará el calor necesario.
ELEMENTOS DE LA SALA DE PARTOS O PARITORIO
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La episiotomía
En ocasiones el médico considera oportuno realizar una pequeña incisión en el perineo para evitar el desgarro de los músculos cuando la cabeza del bebé sale por la vulva. Esta incisión puede ser vertical u oblicua.
* Vertical cuando se realiza de debajo de la vulva hacia el ano. Puede hacerse cuando la distancia es suficiente. Esta incisión es más fácil de suturar y produce menos molestias durante la cicatrización, pero debe hacerse con mucho cuidado de no dañar el esfínter anal.*Oblicua cuando la incisión va desde debajo de la vulva hacia una de las nalgas. Se practica cuando la distancia que separa la vulva del ano es insuficiente.
La episiotomía no provoca dolor en la mayoría de casos y se realiza cuando la cabeza del bebé es grande con respecto a la abertura de la vulva, cuando el perineo está muy tenso o demasiado débil, si es necesario acelerar el parto, facilitarlo, o cuando se precisa utilizar forceps.
Después de la expulsión de la placenta, los tejidos de la vagina y del perineo que se han cortado se saturan utilizando anestesia local, exceptuando los casos en los que se ha utilizado anestesia epidural.
INSTRUMENTOS QUE FACILITAN EL EXPULSIVO · Las espátulas son dos brazos en forma de cucharas independientes que se apoyan en la pelvis de la madre y el médico las manipula para dirigir la cabeza del bebé, sin atenazarla, a medida que avanza. · La ventosa es una especie de copa de material flexible que se conecta por un tubo a un aspirador automático. La ventosa se adhiere a la parte alta del cráneo, el aspirador ejerce una succión y el médico tira con suavidad durante la contracción guiando la cabeza del bebé mientras pasa por la pelvis. ·
Los forceps. Este instrumento es una pinza obstétrica
formada por dos brazos articulados que el médico introduce
por separado en la vagina acoplándolas después. Los
dos brazos sujetan la cabeza del bebé mientras el médico
gira los forceps siguiendo la rotación natural a su paso
por la pelvis. Cuando se utilizan forceps la episiotomía
es imprescindible para evitar desgarros del perineo. |
Fase de alumbramiento
Después del nacimiento del bebé, llega la fase del alumbramiento que consiste en la expulsión de la placenta.
Minutos más tarde de dar a luz las contracciones se reanudan aunque son menos intensas y dolorosas. Estas contracciones logran que la placenta se desprenda de la pared del útero y se expulse al exterior.
En los alumbramientos no espontáneos, el médico retira la placenta introduciendo la mano dentro del útero después de administrar anestesia, menos en los casos en los que previamente se ha aplicado la epidural.
Después de la expulsión del bebé es habitual que la madre tenga pequeñas pérdidas de sangre, pero si las pérdidas son grandes se considera hemorragia de alumbramiento. En estos casos, los médicos administran anestesia y proceden a la extracción artificial de la placenta.
Una vez que ha salido la placenta, es examinada por el médico para comprobar que ha sido expulsada por completo y no han quedado restos en el útero.
Acabado el proceso de alumbramiento, se sutura la herida producida por la episiotomía y, durante un período aproximado de una o dos horas, se controla la temperatura, la presión arterial y las pérdidas de sangre de la madre. Si la evolución es correcta, la madre es trasladada a la habitación después de este tiempo.
EL EQUIPO QUE ATIENDE A LA MADRE DURANTE EL PARTO -
LA COMADRONA es la persona que atiende a la madre y al bebé
a lo largo del parto y las horas siguientes. Se encarga de los partos
normales bajo la supervisión del médico. |
CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN |
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SECCIÓN 2 - BLOQUE 1 | CAPÍTULO 6 | FECHA: |
1. El parto
natural se desarrolla en tres fases: dilatación, expulsión
y alumbramiento. |
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2.
Se considera dilatación completa cuando el cuello del útero
alcanza 20 centímetros de abertura. |
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3.
La fase de expulsión dura entre 15 y 30 minutos cuando es
el primer parto. |
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4.
El médico puede realizar una episiotomía vertical
u oblicua según los casos. |
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5.
Después de dar a luz las contracciones se reanudan para desprender
la placenta de la pared del útero y expulsarla al exterior. |
1.7. DIFICULTADES EN EL MOMENTO DEL PARTO
Lo normal es que el embarazo y el parto transcurran sin dificultades y de hecho ocurre así en la mayoría de los casos.
El control médico durante el embarazo permite prever las dificultades que pueden presentarse llegado el día de dar a luz y establecer un plan de actuación y, si es necesario, programar una cesárea.
No obstante, pueden surgir complicaciones imprevistas que el equipo médico debe valorar y solucionar de inmediato.
LA CESÁREA
En algunos embarazos, el ginecólogo considera necesario plantear una cesárea programada, pero en otros muchos casos urge optar por practicar una cesárea urgente durante el parto. Por supuesto no es la forma ideal de nacer un bebé, pero esta intervención ha salvado millones de vidas, tanto de las gestantes como de los bebés.
Casos en los que se programa una cesárea.
Como vimos en el capítulo anterior, se pueden presentar dificultades inesperadas en el momento del parto, que no se han detectado a pesar de las ecografías, y que requieren una cesárea urgente.
En algunos hospitales se traslada a la madre de la sala de partos al quirófano y en otros se realiza la intervención en la misma sala porque dispone de equipamiento de quirófano.
CASOS EN LOS QUE SE REALIZA UNA CESÁREA URGENTE v
Falta de progresión del parto. |
Anestesia
Para realizar una cesárea habitualmente se usan tres tipos de anestesia: la general, la epidural o la raquídea. Si la intervención se programa, además de la preferencia de la madre, hay que tener en cuenta la opinión del anestesista. Cuando el médico decide practicar una cesárea porque se presentan complicaciones durante el parto, la elección del tipo de anestesia se realiza en función de la urgencia que se tenga para que nazca el bebé.
Desarrollo
La intervención tiene una duración aproximada de 45 a 60 minutos. Antes de comenzar se afeita el pubis de la madre y la sondan para vaciar la vejiga. Casi siempre se realiza una incisión horizontal sobre el pubis (más estética que la vertical), sólo se utiliza la incisión vertical en casos de extremada urgencia y, si hay una cicatriz anterior, se realiza en el mismo lugar.
Sacar al bebé del útero tiene una duración relativamente corta y después proceden a retirar la placenta, cerrar los tejidos abiertos y suturar la piel. El cirujano deja colocado un drenaje en los músculos abdominales para evitar que se formen hematomas y lo retira unos días después. Los puntos (hilos o grapas) suelen retirarlos 8 ó 10 días después de la intervención.
Unas horas después de la intervención, o al día siguiente como muy tarde, la madre debe incorporarse y caminar para favorecer la circulación sanguínea y dos o tres días más tarde puede moverse casi con normalidad.
Las mujeres que han dado a luz mediante cesárea debido a estrechez pélvica es muy posible que precisen cesárea en partos posteriores, pero en otros muchos casos (cerca del 50% de las mujeres que han dado a luz con cesárea) pueden tener los partos siguientes por vía natural. La cesárea no impide la lactancia materna, sólo puede retrasarla unas horas en caso de haber utilizado anestesia general.
Una mujer puede tener cinco o seis partos mediante cesárea, pero conviene dejar un período de tiempo superior a un año entre partos si hay posibilidad de que el siguiente sea por vía natural.
ANESTESIAS POSIBLES PARA EL PARTO
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CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN |
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SECCIÓN 2 - BLOQUE 1 | CAPÍTULO 7 | FECHA: |
1. La placenta
previa y el desprendimiento de placenta son el mismo problema. |
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2.
Se programa una cesárea cuando el bebé está situado
de forma transversal y en algunas presentaciones de nalgas. |
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3.
Si el médico comprueba que la cabeza del bebé es mayor
que la pelvis materna, decide realizar una cesárea. |
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4.
La cesárea tiene una duración aproximada de tres horas. |
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5.
Para practicar una cesárea se puede utilizar anestesia general
o epidural. |