Vamos a escenificar una acción
tan cotidiana como es la llegada al cole por la mañana en
una gran ciudad.
Les preguntamos a los niños/as cómo
vienen ellos al cole. Algunos andando, otros en el coche con su
padre, madre, etc.
Cada uno va a representar cómo viene al
cole. Para ellos creamos un circuito que serán las carreteras,
las aceras, todo ello con periódico (hojas arrugadas y alargadas,
en forma de cuerda) para delimitar los espacios y vamos a colocar
semáforos, señales de tráfico y por último
uno/a será el o la policía y se colocará en
medio de las calles. (Los niños/as cogen los coches ya
construidos y se meten dentro y hacen que están conduciendo,
con sonidos de claxon: pi-pi y tienen que respetar las normas del
policía, de las señales y de los semáforos).
Son las 9:00, la hora de llegar al cole y todos
los coches están en la carretera y hay un gran atasco. Todos
quieren pasar por el mismo sitio, hay peatones cruzando las carreteras,
todos los coches pitan (todos hacen pi-pi) y hay mucho humo
de los coches (los peatones hacen que no pueden respirar).
Como ya es tarde, los conductores se ponen nerviosos
y chillan (ˇdéjame pasar!, ˇvamos arranca!). El policía
pita con el silbido (pi, pi). Si pita una vez, los coches
se detienen, si pita varias veces, los coches pueden correr. También
hace gestos con las manos, de parada o dejándoles pasar.
Pero de repente, por otra carretera llega un autobús
vacío (uno/a lleva el autobús) y les dice a
todos los conductores que si aparcan sus coches y se montan en el
autobús, no habrá atascos, todos llegarán a
su hora al cole y así no contaminaremos la ciudad con tanto
humo y tanto ruido del silbato, de los pitos y de los chillidos.
Los niños/as se lo piensan y llegan a la
conclusión de que tenía razón el señor
del autobús. Y a partir de ese día todos los niños/as
cogían el transporte escolar para llegar al cole y así
se podrá vivir mejor en la ciudad. |