Se hará la dramatización partiendo de la observación de un objeto concreto. Tomemos como ejemplo un disco de cartón.

Para facilitar la primera sugerencia, el profesor hablará con los niños:

Resp.: Desayuna.

Preg.: ¿Por qué se ha despertado?

Resp.: Alguien le ha llamado.

Entonces el profesor ofrece dos opciones a los niños para que ellos elijan cuál será el empleo del disco:

Preg.: ¿Qué os parece mejor que sea esto? ¿El sol que asoma a la ventana para despertar con su luz a don José, o el despertador que suena?

Unos niños preferirán que sea el sol; otros, el despertador. Se elegirá lo que diga la mayoría, o bien se dramatizarán ambas opciones, para decidir después de una prueba práctica.

Pero puede ocurrir que alguien diga:

El sol puede avisar al despertador y el despertador suena para llamar a don José.

En tal caso, ésta será la opción elegida, pues ofrece dos posibilidades en lugar de una para la utilización del disco.

Se pasa inmediatamente a otra forma lógicamente sucesiva de usar el disco. El profesor pregunta:

Preg.: ¿Qué hace don José cuando ya se ha levantado?

Se v¡ste.

Desayuna.

Resp.: Se lava.

Hace gimnasia.

Cuando la utilización del disco sea problemática o difícil en una de las opciones, se procurará rechazar ésta y adoptar una en la que tenga cabida el objeto. En este caso, se decidirá si don José desayuna primero o se lava. Una vez resuelto, se dramatizará la escena. Resultará que el disco puede ser sucesivamente el lavabo donde don José se lava la cara y las manos, y la bandeja donde ha colocado el desayuno, o el plato donde come.

Se irá siguiendo así, en pasos sucesivos, todo lo que don José haga: sair de casa, ir al trabajo, trabajar, ir a comer, ir de compras...

El disco podrá ser, siguiendo el orden de los acontecimientos, muchas cosas. Por ejemplo:

Ya es de noche y don José tiene ganas de descansar. Se advierte a los niños que, si se les ocurre otra cosa, llegado el momento podrán hacerla; pero ahora vamos a dejar dormir a don José.

Para facilitar el trabajo para la representación propiamente dicha, se puede conversar previamente sobre lo que ha de suceder o, mejor aún, se puede dibujar en la pizarra cada acción de don José, marcando de forma bien clara la utilización del disco.

A una señal del profesor, quien lo desee, se adelantará y representará la primera escena, utilizando el disco.

Luego el profesor dará una palmada, y se adelantará otro niño para representar la escena segunda. El profesor no señalará a un determinado niño, sino que será cualquiera, el que quiera hacerlo, el que se adelante. Si hay varios, podrá hacerlo el primero que llegue a coger el disco.

El profesor puede ayudar si el niño, equivocándose, va a representar una escena distinta a la que le corresponda, diciendo, por ejemplo:

Ahora don José se sienta a desayunar.

Puede ocurrir que a un niño le dé por improvisar una nueva escena, y diga:

Pero antes tendrá que hacer pis.

El profesor deberá considerar si la sugerencia es válida y si va colocada en su sitio. En cualquier caso, pedirá su opinión a los otros niños.

En algunas ocasiones, otro niño deberá ayudar para la escena. Por ejemplo, si don José va en autobús y no en su propio coche, tendrá que haber un conductor para el autobús. El profesor deberá hacerlo notar cuando estén ensayando la escena, o bien en el momento de la representación, diciendo:

¿Y este autobús marcha solo? ¿No hay quien lo conduzca?

Cualquier niño se ofrecerá para conducir y tomará el puesto en el autobús. En este caso, él será quien maneje el disco y no don José, que irá detrás. Pero no importa, porque lo que se busca es que el disco esté relacionado directamente con la escena y con don José.

Igual ocurrirá si don José va a una tienda, o va a tomar café.