Siempre guiándonos por el ejemplo de la calle.
Un niño empieza la acción, eligiendo el personaje de la calle que quiera representar. Supongamos que desea interpretar el papel de guardia de tráfico. Inmediatamente se planteará la necesidad de que haya coches, y varios niños pueden asumir estos papeles, circulando junto al guardia y atendiendo las indicaciones de éste.
Otro niño se incorporará al juego. Puede ser un transeúnte que se acerque al guardia para preguntarle la situación de una calle o de una tienda. El guardia le atenderá, sin descuidar por ello su trabajo.
Un tercer niño puede ser un ciclista que está a punto de arrollar a un transeúnte. Esto puede dar lugar a la caída del ciclista al efectuar un viraje o una parada brusca para evitar el atropello, seguida de las quejas del señor que ha estado en peligro de ser atropellado y a la intervención del guardia. Con este motivo puede crearse una escena muy movida, con protestas de los protagonistas que se echan mutuamente la culpa de lo ocurrido y discuten entre si. También puede ocurrir que ambos se disculpen amablemente y zanjen amigablemente la cuestión, lo cual permitirá poner de manifiesto el carácter y la forma de reaccionar de los niños que interpreten es-tos papeles. Con todo esto puede ocurrir la paralización momentánea del tráfico, que será motivo también de intervenciones, bien para ayudar o demostrando impaciencia con golpes de claxon, etc.
Otros niños se limitarán a ser transeúntes que pasen por la calle. Pueden ir solos, mirando escaparates, cruzando de una acera a otra, o preguntar la hora, o esperar el autobús... Si van en grupo, hablarán también de sus cosas.
Otro será un vendedor de periódicos o de helados que vocea su mercancía. Puede dar lugar a que algunos transeúntes se detengan a comprarle algo.
Podrá haber también un señor o una señora que haya salido a pasear a su perro. El perro será otro niño, andando a cuatro patas y sujeto por una correa o una cuerda. El perro podrá ladrar, tirar de la correa, levantar la pata junto a una farola y todo lo que se le ocurra. El señor recogerá los excrementos y los depositará en una papelera...
De este modo podrán intervenir todos los niños, saliendo y entrando de escena cuando les parezca. Cuantos más sean, más rico en movimiento y en acciones será el juego y más posibilidades ofrecerá. Se procurará que todas las actuaciones estén relacionadas entre sí, o al menos que tengan una cohesión de conjunto.
Los diálogos habrán de ser coherentes y apropiados al personaje y el actor deberá cuidar en todo momento su actuación. Habrá de aprender a estar en situación, dentro de su personaje de forma permanente, mientras permanezca en escena, sin olvidar ni un momento quién es y por qué se encuentra en ese instante en la calle.
Este juego es bastante difícil porque requerirá mucha atención e imaginación creadora; la construcción de un diálogo, la capacidad de reacción ante las acciones que ejecuten los demás para integrarse en ellas, aunque sea de modo pasivo, y sobre todo, una gran coordinación de grupo.
Sería conveniente, para el buen funcionamiento del juego, que el profesor se abstuviera de proponer ninguna actuación. Intervendrá, sin embargo, para corregir en ocasiones o indicar algún detalle si ve que el niño se ha perdido y está dificultando el juego de los demás |