¿SABIAS QUE? |
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La EDUCACIÓN AMBIENTAL no adquiere verdadera identidad dentro del mundo de la educación hasta el momento en que diversos organismos como la UNESCO establecen en 1977 los principios rectores de la educación ambiental, señalando los objetivos, contenidos y métodos, además de analizar los principales problemas ambientales. La toma de conciencia acerca del preocupante deterioro del medio ambiente y de la escasez y finitud de los recursos naturales disponibles, son circunstancias que han hecho algo singular de la Educación Ambiental. Centrándonos en España, gracias a la última reforma educativa llevada a cabo, a través de la LOGSE, la Educación Ambiental se convierte en uno de los temas transversales que, junto a la educación para la salud, sexual, vial, para la paz y cooperación internacional, para el consumo, para la igualdad de oportunidades, moral y cívica, van a recoger aspectos propios y relevantes en el desarrollo de la sociedad. Cuando hablamos de transversalidad, nos estamos refiriendo a que todo: las actitudes, valores que nos van a aportar estos temas deben impregnar todas las áreas del currículo y no sólo eso, sino que deberán estar presentes también en la organización del centro. Centrándonos en le EDUCACIÓN AMBIENTAL, ésta se ha convertido en una pieza importantísima de la educación en valores y como tal debe entrar en relación dinámica con la realidad y con los problemas que los niños/as viven, de aquí se deduce que si queremos concienciar, debemos actuar activamente en el medio que les rodea y de forma continuada. Estamos hablando de concienciar y no de hacer las cosas porque si, o porque está de moda, es importante explicar la necesidad de cuidar y conservar el medio en el que nos encontramos para mejorar la calidad de vida y proponer experiencias que contribuyan a ello desde nuestras posibilidades. A la hora de concienciar, será más fácil hacerlo desde edades tempranas, no sólo porque es más difícil cambiar los malos hábitos que muestran los adultos, sino también porque los pequeños/as tienen una influencia importante sobre los mayores. Los niños/as pasan parte de su tiempo en la escuela, por lo que se convierte en un lugar excelente para poder trabajar esas actitudes ambientales de una manera muy práctica y participativa. Los adultos, si queremos, podemos hacer muchas cosas para proteger el medio, pero debemos ser más consecuentes con nuestros actos para que la labor que vamos a llevar a cabo sea efectiva. ¿qué podemos promover si nos ven que tiramos papeles al suelo, dejamos el grifo abierto o la luz encendida innecesariamente? Una forma práctica para introducir a los niños/as en la conservación del medio es mediante el reciclaje. Hasta hace poco, el esquema a seguir era: materia prima - consumo - desecho Gracias a la concienciación por la conservación, el esquema que se pretende seguir en la actualidad es éste: materia prima - consumo - residuos - reciclaje Este esquema nos está diciendo que antes de tirar algo a la basura debemos preguntarnos: ¿qué podemos construir con este material? ¿a qué contenedor debemos tirarlo? Existe una regla que se debe llevar a cabo y que debemos tener en cuenta siempre, tanto en la escuela como en casa: "La regla de las cuatro r's" : reduce, recupera, recicla, reutiliza Con ello estaremos propiciando un consumo racional, conservando los recursos naturales y, sobre todo, fomentando la imaginación, fantasía y creatividad, en definitiva, desarrollando un pensamiento divergente. Para que esta regla sea efectiva es necesario una planificación, saber lo que quermos conseguir, plantéandonos objetivos a corto plazo, con qué recursos contamos tanto materiales como personales, cuál es el espacio que tenemos para almacenar esos materiales de desecho... Partiendo de estas ideas, vamos a realizar actividades y experiencias que van a contribuir al desarrollo físico, intelectual, afectivo, social y moral, teniendo como principal referente el material de desecho, contaremos para ello con la participación activa de los/as alumnos/as, su familia y otros agentes sociales. |