Había una vez una lagartija llamada Inti, de cola larga, muy larga, que vivía en las costas del río Bonito. Un río tranquilo, de aguas azules, que tenía ese nombre justamente porque era un río muy bonito.
A Inti, le encantaba imitar a las estatuas, quedándose quieta, muy quietita sin mover ni una patita, corretear por las playas o jugar a las escondidas entre las piedras de río Bonito.
Pero llegado el invierno, Inti tuvo un gran problema, como el sol calentaba poquito, comenzó a sufrir de mucho frío.
Una mañana, Inti temblorosa se puso a llorar con lagrimitas de lagartija a orillas del río, junto a unos juncos de hojas largas, muy largas. |
Justo en ese momento paseaba por la punta de una hoja doña araña Patas Largas y con voz de araña importante le preguntó:
- Por qué lloras lagartija.
- Es que sufro de frio, y como el sol ahora calienta poquito, tengo mucho, mucho frío.
Doña araña Patas Largas en ese instante le sugirió:
- Sube y baja veinte veces ese árbol y te curarás porque abras entrado en calor y ya no tendrás más frio. Inti subió y bajó veinte veces el árbol, pero al ratito nuevamente le agarró mucho frio.
Nuevamente temblorosa, a Inti le comenzaron a brotar lágrimas de lagartija.
- Bueno, bueno, sin lágrimas, replicó con vos fuerte doña araña Patas Largas, mejor busquemos otra solución.
- Qué te parece si te preparo un guisito de frutas silvestres para que tengas muchas calorías.
- Está bien, dijo la lagartijita, mientras secaba sus lágrimas con una flor de panaderito.
En ese mismo momento doña araña Patas Largas buscó algunas frutas silvestres y le hizo un sustancioso y sabroso guisito. Inti lo comió hasta el último sorbo, pero al cabo de un rato, nuevamente comenzó a temblar de frio.
- Déjame pensar un momento, dijo doña araña Patas Largas. ¡Ya sé! replicó, espera quietita al sol, voy en busca de la solución.
Al rato doña araña Patas Largas llegó con arañita Roja y araña Ocho Patas.
- Acá estamos, listas para ayudarte, le dijeron.
- ¿Cómo podrán ustedes ayudarme? les preguntó Inti.
-Ya verás, dijo arañita Roja, con voz muy chillona.
Las tres arañas se metieron entre las hojas del junco y al rato salieron con un hermoso, que digo hermoso, hermosísimo y abrigado saquito que entre las tres habían tejido con hilos de tela de araña.
El saco era ideal porque lo habían tejido largo muy largo, para que pudiera tapar y abrigar hasta su cola, como ustedes ya saben que era larga, muy larga.
Inti con una sonrisa de oreja a oreja, de un solo salto se lo puso. ¿Y saben que pasó? La lagartija Inti no sintió más frio gracias a la solución que encontró doña arañas Patas largas junto a las otras dos arañitas.
Desde ese día, todas las tardes, Inti carga en su lomo a sus tres arañas amigas y las lleva a pasear por las playas del río Bonito. Mientras Patas Largas, Roja y Ocho Patas ya le tejieron otro abrigado saquito para regalárselo en el día de su cumpleaños.
¡Y colorín colorado… este cuento de la lagartija con frío se ha terminado! |