Me lo dijo un pajarito


Autoestima, sensibilidad, independencia, confianza en sí mismo

El niño estaba triste…
No tenía  amigos. Bueno, sí tenía amigos, pero en aquel momento lo habían dejado solo.
Y él se sentía así: solo.
Fue a sentarse  bajo la sombra de un árbol, y al levantar la cara, miró a través de las ramas la luz del sol que caía sobre partes de su rostro. De pronto un pajarito se posó en la rama más cercana al niño, el pajarito lo observó durante largo rato, se acercó  dando pequeños saltitos a lo largo de la rama, lo miraba con sus ojos de botón color negro. Al fin preguntó:

- ¿Por qué no juegas?
El niño dijo - ¿A qué? No están mis amigos
- ¿Y necesitan estar tus amigos para que juegues?

- Creo que sí-respondió el niño – si quiero jugar necesito  que estén mis amigos.
- Entiendo –dijo pensativo el pajarito -  ¿y quiénes son tus amigos?
- Son algunos niños  que viven cerca de mi casa
- Ah -  dijo el pajarito como aquel que encuentra una solución  -  el problema  no es que no estén tus amigos, el problema es que no tienes más amigos.
-  ¡Cómo ¡-dijo el niño confundido - ¡no entiendo! – No tengo más amigos, porque no hay más niños por aquí.
-  Ven –dijo el pajarito –sígueme- te presentaré a un amigo mío.
Así, lo llevó al centro de aquel jardín en donde estaban. El niño sintió el viento rozar su cara:
 “Él es mi amigo el viento
juega conmigo todo el tiempo,
¡¡ Pídele que juegue contigo
y verás que divertido es como amigo!!”

Y así, el niño jugó con el viento,  que despeinó su cabello, le hizo cosquillas en la cara y elevó un cometa muy alto, muy alto para que el niño lo viera
El niño se sentó  otra vez  bajo el árbol.
El pajarito se acercó y dijo:
-  ¡Ven!,  Mi  amigo el sol, quiere conocerte.
él con sus juegos, va a sorprenderte
verás que ser su amigo te va a gustar
y de jugar con él, hasta te vas a cansar.

Y el niño miró al sol. Este  le puso una figura cerca de sus pies. Una sombra que se movía como se movía el niño, bailaba, corría y nunca se le separaba  ¡Qué divertido fue!, al finalizar, el sol pintó en la cara del niño dos tomates rojos.
El niño fue al árbol.  Efectivamente, cansado de jugar.
Él pajarito le dijo:
-Te tengo una sorpresa  - una amiga  quiere  también jugar  contigo
- ¿Quién? Respondió el niño -¿tienes amigas?
- ¡claro ¡  Es el agua
El agua de alegría te llenará
Su frescura disfrutarás
Será tu amiga si cuidas de ella
De mis amigas, es la más bella.

El niño fue al estanque. Se divirtió tanto viendo como su cara se retorcía en el reflejo del agua, que reía  a carcajadas.
El agua lo salpicó  y el  refrescó sus manos. Así cantaron una  canción,
Y una rana  se dejó ver llena de emoción.
El amigo sol le dijo entonces al niño que el día había terminado. Un día lleno de juegos. Así que el niño fue a despedirse del pajarito que ya estaba  acurrucado en su nido
- Vienes mañana- dijo el pajarito – nos faltan muchos amigos por descubrir
- ¡Claro!- Gritó entusiasmado el niño
La luna y las estrellas lo acompañaron a su casa.
-          Seguro también son mis amigas – pensó el niño.
Y  nunca más se sintió solo.

 


AUTORA:
Aidé Carolina Barbosa Cruz
PAIS: México
E-MAIL :a_barbosa_z@hotmail.com