El coleccionista de semillas |
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Amor a la naturaleza, Curiosidad, Paciencia, Sensibilidad.
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Fernando era un niño que gustaba de observar a su alrededor. Observar no es tan difícil ¿Sabes lo que debes hacer? Mirar con atención cada cosa para saber qué color, forma y tamaño tiene. ¡Esto es divertido! Fernando en especial observaba las semillas y las coleccionaba. A cada semilla que encontraba, él la guardaba en una hermosa cajita de madera, y le hacía un dibujo de cómo era su árbol o planta y que fruto o flor tenía. |
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Tenía así, muchos dibujos, el del manzanal era su preferido, lo había dibujado grande y le parecía sorprendente que su semilla fuera tan pequeña, lo mismo pasaba con un limonar que había iluminado de un verde mágico y ¡el naranjal! Con sus grandes y jugosos frutos. Un día, en su escuela, los niños sembraron frijolitos, y Fernando pensó que esa era una excelente idea. Buscó en su casa algunas macetas con tierra y en cada una sembró. Sembró unas semillitas que había encontrado en una bolsita de hojas que una planta de flores rojas tenía, sembró también semillas de guayaba y unas de jitomate. Sembró maíces y una semilla gorda y redonda de níspero. Con mucha paciencia cuidó cada una de sus macetas, las colocaba en el sol y les daba agua, cuando sus plantitas empezaron a crecer, eran tan pequeñas que él las protegía, les hablaba y las cuidaba en extremo. A fuerza de tanto observarlas, un día Fernando cayó en cuenta que las semillas ¡generaban un ser vivo! Esto lo llenó de gozo, y comprendió el porqué el sol hace tanta falta, porque el agua debe cuidarse y porque todos necesitamos de todos. Imaginó a sus pequeñas plantitas siendo árboles y plantas con flores y frutos y se sintió muy orgulloso de haberlas sembrado. -Así pasaría si sembramos semillas de amor en nuestro corazón- dijo la maestra, cuando Fernando explicó a sus compañeros sobre sus semillas. – Debemos sembrar semillitas blancas de paz en cada uno de nuestros corazones, y ayudarlas a crecer con la luz de la amistad, del respeto y la consideración, para que en nuestro mundo, aparte de plantas tan bonitas como las de Fernando, haya grandes flores de colores y jugosos frutos de amor. Fernando tuvo entonces un nuevo dibujo: El del árbol de la paz |
AUTOR: Aidé Carolina Barbosa Cruz |