Érase una vez un aula de educación infantil. Los niños estaban sentados alrededor de la alfombra. La profesora les mostraba un libro de las personas que viven en los diferentes continentes de nuestro planeta. Les hablaba de sus costumbres y tradiciones.
Uno de los niños levantó la mano y preguntó: Seño ¿Por qué tienen diferente color de piel? La profesora les dijo: Cuando era pequeña yo hice esa misma pregunta y me contaron una historia que me gustó mucho.
Hace muchísimos años la tierra era un planeta muy aburrido. Las personas que habitaban en él siempre estaban tristes, sus caras eran muy serias.
En otro planeta cerca de la tierra ocurría todo lo contrario. Era un planeta lleno de color. Las personas que vivían allí eran de colores: -Sí, si, de colores¡¡¡. Había hombres de color naranja, verde, rojos, negros...todos se llevaban muy bien y se respetaban entre sí. No había diferencias de colores. Allí todos eran iguales. Su rey les reunió y entre todos decidieron que la situación de la tierra debía de cambiar. Unos cuantos hombres de colores se presentaron voluntarios para ir a la tierra y dar color a algunos de sus habitantes.
El arco iris prestó su ayuda extendiendo un gran tobogán que llegaba hasta la tierra. Las personas de colores se deslizaban por él y llegaron a la tierra, como el camino era tan largo, estas personas iban pensando en qué lugares les gustaría quedarse.
El hombre rojo era un poco gruñón, en seguida se enfadaba y creyó que sería muy importante su labor si se situaba en un aparato que tenían los hombres de la tierra llamado semáforo. Serviría para que los niños no cruzasen la calle si él estaba allí.
El hombre verde casualmente pensó lo mismo que el hombre rojo, pero él sí quería que los niños y personas adultas de la tierra supiesen que podían cruzar la calle cuando él lo dijese. Le gustaba ver que las personas atenderían a las normas de tráfico para que no ocurriesen accidentes.
El hombre morado en seguida encontró ocupación, era torpe y creyó oportuno que él aparecería cuando nos diésemos un golpe. Nuestra piel se volvería morada. Aunque a él no le gusta que lo sepamos el hombre morado es un comilón, por eso decimos cuando comemos mucho: ¡Puf, me he puesto morado!!
El hombre amarillo había leído había leído libros sobre un país llamado China, le encantaba ese país¡¡, y decidió que se quedaría allí, sus gentes tenían muy buen humor, se reían mucho, tanto que sus ojos se rasgaron, porque siempre estaban felices.
Sus gentes acogieron muy bien al hombre amarillo por eso en su honor llamaron a su río “El río amarillo”.
El hombre negro decidió que él no podía vivir en un sitio sin sol. Estaba todo el día tomando el sol, por eso su color era tan oscuro. Buscó en un mapa el lugar en el que hubiese más horas de sol y se decidió por África. También era un gran amante de los animales y allí tendría tiempo para contemplar a elefantes, jirafas, monos, leones...sería perfecto vivir allí.
El hombre gris era una persona que siempre estaba triste y deprimida. Como era tan indecisa creyó oportuno estar con nosotros siempre que nos ponemos tristes.
Cuando llegaron a la tierra los hombres se sorprendieron mucho de ver esas personas de colores. Pero con el tiempo todos nos hemos acostumbrado a verlos entre nosotros.
Por eso necesitamos un planeta lleno de colores para que la tierra no sea un lugar triste.
-¿Os ha gustado la historia? -¡Si!, gritaron los niños. -Bueno, pues vamos a ir a las sillas y allí dibujaremos un planeta multicolor.
FIN |