Estaba la jirafa paseando por el bosque cuando a lo lejos vio un animal que no había visto nunca; era grande, peludo, bajito y con unas patas y un cuello muy cortos.
La jirafa llena de curiosidad decidió seguir a ese raro animal para descubrir de donde venía.
Después de un buen rato caminando, pisó una rama y con el ruido el extraño animal se giró y se quedo asombrado por la altura de la jirafa.
-¿Y tú quién eres? ¡Que oso más raro! Nunca había visto un oso tan alto como tú.
-¿Oso? ¿Qué es un oso? Yo soy la jirafa Paca
-¿No me ves? Yo soy un oso, y me llamo Roxo. No sabía que existiera un animal como tú. ¿De dónde vienes?
La jirafa le contó de donde venía y que se había perdido siguiéndolo. Después de un rato hablando se hicieron amigos y el oso la invitó a ver su hogar.
Cuando llegaron y los demás osos vieron a Paca, todos se pusieron a murmurar y se alejaron de ellos, por lo rara que les parecía.
-¡Qué patas y que cuello tan grande!
-¡Qué color más extraño! ¿Desde cuando los osos tienen manchas?
La madre de Roxo al ver a su hijo al lado de aquel raro animal le dijo:
-¡Roxo sepárate de ella!
Roxo les explicó que era una jirafa, que se había perdido mientras recogía vallas.
Mientras Roxo les contaba la historia, un bebé oso gritó pidiendo ayuda, desde la copa de un árbol.
Todos corrieron hacia él, pero ninguno llegaba tan alto; entonces Paca, se acerco a ellos, estiró su largo cuello y lo ayudó a bajar.
Todos los osos agradecieron a Paca lo que había hecho, por eso la invitaron a pasar la noche allí, ya que estaba anocheciendo. Roxo la llevó a su casa, pero Paca era tan alta que no entraba, así que todos juntos hicieron un refugio para que pasara la noche.
Al día siguiente, cuando todos despertaron se encontraron con un montón de jirafas que venían en busca de Paca.
Paca les agradeció lo que habían hecho por ella y se despidió de sus grandes amigos los osos, prometiéndoles volver a visitarlos muy pronto. |