BESOS DE AZÚCAR |
|
|
Sensibilidad, amor filial, creatividad | ||
El cartero acababa de dársela: una cajita pequeña atada con un lazo lila. -Léemela, abuela, léemela- pedía Surya ansiosa. Querida hijita, los de hoy son besos con olor a jazmín, ¿puedes olerlos? El lunes siguiente nuevamente llegó una cajita, esta vez envuelta en papel de celofán naranja. -Léemela, abuela, léemela- decía Surya. Querida hijita, los de hoy son besos de azúcar que duran mucho más porque se quedan pegados por todos lados. Cuídalos porque seguramente durante algunos lunes no te pueda enviar más besos. Al lunes siguiente el cartero no apareció, ni al otro, ni al otro tampoco. Aunque la mamá le había avisado, Surya no podía entender qué estaba pasando si la mamá, durante dos años, nunca había dejado de enviarle su cajita con besos. Por momentos, se ponía triste, pero cuando eso pasaba, se acercaba a uno de los besos de azúcar y ponía su mejilla contra él para sentir a su mamá más cerca. Un día, cuando ya no quedaban más que dos besos de azúcar enganchados en una almohada, sonó el timbre. No esperaban a nadie y ya era tarde para que fuera el cartero. |
|