UNA NOCHE MUY ESPECIAL


Fortaleza, amabilidad, amistad, razonabilidad y sobre todo bondad.

Erase una vez un bosque mágico, no con poderes, sino un lugar donde todos sus habitantes eran fuertes, simpáticos, amables, razonables y sobre todo, buenos.

Todos los habitantes eran animales que vivían en un bosque verde y frondoso. Allí estaban muy a gusto porque todos se querían y se ayudaban mutuamente; cuando a alguien le pasaba algo todos iban a ayudarle y si necesitaba cualquier cosa, hacían todo lo posible para conseguirlo.

Un día al despertarse, el fuerte oso fue a buscar comida para esa noche, mientras los demás colaboraban en el bosque limpiando, cocinando, ordenando… Y el oso, volvió muy contento, con una sonrisa enorme en la boca, y les explicó que tras llegar a la selva, recolectó manzanas y peras, cazó distintas piezas y encontró… ¡UNA MANDARINA! No era una mandarina cualquiera porque ésa, había sido cogida con mucho amor y además era de distintos colores: roja, verde, marrón, lila, azul...

Buscaron en el gran libro de las frutas y verduras, a ver si encontraban qué era; y ponía que esa mandarina venía de Marte y que solo había doce en todo el mundo. Que si te tomabas un trozo, la mandarina volvía a crecer, y no parecía que hubieses tomado, y crecía al tamaño que uno quería. Además si la tenías te sentías muy afortunado.

Todos se pusieron muy contentos al oír eso y para celebrarlo hicieron una fiesta que duró hasta las doce de la noche, y todos se fueron a la cama para poder madrugar.

A la mañana siguiente al despertarse, vieron que todo estaba desordenado y la mandarina de Marte había desaparecido. Cuando la empezaron a buscar, el búho bonachón y el zorro amable, encontraron una especie de gorro verde, puntiagudo y muy pequeñito junto a una carta. ¡Era un gorro de gnomo! Y en la carta ponía:

Queridos amigos:

Por vuestra amabilidad, simpatía, fuerza y responsabilidad, os invitamos a que vengáis a nuestra casa a comer hoy, y allí os daremos una gran sorpresa junto a vuestra mandarina, que os la tuvimos que coger, porque vimos que unos lobos os la querían quitar. Y sentimos mucho desordenaros vuestro bosque. Nuestra casa está en el Bosque siete de robles, en el roble más alto del norte. ¡Os esperamos!

Atentamente, los gnomos: vuestros fieles y amables amigos.

¡Qué bien! pensaron todos mientras recogían todo el bosque y preparaban su desayuno de cereales, legumbres y maíz. Cuando empezaron a desayunar todos hablaban sobre la invitación de los gnomos y qué le podrían llevar ellos como regalo, ya que los gnomos les habían invitado. Unos pensaron que unas flores, pero eran demasiado grandes para ellos. Otros pensaron en una espada para defenderse cuando los lobos les atacasen, pero ellos ya se las ingeniaban a su manera. Y al final, la lista y razonable ardilla, dijo que le podían regalar la mandarina, ya que no era ni demasiado grande ni pequeña para ellos, y además no tendrían que ir a buscar comida y los lobos no les atacarían.

A la hora de comer fueron el Bosque siete de robles en roble más alto del norte. Llamaron a la puerta y unos cincuenta pequeños gnomos los recibieron con buena cara a todos los animales del bosque. Al entrar en la casa, vieron al resto de los gnomos con un paquete enorme. Todos ellos sonrientes empezaron a cantar una canción que trataba sobre la amistad. Luego comieron, y se hicieron tan amigos, que desde ese día los gomos viven entre las plantas y cada mes, quedan en un sitio determinado donde se regalan el mejor regalo: ¡ LA AMISTAD!

 
Autor: Mireia Ballart Iglesias
País: España
E-Mail: mireia.ballart@gmail.com