El bosque está de fiesta. Es el cumpleaños del pequeño Koala y ha invitado a todos los animales a ver una obra de teatro. Todos están muy contentos y comienzan a preparan las sillas para poder ver la función. Cada uno da sus normas para los preparativos. La hormiga pide que las sillas sean muy muy pequeñas, si no, no se podrá subir.
-No, no, han de ser muy grandes si no yo quepo- Dijo malhumorada la señora elefante.
-¡Yo estaré en primera fila!- gritó la jirafa
-Croac, croac –protestó la rana mientras daba saltos por encima del cuello de la jirafa para poder ver.
-Bueno, bueno en lo que sí que estaréis todos de acuerdo conmigo es en que sólo se ve bien de noche- comentó el búho.
Y así todos empezaron a gritar y a protestar.
¡Silencio!- De uno en uno, sino no nos entenderemos y será imposible ver la función.- Dijo muy triste el koala
Pero nadie le hacía caso. Ya se iba a volver a su casa cuando de un árbol vio bajar a un pequeño duende.
“¡A ver chicos! Tengo un regalo para vosotros”. Como por arte de magia todos los animales se callaron y se pusieron muy atentos a escuchar al duende.
-Aquí en este saco tengo un sombrero mágico que resolverá vuestro problema.-
Los animalitos no se explicaban cómo un sombrero les podía ayudar.
“Es muy fácil”-, dijo el duende. Sólo tenéis que ponéroslo y decir muy alto:”¡Como tú!”
No animalitos no se lo creían pero aún así le hicieron caso.
Al ponérselo la hormiga se convirtió en elefante y se dio cuenta de que necesitaba una silla grande
El elefante comprobó que una hormiguita no puede subir a una silla muy alta, así que le propuso subirse a su trompa, desde allí vería todo muy bien.
La jirafa cedió su asiento a la rana y ella se puso al final. La verdad es que con un cuello tan alto no tendría ningún problema para ver el escenario. La rana agradecida le regaló su sonrisa
El duende se volvió a subir al árbol y desapareció
Al poco tiempo el koala lleno de alegría dijo:
“¡Queridos amigos el espectáculo va a comenzar!”
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