HACE FRIO |
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SOLIDARIDAD |
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El Invierno es un viejito que tiene una barba blanca, llena de escarcha que le cuelga hasta el suelo. Donde camina deja un rastro de hielo que va tapando todo. A veces trae más frío que de costumbre, como cuando sucedió esta historia: Hacía tanto pero tanto frío, que los árboles parecían arbolitos de Navidad adornados con algodón. En uno de esos árboles vivían los Ardilla con sus cinco hijitos. Papá y mamá habían juntado muchísimas ramitas suaves, plumitas, hojitas, para armar un nido calentito para sus bebés, que nacerían en Invierno. Además, habían guardado tanta comida que podían pasar el frío como a ellos les gustaba: durmiendo abrazaditos hasta que llegue la Primavera. Un día en que la nieve caía en suaves copos que parecían maripositas blancas danzando, y se iba amontonando sobre las ramas de los árboles y sobre el piso y tooodo el bosque parecía un gran cucurucho de helado de crema, en medio del silencio y la paz. ¡¡brrrmmm!! |
Un horrible ruido despertó a los que invernaban: ¡una máquina inmensa avanzaba destrozando las plantas, volteando los árboles y dejando sin casa y sin abrigo a los animalitos que despertaban aterrados y corrían hacia cualquier lado, tratando de salvar a sus hijitos! Papá Ardilla abrió la puerta de su nido y vio el terror de sus vecinos. No quería que sus hijitos se asustaran, así que volvió a cerrar y se puso a roncar. Sus ronquidos sonaban más fuerte que el tronar de la máquina y sus bebés no despertaron.
Mamá Ardilla le preguntó, preocupada: " ¿Qué pasa afuera?" " No te aflijas y sigue durmiendo, que nuestro árbol es el más grande y fuerte del bosque y no nos va a pasar nada".
Pero Mamá Ardilla no podía quedarse tranquila sabiendo que sus vecinos tenían dificultades. Insistió: " Debemos ayudar a nuestros amigos: tenemos espacio y comida para compartir con los que más lo necesiten ¿Para qué vamos a guardar tanto, mientras ellos pierden a sus familias por no tener nada?" Papá Ardilla dejó de roncar; miró a sus hijitos durmiendo calentitos y gordos y a Mamá Ardilla. Se paró en su cama de hojas y le dio un beso grande-grande en la nariz a la dulce Mamá Ardilla y ¡corrió a ayudar a sus vecinos! En un ratito, el inmenso roble del bosque estaba lleno con los animalitos que se refugiaron felices en él. El calor de todos hizo que se derritiera la nieve acumulada sobre las ramas y se llenara de flores. ¡Parecía que había llegado la Primavera en medio del Invierno! Los pajaritos cantaron felices: ahora tenían dónde guardar a sus pichoncitos, protegidos de la nieve y el frío.
¡Y, gracias a la ayuda de los Ardilla, se salvaron todas las familias de sus vecinos y vivieron contentos, durmiendo todos abrazaditos hasta que llegue en serio la Primavera y el aire esté calentito y haya comida y agua en abundancia!