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TATUM Y EL ARCOIRIS |
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COOPERACIÓN Y AYUDA MUTUA |
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Era una rosa reclamándole a un naranjo, porque le tapaba todos los rayos del sol. Al mismo tiempo, una enojada mariposa le pedía a la señora Catarina que se quitara del centro de una flor, porque posaría sus bellas alas sobre ella, para enseñarle al mundo su maravilloso esplendor. El agua del lago también se quejó, pues había un pez que no dejaba de echarse clavados, y ya estaba molesta con tan escandalosa actitud. Poco a poco se fueron sumando algunos pajaritos, conejos y ranas, para pelear con el agua que siempre está tan fría, con las plantas que producen escozor y contra el sol que al medio día quema con su calor. |
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Tatum estaba triste con tan grave discusión. Pensando-pensando, apoyó su quijada en la mano y una idea genial le llegó. Organizaría una fiesta para todos los habitantes del bosque, y para que todos participaran pediría su cooperación.
Muy coqueta se puso un moño, peinó sus largos bigotes y con una bolsa de gamuza al hombro, se fue hacia el centro de la discusión. Ahí con voz muy fuerte pidió a todos que se callaran y escucharan su proposición.
-Vamos a hacer una fiesta, en la que todos participaremos, si están de acuerdo levanten la mano y digan cómo van a cooperar.
- A mi me encantan las fiestas, dijo la señora Catarina, y como me entusiasma estar en una, yo coopero con el color de mi caparazón. Y colocó unas gotas de rojo en la bolsa de gamuza de Tatum.
- Pues yo doy el color de mis frutos, dijo el naranjo, y dejó caer una redonda naranja justo en el centro del bolso.
-Yo coopero con el amarillo de mi pecho, gritó un canario que mientras volaba tiró una plumita que atrapó la Ratoncita.
-Entonces yo daré el verde color de mi piel, ofreció una rana, que entre salto y salto pasó sobre la bolsa y luego cayó al agua.
La mariposa orgullosa, ofreció el azul de sus alas, y un pececito muy lindo, que dice llamarse azulejo, donó el añil de sus escamas. Finalmente una florcita color violeta, dejó volar a uno de sus pétalos hasta las manos de Tatum.
Tatum la Ratoncita cerró la bolsa con un cordón dorado, y la colocó en el suelo en medio de todos. Después se arrodilló frente a ella, la abrió lentamente y. veloz como un rayo, surgió un precioso arco iris.
El lago aplaudía con sus ondas de agua y los animalitos, las mariposas, las plantas, las ramas del naranjo y las flores bailaban felices, porque juntos habían creado el mejor regalo del mundo, un bello arco iris que llevarán por siempre en su corazón.
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