1.- Introducción

El ser humano nace para desarrollarse en diferentes facetas de la vida. El movimiento es una parte importante de las conductas que la persona manifiesta de modo permanente en su vida de relación social. Pero la riqueza de movimientos y el ajuste de estos no viene dada en la concepción. En ese momento existe un potencial genético que por el hecho de ser humanos podrá desarrollar. Para que esto se produzca, necesitará de un proceso progresivo de estimulación de diferentes substratos orgánicos capaces de desarrollar unas funciones motrices, perceptivas, interpretativas, etc.

Mas, todo se halla vinculado entre sí y lo que no entiendas en tu cuerpo no lo entenderás en ninguna otra parte.

Para estudiar el tema de las inteligencias múltiples en el niño de Educación Infantil debemos partir del principio inicial: “todo se halla vinculado entre sí”.

A la hora de estudiar aspectos del desarrollo humano, parcelamos la materia y tratamos de comprender, por módulos, cómo se produce la evolución del niño.

En el estudio de la inteligencias también parcelamos y desgranamos aquellos detalles que nos interesa examinar. Por ese motivo, desde esta comunicación trataremos de centrar nuestra idea en la inteligencia motriz, sin perder de vista la vinculación psico-socio-cultural que todo el ser humano tiene en la aplicación de su vida.

Referido a la inteligencia, entre otros descriptores, el diccionario de la Real Academia Española, dice: “Capacidad de entender o comprender. Habilidad, destreza y experiencia”

Podemos considerar el desarrollo como un cambio que nos capacita para entender o comprender, realizar tareas, destrezas y adaptaciones a las necesidades de la vida de relación. Es decir, ese desarrollo, ese aprendizaje va unido, en cierta medida, al desarrollo de la inteligencia.

2.- Hipótesis de reflexión

Por eso nos planteamos la siguientes hipótesis:

Primera.- En la ontogénesis de la motricidad cada movimiento nuevo implica un proceso de conocimiento nuevo que se incorpora en nuestra función cognitiva e influye de manera positiva en el desarrollo de la inteligencia motriz

Segunda.- Si detrás de cada aprendizaje hay una estructura neurológica soporte de ese aprendizaje, los nuevos movimientos adquiridos en el niño generarán mayor estructura neurológica

Tercera.- Si la inteligencia humana se caracteriza por la capacidad de elección a la respuesta adecuada, la inteligencia motriz se caracteriza por la capacidad de responder, en la motricidad, de forma adecuada, a las situaciones y  propuestas requeridas por el medio ambiente y social

Por lo tanto podemos decir que detrás de cada aprendizaje hay una estructura neurológica capaz de soportar ese aprendizaje. El aprendizaje ha sido definido como “el proceso neural interno que se supone tiene lugar siempre que se manifiesta un cambio en el rendimiento no debido al crecimiento vegetativo ni a la fatiga”. (Knapp 1981-19).

Oxendine define el aprendizaje como: “el proceso por el cual la conducta es desarrollada o alterada a través de la práctica o la experiencia”.

El aprendizaje motor es un tipo de aprendizaje como el intelectual que permite un incremento en el rendimiento motor gracias a la práctica, a la experiencia y a la percepción que de ella obtenemos.

Sobre estas definiciones nos podemos preguntar: ¿Qué entendemos por aprendizaje motor? Si consideramos que el aprendizaje es un proceso neural y que a su vez significa un cambio evolutivo del rendimiento, provocado por la práctica y la experiencia, debemos reflexionar sobre estos criterios que acabamos de exponer:

1º.- Cómo el sistema nervioso del ser humano interviene en el proceso neuromotriz del aprendizaje

2º.- Qué entendemos por cambio evolutivo del rendimiento motriz

3º.- Cómo analizamos esa responsabilidad derivada de la práctica y la experiencia.

3.- Teorías de la motricidad y su referencia a la inteligencia motriz

a) Sobre actuaciones espontáneas.

El niño, por su condición genética, tiene un impulso que le lleva a activar su organismo desde el movimiento. Por eso el niño está en acción permanente. Este accionar sus órganos encargados de la motricidad le permiten su desarrollo y la capacitación para mejores umbrales de actuación.

b) La psicocinética de  Le Boulch.

Le Boulch nos describe la importancia del movimiento en la educación. Con él podemos decir que sólo una educación que parta de un apoyo fundamentado en el desarrollo motriz, basada en una metodología activa, participativa, de hechos motóricos, acorde a los estadios de madurez del niño, será la que posibilite la génesis de la imagen del cuerpo, núcleo central de la personalidad.

c) La psicomotricidad,  educación psicomotriz.

La psicomotricidad es una acción motriz vivenciada, propia de la educación. Se apoya en la noción del desarrollo neuro-psico-socio-motriz del niño. Facilita al niño el acceso al pensamiento operatorio.

La acción Psicomotriz es la toma de conciencia del YO corporal, en su ser, su estar y su capacidad de movimiento para resolver diferentes situaciones, tanto internas a uno mismo, como externas. Es, por tanto, un concepto de desarrollo de la inteligencia motriz. El sentido cinestésico es el sentido corporal para obtener conciencia real de sí mismo.

Podíamos definir la psicomotricidad como la percepción del desarrollo estructural y funcional, según la cual se considera que existe una identidad entre las funciones neuromotrices del organismo y sus funciones psíquicas. También como “la percepción del desarrollo, según la cual se considera que existe una identidad entre las funciones neuromotrices del organismo y sus funciones psíquicas.

Según Lapierre, todo movimiento humano es indisociable del pisquismo que lo produce, e implica por este hecho a la personalidad completa; y a la inversa, el psiquismo, en sus diversos aspectos (mental, afectivo, racional, etc.) es indisociable de los movimientos que lo han condicionado y siguen condicionando su desarrollo.

Las conductas perceptivo motrices constituyen un papel fundamental en el movimiento, y por lo tanto en la educación psicomotriz. Están ligadas a la estructura del esquema corporal y directamente relacionadas unas con otras. Así tendremos: la percepción espacial propia o interna; la percepción espacial ajena a uno mismo, su relación y posicionamiento; la percepción temporal en su propia funcionalidad de pensamiento y acción y la relación con la sucesión temporal externa a uno mismo; el ritmo de sucesión espacio temporal producido por la acción vivenciada. Mediante el ritmo se va haciendo dueño de su cuerpo, favorece la coordinación de movimientos y desarrolla su capacidad de ordenación neuromotriz.

Consideremos al ser humano conformado por una serie de atributos que le dan capacidad para actuar en el medio ambiente donde habita. El esqueleto de la teoría de Cratty (1982) queda plasmado en la representación de los “canales de atributos” que se forman sobre los componentes: motriz, verbal, perceptual y cognitivo. La persona se desarrolla en el movimiento, con la palabra, a través del sentimiento de los hechos y por la afectividad social, entre otras funciones.

d) La cinestesia

La enciclopedia Larousse define cinestesia como: "Sensación o sentido por el cual se percibe el movimiento muscular, peso, posición, etc., de nuestros miembros". Por lo tanto, esta sensación de movimiento, en todo su universo, es lo que llamamos sentido cinestésico.

Las vías que van desde los receptores articulares, tendinosos y ligamentosos hasta la corteza cerebral están para transmitir mensajes de forma permanente acerca de la posición del cuerpo antes, durante y después de un movimiento. La asociación de la conducta humana lleva consigo otras informaciones y referencias para interpretar y desarrollar nuevas formas de conducta

Este conjunto funcional guarda en memoria momentánea la secuencia del movimiento realizado. Esto nos permite comprobar el movimiento programado con las percepciones de lo que hemos realizado y, a partir del ajuste posterior, perfeccionar la tarea. La retroalimentación (el feedback) a partir de sensaciones conscientes en cuanto a la posición y movimiento antes, durante y después de un movimiento, permite corregir si se ha fallado o fijar la respuesta si hemos acertado. La madurez neurológica y la inteligencia motriz nos permite relacionar la conducta motriz a las necesidades de vida. La capacidad de poner en funcionamiento estos principios y aplicarlos a cada situación constituye un alto nivel de funcionamiento intelectual. Es decir, aplicamos nuestra inteligencia motriz para resolver, con el movimiento adecuado, aquellas acciones de vida que deseamos y que consideramos más oportunas.

Según dice Piaget (1985), la toma de conciencia de un esquema de acción transforma éste en un concepto, ya que esa toma de conciencia consiste esencialmente en una conceptualización. Esta actividad dinámica es la que pretendemos encaminar hacia una actividad consciente. Nuestra orientación hacia la preparación del golf está encaminada a reclamar a la conciencia voluntaria como guía de la acción del sujeto. La toma de conciencia es la base del sistema de aprendizaje. De esta forma, durante la ejecución del movimiento, las sensaciones propioceptivas, visuales, auditivas o cinestésicas aportan una información a partir del cual es posible corregir o modificar el movimiento.

e) El principio de estimulación defendido por Domann.

No podemos omitir el modelo que plantea Doman (1991) sobre la relación entre la motricidad y la inteligencia. La reflexión sobre las oportunidades, posibilidades de intervención, la creatividad de nuevos modelos de participación, la ideación de la actividad motriz permiten desarrollar ese componente intelectual que sólo se da en el ser humano. Ya define tres tipos de inteligencia motriz: la que representa la motricidad general; la motricidad del habla (oro motricidad); y la motricidad de la escritura (grafo motricidad)

4.- Proceso teórico de la asimilación del movimiento

1/ El estímulo llega desde los receptores: básicamente visuales (situación del campo, posición de la bola, etc.) y propioceptivos (receptores musculares, tendinosos, articulares, laberínticos, táctiles) para activar con precisión la postura, los palos, en su movimiento correcto. Todo ello llega  hasta los centros superiores del sistema nervioso central.

2/  El estímulo provoca la sensación. En el niño, como su sistema nervioso es muy receptivo, esas sensaciones son transmitidas hacia centros neurológicos superiores. En el adulto, puede ser aceptadas o ignoradas.

3/ Si es aceptada con interés se produce la percepción en los centros superiores del sistema nervioso, dependiente de las aferencias del sentido cinestésico y los receptores especiales del movimiento. Más…, no siempre percibimos de forma correcta. Necesitamos diferentes vías de información para ajustar mejor aquello que requiere gran precisión. La información del profesor (visual o auditiva) es importante, y la comprensión del receptor fundamental para el progreso.

4/ Gracias a la percepción y el ajuste motriz, se produce la abstracción de esos movimientos en las áreas de aprendizaje motriz. Esto nos permite utilizar los movimientos ya conseguidos, en sucesivas actuaciones.

5/ La abstracción nos permite el aprendizaje y fijación del acto o acción realizada.

6/ una vez conseguido un cierto nivel de actuación, y gracias a la significación y comprensión del movimiento lo asociamos al espacio-tiempo y lo aplicamos al juego práctico o al comportamiento natural.

7/ La comprensión nos lleva a la conceptualización del movimiento y su disponibilidad para transferirlo a otros conceptos y principios, a otras situaciones de necesidad, a tomar decisiones, cómo intervengo, cuándo, en qué lugar, hacia dónde, con quién, etc.

8/ Conceptualizar de forma supraordenada las acciones que realizamos en la medida que nos son útiles para el desenvolvimiento de nuestra tarea deportiva, social, cultural y humana.


Podemos defender que la inteligencia motriz se desarrolla por el movimiento gracias a:

La acción. El movimiento implica acción. Los seres humanos en los primeros años de vida somos, por excelencia, motóricos de acción y pensamiento.

Esta acción es percibida por mecanismos fisiológicos y psicológicos.

A partir de esa premisa, los hechos se asimilan en conceptos.

Siguiendo a Vygotsky (1982) entendemos que el desarrollo intelectual se da cuando la acción ideada, la actividad práctica y la percepción convergen.

El movimiento que lleva de la percepción al concepto equivale al tránsito desde lo concreto y sensorial hasta lo abstracto e imaginable (Davydov 1982)

La UNESCO formula que el niño necesita durante los años de crecimiento desarrollar equilibradamente las diversas capacidades físicas, morales y estéticas, mediante el ejercicio físico y el deporte.

La persona humana, con sus posibilidades de movimiento y su capacidad intelectual progresa en ambas y desarrolla su capacidad creativa. La relación entre movilidad e inteligencia es muy íntima y siempre de gran importancia en los niños.

5.- Las áreas cerebrales del control del movimiento

El mundo de la percepción está regido por el sistema nervioso. De las células nerviosas, entre el 75 % y el 80% son neuronas sensitivas, el resto son motoras. Esto quiere decir que, en la persona, más que la función eferente (de salida) predomina la función aferente (de entrada). Nosotros somos fundamentalmente receptivos. Cuanto más hagamos percibir sensaciones variables más información va a tener nuestro archivo a la hora de confeccionar conductas motrices y por lo tanto más autonomía de elección. Cuanto más activo esté nuestro sistema  receptor más capacidad obtendrá en su función. No podemos olvidar que nuestro cerebro es un contenedor que cuanto más se le mete más capacidad tiene.

Poseo la indubitable experiencia de que, mediante el pensamiento y la voluntad, puedo controlar mis acciones si lo deseo, por más que en la vida, estando en vela, sólo rara vez se ejercita esta prerrogativa. No puedo dar una explicación de cómo el pensamiento puede llevar a la acción, si bien este fracaso sirve para subrayar el hecho, al que se ha aludido en diversas secciones de discusión, de que nuestra física y nuestra neurobiología actuales son demasiado primitivas para esta tarea tan apasionante, consistente en resolver la antinomia entre nuestras experiencias y nuestra comprensión de la función cerebral. Cuando el pensamiento lleva a la acción, como neurólogo, me veo obligado a conjeturar que, de algún modo, mi pensamiento cambia los patrones operativos de las actividades neuronales de mi cerebro. Así pues, el pensamiento acaba por controlar las descargas de impulsos de las células piramidales de la corteza cerebral, y finalmente las contracciones de los músculos y los patrones de conducta que se derivan de ahí. Podemos replantear este problema neurológico fundamental, de la siguiente manera: ¿Cómo puede el deseo de un movimiento muscular poner en marcha acontecimientos nerviosos que conduzcan a la descarga de las células piramidales de la corteza motora y, de ese modo, a la activación de la vida nerviosa que lleva a la contracción muscular que produce el movimiento? (Eccles 1993-318).

La movilidad, expresada desde la riqueza motriz, no es una operación sencilla garantizada por el hecho de nacer. Es, mas bien una operación neuromuscular, dirigida a nivel cerebral, cuyo grado de percepción depende de la oportunidad para moverse, de la práctica motriz y de la calidad de percepción de los movimientos. Todo esto se traduce en estímulos recibidos por el sistema cinestésico que llevan al desarrollo de la inteligencia motriz. La adecuación neurológica, lograda en las primeras etapas de la vida del niño, le permiten un seguro de madurez equilibrada, con incidencia en los aprendizajes escolares de etapas sucesivas.


En la circunvolución precentral aparece el mapa aproximado de las áreas de transmisión motora, mientras que en la circunvolución poscentral aparece un mapa semejante en el que se señalan las áreas de recepción somático-sensorial.

Doman (1991, 1996) estima que si estudiamos a un niño, desde su nacimiento a los seis años, en estos comportamientos de la inteligencia humana, considera que la más básica es la inteligencia motriz.

Los investigadores soviéticos han estudiado sobre las consecuencias de la motricidad en el desarrollo humano. Destacan la influencia socio-cultural en el desarrollo motriz y cómo el niño adquiere la herencia de los adultos por la integración en la sociedad y su integridad física y motriz.

La inteligencia física, como así la denomina Doman, tiene su base en la función cortical. La movilidad es uno de los elementos que permiten alcanzar un armónico y gradual desarrollo cerebral en las áreas de percepción motriz y motóricas. Para este investigador, un cerebro organizado y mejor desarrollado es un cerebro más inteligente.

Los aportes de Le Boulch (1971, 1981), Vayer (1977), Cratty (1982) Doman (1991) y otros, han servido para comprender el desarrollo humano y establecer sistemas pedagógicos de relieve internacional. Dan importancia a la motricidad para el desarrollo del sistema nervioso y sobre todo en las funciones corticales de interrelación de áreas y funciones. La educación en los primeros años no puede dejarse a la libertad del niño, es fundamental el papel del adulto en el desarrollo motor y en su relación con el medio, ya que es el adulto quien pone al niño en un medio rico para el aprendizaje.

Actualmente hay una línea de la psicolgía cognitiva que trata de estudiar la relación existente entre motricidad y cognición. Justifican las investigaciones sobre la cognición y motricidad basados en los siguientes criterios:

- El movimiento mismo puede ser objeto de procesos cognitivos, esto se da cuando el objetivo perseguido por el ejecutante coincide con la forma de movimiento producido, (Pailhous y Bonnard, Cratty, Doman).

- La motricidad aparece como la fuente del pensamiento (Piaget, Le Boulch).

- La actividad motriz adquiere un rol importante en el proceso de socialización de las personas (Wallon, Parlebas,...)

- La respuesta motriz integrada es la base de integración de los procesos que aseguran la organización y el control de la personalidad (Vayer).

- La riqueza de movimientos está en relación con la inteligencia motriz (Domann 1996).

Sobre estos manifiestos deberemos consolidar toda la acción motriz. El movimiento inteligente es movimiento pensado y sentido. El movimiento comprendido nos lleva a querer más movimiento. El controlar nuestro cuerpo en movimiento nos lleva a encontrar seguridad en aquello que queremos.

Si para lograr esto el alumno tiene su oportunidad correspondiente,  con la aplicación de la frecuencia necesaria, la cantidad adecuada, la intensidad oportuna, dentro de un campo afectivo, el aprendizaje y el desarrollo de la inteligencia motriz será una realidad.

Para ello necesitamos alimentar los conceptos de valores humanos que hacen más sensibles a las personas en lo referente a sí mismos, al trato y consideración con los compañeros, al respeto hacia las cosas y al cuidado del medio en el que vivimos.

Y en este tejido educativo, el movimiento tiene una función que nos parece digna de aplicarle y tener en consideración: es la de ser intermediario en la formación de la personalidad, porque como dirá Vayer en su obra “El diálogo corporal”, todos los datos del desarrollo del niño están íntimamente vinculados a ese dato fundamental de la personalidad que es la elaboración del esquema corporal.

Un cerebro activo en edad infantil, es un cerebro que crece. Los principios del desarrollo del ser humano, parece ser que, son más importantes que los métodos. Los principios son la base de la técnica de los métodos. Los principios están en la naturaleza del desarrollo: principios - técnicas - métodos. Por eso Pérez Gómez, en la introducción que hace de la obra de Elliott (1990), sobre la investigación-acción en educación, nos dirá que: “son los valores y principios, y no los resultados observables, los que convierten un proceso en educativo”.

6.- Análisis del movimiento y su relación con el espacio, tiempo, objetos y personas.

Pensemos en una acción muy natural: “gatear”


Si analizamos cada una de las columnas del esquema anterior encontramos que el niño realiza los movimientos de gateo de forma variada y divergente. Podíamos plantear otra acción cualquiera. Esto le permite incrementar su riqueza motriz, por tanto su inteligencia motriz.

Esta variación de movimientos los adapta al espacio y a tiempos diferentes. Cada vivencia, cada experiencia le permiten nuevos niveles de intervención; nuevos ajustes a las necesidades del momento.

Según progresa, la intervención con las cosas se hace más rica, más variada, más ajustada. Su movimiento, en el espacio y tiempo unido a la relación con las cosas le permite investigar, descubrir,  crear y recrearse en su mundo interior y exterior. Son aspectos necesarios para organizar su inteligencia espacial.

A su vez, tenemos la relación con otras personas. La interrelación con sus padres, hermanos, compañeros de escuela, de juego, etc., le permiten desarrollar sus capacidades interpersonales.

La vivenciación consigo mismo, su cuerpo, sus posibilidades es necesaria para su desarrollo intrapersonal. Lo psicológico nace de lo biológico (Freud). Las interacciones consigo mismo se refuerzan por el movimiento. Desde la percepción motriz, algo que se da con facilidad en el proceso de la psicomotricidad. La satisfacción personal tras la consecución de logros personales. La aceptación, autoestima o comprensión de uno mismo le hacen crecer en el afianzamiento de su personalidad. Todo se halla vinculado entre sí, pero en tu cuerpo eso se organiza de manera natural y efectiva.

Desde este mundo de divergencias y convergencias, las áreas asociativas del cerebro permiten interpretar y ajustar lo querido, deseado y convenientemente ideado a las necesidades del niño y a su mundo complejo.

Está claro que el niño a lo largo de su evolución, va adquiriendo una serie de capacidades que significan que existen una serie de neuronas encargadas de regular esa acción. Estas neuronas están conectadas de tal manera en forma de circuito que son capaces de dar una respuesta motriz adaptada al medio, modificando este o actuando sobre él para activar su propio organismo.

En este sentido hemos de subrayar otro concepto importante: la edad crítica para desarrollar una función, es decir, encontrar el momento o la facultad idónea para el crecimiento y desarrollo del sistema nervioso.

Autores como Susan Ludington, Glenn Doman, Rachel Cohen, F. Manuel Kovacs, David Lewis, entre otros, han estudiado la importancia de la estimulación oportuna en los momentos críticos de desarrollo del niño para aplicarlo a la enseñanza de las tareas escolares, e incluso en el periodo fetal, donde recomiendan estimulaciones antes del nacimiento con resultados sorprendentes en el cociente intelectual. Ya María Montessori defendió lo que describió como "periodos sensitivos" a los momentos idóneos de aprendizaje de ciertas tareas escolares, y hoy se aplica en las escuelas de la pedagogía Montessori.

Nuestro trabajo se orienta en la vía del desarrollo motriz, y en este sentido también encontramos momentos críticos. El neurólogo Francisco Manuel Kovacs afirma que: “a partir del día noventa de gestación, existen orgánicamente los canales semicirculares del sistema vestibular, pero aparentemente eso no funciona hasta aproximadamente el día ciento ochenta, alrededor del  sexto mes”. Cuando el niño capta los estímulos de que se rota, de que se mueve, esta fomentando también la creación de las conexiones necesarias, de los arcos reflejos motores  que en periodos posteriores le serán muy útiles. Por lo tanto estimular el equilibrio es francamente importante. El niño utiliza, a partir del concepto del equilibrio, su orientación de arriba y abajo para situarse "in útero" y facilitar su anclaje para la salida al parto. Por tanto, la materia orgánica ha formado el sistema vestibular funcional para el quinto o sexto mes; a partir de aquí, los movimientos de la madre y del propio feto van a desarrollar los primeros arcos reflejos que permitirán en el niño un desarrollo psicomotor más rápido y efectivo. Esto significa que los movimientos de la madre durante el embarazo benefician la estimulación del complejo vestibular, el cual será encargado de regular diversas funciones del equilibrio en el niño.

En este estudio de la actividad motriz queremos plasmar una visión integral, donde consideremos a la vez el movimiento humano como activador y partícipe de diferentes procesos. a)El proceso fisiológico para la utilización de la energía. b)La actuación motriz, o manifestación motriz conlleva la respuesta a ciertas órdenes del sistema nervioso, las cuales son, a su vez, una manifestación de la interpretación de las experiencias del ámbito motriz. c) La acción motriz, activa el proceso neurológico de recepción de nuestro cuerpo hacia el centro de control, considerado como tal al sistema nervioso central.

Desde estas tres orientaciones sobre las que la motricidad humana tiene influencia, hemos establecido ciertos conceptos de estudio, que hemos agrupado en tres bloques: las aptitudes físicas, fundamentadas en los procesos fisiológicos; los componentes cinestésicos, fundamentados en los procesos propioceptivos; y los procesos de la manifestación motriz, representados en la coordinación dinámica general, con la coordinación motriz y la coordinación visomotriz.

Todo ello enmarcado en el espacio y el tiempo. Mediatizado por el impulso fisiológico de acción, el medio ambiente y la motivación, para llegar al movimiento conceptual. Esta representación esquemática nos permite interpretar la psicomotricadad desde una óptica integral y generalizada.


Como reflexión final nos preguntamos:

¿ES NECESARIA LA ACCIÓN SISTEMATIZADA

PARA QUE LA FUNCIÓN DE LOS ÓRGANOS

ENCARGADOS DE LA INTELIGENCIA MOTRIZ

PUEDAN MEJORAR EN LA MEDIDA IDEAL

O MÁXIMO POTENCIAL?

LA INTELIGENCIA MOTRIZ VALORADA DESDE LA RIQUEZA Y ADAPTACIÓN DE MOVIMIENTOS

Javier Aguirre Zabaleta