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UN PROYECTO PARA EL
TRABAJO EN VALORES CON NIÑOS Y NIÑAS DE 2 A 6 AÑOS
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La Educación es un proceso interno por el
cual el niño o la niña logra progresivamente su desarrollo
integral en todas las dimensiones madurativas del ser humano. En palabras
de Friedrich Fröbel: "La educación no es sino la
vida o el medio que conduce al hombre, ser inteligente, racional y
consciente, a ejercitar, desarrollar y manifestar los elementos de
vida que posee por sí propio"
Con las anteriores consideraciones, el artículo
29 de la Convención sobre los Derechos de los Niños
aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre
de 1.989, dice:
Los Estados Partes convienen en que la educación
del niño debe de estar encaminada a:
Desarrollar la personalidad, las aptitudes y
la capacidad mental y física del niño hasta el máximo
de sus posibilidades.
Si bien no es una definición, sino "a
lo que debe de estar encaminada" enmarca y define perfectamente
que debemos entender hoy por educación. Hoy podríamos
definir educación como aquella ofrecida a cada uno de los niños
y niñas para que adquieran conciencia de sus capacidades
sensoriomotrices y creadoras, de sus posibilidades de expresión
y comunicación y de sus habilidades intelectuales y emocionales,
a través de experiencias de socialización pedagógica
y recreativa.
Avanzando sobre lo anterior, en el informe realizado
por el Dr. Delors para la UNESCO afirma que la educación
en el siglo XXI ha de basarse en los siguientes pilares:
- Aprender a CONOCER.
- Aprender a HACER.
- Aprender a VIVIR.
- Aprender a SER.
Asegura el Dr. Delors que la educación
tiene una doble misión: "Enseñar la diversidad
de la especie humana y contribuir a una toma de conciencia de las
semejanzas y la interdependencia entre todos los seres humanos. Desde
la primera infancia, la escuela debe, pues, aprovechar todas las oportunidades
que se presenten para esa doble enseñanza".
Resulta evidente que, a través de la educación,
debemos ayudar a los niños y niñas a crecer como
personas libres, con capacidad crítica, exigiendo lo mejor
que cada uno puede aportar de sí mismo a la sociedad, ayudando
a formar su carácter y a que aprendan a conducirse razonablemente
a través de la interiorización de roles y valores morales
y sociales.
La educación potencia las posibilidades que
la naturaleza, la herencia o el entorno han ofrecido al niño
o la niña. Nunca debe tratar de cambiarle según un patrón
dado, sino estimular en él o ella lo mejor de lo que lleva
en sí mismo, encauzando y enriqueciendo su potencial.
A través de la educación podemos formar
nuevas generaciones que conozcan y comprendan el mundo y se comprometan
a mejorarlo día a día. Apoyándose en el conocimiento
de las diferentes culturas y los nuevos conocimientos que aportan
las disciplinas científicas, humanísticas y artísticas
debe adaptarse a los nuevos retos y oportunidades de la sociedad contemporánea
en la que los cambios se suceden de forma rápida.
Sin duda, la Educación es mucho más
que la adquisición de conocimientos de las diferentes disciplinas
y nunca debe confundirse con la instrucción, mas en este tramo
etario. Es un concepto que nos viene más allá que de
la suma de administraciones educativas e instituciones escolares,
porque en la formación del ser humano interviene otros agentes
como la familia, el grupo de amigos, el ambiente de la calle, los
medios de comunicación, etc.
LA SOCIEDAD EN EL MUNDO ACTUAL
Si educamos al niño o la niña para
la vida en sociedad, debemos reflexionar sobre el tipo de sociedad
en la que va a desenvolverse, sus roles, normas, pautas y valores,
además de las pequeñas sutilezas implícitas en
los aspectos relacionales.
Para conseguir una idea aproximada del tipo de sociedad
futura debemos basarnos en el conocimiento de las culturas actuales
y los cambios rápidos que hoy se producen en las costumbres,
las normas y las relaciones sociales. Sobre todo es importante observar
los problemas y los motivos que los provocan para promover una educación
encaminada a mejorar la sociedad actual.
En la era de la comunicación el 20% de la
población disfruta de la mayoría de bienes y riquezas
del planeta. Un porcentaje elevadísimo de mujeres se encuentra
en situación de inferioridad con respecto a los varones y más
de 100 millones de niños y niñas están sin escolarizar,
mientras otros 100 millones no llegan a terminar los estudios primarios.
Se estima que en el mundo existen 800 millones de
analfabetos que, habitualmente se hallan en situación de pobreza
extrema y, en muchos casos, están sometidos a explotación.
Esta población menos favorecida está compuesta por los
sectores marginales de los países más desarrollados
y gran parte de la población de Africa, Asia y América
Latina, donde mueren al año millones de niños y niñas
a causa de enfermedades de fácil curación, por falta
de alimentos o víctimas de algún tipo de violencia.
En el planeta hay una clara desigualdad en la distribución
de riquezas de todo tipo. En los países más prósperos
un amplio sector de la población dispone de formación
académica superior, la mayoría de hogares poseen ordenador,
comunicación por Internet, televisión interactiva, telefonía
fija y celular y otros adelantos tecnológicos que les dan acceso
al conocimiento y a la cultura.
Las zonas con recursos materiales disfrutan de los
avances de las ciencias consiguiendo sociedades democráticas
con mayor libertad y dinamismo.
En estas comunidades hay una tendencia muy extendida
al consumo exagerado y a la competitividad desmesurada, el estrés
está generalizado afectando incluso a la población infantil.
Los excesos en la alimentación, el consumo de alcohol, tabaco
y otras drogas ha disparado el número de enfermedades. Los
problemas de inestabilidad emocional son numerosos, la ansiedad y
la depresión están muy extendidas y el porcentaje de
casos de suicidios es superior al de épocas anteriores. Ha
decrecido en cantidad y calidad el tiempo que las madres y padres
dedican a sus hijos e hijas en la misma progresión que aumenta
la cantidad de bienes materiales que les ofrecen, siendo éste
uno de los problemas que los sociólogos analizan cuando argumentan
que la institución familiar está en crisis.
Estos países más avanzados están
sufriendo otra gama de "enfermedades": la violencia e inseguridad
ciudadana, el racismo y los movimientos xenófobos, los problemas
de drogadicción y narcotráfico, la emigración
que suele crear guetos de miseria en los perímetros de las
grandes ciudades, el grave deterioro del medio ambiente, y un largo
etc.
Las desigualdades entre países ricos y pobres
amenazan el equilibrio del planeta ya que los más desarrollados
parecen tener como objetivo aumentar su abundancia (que no parece
ofrecer felicidad generalizada entre la población), mientras
los desfavorecidos cada vez se ahogan más en la frustración,
la decepción, la amargura, el desánimo y la impotencia.
Hoy, que tanto hablamos de la aldea global, debemos
ser conscientes de que nuestro planeta es uno solo y de que los efectos
negativos de los desequilibrios nos terminan afectando a todos porque
un conflicto bélico o la hambruna de una zona provoca una emigración
masiva de sus ciudadanos hacia lugares más prósperos
que aumentarán los problemas antes mencionados, o los resultados
de los índices de las bolsas de Tokio o Nueva York desestabilizan
la economía de la mayoría del planeta, por citas algunos
ejemplos.
Ya que cualquier conflicto, problema o injusticia
puede afectarnos a todos, todos somos responsables de promover
los VALORES HUMANOS que consigan la solidaridad, la apertura y la
tolerancia a otras razas y culturas. Compartir con los países
más desfavorecidos parte de la riqueza y los conocimientos
y, a través de la solidaridad conseguir justicia, igualdad
y mayor libertad para todos los pueblos de nuestra aldea global. Porque
juntos, y a través del diálogo podemos buscar soluciones
a las diferencias que existan y podemos realizar acciones conjuntas
para frenar el deterioro del medio ambiente.
La solución a los graves problemas del
mundo actual se halla en la EDUCACION y, como explicábamos
en el primer capítulo de esta Justificación, los responsables
somos los Agentes Educativos. Como nos recuerda un proverbio oriental:
"Si deseas prosperidad para un año, planta arroz. Si deseas
prosperidad para diez años, planta arboles. Pero si lo que
deseas es prosperidad para toda la vida, educa a las nuevas generaciones".
EDUCACIÓN EN VALORES
Cada niño o niña es un ser humano único,
original e irrepetible, el más perfecto y bello producto de
la Naturaleza. También, y debido a las influencias del ambiente,
llega a ser el producto de la cultura en la que se desenvuelve.
En el mundo civilizado, en especial en el medio urbano,
la formación del niño o la niña se desarrolla
de forma distinta a lo dispuesto por la Naturaleza. La satisfacción
de su existencia depende tanto de su persona como del entorno que
le rodea, y este ambiente externo ha de serle favorable de modo que
no amenace su seguridad, ni obstaculice su necesidad de satisfacción.
La educación debe respetar y potenciar la
individualidad del niño o la niña pero teniendo en cuenta
que no es un ser aislado sino un sujeto social que nace y crece en
comunidad y evoluciona hacia la independencia en función de
la calidad de relaciones humanas que establezca.
El niño o niña dispone de naturaleza
sociable desde que nace, está concebido para la convivencia.
A medida que crece va siendo capaz de asumir responsabilidades como
miembro de la sociedad y de aportar a ésta su originalidad,
que nunca debe confundirse con egoísmos caprichosos.
Partiendo de esta premisa y sabiendo que el niño
o niña cuando nace desconoce los roles, las normas, las pautas
y los valores morales y sociales de su comunidad, los agentes educativos
nos convertimos en facilitadores de experiencias y relaciones que
facilitan su progresiva madurez social.
Podemos definir un valor como un elemento real,
deseable, objetivo y conveniente al ser humano que lo interioriza
a través de la experiencia individual y se convierte en una
norma moral de conducta.
La persona, a través de su experiencia selecciona.
Elige y hace suyo un sistema de valores que le ayuda a desarrollar
una conciencia moral y a adquirir el compromiso individual de organizar
su conducta llevándolos a la práctica.
La educación, como se ha menciona en apartados
anteriores, está cargada de un contenido moral que ofrece una
guía de conducta al niño o la niña desde su primera
infancia promoviendo la madurez interna necesaria para adquirir una
conciencia moral autónoma.
El pequeño o pequeña, en las primeras
etapas del desarrollo, se abre al conocimiento de sí mismo,
del mundo que le rodea y de las personas de su entorno, es decir,
se educa influenciado por el ambiente en que se desenvuelve. Este
ambiente debe ofrecer unos modelos de roles y valores positivos aceptados
por la comunidad, ayudándole a alejarse de los valores negativos,
las fuerzas destructivas o los contravalores.
Siempre es positivo recordar el artículo 2º
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 10 de
Diciembre de 1.948 que nos ofrece una visión universalista
de los valores:
"La educación tendrá por objeto
el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento
del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales,
favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad
entre todas las naciones y todos los grupos o religiones y promoverá
el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento
de la paz".
CUALIDADES, RECURSOS INTERNOS Y VALORES
Las cualidades, los recursos internos y los valores,
en algunos casos, son la misma cosa.
Las cualidades y los recursos internos pueden ser
innatos y evolucionar en valores morales y sociales.
Lo menos importante es saber cuál es cuál,
lo que interesa es que germinen y proporcionen los ingredientes básicos
para lograr el desarrollo del potencial del niño o la niña
en todas las dimensiones del ser humano
Muchas cualidades existen desde el nacimiento y,
según lo que ocurra a lo largo de la infancia, evolucionarán
en recursos internos y valores, o se atrofiarán para siempre.
Por simples que nos parezcan, es importante reconocer
las cualidades y apreciarlas, no hay que dar por sentado que los niños
y niñas las poseen y hay que ayudarles a sentirse sueños
de ellas, a utilizarlas y desarrollarlas.
Nadie posee todas las cualidades, pero si la mayoría.
Muchas están interrelacionadas y el desarrollo o atrofia de
una de ellas suele afectar a los demás.
Algunas cualidades, virtudes, recursos internos y
valores
- Autocuidado, valoración de la propia vida,
etc..
- Vitalidad y entusiasmo por la vida. Desarrollar
esta cualidad evitará depresiones, negativismos, resignación
y otros problemas en la edad adulta.
- Curiosidad que proporciona motivación por
aprender, observar y explorar. La curiosidad alimenta la vitalidad.
- Sensibilidad para percibir y responder ante los
estímulos. Complementa la curiosidad y desarrolla el proceso
de aprendizaje. Demasiada sensibilidad hace a los niños y
niñas más vulnerables ante cualquier problema, cambio
o desorden de su entorno.
- Estabilidad. Los cambios frecuentes de vivienda,
de ciudad, de colegio, de relaciones familiares y sociales, golpean
la seguridad interior.
- Experiencias positivas. Incluso durante el
embarazo y, por supuesto, desde el momento de nacer, el niño
o niña percibe sensaciones más o menos placenteras
en función del grado de empatía y entrega afectiva
de los adultos que le rodean. Si el niño o la niña
tiene experiencias positivas en su relación con el medio,
será capaz, entre otras cosas, de establecer relaciones afectivas,
adquirir mecanismos de adaptación a diferentes situaciones
sociales y desarrollar una adecuada resistencia a la frustración.
- Experimentar sentimientos sexuales, hablar abiertamente
de ellos, encontrar aceptación por parte de padres, madres
y educadores, así como contar con una educación adecuada
al respecto.
- Atractivo físico y carisma. Cualidades valiosas
en cualquier tipo de cultura, siempre que el niño o la niña
no se centre en ellas de forma exclusiva, provocando algún
nivel de narcisismo.
- Dar y recibir amistad desde la primera infancia
con iguales de ambos sexos. Entre otros muchos beneficios, facilitará
relaciones futuras. Supone el afecto personal, puro y desinteresado.
- Sentido del humor. Al igual que otras cualidades,
necesita ser desarrollado. La percepción y sensibilidad a
la incongruencia, la respuesta a la broma y la inventiva humorística
aparecen a edad temprana. Desarrollar el sentido del humor requiere
utilizar la creatividad, la inteligencia y distintas emociones para
producir la inventiva espontánea. Es tremendamente útil
para relacionarnos con nosotros mismos y con los demás, y
hace soportables las experiencias difíciles.
- Capacidad intelectual que incluye otra serie de
capacidades. El potencial "normal" es enorme y su desarrollo
está marcado por los estímulos que reciba desde el
mismo momento de nacer.
- Orientación. El estado de salud emocional
es muy importante para que el niño o la niña sepa,
desde edad temprana, quién es, cuándo y dónde
está.
- Intuición o capacidad para entender a los demás,
está muy relacionada con la habilidad de empatizar. Es muy
útil en el crecimiento personal y en las relaciones humanas.
- Imaginación, entre otras cosas, para experimentar
situaciones en sentidos que nos proporcionan más información
que lógica. Esta cualidad es importantísima para el
desarrollo creativo.
- Capacidad para expresar pensamientos y sentimientos.
La expresión verbal es una forma de autoexpresión
y afirmación. La elocuencia es muy importante en la interrelación
con los demás.
- Discernir lo que está bien de lo que está
mal, para ello es necesario adquirir un buen nivel de conciencia
social y un criterio ético y moral adecuado. Es decir, interiorizar
un correcto sistema de valores humanos. Cuando la conciencia social
está empobrecida, la forma de relacionarse es destructiva.
La rebelión o la conformidad son conductas que paralizan
la autorrealización.
- Integridad. Surge cuando existe un firme sentimiento
sobre la propia personalidad y garantiza un sólido sentimiento
de uno mismo. Con ella se fomenta el respeto por los propios valores,
pensamientos, sentimientos e ideas. Facilita las relaciones y emociones
saludables. Llevada a extremos puede conducir a exigencias perfeccionistas
en uno mismo o en los demás.
- Persistencia y objetivos. Fijarse objetivos desde
edad temprana y persistir, solventando dificultades, eleva la autoestima
y desarrolla la capacidad de esfuerzo y paciencia.
- Paciencia. El saber esperar nutre la capacidad de
aplazar la gratificación, que es una necesidad indispensable
para el entrenamiento, la realización de las destrezas o
logros de cualquier clase.
- Resistencia a la frustración, que determina
en gran parte la capacidad para llevar a cabo procesos dirigidos
a la realización de objetivos. El aprendizaje viene acompañado
por un grado moderado de frustración, los niños y
niñas han de desarrollar su propia resistencia en estas situaciones
para solventar y superar la frustración que experimentan.
- Tolerancia a la ansiedad. Cuando es insuficiente,
las relaciones, las tareas intelectuales difíciles, la actividad
creativa, etc., se evitan o abandonan con facilidad.
- Satisfacción en la escolarización temprana
que, entre otros muchos beneficios, proporciona el estímulo
para intentar posteriormente experiencias escolares más complejas
y difíciles.
- Tranquilidad y paz interior durante la infancia,
ayuda extraordinariamente al proceso de aprendizaje y a desarrollar
la capacidad de concentración.
- Alegría de vivir, entusiasmo, ilusión, esperanza,
optimismo y alegría de compartir con otros la propia experiencia.
- Espontaneidad, se produce cuando hay contacto con
los propios sentimientos, es la antítesis de la impulsividad.
- Independencia. Cuando el entorno es saludable,
el niño o la niña se independiza a medida que evoluciona
su desarrollo. Supone cuidar de uno mismo en función de la
edad, también relacionarse y cooperar con los demás
sin perder los propios valores.
- Adaptación y flexibilidad, hacen posible
adoptar soluciones y puntos de vista ante situaciones desconocidas.
Los niños y niñas disponen de un gran potencial en
esta capacidad y, como en el resto, su desarrollo o empobrecimiento
dependerá de las primeras experiencias.
- Sentido de la realidad como persona humana, que
determina en gran parte las expectativas. Si éstas son exorbitantes
conducen a frustraciones, desengaños, baja autoestima y depresión.
- Autoaceptación, que se logra cuando
se conoce la propia realidad, las capacidades y limitaciones. Con
aceptación plena de la propia realidad se consideran irrelevantes
la aprobación o desaprobación de los demás.
- Amabilidad para llevar a la práctica una
actitud afectuosa, afable y complaciente.
- Solidaridad y altruismo prestando ayuda a los demás
aún a costa de renunciar a beneficios propios. Ponerse al
servicio de los demás de buen grado sin obtener algo a cambio,
sino la satisfacción personal.
- Comprensión y capacidad de ponerse en el
lugar de los demás para ver las situaciones desde su punto
de vista.
- Autoestima elevada , es decir la consideración
de que se es digno de amor y que importamos por el hecho de existir,
sintiendo que se valora y respeta la propia individualidad.
- Bondad y generosidad que ofrecen el gozo de dar
y compartir, viviendo con humildad y disfrutando
de las cosas sencillas de la vida. La bondad supone grandeza de
carácter y de espíritu.
- Calma, paciencia y capacidad de reflexión
que conduce al sentido común, evitando las tensiones y la
ansiedad y conduce al ambiente de paz y equilibrio
y transmite tranquilidad, sosiego, fuerza y serenidad.
- Compasión para sentir ternura y lástima
por los problemas de los demás.
Es imposible hacer un análisis completo de
todas las cualidades, virtudes y valores en el presente trabajo; además
de los mencionados, podemos añadir:
Aprecio, confianza, eficacia, independencia, justicia,
libertad, madurez, modestia, piedad, respeto, responsabilidad, sencillez,
ternura, tolerancia, voluntad, autenticidad, caridad, cordialidad,
diálogo, dignidad, esfuerzo, esperanza, disciplina, éxito,
familiaridad, felicidad, ilusión, gratitud, honradez, naturalidad,
obediencia, trabajo, autorrealización, creatividad, dulzura,
disponibilidad, espiritualidad, firmeza, humanidad, fortaleza, sinceridad,
cooperación, filantropía, amor, ciudadanía, honestidad,
unidad, etc.
LA EDUCACIÓNN TEMPRANA EN VALORES
Resulta evidente que la educación es ante
todo un viaje interior, cuyas etapas corresponden a las de la maduración
constante de la personalidad. Maduración en la que iremos adquiriendo
y consolidando conocimientos y actitudes en las que basaremos nuestros
comportamientos y acciones.
Del mismo modo resulta básico aprender
a vivir juntos, para lo cual será imprescindible educar
desde la primera infancia las normas por las que se rige, o debería
regirse, esta convivencia. Si Educación Temprana la hemos definido
en multitud de ocasiones como aquella encaminada a "desarrollar
la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física
del niño hasta el máximo de sus posibilidades", podemos
afirmar que es aquella encaminada al desarrollo de la personalidad,
y de los valores que nos permiten la convivencia, hasta el máximo
de sus posibilidades.
Los logros fundamentales del desarrollo de la personalidad
en educación temprana consisten en la formación de la
autoconciencia y de una indudable subordinación y jerarquización
de motivos. Gracias a esto el niño y la niña adquieren
un mundo interior bastante estable, que les permite una activa y consciente
participación en el mundo que les rodea e imprime una determinada
tendencia a toda su conducta.
La condición fundamental para poder hablar
de una formación de la personalidad en esta edad es que su
comportamiento puede ser previsto, lo cual implica una dirección
del comportamiento. El punto central de esta formación es la
observancia de reglas de conducta que son socialmente aceptadas, normas
que los niños y niñas asimilan en su actividad y en
la comunicación con los adultos y el mundo circundante, y que
les permiten regular su conducta de manera mucho mas efectiva que
en etapas posteriores
Desde este punto de vista, los valores se conforman
en el proceso de desarrollo del individuo, a partir de sus etapas
mas tempranas.
Dentro de esta concepción los valores son
infinitos, en el sentido en que es infinita la realidad objetal
e ideal. Ello hace que realizando acciones que abarquen una gama
importante de aspectos de la realidad, se estén sentando las
bases para la formación de múltiples valores. Dentro
del enfoque "global del niño o niña" se instauran las
premisas de los distintos valores específicos que van a caracterizar
al ser humano adulto, sin que se pueda pretender hablar de valores
específicos en tan tiernas edades.
Para elaborar el presente programa educativo para
la formación de valores en edades tempranas hemos tenido en
cuenta que sea universal, que pueda adaptarse a las diferentes culturas
y comunidades.
Es sencillo de llevar a la práctica, ofrece
un modelo positivo de roles y transmite cualidades o virtudes fundamentales.
La formación de valores en la educación
temprana debe realizarse de la misma manera en que se conforman
los hábitos, habilidades, conocimientos y capacidades, y mediante
los mismos procesos y procedimientos educativos, ESTO ES DE MANERA
GLOBALIZADA. Nos ceñimos a un número de valores universalmente
aceptados por todos los entornos culturales, los tratamos con amplitud
y profundidad, y a través de ellos, se pueden globalizar aquellos
que más tenga en cuenta cada cultura.
En los primeros años de la vida los valores,
como todo en el niño, tienen un enfoque globalizado,
al igual que sucede con los conceptos, las normas, las nociones, las
capacidades, habilidades y otras formaciones psicológicas,
porque la actividad del niño y la niña en estas edades
tiene un carácter generalizado. Solo en el final de la edad
preescolar es que se comienza a plantear una diferenciación
de estos valores globales, en la medida en que el desarrollo afectivo
y cognoscitivo permite un conocimiento y una vivencia mayor de la
realidad circundante.
Hemos considerado la globalización a través
de los siguientes valores:
Pretendemos ofrecer a los niños y niñas
la oportunidad de elaborar y buscar conocimientos apreciando la importancia
y el valor de éstos por sí mismos y su utilización
en la vida diaria.
Un programa dirigido a niños y niñas
de estas edades tempranas no puede ser uniforme, por ello hemos elegido
actividades que, con estrategias sencillas, puedan individualizarse
y adaptarse con facilidad a las necesidades comunes del grupo que
lo desarrolla y a las individuales de cada niño o niña.
Los verdaderos protagonistas del programa son los
niños y niñas a quienes va dirigido y únicamente
ha de servir al fin de que éstos integren los valores sociales
y morales
El juego constituye la actividad principal del desarrollo
en la edad preescolar, y mediante el mismo el niño o niña
aprende las relaciones mas importantes de la realidad. Por lo tanto,
la formación de valores en estas edades ha de organizarse de
manera lúdica y en la propia actividad, si bien la concientización
y verbalización como fase final del proceso de formación,
ha de significar el momento metodológico que culmine un determinado
nivel de adquisición.
Como toda formación psicológica,
es imposible actuar directamente en la estructuración
de los valores, al igual que lo es en el de las capacidades o
la motivación. Para ello es necesario llevar a cabo actividades
bien organizadas y concebidas metodológicamente, que permitan
que los niños y niñas se orienten por sí mismos
en su realización, base de orientación que se transfiere
a cualquier otra actividad semejante, y que progresivamente forma
la capacidad, el motivo o el valor en dependencia de que es lo
que se pretenda formar. Constituye un error conceptual plantearse
el trabajo directo en la formación de valores, y lo
que se hace es trabajar en las habilidades, hábitos, conceptos,
nociones y vivencias que van a dar como resultado la formación
del valor.
Los valores realmente no se enseñan como
tales, sino que surgen como consecuencia de la realización
de actividades que sean de interés para los niños y
niñas y en las cuales se realizan acciones que van actuando
sobre la composición de estos futuros valores. Cuando en un
juego de roles o en una dramatización "el héroe"
ayuda al amigo desvalido, se están realizando hechos que ejercen
una determinada influencia sobre la concepción de lo que es
la amistad y la solidaridad humana, que paulatinamente, y por la repetición
y enriquecimiento de esta actividad, van convirtiéndose en
lo que posteriormente ha de constituir un valor en la personalidad.
El valor como tal se conoce, se aprende y se elige
en las acciones de la vida cotidiana, por los comportamientos que
los niños y niñas asimilan y por los que observan en
los adultos, y su formación puede darse de manera espontánea,
o dirigirse pedagógicamente. Esto último garantiza que
el valor individual concuerde con lo que constituye la norma o valor
social.
Si las actividades que se propician para la formación
de los valores se acompañan de satisfacción y bienestar
emocional, el niño y la niña tenderá a repetirlas,
y se convierten en habituales en la medida en que pasan a formar parte
del sistema regulador de la conducta.
Es decir, que la formación de hábitos
y realización de actividades dirigidas a formar valores deben
desarrollar sentimientos y vivencias, y no solo reforzamientos
externos para orientar su conducta. En este sentido, los conocimientos
por sí solos no garantizan la formación del valor,
sino que han de acompañarse de vivencias emocionales,
que expresan en este plano la unidad de los procesos afectivos y cognoscitivos.
Por todo lo expuesto, afirmamos que las actividades
dirigidas a formar los valores deben ser ricas, estimulantes y
propiciadoras de vivencias emocionales positivas, constituyen
la vía educativa ideal para alcanzar una formación de
verdaderos valores, que los niños y niñas expresen en
las mas disímiles condiciones de la vida, regulando su comportamiento
aún en aquellas que no les fueron enseñados.
Teniendo en cuenta las características de
la edad (tiempos de excitación e inhibición, del sistema
nervioso básico de los niños) y que los niños
y niñas trabajarán aquello que conecte con sus interés,
hemos "enmarcado la educación en valores" en el "club de
los niños cuidadores del planeta tierra" porque
en estas edades sienten gran atracción por la naturaleza (animales,
plantas, etc. ) y responden fácil y favorablemente a sus estímulos.
¿POR QUÉ LA EDUCACIÓN AMBIENTAL?
El mundo que nos rodea constituye una totalidad,
una diversidad y una unidad. Es una totalidad porque abarca
todos los fenómenos naturales e ideales que existen, que se
expresa en una diversidad extraordinaria de hechos, objetos
e individuos, a veces muy disímiles entre sí. Sin embargo,
entre todos existe una unidad, y cada hecho o fenómeno
de la realidad está intrínsecamente relacionado con
los demás, y la variación o el cambio en uno de ellos
determina un cambio en el sistema, que inicialmente poco perceptible
puede, de manera paulatina, convertirse o alcanzar una dimensión
incalculable.
Este enfoque dialéctico del desarrollo marca
la totalidad, diversidad y unidad del mundo que nos rodea,
por lo que cualquier acción que se haga en el mismo, sea en
el plano físico o químico, biológico, psicológico
o social, por nombrar algunos, ejerce una influencia sobre los otros,
modificándolos, cambiándolos, transformándolos.
En el sentido que esa acción sea positiva, así se
estará garantizando un desarrollo apropiado, en la medida en
que sea negativa, se sientan las pautas para su degeneración,
e incluso, su extinción.
El hombre, el ser humano, es la mayor y mas importante
totalidad, diversidad y unidad del universo. Como organismo constituye
una unidad bio-psico-social, y en la que el medio que le rodea
constituye la fuente de su desarrollo, es producto de ese medio, y
a su vez es la única especie capaz de transformar el medio
que lo ha creado. Esta potencialidad de modificar el ambiente que
le rodea es una cualidad única del ser humano. Esto hace que
el conocimiento de ese medio, de sus fuerzas y leyes, de sus particularidades
y condiciones, sea de importancia crucial.
El hombre, a pesar de esto, a veces actúa
como si desconociera este hecho científico, y depreda el mundo
que le rodea, sin valorar el alcance de tales acciones depredadoras,
así, el agujero de la capa atmosférica de ozono es cada
vez mayor, la tala indiscriminada de los bosques continúa,
avanza el proceso de desertificación de la tierra y salinización
de las aguas, se está dando un calentamiento mundial de la
atmósfera y una consecuente elevación del nivel del
océano que hace peligrar incluso la existencia de pequeños
países costeros, entre tantos y tantos efectos negativos que
la posibilidad del hombre de actuar sobre el medio que ha creado.
Esto hace que el conocer ese medio y como actuar
inteligentemente para preservarlo sea una tarea fundamental en los
inicios del milenio.
LA EDUCACIÓN AMBIENTAL, UNA NECESIDAD DEL DESARROLLO
Una de las formas que el ser humano tiene a su alcance
para evitar la visión apocalíptica de un mundo que cada
vez se vuelve mas depauperado, es lograr que cada uno de los hombres
posea una apropiada educación ambiental, y que actúe
consecuentemente con sus postulados. Desde este punto de vista la
misma se convierte en una necesidad del desarrollo y una imprescindible
tarea de la educación.
La educación ambiental comprende tres aspectos
fundamentales:
1.-El conocimiento científico del medio
circundante. No es posible actuar sobre algo si no se conoce
como es, por lo que el conocimiento del mundo que le rodea desde
una apropiada base, constituye el primer peldaño de la
educación ambiental. Ello hace indispensable conocer las
leyes, los factores condicionantes, los principios, las explicaciones
racionales y científicas de los hechos y fenómenos
del mundo material, animado e inanimado. Sin esta base de conocimiento
no es posible actuar sobre el medio circundante o dirigir de manera
adecuada las acciones.
2.-El conocimiento de los medios y acciones
para preservar el medio que nos rodea. Una vez en posesión
de cómo son los hechos y fenómenos del mundo natural,
se impone saber como actuar y a través de que vías
para preservarlo, mantenerlo y enriquecerlo. De esta manera las
acciones a realizar se pueden hacer de forma mas efectiva y con
menos esfuerzos y recursos que cuando se desconocen las particularidades
de los fenómenos.
3.-Formación de normas, principios
y valores respecto al cuidado y preservación del mundo
natural. De nada vale que conozcamos el mundo que nos rodea
y que sepamos como actuar para preservarlo, si no existe una actitud
al respecto, si no se formado la conciencia y la valoración
de porqué hay que hacerlo, esto es quizás el aspecto
mas importante de la educación ambiental.
LA EDUCACIÓN AMBIENTAL EN LOS NIÑOS
Y LAS NIÑAS DE 2 A 6 AÑOS
El programa de educación temprana ha de tener
como una de sus prioridades la educación ambiental, por la
significación que la misma tiene no solo para el desarrollo,
sino incluso para la propia supervivencia del género humano.
Esta educación ambiental se logra mediante
los más diversos contenidos, que deben estar considerados en
el programa, y que impliquen la formación de conocimientos
apropiados, de formas de acción para la preservación
del mundo natural, y de normas y valores respecto a su conservación.
Esto ha de estar comprendido dentro de los contenidos
del conocimiento del mundo natural y social, en el cual los niños
y niñas aprendan los hechos y fenómenos de la naturaleza
animada e inanimada, las funciones del organismo, la interrelación
entre el medio y su salud y nutrición, el ciclo continuo de
la vida, entre otras tantas cosas. Así, cuando el niño
aprende y observa en el germinador como nace una planta de una semilla,
y como las condiciones de luz, calor y humedad actúan sobre
la misma, asimismo está adquiriendo conciencia de las leyes
del mundo vegetal. O cuando descubre que un pedazo de hielo coloreado
se diluye en el agua sin dejar rastro de sí, está aprendiendo
como se puede contaminar una fuente de vida como es el agua, descubriendo
así leyes del mundo físico. Y si se le posibilita distinguir
que existe una relación entre la forma y la estructura de un
animal de acuerdo con su medio como sucede con un oso polar, está
incorporando principios del mundo animal. Lo importante y fundamental
es que siempre la explicación de los hechos y fenómenos
se hagan sobre una base verdaderamente científica, sin
proporcionar respuestas de tipo mágico, místico o que
solamente tengan un fundamento empírico.
Pero si a este niño o niña se le enseña
que si alimenta al animal este se vuelve cada vez mas grande y saludable,
si aprende que proporcionarle agua, cuidados y atención hacen
cada vez mas hermosa a las plantas, si aprende las relaciones entre
sus acciones y los conocimientos que posee para actuar sobre las cosas
y seres del mundo que le rodea, y de ello se deriva un mejor desarrollo
de los mismos, asimismo estará consolidando su aprendizaje
de los medios y acciones para preservar dicho mundo. Por eso no basta
que en el contenido del programa se incluyan los conocimientos, sino
también como actuar sobre el mismo.
A su vez, y lo mas importante, que sobre este conocimiento
intelectual se consoliden emociones y sentimientos de amor
hacia las plantas y los animales, hacia lo bella que es la naturaleza
y el mundo que le rodea, y que esta belleza ambiental es un don
que le ha sido dado y que cada niño y niña debe aprender
a amar y conservar. Solo así se garantiza que el conocimiento
se interiorice y se imbrique con lo afectivo-motivacional, y se garantice
una apropiada educación ambiental.
Esto ha de empezar incluso desde que el niño
da sus primeros pasos y la educadora dulcemente le dice que no maltrate
las hojas o que no golpee al animalito que se le muestra en la actividad
pedagógica, y se concatena posteriormente con contenidos dirigidos
al conocimiento como tal y a las formas de actuar, en numerosas acciones
de la vida cotidiana: el cuidado del huerto, la alimentación
de los pececitos y pajaritos, la higienización del centro,
en el propio juego y la actividad libre, en fin, a través de
todas las vías pedagógicas y metodológicas posibles.
Esto hace que la educación ambiental se convierta
realmente en un programa transversal y general que se desarrolla a
través de todas las actividades del centro, porque las mismas,
de una forma u otra, se relacionan con los conocimientos, las acciones
o las normas y valores de la educación ambiental.