La experiencia ha sido
realizada en la escuela infantil Potxolines de Bilbao. Han participado
un total de 30 niños divididos en tres grupos.
La idea ha surgido por la necesidad de
mostrarles una realidad más cercana a los bebés más
pequeñitos; Trabajamos en una línea muy manipulativa y
es difícil que participen en todas las actividades ya que están
en la fase oral y no todo lo que utilizamos para las sesiones es comestible.
Además hay un pequeño porcentaje de niños con diferentes
intolerancias.
Hemos diseñado y fabricado una
mesa especial para llevar a cabo unos experimentos de ciencias con bebés;
es una mesa con base de metacrilato de un centímetro de grosor,
los bebés pueden tumbarse debajo y ver lo que sucede en la base.
Tiene una altura de 50 centímetros por lo que los niños
que ya se ponen en pié pueden verlo y participar en la parte
superior. Puede parecer similar a una mesa de luz, la peculiaridad es
que la parte superior es una bandeja extraíble de madera de dos
centímetros de altura que rodea el perímetro del metacrilato,
por lo que podemos derramar una gran cantidad de liquido sobre ella
y utilizarla como mesa de experimentos.
La experiencia está compuesta por
10 sesiones, que se han realizado todos los viernes durante dos meses
y medio. Al principio los niños fueron un poco reacios a tumbarse
debajo de la estructura pero en las siguientes sesiones, corrían
(algunos gateaban) a la espera de participar de algo interesante, estimulante
y diferente y poder verlo desde todas las perspectivas.
Para el desarrollo de
la actividad, como en todos los ambientes preparados de Montessori,
hubo una presentación previa, en la que se les mostró
el rincón de ciencias y se les explicó como íbamos
a trabajar con una serie de elementos que traeríamos una vez
por semana para observar distintos fenómenos.
Sesión 1: Empezamos
por derramar agua natural y agua teñida de azul con colorante
alimentario, la primera sensación de los peques cuando se ponían
debajo de la mesa y veían caer tanto liquido, de una forma tan
directa, era la de cerrar los ojos. Los niños examinaron bien
el agua y decidieron chapotear y dar fuertes palmadas sobre ella; pudimos
comprobar como se mojaba todo, fue una sesión refrescante.
Sesión 2: En esta
ocasión pusimos una base fina de agua en la mesa antes de presentárselo
a los niños, por lo que sin movimiento no se veía nada,
parecía que la mesa estaba totalmente limpia y seca. Pudieron
ver de qué manera la pintura hacía círculos al
caer en el agua y salían pequeñas ondas, tras comprobar
esto los niños estuvieron soplando con pajitas para mezclar y
remover las pinturas. El agua dejó de ser transparente y fue
cogiendo tonos rojos.
Sesión 3: La más
rica de las que hemos hecho sin duda, queríamos comprobar lo
espeso que puede ser el chocolate a la taza y como nos permite hacer
dibujos con el dedo (letras, números) que se borran sin necesidad
de mezclarlo de nuevo como en las bandejas de sal. Previamente empapelamos
la zona de trabajo porque sabíamos que inevitablemente el chocolate
llegaría a derramarse. No solo se derramó sino que los
niños decidieron comérselo en parte y esparcírselo
por el cuerpo. Los resultados fueron muy divertidos y también
pudimos comprobar que a medida que los niños jugaban y jugaban
con él, cogía temperatura y se iba haciendo más
liquido.
Sesión 4: Esta
vez el material con el que decidimos trabajar fue harina a petición
de los niños, les parece que tiene un tacto muy suave y que permite
dibujar al igual que en una pizarra. Hicimos huellas con los pies y
contamos historias haciendo dibujos que podían ver por arriba
y por abajo. Comprobaron que si teñían sudor en los pies
o en las manos se les pegaba la harina y si las secábamos previamente
con el secador y un poco de aire frío no se pegaba, como por
arte de magia!
Sesión 5: En el
ecuador de la serie de experimentos que estábamos realizando
nos decidimos por ver la densidad que tiene el aceite de oliva virgen
extra (escogimos este por el color verdoso) vimos que siempre quedaba
por encima de el agua, y que se quedaba haciendo pequeñas esferas
por mucho que lo moviésemos, los niños pudieron incluso
recogerlo de nuevo con jeringuillas porque no se mezcla con el agua
igual que los tintes u otras substancias.
Sesión 6: Pompas
de jabón fueron nuestras siguientes aliadas para descubrir el
peso y la resistencia que tiene una película de jabón
con glicerina. Las pompas enormes fueron un entretenimiento, sin duda,
pudimos verlas, tocarlas, cazarlas… sobre la mesa y fuera de ella.
La diferencia que ellos apreciaron fue que cuando las pompas entraban
en contacto con los deditos, con el pelo, o con el suelo, se explotaban;
sin embargo, cuando caían sobre la película de agua y
jabón preparada sobre la mesa, se pegaban convirtiéndose
en tan solo medio círculo, o botaban y se elevaban de nuevo.
Sesión 7: Realmente
sorprendió mucho el séptimo experimento; pusimos una base
de leche de vaca en la superficie de la mesa cubriéndola por
completo. Después derramamos colorante alimentario en tres grupos,
rojo amarillo, y azul, formando un triangulo en el que los colores no
se mezclaban ni se esparcían gracias a la grasa de la leche.
Por último con la ayuda de un pincel untamos un poco de mistol
en el centro y…se hizo la magia! Los colores se abrían
formando un gran círculo de color!
Con el siguiente grupo y sobre todo por el efecto tan bonito que tenía
desde abajo, pusimos el mistol dentro de la mancha de colorante de forma
que se abrían en grandes círculos de diferentes colores
por toda la superficie. Cierto que el mistol actúa contra la
grasa!
Sesión 8: Precioso
efecto de los volcanes de vinagre y bicarbonato, esta vez los niños
observaron la explosión de color que repetimos 5 veces para ir
cambiando el color de nuestra explosión que desde abajo se convirtió
en un arco iris burbujeante. Se sorprendieron mucho de la reacción
química que surge de la mezcla de estos dos elementos en un recipiente
estrecho.
Sesión 9: Sensación
sorprendente de sólido – líquido que nos da la mezcla
de dos partes de maicena con una de agua, a la que también quisimos
ponerle color. A pesar de que en las fotos no se aprecia bien, este
material es líquido si se coge despacito y se escurre entre las
manos, sin embargo, cuando los niños intentan chapotear y dar
palmadas sobre ello como con el agua…la sensación cambia;
se convierte en un elemento duro y suave. Ha sido una de las sesiones
más largas porque los niños no se aburrían de intentar
cogerlo, decían que era “una plastilina muy rara”.
Al cabo de una hora más o menos se convirtió en una película
de colores definitivamente dura y suave. Al retirarla con una espátula
conseguimos una harina de colorines que si pudimos modelar.
Sesión 10: En
la última sesión, para despedir el invierno, creamos nieve
artificial. Con la mezcla de bicarbonato sódico e hidratante
corporal, se consigue una textura muy similar. Los niños jugaban
con ella y la tiraban hacia arriba como si cayese del cielo; después
hicimos un muñeco de nieve entre todos, con ojos, boca, nariz
y bufanda. Para completar la experiencia invernal lo rociamos con vinagre
para derretirlo como si saliese el sol. Resultó ser como verdadera
nieve.
La mesa de experimentos
ha sido el apoyo principal (fabricada en casa con elementos de reciclaje;
60euros)
Diferentes materiales para los experimentos; agua, colorantes alimentarios
(3 paquetes), pintura, harina, chocolate (8 cajas), aceite, glicerina,
mistol, leche, bicarbonato (13 botes de 200 gr.), vinagre ( 3 botellas),
maicena, hidratante corporal… (son materiales que todo el mundo
puede tener en casa o que se encuentran fácilmente y a buen precio
en el supermercado; no más de 120 euros)
Las profesoras responsables de los grupos han participado en todas las
sesiones acompañando a los niños y desarrollando la actividad.
También limpiando y recogiendo cuidadosamente los materiales.
Los experimentos son utilizados para enseñar estas mismas cualidades
y propiedades de los elementos en muchos colegios, tan solo hemos cambiado
el enfoque y le hemos puesto mucho color para nuestros pequeños
genios!!