Los niños y niñas
de 2 a 3 años de la Escuela Infantil Reggio, junto con las personas
mayores del Centro de Día Aurora Villa de Madrid, fueron los
protagonistas de un proyecto dirigido a promover experiencias intergeneracionales
de gran riqueza. Se coordinaron diferentes visitas y actividades conjuntas,
guiadas por la significatividad y la cotidianidad.
Se pensaron tres principales fases de la experiencia: una de anticipación
a la misma y dos de visitas. En un primer lugar, los mayores visitaron
la Escuela y seguidamente, fueron los niños y niñas los
que visitaron el Centro de Día.
Los encuentros organizados fueron un éxito, se desarrollaron
importantes experiencias de intercambio muy enriquecedoras, donde todos
salieron ganando. En primer lugar, los niños y niñas,
disfrutaron de la atención, dedicación y conocimiento
de los más mayores. En segundo lugar, las personas mayores se
contagiaron de la alegría y la vitalidad de los más pequeños,
en una experiencia que les hizo sentirse útiles. Y, finalmente,
los profesionales y las familias que participaron y acompañaron
a pequeños y mayores, también crecieron al ser testigos
de tanto enriquecimiento social y emocional.
- Promover la toma de
conciencia sobre el desarrollo de la vida y las diferencias generacionales.
- Fomentar experiencias, actitudes y sentimientos positivos entre mayores
y niños/as.
- Potenciar los beneficios físicos, cognitivos y socioemocionales
de las actividades conjuntas y de interacción social.
- Promover una Escuela abierta a la comunidad.
- Generar actividades mutuamente beneficiosas para niños/as y
mayores, donde todos ganan.
- Fomentar los procesos de colaboración e interdependencia positiva
entre diferentes miembros de la sociedad.
Tres aulas de niños y niñas
de 2 a 3 años.
Dada la importancia de
que los contextos educativos se constituyan como espacios abiertos a
la comunidad y en interacción con la misma, se plantea un proyecto
dirigido a la conexión con ella en un espacio intergeneracional
de gran riqueza para todos los implicados en el mismo, mayores y pequeños.
El proyecto se subdivide en: la anticipación de la actividad
a los niños y niñas, la visita de las personas mayores
a las aulas de la Escuela y finalmente la visita de los niños
y niñas al Centro de día.
1. Anticipación de la actividad.
Para alcanzar la máxima significatividad
del proyecto, se empezó con una primera fase en la que los niños/as
pudiesen anticipar el proyecto y así, se empezasen a activar
ideas previas hacia el mismo. Para ello, la Escuela Infantil pidió
al Centro de Día una serie de fotografías de las tres
personas mayores que posteriormente visitarían la Escuela. Además,
se pidió que éstas viniesen acompañadas por detrás
de una característica, cercana y significativa, de dichas personas.
Así, por ejemplo, algunas de las frases que acompañaron
a las imágenes fueron las siguientes: “Ana María
lleva gafas para vernos mejor”, “Baltasar tiene el pelo
blanco como el algodón”, etc.
Estas fotografías llegaron a la Escuela dos semanas antes de
la visita de las personas mayores y lo hicieron acompañadas de
una carta explicativa que enfatizaba la curiosidad y la intriga de los
niños/as. Las fotografías se dispusieron en un espacio
fijo del aula y fueron objeto de conversación en muchos momentos
de encuentro en el aula. Así, surgieron preguntas sobre estas
personas, cómo eran, qué les gustaría hacer, etc.
y, además, esto sirvió para que cada niño/a hablase
de sus propios abuelos, trajesen fotografías, etc.
Con todo esto, los niños/as, fueron creando y activando una serie
de ideas previas, fundamentales para hacer más significativas
las experiencias que les seguían.
2. Visita de las personas mayores
a la Escuela Infantil.
Después de dos semanas con las
fotografías en las aulas, tres personas mayores visitaron las
aulas de 2 a 3 años de la Escuela. La visita se planificó
para que se crease un ambiente relajado y distendido donde el acercamiento
entre mayores y pequeños se realizase de una manera libre y naciese
sin presiones. Para ello, el día se planificó con las
siguientes rutinas:
a) Saludo y presentación.
Al llegar, lo primero que se realizó fue una primera presentación
de las personas mayores y también de los niños/as y educadores
del aula.
b) Cuentacuentos por parte de los mayores.
Una vez realizada esa primera presentación, las personas mayores
se dispusieron a contar una serie de cuentos que habían traído
y poco a poco, el interés fue naciendo entre los niños
y niñas, que fueron acercándose cada vez más y
fueron creando pequeños grupos, en los que se compartieron las
primeras miradas y gestos de complicidad.
c) Taller de cocina compartido.
Después de haber favorecido un acercamiento libre y respetuoso
entre los protagonistas del presente proyecto, se promovió una
experiencia también gratificante para ambas partes: la cocina.
Se prepararon pizzas de manera conjunta y en pequeños grupos,
en las que mayores y pequeños compartieron el placer de prepararlas
con sus propias manos.
d) Comida.
Mientras las pizzas se horneaban, los tres visitantes obsequiaron a
los niños/as con un regalo: un mantel para acompañar en
todas sus comidas. Este regalo recibió el nombre de “El
mantel de los abuelos” y fue recibido con mucho cariño
por parte de los niños/as. Después los mayores ayudaron
a los niños en el lavado de manos, en la puesta de baberos y
en la degustación de la receta que habían preparado entre
todos.
e) Despedida.
Finalizada la comida, llegó el momento de la despedida, donde
de una manera respetuosa y nuevamente sin forzar besos ni otras muestras
de afecto, los niños/as se fueron despidiendo de estas tres personas
que tan especial habían hecho este día en la Escuela.
3. Visita de los niños
y niñas al Centro de día.
Después de haber vivido una primera
experiencia de gran riqueza en la Escuela Infantil, esta vez fueron
los niños/as, acompañados de los educadores/as y algunas
familias, los que visitaron el Centro de Día. Igual que en la
anterior visita, esta se realizó con diferentes rutinas:
a) Preparación de un regalo para
los mayores.
Los niños/as de la Escuela, como obsequio, prepararon cojines
decorados y realizados por ellos mismos. Decoraron fundas de cojines
con diferentes técnicas plásticas y las rellenaron con
gomaespuma. Esto fue el regalo que se decidió que iba a acompañar
en la cotidianidad del día a día de los mayores, al igual
que lo estaba haciendo el mantel que estos les habían regalado
anteriormente.
b) Visita al centro e intercambio de experiencias
en las dos áreas preparadas: área de movimiento y área
de expresión plástica.
Acompañados con el regalo, los niños/as se dispusieron
a visitar el Centro de Día. Allí, les habían preparados
dos principales espacios. El primero, un espacio para el movimiento
y la motricidad, con pelotas, aros, etc., destinado a compartirlo entre
mayores y pequeños. Y, en el segundo, prepararon materiales de
pintura y expresión plástica, en las que niños
y mayores, sentados en mesas, realizaron diferentes producciones en
conjunto.
c) Concierto.
Una vez finalizadas las anteriores actividades y sabiendo la importancia
de la música en todas las generaciones y su papel tan relevante
para unirlas, se realizó un concierto por parte de una educadora
de la Escuela. En este, se cantaron canciones populares, conocidas por
todos, donde todos acabaron cantando y disfrutando de la música
en conjunto.
d) Tentempié y despedida.
Para acabar, las personas mayores del Centro de Día prepararon
un pequeño tentempié con el que cerrar esta experiencia
tan gratificante para todos, mayores, pequeños y profesionales.
La metodología
desarrollada en el proyecto se ha basado en los siguientes principios:
a) Colaboración e interdependencia. Se ha fomentado una experiencia
basada en actividades conjuntas de cooperación, interacción
y trabajo en equipo, en busca de la interdependencia positiva de dos
generaciones muy complementarias.
b) Intercambio social respetuoso. Durante todo el proceso, el respeto
ha sido un aspecto fundamental a cuidar. En este sentido, no se ha forzado
ninguna interacción y todos los intercambios realizados se han
promovido desde el acercamiento libre y espontáneo, preparando
los espacios y los tiempos para ello, pero sin dirigir.
c) Cotidianidad. Las experiencias desarrolladas han constituido rutinas
y situaciones del día a día de pequeños y mayores,
que han sido compartidas. Esto se decidió así, por la
importancia de lo cotidiano en la Educación Infantil, estando
el día a día lleno de contenido educativo.
d) Significatividad. Todo el proyecto se pensó para que fuese
significativo y no fuese una simple experiencia superficial, sino que
alcanzase cierta profundidad. Por ello, se pensó y se anticipó
cuidadosamente para ello, estableciendo estrategias y propuestas ajustadas.
Los recursos que se han
necesitado en el proyecto no han sido mucho mayores de los utilizados
en el día a día de la Escuela, exceptuando los gastos
económicos del transporte al Centro de Día.
Como hemos dicho, al ser un proyecto basado en la cotidianidad, los
materiales utilizados han sido los mismos que están presentes
en el aula: recursos plásticos, alimentos y utensilios de cocina,
cuentos, instrumentos musicales, etc.
Sin embargo, lo más importante en este proyecto han sido los
recursos humanos, la disposición de profesionales de la Escuela
y del Centro de Día para organizar el proyecto de un modo significativo,
pensado y con sentido.
La escuela debe ofrecer experiencias de aprendizaje no solo
a nivel intelectual y cognitivo, sino que debe hacerlo también
en los terrenos social y emocional. La educación del siglo XXI,
exige que los contextos educativos promuevan un aprendizaje integral
de las personas, en todos los ámbitos que las conforman. Relacionado
con esto, la escuela tiene un papel fundamental en la creación
de conciencias cívicas y sociedades democráticas. Por
ello, desde los contextos escolares se deben promover culturas basadas
en el respeto y la convivencia positiva, la interdepencia o la colaboración,
que fomenten la creación de sociedades más sostenibles
y humanizadas.
Asimismo, los contextos escolares deben dejar de ser espacios cerrados
a la comunidad y, por ende, la comunidad debe ser objeto de enriquecimiento,
como excelente espacio y laboratorio de aprendizaje. Así, estaremos
contribuyendo a disminuir la brecha entre lo que ocurre dentro y fuera
de los espacios escolares, porque el mundo no está fragmentado
y fragmentarlo, solo resta significatividad a los aprendizajes.
Dentro de todas las experiencias sociales que pueden favorecerse desde
la escuela, una muy importante es la conexión intergeneracional.
Este proyecto constituye una evidencia más de los enormes beneficios
que ofrecen estas experiencias, tanto para componentes de una y otra
generación, para el aprendizaje de vivencias, valores y riquezas
de unas y otras edades.
Por lo tanto, calidad educativa también es implicar a la comunidad,
hacer de la escuela un espacio abierto y ofrecer a los niños
y niñas oportunidades para que aprendan a vivir en ella como
seres sociales que forman.
Beatriz Ituero García
Zaira Gabaldón
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