La educación de los niños y niñas desde el nacimiento hasta los tres años constituye un tema de trascendental importancia para el desarrollo del individuo, y en consecuencia de la sociedad, que sin embargo no ha tenido la suficiente repercusión en el ámbito social, y en particular en la educación general. Este período del desarrollo ha sido usualmente visto como una etapa en que lo importante era brindar una atención apropiada a los niños y las niñas en cuanto a su salud, su bienestar general y su cuidado personal, lo que le ha conferido un carácter asistencial y no educativo.

Así, tradicionalmente (y más allá de las palabras o las legislaciones educativas) se separó la educación de los niños antes de su ingreso en la enseñanza obligatoria en dos grupos: uno de 0-3 años, y otro desde los 3 a 6 dándole al primer ciclo un valor asistencial y al segundo un valor marcadamente educativo. Sin duda esta división, totalmente artificial y arbitraria, tiene su fundamento en tres razones básicas:

• Falta de clarificación de los fines del sistema educativo

• El desconocimiento por parte de lo legisladores de las particularidades de esta etapa del desarrollo de los niños

• Motivos económicos, ya que asumir la educación desde los cero años requiere recursos