La curiosidad se define en los diccionarios de manera antagónica, por una parte se la conceptúa como el deseo de conocer lo que no se sabe, y desde este punto de vista se evalúa como algo positivo, pero también aparece como el deseo de saber lo que no le concierne al sujeto, y entonces es enfocada como algo malsano o negativo.
De igual manera se le suele asociar al aseo, la limpieza, el cuidado, cuando el individuo se esmera en la elaboración de algo y también como un dato interesante sobre un hecho, la tradición popular o la cultura.
La Real Academia de la Lengua confirma estas definiciones, haciendo hincapié en las descripciones negativas, señalando a la curiosidad como el deseo de saber o averiguar alguien lo que no le concierne, o el vicio que lleva a alguien a inquirir lo que no debiera importarle, aunque de igual manera destaca su referencia al aseo y la limpieza, y el cuidado en hacer algo con primor.