Hay dos principios que también se deben considerar por su importancia en la formación de la personalidad:
- El principio de los opuestos: Los rasgos de personalidad del segundo hijo casi siempre son contrarios a los del primero, si la diferencia de edad entre ambos es menor de seis años. Esto se debe a que el segundo recibe más atención (favorable y desfavorable) por características diferentes a las del primero.
- El principio es el de la expectativa cultural: Nuestra sociedad aún espera que las niñas sean agradables, ordenadas, limpias y cariñosas, que ayuden a mamá en la casa y que tengan buenas notas. De los niños se espera que sean más activos y agresivos, que se preocupen menos por las tareas escolares y las domésticas, les gusten los deportes competitivos y, en general, que tengan más libertad de acción.
La posición que el niño ocupa en la constelación familiar determina algunos rasgos de su personalidad que pueden ser comunes en muchos casos. Sin embargo, no debemos olvidar que cada niño es único y vive una experiencias diferentes al resto, por eso, no siempre desarrollan personalidades similares
El hijo mayor
Durante los primeros años, el primogénito es único y recibe todo el amor, la atención, la inseguridad y la inexperiencia del padre y de la madre que, por lo general, tienden a sobreproteger y dejarse manipular por el niño.
Cuando se ha acostumbrado a su situación privilegiada, el mayor es desplazado por el nuevo hermano. Si la diferencia entre ambos es mayor de cinco años, no suele representar una amenaza para el primogénito porque éste ya tiene un lugar en el mundo exterior a su familia y una identidad establecida. Si la diferencia es menor de cinco años, el mayor ve su vida perturbada, considera al bebé un intruso, una amenaza y se encuentra desplazado, hagan lo que hagan el padre y la madre. El primogénito siente celos en mayor o menor grado y es posible que los manifieste con comentarios verbales de rechazo, con conductas exageradas para atraer la atención de los adultos o con regresión en habilidades que ya había adquirido. Cuando el segundo es de distinto sexo, las reacciones negativas del mayor no son tan extremas.
Con el paso de los años, los hijos mayores se esfuerzan mucho por complacer a los padres, suelen tener muchas cualidades parentales, cuidan de sus hermanos, son más responsables, dominan mejor el lenguaje y suelen tener dotes de liderazgo. Es posible que tiendan a ser introvertidos y que deseen ser los mejores en lo que realicen, pueden convertirse en perfeccionistas que se preocupan por todo y no se atreven a cometer errores o a decepcionar a los padres u otra autoridad. No les gustan los cambios, son más tensos, más serios y reservados que los demás, les cuesta aceptar las críticas, utilizan su poder para salirse con la suya y toleran menos los errores ajenos.
- La hermana mayor de mujeres, por lo general, es brillante, fuerte e independiente, capaz de cuidar de sí misma y de otros. Es desenvuelta, organizada y dominante.
- La hermana mayor de varones es una mujer fuerte, independiente, práctica, sensata y tiene un buen nivel de autoestima, aunque a veces puede parecer retraída.
- El hermano mayor de varones es “el jefe”, en muchos casos es un líder de hombres y le gusta estar al mando en todos los aspectos de su vida. Es muy meticuloso con su persona y sus posesiones. Puede ser perfeccionista en algunos aspectos como desear el orden en casa o querer ganar en todos los juegos. Suele tener éxito en lo que hace.
- El hermano mayor de mujeres es más desenvuelto y divertido que el hermano mayor de varones. En algunos aspectos puede ser un hedonista, pero considerado y desprendido. Le gusta ser líder y jefe en el trabajo, pero siempre es simpático y transigente.
El segundo y el menor de los hijos
El segundo se encuentra con un hermano o hermana más grande, más fuerte y más capaz de hacer cosas que él, es su modelo a imitar. La relación varía entre compañerismo y rivalidad. Disfruta estando con el mayor pero envidia sus privilegios y compite por lograr la atención y aprobación de los padres. Intenta emular las habilidades por las cuáles el mayor recibe atención, pero al no lograrlo, desarrolla las opuestas para conseguir su objetivo.
Cuando la diferencia de edad es mayor de seis años, el segundo lo considera como un adulto y en vez de igualarlo o ser su opuesto, pretenderá a manipularlo como hace con el padre y la madre.
Con el segundo hijo, el padre y la madre tienen más experiencia y menos inseguridad, ansiedad y expectativas; también disponen de menos tiempo para dedicar en exclusiva al nuevo bebé. Por eso desarrollan menos conductas indulgentes, respetan más su ritmo de evolución y lo presionan mucho menos. En consecuencia la maduración es más natural pero los logros son menores en el segundo.
Habitualmente, el segundo es el pequeño de la familia, y es posible que continúen tratándole así toda la vida. Los hijos menores suelen carecer de autodisciplina, les cuesta tomar decisiones porque siempre tuvieron a alguien mayor que resolvía todo y siguen esperando que les resuelvan los problemas a medida que crecen. También puede ocurrir lo contrario y rechazar toda ayuda. Suelen tener menos ambiciones en la vida que los mayores, son propensos a quebrantar reglas sociales y a dedicarse a actividades creativas. Enfrentan la vida de forma aventurera, les gusta probar cosas nuevas, desarrollar un estilo manipulador para conseguir lo que desean. Tienden a ser seguidores más que líderes y, en función del trato que hayan recibido en la familia de origen, pueden ser sociables, simpáticos y desenvueltos, o bien tímidos e irritables.
- La hermana menor de mujeres suele ser espontánea, alegre, aventurera, “la pequeña” toda su vida. Posiblemente desordenada y caprichosa. Puede llegar a ser competitiva (sobre todo con los hombres), veleidosa o impredecible.
- La hermana menor de varones es simpática, optimista, atractiva y divertida. En ocasiones es la preferida de la familia y las cosas tienden a salirle bien con poco esfuerzo. En su vida adulta elegirá amistades masculinas y en el trabajo se desenvolverá mejor como empleada con un jefe varón de avanzada edad.
- El hermano menor de varones puede ser intrépido, audaz, testarudo, caprichoso y rebelde. Con frecuencia es impredecible y cambia de estado de ánimo repentinamente. No le gusta hacer planes, vive en función del presente y de sus deseos inmediatos. Puede ser simpático y encantador cuando todo le va bien y mostrarse ausente cuando la situación no le agrada. No le gusta perder y es tímido con las mujeres.
- El hermano menor de mujeres recibe cuidados femeninos durante toda la vida. Si las hermanas fueron dominantes en su infancia, tenderá a ser rebelde, si el caso fue contrario, dispondrá de autoestima alta. Todos los miembros de la familia suelen mimarle, así que no precisa esforzarse para atraer atención. Puede convertirse en embaucador y da por sentado que las mujeres lo apreciarán y complacerán toda la vida. Aunque en general es afable, suele tener cambios de humor. No le gusta cumplir normas y se desenvuelve mejor en actividades que no requieran automotivación. No suele entrar en competitividad.
El hijo del medio
La llegada del tercer hijo afecta más al segundo que al primero. Este no sólo tiene a alguien más grande y capaz que le marca el paso, además se siente desplazado por la llegada de un bebé más gracioso y dependiente. Es a la vez el hermano mayor del que sigue y el hermano menor del primero, por lo que puede sentir confusión sobre su identidad y no desarrollar rasgos distintivos porque vacila entre ser como el mayor o como el pequeño. Nunca vive la experiencia de contar con el padre y la madre para él solo, ni recibir tanta atención como el primogénito.
De adulto, suele ser menos capaz de tomar iniciativas o pensar de forma independiente. De los hermanos y hermanas, es el que tendrá menos éxitos escolares, piensa que la vida es injusta y para sentir que es importante, se vuelve competitivo y adopta actitudes destructivas si con ellas se ve triunfador. En general, desarrollará hábitos y comportamientos molestos que llamen la atención. Es más responsable que el menor, pero tiene más problemas y se muestra más introvertido que sus hermanos. Llega a ser experto en tratar con todo tipo de personas, amigable y buen negociador porque ha aprendido a “tratar” con las diferentes personalidades de sus hermanos. De adulto, elegirá trabajos que requieren tacto, pero poco empuje y también en los que pueda obtener atención, reconocimiento y afecto.
Son muchas las combinaciones posibles de la posición intermedia, variando en función de la edad, el sexo y la cantidad de hermanos, pero en general, el hijo del medio desarrolla más rasgos característicos propios de la posición de nacimiento a la que está más cercano.
- El que está exactamente en medio de los hijos o hijas del mismo sexo se encuentra en la peor situación. Recibirá menos atención y necesitará competir más, tendrá una mezcla equitativa de características propias del mayor y del menor, sintiendo más ansiedad y será más autocrítico.
- Si el hijo del medio es de diferente sexo del resto, recibirá más atención de toda la familia y, en el caso de ser mimado, tendrá dificultades para hacer amigos de su mismo sexo.
El hijo único
Está a la vez en el mejor y el peor de los casos. No tiene que enfrentarse a situaciones en las que se sienta desplazado, tampoco tiene que competir por las atenciones y el tiempo que le dedican el padre y la madre. Suele tener muchas de las características del primogénito pero al mismo tiempo conserva ciertos rasgos infantiles de adultos.
La falta de contacto con otros niños en los primeros años puede provocar en él una tendencia a ser solitario, introspectivo y no saber compartir porque no está acostumbrado a lidiar con las complejidades de otros seres humanos.
Los rasgos de personalidad van a depender más de las influencias del padre y la madre. En la mayoría de los casos se siente bien consigo mismo, con alta autoestima y menos necesidad de controlar a los demás. No siente resentimientos frente a la autoridad, espera y acepta ayuda, pretende mucho de la vida, suele destacar en el colegio, tener éxito y cierta tendencia al perfeccionismo. En general, de adulto es una persona bien adaptada.
- El hijo único suele ser más favorecido que la hija única. Recibe constante aprobación, aliento y respaldo. A menos que lo desee, no se desvive por nadie. Habitualmente es el “geniecillo” de la familia, atractivo y un poco solitario.
- La hija única piensa que es una persona especial. Anhela recibir aprobación. Es a la vez madura y perpetuamente infantil. Suele estar sobreprotegida por el padre y la madre y espera similar protección siendo adulta. Con frecuencia es inteligente y competente, desea tener amistades con relaciones estrechas pero no está muy capacitada para lograrlo fácilmente.