Declaración mundial de educación para todos: "Satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje".
Declaración Mundial
sobre educación para todos
"Satisfacción de las necesidades básicas de
aprendizaje"
Jomtien,
Tailandia, 5 al 9 de marzo, 1990
Preámbulo
Hace
más de cuarenta años, las naciones de la tierra
afirmaron en la Declaración Universal de Derechos Humanos
que "toda persona tiene derecho a la educación". Sin
embargo, pese a los importantes esfuerzos realizados por los
países de todo el mundo para asegurar el derecho a
la educación para todos, persisten las siguientes realidades:
Más de 100 millones de niños
y de niñas, de los cuales 60 por lo menos son niñas,
no tienen acceso a la enseñanza primaria.
Más de 960 millones de adultos
- dos tercios de ellos mujeres son analfabetos, y el analfabetismo
funcional es un problema importante en todos los países,
tanto industrializados como en desarrollo.
Más de la tercera parte de los
adultos del mundo carecen de acceso al conocimiento impreso
y a las nuevas capacidades y tecnologías que podrían
mejorar la calidad de su vida y ayudarles a dar forma y
adaptarse a los cambios sociales y culturales.
Más de 100 millones de niños
e innumerables adultos no consiguen completar el ciclo de
educación básica; y hay millones que, aun
completándolo, no logran adquirir conocimientos y
capacidades esenciales.
Al mismo tiempo, el mundo
tiene que hacer frente a problemas pavorosos: en particular,
el aumento de la carga de la deuda de muchos países,
la amenaza de estancamiento y decadencia económicos,
el rápido incremento de la población, las diferencias
económicas crecientes entre las naciones y dentro de
ellas, la guerra, la ocupación, las contiendas civiles,
la violencia criminal, los millones de niños cuya muerte
podría evitarse y la degradación generalizada
del medio ambiente. Estos problemas frenan los esfuerzos para
satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje y,
a su vez, la falta de educación básica que sufre
un porcentaje importante de la población impide a la
sociedad hacer frente a esos problemas con el vigor y la determinación
necesarios.
Tales problemas han sido
la causa de retrocesos importantes de la educación
básica durante el decenio de 1980 en muchos de los
países menos desarrollados. En algunos otros el crecimiento
económico ha permitido financiar la expansión
de la educación, pero, aun así, muchos millones
de seres humanos continúan inmersos en la pobreza,
privados de escolaridad o analfabetos. Por otro lado, en ciertos
países industrializados la reducción de los
gastos públicos durante los años ochenta ha
contribuido al deterioro de la educación.
Y, sin embargo, el mundo
está en vísperas de un nuevo siglo, cargado
de promesas y de posibilidades. Hoy somos testigos de un auténtico
progreso hacia la distensión pacífica y de una
mayor cooperación entre las naciones. Aparecen numerosas
realizaciones científicas y culturales útiles.
El volumen mismo de información existente en el mundo
-mucha de ella útil para la supervivencia del hombre
y para su bienestar elementales- es inmensamente mayor que
el disponible hace solo pocos años y su ritmo de crecimiento
continúa acelerándose parte de esa información
sirve para adquirir conocimientos útiles con objeto
de mejorar la calidad de vida, o aprender a aprender. Y cuando
una información importante va asociada a ese otro avance
moderno que es nuestra nueva capacidad de comunicación,
se produce un efecto de sinergia.
Estas nuevas fuerzas,
combinadas con la experiencia acumulada de reformas, innovaciones
e investigaciones y con el notable progreso de la educación
en muchos países, convierten a la educación
básica para todos, por primera vez la historia, en
un objetivo alcanzable.
En consecuencia, nosotros,
los participantes en la Conferencia Mundial sobre Educación
para Todos, reunidos en Jomtien, Tailandia, del 5 al 9 de
marzo de 1990:
Recordando, que la educación
es un derecho fundamental de todos, hombres y mujeres, de
todas las edades y en el mundo entero,
Reconociendo que la educación
puede contribuir a lograr un mundo más seguro, o
más sano, más próspero y ambientalmente
más puro y que al mismo tiempo favorece el progreso
social, económico y cultural, la tolerancia y la
cooperación internacional,
Conscientesde que la educación
es una condición indispensable, aunque no suficiente,
para el progreso personal y social,
Observandoque los saberes tradicionales
y el patrimonio cultural autóctono tienen una utilidad
y una validez por sí mismos y que en ellos radica
la capacidad de definir y de promover el desarrollo,
Constatando que, en términos
generales, la educación que hoy se imparte adolece
de graves deficiencias, que es menester mejorar su adecuación
y su calidad y que debe ponerse al alcance de todos,
Consciente de que una adecuada educación
básica es fundamental para fortalecer los niveles
superiores de la educación y de la enseñanza
y la formación científica y tecnológica
y, por consiguiente, para alcanzar un desarrollo autónomo,
y
Reconociendo la necesidad de ofrecer
a las generaciones presentes y venideras una visión
ampliada de la educación básica y un renovado
compromiso en favor de ella, para hacer frente a la amplitud
y a la complejidad del desafío, proclamamos la siguiente
Declaración Mundial
sobre Educación para Todos:
Satisfacción de las Necesidades Básicas de Aprendizaje
Educación para
Todos: Objetivos
Artículo
1. Satisfacción de las necesidades básicas de
aprendizaje
Cada persona -niño, joven
o adulto- deberá estar en condiciones de aprovechar
las oportunidades educativas ofrecidas para satisfacer sus
necesidades básicas de aprendizaje. Estas necesidades
abarcan tanto las herramientas esenciales para el aprendizaje
(como la lectura y la escritura, la expresión oral,
el cálculo, la solución de problemas) como
los contenidos básicos del aprendizaje (conocimientos
teóricos y prácticos, valores y actitudes)
necesarios para que los seres humanos puedan sobrevivir,
desarrollar plenamente sus capacidades, vivir y trabajar
con dignidad, participar plenamente en el desarrollo, mejorar
la calidad de su vida, tomar decisiones fundamentadas y
continuar aprendiendo. La amplitud de las necesidades básicas
de aprendizaje y la manera de satisfacerlas varían
según cada país y cada cultura y cambian inevitablemente
con el transcurso del tiempo.
La satisfacción de estas necesidades
confiere a los miembros de una sociedad la posibilidad y,
a la vez la responsabilidad de respetar y enriquecer su
herencia cultural, lingüística y espiritual
común, de promover la educación de los demás,
de defender la causa de la justicia social, de proteger
el medio ambiente y de ser tolerante con los sistemas sociales,
políticos y religiosos que difieren de los propios,
velando por el respeto de los valores humanistas y de los
derechos humanos comúnmente aceptados, así
como de trabajar por la paz y la solidaridad internacionales
en un mundo interdependiente.
Otro objetivo, no menos esencial, del
desarrollo de la educación es la transmisión
y el enriquecimiento de los valores culturales y morales
comunes. En esos valores asientan el individuo y la sociedad
su identidad y su dignidad.
La educación básica es
más que un fin en sí misma. Es la base para
un aprendizaje y un desarrollo humano permanentes sobre
el cual los países pueden construir sistemáticamente
nuevos niveles y nuevos tipos de educación y capacitación.
Educación para
Todos: Una visión ampliada y un compromiso renovado
Artículo
2. Perfilando la visión
Satisfacer las necesidades básicas
de aprendizaje exige algo más que una renovación
del compromiso con la educación básica en
su estado actual. Lo que se requiere es una "visión
ampliada" que vaya más allá de los recursos
actuales, las estructuras institucionales, los planes de
estudios y los sistemas tradicionales de instrucción,
tomando como base lo mejor de las prácticas en uso.
Hoy día existen nuevas posibilidades que son fruto
de la convergencia entre el incremento de la información
y la capacidad sin precedentes de comunicación. Esas
posibilidades debemos aprovecharlas con espíritu
creador y con la determinación de acrecentar su eficacia.
Esa visión ampliada,
tal como se expone en los Artículos 3 al 7 de esta
Declaración, comprende lo siguiente:
Universalizar el acceso a la educación
y fomentar la equidad;
Prestar atención prioritaria
al aprendizaje;
Ampliar los medios y el alcance de
la educación básica;
Mejorar el ambiente para el aprendizaje;
Fortalecer concertación de acciones.
Convertir en realidad el enorme potencial
existente para el progreso y el incremento de las posibilidades
de los individuos depende de que se posibilite a éstos
para adquirir la educación y el impulso necesarios
a fin de utilizar la masa en constante expansión
de conocimientos útiles y aprovechar los nuevos medios
de transmisión de esos conocimientos.
Artículo
3. Universalizar el acceso a la educación y fomentar
la equidad
La educación básica
debe proporcionarse a todos los niños, jóvenes
y adultos. Con tal fin habría que aumentar los
servicios educativos de calidad y tomar medidas coherentes
para reducir las desigualdades.
Para que la educación básica
resulte equitativa, debe ofrecerse a todos los niños,
jóvenes y adultos la oportunidad de alcanzar y mantener
un nivel aceptable de aprendizaje.
La prioridad más urgente es
garantizar el acceso y mejorar la calidad de la educación
para niños y mujeres y suprimir cuantos obstáculos
se opongan a su participación activa. Deben eliminarse
de la educación todos los estereotipos en torno a
los sexos.
Hay que empeñarse activamente
en modificar las desigualdades en materia de educación
y suprimir las discriminaciones en las posibilidades de
aprendizaje de los grupos desasistidos: los pobres, los
niños de la calle y los niños que trabajan
las poblaciones de las zonas remotas y rurales, los nómadas
y los trabajadores migrantes, los pueblos indígenas,
las minorías étnicas, raciales y lingüísticas,
los refugiados, los desplazados por la guerra, y los pueblos
sometidos a un régimen de ocupación.
Las necesidades básicas de aprendizaje
de las personas impedidas precisan especial atención.
Es necesario tomar medidas para garantizar a esas personas,
en sus diversas categorías, la igualdad de acceso
a la educación como parte integrante del sistema
educativo.
Artículo
4. Concentrar la atención en el aprendizaje
Que el incremento de
las posibilidades de educación se traduzca en un desarrollo
genuino del individuo o de la sociedad depende en definitiva
de que los individuos aprendan verdaderamente como resultado
de esas posibilidades, esto es, que verdaderamente adquieran
conocimientos útiles, capacidad de raciocinio, aptitudes
y valores. En consecuencia, la educación básica
debe centrarse en las adquisiciones y los resultados efectivos
del aprendizaje, en vez de prestar exclusivamente atención
al hecho de matricularse, de participar de forma continuada
en los programas de instrucción y de obtener el certificado
final. De ahí que sea necesario determinar niveles
aceptables de adquisición de conocimientos mediante
el aprendizaje en los planes de educación y aplicar
sistemas mejorados de evaluación de los resultados.
Artículo
5. Ampliar los medios y el alcance de la educación
básica
La diversidad, la complejidad
y el carácter cambiante de las necesidades básicas
de aprendizaje de los niños, jóvenes y adultos
exigen ampliar y redefinir constantemente el alcance de la
educación básica de modo que en ella se incluyan
los siguientes elementos:
El aprendizaje comienza
con el nacimiento. Ello exige el cuidado temprano y la educación
inicial de la infancia, lo que puede conseguirse mediante
medidas destinadas a la familia, la comunidad o las instituciones,
según convenga.
EI principal sistema para
impartir la educación básica fuera de la familia
es la escuela primaria. La educación primaria debe
ser universal, garantizar la satisfacción de las necesidades
básicas del aprendizaje de todos los niños y
tener en cuenta la cultura, las necesidades y las posibilidades
de la comunidad. Otros programas alternativos pueden ayudar
a atender las necesidades de aprendizaje de niños cuyo
acceso a la escolaridad formal es limitado o no existe, siempre
que compartan los mismos niveles de aprendizaje aplicados
a la enseñanza escolar y que dispongan del adecuado
apoyo.
Las necesidades básicas
de aprendizaje de jóvenes y adultos son diversas y
pueden satisfacerse mediante sistemas variados. Los programas
de alfabetización son indispensables, dado que saber
leer y escribir constituye una capacidad necesaria en sí
misma y es la base de otras aptitudes vitales. La alfabetización
en la lengua materna refuerza la identidad y la herencia cultural.
Otras necesidades pueden satisfacerse mediante la capacitación
técnica, el aprendizaje de oficios y los programas
de educación formal y no formal en materias tales como
la salud, la nutrición, la población, las técnicas
agrícolas, el medio ambiente, la ciencia, la tecnología,
la vida familiar -incluída una sensibilización
a las cuestiones de la natalidad- y otros problemas de la
sociedad.
Todos los instrumentos
útiles y los canales de información, comunicación
y acción social pueden emplearse para contribuir a
transmitir conocimientos esenciales e informar y educar a
los individuos acerca de las cuestiones sociales. Además
de los medios tradicionales, pueden movilizarse otros como
las bibliotecas, la televisión y la radio, con el fin
de utilizar sus posibilidades para satisfacer las necesidades
de educación básica de todos.
Estos elementos deben
constituir un sistema integrado y complementario, de modo
que se refuercen mutuamente y respondan a pautas comparables
de adquisición de conocimientos, y contribuir a crear
y a desarrollar las posibilidades de aprendizaje permanente.
Artículo
6 . Mejorar las condiciones de aprendizaje
El aprendizaje no se
produce en situación de aislamiento. De ahí
que las sociedades deban conseguir que todos los que aprenden
reciban nutrición, cuidados médicos y el apoyo
físico y afectivo general que necesitan para participar
activamente en su propia educación y beneficiarse de
ella. Los conocimientos y las capacidades para mejorar
las condiciones de aprendizaje de los niños deben integrarse
en los programas comunitarios de aprendizaje para adultos.
La educación de los niños y la de sus padres
- u otras personas encargadas de ellos- se respaldan mutuamente,
y esta interacción debería aprovecharse para
crear, en beneficio de todos, un ambiente de aprendizaje cálido
y estimulante.
Artículo
7. Fortalecer la concertación de acciones
Las autoridades nacionales,
regionales y locales responsables de la educación tienen
la obligación prioritaria de proporcionar educación
básica a todos, pero no puede esperarse de ellas que
suministren la totalidad de los elementos humanos, financieros
y organizativos necesarios para esa tarea. Será
necesaria la concertación de acciones entre todos los
subsectores y todas las formas de educación, teniendo
en cuenta el especial papel profesional del personal docente
y el de los administradores y demás personal de educación;
la concertación de acciones entre el ministerio de
educación y otros ministerios, entre ellos los de planificación,
hacienda, salud, trabajo, comunicación y otros sectores
sociales; la cooperación entre organizaciones gubernamentales
y no gubernamentales, el sector privado, las comunidades locales,
los grupos religiosos y la familia. Es particularmente importante
reconocer el papel vital de los educadores y de las familias.
En este contexto, las condiciones de servicio y la situación
social del personal docente, que representan un elemento decisivo
para conseguir la educación para todos, deben mejorarse
urgentemente en todos los países, en consonancia con
la recomendación OIT/UNESCO relativa a la situación
del personal docente (1966) La concertación genuina
de acciones contribuye al planeamiento, la realización,
la administración y la evaluación de los planes
de educación básica .La acción concertada
está en la base de lo que llamamos "una visión
ampliada y un compromiso renovado".
Educación para
Todos: Las condiciones necesarias
Artículo
8. Desarrollar políticas de apoyo
Es necesario desarrollar políticas
de apoyo en los sectores social, cultural y económico
para poder impartir y aprovechar de manera cabal la educación
básica con vistas al mejoramiento del individuo y
de la sociedad. Dispensar educación básica
a todos depende de un compromiso y una voluntad políticos
apoyados en adecuadas medidas fiscales y reforzados por
reformas de política educativa y por la vitalización
de las instituciones. Una política apropiada en materia
de economía, comercio, trabajo, empleo y salud fortalecerá
los incentivos de quienes aprenden y su contribución
al desarrollo de la sociedad.
La sociedad debe proporcionar, además,
un sólido ambiente intelectual y científico
a la educación básica. Ello requiere el mejoramiento
de la enseñanza superior y el desarrollo de la investigación
científica. En cada nivel de la educación
debiera ser posible establecer un estrecho contacto con
el conocimiento tecnológico y científico contemporáneo.
Artículo
9. Movilizar los recursos
Si las necesidades básicas
de aprendizaje para todos se han de satisfacer a través
de acciones de alcance mucho más amplio que en el
pasado, será esencial movilizar tanto los recursos
financieros y humanos existentes como los nuevos recursos,
públicos, privados o voluntarios. Todos los miembros
de la sociedad tienen una contribución que aportar,
teniendo presente que el tiempo, la energía y los
fondos consagrados a la educación básica constituyen
quizá la inversión humana más importante
que pueda hacerse para el futuro de un país.
Un apoyo más amplio del sector
público significa atraer recursos de todos los organismos
gubernamentales responsables del desarrollo humano, mediante
el aumento en valor absoluto y relativo de las asignaciones
a los servicios de educación básica, aunque
sin olvidar las contrapuestas demandas que pesan sobre los
recursos nacionales y que la educación es un sector
importante pero no único. Prestar cuidadosa atención
al mejoramiento de la utilización de los recursos
disponibles para la educación y la eficacia de los
programas de educación actuales no sólo permitirá
obtener un mayor rendimiento, sino que podrá además
atraer nuevos recursos. La urgente tarea de satisfacer las
necesidades básicas de aprendizaje puede requerir
una redistribución de los recursos entre sectores,
por ejemplo, una transferencia de fondos de los gastos militares
a la educación. En particular, los países
que llevan a cabo ajustes estructurales o que han de cargar
con el angustioso fardo de la deuda externa necesitarán
conceder protección especial a la educación
básica. Ahora más que nunca, la educación
debe considerarse una dimensión fundamental de todo
proyecto social, cultural y económico.
Artículo
10. Fortalecer la solidaridad internacional
La satisfacción de las necesidades
básicas de aprendizaje constituye una común
y universal tarea humana. Para llevar a cabo esa tarea se
requieren la solidaridad internacional y unas relaciones
económicas justas y equitativas a fin de corregir
las actuales disparidades económicas. Todas las
naciones tienen valiosos conocimientos y experiencias que
compartir con vistas a elaborar políticas y programas
de educación eficaces.
Será necesario un aumento sustancial
y a largo plazo de los recursos destinados a la educación
básica. La comunidad mundial, incluidos los organismos
e instituciones intergubernamentales, tienen la responsabilidad
urgente de atenuar las limitaciones que impiden a algunas
naciones alcanzar la meta de la educación para todos.
Ello requerirá adoptar medidas que incrementen los
presupuestos nacionales de los países más
pobres o ayuden a aliviar la carga de la pesada deuda que
padecen. Acreedores y deudores deben tratar de encontrar
fórmulas nuevas y equitativas para reducir esa carga,
ya que la capacidad de muchos países en desarrollo
para hacer frente eficazmente a las necesidades de educación
y a otras necesidades básicas se reforzaría
considerablemente si se encontrasen soluciones al problema
de la deuda.
Las necesidades básicas de aprendizaje
de los adultos y los niños deben atenderse allí
donde existan. Los países menos adelantados y con
bajos ingresos tienen necesidades particulares a las que
se debe conceder prioridad en el apoyo internacional a la
educación básica durante el decenio de 1990.
Todas las naciones deben también
obrar conjuntamente para resolver conflictos y contiendas,
terminar con las situaciones de ocupación militar
y asentar a las poblaciones desplazadas o facilitar su retorno
a sus países de origen, asegurándose de que
se atienden sus necesidades básicas de aprendizaje.
Sólo en un ambiente estable y pacífico pueden
crearse las condiciones para que todos los seres humanos,
niños y adultos por igual, puedan beneficiarse de
los objetivos de la educación para todos.
Nosotros, los participantes
en la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos,
reafirmamos el derecho de todos a la educación.
Tal es el fundamento de nuestra determinación individual
y colectiva de conseguir la educación para lodos.
Nos comprometemos a actuar
en colaboración en nuestras propias esferas de responsabilidad,
tomando todas las medidas necesarias para alcanzar los objetivos
de la educación para todos. Juntos apelamos a los gobiernos,
a las organizaciones interesadas y a los individuos para que
se sumen a esta urgente empresa.
Las necesidades de aprendizaje
básico para todos pueden y deben ser satisfechas. Ningún
medio mejor que éste para empezar el Año Internacional
de la Alfabetización y avanzar hacia las metas del
Decenio Mundial de las Naciones Unidas para los Impedidos
(1983-1992), del Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural
(1988-1997), del Cuarto Decenio de las Naciones Unidas para
el Desarrollo (1990-1999), de la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer y las Estrategias para el Adelanto de la Mujer,
y de la Convención sobre Derechos del Niño.
Nunca ha habido época más favorable para comprometernos
a proporcionar oportunidades básicas de aprendizaje
a todos los seres humanos del mundo.
Por todo lo cual adoptamos
esta Declaración Mundial sobre Educación para
Todos.