La búsqueda permanente del método para la enseñanza de la lectoescritura en niños de educación infantil con necesidades especiales y su redefiniciónconceptual
Que los alumnos de atención a la diversidad
de Educación Infantil, en edades tempranas, tengan que empezar
a descifrar la realidad primero, e interpretarla luego a través
del aprendizaje de métodos de lectoescritura basados esencialmente
en la conversión de unidades mínimas es un planteamiento
inicial compartido por la mayoría, aunque no respaldado por otras.
El que los alumnos de Educación
Infantil puedan partir de métodos globales-naturales para adentrarse
en el conocimiento de los objetos y de todo lo que le rodea es básico
no solamente para ellos, ya que los resitúa en una nueva y mejor
forma de interpretar la realidad, sino que también se puede hacer
extensible a aquellos niños con necesidades educativas especiales,
interrumpiendo así un posible proceso diferenciador entre alumnos
y procesos metodológicos. Aunque sabemos que los métodos
sintéticos son instrumentos facilitadores de un rápido aprendizaje
de la lectura y escritura, por su fácil acceso a las rutas léxicas
y ortográficas, también reconocemos que a la larga estos
métodos no ayudan a los sujetos a comprender la realidad ni entender
correctamente todos aquellos mensajes implícitos en los códigos
lingüísticos aprendidos, ya que no se tiene acceso a los almacenes
no solamente de recuperación léxica sino también
de comprensión semántica y estructuración sintáctica.
Por lo tanto, apostamos por una
enseñanza de la lectoescritura para todos que tengan en cuenta,
prioritariamente, tanto los núcleos generadores y los intereses
de los niños como las formas en que cada uno percibe la realidad,
con el fin de reinterpretarla desde sus primeras experiencias, sus posibles
errores y defectos y desde, sobre todo, su construcción personal,
no desechando las metodologías mixtas global-natural y sintético-analítico.
INTRODUCCIÓN
"Los maestros deben mostrar. Enseñar
no sólo quiere decir instruir, impartir enseñanza, sino
que también significa mostrar. Esto es lo que deben hacer los maestros,
mostrar lo que se puede hacer con el lenguaje escrito. (...) la tarea
del maestro es ayudar a que los chicos se vean a sí mismo como
lectores y escritores". (Smith, 1996: 38).
Leer va más allá
de descodificar los grafemas, pues lo más importante en la lectura
es llegar a comprender lo escrito, y para ello son necesarias determinadas
estrategias que permitan captar el significado. La descodificación
alfabética es tan sólo un primer paso y ésta ha de
hacerse con textos significativos para el lector y muy especialmente para
el niño que comienza su alfabetización. Así, la lectura,
como señalan Maruny y cols. (1995 b), no es sólo cuestión
de recibir ideas, conocimientos ni información, sino de comprender
lo leído; para ello es necesario tener conocimientos previos que
permitan enlazar la nueva información con la ya acumulada en el
cerebro. Por lo tanto, leer no sólo implica recibir, sino construir
la comprensión de lo impreso, interpretando su contenido y descubriendo
su significado. El proceso de construcción del lector comienza
muy pronto pero no acaba nunca, y se es más competente en la lectura
cuanto más capaz se es de interpretar lo escrito.
En cuanto a la escritura, ésta
posee una doble naturaleza (Tolchinsky, 1993): como sistema de notación
y como medio de comunicación. Como sistema de notación hace
referencia a un conocimiento de la escritura en sí, de sus propiedades
formales. Como medio de comunicación se refiere a sus propiedades
instrumentales, que sirve para escribir situaciones de la vida cotidiana
(recetas, noticias, cartas, etc.). el sujeto que aprende a escribir debe
llegar a dominar ambas propiedades: las formales y las instrumentales,
resultando la escritura mucho más interesante para el niño
si se plantean actividades reales a partir de experiencias vividas por
ellos mismos. Así, aproximarse a la lengua escrita no supone entenderla
como el conocimiento de la utilización de unas letras, sino como
sistema gráfico que sirve para transmitir y conservar la información,
ideas, fantasías, datos y juegos (Nemirovsky, Carlino y otros,
1994); al igual que no deben ser mecanismos o formas de interpretación
que sirvan de exclusión formal de aquellos individuos con ciertas
carencias cognitivas, afectivas, sociales y culturales. "En lo referente
al aprendizaje de la lectura y de la escritura en general, se piensa que
sólo es accesible para algunos niños considerados bien dotados
y difícilmente se considera que es generalizable a todos los niños
y, menos aún se piensa que puede ser un instrumento importante
para promover la igualdad de oportunidades en el desarrollo de capacidades".
(Rodríguez y Fernández, 1997: 103). De esta forma, al analizar
la literatura sobre el aprendizaje de la lectoescritura se encuentran
básicamente tres tipos de trabajos (Ferreiro y Teberosky, 1979):
Los centrados en la defensa de una determinada
metodología (Sintética, analítica, global-natural,
etc.).
Los dedicados a establecer la lista de
las capacidades o aptitudes necesarias involucradas en este aprendizaje,
buscando conocer las condiciones necesarias para que este se inicie.
En estos trabajos aparecen citadas variables como: lateralización
espacial, discriminación visual, discriminación auditiva,
coordinación viso motriz, buena articulación. No obstante,
hay que tener en cuenta que aunque todos estos factores correlacionen
positivamente con un buen aprendizaje de la lengua escrita, no se puede
confundir esta correlación con una relación causal.
Los trabajos centrados en los procesos
de aprendizaje, no en los métodos de enseñanza; aunque
en nuestro estudio nos vamos a inclinar por hacer un estudio sistémico
de aquellos elementos (procedimientos, métodos, resultados,...)
que inciden en una enseñanza de calidad de la lectoescritura
para todos los alumnos que empiezan a conocer el mundo que les rodea.
Los métodos sintéticos
y su importancia en la aproximación a la lectura y escritura.
En los estudios iniciales de aprendizaje
de la lectura y la escritura de un sistema alfabético, el desarrollo
de la vía fonológica es particularmente importante. Los
mecanismos que se podrían utilizar serían dos: aplicar
las reglas de conversión grafema-fonema, o al revés; o
memorizar cada palabra como una configuración visual. Los primeros
son económicos, versátiles y rápidos de adquisición,
mientras que los segundos plantean enormes demandas a la memoria visual
y necesitan largos años para su dominio. Ambas vías no
son excluyentes entre sí, sino que las dos son necesarias y coexistirán
en la lectoescritura hábil. A medida que la habilidad lectora
y escritora se desarrollan se incrementan el uso de la ruta visual,
aunque se sabe, como aseguran Defior y Ortúzar (1993: 118) que
"ésta vía sólo puede funcionar en el caso de que
se trate de lectura y escritura de palabras que forman parte del léxico
visual, es decir ya conocidas previamente. No siendo posible el caso
de palabras que se encuentran por primera vez ni en la lectoescritura
de pseudo palabras que obviamente no tienen representación lexical.
Así pues, con la práctica de los procesos de reconocimiento
de palabras se irían automatizando, pudiéndose dedicar
los recursos atencionales a los procesos comprensivos, de mas alto nivel
(Laberge y Samuels, 1977; Perfetti, 1985; Stanovich, 1982). De este
modo, los procesos de bajo nivel serían un requisito, necesario
pero no suficiente, para una ejecución de la lectoescritura eficiente.
Por lo tanto, el uso de la vía fonológica o indirecta
implica que para llegar al significado de las palabras tenemos que pasar
previamente por una etapa de conversión de los estímulos
visuales en un código fonológico. Es aquí, en esta
etapa intermedia, donde se recodifican los estímulos gráficos
en un código de habla, mediante la aplicación de las reglas
de conversión grafema-fonema o fonema-grafema. Por esta vía
se podrían leer y escribir palabras familiares como las no familiares
y sería el único medio posible para la lectoescritura
de las pseudo palabras. Esto sería el caso del aprendizaje de
ambas formas de expresión a través de la utilización
de los métodos sintéticos; los cuales, partiendo del estudio
de los elementos más simples (grafemas, sílabas,...) tienen
como objetivo final que el niño conozca y domine las estructuras
más complejas (frases, texto...). "Los métodos sintéticos
comienzan por las unidades subléxicas (letras o sílabas)
para terminar en la palabra" (Cuetos, 1994: 107). En éstos métodos
se da una mayor importancia a la decodificación del significante
y al reconocimiento de las palabras. Reconocemos las palabras de igual
modo que reconocemos todos los objetos familiares de nuestro universo
visual –los árboles y animales, los coches y casas, los cubiertos,
la vajilla, el mobiliario y los rostros ajenos-, es decir, que están
a la vista. Reconocemos los varios miles de palabras con los que estamos
familiarizados por la misma razón que podemos reconocer los miles
de otros objetos: porque hemos aprendido a qué se parecen, cuál
es su aspecto; siendo éste un proceso que, a primera vista, parece
adecuarse con prontitud y plasticidad a las funciones perceptivo-sensorio
motoras y de discriminación que los individuos utilizan para
distinguir y aprehender realidades próximas. Así pues,
y siguiendo las indicaciones de Smith (1990), no es sólo que
los niños, con la utilización de éste método,
aprendan a reconocer palabras a través de la lectura, de lo que
se trata es de que también adquieran un conocimiento pragmático
y aplicado de las reglas fonéticas; es decir, que los niños,
parece ser, que hacen algo más que aprender cuando leen: aprenden
cosas del lenguaje. Visto de esta forma, los pasos formales para la
aplicación teórico-práctica de este proceso metodológico
sería:
Estudio analítico de vocal y consonantes,
asociándolas, respectivamente a una representación gráfica
de algún objeto familiar que empiece por la letra que se enseña.
En esta primera etapa, adquiere especial importancia la discriminación
e identificación de las letras.
Combinación de las letras entre
sí para formar sílabas.
Identificación de las palabras que
han sido formadas a través de la unión de las sílabas
aprendidas, poniéndose especial énfasis en la significación
de las palabras.
Introducción de la lectura oral
de pequeñas frases que han sido formadas a partir de la relación
y significación de las palabras entre sí.
Este tipo de decodificación
grafofónica o del significante es llevada a cabo por métodos
como el alfabético, el cual inicia en el proceso de aprendizaje
procurando que el escolar identifique y reconozca las letras (vocales
y consonantes) a través de su nombre. El método fónico,
término, según Crowder (1985) similar a fonológico,
fonético o morfofonético, comienza con el estudio de las
letras y del sonido al que hay que asociarlas. Para terminar con el
método silábico, que parte del estudio de las sílabas,
pasando a continuación al estudio de las palabras y de las frases;
y que contribuye, según Biggins y Uhler (1968) a ser un instrumento
de gran valor en el reconocimiento de palabras.
Los métodos globales-naturales
como formas de reinterpretar y comprender el significado de los conceptos
y las realidades sociales.
La preocupación de que, más
allá de la reproducción formal de las cosas, signos o
símbolos, hay otras formas a través de las cuales se puede
acceder al conocimiento e interpretación de las realidades sociales,
ha sido una constante que se ha iniciado con el dominio mismo de las
habilidades básicas como la escritura y la lectura. Para algunos,
las formas de acceder al lenguaje y a la escritura, a través
de mecanismos fáciles de conversión, no han dejado de
ser representaciones efímeras y superficiales de una realidad
que abogaba por el estudio y aprehensión de los significados
antes que el análisis y representación de las formas.
Surge así, el método global, sujeto a la aplicación
de diferentes calificativos como: ideovisual, analítico-sintético,
natural e interactivo. Se le denomina global porque el alumno aprende
a leer desde el principio, partiendo de la identificación y reconocimientos
conjuntos, o de golpe, de las frases y palabras que surgen espontáneamente
a través del diálogo y de las conversaciones o explicaciones
escolares en torno a los centros de interés o núcleos
de experiencia. Este tipo de método inicia el proceso de la Lectoescritura
a partir de unidades lingüísticas con significado. Se insiste
desde el principio en el significado de lo que se lee. Así, el
interés se centra no sólo en la decodificación
grafismo-sonido, sino en el uso de frases y del significado. Por consiguiente,
en éstos métodos es característico el estudio de
estructuras complejas significativas (frases, palabras) para que al
final del proceso el niño sea capaz de conocer y distinguir los
elementos más simples (sílabas y letras) a través
de las sucesivas descomposiciones analíticas que va efectuando
de dichas estructuras complejas. Lo importante en éste método
es valerse de las inquietudes, motivaciones e intereses de los alumnos
para proponerles experiencias de aprendizajes que partan sólo
y exclusivamente de contextos y situaciones significativas para él.
Las oraciones y frases que se utilizarán como material de globalización
didáctica para la enseñanza de la lectoescritura deberán
extraerse de la observación, diálogo y conversación
suscitadas en torno al centro de interés, al núcleo de
experiencias, procurando que sean los propios alumnos quienes, según
el interés despertado por la conversación y diálogo,
determinen cuales son las frases que deberían ser objeto de tratamiento
global, sin que ello suponga que en dicha selección no pueda,
ni deba intervenir hábilmente el profesor (Roig, 1991). Donde
se sigue, dentro de las formas de interpretación léxicas
un proceso metodológico inverso al de los métodos sintéticos,
partiendo de palabras generadoras, suscitadas en el aula como espacio
de comprensión y significados compartidos:
Percepción global de la palabra
y representación gráfica de la misma
Lectura de la palabra
Descomposición de la palabra en
sílabas
Descomposición de la palabra generadora
Recomposición de la palabra generadora
Combinación de las sílabas
ya conocidas para formar nuevas palabras
Agrupación de las palabras en frases
y oraciones
Por lo tanto, no sólo se
le define a éste método con el término de "global"
porque tiene su fundamento y justificación psicológica
en el hecho evidente de la percepción global o sincrética
del niño, sino porque tiene además una base lógica
y natural al partir de una lectura comprensiva o inteligente, ya que
los niños "aprenden a leer comprendiendo desde el principio todo
aquello que leen".
Teniendo en cuenta las aportaciones
de Mialaret (1979; citado por Jiménez y Artiles, 1995: 84), la
secuencia instruccional básica suele caracterizarse por las siguientes
fases:
Preparación para las adquisiciones
globales. Durante este periodo adquiere especial importancia el
dominio de la expresión a través del dibujo, que se realiza
mediante un proceso de ensayo experimental. La escritura es presentada
como la expresión de dibujos significativos. Se estimula la expresión
verbal para luego introducir la escritura como medio de comunicación.
"El uso continuado del dibujo como medio gráfico comunicativo
y el carácter sustitutivo de lenguaje oral como medio de comunicación
para descubrir y comprender sus hipótesis sobre el mundo confieren
al dibujo una gran potencialidad pedagógica como recurso didáctico
facilitador de las primeras producciones escritas, aunque puede ocurrir
que en las primeras aproximaciones algunos niños o niñas
no diferencien muy bien los símbolos icónicos de los no
icónicos (Teberosky, 1993: 17).
La iniciación a la lectura,
donde se introducen frases que expresan directamente los niños.
Generalmente surgen dentro del contexto de la conversación o
diálogo en el aula., esto es en un contexto natural. De esta
forma, el contenido de lo que el alumno lee representa conceptos que
forman parte de su cultura y son significativos para él.
Introducción de algunas estrategias
para promover la observación y reconocimiento de las frases como
unidades de lenguaje con un mensaje y significado en sí mismas.
Utilización del tanteo experimental
para promover el descubrimiento personal y la consiguiente adquisición
de los elementos atómicos de la lectura y escritura.
Por todo esto, se dice que el paso
de la globalización al análisis es el resultado de un
proceso de identificación de los elementos o de las partes que
se destacan del conjunto, y es el propio niño con ayuda del maestro
quien los descubre.
La síntesis entre los procesos
metodológicos y su adecuación a sujetos con necesidades
educativas especiales.
Con esta nueva propuesta no queremos
hacer hincapié en la dicotomía de ambos métodos sino
simplemente contribuir a esclarecer el principio de que la utilización
de formas de adquisición de la lectura y escritura no deben ser
formas de exclusión para niños con dificultades, llámense
psíquicas, físicas, afectivas, sociales, etc. Pensamos que
al igual que la mayoría de los niños pueden entender la
realidad a través de formas de interpretación y comprensión,
creemos que los niños con déficit, en edad temprana también
pueden acercarse al mundo de los objetos, pensamientos y sucesos a través
de la comprensión de significados; aunque se sabe que existen diferencias
estructurales y cognitivas que hacen presuponer que este tipo de enseñanza
no es muy eficaz con este tipo de alumnos. De ahí que algunos autores
crean que hay una correlación positiva entre cociente intelectual
y eficacia lectoescritura, aunque otros como Siegel (1988; citado por
Defior y Ortúzar, 1993: 125), piense "que la relación entre
cociente intelectual y lectoescritura aumenta con la edad probablemente
como producto de una buena facilitación; (...) el mayor porcentaje
de las varianzas entre buenos y malos lectoescritores es explicado por
algunas habilidades verbales y no por el nivel intelectual general". Un
cambio conceptual en la forma de interpretar la realidad, acompañado
de sus instrumentos evaluativos y didácticos, provoca cambios en
el signo de las relaciones psicosociales que favorecen un mejor desarrollo
del alumno con dificultades de aprendizaje y mayor satisfacción
a los profesionales. Si su lectoescritura representa un avance y no
un error la percepción de la capacidad del alumno tiende a
ser más positiva y, consecuentemente, mejoran la autoestima
del alumno y aumentan las expectativas de evolución. Así,
de todos es sabido que el signo y la calidad de las expectativas tienen
un elevado grado de influencia en el rendimiento del alumnado (Rogers,
1987; Romero, 1990). No obstante, de lo que estamos seguros, al inclinarnos
por esta nueva tendencia, no es de sentirnos abocados hacia la utilización
de un método, a sabiendas de que la combinación de ambos
produce enormes efectos positivos en los alumnos; si no al hecho de que
las experiencias que se produzcan sean compartidas por unos sin prejuicios
de otros. La integración del alumnado con necesidades educativas
especiales, en un contexto conceptual de diversidad conocida y respetada,
compromete la construcción de una nueva realidad en la que la percepción
social del "otro" como naturalmente diferente representa un avance social
importante. Se configura al "otro" o a la "otra" con el que uno aprende
a relacionarse (también en la iniciación y adquisición
de la lectoescritura), sin que exista una discriminación, menosprecio
o tan sólo incomodidad en la actitud. Lo que es una intención,
se convierte en una realidad vivida por una generación de niños
y niñas que, como en el caso de la coeducación, habrán
roto prejuicios e ignorancias hace pocos años insalvables (Roca
Cortés y otros, 1995). De esta forma estamos convencidos de que
la escuela debe al mundo de los objetos, de los sentimientos y de las
emociones de aquellos niños que manifiesten ciertas carencias para
que a partir de aquí se pueda construir un mundo de significados
interesantes para ellos, intentando en todo momento que ellos sean sujetos
que también verbalizan sus gustos, sus apetencias y sus inquietudes;
lo cual nos puede servir perfectamente para la propuesta, aunque demasiado
prolongado en el tiempo, para su aprendizaje, más efectiva en los
procesos de comprensión que en la resolución mimética
de situaciones mecánicas y reproductivas de la lectura y escritura
como unión de signos pero no como la aprehensión de signos
para descubrir emociones y sentimientos, sabiendo que las diferencias
intra psicológicas y la inferencia le confieren un sentido muy
particular a los procesos de adquisición de la lectoescritura.
Así pues, desde una concepción asociacionista de la madurez
para el aprendizaje de la lectoescritura, comúnmente las discapacidades
exigen aumentar el tiempo dedicado a los prerrequisitos y, por tanto,
retrasan el inicio del aprendizaje de la lengua escrita propiamente dicha.
Si a ello añadimos los periodos largos de tiempo que acompañan
a su aprendizaje, el riesgo de empobrecer el contacto social activo del
niño con entorno alfabetizador es aún mayor. De hecho, tales
medidas consiguen efectos contrarios a los pretendidos; como mínimo
provocan "no avances" en su desarrollo del sistema alfabético y,
como máximo alimentar los argumentos para reiniciar a su posibilidad
de aprenderlo. Si nos permitimos considerar que los alumnos discapacitados
también pueden trabajar a su nivel, también para ellos el
mejor trabajo "previo" para el aprendizaje de la lectoescritura es el
contacto con textos escritos, con lectores y escritores a la vez que se
le da protagonismo a la calidad de la interacción social de los
alumnos en sus contextos de convivencia (escuela, familia, entorno,...)
para que pueda participar activamente en tales funciones de forma cognitiva
y no solamente motrizmente, lingüísticamente o a través
del análisis auditivo (Ferreiro, 1982). Por lo tanto, en el caso
de todas las necesidades educativas especiales, hemos de partir del niño
y no del método. Así en el aprendizaje de la lectura y escritura
encontramos implicados capacidades sensoriales y perceptivas, motóricas,
lingüísticas y cognitivas, y la cualidad del contacto social
con la cultura escrita, la enseñanza a niños con dificultades
ha de evaluar cuáles de estos aspectos son o no deficitarios. Creemos
que no se trata, pues, de un método especial de lectura y escritura
aunque sintamos predilección por los métodos que se atreven
a provocar la creatividad, la imaginación y la implicación
social del otro en contextos de diversificación cultural, para
un déficit "especial" o una combinación "especial" de métodos,
sino que creemos que más allá de todo esto debe prevalecer
el principio de adquisición normal del niño añadiendo
las compensaciones que palien o eliminen el déficit específico
en cuestión.
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