La diversidad en el aula y los diferentes ritmos de adquisición lectoescritora
El concepto de diversidad ha adquirido el este siglo unas
dimensiones inimaginables para los legisladores de hace sólo
unos años. Los que contemplamos la realidad educativa con una
cierta perspectiva, observamos como hablar de diversidad actualmente
tiene muy poco en común con lo que nos preocupaba hace unas décadas.
Hablar de diferentes ritmos de adquisición de conocimientos en
la actualidad, requiere, de un lado, un análisis de las diferencias
individuales (No sólo de las diferencias derivadas de déficit),
y de otro, y sobre todo, un análisis de la realidad social que
accede a nuestros centros. Sigue siendo además cada vez más
necesaria una reflexión permanente sobre qué contenidos
debe transmitir o propiciar la escuela.
La mayoría de los sistemas escolares que tenemos
nacieron basados en una concepción la enseñanza pensada
para dar respuesta a las necesidades de las sociedades industriales
de los siglos XIX y XX. La sociedad del siglo XXI representa un escenario
intelectual y social radicalmente distinto.
Todos sabemos que los grandes cambios de la sociedad resultantes
de la globalización y sobre todo de los flujos migratorios, provocan
cambios sociales y organizativos en las escuelas. Acarrean también
consecuencias directas en las metodologías necesarias para abordar
una heterogeneidad cada vez mayor del alumnado.
Sinceramente considero que estamos en plena crisis en
lo que se refiere a la concepción de la atención a la
diversidad, (especialmente los países desarrollados). Hoy debe
considerarse por tanto, la atención a la diversidad, como una
tarea que trasciende al aula para convertirse en un reto de futuro,
que, además de escolar, debe ser también una prioridad
política, familiar y social. En este siglo la diversidad es consustancial
con la evolución de la sociedad y el centro educativo y los educadores
sólo podrán abordar parte del problema.
No quisiera dar la idea de que voy a definir modelos contrastados
y de valor universal para resolver un problema de tal envergadura. Más
por el contrario mi opinión es que pasarán años
antes de que cristalicen realmente modelos sociales y por tanto modelos
educativos adecuados para abordar esta cuestión.
Sin embargo considero urgente abordar este problema (o
si se prefiere esta nueva realidad) desde todos los ámbitos (la
práctica educativa, los modelos de centros, las políticas
educativas, las políticas de familia…). Probablemente las
sociedades y las culturas del siglo XXI van a ser muy diferentes según
se tome un camino u otro a la hora de abordar las diferencias sociales,
familiares, religiosas, escolares, individuales desde la educación.
En la concepción más usual y haciendo referencia
a las recomendaciones la página Web del Ministerio de Educación
español, dentro del capítulo dedicado a la atención
a la diversidad, se incluyen los siguientes apartados:
» Educación Especial
“Educación Especial es entendida como un
proceso educativo dinámico que reconoce y atiende la diversidad
del alumno y en la que se apoya para permitir a éste la consecución
de metas más ajustadas a sus características personales.
Es una formación dirigida a aquellos individuos que manifiestan
necesidades educativas especiales permanentes o temporales, es decir,
dificultades mayores que el resto de los alumnos para acceder a los
aprendizajes que se determinan en el currículo que le corresponde
por su edad, bien por causas internas, por dificultades o carencias
en el entorno sociofamiliar o bien por una historia de aprendizaje desajustada”.
La educación incluye:
Déficit físico
Déficit psíquico
Déficit sensorial
Sobredotación intelectual
Trastornos graves del desarrollo
El problema no es de concepto, aunque también.
El principal problema en la actualidad, es que se han desbordado las
cifras. No se corresponden con los supuestos sobre los que s e construyó
el modelo de actuación.
»Logopedia
“La comunicación mantiene un protagonismo dominante en
la sociedad actual. La oferta y la demanda de información y comunicación
es tal que se hace necesario prestar máxima atención,
ya desde edades tempranas, al desarrollo del lenguaje con la finalidad
de preparar individuos con aceptables niveles de competencia lingüística.
Éste es el papel de la Logopedia como ciencia. La investigación
en la evaluación, prevención y tratamiento de los trastornos
de la comunicación humana es el campo de estudio de esta disciplina.
No hay que olvidar que estas acciones tienen su principal potencial
en la escuela. Así, el maestro especialista en perturbaciones
de la audición y el lenguaje es el más indicado para unificar
y guiar el proceso escolar de prevención y correcta adquisición
del lenguaje en los niños”.
Con los supuestos sociales y escolares existentes cuando se planteó
esta variable de atención a la diversidad, poco o nada tendríamos
objetar en principio. Sin embargo en muchas escuelas el principal problema
aquí y ahora es otro: tenemos que hacernos más preguntas:
¿La lengua? ¿Las lenguas? ¿Qué lengua? La
materna, la de la comunidad autónoma en la que reside. Varias
lenguas ¿Cuantas? ¿Lengua moderna? ¿Quién
las impartirá?
Como pude observarse, cuando parece que el modelo está
perfectamente definido, de pronto hay que volver a plantearse todo de
nuevo y con otras variables de partida.
Recuerdo una Anécdota que me ocurrió en
hacia el año 1997 ó 1998: “Teniendo por mi parte
responsabilidades en la Administración autonómica, me
visitó la directora de una escuela infantil (Juanita: excelente
directora, y para más señas andaluza). Nos saludamos con
afecto como siempre. Invertimos unos instantes en comentar cuestiones
de cortesía y a cuando le pregunté si quería algo
más, la conversación fue más o menos la siguiente:
- Aquí me tienes, a mis años,
vengo a pedir formación.
- ¡Hombre! eso está muy bien, nunca es tarde y tú
además eres muy joven. ¿Y, en qué quieres formarte?
(Teníamos un amplio plan de formación de directores y
creí que podía atender su petición sin problemas,
pero su respuesta fue sorprendente para mi).
- En idiomas. (i continuó) Pero… (Juntando las yemas de
los dedos de ambas manos) en muchos, en muchos, que después de
19 años de directora, y cuando yo creía que lo tenía
todo claro, pronto no me entiendo con nadie. No entiendo a los niños,
ni a las madres y no digamos a los padres, que a esos no les veo, no
les conozco. Tengo niños de 27 países. La ONU, chiquillo,
la escuela este año es la UNO.
Obviamente en esta escuela el papel del logopeda se había
visto ampliamente desbordado.
»Interculturalidad
“Los cambios sociales que paulatinamente se están produciendo
en nuestra sociedad repercuten de una manera importante en los centros
educativos. La necesidad de definir términos nuevos que expresen
con claridad la filosofía de actuación sobre esta sociedad
en continuo cambio es una tarea prioritaria antes de comenzar cualquier
actuación. Asimismo, el nuevo reto planteado por la llegada masiva
de inmigrantes a nuestras aulas ha abierto un amplio debate, del que
no puede permanecer al margen la comunidad educativa”.
Dentro de interculturalidad se incluye:
» Inmigrantes
La llegada de inmigrantes a España en los últimos años
no ha pasado desapercibida para nadie; la sociedad española sensible
a todo tipo de cambio ha demandado, por ello, que se tomen las medidas
necesarias encaminadas a corregir las posibles deficiencias que esta
situación pudiese plantear tanto a nivel social como educativo
y cultural. La respuesta que las distintas Administraciones han dado
a esta demanda ha sido rápida, como lo demuestra la legislación
surgida en los últimos años, en la que se tiene presente
los derechos de los inmigrantes.
Por otra parte, y dentro de la parcela educativa
esta situación se ha visto plasmada en una llegada a los centros
escolares, como consecuencia lógica de este proceso, de un importante
número de alumnos inmigrantes, procedentes de diversas culturas,
que deben recibir una enseñanza en condiciones de igualdad que
el resto de alumnos, que les permita integrarse sin ningún tipo
de problema en nuestra cultura, sin por ello perder su propia identidad.
Las políticas educativas actuales se han puesto como objetivo,
en este sentido, potenciar todo tipo de actuaciones desde el centro
escolar encaminadas a que se lleve a cabo con total normalidad una educación
intercultural; para ello se anima a los centros a que incorporen dentro
de su Plan de Programación General las medidas necesarias dirigidas
a tal fin, llevando a cabo programas de acogida, incorporando la figura
de un mediador intercultural o arbitrando actuaciones cuyo resultado
final sea que la sociedad acepte la diversidad cultural como algo normal,
ya que ello redundará en un beneficio educativo para todos.
De las afirmaciones anteriores señalamos:
“Que les permita integrarse sin ningún
tipo de problema en nuestra cultura, sin por ello perder su propia identidad
¿Qué significa esta frase en la práctica?
“Incorporando la figura de un mediador
intercultural”.
¿Cómo el centro va a incorporar a
un mediador a las plantillas? Si las plantillas de profesorado de cada
centro son definidas por la Administración y en la administración
el peso especifico del área de hacienda (no siempre sensible
a temas tan complejos), es determinante.
¿Quién puede ser mediador intercultural?
Y sobre todo, ¿qué entendemos por
interculturalidad?
Arbitrando actuaciones cuyo resultado final sea
que la sociedad acepte la diversidad cultural como algo normal. ¿Cuáles
son estos planes y programas?
Todos sabemos que la ley es condición necesaria
(a veces), pero no suficiente para cambiar la práctica en la
escuela.
Con frecuencia la escuela está dando respuestas
a esta cuestión con mucha imaginación y eficacia. Sobre
todo las escuelas que han sabido fomentar auténticas Comunidades
Educativas y que cuentan con los propios alumnos, con los padres y con
miembros de la comunidad para esta tarea. (Internet. Fiestas. Semanas
culturales específicas, son buenos ejemplos) Pero, ¿es
suficiente con estas medidas para conseguir una auténtica interculturalidad?
Dando por sentado que el papel de la escuela en este tema es de vital
importancia e imprescindible, no parece que pueda limitarse a la escuela
una cuestión de tan grande calado, ya que la escuela no tiene
ninguna función en exclusiva.
»Minorías
étnicas
“Bajo la denominación de Minorías Étnicas
cabe englobar a un amplio abanico de personas de cultura y raza diferente
de la que están insertados. Es el caso, por ejemplo, del pueblo
gitano.
Actualmente tenemos un número considerable de alumnos y alumnas
que tienen la doble condición de gitanos e inmigrantes (Gitanos
rumanos)”
»Aulas itinerantes
Las Aulas Itinerantes forman parte de un programa del Ministerio de
Educación y Cultura desde el curso escolar 1987/1988, fecha en
la que se pusieron en marcha, con el objetivo de atender las necesidades
educativas de los niños y jóvenes que viven en circos
itinerantes por el territorio español.
El ser maestro itinerante además de las labores propiamente educativas
implica compartir el modo de vida de este colectivo. Estas aulas funcionan
como una escuela unitaria con las particularidades de la vida itinerante.
»Atención domiciliaria
“La necesidad de atender a los niños enfermos
en su domicilio, una vez dados de alta en el hospital, ha sido analizado
desde distintos organismos, llegando a la conclusión de la bondad
de esta medida, ya que de esa manera se podrá mejorar la calidad
de vida tanto del paciente como de su familia al evitar prolongados
períodos de hospitalización. Para ello es necesario contar
con el apoyo, en todas las fases de la enfermedad, de una infraestructura
tanto desde dentro del sistema sanitario como del educativo”
»Atención hospitalaria
“Las aulas hospitalarias surgieron de la necesidad
que la sociedad tenía de resolver los problemas de escolaridad
de aquellos niños que durante un período de tiempo, más
o menos prolongado, dejaban de asistir al colegio de forma regular.
La atención hospitalaria en España se inicia con carácter
particular en los años cincuenta del sigo XX en algunos hospitales
atendidos por los Hermanos de San Juan de Dios, actuación que
seguirían en los años sesenta otros hospitales repartidos
por la geografía peninsular. Sin embargo, hubo que esperar hasta
1982 para que surgiera la primera normativa en la que se sustentara
la actuación educativa que se debía llevar a cabo en los
centros hospitalarios; desde ese momento se han creado, en casi todos
los hospitales, aulas en las que el niño ingresado es el principal
protagonista de la actividad educativa que se lleva en ellas”.
»Orientación educativa
“La orientación educativa, en el marco de
la atención a la diversidad, se convierte en el medio a través
del que se hace efectiva esta atención, proporcionando los recursos
necesarios para mejorar y atender las dificultades de aprendizaje, encauzar
la mejor trayectoria formativa y ayudar al alumno a tomar decisiones
en orden a su proyecto de vida. La orientación educativa, entendida
como un proceso de guía, aglutina elementos pertenecientes a
tres grandes áreas: acción tutorial, orientación
académica y profesional y respuesta educativa a alumnos con necesidades”.
Legislación
Webs profesionales e institucionales
Recursos
Asociaciones
Acción tutorial
Orientación Académica
y Profesional
Aunque dice que se hace efectiva la atención, no
siempre es posible. Cabe señalar que a faltan recursos humanos
y que los tratamientos clínicos pueden ser abordados desde los
orientadores.
Como puede observarse, en las referencias anteriores,
se están haciendo esfuerzos muy loables pero es evidente que
estamos en los inicios de una parte del futuro profesional que no ha
hecho más que iniciar. Y este futuro profesional debe sustentar
sus bases en los próximos años. Se hace necesario, por
tanto, clarificar conceptos básicos y definir modelos de actuación
claros, realistas y con resultados previsibles. Lo contrario no dejaría
de ser un leve maquillaje de la situación.
Como punto de partida con una previa reflexión
crítica nos pueden servir los planes y programas oficiales como
el del Ministerio español al que brevemente nos hemos referido.
Estos planes resultan de un gran interés porque incluyen y condensan
gran parte del conocimiento teórico y práctico disponible.
Hoy día tenemos la posibilidad de acceso a la mayoría
de estos planes a través de Internet. Por esta razón,
y por ajustarme a mi propia experiencia, para esta intervención,
he seleccionado algunos aspectos que me preocupan especialmente, que
considero más conflictivos o que creo que están menos
asumidos o generan conflicto en la génesis de los proyectos educativos.
He seleccionado aspectos en los que quisiera profundizar
un poco más en mi intervención a partir de este momento
y que considero necesario revisar minuciosamente antes de redefinir
nuevas medidas de atención a la diversidad para el futuro. Son
los siguientes:
» Notas de la
realidad social actual que enmarcan las principales diferencias.
» Qué
pretendemos o deberíamos pretender con la educación en
el siglo XXI.
» Diversidad
familiar. Conciliación de la vida familiar y laboral.
» Acogida e integración
del alumnado inmigrante: sus implicaciones en el sistema educativo.
» Diferencias
actitudinales: La convivencia y el conflicto, brotes de violencia en
la escuela.
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¿QUÉ NOTAS DE LA REALIDAD SOCIAL
ACTUAL ENMARCAN LAS PRINCIPALES DIFERENCIAS?
Voy simplemente a apuntar unas notas sobre marco de referencia
social que considero obligadas para abordar el problema de la diversidad
hoy.
He considerado conveniente subrayar aquí algunas
notas de la realidad dual en que la historia nos entrega la población
mundial al inicio de este siglo. Entiendo que pueden resultar determinantes
para centrarnos en lo que debería ser lo esencial de la nueva
educación: la educación del siglo XXI”
Esta realidad dual incluye:
De una parte, las consecuencias sociales de la pobreza.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(año 2000) y la Cumbre del Desarrollo Mundial celebrada en Ginebra,
difundieron algunos datos que mueven a la reflexión. Las cifras
son, sencillamente, estremecedoras:
» 790 millones
de personas no están adecuadamente alimentadas.
» El analfabetismo o la falta de acceso al agua potable
afecta a 1.000 millones de personas.
» 250 millones de niños son explotados laboralmente.
» 30.000 niños en el mundo mueren cada día
por enfermedades evitables.
» Las mujeres sufren especialmente, como los niños,
las consecuencias de este desigual reparto de la riqueza.
El Informe de UNICEF sobre el Estado Mundial de la Infancia
2002, abunda en datos que no podemos pasar por alto:
» A finales del
año 2000 seguía sin registrarse los nacimientos de la
tercera parte de todos los niños y niñas, lo que supone
que no hay registros de su existencia y los expone a la falta de asistencia
sanitaria y escolarización.
» Alrededor de 30 millones de niños recién
nacidos siguen sin beneficiarse de inmunizaciones periódicas.
En el África subsahariana sólo se inmuniza al 47 % de
los niños y niñas contra la difteria, la tos ferina y
el tétanos.
» La tercera parte de los niños y niñas
del mundo padecieron malnutrición durante el decenio de 1990.
» El objetivo de ofrecer educación básica
universal no se ha logrado. Más de 100 millones de niños
en edad de acudir a la escuela primaria no están escolarizados
y muchos otros reciben una educación de baja calidad. La desigualdad
entre los sexos causa que haya más niñas que niños
sin escolarizar.
» La tasa de mortalidad materna continúa al nivel
de 1990.
» Hay países que aún claman por disponer
de las dotaciones, siquiera mínimas, para abordar la formación
y educación de sus ciudadanos, incluso en los niveles más
elementales
La otra cara de esta realidad dual son los problemas inherentes
al desarrollo y la globalización.
Los grandes cambios de la sociedad resultantes de la globalización
de la economía, en razón de los rápidos progresos
en el campo de la ciencia y de la tecnología y de su consecuencia
directa sobre el plano económico, social y cultural, acentúan
aún más las numerosas diferencias entre los países
ricos y los pobres y han suscitado grandes flujos de inmigración
que dan lugar, en los países receptores, a sociedades cada vez
heterogéneas, con fuertes diferencias culturales, religiosas,
lingüísticas y de todo tipo, que esperan y reclaman de la
educación métodos y resultados muy diferentes.
Debemos ser conscientes de que el rumbo que tome la atención
a las diferencias (económicas, familiares, religiosas, etc.)
Va a determinar en gran mediada la propia identidad de las sociedades
de nuestros países en un futuro inmediato.
¿QUÉ EDUCACIÓN SERÍA
NECESARIA PARA ATENDER TANTAS DIFERENCIAS?
¿Qué pretendemos con la educación
en el siglo XXI?
Estas características y necesidades sociales, reclaman
un nuevo modelo de educación, un consenso en sobre nuevos valores
de la educación.
Fernando Savater al referirse a esta cuestión afirma:
“No hay educación
si no hay verdad que transmitir, si todo es más o menos verdad,
si cada cual tiene su verdad igualmente respetable y no se puede decidir
racionalmente entre tanta diversidad”.
A la luz de los datos mencionados de Naciones Unidas y
de UNICEF, parece evidente que deberíamos proponernos como primer
reto de la educación, como nuestra primordial finalidad educativa,
un reto social: atrevernos a conseguir un modelo de educación
que genere más igualdad y más justicia social aunque esto
nos parezca difícil y arriesgado.
Por otra parte, debemos tener muy presente desde el principio
que educar es algo más que transmitir contenidos: Cuando Rabelais
escribió que "... el niño no es un vaso
que se llena; es un fuego que se enciende...", estaba
insistiendo, como la inmensa mayoría de los educadores, maestros
y pedagogos, en el principio básico que define el quehacer docente:
Hemos de tener muy presente que la educación es algo más
que la impartición de contenidos.
¿Qué debemos entender por educación
completa?
En 1996 el entonces Director General de la UNESCO, Sr.
Federico Mayor Zaragoza, confió a una comisión internacional,
presidida por Jacques Delors, la labor de reflexionar sobre la educación
en el siglo XXI. Lo que estaba en juego era de importancia. ¿Qué
lugar reservan nuestras sociedades a los/as jóvenes en la escuela,
en la familia o en la nación? ¿Cómo puede la educación
preparar a las generaciones venideras para las exigencias de un mundo
en constante conmoción?
Creo que en este sentido, sigue estando vigente en su
totalidad la línea argumental recogida en la conocida publicación
"La Educación encierra un tesoro"- que representa un
informe a la UNESCO por parte de la Comisión Internacional sobre
Educación para el Siglo XXI, presidida por el Sr. Jacques Delors,
ex Presidente de la Comisión Europea-.
Recordemos que tal publicación propone que los
cuatro pilares de la educación que sustentan una adecuada y completa
labor docente son:
Aprender a conocer.
Aprender a hacer.
Aprender a vivir.
Aprender a ser.
Aprender a conocer.- Aprender a conocer
supone aprender a aprender, ejercitando la memoria y el pensamiento.
Ejercitar la memoria es cada necesario ante la invasión de las
informaciones instantáneas que difunden los medios de comunicación.
Ejercitar asimismo la capacidad para relacionar la información
y crear nuevo conocimiento, recrear, lo que se aprende, hacerlo propio,
útil, significativo.
Puede considerarse que la enseñanza básica
tiene éxito si aporta el impulso y las bases que permitirán
seguir aprendiendo durante toda la vida. Condición necesaria
para conseguir cotas de interculturalidad.
Aprender a hacer.- O si lo preferimos
“aprender haciendo”. Aprender a conocer y aprender a hacer
son indisociables puesto que hay que enseñar al alumno (al niño
y a la niña, a los jóvenes) a poner en práctica
sus conocimientos y adaptar los conocimientos recibidos en el futuro,
para construir nuevos aprendizajes, nuevos conocimientos.
En este apartado cada año que pasa hemos de ampliar
el concepto de “nuevo” hasta niveles no sospechados.
Aprender a vivir juntos, aprender a vivir
con los demás.- La educación tiene una doble misión:
enseñar la diversidad de la especie humana y contribuir a una
toma de conciencia de las semejanzas y la interdependencia entre todos
los seres humanos. Y esto cada vez con un concepto de aldea global,
sin que nos sea extraña ninguna forma de pensar, ninguna creencia,
ninguna manifestación cultural.
La aceptación de la cultura y la tradición
no debe confundirse con el inmovilismo y el estancamiento cultural y
social. La educación debe resaltar el concepto dinámico
de la cultura, propiciando el cambio, la evolución de aquellos
elementos culturales que justifican y amparan la injusticia, la desigualdad,
la marginación de algunas personas o colectivos. El respeto a
las culturas tendrá como límite el respeto a los derechos
humanos, y el respeto a los derechos del niño, que debe prevalecer
por encima de cualquier otro derecho. Los educadores somos garantes
y de los derechos de nuestros alumnos.
Aprender a vivir juntos supone desarrollar la comprensión
del otro y la percepción de las formas de interdependencia -
realizar proyectos comunes y prepararse para tratar los conflictos -
respetando los valores de pluralismo, comprensión mutua y propiciando
sierre la paz.
Aprender a ser.- La función esencial
de la educación es conferir a todos los seres humanos la libertad
de pensamiento, de juicio, de sentimientos y de imaginación que
necesitan para que sus talentos alcancen la plenitud y seguir siendo
artífices, en la medida de lo posible, de su destino.
Aprender a ser es un proceso dialéctico, que dura
toda la vida, que comienza por el conocimiento de sí mismo y
se abre después a las relaciones con los demás. La educación
es ante todo un viaje interior, cuyas etapas corresponden a las etapas
de la maduración constante de la personalidad.
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Como resumen de los cuatro pilares de la educación
podemos decir que, mientras los sistemas educativos tradicionales, proponen
dar prioridad a la adquisición de conocimientos, en detrimento
de otras formas de aprendizaje, importa concebir la educación
como un todo dinámico.
Cinco años después del informe Delors,
el balance mundial de la Educación para Todos, establecido en
el Foro Mundial sobre la Educación (Dakar, Senegal, 26-28 de
abril de 2000) muestra que, en materia de acceso, se habían logrado
progresos importantes en muchos países. Sin embargo, la calidad
de aprendizaje y la adquisición de valores y de capacidades están
lejos de responder a las necesidades y a las aspiraciones de los individuos
y de las sociedades. En consecuencia, se debe intensificar el intercambio
y el diálogo sobre cuestiones relativas a la calidad de la educación
y, más específicamente, sobre los aspectos que pueden
contribuir a encontrar mejores soluciones para «aprender a vivir
juntos» en su sentido más amplio. Este sigue siendo nuestro
nuevo reto.
DIVERSIDAD FAMILIAR. CONCILIACIÓN DE LA
VIDA FAMILIAR Y LABORAL.
A modo de ejemplo, se incluyen a continuación unas breves notas
sobre la familia madrileña (que es la de la que con más
propiedad puedo personalmente hablar, pero que no son notas en exclusiva
de esta región), sus características y perspectivas nos
puede servir de ejemplo para reflexionar sobre variables que están
presentes en alguna medida en muy diferentes países a la hora
de abordar la educación. Entiendo que las valoraciones que se
incluyen pueden, además de informar, orientar formas de proceder
en otros contextos.
Se apuntan también algunas propuestas en este ámbito
que pueden contribuir a una mejor atención de todos los sujetos,
tanto en el sistema educativo como fuera de él.
De una sociedad homogénea a una sociedad plural
y en proceso de cambio.
La Comunidad de Madrid está integrada por núcleos
demográficos diversos. Más de las tres cuartas partes
de la población viven en la capital y en concentraciones urbanas
ubicadas en los dos cinturones metropolitanos, el resto vive en pequeñas
localidades rurales periféricas que actualmente simultanean la
actividad agrícola y ganadera con el turismo interno. El censo
de la Comunidad de Madrid se aproxima a los seis millones de habitantes.
La población de origen inmigrante de otros países se ha
incrementado en la última década. Esta población,
al finalizar 2003, se aproxima 13%, con una distribución desigual.
Entre los principales problemas de las parejas jóvenes se encuentra
el acceso a la vivienda y al trabajo estable. Las expectativas de vida
son altas.
Muchos caracterizan a Madrid diciendo que es una sociedad
heterogénea, abierta, cosmopolita y acogedora, enriquecida en
los últimos cincuenta años por la influencia de un crisol
de tradiciones aportadas por la inmigración procedente de otras
zonas de España. Sin embargo, los valores tradicionales ampliamente
compartidos, pueden ser diferentes a los de los inmigrantes procedentes
de otras culturas.
La familia madrileña se caracteriza por su pluralidad
y proceso de cambio. Los medios de comunicación de masas traen
con frecuencia al debate público el tema de los conflictos de
valores, la violencia social y la violencia de género, el excesivo
consumo de alcohol y tabaco de los adolescentes. Y últimamente
se han puesto en el foco de atención asuntos tales como la integración
de los inmigrantes en los centros educativos, así como algunos
episodios aislados de fundamentalismo religioso que han cristalizado
en varios centros docentes. Son objeto de atención en general
las necesidades de reformas de los servicios públicos para una
mejor acogida e integración de los nuevos vecinos madrileños.
Esta pluralidad social y el crecimiento progresivo del
colectivo inmigrante, hace pensar que en las próximas décadas
se producirán cambios profundos en la sociedad madrileña,
derivados de la integración y convivencia de diversas culturas,
la pluralidad de confesiones religiosas, entre otras. El acierto en
las políticas dirigidas a la familia y a la infancia, van ha
ser en gran medida determinantes de la orientación de los cambios
sociales venideros.
¿Qué elementos, de la realidad socio familiar,
deberíamos tener en cuenta para fundamentar políticas
que propicien la modernización, la igualdad de derechos y la
calidad de vida en la familia y en la sociedad madrileña?
Matrimonio, pareja de hecho, o vida en común
El modelo de familia madrileña ha sufrido grandes
transformaciones desde el último tercio del siglo pasado. Antes
de los años setenta, la institución matrimonial tenía
una posición hegemónica, si bien ésta se debilitó
a lo largo del decenio de 1970. Durante los años ochenta, surgió
de lleno el término "pareja de hecho". La transformación
sufrida por el modelo tradicional de familia presenta tres rasgos fundamentales:
las personas se casan más tarde que antes, los hijos nacidos
fuera del matrimonio son más numerosos y cada vez se divorcian
más parejas. La situación de la familia entre la población
inmigrante es muy variada, en función de sus diferentes culturas
y de la evolución de esta institución en los países
de origen. En nuestros días un número considerable del
total de nacimientos registrados cada año en la comunidad de
Madrid tienen padres que no están casados, parejas de hecho en
la mayoría de los casos. Muchos niños y niñas menores
viven cada año el divorcio de sus padres.
No obstante, el matrimonio sigue siendo la modalidad de
convivencia más extendida, aunque si bien los más jóvenes
optan cada vez más frecuentemente por vivir con su pareja sin
más formalidades.
En Madrid las parejas de homosexuales demandan el derecho
a registrar su contrato de vida en común, con los mismos efectos
legales que el matrimonio. Reclaman por tanto derecho a la adopción
de hijos.
Sin embargo asimilar todo estos cambios por las políticas
educativas, por la escuela y por los propios educadores lleva tiempo.
Finalizamos esta reflexión como no podía
ser de otra manera, con un interrogante: ¿Está la escuela
dando los pasos necesarios y adecuados para abordar con éxito
la atención a la diversidad familiar?
Apuntamos a continuación algunas notas que deberían
presidir un modelo de atención a la diversidad de origen socio-familiar:
Necesidad de desarrollar políticas de paridad
entre los sexos
El objetivo de la política de paridad entre los
sexos es que las mujeres y los hombres tengan oportunidades, derechos
y deberes idénticos en todos los ámbitos sociales. No
existirá violencia entre sexos y se hará un reparto equitativo
del poder y las influencias entre las poblaciones femenina y masculina.
Esto implica igualdad de oportunidades y condiciones para las mujeres
y los hombres por lo que se refiere a la independencia económica
y al acceso al mercado laboral. A ello se suma la responsabilidad compartida
del hogar y los hijos y el igual acceso a la formación de los
jóvenes de ambos sexos.
(La Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de la capital
y otros ayuntamientos han definido planes de igualdad de oportunidades,
pero en la práctica, todavía muchos de sus objetivos se
quedan en meras declaraciones de intenciones).
Conciliación de la vida familiar y laboral
En ocasiones nos encontramos con conceptos de diversidad, como es el
acuñado para diferenciar las funciones entre los sexos, que no
resultan validas actualmente.
Si la política familiar tiene como finalidad aportar a sus beneficiarios
determinados recursos, la armonización de la vida laboral y familiar
procura tiempo a los padres para que puedan dedicarse de manera intensiva
al cuidado de los niños durante la etapa en la que estos lo necesitan
más: durante la crianza de los hijos.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, define a la
familia como el elemento natural y fundamental de la sociedad, y por
ello, con derecho a la protección por parte de ésta y
del estado. El artículo 39 de la Constitución Española,
recoge los planteamientos de la Declaración Universal, con la
referencia expresa a la protección social, económica y
jurídica de la familia, así como a la protección
integral de los hijos.
Uno de los principales problemas que tiene planteados
la familia madrileña actual es la conciliación de la vida
familiar y laboral. Gran parte de las decisiones que afectan a la conciliación
se desarrollan en la esfera de la vida privada o de la vida laboral,
por tanto las políticas dirigidas a esta finalidad deben incluir,
entre otras muchas, medidas que fomenten acción educativa en
los hogares y en los centros docentes. Y esto no es un cometido exclusivo
de la escuela, corresponde también a la formación a lo
largo de la vida.
Debe incluirse la conciliación de la vida familiar
y laboral en la formación permanente de las trabajadoras y los
trabajadores, y debe ser objeto de análisis y debate en la negociación
colectiva que realizan los sindicatos y las empresas de la Comunidad
de Madrid.
Excedencia por maternidad o paternidad y cuota paterna
La política familiar y la educación a desarrollar
en los próximos años debería estar estrechamente
identificada con la paridad entre los sexos, siendo su objetivo que
los hombres y las mujeres puedan compaginar la vida laboral y el cuidado
de los hijos, inclusive mientras éstos tienen corta edad.
De ahí que deba facilitarse en el mundo del trabajo
la excedencia remunerada por nacimiento de un hijo que incluya una cuota
paterna, y la independencia de los derechos adquiridos de los padres.
El incremento de la cuota paterna ha demostrado ser un medio muy eficaz
de que los padres se dediquen a cuidar a sus hijos más pequeños.
(Esta medida, destinada específicamente a los padres, demuestra
que la legislación puede influir en la conducta de los individuos).
Las madres trabajadoras en España pueden percibir
una paga de 100 euros mensuales por hijo menor de tres años y
otras ayudas y desgravaciones fiscales por nacimiento o adopción
de un hijo.
Parece necesario fomentar que los padres y las madres
pueden disfrutar efectivamente de excedencia hasta tres años,
que les permita permanecer por un tiempo en el hogar cuidando a su hijo,
sin por ello desvincularse de la vida laboral.
Escuelas de educación infantil y otros
centros de atención a la infancia
Muchos padres desean que se les proponga un marco pedagógico
estable para sus hijos mientras ellos trabajan. En la Comunidad de Madrid
tenemos escuelas de educación infantil, casas de niños,
ludotecas públicas, y otros tipos de centros de atención
a la infancia privados, enmarcados legalmente por la nueva ley de educación,
Ley Orgánica de Calidad de Educación de diciembre de 2002(LOCE).
(Ley que va a ser suspendida por el nuevo gobierno, pero que es nuestra
última referencia) Esta ley deja a las comunidades autónomas
la responsabilidad de regular los centros destinados a niños
y niñas de cero a tres años.
La definición de un currículo marco adecuado
a las nuevas necesidades plurales de la infancia y la familia, debe
constituir por tanto, un reto y una prioridad para el Gobierno de la
Comunidad de Madrid en los próximos años. Su contenido
debe combinar el aprendizaje y la atención a los niños
y a las niñas residentes en Madrid. A todos los niños
y a todas las niñas. Sabiendo de antemano que los modelos de
centro y de atención deberán dar respuestas a la diversidad
de situaciones familiares y culturales.
La oferta de plazas en centros de educación infantil
para niños y niñas de 0 a 3 años, en Madrid (Como
en muchas otras regiones del mundo) no cubre la demanda actual. En los
próximos años se debería diversificar la oferta
y atender así la demanda actual. Proporcionando plaza a todas
las familias que lo deseen en un plazo breve de tiempo, en centros adecuados,
y a un precio módico. No es suficiente con atender a los niños
de las familiar más necesitadas a través de un baremo
social, (Los niños no entienden que deban están solos
o mal atendidos porque sus padres están trabajando para ganar
mucho dinero).
Además de los centros citados existen otros que
atienden a niños sin la debida autorización. Deben ser
legalizados los que reúnan los requisitos que se establezcan
y clausurados los que no los reúnan; y ello lo antes posible
para garantizar la calidad de los servicios dirigidos a la infancia.
Esta medida debe ir acompañada del refuerzo de la acción
inspectora y de la oferta de plazas necesaria para mantener el servicio
que prestan los centros que deban disminuir el número de plazas
o ser clausurados.
Asimismo para mejorar la calidad de los centros de educación
infantil, hay que continuar adaptándolos en mayor medida a las
necesidades de los usuarios, aumentar las cualificaciones del personal
empleado en ellos y brindar una atención satisfactoria a los
niños con necesidades especiales.
La prestación en efectivo y la ayuda familiar
por hijos
Muchos padres desean para sus hijos una plaza en una escuela o centro
de educación infantil, pero en numerosos municipios la construcción
de dichas estructuras es insuficiente. Quienes no consiguen ocupar una
plaza de en estos centros, deberían tener garantizada a una prestación
adecuada en efectivo para esta finalidad, desde que el niño o
la niña nazca hasta que cumpla tres años.
Una sociedad pluricultural: esfuerzos
a favor de una nueva cultura del ocio y contra el racismo.
La Comunidad de de Madrid tiende a convertirse cada vez
más en una sociedad pluricultural. En determinadas zonas, aproximadamente
uno de cada cinco jóvenes tiene ascendientes extranjeros.
La diversidad cultual es enriquecedora y refuerza la comunidad,
pero plantea también retos en materia de integración y
asimilación. La sociedad madrileña va evolucionando con
escasos brotes de racismo, pero es conveniente implementar medidas preventivas
en esta materia, definiendo planes de acción contra el racismo
y la discriminación.
Sigue siendo imprescindible apostar por los jóvenes
de las grandes aglomeraciones urbanas, destinando recursos suficientes
a mejorar las condiciones de vida en general de los jóvenes que
viven en los municipios de mayor población y, más en concreto,
a contribuir a una nueva cultura del ocio, a la asimilación y
a la lucha contra el racismo. Proporcionarles locales donde se puedan
reunir y ofrecerles actividades que contribuyan a dotarles de competencias
sociales suplementarias y del sentimiento de ser dueños de su
destino.
ACOGIDA E INTEGRACIÓN DEL ALUMNADO
INMIGRANTE: SUS IMPLICACIONES EL SISTEMA EDUCATIVO
Quisiera en este momento referirme a algunos aspectos
relacionados con la inmigración que ya están presentes
en la educación y en la sociedad, y que además esbozar
algunas propuestas de futuro.
Lejos de convertirse en un hecho entendible y aceptado,
el desarrollo de los flujos migratorios hacia los países desarrollados
supone, hoy en día, un fenómeno marcadamente cuestionado
en el debate social. A pesar de la objetiva necesidad, constatada política
y económicamente, de incorporación de ciudadanos foráneos
que permitan equilibrar las importantes limitaciones derivadas del notable
descenso de la natalidad y envejecimiento de la población en
un buen número de países de la Unión Europea.
Los Sistemas Educativos de los países receptores
definen y desarrollan sus políticas educativas tomando en consideración
la tarea de diseñar adecuados sistemas de acceso, acogida y atención
al conjunto de “nuevos” alumnos que, de manera permanente,
se incorporan a una nueva realidad social, cultural y escolar.
Referencias del fenómeno migratorio
Como ya se ha mencionado antes, el fenómeno de
la inmigración representa una variable de relevante en el desarrollo
y promoción de las políticas educativas en Europa.
Hablar de inmigración no representa, ni mucho menos,
abordar un concepto novedoso. La memoria histórica de los pueblos,
al menos de muchos pueblos, esta llena de acontecimientos marcados por
procesos migratorios, no siempre voluntarios.
El impulso de movimientos migratorios de países
como España o Italia hacia entornos centroeuropeos, australianos
o americanos ha visto invertir de manera drástica la tendencia
y direccionalidad, convirtiéndose los citados países y
otros del contexto meridional del continente europeo en países
fundamentalmente receptores de poblaciones provenientes de otros países
y zonas del mundo.
Opiniones autorizadas como De la Dehesa vaticinan, que
"los países desarrollados reducirán su población
en casi 200 millones de habitantes y los países en desarrollo
la aumentarían en 3.200; dentro de estos últimos, los
países más pobres aumentarían su población
en 1.600 millones, es decir, la mitad del total. Ante desequilibrios
tan enormes en las tasas de crecimiento de la población, es más
que probable que los factores de “expulsión” de los
países pobres van a ser los predominantes en este siglo."
En otras palabras, las sociedades más avanzadas
parecen estar abocadas en los próximos años al desarrollo
de un patrón migratorio marcado por dos notas esenciales:
a) Destacado crecimiento de la población inmigrante en los
próximos diez años y
b) Peso migratorio significativo de las poblaciones más desfavorecidas
( ).
La Comunidad de Madrid, es cada día
más un creciente crisol de cultura.
La presencia creciente en nuestro Estado de poblaciones
provenientes de otras zonas del mundo, especialmente de hispanoamérica
(Ecuador, Colombia, Perú, República Dominicana), Marruecos,
Rumanía, China, Filipinas y Portugal, afecta de manera diferente
a sus regiones y Comunidades Autónomas, si bien configura una
realidad "insistente" y pertinaz cuyo protagonismo se despliega
inexorablemente "a lo largo y ancho" de los diferentes ámbitos
de nuestro entramado social y cultural.
El Instituto de Estadística de la Comunidad de
Madrid ha estudiado recientemente la el hecho migratorio en la región,
llegando a la conclusión de que, de mantenerse los movimientos
y flujos migratorios actuales, la Comunidad de Madrid contaría
en el año 2011 con cerca de 850.000 inmigrantes empadronados,
esto es, aproximadamente el 14% de los residentes previstos y estimados
para esa fecha en la región.
El Informe “Extranjeros en Madrid Capital
y en la Comunidad, 2001”, elaborado por el referido Instituto
de Estadística regional, da cuenta de hechos objetivos en el
momento de su publicación y que pueden concretarse en los siguientes
puntos:
Las posibilidades de respuesta del sistema educativo
El fenómeno de la inmigración no responde
a patrones o formatos ocasionales o puramente coyunturales. Su influencia
y relevancia en los diferentes ámbitos y esferas de desarrollo
de los países receptores que adquiere una singular importancia
en su vertiente educativa y especialmente en los impactos y consecuencias
que desencadena en los modelos de organización, planificación
y funcionamiento de los Sistemas Educativos; y el Sistema Educativo
regional no es una excepción.
La importante modificación de la configuración
y perfil de la población escolar atendida en los centros educativos
supera (en ocasiones de manera dramática) el diagnóstico
de situación y las loables intenciones inclusivas definidas "a
partir" de la publicación de la Ley Orgánica de Ordenación
General del Sistema Educativa (L.O.G.S.E., 1990).
Conceptos e ideas difundidos y establecidos desde la promulgación
de la citada ley han visto "quebrar" una parte sustantiva
de sus "reservas" y protocolos estratégicos de acción,
enfrentados a una realidad modificada por el fenómeno sociológico
de la inmigración.
Un cambio sustantivo en la escuela.
Las consecuencias del fenómeno migratorio que afecta
actualmente a los países de la Unión Europea, a nuestro
Estado y a nuestra región, han venido a suponer, como se ha señalado
con anterioridad, un punto de inflexión capital en el desarrollo
de los modelos de acogida e integración social, cultural y laboral
y, en lo que atañe más específicamente a nuestras
reflexiones, de los formatos de incorporación e integración
de los menores inmigrantes en el sistema educativo receptor en sus diferentes
ámbitos y contextos, a saber, el proceso de escolarización,
la acogida en el centro y su comunidad educativa y, por supuesto, la
atención prestada en el aula.
La escuela, nuestra escuela, mira con preocupación
y a veces hasta con estupor el profundo grado de desconcierto con que
la sociedad observa e interpreta el fenómeno migratorio en sí
mismo y, especialmente, las dificultades con que son asumidas y abordadas
sus repercusiones.
La realidad ha venido marcada por una modificación
sustancial de las condiciones en que el propio proceso inició
su desarrollo en nuestro entorno, desde el "goteo" pausado
y, en ocasiones, "imperceptible" con el que los centros educativos
recibían al alumnado proveniente de otros países y nacionalidades,
a la incorporación masiva de niños, niñas y adolescentes
en edad de escolarización obligatoria , particularmente notable
en determinadas zonas de la región y, especialmente, en determinadas
localidades y distritos de la capital.
Atendiendo a datos aportados por la propia Administración
educativa madrileña una vez finalizado el curso escolar 2001/2002,
los centros de la Comunidad de Madrid han pasado de contar con 25.000
alumnos y alumnas durante el curso 1999/00, a escolarizar a casi 50.000
al finalizar el curso escolar 2001/2002, superando la cantidad de 60.000
alumnos para el curso 2002/03, cifra que viene a suponer aproximadamente
el 12% del alumnado escolarizado en la enseñanza obligatoria
en los centros sostenidos con fondos públicos de la región,
incluyendo el segundo ciclo de educación infantil. Esta cantidad
media es muy variable según los centros, llegando en algunos
casos a superar el 70%.
Enfrentada al reto de dar respuesta cualificada y profesional
a la diversidad emanada de las diferencias étnicas, lingüísticas
y culturales, la escuela “se frota los ojos” ante la observación
de un proyecto sumamente complejo en el que sólo la modificación
profunda de determinados marcos organizativos y de funcionamiento de
los centros educativos permitirá la concreción de protocolos
ágiles y sólidos de respuesta y desarrollo práctico
en torno al tema en cuestión.
La incorporación a los centros educativos de un
creciente número de alumnos y alumnas provenientes de otros países,
nacionalidades y culturas hace preciso también “redimensionar”
las medidas con que la precitada Ley Orgánica dotó al
Sistema Educativo para facilitar la adecuada atención a la diversidad.
Un número notable de centros han observado su “reconfiguración”
como mosaicos de culturas, nacionalidades y realidades sociales. La
necesidad de tomar en consideración la heterogeneidad de la población
escolar que inspiró gran parte de las intenciones programáticas
antes citadas, ha desdibujado los contornos del propio concepto de diversidad.
Variables de notable significatividad como las diferencias lingüísticas,
culturales o religiosas introducen una complejidad sin precedentes en
la definición y alcance del propio concepto de diversidad y,
consecuentemente, de aquellos inexorablemente ligados a su esencia,
tales como “integración” o “interculturalidad”.
Algunas aclaraciones conceptuales y prácticas en
torno al fenómeno de la inmigración, sus repercusiones
educativas y “conflictividad”
Inmigración y necesidades educativas especiales.
En el contexto que nos ocupa, a saber, la educación formal y
su marco organizativo y de desarrollo, la identificación o asimilación
entre inmigración y necesidades educativas especiales reúne,
asimismo, un buen número de muestras y ejemplificaciones de uso.
ü Problemas de adaptación que en muchas ocasiones
se derivan de la incorporación del alumnado inmigrante en los
centros educativos una vez iniciado el curso escolar.
ü Problemas de adaptación al sistema, asociados
a situaciones sociales desfavorecidas, que, de una manera cierta, vienen
a suponer importantes carencias en el proceso de integración
educativa.
ü Especialmente importante a este respecto, y motivo
de especial consideración en la adecuación de la propuesta
educativa a implementar, es el desconocimiento del idioma por parte
de los recién llegados.
(Datos recientes de la Consejería de Educación
de la Comunidad de Madrid confirman, que entre el 30% y el 35% de los
alumnos provenientes de otros países y escolarizados en la región
presentan necesidades educativas especiales y de compensación
educativa).
Los sistemas de acceso, incorporación y
acogida escolar
La adaptación de la normativa de admisión
de alumnado en los centros educativos a las condiciones y coyuntura
propia de cada región (en el caso de la Comunidad de Madrid no
es una excepción), ha contribuido a acondicionar el marco de
incorporación al sistema y centros educativos del importante
número de alumnos y alumnas recién llegados y, especialmente,
de los llegados una vez iniciado el curso escolar.
No obstante las medidas citadas, los sistemas de incorporación
del alumnado inmigrante a los centros educativos configuran un perfil
de uso marcado, entre otros, por “obstáculos” como
los que a continuación se citan:
a)La existencia
de centros “gueto”: La red de centros educativos
de la Comunidad de Madrid cuenta en la actualidad con un número
de centros, cercano a la treintena, con porcentajes de alumnado con
necesidades de compensación educativa (por encima del 30%)
que superan con mucho lo que podría entenderse como razonable
y proporcionado.
Si bien el propio concepto de alumnado de compensación educativa
no puede, ni debe, asociarse de manera indisoluble, ya se ha dicho,
con la población escolar inmigrante (se está haciendo
referencia a alumnado que “presente desfase escolar significativo,
con dos o más cursos de diferencia entre su nivel de competencia
curricular y el nivel de escolarización, así como a
dificultades de inserción educativa y necesidades de apoyo
derivadas de incorporación tardía al sistema educativo,
de escolarización irregular y, en el caso de alumnado inmigrante
y refugiado, del desconocimiento de la lengua vehicular del proceso
de enseñanza”
b)Concentración de inmigrantes en
determinados barrios. Por otro lado, ha de observarse la
también tendencia de determinadas colonias de “recién
llegados” a instalarse en zonas o barrios específicos,
con el subsiguiente efecto, por otro lado entendible, de concentración
de su “población escolar” en los mismos centros
y en las mismas zonas, con y entre los suyos, (tal como viene sucediendo,
a modo de ejemplo en un significativo número de centros públicos
de los distritos Centro y Chamberí de la capital).
c)Insatisfacción de los centros.
En este difícil camino hacia la integración de la
población inmigrante y con necesidades especiales se ha propiciado,
por regla general, la distribución del alumnado con necesidades
educativas especiales entre todos los centros sostenidos con fondos
públicos.
Pero en cualquier caso, el desarrollo de los procesos de “acogida”
en los centros educativos del alumnado objeto de este conjunto de
reflexiones supone la generación de no pocas insatisfaccione
el entorno educativo.
La respuesta de la Administración
educativa
La Comunidad de Madrid ha definido planes, proyectos,
medidas y actuaciones que pretenden proporcionar apoyo manifiesto a
la población inmigrante, a ese conjunto de colectivos e individuos,
llegados cada vez desde países y zonas del mundo más lejanas.
Al mismo tiempo están proliferando plataformas
de rango regional para el abordaje del tema en cuestión han de
destacarse (1) la constitución del “Foro regional para
la Inmigración de la Comunidad de Madrid”, creado por Decreto
64/1998, de 23 de abril, (2) el “Plan Regional para la Inmigración
de la Comunidad de Madrid 2001-2003”, de marcado carácter
transversal en sus objetivos, contenidos y medidas planteados, y (3)
el “Plan contra la Exclusión Social de la Comunidad de
Madrid 2002-2006”, de naturaleza asimismo colegiada e interinstitucional,
la Consejería de Educación ha definido también
dos iniciativas en este ámbito: el “Acuerdo para la mejora
de la calidad del sistema Educativo de la Comunidad de Madrid”,
suscrito con fecha 19 de enero de 1999 con amplio acuerdo de las fuerzas,
sectores y organizaciones sociales representativas en la comunidad educativa
madrileña, y el “Plan Regional de Compensación Educativa
de la Comunidad de Madrid.
Si bien los objetivos o medidas a los que se alude definen
su contexto de intervención específicamente en el alumnado
con necesidades de compensación educativa, los que se citan a
continuación pueden considerarse destacables de manera expresa
para el alumnado inmigrante en tal situación:
a) Definición
e inclusión en la normativa de criterios tendentes a conseguir:
normalización, acción positiva, integración
e interculturalidad, equilibrio territorial y sectorial, participación
social, coordinación interinstitucional, carácter integral
de las actuaciones y evaluación continua.
b) Escolarización equilibrada del alumnado con necesidades
educativas especiales y de compensación educativa entre todos
los centros sostenidos con fondos públicos.
Creación o fortalecimiento de Comisiones de Escolarización
y la incorporación en éstas, como miembros de pleno
derecho, de profesionales de los Equipos de Orientación Educativa
y Psicopedagógica,
c) La mejora en la dotación de profesorado y especialistas
de atención apoyo a las necesidades educativas especiales y
de compensación educativa:
d) El diseño y desarrollo de actuaciones de
carácter complementario a la actividad lectiva y curricular
complementaria y extranjera.
e) Ayudas. Deben destacarse las medidas adoptadas
para incrementar las ayudas y prestaciones sociales de naturaleza
complementaria para las poblaciones más desfavorecidas
(Becas de comedor escolar y ayudas al estudio y adquisición
de libros de texto y material didáctico)
f) Ampliación de horarios: el notable crecimiento
de las actividades de complementarias (programa de desayunos escolares
“los primeros del cole”, programas y proyectos de compensación
educativa en centros públicos – con la participación
de más de 200 centros públicos durante el curso 2001/02-,
programa de “aulas abiertas”, biblioteca, deporte y música
y danza, escuelas de verano, campamentos...). Especialmente notable
resulta la configuración de un modelo regional para el diseño
y desarrollo, en colaboración con los Ayuntamientos de la región,
de planes locales de extensión educativa en horario y periodos
no lectivos, medida que ha supuesto la suscripción de más
de cien convenios con corporaciones locales
g) El fomento de programas de Educación Intercultural:
Dotando a los Centros educativos de soportes cualificados y contextos
de información y sensibilización en la materia a la
que nos referimos han venido a concretar, entre otras actuaciones,
el desarrollo de Programas Institucionales de mantenimiento de la
lengua y cultura de grupos minoritarios, la elaboración y difusión
de materiales curriculares interculturales y de materiales didácticos
orientados a apoyar la integración de minorías, la formación
en centros de equipos docentes, la creación del Servicio Itinerante
de Apoyo al inmigrante, la incorporación al sistema educativo
regional de intérpretes y traductores profesionales y, de modo
singular, las actuaciones dirigidas a la creación en breve
plazo del Instituto Madrileño de Apoyo y Documentación
Intercultural, como organismo dinamizador de iniciativas orientadas
a la formación y a la investigación en el ámbito
de la educación intercultural y la atención educativa
a minorías étnicas y culturales.
Al reseñar tantas iniciativas podemos inducir a
pensar que el problema está resuelto, pero no es así,
se trata de todo un conjunto de medidas, acciones, iniciativas y propuestas
de intervención orientadas a atender al alumnado inmigrante y,
de manera singular, al que presenta necesidades de compensación
educativa. Todo un proyecto, sin duda intenso y riguroso, para la respuesta
singular a necesidades de naturaleza singular. No obstante, la situación
e iniciativas en desarrollo no son suficientes.
Parafraseando a Jaques Delors, se acaba de iniciar
la marcha, hemos de coger el camino y ritmo adecuados.
Posturas ante la diversidad cultual: interculturalidad,
Multiculturalidad, respeto de las culturas autóctonas.
Es importante saber a dónde vamos ó si de
prefiere, a dónde queremos ir. Sin mediar este requisito, las
medidas antes mencionadas pueden resultar sólo un “parche”
para atender lo más urgente. Es preciso aquí recordar
lo que ya dijimos al principio citando a Savater: “No
hay educación si no hay verdad que transmitir”
La verdad, una parte de la verdad, es que los países europeos
tienen que abordar la integración de los flujos migratorios que
reciben estando ellos a la vez en pleno proceso de integración
en la Unión Europea.
Para finalizar este apartado y al hilo del pensamiento de la Asociación
Identidad y Diversidad, quisiera hacer una reflexión
en torno a conceptos que, sin ser nuevos, cobran un sentido diferente
en estos momentos, no sólo por el fenómeno de la inmigración,
sino porque Europa está a la vez en un proceso de unión
de convergencia que afecta y afectará mucho más en un
futuro inmediato a las culturas y su dinámica.
La "convergencia" con Europa ha sido posible a los países
de la unión merced a una serie de cambios políticos, económicos
y estructurales que han permitido a unos “ponerse al nivel”
de los otros de otros socios comunitarios. Sin embargo para que ese
largo y laborioso proyecto de Unión Europea saliera de los despachos
de nuestros euro-tecnócratas y cuajara en el seno de la sociedad
a la que iba destinado, tenía que incluir algo más que
un mero contenido económico.
La integración en Europa supone, ante todo, un "modelo de
civilización" y un modelo social basado en la tolerancia,
la pluralidad cultural y los derechos humanos.
Europa como construcción multicultural.
La convergencia con los países de la Unión Europea ha
producido una nueva modelo económico, más centralizado,
y una nueva moneda (Moneda única) el euro. Nuestra
monedas tradicionales y con ellas parte de nuestro acervo cultural han
pasado a “mejor vida”. Pero ¿podemos hacer con las
culturas lo mismo que con las monedas?
Es necesario en este punto abrir un debate, el debate de la identidad
de la cultura en los tiempos modernos, Debate que no es nuevo, paro
que cobra actualidad por estar influido por fuerzas contrapuestas.
De una parte la cultura (las culturas sufren presiones de síntesis
y de reduccionismo desde las propuestas integradoras y globalizadotas
actuales. De otra, la identidad de los pueblos y el potente resurgimiento
de los nacionalismos, plantean con fuerza posturas conservacionistas
de las tradiciones y de las culturas autóctonas.
Para adecuarnos a esta realidad europea y a la realidad plural derivada
de la inmigración, desde los medios de comunicación, desde
la escuela, desde los ámbitos intelectuales, desde la universidad,
desde los partidos políticos, desde las confesiones religiosas,
se nos ha lanzado un glosario de términos que pretenden definir
ese futuro inmediato: sociedad multicultural, pluralidad étnica,
tolerancia, interculturalidad, solidaridad en la diversidad...
El significado y el contenido que se les quiere dar a estos conceptos
son discutibles y en ocasiones su puesta en práctica implica
una clara contradicción con la teoría.
La escuela necesita cada día más clarificar estos términos
y no es indiferente para los resultados de la educación el partido
que tome en cada caso.
Es un hecho histórico constatable que, ante procesos de homogeneización
cultural y étnica, las gentes han tratado finalmente de reencontrar
en su pasado y en su tradición las raíces que pudieran
afirmar su especificidad y particularidad en un contexto cultural que
ya le era ajeno y extraño.
Desde la artificial construcción de la Europa multicultural e
integradora se nos intenta convencer de que es posible conciliar el
"respeto a la diferencia" y el "derecho a una identidad".
Evidentemente lo es pero, dentro de los esquemas socio-políticos
en que nos movemos ¿es eso posible?
Las culturas, como conjunto de manifestaciones artísticas, vivencias
y espirituales de un grupo humano surgidas en un proceso histórico
más o menos largo, representan la respuesta de adaptación
del hombre frente al medio en el que vive. Pero también son,
en sus valores, en su concepción del mundo, en su aportación
a la historia común de la humanidad, la expresión de una
etno-psicología, la psicología de los Pueblos, que no
tiene nada que ver con los condicionantes físicos y climáticos.
Solamente en este contexto es posible entender lo que es la diversidad
y el respecto a la diferencia puesto que existe un concepto claro de
lo que comprende la identidad.
Hasta ahora la estrategia del Sistema para adecuar identidad y diversidad
se nos antoja negativa ya que al final lo único que resulta es
un claro proceso de uniformización.
Para la multiculturalidad, que supone la simple aglomeración
en el tiempo y en el espacio de grupos étnicos de diverso origen,
la diversidad es únicamente la condición previa para avanzar
hacia un único modelo cultural e ideológico. La identidad
cultural deviene entonces en un concepto sin un contenido vital, real,
del cual sólo perdura la parte más trivial, folklórica,
festiva.
La noción de interculturalidad, bien entendida,
nos aproximaría, sin embargo, a un concepto de más valor
y de más interés para la causa de los Pueblos. Indica
interacción, solidaridad, reciprocidad y en tal sentido implica
una relación de amistad y cooperación entre todas las
etnias que buscan y quieren mantener sus propias identidades dentro
de los esquemas de pertenencia a una gran familia humana.
La interculturalidad como meta política y cultural:
» Es una consecuencia
lógica de los derechos humanos.
» Es una consecuencia lógica de la ética.
El que no admite a otros el derecho de autodeterminación cultural,
nunca podría argumentar en contra de una política discriminatoria
de su propia cultura/lengua.
» La opresión cultural, la escolarización
imperfecta en combinación con el intento de asimilación
cultural, ocasionan, sin embargo, un alto grado de desertores o egresados
que por el deterioro de su identidad cultural, quedan profundamente
lesionados en su personalidad. Sólo algunos pensadores, escritores
e intelectuales pueden llegar a objetivar el deterioro de su cultura,
transformándolo en finalidad de análisis para sacar
incluso un «provecho» haciéndose ideólogos
de la resistencia cultural y política. La mayoría gasta
sus esfuerzos en una actividad semi-asimilacionista y semi-resistente.
Otros pueden llegar incluso a oponer una resistencia masiva y militar.
» Las relaciones interétnicas e interculturales
de mutuo respeto y dignidad que proporcionan una identidad positiva
a cada uno (en términos étnicos y culturales) y una
autoestimación positiva (en términos individuales),
disminuyen la posibilidad de futuros conflictos, que son malos para
la vida social en general y para la economía en particular.
La interculturalidad como meta política debe manifestarse
en todos los ámbitos de la estructura estatal, otorgando el máximo
respeto a las lenguas por regiones.
Quiero enfatizar que la interculturalidad como meta política
no puede funcionar restringiendo las actividades al ámbito de
la enseñanza.
Interculturalidad, Creación de un concepto y desarrollo
de una actitud
Tal como nos ha mostrado la historia numerosas veces, han sido el intercambio
de saberes y experiencias, el mutuo reconocimiento, la paz, la preservación
de la identidad étnica y cultural, los que han hecho progresar
verdaderamente a la humanidad y no las entelequias universalistas que,
ó bien terminan justificando la hegemonía de una cultura
sobre otras en base a su mayor "fidelidad" a los principios
de los derechos humanos ó, sencillamente, intentan hacer desaparecer
todo vestigio de diversidad en el mundo. Esto es ya el presente. De
todos nosotros depende que no sea el futuro, nuestro futuro.
DIFERENCIAS ACTITUDINALES. LA CONVIVENCIA EN
LA ESCUELA.
Cada vez con más frecuencia las escuelas aparecen
más a menudo en las páginas de sucesos de los periódicos
que en la sección de educación, lo que está preocupando
seriamente a todos los miembros de la comunidad educativa. En efecto,
los episodios de violencia en los centros educativos parecen tener una
gran capacidad de atraer a la atención pública, causando
alarma social, con lo que la violencia escolar se añade a las
ya innumerables fuentes de demanda y presión social con que nuestros
centros educativos y nuestro profesorado deben enfrentarse.
La crisis de identidad social a que hemos aludido antes,
la crisis de valores la complejidad de la escuela, la falta de valores,
la incidencia de determinados medios de comunicación, los métodos
inadecuados de enseñanza y un amplio conjunto de factores determinan
que nos encontremos en un momento histórico en el que la convivencia
en los centros educativos (especialmente los de educación secundaria)
es un asunto que preocupa y que carece de certezas. Instituciones como
la familia y la escuela, que en épocas recientes asumían
con cierta seguridad en formas y en contenidos, la socialización
de las nuevas generaciones, se sitúan ahora en la incertidumbre
y la provisionalidad.
A la perplejidad experimentada por las familias al no
“acertar” en los modos de ejercer su acción socializadora,
se suma la falta de nuevas referencias sobre las prácticas escolares
que, con frecuencia, desemboca en la añoranza de certidumbres
y formatos que funcionaron en otros momentos históricos, con
circunstancias significativamente distintas.
En el contexto histórico y social que hemos esbozado,
fenómenos singulares, como el deterioro de la convivencia
en los centros escolares, deben ser considerados con prudencia,
entendiendo que estamos reflexionando sobre una cuestión multicausal
y multidimensional, que no puede ser comprendida desde perspectivas
unilaterales que hagan recaer toda la responsabilidad en un único
elemento de análisis.
Los educadores somos conscientes de la envergadura de
la convivencia en los centros educativos; sabemos que, para comenzar,
debemos plantearlo en positivo, es decir, no se trata tanto qué
hacemos para enfrentarnos a los casos de violencia, como de qué
hacemos para convertir nuestros centros en espacios adecuados para el
aprendizaje de la convivencia en el marco de una democracia. Tal como
señala Fernando Savater El Valor de Educar (1997), “ahora
que la familia no cubre plenamente su papel socializador, la escuela
no solo puede efectuar su tarea específica”enseñar”,
sino que comienza a ser objeto de nuevas demandas sociales”. Estas
demandas responden a necesidades surgidas casi siempre en el seno de
la sociedad, de la familia, como es el caso de la violencia.
La promoción de la convivencia en los
centros educativos.
La convivencia: un estilo de vida ético que se aprende
Los centros educativos son lugares privilegiados para la formación
en y para la convivencia. El contenido de aprendizaje ‘vivir en
comunidad’ es un elemento sin el cual una relación educativa
no puede entenderse.
Estudiar los modos y las dificultades que encuentran las
instituciones educativas en la enseñanza de la convivencia, significa
analizar varios aspectos de su quehacer específico. Señalamos
a continuación algunos de los más importantes:
El contenido de lo que se transmite
diariamente a través de las conductas docentes (qué,
cómo, para qué, para quién se enseña
y evalúa) y de las relaciones habituales en el aula y en
el centro.
La capacidad de decisión
que tienen las partes implicadas (profesorado, alumnado y familias)
en la definición del tipo de relaciones que caracterizan
cada institución.
La posibilidad real de intercambio
profesional entre los docentes (espacios, tiempos y asesoramiento);
en este sentido la fragmentación excesiva de los horarios
(en periodos de 45 minutos), del conocimiento (en asignaturas…)
puede convertirse en “enemigo” más que en “aliado”
para la práctica de la convivencia.
La formación en ejercicio
(contextualizada y en los propios centros escolares) sobre contenidos
significativos (preocupaciones y dificultades que actualmente plantea
la enseñanza en cada realidad escolar).
Una formación entendida como ese espacio propio, en donde
incorporar un conjunto amplio de oportunidades, valores, experiencias
y contenidos, pensado para ‘construir’ identidades docentes
y su desempeño en los centros y aulas, constituyendo un proceso
continuado que se va desarrollando a lo largo de toda la vida laboral.
La complicidad de las escuelas
con las familias y los barrios y de éstos y aquellas con
las escuelas en una tarea considerada común (la promoción
de los valores democráticos de convivencia).
La decidida voluntad de apoyo por
parte de las Administraciones educativas mediante una regulación
normativa (promotora de convivencia y de un estilo democrático
de relación en el seno de las comunidades educativas), la
disminución de “ratios” en virtud de la complejidad
y exigencias de la tarea docente en determinados centros, la promoción
de la participación de los representantes de las comunidades
educativas en la gestión de los recursos públicos...
En este análisis, es preciso reclamar, igualmente,
la incorporación —en los planes de estudios de formación
del profesorado— de un repertorio tanto de ideas, creencias, capacidades,
sensibilidades, modos de actuar necesarios como de relaciones sociales
y personales En definitiva, los elementos imprescindibles para el desarrollo
de una ‘buena’ práctica docente encaminada a la atención
a la diversidad y a la promoción de la convivencia.
El aula un lugar idóneo para el aprendizaje
de la convivencia.
Qué enseñar, se determina mirando a la vida, y el cómo
enseñarlo, mirando al menor.
Las instituciones educativas se caracterizan fundamentalmente
por organizar un conjunto de experiencias y conocimientos, considerados
social y éticamente valiosos, con el fin de ser redescubiertos
y aprendidos por las generaciones más jóvenes. La experiencia
de vida en comunidad, por sí sola no contribuye necesariamente
al desarrollo de valores y actitudes que favorezcan la convivencia.
Es preciso cuidar los procesos, promover la reflexión sobre ellos
y aportar estilos de vida coherentes entre lo que se quiere enseñar
y lo que ocurre en el entorno de aprendizaje, de forma tal que esa consistencia
impregne las actividades cotidianas de los centros.
De lo anterior, se deduce que las tareas de trabajo en
el aula (contenidos, objetivos, principios y recursos metodológicos
y de evaluación) deben incorporar un estilo democrático
de relación y que los modos de enseñar se han de convertir
en los elementos de referencia más potentes para el aprendizaje
de la convivencia.
Los procesos cognitivos y las relaciones sociales se entrelazan
en el seno del aprendizaje generado en el aula.
La mejor prevención de conductas disruptivas en
el aula se hace a través de los estilos relacionales que se despliegan
cotidianamente y de forma reiterada en los procesos de enseñanza
y aprendizaje que, en los centros escolares, ocupan el núcleo
de su actividad.
Un estilo de institución educativa caracterizada por la promoción
de la convivencia es aquella que, inspirándose en la vida y en
sus condicionantes particulares, se fija en el alumnado para determinar
el modo de promover su mejor desarrollo personal y social.
El currículo de las instituciones educativas necesita
estar al servicio de las cuestiones que plantea la vida cotidiana, en
el caso que nos ocupa, de la promoción de convivencia entre sujetos
distintos e iguales en derechos, como una respuesta ética de
vida social. Para ello, necesita organizar sus actividades en virtud
de las características y puntos de partida de los menores que
deben emprender ese aprendizaje.
El aprendizaje de la convivencia no puede entenderse desgajado
de las actividades cotidianas: no es un contenido paralelo, ni es responsabilidad
única de una determinada asignatura, ni de una específica
función docente (tutorial), ni de un cargo directivo del centro,
ni de unos especialistas, ni tampoco lo es en exclusiva de las familias…
La promoción de la convivencia es una tarea que debe desarrollar
todo docente en el ejercicio habitual de la enseñanza de cada
ámbito de experiencia, de cada área curricular o de cada
asignatura. Lo que no excluye que sean necesarios determinados momentos
específicos en el horario de la semana donde se analicen las
relaciones personales y los sentimientos: el ‘corro’ de
la educación infantil, las ‘asambleas de aula’ o
las ‘tutorías’ serían algunos de los espacios
dedicados a estas cuestiones. Asimismo, pueden aparecer esporádicamente
algunos temas que exijan puntualmente para su resolución un alto
en el trabajo de aula.
Los modos de organizar la enseñanza en torno a
grandes ámbitos o áreas de aprendizaje parecen constituir
formatos curriculares que aseguran el desarrollo de relaciones favorecedoras
de la promoción de la convivencia. Sin embardo, la excesiva fragmentación
del conocimiento dificulta la incorporación de la convivencia
como un estilo y un contenido transversal de la enseñanza.
Los centros educativos como organizaciones dirigidas
a la promoción de la convivencia.
La conquista diaria de los derechos humanos
Las instituciones educativas establecen habitualmente
sus relaciones sobre la base de un modelo único de socialización,
definido fundamentalmente por los profesionales. Este formato no asegura
la convergencia con otros intereses, aspiraciones y deseos (del alumnado
y de las familias). La iniciativa de incorporar a estos otros colectivos
en la definición del modelo y de las normas de convivencia (a
través de la constitución de comisiones ‘ad-hoc’…)
constituye una excelente oportunidad para el aprendizaje social, la
superación de las dificultades y la identificación del
estudiante con las actividades habituales de las instituciones educativas.
A veces se alega que esta forma de proceder ‘crea’ más
conflictos; podríamos decir que, en un primer momento, puede
ser que ‘saque a la luz’ los conflictos existentes (en lugar
de tratar de eludirlos o sofocarlos); pero sólo convirtiendo
el conflicto en objeto de trabajo se puede aprender sobre él.
Investigaciones recientes ponen de manifiesto la insatisfacción
del alumnado, sobre todo en Educación Secundaria, acerca de sus
niveles de participación en la vida de los centros. Un reciente
informe de la OCDE, nos muestra que España presenta los índices
más elevados, respecto a los países de nuestro entorno,
en cuanto a ‘alumnado escasamente involucrado en los centros
educativos’. Es fácilmente comprensible que alguien
no se sienta comprometido con unas normas y reglas de funcionamiento
y relación que le han sido impuestas. La discusión,
el razonamiento y la participación son los procedimientos necesarios
para la interiorización de las normas.
La importancia de las decisiones y las medidas que se adoptan en el
centro (los criterios de distribución del alumnado por clases,
la utilización formativa de las actividades extraescolares, la
participación del alumnado en la vida y organización escolar,
el procedimiento de actuación ante el incumplimiento de las normas
de convivencia…) son determinantes de muchos de los problemas
de relación que se presentan posteriormente. Las prácticas
escolares que se caracterizan por incrementar el protagonismo del alumnado
en la construcción de conocimientos y valores, la organización
de la enseñanza en equipos heterogéneos de aprendizaje,
la promoción del asociacionismo juvenil y de las familias…
promueven el desarrollo de conductas prosociales de colaboración
y, en definitiva, el aprendizaje de la convivencia.
Un buen centro escolar es aquel
que se organiza de tal manera (pedagógicamente y en las relaciones
humanas) que permite mantener bajo su responsabilidad al mayor número
de estudiantes durante el máximo tiempo necesario para asegurar
una buena educación.
Las conductas de los profesionales de las escuelas
como referencias para el aprendizaje de la convivencia. La convivencia no se puede enseñar sin que los adultos hayan
experimentado el valor de la participación
El aprendizaje de la convivencia exige necesariamente
prácticas docentes caracterizadas por la coherencia. La contradicción
y la arbitrariedad no son buenas referencias para la promoción
de relaciones personales morales. Conseguir este objetivo requiere apoyar
el desarrollo profesional del profesorado. En esta empresa, la reflexión
colectiva de todos los docentes en cada centro sobre lo que se enseña
y se aprende, lo que se dice y se hace y sobre lo que entendemos como
una ‘buena educación’ es un procedimiento privilegiado.
Sentir que, como profesor, gracias al intercambio entre colegas, se
está cada vez más capacitado para abordar las dificultades
de la tarea, devuelve esa seguridad y optimismo necesarios para el ejercicio
‘saludable’ de la profesión.
Por otra parte, se sabe que esta reflexión conjunta
sólo puede ‘llegar a buen puerto’ si, además
de la voluntad de los profesionales implicados, se cuenta con el apoyo
de una serie de actuaciones, como: la cobertura necesaria (tiempos,
estructuras de coordinación, liderazgo…) por parte de los
equipos directivos; ofertas de formación centradas en el análisis
de las prácticas de enseñanza y llevadas a cabo en los
propios centros escolares; la ayuda y el asesoramiento de los servicios
externos (equipos de orientación educativa, inspección
educativa, centros de apoyo al profesorado...); el reconocimiento y
el impulso de las Administraciones, así como, su cobertura para
la mejora y mantenimiento de las instalaciones, la inmediata sustitución
de las bajas o ausencias justificadas de profesorado...
En la vida de los centros se ignora, en ocasiones, la
presencia de conflictos no resueltos; en otros momentos, sin embargo,
se adoptan sanciones que pretenden ser ejemplarizantes, imputándose
al alumnado una responsabilidad que no le corresponde. La reconstrucción
educativa de las conductas antisociales necesita contemplar una serie
de actuaciones como: el análisis relacional de tales conductas
(lugar del alumno en el grupo y en la institución, su capacidad
de decisión e influencia...); la valoración del estilo
de enseñanza del centro y de su repercusión en el aprendizaje
de la convivencia; la implicación de toda la institución;
la finalidad reparadora de la sanción...
En la labor de reconstrucción educativa de determinadas
relaciones en los centros, iniciativas de cooperación “entre
iguales”, a través de figuras como la del alumno “ayudante”,
pueden ser elementos auxiliares muy útiles, siempre y cuando
curricular, relacional y organizativamente el centro se caracterice
por un funcionamiento democrático.
El barrio y la escuela: un modelo de cooperación
para la convivencia.
Se necesita todo un pueblo para educar a un niño
En nuestros barrios aparecen situaciones sociales de riesgo
para determinadas familias y menores (dificultades en el empleo, carencia
de vivienda y de otros recursos, consumo de drogas...), mientras que
algunas estructuras de referencia tradicionales se encuentran en un
fuerte proceso de cambio. Por una parte, la familia esta atravesando
una profunda reformulación, apareciendo nuevos modos de relación
con los menores y, por otra, las instituciones escolares, se encuentran
inmersas en un proceso de cuestionamiento de sus funciones tradicionales.
Las escuelas, tal y como hoy las conocemos, surgen en el seno de una
‘modernidad ilustrada’, sustentadas por la ‘certeza’
del conocimiento que trasmiten; hoy, sin embargo, estas instituciones
se encuentran en otro lugar, en una segunda modernidad —la reflexiva—,
promotora de otro modo de desarrollo y transmisión del conocimiento
que, habiendo perdido su carácter de verdad absoluta, reclama
el diálogo y la ética del consenso.
Esta realidad exige la estrecha ‘complicidad’
entre las escuelas y los colectivos de los barrios, de forma que unas
y otros se reconozcan como parte de un mismo empeño, tendente
a restablecer el máximo grado de convivencia.
Las familias, los representantes de la ciudadanía
de los barrios, los profesionales de las entidades de servicios... necesitan
acordar expectativas y sentirse educadores de la infancia, invirtiendo
en la construcción de un futuro en convivencia. La escuela, fiel
heredera de su tradición, suele centrar sus aspiraciones en que
el alumnado aprenda determinados contenidos académicos. Las familias
y los distintos colectivos de ciudadanos esperan de las escuelas otras
actuaciones (desarrollo social, moral, de la propia estima, de equilibrio
personal…). En un círculo sin fin, los centros escolares,
por su parte, desearían que fueran las familias quienes se hiciesen
cargo de ‘esas otras actuaciones’, por considerarlas agencias
socializadoras más idóneas para el desarrollo de determinados
hábitos y actitudes. Esta fractura entre las expectativas de
unos y otros en poco colabora a superar las dificultades de convivencia
escolar. Por otra parte, constituye el ‘paisaje’ de culpabilización
mutua que caracteriza ese cierto alejamiento entre familias y docentes
que venimos observando en los últimos tiempos. De ahí
la necesidad de restaurar la participación de los distintos sectores
de la comunidad educativa en el seno del Consejo Escolar de cada centro.
Además de la necesaria e irrenunciable participación
de los distintos componentes de la Comunidad Educativa en las estructuras
de coordinación y de dirección de las instituciones escolares,
la presencia las familias, docentes, estudiantes... en proyectos comunes
puede ser un auténtico catalizador para el sostenimiento de conductas
prosociales en las escuelas.
A este respecto y con una finalidad solo ilustrativa,
enumeramos como posibles iniciativas :
La configuración de equipos
de padres, profesores, alumnos y de otros profesionales para el
desarrollo de proyectos de concienciación comunitaria (consumo
responsable, reciclado de materiales, hábitos alimenticios
saludables, expresión artística...).
El apoyo a las actuaciones de voluntariado
en los barrios.
La constitución de equipos
de reflexión, discusión y formación sobre la
revalorización de las prácticas de convivencia entre
nuestros menores...
La formación de grupos mixtos
de padres, profesores, alumnos... para la divulgación y uso
consciente de las tecnologías de la información y
de la comunicación.
El impulso de las Administraciones
(regionales y locales) a la configuración de redes de escuelas,
de entidades y de ciudadanos en los distritos, zonas, sectores y
barrios para la colaboración y el apoyo mutuo. Así
como, la disponibilidad de recursos: educadores de barrio, monitores
de parques y jardines, programas de ocio nocturno, actividades de
las asociaciones de barrio..., que en corresponsabilidad con las
escuelas, asuman, igualmente, como cometido propio, la promoción
de la convivencia.
La promoción de la participación de los
ciudadanos de los barrios en el desarrollo de la vida de los centros
y de los profesionales de los centros en la vida de los barrios, pasa
a ser una prometedora iniciativa de apoyo a la convivencia. Frente a
ello, sustentar el desarrollo de la autonomía moral del estudiante
en la aplicación de reglamentos, regulados por procedimientos
administrativos, no parece ser el camino más adecuado; baste
considerar los resultados obtenidos hasta el momento.
Cada vez más, se necesitan barrios orgullosos
de sus escuelas y escuelas que se sientan parte de proyectos orientados
al desarrollo humano de los barrios.
Sin el apoyo decido de las Administraciones públicas,
de las Organizaciones sindicales y patronales de la enseñanza,
de las Asociaciones de madres y de padres y de los propios estudiantes…
las consideraciones expuestas no pasan de ser una mera declaración
de buenas intenciones.
La exigencia y la responsabilidad que se deposita en
los centros educativos para la promoción de relaciones interpersonales
prosociales son enormes. Es necesaria la colaboración decidida
de:
Las Administraciones públicas,
en general, creando espacios dignos y de calidad en las ciudades
para los menores, así como, la garantía continua de
su derechos.
Las Administraciones educativas,
en particular, facilitando el desarrollo de prácticas democráticas
ejemplares y su difusión a través de redes de información
e intercambio profesional; promoviendo y facilitando normativamente
la participación de las familias y de los menores en la regulación
y desarrollo de la vida de los centros; financiando iniciativas
de apertura del centro al entorno cercano con el fin de que los
centros educativos se conviertan en auténticos recursos del
barrio o de localidad…
Las Organizaciones de profesores,
empresarios y estudiantes impulsando la promoción de la convivencia
democrática.
Las Asociaciones de padres y madres
cooperando con los profesionales que trabajan en los centros escolares.
De todos aquellos colectivos de
ciudadanos y ciudadanas que deseen sumarse a este proyecto.
La critica que, a veces, se hace, desde entidades que
ostentan autoridad institucional, a los centros escolares por no realizar
‘adecuadamente’ la tarea de promover la convivencia, podría
ser cuestionable si en el ámbito de su propia gestión
no promueven responsablemente un cambio de actitud, dirigido al logro
de ‘buenas prácticas’ de convivencia democrática
y a la superación de esa defensa a ultranza de sus propios intereses
individuales o de los grupos de referencia.
Algunas propuestas de actuación
Como resultado de las consideraciones anteriores y, a
modo de líneas de avance, se propone la incorporación
de las siguientes prácticas sociales, administrativas y escolares:
1.— El reconocimiento social y por la Administración
del esfuerzo realizado por los profesionales de los centros educativos
en la puesta en práctica de valores democráticos de convivencia.
2.— La reformulación paulatina
de la actual regulación de horarios laborales, haciéndolos
compatibles con las necesidades de los menores y de las familias.
3.— El apoyo de las administraciones
públicas por medio de la elaboración de marcos normativos
para la promoción de la convivencia, el incentivo y la difusión
de ‘buenas’ prácticas escolares, y la disminución
de las “ratios” profesor/alumno en aquellos centros de especial
complejidad.
4.— El tratamiento ponderado y
riguroso por parte de los medios de comunicación de la casuística
sobre la convivencia escolar.
5.— La incorporación, con
rigor y carga docente suficiente, de contenidos y procedimientos para
la promoción de los valores democráticos, y sobre prevención
y tratamiento de los problemas de convivencia en los planes de estudios
de formación del profesorado.
6.— La promoción del desarrollo
de la educación infantil y el apoyo a las ‘buenas prácticas’
constituyen medidas preventivas y generadoras de comportamientos prosociales.
7.— El impulso, de manera decidida,
planificada y compensada, de la ‘conciliación’ de
horarios entre el profesorado y las familias para el desarrollo de entrevistas
y demás procedimientos de relación entre los distintos
integrantes de la comunidad educativa.
8.— El desarrollo por parte de
las Administraciones de programas y planes de acción efectiva
que permitan la concreción de propuestas de mejora para los centros
escolares presentan especial conflictividad, elevados índices
de fracaso escolar y/o de concentración de alumnado con necesidades
educativas especiales asociadas a situaciones sociales desfavorecidas:
mejora significativa de las infraestructuras, creación de nuevos
centros en zonas de especial concentración del referido alumnado
—con la consiguiente reducción del tamaño de los
centros y número de alumnos atendidos en los mismos—, valoración
específica y con repercusión administrativa de la tarea
del profesorado, dotación especial para servicios de apoyo y
asesoramiento de proximidad, implementación de actividades de
formación a padres...
9.— La consideración de
la convivencia en los centros escolares como una tarea y un compromiso
que debe ejercer todo docente en el ejercicio habitual de la enseñanza
de cada ámbito de experiencia, de cada área curricular
o de cada asignatura.
10.— La organización de
la enseñanza en torno a grandes ámbitos o áreas
de aprendizaje, optando por la organización de la docencia en
base a formatos curriculares amplios (varias materias epistemológicamente
próximas impartidas por el mismo profesor en espacios horarios
más extensos, organización de las enseñanzas en
proyectos de investigación y elaboración de conocimiento
con un desarrollo intercisciplinar …) que aseguren el desarrollo
de actitudes y practicas de colaboración, evitando las restricciones
y dificultades generadas por la excesiva fragmentación de las
áreas de conocimiento en asignaturas. La reducción de
los tiempos de enseñanza de cada profesor a periodos de 45-50
minutos y la excesiva proliferación de profesores que imparten
docencia a un mismo alumno puede suponer una dificultad añadida
en la construcción de referencias estables de comportamiento.
11.— La participación del
alumnado y, en general, de cualquier integrante de la comunidad educativa,
en la elaboración y desarrollo de las normas de funcionamiento
de los centros escolares.
12.— El incremento el protagonismo
del alumnado en la construcción de los conocimientos y valores.
La organización de la enseñanza en equipos heterogéneos
de aprendizaje, promueve el desarrollo de conductas prosociales de colaboración
y, en definitiva, el aprendizaje de la convivencia.
13.— El compromiso de la tarea
de los centros escolares con la promoción y el desarrollo de
medidas ‘normalizadas’ de atención a la diversidad,
como instrumento privilegiado para el desarrollo personal de los estudiantes
y como muestra de la potencialidad ética de un desarrollo escolar
democrático.
14.— La ‘cooperación’ entre
escuelas y colectivos de barrios, localidades… de forma que unas
y otros se reconozcan como parte de una misma tarea y responsabilidad,
tendente a restablecer el máximo grado de convergencia en la
colaboración.
15.— Además de la necesaria e irrenunciable
participación de los distintos colectivos de la comunidad educativa
en las estructuras de coordinación y de dirección de las
instituciones escolares, es necesaria la presencia de familias, docentes,
estudiantes... en iniciativas comunes. Por ejemplo, la configuración
de colectivos para la promoción de proyectos sobre consumo responsable,
reciclado de materiales, hábitos alimenticios saludables, expresión
artística..., apoyo a las actuaciones de voluntariado en los
barrios, impulso a la configuración de redes de escuelas, de
entidades y ciudadanos en los distritos, zonas, sectores y barrios...
Las administraciones educativas deben asumir un papel
fundamental de promoción de la convivencia facilitando contextos
adecuados de formación en centros, el desarrollo de prácticas
democráticas ejemplares —y su difusión a través
de las redes de información e intercambio profesional, con el
soporte de las tecnologías de la información y comunicación—,
construyendo y reformando centros de dimensiones moderadas que permitan
las relaciones cotidianas ‘cara a cara’ entre compañeros
y con el profesorado…
Los centros escolares pueden jugar un papel muy importante,
pero no conviene olvidar que su tarea requiere un apoyo social amplio.
Depositar en ellos toda la responsabilidad supone una exigencia desproporcionada
que desborda sus posibilidades reales de respuesta institucional.
La promoción de la convivencia escolar
es una tarea de todos, aunque con distinto grado de compromiso,
según el poder y la capacidad de decisión con la que se
cuenta.
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Para terminar con una mención a algo menos racional
más, si cabe humano, como son los sentimientos y los gestos quiero
referirme a un hecho del que encontré referencia en una página
Web hace poco. La página en cuestión reproduce un acta
del Consejo deliberante de la Ciudad de Rawson (Argentina)
“En la ciudad de Rawson,
Capital de la Provincia del Chubut, siendo las dieciocho horas y treinta
y cinco minutos del día lunes once de diciembre del año
dos mil, se reúne el Honorable Concejo Deliberante, para celebrar
la SESION ESPECIAL Convocada por Resolución Nº 215/00, bajo
la Presidencia de su titular, Señor Oscar Abel Chavero y la asistencia
de los señores Concejales: Marisa Fabiana Conde; Mariano Lucas
Martínez; José Casimiro Porras; Héctor Oscar Cerecedo;
Patricia Maricel García; Jorge Aleua; Luis Alberto De Hernández;
Lino Hernán Villagra y Magín Angel Ventura.-
Dan cuenta de sus gestiones en los diferentes áreas
y al referirse a la educación concluyen diciendo:
… “Mucho queda
por hacer en éste aspecto, pero también queda la satisfacción
por lo realizado y por sobre todas las cosas la instalación del
tema en la sociedad que nos obliga a pensar desde el Estado y desde
la sociedad en los niños, como un preciado bien de todos,
rescatando que el viejo mural pintado en un paredón de Rawson
(Chubut, Patagonia, Argentina)que dice: “Todos los niños,
son los niños de todos”.
Y es que la educación que deja huella no
es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón.
REFERENCIAS.
DEFENSOR DEL MENOR EN LA COMUNIDAD
DE MADRID Y FAPA “GINER DE LOS RÍOS” Y FECAPA.
FEDERACIÓN CATÓLICA MADRILEÑA DE PADRES DE FAMILIA
Y PADRES DE ALUMNOS.
“Documento de bases para la promoción de la convivencia
en los centros educativos: (por una ética de las relaciones
escolares)” Madrid, marzo de 2004.
LUENGO LATORRE, J.A.: “Acogida
e Integración del Alumnado Inmigrante en el Sistema Educativo
Madrileño” Revista de Psicología Educativa Colegio
Oficial de Psicólogos. Madrid, Noviembre, 2002.
SANCHEZ, A: Conciliación de
la Vida Familiar y Laboral. Madrid, El Defensor del Menor. (En proceso
de edición)
SANCHEZ, A.: Aulas Conflictivas (Número
monográfico) Revista del Colegio Oficial de Doctores y Licenciados
en Filosofía y Letras y en Ciencias Colegio Profesional. Mayo
2003.
SAVATER, Fernando: El valor de educar.
Barcelona. Ariel. 1997.
UNICEF. Informe sobre el Estado Mundial
de la Infancia 2002.