La participación de los padres en la gestión de los centros
Resulta evidente que la familia ha de actuar en
estrecha relación con el conjunto del centro para no crear duplicidad
y controversia en la creación de los criterios básicos.
Un paso más que en los últimos
tiempos ha venido desarrollándose es la participación de
las familias en la gestión, en el más amplio sentido de
la palabra, del propio centro. Esta participación podemos basarla
en dos aspectos fundamentalmente:
Una exigencia sociológica sobre la solidez
y el progreso social, en el sentido de que los individuos han de participar
en la concepción, diseño y ejecución de aquellos
temas que le afectan.
Una exigencia social de administrar, y en cierta
forma controlar, los fondos públicos que los gobiernos invierten
en educación.
Esta ultima consideración hace
que en los colegios públicos, o sostenidos por fondos públicos,
se haya generalizado la participación de las familias en la gestión
de estos centros, en muchos países por Ley, mientras que en los
centros estrictamente privados será función, la participación
y la manera de desarrollarla, de la voluntad de la entidad titular del
centro.
Hoy las organizaciones más
autoexigentes, y que se sitúan en posiciones de vanguardia, son
plenamente conscientes de que la mejor garantía de su progreso
está en el estímulo a la iniciativa, al trabajo solidario
motivante, al desarrollo del conocimiento y a la elevación de la
categoría de cada uno de los elementos humanos que la integran.
La mejor forma de incentivar a los
individuos a este trabajo es estimularlos a que aporten su esfuerzo cooperativo
en proyectos en los que están implicados a través de su
participación en la toma de decisiones.
La necesidad de la participación
queda patente si se tiene en cuenta que "las organizaciones están,
y siempre han estado, compuestas por personas que juzgan las situaciones
y toman las decisiones que determinan la dirección y acciones de
las mismas" (Evans, R. Y Russel, P., 1989:23).
Pero aparte de este hecho evidente,
la creciente exigencia de cotas cada vez mayores de eficacia y eficiencia
en las organizaciones actuales obliga a la búsqueda de los factores
que en mayor medida las determinan: entre ellos figura hoy en lugar privilegiado
la intervención cualificada y solidaria de los individuos que las
constituyen.
Entendemos el concepto de participación
como la intervención en la toma de decisiones, y no sólo
como el establecimiento de canales multidireccionales de comunicación
y consulta. Nos unimos, así, a la concepción de autores
que, como A. Lowin (1968), consideran que la participación completa
sólo se da cuando las decisiones se toman por las propias personas
que han de ponerlas en acción.
Descendiendo al terreno de lo práctico,
entendemos por tanto la participación como la intervención
de individuos o grupos de personas en la discusión y toma de decisiones
que les afectan para la consecución de objetivos comunes, compartiendo
para ello métodos de trabajo específicos.
En definitiva, participar es tomar
parte activa en cada una de las distintas fases que afectan al funcionamiento
de grupos (desde su constitución inicial, pasando por su estructuración,
la toma de decisiones, la puesta en práctica de las mismas y la
valoración de resultados), asumiendo parte del poder o del ejercicio
del mismo.
Así entendida, la participación
implica la integración colectiva en un grupo, la objeto de alcanzar
determinados objetivos. O, lo que es lo mismo, la inserción que,
manteniendo la peculiaridad y fuerza creadora de los individuos, aprovecha
en beneficio de todos y cada uno el esfuerzo personal solidario.
Para que se produzca una autentica
participación deben, por tanto, cumplirse los requisitos siguientes:
Que el grupo esté formado por individuos
que tienen intereses comunes.
Que tales individuos estén dispuestos a
lograr conjuntamente unos determinados objetivos.
Que la consecución de tales objetivos se
integre en un proyecto común.
Que la actitud de los individuos comprometidos
en tal proyecto común asuma los principios de respeto, tolerancia,
pluralismo ideológico y libre expresión de ideas.
Que se produzca un reparto de tareas para lograr
tales objetivos.
Que las decisiones se lleven a cabo con la colaboración
de todos los miembros del grupo.
Que exista un marco de gratificación individualizada
que recompense los esfuerzos individuales y que permita una estructuración
espontanea y solidaria del grupo.
En todo caso, la participación
debe guardar proporción con el grado de responsabilidad, por lo
que parece conveniente que el nivel de intervención que se otorgue
lo sea en la proporción adecuada a la disposición para asumir
responsabilidades.
1.-EL CONCEPTO DE ORGANIZACIóN
ESCOLAR
La Organización Escolar puede
entenderse como el estudio de las variables que forman la estructura
y dinámica del sistema e instituciones escolares, que han de servir
adecuadamente a los objetivos educativos.
La Organización Escolar recibe,
por tanto, influencias de los conocimientos e investigaciones llevados
a cabo por la Pedagogía y las Ciencias de la Educación.
Pero no podría hoy entenderse plenamente sin considerar las aportaciones
que le vienen de la propia teoría de la Organización, así
como de la Sociología y de la Psicología.
A diferencia de las empresas dedicadas
a la elaboración de productos industriales o comerciales y de otras
empresas de servicios, las instituciones educativas tienen como función
propia la de perfeccionar a seres humanos en algún sentido o dimensión.
Es, por tanto, evidente que su organización ha de ser especifica
y acomodada a su función propia.
El objetivo fundamental, por tanto,
de esta disciplina sería estudiar los elementos que configuran
las instituciones escolares en tanto en cuanto han de contribuir a una
finalidad educativa.
Es evidente, sin embargo, que los
diversos autores que han reflexionado e investigado sobre ella se han
centrado en aspectos que no siempre coinciden con los de otros. Como consecuencia,
se dan diferencias en su concepción y definición.
Así, por ejemplo, mientras
RUFINO BLANCO la concibe como la "disposición de los elementos
necesarios para educar a los niños por medio de la instrucción",
VICTOR GARCIA HOZ la define como el "estudio analítico de la escuela
y de las relaciones y ordenación de sus distintos elementos necesarios
para que concurran adecuadamente a la educación de los escolares".
Por su parte, L. FILHO (1965), considera
que la Organización Escolar consiste en la "observación,
caracterización, clasificación y relación de los
hechos y de la estructuración de los servicios regulares de la
enseñanza, así como los modos de organizarlos y dirigirlos
adecuadamente".
Finalmente, para J. M. MORENO (1978)
se trata de una "disciplina pedagógica que tiene por objeto estudiar
la realidad escolar (en sus elementos, niveles y proyección) para
establecer un orden en dicha realidad al servicio de la educación
integral de los escolares".
Con independencia del mayor o menor
énfasis de unos u otros autores para referirse con su enfoque peculiar
a los diversos contenidos de esta materia, la clasificación de
todo el conjunto de contenidos podría estructurarse en torno a
tres tipos de elementos: personales, materiales y funcionales.
Los elementos personales hacen referencia a alumnos,
profesores, grupos de éstos (basándose en equipos, departamentos,
etc.), padres personal de apoyo y auxiliar, etc.
Entre los elementos materiales se incluirán
los relacionados con edificios y zonas anejas, aulas, mobiliario, material
escolar, material audiovisual, material fungible, etc.
Los elementos funcionales se referirán a
los principios organizativos, las configuraciones que se producen (dando
lugar a diferentes tipos de instituciones) y las relaciones que surgen
entre los diversos componentes. Caben por tanto aquí, entre otros,
los temas relativos al funcionamiento de etapas, ciclos, niveles, agrupamientos,
departamentos, equipos, equipos directivos, órganos de gobierno,
programas, comisiones, etc.
La estructuración de los elementos
personales, es sin duda el elemento más complejo de definir. La
interrelación entre los distintos grupos que conforman la Comunidad
Escolar, el papel de unos y otros en las tomas de decisión, suele
ser punto de permanente discusión. Para evitar en lo posible estas
situaciones tensas es preciso elaborar el comúnmente denominado
Reglamento de Régimen Interno, que recoge, o debe, los derechos,
obligaciones y funciones de cada uno de los colectivos que conforman el
centro de educación infantil.
Si cada centro tiene una dependencia
administrativa(ayuntamiento, ministerio, provincia, etc.) es evidente
que cada Reglamento de Régimen Interno será distinto a los
demás. En el anexo correspondiente hemos reproducido un modelo,
explicando en su introducción el tipo de centro que se trata.
2.- PARTICIPACIóN A TRAVÉS
DE LAS ASOCIACIONES DE PADRES
Los padres, como máximos responsables
e interesados en la educación de sus hijos, suelen tener reconocido
su derecho a participar en la gestión; pero este reconocimiento
supone, asimismo, que deben ejercitarlo junto con otros sectores implicados,
especialmente con los profesores.
La participación de los padres
en la gestión del centro puede ejercitarse dentro de asociaciones
constituidas al efecto (como son las Asociaciones de Padres de Alumnos),
o a título individual por cada uno de los padres, madres o tutores
legales, en su caso.
Las Asociaciones de Padres de Alumnos
son agrupaciones de padres, madres o tutores legales, constituidas para
la colaboración con otros sectores implicados en aspectos relacionados
con la educación de sus hijos o pupilos. Obviamente, las Asociaciones
de cada centro sólo podrán estar formadas por los correspondientes
miembros que tengan alumnos matriculados en ellos, cesando en su condición
cuando dichos alumnos dejen de serlo.
Aparte de este requisito, no existe
limitación alguna, máxima o mínima, en cuanto al
número de miembros de una Asociación. Ni siquiera está
limitado el posible número de ellas para cada institución
educativa, aunque la operatividad de las mismas parece recomendar que
no se constituya más de una asociación por cada centro.
Su composición y estructuración
la hemos recogido en un Modelo de Estatutos que reproducimos en el anexo
correspondiente.