Posibilidades de aprendizaje de los pequeños en ambientes escolaresenriquecidos
El presente trabajo pretende ofrecer algunas de las
aportaciones innovadoras de la tesis doctoral Educación física
y aprendizajes tempranos. Contribución al desarrollo global de
los niños de 3 a 6 años y estudio de sus estrategias de
aprendizaje en espacios de acción y aventura, leída el 18
de septiembre de 1997 en la Universidad de Zaragoza. Expone en primer
lugar una breve fundamentación teórica que apoya la idea
de utilizar ambientes escolares variados y enriquecidos en la etapa de
Educación Infantil. Ofrece después una propuesta de intervención
didáctica desde el área de educación física.
Da a conocer las estrategias de aprendizaje que los pequeños ponen
en marcha en el marco de dicha propuesta. Añade finalmente las
conclusiones más representativas y las implicaciones educativas
que se pueden derivar de la investigación llevada a cabo.
Aprendizaje temprano y circunstancia ambiental Las
tendencias psicopedagógicas y las teorías actuales relativas
al aprendizaje temprano muestran un especial interés por los efectos
que producen los estímulos de la circunstancia ambiental en el
desarrollo infantil. Rachel Cohen, en su libro En defensa del aprendizaje
precoz (1983) y en las actas de las II Jornadas Nacionales de Educación
Preescolar (1985), resalta la importancia de la circunstancia ambiental
para favorecer el desarrollo de las potencialidades de los niños
pequeños: "si el niño no está rodeado, desde los
primeros años, por un entorno rico en estimulaciones de todo tipo,
corre el riesgo de no sacar nunca partido de su potencial interior" (1985,
pág. 113). En comunión con Rachel Cohen, Gloria Medrano,
en su libro El gozo de aprender a tiempo (1994) estima que es necesario
crear en el aula de Educación Infantil "un ambiente que proporcione
los estímulos necesarios y oportunos para que cada niño
avance en sus aprendizajes de acuerdo a su propio ritmo personal" (pág.
28).
Con esta finalidad, la gama de incentivos motivadores
que pueden utilizarse es enorme. Como dice María Montessori en
su libro El niño, el secreto de la infancia (1987): "Esta preparación
del ambiente es una ciencia educativa" (pág. 294).
Así lo juzga el Diseño Curricular Base
de Educación Infantil (Ministerio de Educación y Ciencia,
1989):
"Hay que buscar en la interacción de cada persona
con su entorno físico y social las raíces de la entidad
psicológica" (pág. 72).
"El contexto más propicio para el aprendizaje
infantil es el de la acción, la experimentación, el juego,
el intercambio social con los adultos y los compañeros" (pág.
78).
"Los aspectos relacionales y afectivos cobran un relieve
especial en Educación Infantil... la creación de un ambiente
distendido y afectuoso no es solamente un factor que contribuye al crecimiento
personal, sino una condición necesaria para que pueda producirse"
(pág. 94).
"Una adecuada organización del ambiente, incluyendo
espacios y recursos materiales, facilitará la consecución
de las intenciones educativas" (pág. 95).
"El profesor debe ser consciente de que determinada
estructura del aula favorece determinadas actividades" (pág. 96).
"La interacción entre iguales constituye tanto
un objetivo educativo como un recurso metodológico" (pág.
99).
Propuesta global de actuación de la educación
física en la Educación Infantil De acuerdo con las bases
teóricas expuestas, presentamos en primer lugar una propuesta global,
amplia y flexible, de actuación de la educación física
en la Educación Infantil. Esta propuesta tiene tres características
fundamentales:
Considera la globalidad del niño como el estado
de unión de lo motriz, lo afectivo y lo mental. Globalidad que
se manifiesta en cada uno por sus acciones ligadas emocionalmente al mundo
exterior con el que se relaciona constantemente.
En consonancia con los aspectos componentes de esa globalidad
(factores perceptivo-motores, físico motores y afectivo-relacionales),
distingue tres tipos de prácticas (educación corporal, educación
física natural y educación psicomotriz) que desarrollan
el concepto de educación física (integral).
Valora la importancia de organizar adecuadamente la
circunstancia ambiental. Mientras que la educación corporal (de
mayor incidencia en lo cognitivo) puede realizarse en cualquier espacio
oportunamente acondicionado, la educación física natural
(de mayor incidencia en lo motor) y la educación psicomotriz (de
mayor incidencia en lo afectivo-relacional) solicitan instalaciones más
precisas.EDUCACIÓN FÍSICA (INTEGRAL) ÁMBITOS DE
DESARROLLO ESPACIOS Y MATERIALES EDUCACIÓN CORPORALEDUCACIÓN
FÍSICA NATURALEDUCACIÓN PSICOMOTRIZ_Lo cognitivoLo motorLo
afectivo relacional
AulaPatioPolideportivoMedio naturalGimnasioSala de psicomotricidadPropuesta
didáctica espacios de acción y aventuraUbicamos esta propuesta
en el tipo de práctica educación física natural.
La concebimos como un procedimiento didáctico que utiliza la manipulación
pedagógica de la circunstancia ambiental para potenciar el juego,
el aprendizaje y el desarrollo global de los niños pequeños.Con
diversos objetos y aparatos que podemos disponer en el gimnasio del Colegio,
confeccionamos trece montajes de grandes dimensiones de modo que todos
los niños de una clase puedan ocuparlos a la vez implicándose
globalmente. Presentamos los trece montajes a los niños siguiendo
un metódico orden basado en la clasificación de los juegos
de Piaget (1984):Juegos de ejercicio. Cinco montajes cuya construcción
pretende acercar las actividades en el entorno natural al gimnasio. Se
proponen elementos materiales y motivacionales que potencian la consecución
de una creciente autonomía y autocontrol en la acción de
jugar.
Juegos simbólicos. Cinco montajes cuya construcción
pretende trasladar mundos irreales, fingidos por la fantasía, al
gimnasio. Se incorporan elementos materiales y motivacionales que potencian
una participación cada vez más atrevida y cada vez más
creativa.
Juegos de reglas. Tres montajes cuya construcción
pretende transferir los lugares recreativos infantiles y sus normas al
gimnasio. Se introducen elementos materiales y motivacionales que potencian
una participación cada vez más organizada.
En cada uno de los montajes colocamos normalmente cinco
zonas de juego ligadas entre sí y armonizadas en cuanto a presentación
de proposiciones. En total 63 zonas de juego que, en aplicación
del concepto de zona de desarrollo próximo de Vygotsky (1935),
se convierten en auténticos instrumentos de ayuda altamente eficaces
para el aprendizaje. Cada zona favorece el desarrollo de capacidades y
la adquisición de competencias en función de las posibilidades
de cada niño.
A la hora de construir las zonas de juego, nuestra propuesta
incorpora niveles de dificultad progresiva de modo que los alumnos tengan
la posibilidad de implicarse en espacios cada vez más inciertos
y en situaciones cada vez más complejas, manteniendo un buen porcentaje
de éxito.
Cada zona, en función de los materiales empleados
para construirla y de su decoración, puede incidir en todos o especialmente
en alguno de los aspectos componentes de la unidad global del niño.
Sin embargo, el centro de atención es el niño y no la zona
de juego. Nuestra propuesta acepta que, al jugar, los niños puedan
hacer algo distinto de aquello para lo que el espacio ha sido concebido.
Consideramos en cada sesión tres fases: información
inicial, juego activo y verbalización final, buscando que cada
niño aprenda a participar de forma consciente en todas ellas. La
verbalización final que la propuesta sugiere no es habitual en
la escuela ni en las clases de educación física. Esta verbalización
supone para el niño recuerdo de la actividad realizada, implicación
personal en la explicación y demostración en la acción.
A ello sigue inmediatamente una valoración positiva del adulto,
que puede hacer consciente al niño de su proceso cognitivo. Proceso
que parte muchas veces de la fase de información inicial e implica
por parte del niño: pensar lo que va a aprender, aprenderlo, saber
que lo ha aprendido, recordarlo, saber expresarlo y demostrarlo.
Finalmente, nuestra propuesta reconoce la importancia
de la interacción entre iguales en el proceso de aprendizaje y
la necesidad de un maestro que reflexione previamente y prepare y estimule,
guíe y oriente la actividad de los niños, ya que éstos
no pueden trabajar ni organizar ellos solos el contenido de enseñanza.
Dentro de una pedagogía no directiva y de éxito, son sus
funciones como mediador las que hacen insustituible al adulto y junto
a esas funciones su actitud, una actitud consistente en considerar a los
niños como personas únicas que tienen un carácter
peculiar, un estilo de aprender, unas competencias previas y enormes posibilidades
de avance progresivo.
Estrategias de aprendizaje que los niños de 3
a 6 años ponen en marcha en los espacios de acción y aventura
El contexto de actividad que se establece en las diferentes
prácticas educativas que aplicamos en la Escuela Infantil y, concretando
más, el que se crea en la propuesta didáctica espacios de
acción y aventura constituye un marco peculiar, que favorece la
aparición de una dinámica de interacción especialmente
rica entre los niños y entre éstos y el adulto. Esta dinámica
impulsa las potencialidades de los más pequeños y posibilita
que pongan en marcha estrategias de aprendizaje e interacción diversas
y con matices de complejidad que, hasta el momento, no se ha tenido en
cuenta que fuesen capaces de actualizar:
Estrategias específicas que aparecen en situaciones
concretas del proceso de aprendizaje: ajuste (adaptación y acomodación),
tanteo (forcejeo y prueba), imitación (seguimiento y reproducción),
investigación (exploración y experimentación) y creación
de puentes (paso y transferencia).
Estrategias que son de tipo general y que aparecen implicadas
en todo el proceso dando sentido a lo que acontece: inserción socioafectiva
(implicación personal afectivo motivacional y dependencia de las
relaciones sociales), distribución del tiempo (trabajo continuado
y trabajo segmentado), adquisición, evaluación y explotación.
Estrategias que corresponden a configuraciones de conducta
de tipo metacognitivo. La reflexión metacognitiva de los niños
puede darse a escala individual y en interacción con los otros
compañeros y con el adulto. De estros tres niveles la investigación
se centra en el segundo, situaciones de interacción entre iguales:
reto de superación, agudeza, convenio, exhibición y tutoría.
Como resultado de aplicar el tipo de análisis
diseño secuencial de retardos a los registros observacionales de
estas últimas estrategias, hemos obtenido interesantes patrones
de conducta en todas las edades. Por razones obvias de espacio, explicamos
uno de cada edad:
A los 3 años, los niños combinan inteligentemente
el reto, la exhibición y la agudeza. Primero son capaces de ponerse
una meta y de trabajar hasta alcanzarla. Luego demuestran con orgullo
su logro autoevaluando su actuación. Después se plantean
nuevos objetivos. De este modo configuran un proceso claramente metacognitivo
que les conduce a niveles de habilidad cada vez más altos.
A los 4 años, los pequeños armonizan dos
comportamientos (reto y convenio) que en principio pueden parecer antagónicos
puesto que el reto representa la competitividad y el convenio la colaboración.
A los 5 años, se da un patrón de conducta
peculiarmente interesante en el que intervienen exhibición, agudeza
y tutoría. Los niños son capaces de construir las ayudas
que son necesarias para enseñar algo a sus compañeros. En
principio, el tutor da una ayuda genérica y cuando ve que no le
sirve, la precisa y concreta más al ser consciente de que el compañero
necesita motivación para realizar la actividad.
Todo ello muestra que el comportamiento de los niños
es cada vez más rico y que la dinámica de interacción
que se establece es potenciadora de desarrollo cognitivo. Creemos que
esta última afirmación es especialmente significativa, puesto
que se da en el marco de una actividad de educación física
sobre la que pocas veces se piensa que pueda ser tan beneficiosa para
el desarrollo cognitivo.
Conclusiones
Los niños, desde los 3 años, son capaces
de poner en marcha de manera propia y original, estrategias de aprendizaje,
incluso de tipo metacognitivo.
Para que los niños manifiesten estas ricas potencialidades,
son necesarias, por parte del educador, una adecuada planificación
de las sesiones, una minuciosa preparación previa del contexto
material y una apropiada intervención durante la clase. La educación
física así tratada incide no solo en lo cognitivo, sino
que repercute en aspectos globales de la personalidad, especialmente en
el autoconcepto.
Existe, pues, la necesidad de incluir la presencia efectiva
de la educación física (corporal, psicomotriz, natural)
en la Educación Infantil, si queremos mejorar la calidad de nuestro
sistema educativo y ofrecer a nuestros niños las posibilidades
reales de un desarrollo óptimo y equilibrado de su personalidad.
Implicaciones educativas en relación con la circunstancia
ambiental (los materiales)
A) Riqueza de situaciones ambientales. El espacio y
los materiales, por sí mismos, tienen la facultad de provocar la
motivación de los niños. No solo los objetos móviles
sino también los estáticos, destacados de manera evidente,
se convierten en estímulos significativos capaces de excitar y
de dirigir específicamente el comportamiento infantil. Cada
espacio reúne una serie de condiciones peculiares y cada material
tiene unas características que le son propias. Cada espacio y cada
material impulsan determinadas reacciones motrices en los niños.
Cada espacio se puede acondicionar y dotar de materiales apropiados para
favorecer determinados comportamientos. Nuestra propuesta acoge estas
premisas y las traslada al terreno educativo. Estima que, según
sean las características del espacio y de los materiales, se pueden
establecer dinámicas educativas distintas, encaminadas a trabajar
no solo los aspectos componentes del ámbito motor, sino también
los cognitivos y socio-afectivos, atendiendo la persona completa del niño.
Es decir, según cómo se organice la circunstancia ambiental
se puede potenciar la aparición de comportamientos específicos.
La manipulación intencionada de ambientes de aprendizaje mediante
la organización de espacios y materiales, puede implicar a los
niños en conductas motrices concretas que respondan a los objetivos
del educador. Sin salir del colegio, el maestro puede conjugar las
características del medio escolar con sus propias intenciones educativas,
diseñar y crear determinados espacios de acción y estructurar
precisas prácticas pedagógicas, como las descritas en este
trabajo.
B) Aplicación del concepto ZDP (Vygotsky, 1935).
Las situaciones ambientales se pueden convertir en verdaderos instrumentos
mediacionales aptos para definir el aprendizaje inmediato y futuro del
niño. Estos instrumentos son utilizados interpersonalmente e intrapersonalmente:
Utilizados interpersonalmente, bajo la observación
participante del adulto y ante la presencia y colaboración de los
compañeros, provocan el paso del niño de su nivel de desarrollo
real a su nivel de desarrollo potencial.
Utilizados intrapersonalmente, implican un nivel de
dificultad "próximo" establecido por el propio niño, es
decir, algo que supone un reto no demasiado difícil y que está
dotado de grandes expectativas de éxito
En consecuencia, la circunstancia ambiental es un instrumento
que puede favorecer el ejercicio funcional, la comunicación interpersonal
y el desarrollo de competencias Los niños son capaces de establecer
su propio ritmo de descubrimiento si se encuentran en un medio, material
y humano, que se lo posibilite. En este caso, cada niño amplía
progresivamente sus aprendizajes en número y complejidad según
sus propias posibilidades. C) Diversidad de materiales que no impliquen
necesariamente inversiones económicas. El volumen de materiales
que requiere un planteamiento educativo basado en la manipulación
pedagógica de la circunstancia ambiental, como el que proponemos,
puede ser elevado, pero esto no debe asustar a los profesores que quieran
aplicar este tipo de metodología, puesto que existen muchos objetos
útiles que se pueden conseguir sin tener que realizar inversiones
económicas. Nuestra experiencia es fruto de muchos años
de dedicación. A lo largo de ellos hemos podido diseñar
y construir espacios de acción y atesorar objetos que hoy día
constituyen para nosotros un rico arsenal pedagógico. Pero esta
riqueza no proviene tanto de la compra en tiendas de material deportivo,
como de la afición por recoger elementos de la naturaleza, del
interés por rescatar objetos de desecho, de la imaginación
para aprovechar algunos de uso general del Centro, del entusiasmo por
reciclar o elaborar otros mediante trabajo en equipo de profesores, de
las ocurrencias para usar inespecíficamente diversos aparatos de
Educación Física, de la perspicacia para combinarlos entre
sí, de la invención de usos nuevos y, en definitiva, de
la motivación por este tipo de pedagogía. En la actualidad
existe en el comercio una gran variedad de materiales destinados a los
niños y son un buen recurso si se pueden obtener. Comprados o conseguidos
por otros medios, los materiales son necesarios. Nuestra tesis aboga por
ellos, pero no a costa de fuertes inversiones económicas, ya que
los niños (su ilusión y fantasía) no precisan artilugios
caros. Lo que los niños necesitan son educadores entusiastas e
imaginativos que les den la oportunidad de jugar en ambientes ricos en
situaciones estimulantes. Esto es lo que realmente solicitan y agradecen,
lo hemos comprobado a lo largo de muchos años, mientras íbamos
construyendo poco a poco la propuesta que hoy presentamos.
Implicaciones en relación con el educador (metodología
psicomotora)
A) Amplitud y flexibilidad metodológica. En cada
una de las prácticas educativas propuestas (educación corporal,
educación psicomotriz, educación física natural),
nuestra tesis adopta un marco metodológico peculiar emparejado
a las condiciones de la circunstancia ambiental. Así, no es lo
mismo trabajar en unas zonas pintadas en el patio de recreo con una intención
educativa de mayor incidencia en factores perceptivos, que operar con
telas en la sala de psicomotricidad con una intención educativa
de mayor incidencia en aspectos afectivos y relacionales, que jugar en
los montajes (espacios de acción y aventura) del gimnasio con una
intención educativa de mayor incidencia en el ejercicio de una
actividad física natural. Esta riqueza de propuestas requiere
amplitud de recursos metodológicos por parte de educador y, al
mismo tiempo, flexibilidad en su aplicación. El maestro debe ser
capaz de poner en marcha su forma personal de afrontar las exigencias
de la tarea educativa en cada sesión y en cada lance de la misma,
ya que no todos los niños siguen siempre ni responden igual a las
intenciones educativas previstas inicialmente por el profesor. Éste
debe ser competente para acomodar su acción educativa dentro de
un amplio abanico de posibilidades (vaivén de tolerancia) que le
permita oscilar convenientemente entre la directividad (consignas necesarias
y prohibiciones mínimas) y la no directividad (actitud pedagógica
esencial). B) Preparación previa de las situaciones. La preparación
previa de los ambientes de aprendizaje constituye una condición
necesaria para llevar a cabo una metodología del tipo que proponemos.
Aunque requiera cierto esfuerzo para el educador, esta forma de actuar
tiene grandes perspectivas de futuro, dada la aceptación que encuentra
entre los pequeños y los beneficios pedagógicos que emanan
de su aplicación. El previo acondicionamiento del medio requiere
utilizar un tiempo adicional al propiamente lectivo y posiblemente superior
al habitual de preparación de una clase normal, pero esto no debe
considerarse un obstáculo puesto que el resultado compensa con
creces la labor realizada. En efecto, la adecuada planificación
y organización de la circunstancia ambiental tiene efectos positivos
tanto en los niños como en el propio adulto, incidiendo decisivamente
en el proceso de enseñanza-aprendizaje:
Motiva especialmente a los pequeños cuando entran
en el aula y provoca en ellos altos niveles de expectación. Se
entiende como nivel de expectación el nivel de éxito que
los niños esperan alcanzar en la ejecución de las tareas
que ellos mismos piensan que van a realizar al observar y percibir la
situación espacial y material estructurada por el educador.
Se erige en auténtica propuesta didáctica,
básica para desarrollar con éxito el trabajo escolar dentro
de un placentero clima de confianza y seguridad que alcanza y enriquece
a todos. La preparación previa del espacio como propuesta educativa
garantiza que el maestro se sienta seguro durante la sesión y los
niños puedan manifestar su espontaneidad y actualizar sus potencialidades
en un marco de organizada libertad, lo que sin duda repercute en el clima
general del aula y en el ambiente de aprendizaje.
Impulsa la relación físico-educativa.
Fruto del entusiasmo y creatividad que proyecta el maestro en el acondicionamiento
espacial, los niños actúan con gozo e ilusión durante
las sesiones obteniendo ricas producciones lo que estimula positivamente
tanto su estado de ánimo como el del educador y establece, a su
vez, lazos de afecto y unión entre ellos. El ciclo se renueva,
la relación maestro-alumno se potencia, la escuela irradia vitalidad. C)
Confianza en las posibilidades de los niños. Otra cuestión
que nuestra tesis refleja con claridad es la confianza básica que
el educador puede y debe tener en las posibilidades de los niños
(cuestión que se empareja también con la circunstancia ambiental).
Propugnamos que el educador debe tener un papel distinto al que se ve
muchas veces en la educación institucional. La diferencia radica
en que dicho papel distinto:
Supone una mayor preparación previa de las situaciones
de aprendizaje.Implica una menor intervención directa durante las
sesiones.
Se acompaña de una actitud de mayor confianza
en las propias capacidades de los pequeños. Nuestro planteamiento
se aleja de la creencia, frecuente en la escuela, de que lo propuesto
por el maestro es siempre lo más significativo para el niño
y sugiere sustituir la actitud de muchos docentes, que consiste en rechazar
los procedimientos infantiles espontáneos, por otra que transmita
a los niños la confianza y seguridad que irradia el siguiente mensaje:
"Yo soy el maestro, pero confío en lo que eres capaz de hacer". Los
pequeños poseen una competencia natural que les permite equilibrar
sus actuaciones. Son capaces de medir sus esfuerzos físicos y de
realizar notables proezas motrices (retos y exhibiciones), de desarrollar
una gran inteligencia y creatividad (agudezas) y de desplegar capacidades
sociales por encima de las que habitualmente les otorgamos (convenios
y tutorías). La función del educador es dar la oportunidad
a todos los niños de alcanzar sus niveles máximos de desarrollo,
para lo que es preciso tener confianza en sus posibilidades. D) Capacidad
de observar el comportamiento infantil. Nuestra tesis, si bien defiende
la autonomía de los niños, también destaca la trascendencia
educativa que tiene la adecuada observación participante del adulto
en el desarrollo de las sesiones, una observación que implica en
el educador la capacidad de dirigir, orientar y guiar sin imponer, es
decir, sin forzar ni frenar las posibilidades de los pequeños. La
sola presencia del adulto en una zona determinada aumenta el número
de participantes, estimula la acción de los que son menos expertos
y relanza la actividad de los que son más hábiles. Asimismo
motiva a los que están menos implicados en la tarea ya que los
más implicados no necesitan la presencia del adulto. La intervención
oral o práctica del adulto puede ser conveniente en algún
momento: lo que es tarea de avance, en muchos niños aparece en
la fase de exploración propia, sin embargo la intervención
del adulto es necesaria en ocasiones para dar pistas (anima, ejerce de
modelo, sugiere, guía, orienta), porque si no, no aparecería
el avance en algún niño aunque tenga la posibilidad propiciada
por la circunstancia ambiental. La observación participante
permite abordar lo que emerge en las sesiones de educación física,
tratar pedagógicamente lo que está pasando ahí, que
es una realidad humana interactiva, lo cual es muy pertinente para estudiar
y conocer mejor el comportamiento global de nuestros niños. En
este sentido nuestra propuesta resalta también la conveniencia
de registrar lo que ocurre en las clases. Recoger información y
después analizarla, potencia la reflexión del educador sobre
la labor diaria y favorece la comprensión de los problemas que
surgen en el aula, lo que es muy útil para mejorar la práctica
educativa. E) Capacidad de valorar el comportamiento infantil. El educador
debe ser consciente de que cualquier pequeño reto o dificultad,
en apariencia insignificante para la mentalidad adulta, para el niño
supone un nuevo planteamiento y puede implicar un cambio o un avance que
debe ser valorado como un aprendizaje significativo, como un desafío
personal superado o como una conquista social. La valoración
objetiva y adecuada de la conducta motriz del niño contribuye decisivamente
al desarrollo madurativo de su personalidad. Aceptar al niño por
lo que es, apreciar lo que hace, manifestarle, sin juicios de valor personal,
las informaciones precisas relativas a su comportamiento (experiencias
de éxito o de fracaso) y darle la oportunidad de realizar un esfuerzo
adicional no demasiado fácil ni excesivamente complejo, permite
a los pequeños no solo conocer sus posibilidades y limitaciones,
sino también aceptarse con ellas y tratar de trabajarlas al máximo
nivel, en la búsqueda de sentirse cada vez más útil
y valioso. Para ello el educador y el niño necesitan toda una serie
de condiciones ambientales como las descritas. La idea que el educador
tiene de sus alumnos ejerce una influencia decisiva en las producciones
de los mismos. Nuestra experiencia nos permite afirmar que estar convencidos
de las ingentes posibilidades de los pequeños y hacérselo
notar mediante valoraciones adecuadas, favorece que todos los niños
obtengan resultados superiores a los esperados, incluso aunque su dotación
sea normal o baja. Lo que pone en evidencia la necesidad de un cambio
de actitud en los docentes. Dicho cambio implica el inicio de experiencias
didácticas del tipo que proponemos. Si esto es así, las
consecuencias afectarán inmediata y positivamente al clima del
aula y corregirán a medio plazo los altos índices de fracaso
escolar que se producen en los estudios superiores actuales.
Implicaciones educativas en relación con los
protagonistas del aprendizaje A) Aprendizaje espontáneo y reflexivo.
En Educación Infantil es necesario encontrar un equilibrio entre
las situaciones de aprendizaje espontáneo y reflexivo. Las situaciones
de educación física presentadas en la experiencia espacios
de acción y aventura impulsan peculiarmente ambas situaciones de
una manera entrelazada:
Por una parte potencian el aprendizaje espontáneo:
sin darse desde fuera una exigencia de resultados concretos, los niños
se sienten capaces de asumir riesgos y ponen en marcha diversidad de respuestas
originales.
Por otra parte favorecen el aprendizaje reflexivo: por
la naturaleza misma de la actividad, los propios niños se exigen
un afianzamiento de lo conseguido que lleva a que se establezcan huellas
neurológicas profundas.
Creemos que, en parte, esto puede explicarse debido
a que el movimiento está ligado a la actividad espontánea
y natural del ser humano lo que permite a los niños pequeños
controlar por sí mismos la realidad de sus vivencias.
De idéntico modo entendemos que esto lo pueden
hacer más directamente en educación física que en
otras áreas y otros aprendizajes que están unidos a creaciones
culturales de código arbitrario y abstracto (lectura, escritura,
cálculo) para cuya adquisición y control los niños
dependen más de la intervención directa del adulto.
B) Dinámica de interacción con los compañeros.
La interacción motriz que los pequeños llevan a cabo con
sus propios compañeros resulta especialmente potenciadora de comportamientos
estimulantes del proceso de aprendizaje, como destaca nuestro estudio.
Esta dinámica de interacción es un
principio básico esencial que merece mejor trato en el ámbito
de la educación institucional, acostumbrada a instruir y ejercitar
los aspectos únicamente intelectuales y casi siempre desde la intervención
directa del profesor y la actividad individual del sujeto. Nuestra
tesis muestra que este principio no solo es válido para estimular
el aprendizaje sino que también afecta al proceso de crecimiento
personal. La transferencia a otras situaciones de la vida escolar y familiar
es clara: si se quiere mediar en el desarrollo madurativo de la persona
total de los niños conviene potenciar la relación con los
compañeros, ya que éstos cumplen una función trascendental
para que se manifiesten y se puedan mejorar las capacidades reales de
cada uno de ellos. Las situaciones de interacción motriz ayudan
a los niños a conocer sus propios sentimientos y a utilizarlos
de una manera inteligente en la relación con los demás.
Es decir: son capaces de actuar de manera distinta en función de
como piensa y reacciona el compañero con el que juegan. Dicho de
otro modo: se dan cuenta que los otros también tienen intenciones
y llevan a cabo un proceso mental. Lo cual abre grandes perspectivas de
estudio en la línea que marcan actualmente la psicopedagogía
y la sociología en materia de gestión mental, inteligencia
emocional y habilidad social. C) Actividad propia frente a demanda
del adulto. En la propuesta didáctica que presentamos, el margen
de actividad propia goza de más amplitud que el normalmente tolerado
en otros ámbitos del aprendizaje. Cuando se da a los niños
la oportunidad de actuar por sí mismos, se potencian simultáneamente
el interés por aprender, el autocontrol, la creatividad y el acceso
a la autonomía. Partir del propio niño y de sus características
es un principio básico de la pedagogía actual. Principio
de individualización que no se contrapone al de socialización,
puesto que el niño aprende en función del ambiente creado
por el educador y de las conductas de los demás compañeros. Este
valor educativo es generalizable posteriormente a los otros dominios de
aprendizaje, es decir que, si el niño es capaz de generar, decidir,
controlar su propia actividad y de superar problemas en este tipo de ambiente
escolar, podrá transferir esta competencia a otras situaciones
de aprendizaje académico o vital. Nuestra práctica aleja
al niño de la sensación de no saber hacer nada por sí
mismo y de pensar que su tarea es seguir o imitar las propuestas del adulto
lo cual es frecuente en la escuela. En nuestra experiencia, el niño
se autoejercita como sujeto activo, capaz de llevar a cabo positivamente
su propio avance evolutivo. La dinámica de nuestra experiencia
aprovecha también las competencias previas del sujeto con lo que
el aprendizaje es más eficaz, más sólido y contribuye
mejor a favorecer no solo la autorrealización física de
los niños sino su autoestima, lo que se manifiesta de manera muy
peculiar en los que pertenecen a grupos marginales. D) Respeto a la
diversidad. Transmitir a los pequeños el mensaje de que son capaces
de alcanzar metas fijadas por ellos mismos es función del educador,
que debe aceptar a todos los niños como individuos con posibilidades
diferenciales propias y con capacidad para llevar a cabo realizaciones
positivas.
El autoconcepto guía la conducta de los niños
y, a la inversa, las experiencias que viven, junto a las informaciones
que reciben de los demás, influyen en la construcción de
su propia imagen. En relación con este supuesto básico,
que emana de la psicología actual, nuestra propuesta didáctica
sugiere que es conveniente ofrecer a los niños múltiples
y variadas oportunidades que les permitan acumular numerosas experiencias
de éxito. A su vez hay que transmitirles las necesarias informaciones
que contribuyan a modificar la imagen que tienen de sí mismos,
especialmente en los aspectos de la personalidad que más lo precisan. El
aspecto en el que mejor podemos incidir los profesores de educación
física es la autoimagen corporal. Este aspecto tiene un papel trascendental
en el autoconcepto. La valoración de las capacidades físicas,
junto a las cognitivas y de trato social, está en un primer plano
en la sociedad actual, incluso en la infantil. El cuerpo es, hoy día,
protagonista central de la autoestima. Nuestra tesis considera importante
estimular las producciones corporales de todos los niños de modo
que conozcan sus posibilidades y acepten sus limitaciones. Esto realizado
en un clima gozoso, creativo y compartido con los demás impulsa
el establecimiento de un autoconcepto positivo en todos los niños.
Nuestro papel como profesores de educación física es, en
este aspecto, mucho más amplio y profundo de lo que generalmente
se tiene en cuenta.BIBLIOGRAFÍA
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Cohen, R. (1983). En defensa del aprendizaje precoz. Barcelona, Planeta.
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Identificadas a partir de la tutoría, señalada por
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física natural
POSIBILIDADES DE APRENDIZAJE DE LOS PEQUEÑOS
EN AMBIENTES
ESCOLARES ENRIQUECIDOS DE EDUCACIÓN FÍSICA(
El presente trabajo pretende ofrecer algunas de las
aportaciones innovadoras de la tesis doctoral y Educación física
y aprendizajes tempranos.
Contribución al desarrollo global de los niños
de 3 a 6 años y estudio de sus estrategias de aprendizaje en espacios
de acción y aventura, leída el 18 de septiembre de 1997
en la Universidad de Zaragoza.
Expone en primer lugar una breve fundamentación
teórica que apoya la idea de utilizar ambientes escolares variados
y enriquecidos en la etapa de Educación Infantil. Ofrece después
una propuesta de intervención didáctica desde el área
de educación física. Da a conocer las estrategias de aprendizaje
que los pequeños ponen en marcha en el marco de dicha propuesta.
Añade finalmente las conclusiones más representativas y
las implicaciones educativas que se pueden derivar de la investigación
llevada a cabo.
Aprendizaje temprano y circunstancia ambiental
Las tendencias psicopedagógicas y las teorías
actuales relativas al aprendizaje temprano muestran un especial interés
por los efectos que producen los estímulos de la circunstancia
ambiental en el desarrollo infantil.
Rachel Cohen, en su libro En defensa del aprendizaje
precoz actas de las II Jornadas Nacionales de Educación Preescolar
(1985), resalta la importancia de la circunstancia ambiental para favorecer
el desarrollo de las potencialidades de los niños pequeños:
"Si el niño no está rodeado, desde los
primeros años, por un entorno rico en estimulaciones de todo tipo,
corre el riesgo de no sacar nunca partido de su potencial interior (1985,
pág. 113En comunión con Rachel Cohen, Gloria Medrano, en
su libro El gozo de aprender a tiempo (1994) estima que es necesario crear
en el aula de Educación Infantil.
"Un ambiente que proporcione los estímulos necesarios
y oportunos para que cada niño avance en sus aprendizajes de acuerdo
a su propio ritmo personal (pág. 28).
Con esta finalidad, la gama de incentivos motivadores
que pueden utilizarse es enorme. Como dice María Montessori