Desde el juguete de lata hasta
nuestros días, la evolución de la seguridad en el juguete
ha sido constante e incluso, en algunos aspectos , espectacular. El uso
de nuevos materiales o diseños especiales, entre otras medidas,
están enfocados a lograr que el juego del niño o niña
sea, ante todo, un juego seguro.
Las comunidades Europeas han dictado
una serie de normas de seguridad para los juguetes. Divide los riesgos
de los juguetes en cinco grandes grupos: propiedades físicas y
mecánicas, propiedades químicas, propiedades eléctricas,
higiene y radiactividad. Un pequeño repaso de los principales aspectos
analizados nos permitirán profundizar en los puntos más
importantes de la seguridad de los juguetes.
En el aspecto relacionado con las
propiedades físicas y mecánicas, se exige la comprobación
de la resistencia mecánica de los juguetes y de cada una de sus
partes, para evitar que la rotura o deformación de los mismos pueda
causar heridas. Hace hincapié también en los riesgos derivados
de los bordes y puntas accesibles de los juguetes. dentro de este apartado
las normas son especialmente exigentes en lo que a los niños o
niñas menores de 36 meses se refiere.
Con respecto a la inflamabilidad se
recogen las condiciones que al respecto deben cumplir los juguetes y los
materiales de composición. Así, en caso de contacto con
el fuego la llama ha de apagarse cuando se retire el juguete del foco,
y, en caso de arder, ha de hacerlo lentamente y con poca velocidad de
propagación de la llama.
Para evitar el riesgo de inflamabilidad
no se permite el uso de celuloide, ni de materiales de superficie pilosa
que presenten un efecto relámpago al aproximarlo a la llama. Por
otra parte, los juguetes no deben contener gases, sustancias ni líquidos
inflamables o susceptibles de serlos en contacto con otros elementos.
En el apartado de las propiedades
químicas la normativa especifica "los juguetes serán diseñados
y fabricados de forma que su ingestión, inhalación, contacto
con la piel, las mucosas o los ojos no presenten riesgos para la salud
o peligra de heridas".
Se establecen, además, una
serie de limitaciones en el uso del plomo, antimonio, arsénico,
bario, cadmio, cromo, mercurio y selenio.
En cuanto a la higiene y la radiactividad,
los juguetes deben ser concebidos y fabricados de manera que se satisfagan
las condiciones de higiene y limpieza a fin de evitar los riesgos de infección,
enfermedad y contagio. Asimismo, no podrán contener elementos o
sustancias radiactivas en proporción perjudiciales para la salud.
Pero tenemos que tener siempre presente
que la seguridad de un juguete no depende exclusivamente de su concepción,
diseño y fabricación. Un factor fundamental en la seguridad
de estos es la correcta elección de los mismos en función
de la edad y capacidad intelectual de los niños o niñas.
En lo relativo a este aspecto lo único
que pueden hacer los fabricantes es advertir en lugar visible la edad
de uso recomendada y los posibles riesgos inherentes al juguete.
Recuerde: elija cuidadosamente el
juguete de su hijo.