El campo de la Primera Infancia (1)
se conoce con distintos nombres, tanto en diferentes países como
dentro de uno mismo, según las variadas referencias utilizadas
por los diversos actores. Las organizaciones internacionales tampoco
tienen una expresión de común, lo que provoca un debate sobre
qué nombre usar cada vez que se elabora un documento interinstitucional.
Los investigadores han intentado unificar el campo bajo una sola
etiqueta, aunque sin éxito.
La educación primaria también
recibe diferentes nombres (Se ha llamado educación
básica o elemental) (2)
aunque, a diferencia de la Primera Infancia, existe una comprensión
relativamente común con respecto a qué se refiere y a cómo se
entrega. Los términos asociados con la Primera Infancia van más
allá de ser simples etiquetas: implican diferentes propósitos,
prácticas pedagógicas y modalidades de entrega, además de la diversa
condición social y económica del personal involucrado. La variedad
de términos es tan amplia que incluso, a menudo, la propia identidad de la Primera
Infancia como una disciplina distintiva ha llegado a cuestionarse.
(1) La expresión Primera
Infancia se escribe con mayúsculas para marcar la diferencia
entre ésta como disciplina y área profesional y la primera
infancia referida al período inicial del ciclo de vida de
una persona.
(2) En algunos casos,
la Educación Elemental se refiere solamente a los primeros
grados de la Educación Primaria, dejando este último término
para los grados superiores.
(3) Las siglas corresponden a la
versión ingles de los términos. Nota del editor
(4) Ver Hadad, L (próximamente), An
Integrated Approach to Early Childhood Education and Care.
Serie Políticas sobre la Primera Infancia y la Familia de
la UNESCO. |
Las autoridades educacionales
u otros que tienden a visualizar la primera infancia desde el
punto de vista educacional, han popularizado el uso del nombre
Educación de la Primera Infancia (ECE) (3), donde el aprendizaje constituye una parte esencial
de esta tradición. El Cuidado y Educación de la Primera
Infancia (ECCE) es una ampliación de la ECE, que agrega el componente
cuidado. O bien, se puede cambiar el orden a Educación y Cuidado
de la Primera Infancia (ECEC) para conservar el énfasis en la educación.
También existe el término Cuidado de la Primera Infancia (ECC)
sin el componente educación. En el mundo en vías de desarrollo,
la ECC tiende a asociarse con atención a la salud, nutrición e
higiene del niño, mientras que en el mundo desarrollado con frecuencia
se entiende como un servicio social prestado a mujeres laboralmente
activas con hijos de corta edad. Históricamente, la ECC también
se ha asociado a servicios sociales institucionalizados para niños
desfavorecidos, en cambio la ECE se ha considerado un servicio
dedicado a los procesos iniciales de aprendizaje del niño.(4)
En un esfuerzo por enfatizar la inseparabilidad de la ECC y la
ECE, los investigadores han creado la palabra Educare, si bien este
término se ha utilizado fundamentalmente al interior de la comunidad
académica y no se ha propagado al discurso político de los gobiernos.(5)
Otro término de creciente
popularidad es Desarrollo de la Primera Infancia (ECD) Éste, enfatiza
el enfoque holístico que incluye tanto el desarrollo físico, emocional
y social, como el cognitivo. Si bien el término ECD es algo evasivo,
por el hecho de ser integral y estar centrado en el niño - no
en el agente social o en el proceso de cuidado o de educación
- ha ganado terreno como uno de los términos más genéricos en
este campo. Una variante común de este término es Cuidado y Desarrollo
de la Primera Infancia (ECCD) que, una vez más, intenta salvar
la brecha entre cuidado y desarrollo / educación. Aún otra variante,
Cuidado para el Desarrollo de la Primera Infancia, hace hincapié
en el cuidado que afecta al desarrollo y al aprendizaje.
Hay varios términos más en uso aunque ellos son variaciones
o diferentes combinaciones de los tres elementos claves - cuidado,
desarrollo y educación de la primera infancia - o programas específicos
que se elaboran en torno a ellos (por ejemplo, educación preescolar
para la ECE).
Desde la perspectiva del
desarrollo del niño, estos tres conceptos no pueden ser considerados
en forma independiente el uno del otro. El desarrollo de la primera
infancia abarca una serie de procesos de aprendizaje durante los
cuales el niño aprende acerca de su entorno y de su persona. Que
la supervivencia y crecimiento del niño deben estar garantizados
por una adecuada provisión de salud y cuidado nutricional, es
algo obvio. Sin embargo el crecimiento físico del niño también
debe ir acompañado de un proceso de aprendizaje apropiado. El
aprendizaje y el crecimiento no pueden ocurrir en secuencia. Son
partes integrales del proceso de desarrollo holístico del niño.
En la realidad, la ECC,
ECD y ECE no se dan invariablemente institucionalizadas ni son
practicadas en forma separada. Por ejemplo, es fácil encontrar
un Departamento de Educación de la Primera Infancia que sea responsable
por la gama completa de programas para la primera infancia incluyendo
las guarderías para menores de tres años y los kindergartens para
los niños mayores. En la mayoría de los países desarrollados,
la educación preescolar está centrada en el niño y enfatiza el
desarrollo holístico de éste. En dichos casos, no se plantearía
la necesidad de distinguir entre la ECE y la ECD. En algunos países
en transición(6) , la educación preescolar representa un término
genérico utilizado para designar a los programas de la primera
infancia que atienden a niños menores de tres años, categoría
que en otros países equivaldría a la ECC.
Dentro de la política institucional
las diferentes etiquetas se convierten en temas de debate. Para
las organizaciones, la selección de un término sobre otro está
estrechamente vinculada al mandato institucional que se espera
ejecutar. Este tipo de discrepancias entre organizaciones - no
su comprensión de la sicología o el desarrollo del niño - es difícil
de reconciliar. A nivel de país, los ministerios de educación
pueden privilegiar la ECE dado que es más fácil justificar iniciativas
e inversiones en educación que en el cuidado de niños de corta
edad. Si el ministerio hace una distinción entre la ECE y la ECC
o la ECD, es posible que su intención sea asignar diferentes responsabilidades
a las diferentes áreas. En este sentido, no es una mera coincidencia
que en algunos países en desarrollo la ECD suela ir acompañada
por estrategias de movilización de la comunidad con el objeto
de solicitar contribuciones de esta última en tanto que, en términos
de financiamiento, el gobierno otorga prioridad a la ECE. Es menos
probable que los educadores que trabajan fuera del campo de la
ECE sean llamados maestros, ya que dicha etiqueta implicaría un
nivel de remuneración que en la mayoría de los países en desarrollo,
no está al alcance del gobierno.
Dada la naturaleza polifacética
de la primera infancia, la existencia de varias etiquetas puede
ser inevitable. De hecho, el abanico de intereses institucionales
puede ser tal que la búsqueda de una etiqueta unificadora podría
ser un esfuerzo infructuoso. Mientras tanto, el mismo nombre o
término puede ser interpretado en forma distinta en distintos
contextos sociales, culturales y lingüísticos. Y, dependiendo
de la edad de iniciación escolar, el concepto de primera infancia,
o de "primera infancia" como constructo de política, variará.
En consecuencia la comparación - con mayor razón la unificación
- de nombres distintos puede ser un esfuerzo inútil. En este sentido,
insistir en el uso de un nombre común puede no ser un esfuerzo
constructivo y lo que sí sería necesario es comprender el alcance
común de la Primera Infancia. En términos de hacer comparaciones
internacionales, sería fundamental contar con una definición operacional
que pudiera caracterizar las políticas de los distintos países
en forma independiente de los términos empleados. Más importante
aún, poner énfasis en los nombres asignados a la Primera Infancia
puede restarle atención a otros temas igualmente importantes,
tales como la forma en qué los servicios para la primera infancia
- sin importar cómo se les llame - están relacionados con otros
servicios educacionales y sociales para niños de edad escolar.
Sin embargo, dejando de
lado las etiquetas, se destacan ciertos principios fundamentales.
Primero, la preocupación
final de cualquier programa para la primera infancia debe ser
el bienestar y el desarrollo holístico del niño e, independiente
del entorno institucional, el programa debe incorporar una práctica
de desarrollo adecuada orientada a la salud, la nutrición, la
seguridad y el aprendizaje. De hecho, mientras se practique dicho
enfoque holístico, el entorno físico o institucional tiene poca
importancia. Segundo, en la medida que el niño crece, él puede
transitar de un programa a otro que puede recibir un nombre distinto
o estar ubicado en un ministerio diferente.
Sin embargo, los programas
deben mantener entre ellos una continuidad pedagógica e integral
- si bien no necesariamente una continuidad institucional. Tercero,
la superposición entre programas de distinto nombre para un mismo
grupo etario debe tener el mayor grado de articulación posible.
Este tipo de superposición puede ser la causa de ineficiencia
administrativa y del desperdicio de recursos. Por último, pero
no por ello menos importante, independiente de la etiqueta asignada,
el programa que preceda la educación primaria del niño debe estar
diseñado para preparar y facilitar la transición del niño a la
educación formal. La continuidad pedagógica entre el último año
de un programa de la primera infancia y el primer año de educación
formal es de gran importancia.
El tema de las etiquetas
no es un tema puramente conceptual que deba ser analizado desde
el punto de vista de las teorías de desarrollo del niño. Más bien,
está inextricablemente relacionado, entre otras cosas, a responsabilidades
institucionales y a los mandatos de los actores involucrados,
que no pueden ser manejados en forma eficiente sin una clara postura
política sobre la Primera Infancia. La elaboración de una posición
que represente a todo el gobierno o que pueda ser suscrita por
todos los actores, comparada con las diferentes etiquetas a utilizar,
podría ser un buen punto de partida para el desarrollo de políticas
para la Primera Infancia.
Sección Educación de la Primera Infancia y la Familia,
UNESCO, París
Notas de la UNESCO sobre políticas de la Primera Infancia
son una serie de breves notas de temas de políticas acerca
de la primera infancia y la familia. Buscan responder las
diversas preguntas que los elaboradores de políticas puedan
tener acerca de la planificación e implementación de las
políticas de la primera infancia y la familia. Si desea
mayor información o la versión electrónica de los Notas,
sírvase consultar en:
http://www.unesco.org/education/educprog/ecf/html/ecbrief.htm
Sírvase dirigir sus comentarios o consultas a:
UNESCO,
Early Childhood & Family Education Section 7, Place
de Fontenoy, 75352 PARIS 07 SP, France
F. 33 1 45 68 08 12, fax: 33 1 45 68 56 26, sh.choi@unesco.org
Traducción versión en español: Oficina Regional de Educación
para América Latina y el Caribe. UNESCO-Santiago. |
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