(Continúa
de la Nota nº 4)
La mayoría
de las mujeres trabajadoras en los países desarrollados, particularmente
en el Asia - Pacífico y en África, no tienen empleos remunerados.
Las mujeres trabajadoras de estas regiones se dedican principalmente
a labores agrícolas no remuneradas en calidad de cooperadoras
al trabajo familiar. En África al Sur del Sahara, la mayor parte
de la población femenina económicamente activa (68 %) se encuentra
asociada con la agricultura. (1) En Asia y el Pacífico, mientras más bajo el
nivel de ingresos del país, más pronunciada es esta tendencia,
alcanzando el empleo femenino en este rubro cerca del 78 % en
los países menos desarrollados (ver Tabla 2).
Tabla
2: Población Femenina Económicamente Activa por División
de la Industria en Asia y El Pacífico (1990), como % de
toda la industria.(2)
Grupo de Ingreso |
División de
la Industria
|
|
Agricultura |
Industria |
Servicios |
Menos Desarrollados |
77,8
|
13,5 |
8,6
|
Ingresos bajos |
73,7 |
14,2 |
11,9
|
Ingresos medios |
65,7 |
15,3 |
18,8
|
Ingresos altos |
9,9 |
26,4 |
63,5
|
Total ESCAP
(3) |
64,6 |
15,7 |
19,6 |
|
Referencia: Statistics on Women in Asia and the Pacific
1999. Naciones Unidas.
Fuente: Economically Active Population 1950-2010 (1996).
Ginebra. OIT. / World Population Prospect: The 1998 Revision,
División de Población de las Naciones Unidas |
Según información disponible
para algunos países en desarrollo sobre la situación del empleo,
las mujeres trabajadoras que desempeñan algún tipo de trabajo
asalariado representan menos del 10 % (ver Tabla 3). Sin embargo,
no en todos los países en desarrollo se observa esta preponderancia
de mujeres no asalariadas en forma consistente. En América Latina
y el Caribe, la proporción de mujeres que realizan labores no
remuneradas como trabajo de cooperación familiar se ha reducido
radicalmente, pasando la mayoría de ellas a convertirse en trabajadoras
asalariadas o autoempleadas. Sin embargo, la presencia de un
creciente sector informal en la región (4) sugiere que las mujeres contabilizadas bajo
la categoría de trabajadoras asalariadas pueden no estar en
situaciones normales de empleo, sino, más bien en situaciones
irregulares como trabajadoras desde el hogar, en el servicio
doméstico o sin contrato.
Tabla 3: Empleo Femenino por Categoría Laboral en Países
en Desarrollo Seleccionados (1991 - 97), como porcentaje
de la totalidad de las categorías de empleo
País
|
Año
|
Categoría Laboral
|
|
|
Asalariada
|
Autoempleada
|
Contribuidora
al
trabajo familiar
|
Bangladesh |
1991
1996
|
5,2
8,7
|
6,4
7,8
|
83,3
77,3
|
Benin |
1992
|
2,6
|
63,8
|
28,6
|
Etiopía |
1994
1999
|
4,0
6,8
|
25,4
33,1
|
69,6
59,5
|
Uganda |
1991
1994
|
4,6
6,7
|
25,4
39,1
|
53,3
54,0
|
|
Fuente: Key indicators of the labour market 2001 - 02.
Ginebra. OIT. |
(1) African Development
Indicators (2002). Washington D.C. Banco Mundial.
(2) Cálculo basado en
la información contenida en la referencia.
(3) Sigla en inglés que corresponde
a La Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico.
(4) Del 47,4 % en 1990
al 50 % en 1998. World employment report: Life at work
in the information economy (2001). Ginebra / OIT |
Se
ha asumido que en los países en desarrollo, la proporción
de mujeres no asalariadas es mayor a la indicada por la información
disponible. En la mayoría de los países, las estadísticas
sobre el sector informal provienen exclusivamente de áreas
urbanas y muchas mujeres de zonas rurales que desempeñan labores
informales no han sido contabilizadas. Adicionalmente, en
los países en desarrollo, un gran porcentaje de mujeres participa
en actividades económicas que no forman parte de las estadísticas
laborales formales, o que ni siquiera se reconocen como una
actividad laboral, tales como la agricultura de subsistencia
o el trabajo doméstico. A pesar que estas actividades son
vitales para la sociedad y para la economía del hogar, ellas
carecen de valor de mercado.
Las
principales conclusiones derivadas de estas observaciones
son, primero, que no se puede asumir que las madres del mundo
en desarrollo estén disponibles para servir como cuidadoras
de menores a tiempo completo y, segundo, que en los países
en desarrollo la demanda por servicios ECCE - FBS (5) entre madres trabajadoras es enorme. Sin embargo,
esta demanda se encuentra oculta. En orden a motivar a los
gobiernos a aumentar su participación e inversiones en servicios
ECCE - FBS, esta demanda oculta (6)
debe ser expuesta. Con esta finalidad, se deben elaborar estadísticas
laborales más sensibles al género; específicamente, asignando
un valor de mercado a las ocupaciones y al trabajo de cooperación
familiar no remunerados - -, es decir, a los productos y servicios
producidos por las mujeres en el hogar (Myers, 1992). (7)
(5) Ambas siglas en
idioma inglés. Cuidado y educación para la Primera Infancia
(ECCE) y beneficios y servicios para la familia (FBS).
(6) En zonas rurales,
la disponibilidad de parientes y abuelos también contribuye
a ocultar la alta demanda por servicios ECCE - FBS.
(7) Myers, R. (1992).
The twelve who survive. Londres, Routledge. |
También debería generarse información que mostrara que las
madres activas en trabajos no remunerados no se encuentran
disponibles para asumir las funciones asociadas con el cuidado
de niños a tiempo completo. Lo irónico de esta situación es
que a pesar de sus dificultades, las madres que desempeñan
trabajos no remunerados, particularmente las madres rurales
de escasa educación dedicadas a labores agrícolas, tienden
a combinar las responsabilidades familiares con las laborales,
en forma más frecuente que las madres que desempeñan trabajos
remunerados (8). Muchas de estas mujeres simplemente
no tienen más alternativa que sobrellevar la doble carga perpetuada
a través del mito que las madres "que se quedan en casa" están
disponibles para cuidar a sus hijos y no tienen una necesidad
especial de recibir servicios ECCE - FBS.
Estas
observaciones tienen varias implicaciones en términos de política
ECCE - FBS para los países en desarrollo.
(8) Zambia Demographic
Health Survey, 1996. Central Statistics Zambia.
(9) O de tres años,
como máximo. |
En
primer lugar, es muy poco probable que - al menos en un futuro
cercano - se pueda contar en los países en desarrollo con
medidas de apoyo a la familia tales como las licencias otorgadas
en países desarrollados a los padres de niños menores de dos
años (9). La razón es que, además de las
dificultades obvias - como es la escasez de recursos - a los
gobiernos de los países en desarrollo se les hace muy difícil
entregar este tipo de ayuda familiar dados los problemas técnicos
que representa la elaboración de un mapa que identifique la
presencia de padres y madres que trabajan en el sector informal
sin contratos de trabajo. Los sistemas de otorgamiento de
licencias para padres requieren de un sofisticado sistema
de administración capaz de rastrear las condiciones y la categoría
de empleo de los beneficiarios.
En
segundo lugar, en la mayoría de los países en desarrollo los
servicios institucionales para niños menores de tres años
dado su elevado costo unitario, también quedan fuera del alcance
de los gobiernos. En lo que se refiere al cuidado y educación
de los niños en sus primeros años de vida, una opción factible
es la de entregar a los padres nociones básicas de higiene,
alimentación e interacción con el niño. La educación de los
padres, que no requiere un sistema de administración sofisticado,
por el hecho de poder ser impartida no formalmente, puede
tener un impacto positivo considerable en el desarrollo de
la primera infancia al convertir a los padres en eficientes
educadores de la primera infancia. La educación de los padres
no contribuye a solucionar sus problemas de falta de disponibilidad
pero, cuando están disponibles, los hace mejores educadores
en esta etapa de la primera infancia.
Sin
embargo, como se comentaba anteriormente, las madres que se
encuentran en condiciones de desventaja - la principal población
objetivo de los programas de educación para padres - suelen
no estar disponible para asistir a clases. Por esta razón,
se han creado programas con base en el hogar orientados a
movilizar a las madres para servir colectivamente como educadores
de la primera infancia a grupos comunitarios de niños. Este
enfoque permite que las madres trabajen mientras sus hijos
quedan bajo el cuidado de alguien con al menos un mínimo de
capacitación. Sin embargo, los programas con base en el hogar
y de educación de padres no deben considerarse alternativas
permanentes de reemplazo a las inversiones gubernamentales
en cuidado y educación profesional para niños desfavorecidos.
Asimismo, para garantizar una buena calidad, estos programas
también necesitan el apoyo y la participación del gobierno
en la construcción de la requerida infraestructura administrativa.
Finalmente, en el largo plazo, la inversión en iniciativas
de educación para niñas y mujeres tendrá un efecto sinergético
sobre el desarrollo de los servicios ECCE - FBS. Se ha demostrado
que el nivel educacional de las madres se correlaciona negativamente
con sus tasas de fertilidad: las madres con educación tienen
menos hijos. A su vez, las familias menos numerosas le permiten
al gobierno aumentar el gasto por niño en servicios para la
primera infancia mejorando de este modo el acceso y la calidad.
Las madres con educación no requieren una intensiva educación
de padres ni es necesario convencerlas de su importancia,
como es el caso de las madres sin educación. Por otra parte,
una madre con educación tiene una probabilidad bastante mayor
de estar empleada en el sector formal (10),
en tanto que su presencia visible como contribuyente a la
economía aumenta la demanda percibida por servicios ECCE -
FBS y mueve al gobierno a entregar servicios y beneficios
familiares.
(10) En los estados
miembros de la UE, la posibilidad que las madres con altos
niveles de educación trabajen cundo tienen niños pequeños
es 2 ó 3 veces mayor que entre madres con bajos niveles
de educación. |
Las
inversiones gubernamentales representan decisiones políticas
que urgen de la determinación de prioridades. En orden a impulsarlas,
la demanda debe estar claramente formulada. Las terribles
estadísticas sobre desarrollo del niño (p. ej., mortandad
infantil) pueden revelar la necesidad de contar con servicios
ECCE - FBS, aunque lamentablemente la necesidad - por sí sola
- no es suficiente para ameritar una inversión por parte del
gobierno. Si bien las madres no son las únicas beneficiarias
de los servicios ECCE - FBS, constituyen las principales beneficiarias
en el sentido que sus voces pueden comunicar la demanda. En
este aspecto, alentar a las mujeres, a través de una buena
educación, a participar más activamente en el mercado laboral
formal no representa solamente una sólida estrategia económica,
sino también una buena estrategia en términos de los servicios
ECCE - FBS. Asimismo, la inversión en servicios ECCE - FBS,
como forma de reforzar el desarrollo positivo del niño, también
representa una sólida estrategia económica, dado que en el
largo plazo generará ahorros en programas sociales y educacionales
de carácter correctivo.
Sección Educación de la Primera Infancia y la Familia,
División de Educación Básica
UNESCO, París
Notas de la UNESCO sobre políticas de la Primera Infancia
son una serie de breves notas de temas de políticas acerca
de la primera infancia y la familia. Buscan responder las
diversas preguntas que los elaboradores de políticas puedan
tener acerca de la planificación e implementación de las
políticas de la primera infancia y la familia. Si desea
mayor información o la versión electrónica de los Notas,
sírvase consultar en:
http://www.unesco.org/education/educprog/ecf/html/policy/ecbrief.htm
Sírvase dirigir sus comentarios o consultas a:
UNESCO,
Early Childhood & Family Education Section 7, Place
de Fontenoy, 75352 PARIS 07 SP, France
F. 33 1 45 68 08 12, fax: 33 1 45 68 56 26, sh.choi@unesco.org
Traducción versión en español: Oficina Regional de Educación
para América Latina y el Caribe. UNESCO-Santiago. |
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