En la edad temprana se sientan las bases del pensamiento.
El niño resuelve las tareas que se le plantean mediante pruebas
externas con objetos; el pensamiento y la acción con los objetos
reales se encuentran fundidos en una unidad. AL final de la edad temprana
los niños pasan de la solución de problemas que exige el
establecimiento de relaciones entre los objetos con ayuda de acciones
externas, a su solución en el plano mental con la ayuda de acciones
de pensamiento elementales, utilizando imágenes.
Al actuar mentalmente con imágenes,
el niño se representa las acciones reales con los objetos y sus
resultados; hace con las imágenes, más o menos lo mismo
que haría con los objetos reales.
Partiendo de que todo pensamiento se establece
interiorizando acciones externas, surge la necesidad de determinar cuáles
son las acciones que pueden servir de base al pensamiento representativo.
Los estudios realizados por algunos investigadores
acerca del desarrollo del pensamiento representativo destacan el papel
fundamental que tienen los modelos para dar solución a tareas cognoscitivas.
Estos estudios tienen su raíz en los postulados de L. Vigotsky
acerca de la utilización de medios socialmente elaborados en el
desarrollo de las funciones psíquicas superiores.
Así, diversos autores entre los
que se destacan L. Venguer y sus colaboradores, señalan que las
acciones del pensamiento representativo son las acciones de construcción
y utilización de modelos, las cuales reproducen las relaciones
que se establecen entre los objetos y fenómenos de la vida real.
Las investigaciones realizadas en Cuba
desde 1974 con niños de 4 a 6 años pusieron de manifiesto
que, sin una enseñanza dirigida, la mayoría resulta incapaz
de utilizar los medios externos que se les ofrecen para solucionar las
tareas planteadas, aún en los casos en que se les demostraba cómo
utilizarlos.
El modelado se estructura a través
de acciones de sustitución, construcción de modelos y
utilización de modelos sucesivamente (A. M. Siverio y J. López).
Solucionar las tareas en un plano interno,
sin la presencia de objetos ni sustitutos planteó la necesidad
de realizar estudios dirigidos a la búsqueda de las vías
de interiorización que permitieran desarrollar en los niños
la capacidad de operar mentalmente y solucionar las tareas en un plano
interno. Se puso de manifiesto que pueden existir diferentes vías
para lograr dicha interiorización y que están muy vinculadas
con los tipos de relaciones que se modelan (A. M. Siverio).
Entre las diferentes vías encontradas
destacan: una separación espacial entre los objetos; la utilización
de formas gráficas de modelado y su verbalización; las acciones
de transformación de modelos, que implican cambios interdependientes
entre estos y la realidad modelada. Como elemento esencial de todas estas
vías está la concienciación real por los niños
de la función del modelo (L. Morenza, A. M. Siverio y J. López).
Otro grupo de investigaciones puso de manifiesto
que el momento óptimo para la formación de las acciones
aprendidas por modelos es el 4º año de vida. Para los niños
de 3 años resulta difícil la solución de tareas y
conlleva un mayor período de tiempo, sin alcanzar resultados que
permitan la generalización a tareas nuevas y más complejas.
Los niños de 4 años asimilan con facilidad las acciones
y logran su aplicación exitosa, posteriormente, a diferentes tipos
de tareas. Para los niños de 5 años, prácticamente
no se requiere enseñanza, ya que ellos con gran facilidad las resuelven
sin dificultades y con buenos resultados.
Los datos obtenidos permiten plantear que
los 4 años resulta un momento esencial para trabajar acciones a
través de modelos, que a los 3 años debe trabajarse en las
premisas de dichas acciones y que ya en los 5 años estas pueden
ser aplicadas a la solución de diferentes tipos de tareas de carácter
más complejo (F. Martínez, J. López y Z. Bello).
Otros estudios demuestran una mayor facilidad
y éxito en la solución de las tareas, cuando se utilizaban
modelos más abstractos y de carácter más generalizador.
En una misma tarea, cuyo contenido era la reproducción de figuras
utilizando la colocación de clavijas en un clavijero, se probaron
diferentes tipos de modelos, por ejemplo, el dibujo exacto del clavijero,
con todas sus clavijas, destacando las que debían ser tomadas para
reproducir el dibujo; la representación sólo de las clavijas
que debían ser colocadas para lograr el dibujo, y, finalmente,
un esquema de líneas con cambios de dirección, que mostraba,
gráficamente, el dibujo que debía obtenerse con las clavijas.
Los resultados evidenciaron que la forma gráfica, más generalizada
y esquemática dio mejores resultados con niños de 5 años.
(J. Gavilán, E. Barcaz y J. López).
Datos similares fueron obtenidos en un
estudio, cuyo objetivo fue la secuencia de acciones que los niños
debían realizar para abrir una caja que poseía clavijas
de diferentes colores en cada cara. Como modelos se utilizaron la secuencia
de colores de las llaves y la representación gráfica de
líneas que iban de una llave a otra, indicando el orden en que
debían accionarse para abrir la caja. Los resultados demostraron
que para los niños de 5 años también fue más
efectiva la forma más generalizada y esquemática de presentación
del modelo (F. Martínez).
La educación Infantil es un periodo
crítico para enseñar a resolver tareas intelectuales mediante
la construcción, utilización y transformación de
modelos, como por ejemplo, relaciones entre los sonidos cuya consecutividad
origina una palabra; el orden de acciones o pasos que permite llegar a
la solución de un problema, el camino que debe seguir el chofer
del coche para llevarlo de un lugar hasta su garaje siguiendo un esquema
o modelo gráfico...
En todos estos estudios realizados se pone
de manifiesto el hecho de que las acciones hechas por modelos que mediatizan
la solución de las tareas cognoscitivas planteadas a los niños,
no solamente facilitan la asimilación de su contenido, sino que
contribuyen al desarrollo de procedimientos generalizados de la acción,
a la formación de una capacidad cognoscitiva general para solucionar
tareas de carácter más complejo.
El aprendizaje por modelos en actividades
infantiles como el juego muestra la existencia de una alta correlación
entre los niveles de asimilación del juego de roles y del desarrollo
del pensamiento y la imaginación; Con el desarrollo de la actividad
lúdica se reduce la utilización de objetos lúdicos
materiales, por lo que estos adquieren un carácter mental-interno,
imaginario. Es posible enseñar la utilización de sustitutos
generalizados de los personajes a los niños de edad infantil, y
que estos puedan llegar a jugar posteriormente en un plano completamente
mental, sin la ayuda de dichos sustitutos, y alcanzar niveles superiores
de desarrollo del pensamiento y la imaginación.
Respecto a la actividad de dibujo, los
infantiles mayores pueden asimilar los principios de elaboración
y utilización de modelos gráficos, esquemáticos,
de orientación en las relaciones espaciales, lo que influye no
sólo en el perfeccionamiento de la propia actividad de dibujo y
en el desarrollo de ideas creativas en los niños de estas edades,
sino en la solución exitosa de distintos tipos de tareas intelectuales
de percepción y de pensamiento.
Para lograr la utilización consciente
de los modelos en la solución de tareas existen tres vías
fundamentales: la verbalización por el niño de las acciones
que realiza y el por qué de estas; la ejecución de la acción
que explícita la correspondencia entre el modelo y la realidad
modelada, ya que la producción de cambios en uno de los elementos
exige cambios en el otro, y finalmente, la acción conjunta de los
niños que implica el feed-back o retroinformación de lo
hecho.