El horario es un elemento
importante en la organización escolar, ya que rige y dispone el
desarrollo práctico de todas las actividades escolares, armonizando
tiempos, materias y elementos personales (docentes y grupos de niños
y niñas).
La elaboración del horario
para el Centro, se ha realizado en función de los criterios didácticos-pedagógicos,
psicológicos o de aprendizaje y fisiológicos o de higiene.
La organización del tiempo
debe ser flexible y se ha de estructurar en torno a diversas actividades,
además de las sugeridas en las programaciones de los docentes,
para lo cual ha de tenerse en cuenta:
- Un tiempo libre destinado
a que el niño o niña pueda experimentar, comunicar y relacionarse
automáticamente.
- Un tiempo de rutinas que permita
al niño o niña estructurar la secuencia de acontecimientos
en el Centro.
- Un tiempo de actividades con
distintas naturalezas y funciones dentro del currículo no sólo
referidos al Centro de interés de la experiencia.
Con todo ello, es importante
considerar que el tiempo viene marcado fundamentalmente por el ritmo de
los niños y niñas.
Queremos resaltar y dar primacía
a lo que consideramos "tiempo del niño". La organización
del tiempo, del material y de los espacios, siempre es un medio para alcanzar
el gran objetivo educativo: que el niño se desarrolle plenamente
desde su individualidad y sus peculiaridades.
El niño de cero a seis
años pasa de los movimientos reflejos a la coordinación
motriz, de la acción al pensamiento lógico, de la dependencia
total a un alto nivel de autonomía, del egocentrismo a una considerable
descentralización, etc. Todo este proceso de desarrollo físico,
emocional y cognitivo se construye basándose en tanteos, de ensayos
y errores, de repetición. Si observamos a los niños pequeños
vemos la necesidad que tienen de repetir la misma acción, los mismos
movimientos, los mismos juegos. Es el tiempo que cada niño necesita
para construir sus estructuras mentales, para elaborar y resolver sus
conflictos emocionales, para incorporarse e integrarse en su entorno.
El tiempo de cada niño
supone vivir plenamente, lentamente su período sensoriomotor, su
actividad simbólica, su mundo de fantasía, sus procesos
mentales; por tanto, permitirle saciar adecuadamente sus necesidades desde
su peculiar modo de ser. Es de capital importancia, por tanto, conocer
el mecanismo y los procesos que generan el desarrollo humano, ya que sólo
a partir de este conocimiento podemos comprender y valorar la importancia
que tiene el tiempo en el crecimiento del niño.
El proceso "acomodación-asimilación",
conlleva un tiempo para la acción, para la experiencia y un tiempo
para la incorporación e integración de sensaciones, sentimientos,
conceptos, etc. Ahora bien, todos sabemos que este tiempo es diferente
desde donde actúa y en las que integra lo nuevo, los cambios, y
desde donde avanza en el conocimiento de sí y del entorno que le
rodea.
Este respeto al ritmo de autoestructuración
emocional, cognitiva, social, se une también al ritmo que cada
niño necesita para establecer la comunicación, la participación
grupal, el cambio de actividades, el paso de una situación a otra,
etc.
El respeto al ritmo de cada niño
es, pues la premisa fundamental para que él viva como ser único,
diferente y aceptado en su forma de ser y de actuar.
Otro aspecto estructural de la
persona es su relación espacio-temporal. Las coordenadas espacio-tiempo
son, sin duda, los ejes sobre los que se apoya básicamente nuestra
seguridad y estabilidad psíquica.
Las necesidades biológicas
del niño son las que marcan, en un principio, los ritmos y frecuencias
necesarias para su orientación temporal: el alimento, los cambios,
los sueños, son las primeras pautas y las primeras referencias
en el niño.
De estas primeras pautas de tipo
orgánico, el niño va pasando progresivamente a otras de
tipo social, (marcadas por nosotros), pero ambas se tienen que vivir con
un ritmo estables; es a partir de esta estabilidad desde donde el niño
comienza a diferenciar los distintos momentos del día y lo que
le permite recordar, prever y anticipar los que vendrá después.
Ahora bien, esta estabilidad no
se puede confundir con rigidez ni con una excesiva división del
tiempo. Junto a la necesaria estabilidad en los ritmos y frecuencias,
el niño necesita vitalmente la flexibilidad de unos tiempos en
los que pueda vivir y satisfacer sin prisa, a su ritmo, los descubrimientos,
las relaciones, las emociones...y contemplando, igualmente, una cierta
amplitud en el tiempo que se destina en el paso de una actividad a otra.
La organización pedagógica
de la clase entendida como la distribución de las actividades en
el tiempo, implica no sólo la división del tiempo, sino
y fundamentalmente, como ya se ha dicho, una determinada concepción
pedagógica y metodológica en la que se incluye y se interrelaciona
el tiempo, el espacio, los objetos, las relaciones y la actitud del adulto.
El tiempo en este sentido no se
puede tratar en abstracto o aisladamente ya que su distribución
comporta y refleja la concepción pedagógica y los objetivos
educativos que cada uno de nosotros tenemos.
Quizás tendríamos
que empezar cuestionándonos en que medida las actividades y los
tiempos que a ellas dedicamos responden a las necesidades estructurales
del niño: sus intereses, ritmos, proceso, etc.
Las actividades y su distribución
en el tiempo pueden ser muy diversas, y es de desear que sean muy diversas,
pues dependen de muchos factores: edad y características de los
niños, la evolución que el grupo experimenta, nuestro carácter
y personalidad, nuestra formación y nuestra capacidad ,etc.
Lo importante en las actividades
y su distribución en el tiempo es que no todos los niños
tengan que hacer siempre lo mismo y en el mismo tiempo, pues es evidente
que no todos tienen el mismo ritmo, ni todos están interesados
por lo mismo.
Partiendo de que cada edad tiene
unas necesidades y unos ritmos diferentes en cuanto al tiempo para actividades,
número de comidas, horas de sueño, etc.; al distribuir el
horario general del centro, tendremos presente:
* El ritmo de las distintas actividades
* El horario de comidas y el intervalo
entre ellas
* Distribución de las horas
de sueño o descanso
* El número y la duración
de los períodos dedicados cada día a juegos.
La distribución del tiempo
en el aula es un marco de referencia que ayuda al niño y al docente
en la tarea de tener que decidir qué se va a hacer después,
o de saber de que tiempo se dispone para realizar una actividad. una vez
encontrado el horario en el que los niños se sienten más
a gusto, podemos hacerlo más flexibles en función de alargar
algunas actividades en las que nos encontramos mejor o cambiar las siguientes
por propuestas de actividades que interesen y que no habían sido
programadas.
Es importante que los niños
comprendan el horario, que tengan puntos de referencias claros para no
andar perdidos en el tiempo. Para ello es conveniente seguiremos las siguientes
pautas:
1. Mantener las partes del
horario en el mismo orden.
2. Recordar en la conversación
con los niños las cosas que se han realizado durante el día,
las cosas más importantes que han ocurrido durante la semana, etc.
3. Establecer símbolos
para cada actividad o período, así como señales que
marquen el final o el inicio de las diversas actividades.
4. Advertir a los niños
del tiempo que les falta para iniciar otro tipo de actividad de manera
que no se queden sin acabarlo aquellos que se lo hayan propuesto:
El tiempo de rutinas
Entendemos la rutina como "el
conjunto de acciones con carácter repetitivo que el niño
realiza cada día y que le conducen a la adquisición de un
conjunto de hábitos y comportamientos
Al hablar de rutina tendríamos
que plantearnos el conjunto de acciones que el niño realiza de
la misma forma y respetando el proceso de temporalización. Para
adquirir una rutina tendremos que tener presente los siguientes puntos:
-Seguir siempre el mismo orden.
-Focalizar los cambios al final y al comienzo de la
realización.
-Establecer determinadas contraseñas que le
recuerden al niño dicho cambio.
Por lo tanto la adquisición
de una rutina requiere una buena planificación del horario que
tiene como objetivo más que la ejecución de determinados
trabajos la adaptación a los diferentes cambios en el proceso de
temporalización. Estos pueden ser:
-Momento de la asamblea que tiene
como objetivo la programación de un trabajo que tiene que realizar.
-Período de trabajo que consiste
en la realización del trabajo elegido.
-Cambio de actividad. Períodos
destinados a recoger y ordenar el material utilizado.
-Período para recordar de grupos
pequeños y de ocupación. Es el momento en que los niños
hacen copartícipes a sus compañeros de su trabajo. Su objetivo
es crear un ambiente de participación y de cooperación e
interiorización de la situación.
-Actividades al aire libre. En él
hay que habituarle a que realice determinadas actividades, principalmente
de tipo físico.
-Puesta en común, en la que
participa todo el grupo en el lugar designado para ello.
Conviene dejar claro, de todas
maneras, que al referirnos a rutinas no manejamos ese término en
su acepción más vulgar de automatización o secuencia
rígida o inflexible. Aunque la rutina fija una secuencia o procedimiento
no lo hacemos inflexible.
Las rutinas en educación infantil
no se sitúan ni definen un contexto de imposición, no son
elementos de cierre sino de estructuración. Definen un contexto
de seguridad a través de la conservación y mantenimiento
de pautas. por otro lado tenemos que tener claro que las rutinas son aprendizajes,
son algo que los niños han de aprender. Por lo general se recomienda
que para asegurar su aprendizaje, inicialmente se siga siempre el mismo
orden en las actividades, que se mencione claramente y con frecuencia
por el docente el nombre de cada momento de rutina.: "Ahora nos toca ordenar,
estamos en el momento de la limpieza, después empezaremos
el silencio".
Partes del horario
1. Preparación
de la actividad Cada niño decide que trabajo va a realizar
después, qué rincón o actividad ha elegido, que necesita,
etc.
2. Período de trabajo
Los niños ejecutan las actividades que propusieron. el docente
durante este período apoya para que todos la realicen.
3. Recogida Acabada
la sesión de trabajo, los niños clasifican, ordenan y guardan
los materiales que utilizaron durante el período de trabajo y los
trabajos que no terminaron.
4. Revisión del trabajo
Para el período de revisión del trabajo se pueden formar
pequeños grupos. Mientras un grupo está con el docente para
comentar, revisar y poner en común la tarea que ha realizado cada
uno, los otros grupos pueden trabajar en actividades con materiales sugeridos
por el docente: plastilina, puzzles, cuentos, etc...
5. Reunión en gran grupo
Los utilizaremos para cantar, tocar instrumentos, realizar juegos, recitar
poesías, contar cuentos, comentar algo que ha pasado y que ha interesado
al grupo, para que en asamblea organicemos el propio tiempo
Sobre la base de todo esto se
elaboraran los distintos horarios para cada nivel.