El desarrollo de la psicomotricidad de acuerdo a las distintas etapas evolutivas.
INTRODUCCIóN
El niño de cero a
seis años pasa por dos periodos bien definidos: el de 0 a 2 años,
eminentemente sensoriomotor, y el de 2 a 6 años eminentemente simbólico
o preoperatorio. El primero se desarrolla fundamentalmente sobre: los
movimientos reflejos, la asistencia de los adultos sobre los niños,
completado con su actividad espontánea; el segundo está
desarrollado entre la espontaneidad y la propuesta. La espontaneidad está
guiada por el instinto primario de movimiento que lleva al niño
a intervenir de manera más o menos frecuente, y a su vez condicionado
por el medio ambiente donde se desenvuelve. La asistencia y la propuesta,
responsabilidad de los adultos, van de la mano de los aspectos socio-culturales
y filosóficos, condicionantes en la educación de nuestros
hijos. La espontaneidad también está condicionada por los
adultos que modificamos el medio, lo enriquecemos o empobrecemos en función
del estilo de vida que proponemos a nuestros hijos.
Definir la educación requiere
hacer alusión al componente motriz. El campo educativo nos lleva
a integrar infinidad de aspectos de conducta que el ser humano tiene como
potenciales por su condición de humano. Este proceso se consigue
por una adaptación a la vida social como resultado de la interpretación
de sus experiencias, sean espontaneas o conducidas.
Como base diremos que para educar
es condición imprescindible desarrollar las posibilidades mentales
que por el hecho de ser humano lleva consigo; habrá que encauzar
su evolución. ¿Qué es lo que el niño necesita?
Lo que le sea más conveniente para su futuro; es necesario presentar
un modelo de vida, un modelo que imitar, un modelo con rigor sobre
un método adecuado a la psicología del niño; todo
ello inmerso en una esfera afectiva, de cariño, emotiva,.
Como dirá Francisco Manuel Kovacs (1993) una educación puramente
técnica, sin cariño, sin afecto, es absolutamente ineficaz.
Todo lo que un niño sabe
y puede hacer a nivel motriz, tiene que ser adquirido por aprendizaje
o por desarrollo.
Pero el desarrollo y evolución
del niño se realiza gracias a la sincronización de diferentes
áreas, a la evolución de cada una de ellas, y a la interrelación
o asociación que tienen las experiencias vividas. Estas áreas
las podemos encontrar en el mapa del córtex cerebral y que corresponden
a los diferentes sentidos: vista, oído, gusto olfato, tacto y cinestésico.
Getman considera que los patrones
generales de movimiento son los primeros en aparecer, desde el punto de
vista cronológico y filogenético. Este autor considera que
representan el proceso primario y sientan las bases para otros aprendizajes
posteriores. Resalta el concepto de que el movimiento forma parte integral
del desarrollo de la mente. Barrow, 1992, p. 34
En este mecanismo de asociación
multiperceptiva, cuando el niño aprende a percibir su propio cuerpo,
está más capacitado para percibir lo que otros sentidos
recogen. Activado el niño sobre esta base motriz, establece los
patrones de integración con múltiples combinaciones posibles
sobre los distintos sistemas perceptivos del organismo.
Barrow, al estudiar la motricidad
del ser humano dice: "El niño es un organismo motor sensorio-perceptivo.
Si los niños aspiran a sobrevivir, crecer y desarrollarse en su
entorno medioambiental y social, tienen que procesar la información
que les llega a través de los órganos sensitivos. En primer
lugar deben actuar, a fin de subyugar las fuerzas del universo y, seguidamente,
procesar la información de que disponen. Sin embargo, solo serán
capaces de realizar estas tareas en la medida en que los patrones de movimiento
se hayan desarrollado adecuadamente. Por consiguiente, deben moverse para
aprender y deben aprender a moverse a causa de los estímulos, tanto
externos, procedentes de las energías que les rodean, como internos,
provistos de la retroalimentación de su propia naturaleza singular".
La actividad física diaria
debe ser aceptada como la piedra angular de un estilo de vida. (0.M.S.)
¿Queréis cultivar la inteligencia
de vuestro alumno? Cultivad las fuerzas que esa inteligencia debe gobernar.
Ejercitar continuamente su cuerpo, hacerlo robusto y sano para hacerlo
sabio y razonable; que trabaje, que actúe, que corra, que grite,
que esté siempre en movimiento, que sea un hombre por el vigor
y pronto lo será por la razón. (Rousseau)
Unidades de intervención
en la práctica diaria
Esta organización en dos
bloques de cero a dos años y dos a seis, a su vez, la estudiamos
por trimestres. De forma cronológica, por edad, hasta los dos años,
y a partir de dos años por trimestre académico. En esta
distribución descriptiva intentamos reflejar los objetivos, actividades
a realizar, organización de las sesiones y la referencia de valoración
para cada fase.
Queremos, dentro de lo posible,
describir las acciones motrices que puede llevar el niño en las
etapas que dividimos los cero-seis, para dar una visión práctica
a la actuación de los padres, o profesores que deben trabajar en
estos campos educativos.
1.- Periodo de cero a dos años
a/ Cero a tres meses
Los estudios del movimiento en
el feto son cada vez de mayor interés, (Cratty 1982, da Fonseca
1986, Kovacs 1991). Es considerada de interés la actividad física,
la alimentación, la vida sana que realiza la madre en el periodo
de embarazo. A pesar de ello, y manifestándonos partidarios del
ejercicio físico de la madre durante el embarazo, vamos a iniciar
las unidades de intervención desde la actividad del niño
inmerso en el mundo socio-cultural y bio-psico-motriz.
En los primeros meses de vida,
los movimientos reflejos marcan la pauta de la actividad motriz. Ciertos
órganos del sistema nervioso se estimulan con la propia actividad
motriz y crean a su vez la necesidad de movimiento, estableciendo un círculo
de necesidad-acción-percepción, base de la maduración
del niño. Por esta razón, no podemos omitir los movimientos
reflejos, aunque nos limitaremos a nombrar algunos de los muchos que son
provocados por posiciones concretas. Así tenemos: reflejo de Moro,
tónico cervical de las extremidades, de prensión palmar
y plantar, de enderezamiento de la cabeza y el cuerpo, laberíntico
de enderezamiento, reacciones de sostén de los brazos y las piernas,
reacciones de extensión de los brazos, reflejos de natación,
gateo, trepa, reflejo de marcha, etc.
Los movimientos de autonomía
propia son muy escasos, pero por ello no dejan de ser interesantes en
la observación externa y en la activación de los órganos
que intervienen en esos movimientos o actividad compleja en la cual se
interrelaciona el movimiento. Situado el niño sobre su espalda,
en posición supina, éste mueve sus piernas en un pataleo
intempestivo, impulsado por el instinto primario, a nivel de movimientos
reflejos. Sus manos tienen un movimiento de corto recorrido y con tendencia
a llevarlas a la boca. La cabeza se mueve en giros, sobre el eje longitudinal,
con breves grados como buscando la mirada, la comunicación, la
solicitud de intervención del adulto sobre su limitado cuerpo y
escasas posibilidades de actuación.
Es un momento en el que las capacidades
propias son reducidas pero la actuación se puede incrementar si
le asistimos en los movimientos. El apoyo de los adultos significa un
estímulo fundamental, básico para su proceso de desarrollo.
Por eso, nuestra intervención sobre el niño está
en ayudarle con movimientos asistidos. Al intervenir sobre su cuerpo,
al movilizar sus segmentos corporales, el niño estimula su sistema
cinestésico desde su actuación sensorio motriz; el sistema
visual en la mirada hacia quién, o hacia lo que le rodea; el oído,
ya que al niño le hablamos, le animamos, le informamos de las cosas
sobre las que actuamos; el sentido del tacto, ya que nuestro agarre le
lleva a sentir las características y la presión que en las
zonas de contacto se produce de manera natural.
La intervención sobre el
niño, provoca a la vez, nuevos movimientos intempestivos, que son
producto de la emoción. La actuación de asistencia está
centrada en movimientos sobre las extremidades tanto inferiores como superiores.
El movimiento alternativo de flexión extensión de piernas
provoca, normalmente, una situación de gran alegría, con
sonrisa de placer y expresión de satisfacción, que nos indica
su deseo de continuar la actividad. De esta manifestación deducimos
claramente que su estado emocional y físico está en la mejor
disposición de aceptación de la actividad ejercitada.
Estas acciones, a la hora de hacer
una valoración de ellas debemos aplicarle las variables de: frecuencia,
intensidad y duración. No es igual hacerle una vez al día,
durante treinta segundos, aunque sea una acción con intensidad
adecuada, que hacerlo diez veces al día, con una duración
de tres minutos.
¿Cuáles serán
los objetivos planteados en los tres primeros meses?
Activar los órganos que
tienen funciones motrices para desarrollar en ellos nuevos impulsos de
movimiento.
Provocar conexiones socio-afectivas
a través de la intervención niño-adulto.
Desarrollar las capacidades orgánicas
oportunas para llevar una progresión funcional tanto fisiológica
como neurológica.
Actividades propias de los cero
a los tres meses
Sobre esta visión de los
objetivos, proponemos activar al niño en sus primeros meses, además
de lo espontáneo con las siguientes actividades:
Paseos por la casa llevado en buena
posición de visibilidad,
Movimientos asistidos (con nuestras
manos), sobre las extremidades del bebé:
- Extensión de brazos: en
separación y en elevación.
- Extensión de piernas:
de forma simultánea y alterna.
- Juntar manos en el pecho y separarlas.
- Juntar mano y pie derechos.
- Juntar la mano y pie izquierdo.
- Juntar mano izquierda y pie derecho.
Desde la posición de tendido
en el suelo con el vientre apoyado, presentarle delante de la cara algún
juguete para que vaya extendiendo los brazos.
Presentarle objetos luminosos a
un lado y otro de la cara para que los busque con su mirada
Ponerle objetos diversos en la
mano para provocar su reflejo de prensión palmar.
Girar con él teniéndole
en brazos.
Provocación de movimientos
de pataleo a la hora del baño y en los cambios de ropa.
Partiendo del reflejo de prensión,
ponerle los pulgares del adulto en sus manos, para que los presione, a
la vez que le elevamos ligeramente.
Dar oportunidades diversas de actuación.
Todos estos movimientos deben
provocar manifestaciones de agrado con muestras de placer.
Cómo organizar las
sesiones de trabajo
La frecuencia que proponemos es
de tres sesiones por día, realizadas generalmente antes de las
comidas (también pueden ser cuatro veces, y podrá aumentar
si se estima necesario), la duración cinco minutos por sesión,
y la intensidad deberá hacerse con la consideración de un
niño de unos meses, pero siempre con naturalidad y sin miedo. La
sesión de baño ha de ser recreativa y con movimientos provocados
por la relación niño-adulto. El grado de afectividad y la
conexión entre el adulto (padre o madre) tienen un alto valor de
socialización.
Hay un debate sin resolver referido
a la posición del niño acostado; incluso podría diferenciarse
entre el estado de dormido o despierto. Si lo analizamos desde el criterio
del desarrollo motriz, es claro que para que maduren sus estructuras neurológicas,
en mejor medida, ha de estar en posición prona (vientre apoyado
en el suelo). Desde esta postura natural, activa la musculatura de sus
brazos, músculos sub-occipitales y músculos de la espalda,
para colocarse en posición expectante y captar lo que le rodea.
En esta posición se encuentra en condiciones de reptar y posteriormente
gatear, funciones motrices de gran importancia en el desarrollo del niño.
Valoración a realizar
a los tres meses
La valoración estará
fundamentada en la observación de su manifestación expresiva.
El niño expresa su satisfacción o enfado por aquellas acciones
que le hacemos. El niño levanta su cabeza y siente curiosidad por
las cosas que le rodean. En los movimientos asistidos manifiesta satisfacción
y responde con movimientos reflejos intempestivos. En cualquier caso su
experiencia y su expresión deberá ser placentera.
b/ Tres a seis meses
Una de las situaciones mas favorables
para el desarrollo natural del niño es la de ponerlo en el suelo
para que se active de forma libre e intuitiva. El periodo de tres a seis
meses marca la fase inicial de la reptación. También desaparece
el reflejo prensil y se acentúa el coger-soltar. Los niños
deben utilizar el suelo para su desarrollo, esta situación les
estimula, motiva al desplazamiento y ofrece oportunidades para activarse.
Solamente hemos de tener en cuenta que el suelo esté limpio, liso,
y cálido, para que no coja infecciones, no se haga daño,
y no se enfríe.
En esta etapa jugamos entre la
oportunidad que le damos al niño para moverse, la provocación
para activar su conducta hacia el movimiento, y la estimulación
por acciones que realizamos conjuntamente.
El movimiento de control de la
cabeza y utilización del arco visual queda reflejado desde la posición
de tendido prono (sobre el pecho), con los brazos extendidos y la cabeza
y pecho despegados del suelo. Los giros para la observación del
entorno le llevan a mover su cabeza y ojos hacia el lado de la mirada.
Es una acción realizada en la oportunidad del momento, en la situación
planteada. Con ello consigue que su musculatura ocular se active en una
y otra dirección, que la musculatura de control postural de la
cabeza, nuca y cuello se desarrolle de forma activa. Su sistema vestibular
realiza la función de información sobre los giros de la
cabeza, en este caso sobre un eje longitudinal.
A los cuatro meses, la barbilla
la sitúa a una distancia superior a los veinticinco cms. del suelo
por encima del apoyo de las manos, y el tiempo de permanencia puede superar
los treinta segundos de duración. En esta posición y durante
el tiempo indicado realiza a su vez pequeños movimientos de cambio
de orientación de la cabeza para mirar a diferentes objetivos.
La misma acción se provoca desde la posición sentada que
el niño va dominando poco a poco en este periodo.
El movimiento lo repite con cierta
continuidad, pero con tiempos más amplios que en meses anteriores.
Esta curiosidad por descubrir nuevos conocimientos lleva implícita
la actuación motriz para situarse en el lugar adecuado de observación,
lo cual nos justifica que ya estamos ante la conjunción de funciones
que interactúan en la conducta de comportamiento humano.
Desde la posición de tendido
supino, los movimientos asistidos le resultan muy gratificantes. Su sonrisa
deja bien manifiesta la satisfacción que le produce la intervención
del adulto sobre su cuerpo. La relación entre el adulto y el niño
es excelente. La comunicación del niño se da por su sonrisa,
su mirada de agradecimiento y por la relajación generalizada en
la que se encuentra. Está en un estado como si escuchara toda una
información agradable y con la cual se recrea. Al dejarle solo
sus piernas y brazos se mueven con agitación y manifestación
de alegría.
Desde la posición de tendido
prono si le ponemos un objeto atrayente, fuera de su alcance, ligeramente
delante y a un lado, el niño manifiesta deseo de alcanzarlo; su
desplazamiento le permite llegar más lejos y descubrir nuevas cosas.
El movimiento es muy ingenioso. Sus piernas y brazos parecen actuar de
forma independiente. Las piernas se activan en movimientos alternos. Sus
pies y rodillas, puntos de apoyo, tratan de impulsar su cuerpo como si
quisiera reptar. Ello provoca un pequeño desplazamiento hacia el
lado ideado, o lo que es igual reptar girando y ponerse en posición
próxima al lugar deseado. Esto nos permite contemplar que se está
incorporando un nuevo movimiento, lo cual implica la incorporación
de conocimiento motriz y desarrollo de la inteligencia motriz.
Objetivos para tres-seis meses
En esta fase vamos a remarcar
tres bloques diferenciados para los objetivos de la motricidad:
a) Objetivos orientados a desarrollar
los órganos vestibulares (sentido del equilibrio),
b) Objetivos propios de la
coordinación dinámica general, y
c) Objetivos sobre acciones
manipulativas.
Actividades propias de los tres-seis
meses
Para conseguir estos objetivos,
proponemos activar al niño, además de lo que es habitual
y espontáneo, con las siguientes actividades:
Movimientos vestibulares. órganos
del equilibrio:
Hacerle paseos por diversos lugares
llevándole en buena posición de visibilidad y cambios de
postura. Presentarle las cosas que tenemos delante, hablarle de ellas.
Hacerle giros sobre el eje longitudinal,
en la superficie de la cama o en el suelo con protección de mantas
o similares para no hacerle daño.
Girar con él teniéndole
en brazos.
Nuestra posición: sentados
o de pie, tenemos al niño en brazos, en una posición horizontal,
le subimos y bajamos como si rodara por nuestro pecho.
Desde la posición anterior,
le balanceamos a izquierda y derecha.
Corremos con él llevándole
en brazos.
Le tomamos con nuestras manos por
el cuerpo, debajo de los sobacos, cara a cara con nosotros. Subirle y
bajarle por encima de nuestra cabeza en interrelación social y
juego de movimientos. A esta edad al niño le gusta desde la posición
arriba que le hagan giros y movimientos diversos.
Ponernos tumbados en el suelo o
en la cama, con el niño sobre nuestro pecho, cogido con nuestros
brazos, hacemos giros a izquierda y derecha a la vez que llevamos al niño
en los desplazamientos.
Ponerle en toboganes pequeños
para que se deslice
Coordinación dinámica
general
Hacerle movimientos asistidos (con
nuestras manos), sobre las extremidades del niño, de manera progresiva
a como lo hemos planteado en los primeros meses. (Sirve como preparación
para la actividad voluntaria)
Movimientos de brazos a la hora
del baño.
Provocación de movimientos
de pataleo a la hora del baño.
Ponerle en el suelo para que haga
reptación a la vez que nos ponemos junto a él en posición
similar de reptación y colaboremos en su juego.
Manipulación
Darle objetos para que los agarre
y suelte
Ponerle migas de pan para que las
coja.
Objetos pequeños que sean
inofensivos: trozos de fruta etc.
Coger cubos de unos cuatro centímetros
de lado, los mira, los suelta.
Cómo organizar las sesiones
de trabajo
Si estamos convencidos de lo importante
que resulta el trabajo motriz en el niño y su influencia en el
desarrollo humano, es conveniente organizar un trabajo que nos lleve a
tres sesiones diarias de diez minutos cada sesión.
Primera sesión: por
la mañana orientada fundamentalmente al control vestibular (posición
y movimientos de la cabeza y tronco). En ella realizamos los ejercicios
descritos en movimientos vestibulares y de equilibrio.
Segunda sesión: orientada
a mejorar la coordinación motriz, donde le ayudamos con movimientos
asistidos y le provocamos la reptación e incluso el gateo. Estas
actividades se pueden organizar en planos inclinados donde se facilita
la tarea motriz.
Tercera sesión: orientada
a la manipulación en la que ponemos objetos de coger, contactar
y soltar, a la vez que jugamos en interacción niño y adulto
con los objetos.
Las tres sesiones propuestas han
de estar enriquecidas permanentemente con acciones espontáneas
y habituales que realiza el niño. Todo su hacer es una continuidad,
que si está acompañada por el adulto facilita la actuación
del niño.
Valoración a realizar
en tres-seis meses
La valoración estará
fundamentada en la observación de su manifestación expresiva
y su control motriz. A los seis meses el niño podrá estar
sentado con el cuerpo erguido. En una pista inclinada puede realizar movimientos
de reptación, e incluso algunos niños reptan en suelo horizontal.
Su flexibilidad le debe permitir llevarse el pie a la boca. Deberá
tener movimientos de autonomía en cabeza, cuello, espalda que le
permitan controlar la posición de la cabeza para ser un observador
constante. Deberá coger y soltar las cosas con las manos en respuesta
a la ideación propia. Puede soltar un objeto voluntariamente para
coger otro. Puede sentarse solo.
c/ seis a nueve meses:
Este período se caracteriza
por la reptación y el inicio del gateo, la incorporación
progresiva a la posición bípeda, el agarre de los objetos,
su manejo, la suelta voluntaria de las cosas que manipula, (lo que le
lleva a diferenciar entre lo que antes tenía pegado, acto reflejo
prensil, que ahora lo tiene agarrado) y el inicio al lanzamiento, como
movimientos básicos más usuales. Por tanto, seguimos como
en el periodo anterior, con vivencias logradas gracias a la oportunidad
de vivir en el suelo. El niño que está en el parque difícilmente
repta o gatea.
Hemos analizado las primeras acciones
motrices para desplazarse por el suelo en forma de arrastre o reptación.
El niño que tiene opción de estar por el suelo, en libertad
de movimientos (sólo necesita limpieza, suavidad en la superficie
de contacto, temperatura adecuada y objetos de manejo sin riesgos) se
acciona con la frecuencia necesaria, la intensidad de ideación
propia para conseguir nuevos logros. La acción de reptación
permite fortalecer sus brazos y accionar también sus piernas. Gracias
a esta actitud, adquiere la condición de levantar la cabeza y el
pecho completamente y de mantenerlo en esa posición dirigiendo
su actividad de observación acción.
El fortalecimiento de la musculatura
de la nuca, cuello, espalda y extensores de los brazos alcanza un estado
tal que el tronco puede apoyarse sobre los brazos extendidos, pudiendo
mantener y mover la cabeza en forma erecta con gran ángulo de visión.
Su instinto primario le lleva a experimentar nuevas posibilidades. El
paso siguiente en el avance de la proyección es la colocación
de las rodillas debajo del vientre, es decir, la toma de posición
cuadrúpeda, a partir de la cual podrá desplazarse en movimientos
de gateo.
Objetivos para seis-nueve meses
Los objetivos de la motricidad
para esta fase los seguimos manteniendo en los tres bloques diferenciados:
objetivos orientados a desarrollar los órganos vestibulares (órganos
del equilibrio); objetivos propios de la coordinación dinámica
general; y objetivos sobre acciones manipulativas.
Actividades propias de los
seis-nueve meses
Movimientos de estimulación
vestibular. órganos del equilibrio:
Hacerle paseos por diversos lugares
llevándole en buena posición de visibilidad y cambios de
postura. Presentarle las cosas que tenemos delante, hablarle de ellas.
Hacer carreras llevándole
en brazos.
Hacer giros sobre sí mismo,
llevándole en brazos.
Hacerle giros sobre el eje longitudinal,
en la superficie de la cama o en el suelo con protección de mantas
o similares para no hacerle daño.
Estamos sentados o de pie, tenemos
al niño en brazos, en una posición horizontal, le subimos
y bajamos como si rodara por nuestro pecho.
Balanceos a izquierda y derecha,
como si le columpiáramos.
Tomarle por el cuerpo y lanzarle
al aire para recogerlo a la bajada. Es una actividad que todos los padres
la hemos realizado con nuestros hijos y hemos disfrutado conjuntamente.
Ponernos tumbados en el suelo o
en la cama, con el niño sobre nuestro pecho, cogido con nuestros
brazos, hacemos giros a izquierda y derecha a la vez que llevamos al niño
en los desplazamientos.
Ponerle en plano inclinado para
que repte o gatee.
Coordinación dinámica
general
Los movimientos asistidos tienen
menos efecto en esta edad, pero consideramos que mantienen el efecto positivo
de estimulación y unión afectiva. (Sirve como preparación
para la actividad voluntaria)
Movimientos de brazos a la hora
del baño.
Activación de movimientos
de pataleo y braceo a la hora del baño.
Ponerle en toboganes pequeños
para que se deslice .
Pasar de sentado a ponerse de rodillas
sentado en los talones.
Ponerle en el suelo para que haga
reptación y gateo a la vez que nos ponemos junto a él en
posición de gateo y colaboramos en su juego.
Manipulación
Comienza a utilizar la pinza digital.
Oposición de los dedos.
Ponerle uvas para que intente desgranar.
Ponerle migas de pan para que las
coja.
Pasar objetos pequeños de
un recipiente a otro.
Objetos pequeños que sean
inofensivos: trozos de fruta etc.
Coger dos cubos.
Pasar un cubo de una mano a la
otra.
Vaciar objetos de un recipiente
a otro.
Pasar páginas de un libro.
Aplaudir.
Estas propuestas de movimiento
deben valorarse por las variables enunciadas anteriormente: frecuencia,
intensidad y duración de la actividad que deseamos, permitimos,
observamos o provocamos.
Intensidad: desplazamiento
en metros o centímetros (si el niño tiene pocos meses).
Frecuencia: una, dos o
tres veces por día.
La duración de tres
a cinco minutos, en caso de propuesta. En caso de espontaneidad será
infinitamente superior.
Situación: valoración
de la superficie de desplazamiento: lisa, limpia, cálida, facilitadora
del movimiento al comienzo, aunque más tarde puede ser más
dificultosa.
Cómo organizar las sesiones
de trabajo
Al igual que tres-seis meses,
los bloques que podemos diferenciar se agrupan en acciones orientadas
al equilibrio, a la coordinación dinámica general y a la
manipulación. Organizar tres sesiones de trabajo diarias de diez
minutos cada una, nos lleva a mantener una línea de ayuda al bebé,
no sólo en esos momentos de la sesión, sino en toda lo que
representa la comprensión de la maduración neurológica.
La distribución del trabajo en las sesiones la haremos igual que
en la fase anterior.
Primera sesión: con
ejercicios para el desarrollo de sus sistema vestibular.
Segunda sesión: con
ejercicios de acción motriz con orientación hacia la reptación.
Tercera sesión: de manipulación
con objetos que no sea peligrosos de llevar a la boca; bien objetos grandes
de juguetes u objetos pequeños comestibles, como migas de pan,
fruta, galletas, etc.
Valoración a realizar
en seis-nueve meses
La valoración estará
fundamentada en la observación de su solicitud expresiva, su control
motriz y su acción motriz. A los nueve meses el niño podrá
estar de pie cogido de sus manos por un adulto, o con apoyo en otros objetos.
Puede reptar con cierta facilidad. Está en el momento donde puede
gatear; si no tiene impulso propio para el gateo se le puede provocar
a ello. Deberá coger las cosas con las manos y soltar-lanzar en
respuesta a la ideación propia. Deberá utilizar el pulgar
y el índice como una pinza para coger objetos a su alcance.
d/ Nueve a doce meses:
Las acciones más interesantes,
para el desarrollo del ser humano, son aquellas que de forma voluntaria,
e impulsado por el instinto primario de movimiento, realiza el niño
en los primeros años de vida. A pesar del valor indudable de la
acción espontánea, existe la acción provocada por
el adulto, que previa reflexión o sin ella, motiva al niño
a moverse, o le mueve en forma asistida. La influencia de la cultura social
nos hace sumergirnos en ciertos hábitos sociales con los que a
su vez influimos sobre los hábitos del niño.
Si en los primeros meses hemos
alimentado la necesidad y los hábitos de movimiento del bebé,
a esta edad tendrá una buena capacidad para gatear, controlar su
cabeza y su cuerpo en diferentes posiciones y trabajará con objetos
en manipulaciones y lanzamientos.
La unidad de intervención
para esta etapa ha de basarse en lo siguiente:
Primero, observar lo que es
habitual en la vida del niño, que a su vez está condicionado
por la vida familiar.
Segundo, considerar la situación
en la que ponemos al niño para darle oportunidad de movimientos
variados, frecuentes y con tiempo de intervención.
Tercero estimularle en movimientos
que le gustan y disfruta, y que a la vez ayudan al niño a un desarrollo
y madurez armónica.
Objetivos para nueve-doce meses
Los objetivos de la motricidad
para esta fase los mantenemos sobre los tres bloques diferenciados:
a) Objetivos orientados a desarrollar
los órganos vestibulares (sentido del equilibrio);
b) Objetivos propios de la
coordinación dinámica general; y
c) Objetivos sobre acciones
manipulativas.
Actividades para los nueve-doce
meses
Movimientos de estipulación
vestibular: órganos del equilibrio
Lo paseamos sentado en nuestros
hombros y agarrado de las manos.
Desde la posición anterior,
bailamos al son de una canción.
Cogido en brazos, hacemos giros
con él provocando un suave efecto centrífugo.
Levantamos al niño por encima
de la cabeza y hacemos como si lo lanzáramos suavemente hacia arriba.
Corremos con él llevándole
en brazos, en los hombros etc.
Corremos con él cuando lo
llevamos en la silleta por el paseo.
Rodarle con giros sobre el eje
longitudinal por una manta o colchoneta.
Facilitar las situaciones que favorezcan
los intentos de equilibrio en bipedestación. El niño para
los diez meses puede mantenerse en pie apoyado a sillas, muebles etc.
Es el proceso de adaptación natural para conseguir posteriormente
la marcha.
Coordinación dinámica
general
Ponerle en el suelo para que pueda
gatear, a la vez que nos ponemos junto a él en esa posición
y gateamos en colaboración e imitación.
Al llegar a los diez meses facilitarle
mobiliario de agarre para que pueda ponerse en pie y adoptar poco a poca
la posición de bipedestación.
Cogerle de las manos y mantenerlo
de pie. El hará movimientos como si fuera a realizar pequeños
saltos.
No privarle de nuevos movimientos,
aunque sean sencillos, ni pensar que el niño viene muy adelantado.
Jugaremos con él en el suelo
y gatearemos junto a él incitándole a la participación.
Cuando ya gatea, iremos por el pasillo a recoger juguetes que le interesan
y que le hemos colocado a cierta distancia.
Provocarle movimientos de pataleo
y chapoteo en el baño.
Son interesantes: la adaptación
al agua y los movimientos en la piscina.
Si un niño de 10 meses
no gatea, es conveniente estimularle para que lo haga. Una forma de estimular
al niño para que gatee puede ser ponerle a cierta distancia un
reloj que suena y que le atrae, un juguete que le interesa, animarle siempre
y estar con él en interacción afectiva.
El gateo fortalece las extremidades
superiores y toda la musculatura de la cintura escapular. Esto le ayudará,
como paragolpes, cuando comience a correr y caiga de frente. El niño
que no gatea a los dieciséis, dieciocho meses, cuando inicie la
carrera y se caiga (cosa muy habitual en esa edad), será más
propenso a golpearse la cara, ya que sus manos no están adiestradas
para ponerlas de protección.
Manipulación.
El niño cuando aprende
a coger y soltar, sin depender del reflejo de prensión palmar,
comienza a lanzar, que es un soltar divertido. Este movimiento irá
progresivamente perfeccionándose hasta la etapa de Educación
Primaria, en que se conseguirá un lanzamiento contralateral.
Ponerle a su alcance materia que
pueda manipular sin peligro de comerla o tragarla.
Darle al niño objetos a
la mano para que los coja, explore y suelte o lance.
Poner a su alcance objetos y recipientes
que pueda sacar y meter, buscar y cambiar de situación.
Ponerle juguetes que los pueda
soltar, manipular, activar de forma manual, darle diferentes funcionamientos.
él irá descubriendo las posibilidades de actuación.
Colocar objetos en recipientes.
Colocar objetos según formas
y tamaños.
Aplaude cuando está sentado
o de rodillas
Ayudarle a descubrir posibilidades
nuevas en el manejo de objetos.
Cómo organizar las
sesiones de trabajo
Al igual que seis-nueve meses,
los bloques que podemos diferenciar se agrupan en acciones orientadas
al equilibrio, a la coordinación dinámica general y a la
manipulación.
Primera sesión: con
ejercicios para el desarrollo de sus sistema vestibular, según
los propuestos en las actividades.
Segunda sesión: con
ejercicios de acción motriz con orientación hacia la reptación
y el gateo.
Tercera sesión: de manipulación
con objetos que no sea peligrosos de llevar a la boca; bien objetos grandes
de juguetes u objetos pequeños comestibles, como migas de pan,
fruta, galletas, etc.
Es necesario mantener siempre
un estado de ánimo alegre y optimista. Ser conscientes de que el
niño se lo pasa bien, le gusta, le divierte y manifiesta una expresión
de gozo. Si el niño no está contento o está distraído
es mejor no seguir con la sesión. Esperaremos a conseguir buena
disposición dentro de las variables de:
Intensidad: ritmo de trabajo
que lleva el niño.
Frecuencia: número de
sesiones día, o momentos que practica esa actividad.
Duración: tiempo por
sesión o tiempo por la suma de los momentos de práctica.
Valoración en los
nueve-doce meses
La valoración la realizamos
a través de nuestra observación sobre su ación motriz:
a los doce meses el niño debe reptar con facilidad, gatear con
soltura (si gatea, no reptará con frecuencia, pues su desplazamiento
es más operativo con el gateo y selecciona su acción eficaz),
puede mantenerse en pie con o sin ayuda, puede caminar apoyado a sillas
o muebles, puede caminar sin ayuda (no todos los niños caminan
a los doce meses), deberá disfrutar cuando jugamos a moverlo en
interacción, deberá disfrutar cuando le bajamos por pequeños
toboganes. Deberá coger y lanzar las cosas con las manos en respuesta
a la ideación propia.
e/ Doce-quince meses
La acción motriz característica
de este periodo es la marcha. Es cierto que el niño puede
iniciarla a los diez meses, e incluso antes, pero lo normal es que lo
haga en la proximidad a los doce meses. El desarrollo es progresivo en
la adquisición de la marcha. Este patrón motor se caracteriza
por una acción alternativa de las piernas actuando de forma sucesiva,
con contactos alternos de los pies en el suelo como únicas superficies
de apoyo.
¿Cómo pasa de no caminar
a caminar?. Algunas veces se oyen comentarios referidos a niños
que de la noche a la mañana caminan. Lo normal, y nuestro proceso
de observación así lo ha recogido, es que el niño
adquiera el atributo humano de la marcha de forma progresiva. En situaciones
abiertas el niño pasa momentos de equilibración estática,
se sirve de paredes, sillas, mesas, la mano de la madre o padre que le
llevan etc. Simultáneamente realiza posiciones de equilibrio sin
apoyo compensado. Estas posiciones las siente y las reflexiona, pone toda
su concentración en el hecho que ha realizado, pero todavía
necesita repetir estos ensayos para decidirse a dar los primeros pasos
en solitario. El momento está muy próximo, su madurez neurológica
y muscular ha alcanzado la capacidad de caminar y en un momento de tranquilidad
y decisión realiza un acto que los humanos tenemos como desarrollo
privilegiado. Esta adquisición de la locomoción vertical
bípeda es un hecho evolutivo de primer orden. Todavía no
tiene la seguridad de caminar solo, pero cada día practica en una
frecuencia suficiente para recordar lo anterior e idear mejores actuaciones
sobre la marcha. Lo alterna con el gateo, pero como pasa el tiempo y su
desarrollo va en progresión, el gateo da paso a la actuación
definitiva de la marcha hasta que los pasos se realizan con la seguridad
propia de un principiante. Ha conseguido entrelazar una sucesión
de movimientos que le permiten progresar en autonomía. Pasó
de la reptación al gateo, posteriormente a la posición de
equilibrio estático y luego a la equilibración dinámica
de marcha. Es cierto que hay niños que no reptan o no gatean, pero
la norma es que los pasos progresivos se vayan dando, y la integración
se dé por niveles de desarrollo neurológico.
La velocidad a la que el niño
desarrolla su capacidad para caminar depende, en gran medida de su grado
de maduración. En un momento de la marcha el contacto con el suelo
está reducido a un pie y alternativamente al otro. Este control
de su cuerpo en equilibrio dinámico no lo puede realizar solamente
cuando ha desarrollado suficiente fuerza muscular, reflejos antigravitatorios
adecuados y mecanismos de equilibrio mínimamente eficaces. El momento
de caminar le llega cuando el sistema neuro-muscular es capaz de controlar
y coordinar su actividad motriz.
La acción de los brazos
evoluciona con la práctica y el desarrollo del patrón motor
de la marcha. En los primeros pasos los brazos están flexionados
por los codos, las manos en posición adelantada y la atención
puesta en el acto que realizan. Según progresa en seguridad, los
brazos quedan extendidos a lo largo del cuerpo y será después
de los dos años cuando interactúan de forma contralateral
en relación al movimiento de las piernas. A los quince meses los
brazos están menos tensos en la acción propia de la marcha
y quedan situados en los laterales del cuerpo sin una intervención
directa, ni en la prevención ni en el impulso.
El movimiento de esa edad está
caracterizado por la sensorio-motricidad. Cuando inicia los primeros pasos
de la marcha los programa, realiza y percibe con gran sensibilidad.
Objetivos para doce-quince meses
Los objetivos de la motricidad
para esta etapa los describimos sobre cuatro bloques algo diferenciados:
objetivos orientados a desarrollar los órganos vestibulares (sentido
del equilibrio); la relajación; objetivos propios de la coordinación
dinámica general; y objetivos sobre acciones manipulativas.
Actividades propias para conseguir
estos objetivos
Movimientos de estimulación
vestibular: órganos del equilibrio
Mantenemos los ejercicios de la
descripción anterior.
El ritmo aumenta al realizarlos.
Le cogemos de los brazos, por encima
del codo, y le damos giros como una noria.
Deslizamientos en toboganes
Desplazamientos en ruedas giratorias.
Balanceos en columpios y balancines.
La relajación
Es muy característica de
esta edad. En los primeros meses también pasa por momentos de relajación
y placer. El niño cuando duerme de forma placentera se encuentra
muy relajado. En esta edad realiza buena cantidad de movimiento y ello
le lleva a entregarse de forma relajada en el sueño. Al niño
le place y le relaja el que pasemos la yema de nuestros dedos por su espalda,
brazos y piernas. Son sensaciones táctiles y cinestésicas
de gran importancia en el desarrollo de las capacidades del niño.
La coordinación dinámica
general
La marcha es el movimiento por
excelencia de este periodo. Durante estos meses afianza el movimiento
necesario para caminar, lo cual significa que es capaz de mantenerse de
forma alterna con un pie y luego con el otro a la vez que su cuerpo es
impulsado hacia delante, cada día con más seguridad.
Acompañarle de la mano ayuda
para que pueda incrementar su actividad en duración, ya que le
permite caminar más tiempo. No obstante, el movimiento que enriquece
más su patrimonio motriz es el que realiza por sí mismo
y con su ideación propia.
El niño podrá caminar
descalzo o con calcetines.
Hacer giros sobre el eje longitudinal
sobre la cama, sobre el suelo.
Sentarse y levantarse sobre el
suelo o sobre sillas muy bajas.
Subir escaleras gateando. Es un
movimiento que desarrolla la fuerza de las extremidades inferiores y superiores
y que cuando el niño lo practica hay que dejarle con vigilancia
cercana para que no sufra caídas.
Trepar por espalderas hasta el
primer o segundo peldaño. Igual que la actividad anterior, permite
incrementar y enriquecer el patrimonio motriz. Si el niño tiene
la oportunidad de trepar, trepará, aunque ello requiere la vigilancia
para que no se caiga y se dañe.
Tomar una pelota en las manos y
lanzarla o hacerla rodar.
Los programas de natación
son de gran interés para niños pequeños. La base
de la adaptación está en el ritmo de la respiración.
Para ello se le mete al niño dos segundos (2") dentro del agua
y(2") fuera. Esta secuencia se realiza con la frecuencia necesaria para
una adaptación al medio acuático, que se consigue con facilidad.
Como todas las actividades debe llevar un componente lúdico, de
placer, cuando menos en su globalidad.
Manipulación
Ponerle objetos que pueda investigar,
quitar y poner, cambiar de lugar, cambiar de forma, ajustar a otra forma,
crear nuevas figuras y formas por su actuación.
Mantenemos las actividades de los
meses anteriores.
Poner tornillos de madera: enroscar
y desenroscar.
Ponerle cubos para que realice
torres. Nosotros construimos y él construye.
Cómo organizar las sesiones
de trabajo
Creemos conveniente aplicar las
tres sesiones diarias que proponemos en las etapas anteriores, con una
duración de quince minutos (15’) cada sesión.
Primera sesión: ejercicios
para el desarrollo de su sistema vestibular.
Cogerle en brazos y girar con él
a izquierda y derecha.
Cogerle por su tórax y ponerle
encima de nuestra cabeza. Lanzarlo hacia arriba y cogerle al bajar (todos
los padres hacen este ejercicio alguna vez y los niños siempre
piden más).
Hacerle giros sobre el eje longitudinal,
como una croqueta. En un suelo que sea blando, cálido y limpio.
Hacerle volteretas, con ayuda,
sobre el eje transversal.
Le cogemos con nuestras manos de
sus brazos, por encima de los codos. Girarle como una noria.
Correr con él llevándole
a hombros
Ponerlo encima de una manta o tela
fuerte. Desplazarlo por el suelo en carrera y con giros, procurando que
la fuerza centrífuga no le saque de la manta.
Segunda sesión: Ejercicios
para el desarrollo de la coordinación motriz.
Reptar por debajo de sillas, por
debajo de vallas etc.
Gatear por el pasillo de la casa
o por suelos limpios. Es importante practicar con él.
Caminar por la sala, pasillo, jardín,
paseos, etc.
Caminar por pequeños desniveles
cogido de la mano.
Trepar por una espaldera.
Sería interesante hacer
natación si el niño no tiene dificultad para el desenvolvimiento
en el agua.
Tercera sesión: Ejercicios
para la mejora de la motricidad fina.
Manipulación, pinza digital.
Cuando el niño está despierto y tiene oportunidad de coger
cosas, las atrapa, manipula, examina y percibe las características
del objeto que agarra. Pero en su proximidad puede disponer de materiales
que los adultos podemos ofertarle. Facilitarle diferentes materias enriquece
su percepción, su manipulación y su riqueza de movilidad
manual
.
En este periodo hemos citado el
tema de la relajación. En realidad lo que se trata es que perciba
sensaciones nuevas, tanto cinestésicas como táctiles. Por
esta razón creemos conveniente, en momentos de tranquilidad, facilitarle
acciones que ayuden a estas percepciones que, a su vez, le ayudan a relajarse.
Valoración en los doce-quince
meses
La valoración de un niño
a esta edad pasa por su manifestación en la capacidad de caminar.
El niño de quince meses debe tener seguridad en su desplazamiento
lineal de la marcha. Podrá subir escaleras en gateo. Se agachará
y levantará a la posición de pie aunque sea con lentitud.
Podrá subir a una silla y sentarse en ella. Es de valoración
positiva el hecho de que siga su proceso de gateo el algunos momentos,
al igual que será positivo que gateen aquellos niños que
no caminen o tengan alguna dificultad para ello. Podrá subir al
primer peldaño de una espaldera. La acción manipulativa
le llevará a investigar las cosas que tiene a su alcance y será
un niño que investiga en su tarea diaria de coger, retener, sentir,
y soltar o lanzar.
La realización de estas
acciones de forma fácil nos indican que su proceso es natural.
Pero si practicamos las actividades propuestas en buena frecuencia, adecuada
intensidad y duración precisa, el niño se verá favorecido
y superará la valoración normal.
f/ Quince-dieciocho meses
Superado el inicio de la marcha,
su reto se centra en dominar y tomar seguridad en ese movimiento. Su instinto
activo le lleva a progresar en nuevas tareas, alcanzar nuevos logros.
Uno de los retos que se plantea es el de superar algunas barreras arquitectónicas,
por eso le gusta subir escaleras. La barrera arquitectónica para
él puede ser sencilla o muy dificultosa. la dificultad está
basada en la altura del peldaño que a su vez puede aliviarse si
tiene posibilidades de apoyo y ayuda con las manos. Es interesante observar
cómo el niño llega a las escaleras de su casa, de altura
muy considerable para él, toma posición, se apoya sobre
la pared, mira a su madre, percibe el consentimiento, se asegura de que
está protegido, piensa el movimiento que debe realizar, lo proyecta
y se decide: una, dos, tres, pero la situación es peligrosa y la
madre previene para que no falle y pueda caer escaleras abajo. Actúa
en libertad pero a su vez con prevención. Una prevención
maternal bastante lógica, ya que no es igual la primera y segunda
escalera que la cuarta y siguientes.
Pero en esa actuación de
subir la escalera tenemos una fase de alta reflexión. A su llegada,
establece contacto con la presencia del medio mediante sus receptores
sensoriales. Cuando la situación la considera favorable para intentar
el movimiento, se concentra, activa su conciencia voluntaria y actúa.
Consideramos esa percepción activa de gran interés para
el incremento de nuevos movimientos. Esto es lo que permite al niño
adquirir con tanta rapidez nuevos niveles de motricidad y una aplicación
directa de la inteligencia motriz.
Pero su comportamiento motriz
es muy amplio. A los quince meses tiene un repertorio de movimientos interesante.
Su curiosidad por las cosas le lleva a investigar sobre las posibilidades
que tienen sus juguetes. La manipulación sobre los objetos es muy
rica. El trato que les da a los juguetes es variado y a veces insospechado,
se trata de sacar el mayor partido informativo de los componentes que
constituyen aquella pieza. La rueda que gira, la forma de transportarlo,
por medio de la tracción, el empuje. Son mecanismos motrices que
experimenta con una frecuencia constante y que le llevan al desarrollo
natural y a la evolución del conocimiento sobre sí mismo
y las cosas.
Objetivos para quince-dieciocho
meses
Los objetivos de la motricidad
para esta etapa los describimos sobre los cuatro bloques diferenciados
en la etapa anterior:
a) Objetivos orientados a desarrollar
los órganos vestibulares (sentido del equilibrio);
b) La relajación;
c) Objetivos propios de la
coordinación motriz; y
d) Objetivos sobre acciones
manipulativas. Los objetivos orientados al compromiso fisiológico
están implícitos en toda actividad física, a pesar
de ello, no queremos describirlos como específicos de esta edad.
Estos objetivos van orientados
al desarrollo de la inteligencia motriz. Se centran en la adquisición
correcta de la marcha con dominio de los cambios de dirección,
el dominio para superar algunos obstáculos, reforzar el equilibrio,
etc.
Actividades propias de los
quince-dieciocho meses
Movimientos de estimulación
vestibular: órganos del equilibrio
Mantenemos los ejercicios de la
descripción anterior.
El ritmo aumenta al realizarlos.
Le cogemos de los brazos, por encima
del codo, y le damos giros como una noria.
Lo lanzamos al aire y lo recogemos
al bajar.
Deslizamientos en toboganes.
Desplazamientos en ruedas giratorias.
Balanceos en columpios y balancines.
Dos personas mayores cogemos las
esquinas de una manta, ponemos al niño en el centro de la misma
y lo balanceamos.
Le hacemos volteretas en la cama,
sobre el suelo.
La relajación
Como en la etapa anterior, la
relajación es muy característica de esta edad. El niño
cuando duerme de forma placentera se encuentra muy relajado. La cantidad
de movimiento le lleva a entregarse de forma relajada en el sueño.
El contacto de nuestras manos con su espalda le da tranquilidad y le relaja.
Son sensaciones táctiles y cinestésicas que no podemos olvidar
en el desarrollo de las capacidades del niño.
La coordinación dinámica
general
Ponerle en situaciones que le permitan
aumentar su actividad en duración. Incremento del tiempo de participación.
Ayudarle en terrenos de cuestas,
subidas y bajadas.
El niño podrá caminar
descalzo o con calcetines cuando se encuentra en casa o sobre superficies
apropiadas (arena, hierba, tarima).
Subir escaleras con peldaño
bajo agarrado de la mano.
Bajar escaleras gateando hacia
atrás.
Sentarse y levantarse sobre el
suelo o sobre sillas muy bajas.
Para la marcha, el suelo pasa de
llano a cuesta: hacia arriba, y hacia abajo; hierba y arena.
Subir escaleras gateando. Es posible
que prefiera subirlas caminando, pero también es conveniente que
siga prácticas de cuadrupedia.
Trepar por espalderas hasta el
tercero o cuarto peldaño. Igual que la actividad anterior, permite
incrementar y enriquecer el patrimonio motriz.
Coger balones y lanzarlos o rodarlos.
Dar patadas a un balón
Consideramos de gran interés
seguir algún programa de natación.
Manipulación
Ponerle objetos que pueda combinar,
crear sus figuras, investigar sus formas por su actuación y las
formas diferentes de jugar con la materia que tiene a su alcance.
Mantenemos las actividades de los
meses anteriores.
Ponerle cubos para que realice
torres. Nosotros construimos y él construye.
Practicar el juego de "cinco lobitos".
Desplazar bolitas sobre un raíl.
Cómo organizar las sesiones
de trabajo
Creemos conveniente aplicar las
tres sesiones diarias que proponemos en las etapas anteriores, con una
duración de quince minutos (15’) cada sesión.
Primera sesión: ejercicios
para el desarrollo de su sistema vestibular.
Cogerle en brazos y girar con él
a izquierda y derecha.
Cogerle por su tórax y ponerle
encima de nuestra cabeza. Lanzarlo hacia arriba y cogerle al bajar (todos
los padres hacen este ejercicio alguna vez y los niños siempre
piden más).
En un suelo que sea blando, cálido
y limpio. Hacerle volteretas.
Le cogemos con nuestras manos de
sus brazos, por encima de los codos y le giramos como una noria.
Corremos con él llevándole
a hombros
Ponerlo encima de una manta o tela
fuerte. Desplazarlo por el suelo en carrera y con giros, procurando que
la fuerza centrífuga no le saque de la mata.
Segunda sesión: Ejercicios
para el desarrollo de la coordinación motriz.
Reptar por debajo de módulos,
de vallas etc.
Gatear por el pasillo de la casa
o por suelos limpios. Es importante practicar con él.
Caminar por la sala, pasillo, jardín,
paseos, etc.
Caminar por pequeños desniveles
cogido de la mano.
Bajar pequeños desniveles
tratando de iniciar la carrera.
Trepar por una espaldera.
Jugar con balones y pelotas.
Sería interesante hacer
natación para que el niño adquiera mayor riqueza de motriz
y desenvolvimiento en el agua.
Tercera sesión: Ejercicios
para la mejora de la motricidad fina.
Manipulación, pinza digital.
Material diverso: papel para arrugar,
rasgar, doblar, etc. Pasta para amasar, partir, unir etc.
Cuando el niño tiene oportunidad
de coger cosas, las atrapa, manipula, examina y percibe las características
del objeto que agarra. Pero en su proximidad puede disponer de materiales
que los adultos podemos ofertarle. Facilitarle diferentes materias enriquece
su percepción, su manipulación y su riqueza de movilidad
manual.
Valoración en los quince-dieciocho
meses
La valoración de un niño
a esta edad pasa por su manifestación en la capacidad de caminar
y girar con cierta seguridad. Podrá subir escaleras en situaciones
sencillas, aunque suba el peldaño con la misma pierna y luego junte
la otra en el peldaño superado. Podrá bajar escaleras gateando
hacia atrás. Podrá trepar por espalderas con el cuidado
de un adulto. Consideramos de valoración positiva el hecho de que
siga su proceso de gateo el algunos momentos, al igual que será
positivo que gateen aquellos niños que no caminan o tengan alguna
dificultad para ello. La acción manipulativa le llevará
a investigar las cosas que tiene a su alcance y será un niño
que investiga en su tarea diaria de coger, retener, sentir, y soltar o
lanzar.
Si estamos comprometidos con el
desarrollo de la motricidad de nuestros hijos o alumnos, las pautas que
proponemos en este trabajo se nos quedarán en nivel inferior a
la evolución de los niños. La atención, acompañamiento,
propuesta de trabajo, posibilidades de imitación que le aportamos
a nuestros hijos les favorecen en su desarrollo motriz, su autoestima,
su capacidad de expresión, su afectividad y su socialización.
g/ Dieciocho-veintiún meses
El periodo doce-dieciocho ha servido
para afianzar la marcha y acciones afines que refuerzan su equilibrio
estático y dinámico. Con estas experiencias adquiere la
fuerza muscular necesaria para realizar nuevas tareas, así como
la capacidad fisiológica para incrementar el tiempo y el impulso
de actuación. Mejora la madurez neurológica para interpretar
la capacidad de respuesta y modificación de ella. En definitiva
progresión para actuar. Por eso, la marcha que antes era lineal
y sin cambios de dirección, se convierte en variada y más
rápida. La rapidez en los pasos de la marcha le lleva a dar pequeños
impulsos que se traducen, progresivamente en saltos sucesivos, lo que
determina un nuevo estilo de desplazamiento del ser humano. Estamos ante
lo que supone otro componente de la motricidad que llamamos la carrera.
Su mecánica básica
consiste en una sucesión de saltos coordinados hacia un fin de
desplazamiento, donde el peso del cuerpo se reparte sobre un pie, luego
sobre el otro, teniendo en medio una fase aérea producto del impulso
dado por el tándem de los segmentos corporales que intervienen
en el movimiento. Con ello observamos que la evolución se da en
cuanto al rendimiento fisiológico, neurológico y de autonomía
personal.
Para poder correr, el niño
debe tener fuerza suficiente para dar el impulso y desplazar su cuerpo
en la dirección prevista, con un ligero componente hacia arriba
y adelante. De la misma manera necesita la madurez neuro-muscular para
coordinar cada una de las partes del movimiento y mantener el equilibrio
dinámico que requiere el desplazamiento. Si analizamos esta acción
motriz del niño que corretea en sus primeros intentos, observamos
que aparece una cierta inestabilidad en su movimiento. Los brazos se abren
como mecanismo equilibrador, las manos están como preparadas para
afrontar una caída, y vive una cierta inseguridad generalizada,
producto de la inmadurez propia de la edad. Este componente motor que
aparece a la edad aproximada de los dieciocho meses, tiene una evolución
lenta que se afianza progresivamente hasta llegar a los cinco años
con un patrón de carrera bien definido.
Objetivos para dieciocho-veintiún
meses
Los objetivos de la motricidad
para esta etapa los mantenemos sobre los cuatro bloques diferenciados
en la etapa anterior:
a) Objetivos orientados a desarrollar
los órganos vestibulares (sentido del equilibrio);
b) La relajación;
c) Objetivos propios de la
coordinación motriz; y
d) Objetivos sobre acciones
manipulativas.
Estos objetivos van orientados
al desarrollo de la inteligencia motriz. Se centran el la adquisición
correcta de la marcha con dominio de los cambios de dirección,
el dominio para superar obstáculos, la marcha hacia atrás
y el comienzo de la carrera.
Actividades para dieciocho-veintiún
meses
Movimientos de estipulación
vestibular: órganos del equilibrio
Mantenemos los ejercicios de la
descripción anterior.
El ritmo aumenta al realizarlos.
Los giros sobre el eje longitudinal
los realiza por su propio impulso. Jugamos con él y participamos
en su tarea.
Bailamos llevándole en los
hombros.
Volteretas, con ayuda, en la cama
o colchoneta.
La relajación
Si hemos practicado en etapas
anteriores el contacto de nuestras manos sobre su espalda, brazos y piernas
el niño estará habituado a ello y lo solicitará.
Si no lo hemos practicado, también le gustará y en los momentos
de mayor tensión nerviosa o intranquilidad, es conveniente darle
sensaciones de relajación. El contacto de nuestras manos con su
espalda le da tranquilidad y le relaja.
Movimientos de coordinación
dinámica general
Es muy útil como juego y
como afianzamiento del movimiento contralateral realizar gateo.
Realizar marcha a delante.
Realizar marcha hacia atrás.
El caminar descalzo le permite
una mejor propiocepción plantar.
Comienza a correr. Ayudarle cogido
de la mano. También de forma libre.
Saltar a pies juntos: con ayuda,
cogido de las manos, de forma espontánea.
Bajar escaleras poniendo los dos
pies en el mismo peldaño.
Trepar, subir por espalderas. Darle
la oportunidad.
Jugar "al corro de la patata" con
niños mayores y con adultos.
Hacer braqueo con ayuda: en anillas
o escalera horizontal.
Subir escaleras con los dos pies
en el mismo peldaño.
Jugar con globos.
Chutar con balones y pelotas.
Lanzar con pelotas pequeñas.
Realizar torres con cubos.
Le cogemos de las manos y realizamos
saltos con dos pies juntos, a la vez que cantamos una canción.
Manipulación
También los movimientos
del periodo anterior.
Manipulamos materias moldeables,
que no conlleven peligro de ingerir.
Hacemos bolitas de papel.
Hacemos bolitas de pan.
Actividad de meter objetos en cajas
de tamaño reducido.
Es interesante además practicar
juegos como: "los cinco lobitos", o "tortitas tortitas que viene papá".
Poner pinturas y papel para que
garabatee.
Todos los movimientos del periodo
anterior los podemos adaptar a la continuidad del siguiente, siempre teniendo
en cuenta la dificultad y la capacidad de recepción del niño.
Cómo organizar las sesiones
de trabajo
Mantenemos las tres sesiones diarias
propuestas en la anterior. Si hemos trabajado los ejercicios para el sistema
vestibular, la primera sesión la realizamos sobre diez minutos,
la segunda, para la coordinación dinámica general, aumentamos
a veinte minutos y la tercera sesión, sobre manipulación,
la realizamos sobre quince minutos.
Primera sesión: Realizamos
los mismos ejercicios que en etapa anterior, aumentamos ligeramente la
intensidad tratando de aplicarle alguna dificultad que signifiquen motivación
hacia la tarea.
También podemos incluir
otros ejercicios como:
Darle volteretas sobre nuestras
rodillas, cogiéndole de las manos por debajo de sus piernas. Un
ejercicio muy habitual que puede tener diferente final y que siempre gusta
a padres e hijos.
Nos ponemos en posición
de cuadrupedia, el niño se monta encima nuestro y lo llevamos como
si fuera a borriquito, tratamos de girar, acelerar, frenar con el fin
de que ajuste su posición al movimiento que hacemos.
Le cargamos a corderito y corremos
con él a la espalda.
Son formas de juego motriz que
estimulan y favorecen la interacción social y psicomotriz.
Segunda sesión: Ejercicios
para el desarrollo de la coordinación dinámica general.
Se pueden realizar los mismos ejercicios que en la etapa de 12 a 18 meses.
En esta edad el niño ha desarrollado la marcha con firmeza y está
iniciando la carrera; puede hacer largos recorridos andando y pequeñas
carreras sobre suelos lisos. Además de los ejercicios descritos
en etapas anteriores podemos hacer:
Carreras sobre distancias de 20,
30, 40 y 50 metros.
Hacer saltos con dos pies juntos.
Saltar de una escalera hacia abajo.
Cogido de las manos, saltar de
una silla hacia abajo.
Andar en triciclo, aunque al principio
le ayudemos en el desplazamiento.
Hacer volteretas en la cama o en
colchoneta. Si hacemos en colchoneta, ponerla en plano inclinado.
Jugar con pelotas y balones.
Tercera sesión: Ejercicios
para la mejora de la motricidad fina (manipulación). El trabajo
se mantiene con la misma propuesta que en la etapa anterior. Los ejercicios
que practica son múltiples y difícilmente cuantificables,
pero sí creemos que pueden ser orientados, tanto en forma de ejecución
como en la ideación de lo que puede realizar.
En todos los ejercicios que proponemos
es necesario involucrarse con el niño y practicarlo con gran ilusión.
Es algo que nos gusta y que disfrutamos conjuntamente.
Valoración en los dieciocho-ventiún
meses
La carrera es el componente motriz
de más clara valoración de un niño en esta edad.
El patrón motor de la marcha lo tiene bien adquirido. Cuando sube
escaleras podrá hacerlo con pierna alterna. Consideramos de valoración
positiva el hecho de que siga su proceso de gateo el algunos momentos.
Estimamos positivo, en la valoración de la motricidad, y necesario,
para su desarrollo neurológico y fisiológico, que gateen
aquellos niños que no caminan o tengan alguna dificultad para ello.
Podrá lanzar un balón rodando por el suelo aplicándole
un pequeño impulso. La acción manipulativa está mediatizada
por la capacidad manual para lograr movimientos precisos: doblar un papel,
hacer torres de diez cubos y más, ensartar bolitas, etc.
h/ Veintiuno-veinticuatro meses
El niño tiene adquirida
gran autonomía de movimientos. Puede reptar, gatear, caminar, correr,
atrapar, lanzar, etc. Todo ello en combinación le permite tomar
decisiones muy complejas. Con ello está activando el campo fisiológico,
neurológico de percepción, de ideación, de asociación
y socialización. Todo un complejo que se enriquece con la acción
motriz.
Objetivos para veintiuno-veinticuatro
meses
Al igual que las etapas anteriores,
mantenemos los objetivos de la motricidad sobre los cuatro bloques establecidos:
a) Objetivos orientados a desarrollar
los órganos vestibulares (sentido del equilibrio);
b) La relajación;
c) Objetivos propios de la
coordinación motriz; y
d) Objetivos sobre acciones
manipulativas.
Siempre orientados al desarrollo
de la inteligencia motriz; centrados en la adquisición correcta
de la marcha con dominio de los cambios de dirección, el dominio
para superar obstáculos, la marcha hacia atrás, la carrera
y el comienzo de la carrera hacia atrás.
Actividades para los veintiuno-veinticuatro
meses
Movimientos de estimulación
vestibular: órganos del equilibrio
Mantenemos los ejercicios de la
descripción anterior.
El ritmo aumenta al realizarlos.
Caminar llevándole de la
manos y con los ojos cerrados.
Los giros sobre el eje longitudinal
los realiza por su propio impulso. Jugamos con él y participamos
en su tarea.
Bailamos llevándole en los
hombros.
Volteretas, con ayuda, en la cama
o colchoneta.
La relajación
Lo hagamos con ideación
o por rutina, siempre acariciamos a nuestros niños. Eso es maravilloso,
tanto para su percepción como para la socialización con
los que le rodean. Pero creemos que es de interés provocar estas
actuaciones para enriquecer estas funciones. Si hemos practicado en etapas
anteriores el contacto de nuestras manos sobre su espalda, brazos y piernas
el niño estará habituado a ello y lo solicitará.
Si no lo hemos practicado, también le gustará y en los momentos
de mayor tensión nerviosa o intranquilidad, es conveniente darle
sensaciones de relajación. El contacto de nuestras manos con su
espalda le da tranquilidad y le relaja.
Movimientos de coordinación
dinámica general
Practicar el gateo. Parece una
repetición que se da desde los ocho meses, pero es una actividad
de gran valor motriz.
Realizar marcha a delante con cambios
de pasos.
Realizar marcha hacia atrás.
El caminar descalzo le permite
una mejor propiocepción plantar.
Carreras en formas jugadas. También
de forma libre.
Saltar a pies juntos: con ayuda,
cogido de las manos, haciendo giros hacia la izquierda y derecha.
Bajar escaleras.
Trepar, subir por espalderas. Darle
la oportunidad.
Jugar "al corro de la patata" con
niños mayores y con adultos.
Hacer braqueo con ayuda: en anillas
o escalera horizontal.
Puede desnudarse ciertas ropas.
Subir escaleras.
Desplazamientos en lateral con
ayudas.
Jugar con globos.
Chutar con balones y pelotas.
Lanzar con pelotas pequeñas.
Realizar torres con cubos.
Hacer salticado a la vez que cantamos
una canción.
Jugar con globos para que pueda
golpearlos, cogerlos, seguir su trayectoria.
Manipulación
También los movimientos
del periodo anterior.
Utilizar cubiertos en las comidas.
Comer con la cuchara.
Manipular materias moldeables,
que no conlleven peligro de ingerir.
Hacer bolitas de papel.
Hacer bolitas de pan.
Actividad de meter objetos en cajas
de reducido tamaño.
Es interesante además practicar
juegos como: "los cinco lobitos", o "tortitas tortitas que viene papá".
Ponerle pinturas y papel para que
garabatee
Las actividades manuales son múltiples
y ricas. No creemos necesario seguir un listado de éstas, ya que
el profesorado de Educación Infantil es gran experto en esta tarea
y conoce con precisión este contenido.
Todos los movimientos del periodo
anterior los podemos adaptar a la continuidad del siguiente, siempre teniendo
en cuenta la dificultad y la capacidad de recepción del niño.
Cómo organizar las sesiones
de trabajo
En esta etapa mantenemos las tres
sesiones diarias propuestas en la anterior. Si hemos trabajado los ejercicios
para el sistema vestibular, la primera sesión la realizamos sobre
diez minutos, la segunda, para la coordinación dinámica
general, aumentamos a veinte minutos y la tercera sesión, sobre
manipulación, la realizamos sobre quince minutos.
Primera sesión: Realizamos
los mismos ejercicios que en etapa anterior, aumentamos ligeramente la
intensidad tratando de aplicarle alguna dificultad que signifiquen motivación
hacia la tarea. Podemos incluir mayor complejidad en la actividad. Los
ejercicios de esta etapa y la anterior son semejantes, diferenciados en
la seguridad y la precisión.
Segunda sesión: Ejercicios
para el desarrollo de la coordinación dinámica general.
Han de fundamentarse en la marcha que está bien estructurada y
la carrera que se afianza tanto en seguridad como en duración.
Carreras sobre distancias de 25,
50 y 100 metros. Es imprescindible correr con él, animarle y transmitirle
ilusión.
Hacer saltos con dos pies juntos.
Saltar de una escalera hacia abajo.
Cogido de las manos, saltar de
una silla hacia abajo.
Andar en triciclo o bicicleta de
cuatro ruedas.
Hacer volteretas en la cama o en
colchoneta. Si hacemos en colchoneta, ponerla en plano inclinado.
Hacer saltos en camas elásticas.
Jugar con pelotas y balones. Golpear,
lanzar, coger.
Jugar a golpear globos en el aire.
Tercera sesión: Ejercicios
para la mejora de la motricidad fina (manipulación). El trabajo
se mantiene con la misma propuesta que en la etapa anterior. Los ejercicios
que practica son múltiples y difícilmente cuantificables,
pero sí creemos que pueden ser orientados, tanto en forma de ejecución
como en la ideación de lo que puede realizar.
En todos los ejercicios que proponemos
es necesario involucrarse con el niño y practicarlo con gran ilusión.
Es algo que nos gusta y que disfrutamos conjuntamente.
Valoración en los veintiuno-veinticuatro
meses
La carrera la consideramos como
básica para valorar su desarrollo motriz. El niño con veinticuatro
meses corre y para con cierta precisión. Tiene dificultad en los
cambios de dirección. Puede correr y parar con seguridad. De los
dieciocho que comenzó a corretear ha progresado en seguridad. Puede
subir y bajar escaleras apoyado a la pared. Puede caminar en triciclo
por suelo plano. Puede saltar con dos pies juntos. Un valor positivo estaría
en la capacidad de mantenerse suspendido de una barra durante diez-veinte
segundos. Esto nos demostraría una capacidad manual bien desarrollada
y con una disposición neuro-muscular capaz para comenzar a braquear.
No es muy frecuente suspender a los niños de esa edad por anillas
o escaleras horizontales, pero los niños entrenados para esa función
desarrollan su capacidad manual en un grado más alto. Deberá
disfrutar con la práctica motriz.
2.- Periodo de dos a seis años.
Imagen y percepción
corporal. La imagen y percepción corporal están relacionadas
con el proceso propioceptivo, la sensorio-motricidad, el conocimiento
y control progresivo de su cuerpo y funciones. En definitiva, y considerado
desde el movimiento perceptivo, estaría en relación con
el funcionamiento del sentido cinestésico. En edades superiores,
la imagen corporal puede quedar influenciada por los efectos de aceptación
e integración social.
Una parte importante que el niño
percibe en la acción motriz son sus manos. Desde ellas, desarrolla
un proceso de conocimiento y control perceptual. Las manos permiten desarrollar
la inteligencia, y la inteligencia a la vez permite desarrollar la función
de las manos. Es la zona de nuestro cuerpo que dispone de mejor terminaciones
táctiles y a su vez de unidades perceptivas cinestésicas.
Las manos constituyen un instrumento básico para el contacto consigo
mismo, con las cosas, para explorar, modificar y crear; en sí mismas
contienen un importante universo de sensaciones.
Pero de la misma manera que por
la acción de las manos, motricidad manual, el niño percibe
esa parte de su cuerpo, por la motricidad global percibe y controla otras
partes y funciones. Por tanto, la pregunta que debemos responder es ¿cómo
el niño desarrolla su imagen y percepción corporal? La respuesta
estará centrada sobre la estimulación que la actividad física
produce sobre sus receptores cinestésicos: desde la relajación,
hasta la tensión, desde la actitud postural hasta la acción
de movimiento. Esta estimulación de los receptores cinestésicos
debe llegar al área perceptivo motriz del cerebro y transmitir
las percepciones al área de asociación. Cuando esta función
se activa por el movimiento, estamos desarrollando el esquema corporal,
la lateralidad, la relajación y control postural, el equilibrio,
la percepción del espacio interno, fundamental para el dominio
del espacio externo. En definitiva es la imagen y percepción corporal
la que se elabora a partir de las sensaciones motrices. No podemos ignorar
el funcionamiento fisiológico aunque estemos en edades infantiles.
Por ello siempre tenemos en cuenta ese compromiso de esfuerzo natural
que debe imperar en toda actividad motriz.
a/ Dos a tres años: correspondiente
al tercer curso del primer ciclo de Educación Infantil.
En todo momento consideramos a
la persona que se mueve implicada en los tres componentes fundamentales
de la motricidad: en el compromiso fisiológico, en el propioceptivo
y en el de la motricidad ideada, manifestada gracias a los movimientos
de la coordinación dinámica general. El compromiso fisiológico
que conllevan las actividades físicas realizadas por el niño,
no es frecuente tenerlo en consideración. La propioceptividad y
de control de la coordinación se atiende más, siguiendo
la línea de la psicomotricidad. Creemos incompleto y, por tanto,
impreciso el estudio de una parte. En las actividades que proponemos y
en aquellas que el niño es capaz de practicar, buscamos la integridad
biológica de la actuación motriz. El ser humano es una unidad
biológica y en el movimiento se manifiesta con mayor dimensión
esta realidad.
El estudio de dos a tres años
lo realizaremos como si el alumno estuviera escolarizado en la Escuela
Infantil. Somos conscientes del desfase que se produce entre los niños
que pueden tener treinta meses y los de veinticuatro. Es una realidad
de aula, pero creemos superable a través de la metodología
individualizada.
Nuestra organización la
realizamos por trimestres académicos: de septiembre a diciembre,
enero a marzo y abril a junio. La descripción la reflejamos sobre
la estructura de: los objetivos, las actividades, la organización
de las sesiones y la valoración de la motricidad.
Objetivos para el primer trimestre
En las etapas anteriores hacíamos
una descripción como si estuviéramos trabajando con un niño.
Una situación más individualizada, válida para los
padres y para los docentes de Escuelas Infantiles. En esta etapa partimos
de la organización escolar, donde hay varios niños en una
misma aula. Por esta razón es probable que en algún momento
haya pequeños desajustes que deberá adaptar el docente.
Objetivos propios del equilibrio.
Que el niño sea capaz de:
- Mantenerse un instante con apoyo
de una pierna. Pierna libre.
- Caminar hacia atrás en terreno
liso.
- Caminar hacia delante sobre un banco
llevado de la mano por el profesor.
- Deslizarse sobre un tobogán.
- Caminar sobre una colchoneta braceando
como los soldados.
Objetivos referidos al conocimiento
corporal y esquema corporal.
- Llegar al conocimiento de diferentes
partes de su cuerpo.
- Cantar canciones que citen las partes
del cuerpo y señalar con su mano al son de la canción.
- Buscar movimientos que sean ideados
por los niños y realizados de forma sentida y percibida.
Objetivos de la coordinación
dinámica general:
- Gatear con soltura y en patrón
cruzado.
- Afianzar la marcha.
- Saltar con dos pies sobre el sitio.
- Andar en triciclo.
- Correr sin detenerse durante treinta
segundos.
- Lanzar un balón a un adulto
que está frente a él.
- Chutar un balón con el pie.
- Con las manos en forma de cesto,
recibir un balón que le pasa un adulto a un metro de distancia.
Los objetivos sobre acciones manipulativas
persiguen el dominio manual y la precisión del movimiento de la
pinza digital. Así podemos describir:
- Ensartar bolitas sobre pita gruesa.
- Construir torres de ocho cubos sin
que se caigan.
- Pasar páginas una por una.
- Doblar un papel por la mitad.
- Destornillar y atornillar.
- Hacer bolas o figuras sencillas
con arcilla.
- Armar y desarmar piezas de los juguetes.
- Tomar el lápiz entre el pulgar
y el índice apoyado en el dedo medio.
- Garabatear.
- Pintar.
Estos objetivos propios de la
motricidad fina vamos a considerarlos, a partir de aquí, como pertenecientes
a otra obra que puede ser de gran interés. Ya hemos comentado en
otros apartados cómo el profesorado especialista en Educación
Infantil tiene grandes conocimientos y podemos considerar como muy expertos
en estos trabajos. Por esta razón omitiremos, a partir de aquí,
la descripción de los objetivos de la motricidad fina.
En el campo del desarrollo motriz,
a esta edad, siempre buscamos el desarrollo de la inteligencia motriz.
Para ello nos centrados en la adquisición correcta de la marcha
con dominio de los cambios de dirección, el dominio para superar
obstáculos, la marcha hacia atrás, la carrera y el comienzo
de la carrera hacia atrás, gracias a la percepción del movimiento
ideado y sentido. Todo ello dentro de las variables de movimiento más
diversas que el niño puede realizar.
Actividades procedentes para
conseguir estos objetivos.
Movimientos de estimulación
vestibular: órganos del equilibrio.
Las actividades sugeridas en periodos
anteriores.
Caminaremos con los ojos cerrados
llevándole de la mano.
Caminamos y giramos.
Girarse como los molinos, sobre
el eje longitudinal.
Se mantiene sobre un pie en equilibrio
durante breve instante.
Balanceos sobre columpios o similares.
Caminar por parejas, sobre líneas,
dándose la mano.
Caminar por parejas, sobre cuerdas,
dándose la mano.
Esquema corporal. Lateralidad
En esta edad ya realiza acciones
unilaterales.
La propiocepción está
activa y abierta a la información de su cuerpo: en su ser, estar
y la variación que se da en los movimientos que realiza.
Puede seguir el juego de: "al corro
chirimbolo" marcando y señalando él, "un pie, otro pie,
una mano, otra mano, un codo, otro codo, la nariz y el gorro".
Es importante conseguir la estimulación
adecuada y suficiente para que los dos hemisferios vayan trabajando en
armonía.
Movimientos de coordinación
dinámica general
Practicar los movimientos de reptación
gateo y marcha en todas las posibilidades que el niño y nosotros
podamos organizar y realizar.
Caminar con marcha firme, marcha
hacia atrás, con cambios de dirección etc.
Caminar de puntillas.
Carrera de forma continuada. El
niño puede tener cierta continuidad en su carrera. Todos son diferentes,
por tanto ninguno es igual, pero si jugamos con ellos podemos conseguir
que puedan correr durante un minuto, dos veces cuarenta segundos, en función
de las aptitudes y actitudes que vayan desarrollando.
Carrera de forma variada, para
adquirir nuevas formas de dominio y ejecución.
Saltos desde una escalera hacia
abajo. También desde dos escaleras si puede.
Saltos hacia abajo desde un banco,
una silla, etc.
Saltos a pies juntos.
Saltar sobre la cama. Saltar sobre
camas elásticas.
Al principio del periodo andar
en triciclo. Al final del periodo andar con bicicleta de cuatro ruedas
(dos ruedas laterales de apoyo).
Cogidos de la mano, realizar salticado,
al compás de una canción, cuando vamos de paseo, al colegio,
en el pasillo de casa, etc.
Realizar juegos de corros con mayores.
Realizar lanzamientos con pelotas
de tenis, o similares. Los pies los pone a la misma altura, en sentido
de atrás-delante. Es un proceso que evolucionará de los
dos a los seis años hasta conseguir un lanzamiento contralateral.
Manejar globos con golpeos, recepciones,
etc.
Patear con pelotas sencillas, balones
pequeños.
Juegos con intentos de pasar y
recoger pelotas ligeras.
Hay una mano que predomina en las
acciones.
Manipulación
También los movimientos
del periodo anterior.
Utiliza cubiertos en las comidas.
Ya puede comer con cierta seguridad.
Practicar el juego de "los cinco
lobitos".
Manipular materias moldeables.
Crear construcciones con material
que tenga plasticidad.
Garabatear con pinturas de bloque.
Quitar y poner una tapa de rosca.
Abotonar y desabotonar.
Subir y bajar cremalleras grandes.
Ensartar bolas.
Organización de las sesiones
de trabajo
El niño de dos a tres años
que ha tenido oportunidad y estimulación hacia el movimiento, ha
adquirido buena riqueza motriz. Si hemos seguido las sesiones, u orientaciones
similares, en las etapas anteriores, tendremos un niño que repta,
gatea, camina, corre, sube escaleras, salta, camina hacia atrás,
tiene buen equilibrio y hace movimientos complejos en saltos, trepa y
todo ello con seguridad y firmeza. Esto nos permite organizar nuestro
trabajo de la siguiente manera:
Consideración básica:
todos los días una primera sesión de trabajo en el aula
de psicomotricidad o gimnasio. También atención especial
a la hora del patio para desarrollar una segunda sesión.
Primera sesión: treinta
minutos (30’) orientada a ejercicios de equilibrio, reptación,
gateo, saltos, trepa, braqueo, giros y juegos de corros. También
creemos de interés en esta sesión trabajar el juego libre.
Es importante aportar el material
necesario para hacer cambiantes las situaciones. El exceso de material
no creemos que beneficia a la acción motriz del niño; por
eso creemos que una buena organización entre el material y la acción
que perseguimos va a permitir un mejor aprovechamiento de la tarea propuesta
o buscada.
Segunda sesión: Entre
cinco y diez minutos orientada a reforzar el patrón motor de la
marcha y la carrera.
Esta sesión requiere espacios
amplios como patios de colegios, parques, paseos, etc. La duración
y la intensidad deberán graduarse según la capacidad del
niño. Para los centros docentes podría encuadrarse dentro
del tiempo dedicado al recreo, o a la hora del paseo para los padres.
Valoración de la motricidad
en el primer trimestre de dos a tres años.
La valoración irá
acorde con los objetivos. Planteamos los objetivos por trimestres, la
valoración también. La evolución es lenta, pero si
percibimos la progresión en los objetivos también la comprenderemos
en la valoración de los resultados conseguidos por los alumnos,
por ello proponemos una valoración "excelente", "adecuado" y "no
conseguido" para las siguientes tareas motrices:
- Mantenerse un instante (dos segundos)
con apoyo de una pierna.
- Caminar hacia atrás (seis
metros)
- Caminar sobre un banco llevado de
la mano por el profesor (naturalidad)
- Gatear con soltura y en patrón
cruzado.
- Saltar con dos pies sobre el sitio,
(tres veces seguidas, una, dos, tres)
- Correr sin detenerse durante treinta
segundos.
- Chutar un balón con el pie.
- Girar, tendido en el suelo, sobre
el eje longitudinal, haciendo la croqueta.
- Cada Centro podrá poner sus
pruebas de valoración que considere oportunas: si anda en triciclo,
si braquea, si practica la natación, si consigue precisos movimientos
manuales, etc.
Objetivos para el segundo cuatrimestre
Objetivos propios del equilibrio.
Que el niño sea capaz de:
- Mantenerse un instante con apoyo
de una pierna. La dominante.
- Caminar hacia atrás por un
banco cogido de la mano.
- Caminar hacia delante sobre un banco
sueco.
- Gatear sobre un banco sueco.
- Girarse como una peonza (hacer molinos).
- Caminar sobre una colchoneta como
los soldados y enlazar con otra que está a un metro de distancia.
Objetivos referidos al conocimiento
corporal y esquema corporal:
- Llegar al conocimiento de diferentes
partes de su cuerpo.
- Cantar canciones que citen las partes
del cuerpo y señalar con su mano al son de la canción.
- Buscar movimientos que sean ideados
por los niños y realizados de forma sentida y percibida.
Objetivos de la coordinación
dinámica general:
- Gatear con soltura y en patrón
cruzado.
- Afianzar la marcha.
- Saltar con dos pies de baldosa a
baldosa, de cuadro a cuadro.
- Andar en bicicleta de cuatro ruedas.
- Correr sin detenerse durante cuarenta
y cinco segundos.
- Lanzar un balón a un adulto
que está frente a él.
- Chutar un balón con el pie
cuando bota en el suelo.
- Con las manos en forma de cesto,
recibir un balón que le pasa un adulto a metro y medio de distancia.
Actividades que nos llevan a
conseguir estos objetivos.
Movimientos de estimulación
vestibular: órganos del equilibrio
Las actividades sugeridas en periodos
anteriores.
Caminar con los ojos cerrados llevándole
de la mano.
Caminar y girar.
Girarse sobre el eje longitudinal,
desde tumbado y levantado.
Se mantiene sobre un pie en equilibrio
durante breve instante.
Saltar desde un banco sueco y quedarse
en equilibrio.
Esquema corporal. Lateralidad
En esta edad ya realiza acciones
unilaterales.
La propiocepción está
activa y abierta a la información de su cuerpo: en su ser, estar
y la variación que se da en los movimientos que realiza.
Practicar juegos sencillos que
hagan alusión a partes del cuerpo o movimientos sencillos.
Al chutar una pelota hacerles sentir
con cuál le golpean.
Movimientos de coordinación
dinámica general
Practicamos los movimientos de
reptación gateo y marcha en todas las posibilidades que el niño
y nosotros podamos organizar y realizar.
Caminamos con marcha firme, marcha
hacia atrás, con cambios de dirección etc.
Caminamos de puntillas.
Carrera de forma continuada. El
niño puede tener cierta continuidad en su carrera. Todos son diferentes,
por tanto ninguno es igual, pero si jugamos con ellos podemos conseguir
que puedan correr durante un periodo prolongado o dos periodos con continuidad
de unos segundos, en función de las aptitudes y actitudes que vayan
desarrollando.
Carrera de forma variada, para
adquirir nuevas formas de dominio y ejecución.
Saltos desde una escalera hacia
abajo. También desde dos escaleras si puede.
Saltos hacia abajo desde un banco,
una silla, etc.
Saltos a pies juntos.
Dar saltos sobre la cama. Saltar
sobre camas elásticas.
Ayudamos a marchar con bicicleta
de cuatro ruedas (dos ruedas laterales de apoyo).
Cogidos de la mano, realizar salticado,
al compás de una canción, cuando vamos de paseo, al colegio,
en el pasillo de casa, etc.
Realizar juegos de corros con mayores.
Realizar lanzamientos con pelotas
de tenis, o similares.
Manejar globos con golpeos, recepciones,
etc.
Patear con pelotas sencillas, balones
pequeños.
Juegos con intentos de pasar y
recoger pelotas ligeras.
Organización de las sesiones
Mantenemos el mismo criterio que
en el primer trimestre. Tratamos de conjugar la sesión de la sala
y la sesión del patio. Creemos importante estas dos formas, aunque
dependiendo de la organización del Centro y sus medios de instalación
podría acomodase el trabajo a realizar.
Valoración de la motricidad
en el segundo trimestre
Dentro de la lenta evolución
podemos percibir algunos progresos que el niño realiza en su motricidad.
Lo más destacado del primer trimestre al segundo es la seguridad
con que realiza los movimientos y el ritmo más vivo que aplica
al realizarlos. Por ello mantenemos la valoración de "excelente",
"adecuado" y "no conseguido" para las siguientes tareas motrices:
- Mantenerse un instante (tres segundos)
con apoyo de un pie.
- Caminar hacia atrás (ocho
metros)
- Caminar sobre un banco llevado de
la mano por el profesor (naturalidad).
- Gatear con soltura y en patrón
cruzado.
- Saltar con dos pies sobre el sitio,
(tres veces seguidas, una, dos, tres)
- Correr sin detenerse durante cuarenta
y cinco segundos.
- Chutar un balón con un pie
y con el otro.
- Girar, tendido en el suelo, sobre
el eje longitudinal, haciendo la croqueta.
- Cada Centro podrá poner sus
pruebas de valoración que considere oportunas: si anda en triciclo,
si braquea, si practica la natación, si consigue precisos movimientos
manuales, etc.
Objetivos para el tercer trimestre
Estos objetivos serán los
que marquen las metas del curso en lo referente a la motricidad. Igualmente
han de corresponderse y complementarse con los objetivos generales del
curso y ciclo.
Objetivos propios del equilibrio:
- Mantenerse un instante con apoyo
de una pierna. La dominante.
- Caminar hacia atrás por un
banco cogido de la mano.
- Caminar hacia delante sobre un banco
sueco.
- Gatear sobre un banco sueco.
- Girarse como una peonza (hacer molinos)
- Caminar sobre una colchoneta como
los soldados, enlazar con otra que está a un metro de distancia
y enlazar con una tercera a un metro de distancia.
- Caminar, girar a izquierda o derecha
(libre) y seguir caminando sin caerse.
Objetivos referidos al conocimiento
corporal y esquema corporal
- Conocer y distinguir veinte partes
del cuerpo (cara, ojos, boca, nariz, orejas, cabeza, cuello, hombros,
brazos, codos, manos, dedos de las manos, espalda, culete, pecho, tripa,
piernas, rodillas, pies, dedos de los pies.
- Distinguir, percibir e idear movimientos
diversos de un brazo y otro, una pierna y otra.
Objetivos de la coordinación
dinámica general
- Reptar con movimientos alternos.
- Gatear con soltura y en patrón
cruzado.
- Afianzar la carrera.
- Saltar con dos pies de baldosa a
baldosa, de cuadro a cuadro.
- Andar en bicicleta de cuatro ruedas.
- Correr sin detenerse durante un
tiempo prolongado.
- Lanzar un balón a un adulto
que está frente a él.
- Chutar un balón con el pie
cuando bota en el suelo.
- Con los brazos en forma de cesto,
recibir un balón que le pasa un adulto a dos metros de distancia.
- Pasar el balón a un adulto
que está a dos metros de distancia.
Actividades que nos llevan a
conseguir estos objetivos
Movimientos de estimulación
vestibular: órganos del equilibrio
Las actividades sugeridas en periodos
anteriores.
Caminar con los ojos cerrados llevándole
de la mano.
Caminar y girar.
Girarse como los molinos, sobre
el eje longitudinal.
Se mantiene sobre un pie en equilibrio
durante breve instante.
Balanceos sobre columpios o similares.
Esquema corporal. Lateralidad
En esta edad ya realiza acciones
unilaterales.
La propiocepción está
activa y abierta a la información de su cuerpo: en su ser, estar
y la variación que se da en los movimientos que realiza.
Puede seguir el juego de: "al corro
chirimbolo".
Es importante conseguir la estimulación
adecuada y suficiente para que los dos hemisferios vayan trabajando en
armonía.
Movimientos de coordinación
dinámica general
Practicamos los movimientos de
reptación gateo y marcha en todas las posibilidades que el niño
y nosotros podamos organizar y realizar.
Caminar con marcha firme, marcha
hacia atrás, cambios de dirección etc.
Caminar de puntillas.
Carrera de forma continuada. El
niño puede tener cierta continuidad en su carrera. Todos son diferentes,
por tanto ninguno es igual, pero si jugamos con ellos podemos conseguir
que puedan correr durante un minuto, o dos veces cuarenta segundos, en
función de las aptitudes y actitudes que vayan desarrollando.
Carrera de forma variada, para
adquirir nuevas formas de dominio y ejecución.
Saltos desde una escalera hacia
abajo. También desde dos escaleras si puede.
Saltos hacia abajo desde un banco,
una silla, etc.
Saltos a pies juntos.
Saltar sobre la cama. Saltar sobre
camas elásticas.
Cogidos de la mano, realizar salticado,
al compás de una canción, cuando vamos de paseo, al colegio,
en el pasillo de casa, etc.
Realizar juegos de corros con mayores.
Realizar lanzamientos con pelotas
de tenis o similares. Los pies los pone a la misma altura, en sentido
de atrás-delante. Es un proceso que evolucionará de los
dos a los seis años hasta conseguir un lanzamiento contralateral.
Manejar globos con golpeos, recepciones,
etc.
Patear con pelotas sencillas, balones
pequeños.
Juegos con intentos de pasar y
recoger pelotas ligeras.
Hay una mano que predomina en las
acciones.
Al principio del periodo andar
en triciclo. Al final del periodo andar con bicicleta de cuatro ruedas
(dos ruedas laterales de apoyo).
Organización de las sesiones
Mantenemos el mismo criterio que
en los trimestres anteriores. Tratamos de conjugar la sesión de
la sala y la sesión del patio. Creemos importante mantener estas
dos formas, aunque, dependiendo de la organización del Centro y
sus medios de instalación, podría acomodase el trabajo a
realizar.
Valoración de la motricidad
en el tercer trimestre del tercer curso del primer ciclo de Educación
Infantil.
Hemos advertido al comienzo de
la descripción de este curso las diferencias posibles entre niños
del mismo grupo. Unos por edad cronológica y otros por edad neurológica.
A pesar de ello mantenemos la importancia de valorar y detectar el nivel
de desarrollo neuromotriz de los niños en cada momento de su vida
escolar. Seguimos anotando que lo más destacado de la evolución
de este curso es la seguridad con que realiza los movimientos y el ritmo
más vivo que aplica al realizarlos. Por ello mantenemos la valoración
de "excelente", "adecuado" y "no conseguido" para las siguientes tareas
motrices:
- Mantenerse un instante (cuatro segundos)
con apoyo de un pie.
- Caminar hacia atrás (diez
metros)
- Caminar sobre un banco llevado de
la mano por el profesor (naturalidad).
- Gatear con soltura y en patrón
cruzado.
- Saltar con dos pies sobre el sitio,
(cinco veces seguidas, una, dos, tres ...)
- Correr sin detenerse durante sesenta
segundos.
- Chutar un balón con un pie
y con el otro.
- Girar, tendido en el suelo, sobre
el eje longitudinal, haciendo la croqueta.
- Cada Centro podrá poner sus
pruebas de valoración que considere oportunas: si anda en triciclo,
si braquea, si practica la natación, si consigue precisos movimientos
manuales, etc.
b/ Tres-cuatro años (1º
curso del 2º ciclo de Educación Infantil)
Es normal que el niño a
esta edad esté escolarizado en la Escuela Infantil. Como en el
curso dos tres años, los niños nacidos a principios de año
tienen mayor desarrollo que los de final de año. A pesar de ello
creemos superable y adaptable gracias a la individualización y
apoyos personales.
La descripción la realizamos
por trimestres académicos: de septiembre a diciembre, enero a marzo
y abril a junio. La reflejamos sobre la estructura de: los objetivos,
las actividades, la organización de las sesiones y la valoración
de la motricidad. Similar al curso anterior
Objetivos para el primer trimestre
Objetivos generales
- Facilitar al niño situaciones
didácticas para que ejercite y desarrolle su motricidad.
- Potenciar su desarrollo físico
motriz.
- Conseguir riqueza de movimientos
tanto de la actividad espontánea como de la actividad propuesta.
- Introducir al niño en la
práctica motriz organizada.
Objetivos fundamentados en el
equilibrio. Que el niño sea capaz de:
- Mantenerse un instante con apoyo
de una pierna. La dominante.
- Caminar hacia atrás por un
banco sueco.
- Caminar hacia delante sobre un banco
sueco.
- Saltar desde una altura de 40 centímetros
y quedar de pie sin caerse.
- Girarse como una peonza (hacer molinos)
- Correr sobre una colchoneta, enlazar
con otra que está a un metro de distancia y enlazar con una tercera
a un metro de distancia.
- Caminar, girar a izquierda o derecha
(libre) y seguir caminando sin caerse, ni desviarse de la dirección
propuesta.
Objetivos referidos al conocimiento
corporal y esquema corporal
- Conocer y distinguir mas de veinte
partes del cuerpo (cara, ojos, boca, nariz, orejas, cabeza, cuello, hombros,
brazos, etc.).
- Distinguir, percibir e idear movimientos
diversos de un brazo y otro, una pierna y otra.
La activación de diferentes
grupos musculares provoca la información sobre los diferentes segmentos
corporales que se activan, informando de cómo son y cómo
están, además de elaborar la referencia de cómo pueden
actuar en cada momento y situación.
Objetivos de la coordinación
dinámica general
- Reptar con soltura en movimientos
alternos.
- Gatear con soltura y en patrón
cruzado.
- Afianzar la carrera.
- Saltar con dos pies juntos espacios
marcados.
- Andar en bicicleta de cuatro ruedas.
- Correr sin detenerse durante un
tiempo prolongado.
- Lanzar un balón a un adulto
que está frente a él.
- Chutar un balón con el pie
cuando bota en el suelo
- Recibir con dos manos un balón
que él mismo hace botar .
- Pasar el balón a un adulto
que está a dos metros de distancia.
Actividades que nos llevan a
conseguir estos objetivos
Con la distribución de
las actividades que se exponen a continuación se trata de facilitar
la actividad docente al profesorado que está en Educación
Infantil. Pero considero oportuno advertir que los ejercicios propuestos
en un bloque pueden servir para desarrollar diferentes componentes de
la motricidad, ya que aquella actividad que planteamos para la mejora
del equilibrio sirve a su vez para la mejora de otra función orgánica.
Actividades de estimulación
vestibular: órganos del equilibrio
Caminamos con los ojos cerrados
llevándole de la mano.
Caminamos por bordillos de aceras.
Caminamos sobre cuerdas tendidas
en el suelo.
Caminamos y giramos.
Girarse como la peonza, sobre el
eje longitudinal.
Hacemos el flamenco manteniéndose
sobre un pie en equilibrio durante unos instantes.
-con manos en cruz
-manos arriba.
Mantenerse sobre un pie y una mano
apoyados en el suelo.
Caminamos sobre colchonetas de
diferente densidad.
Caminamos sobre bancos.
Caminamos sobre cuerdas.
Caminamos sobre raíles de
madera.
Desplazarse con una pelota en las
manos.
Desplazarse de puntillas.
Imitamos el andar de enanos.
Imitamos el andar de gigantes.
Desplazarse en cuadrupedia sobre
un banco sueco.
Hacemos volteretas adelante sobre
el eje transversal en colchoneta.
Interiorizamos la postura del cuerpo
cuando se produce la modificación de las partes del cuerpo, o la
elevación del centro de gravedad.
Actividades que ayudan al conocimiento
y estructuración del esquema corporal.
El esquema corporal se estructura
gracias al diálogo existente entre la periferia de nuestro cuerpo
y las áreas perceptivas del cerebro.
Para facilitar este dialogo recurrimos
a actividades como por ejemplo:
Nombramos diferentes partes del
cuerpo.
Tocamos y movemos partes corporales
.
Movemos las partes del cuerpo que
nombra la profesora.
Situados los niños delante
del espejo, van señalando con sus manos las partes del cuerpo que
indica la profesora.
Golpeamos globos con las manos,
con los pies, con las rodillas, etc.
Sentimos las partes con las que
se golpea el globo.
Nombramos las partes con las que
se golpea el globo.
Hacemos pata-coja con la pierna
dominante
Importante conseguir la estimulación
adecuada y suficiente para que los dos hemisferios vayan trabajando en
armonía.
Hacemos juegos diversos que nombran
partes del cuerpo.
Movimientos de coordinación
dinámica general
Practicamos los movimientos de
reptación gateo y marcha en todas las posibilidades que el niño
y nosotros podamos organizar y realizar.
Caminamos con marcha firme, marcha
hacia atrás, con cambios de dirección etc.
Caminamos de puntillas.
Hacemos carrera de forma continuada.
El niño puede tener cierta continuidad en su carrera. Todos son
diferentes, por tanto ninguno es igual, pero si jugamos con ellos podemos
conseguir que puedan correr durante un minuto, dos minutos tres minutos,
en función de las aptitudes y actitudes que vayan desarrollando.
Corremos de forma variada, para
adquirir nuevas formas de dominio y ejecución.
Corremos a pillar a...
Corremos agarrados a la cuerda
formando un tren.
Corremos metidos en el aro conduciendo
un coche.
Saltamos desde una escalera hacia
abajo. También desde dos escaleras si puede.
Saltamos hacia abajo desde un banco,
una silla, etc.
Saltamos a pies juntos.
Subimos sobre módulos de
30 cms. de altura y saltar hacia abajo.
Saltamos sobre camas elásticas,
habituales en las ferias.
Hacemos volteretas sobre colchonetas.
(giros sobre el eje transversal).
Hacemos rodillo sobre la colchoneta.
(giros sobre el eje longitudinal, desde la posición de tumbado)
Andamos con bicicleta de cuatro
ruedas (dos ruedas laterales de apoyo).
Cogidos de la mano, realizamos
salticado, al compás de una canción, cuando vamos de paseo,
al colegio, en el pasillo de casa, etc.
Realizamos juegos de corros, "al
corro de la patata".
Realizamos lanzamientos con pelotas
de tenis, o similares. Los pies los pone a la misma altura, en sentido
de atrás-delante. A esta edad algunos niños adelantarán
la misma pierna del brazo ejecutor. Es un proceso que evolucionará
de los dos a los seis años hasta conseguir un lanzamiento contralateral.
Manejamos globos con golpeos, recepciones,....
Lanzamos con balones sobre superficies
grandes.
Conducimos una pelota con las manos
a la vez que gatean.
Botamos y cogemos un balón
ligero con las dos manos. Repetir cuantas veces pueda.
Pateamos con pelotas sencillas,
balones pequeños.
Hacemos juegos con intentos de
pasar y recoger pelotas ligeras.
Organización de las sesiones
de trabajo
En esta edad, los niños
están ya escolarizados. Dentro de la organización curricular
de ciclo y curso, proponemos una sesión diaria específica,
orientada al desarrollo de la motricidad gruesa. Esta sesión deberá
realizarse en el gimnasio o aula preparada para psicomotricidad. Es importante
la utilización de material diverso para conseguir variaciones de
organización situacional y mantener la motivación del alumno
hacia la tarea a realizar.
La organización de las
sesiones viene descrita en el punto 5.6. del presente capítulo.
La adaptación a nuestro medio y posibilidades de organización
es fundamental, de la misma manera que si planteáramos otra forma
de trabajo.
Toda la actividad que realiza
el niño, para ser valorada, debe analizarse sobre los parámetros
de: "la frecuencia", "la intensidad" y "la duración". Situados
en la etapa de Educación Infantil, considerando la responsabilidad
del profesorado sobre el área de la motricidad, y vista la influencia
fundamental para el desarrollo de la personalidad, creemos imprescindible
darle una frecuencia con una sesión diaria, una duración
de treinta minutos de actividad motriz y una intensidad adaptada al umbral
de asimilación del alumno.
Valoración de la motricidad
al comienzo del curso 1º del segundo ciclo de Educación Infantil.
Nuestra propuesta está
basada en la valoración de la manifestación motriz sobre
diez pruebas que consideramos adecuadas a esta edad: gateo, carrera de
frente, carrera lateral, salto desde 50 cms., salto a pies juntos, salto
a la pata-coja, equilibrio, botar un balón y cogerlo con dos manos,
botar el balón de forma continuada, lanzamiento con una pelota
de tenis. La descripción completa está en el capítulo
VI punto 6.6. La pasación de estas pruebas puede realizarse en
el primer trimestre y en el tercero, para ver la evolución del
conjunto docente-discente.
Objetivos generales para
el segundo trimestre
- Capacitarle para crear ideas propias
de movimiento.
- Potenciarle las sensaciones propioceptivas
para estructurar su esquema corporal.
- Lograr una variada y rica manifestación
motriz.
- Diferenciar diversas partes del
cuerpo.
- Participar en la clase en colaboración
hacia tareas motrices de llevar, traer, poner, quitar, ordenar, recoger,
etc.
- Fomentar la colaboración
entre niños y niñas evitando la discriminación.
Los objetivos referidos a los
diferentes componentes del ámbito motor, para este segundo trimestre,
creemos que han de ser una continuidad de los planteados en el primer
trimestre. Por esa razón no vemos la necesidad de volverlos a describir.
Actividades que nos llevan a
conseguir estos objetivos
Creemos que no difieren a las
propuestas en el primer trimestre; por ello mantenemos el mismo bloque
que figura en aquel apartado.
Organización de las sesiones
La descripción de las sesiones
queda reflejada en el punto 5.6 del presente capítulo. La variación
que pueda darse estará en la adaptación a las capacidades
de los alumnos sobre su evolución y aprendizaje.
Valoración de la motricidad
en el segundo trimestre
En este periodo proponemos una
valoración hecha con la observación diaria del profesor
sobre el alumno. Tenemos los objetivos de los dos primeros trimestres,
la valoración del primero, a partir de esas referencias podemos
valorar la evolución del niño.
Objetivos generales para el
tercer trimestre en tres-cuatro años
- Desarrollar el control y la maduración
tónica.
- Fomentar la expresión motriz.
- Buscar mayores niveles de coordinación
sobre movimientos naturales.
- Desarrollar las formas del juego
creativo.
- Sentir el movimiento sobre distintos
tipos de superficie.
- Desarrollar la coordinación
visomotriz con móviles lentos.
Objetivos específicos
para el tercer trimestre y finales de curso
El niño será capaz
de:
- Reptar más de diez metros
sin perder el movimiento.
- Gatear más de ciento cincuenta
metros sin perder la continuidad del movimiento.
- Correr con soltura por espacios
delimitados por cuerdas.
- Hacer carrera lateral.
- Saltar con dos pies juntos más
de 50 cms.
- Iniciarse en el movimiento del pata-coja.
- Saltar desde una altura de cincuenta
centímetros y caer en equilibrio de pie.
- Mantenerse en equilibrio, con apoyo
de un pie, más de cinco segundos sin apoyar el otro pie.
- Botar un balón, ligero y
noble, y cogerlo con las dos manos varias veces seguidas sin perder continuidad.
- Potenciar el dominio del bote con
un balón, realizado con una mano.
- Ser capaz de lanzar una pelota de
tenis, con una mano, por encima de la cabeza.
Actividades que nos llevan a
conseguir estos objetivos:
Mantenemos las propuestas en el
primer trimestre; por ello no variamos el bloque que figura en aquel apartado.
Valoración de la motricidad
al finalizar el curso 1º del segundo ciclo de Educación Infantil.
Siempre nos guiamos de la manifestación
motriz. El niño manifiesta su desarrollo motriz por la forma en
que realiza las acciones motrices. Por ello nuestro sistema propuesto
está basado sobre diez pruebas que consideramos adecuadas a esta
edad: gateo, carrera de frente, carrera lateral, salto desde 50 cms.,
salto a pies juntos, salto a la pata-coja, equilibrio, botar un balón
y cogerlo con dos manos, botar el balón de forma continuada, lanzamiento
con una pelota de tenis. La descripción completa está en
el capítulo VI punto 6.6. La pasación de estas pruebas puede
realizarse en el primer trimestre y en el tercero, para ver la evolución
del conjunto enseñanza-aprendizaje.
c/ Cuatro a cinco años (2º
curso del 2º ciclo de Educación Infantil)
La actividad y la vida
cotidiana. El hecho de considerar la enseñanza-aprendizaje
de la escuela como algo de gran fundamento en la vida y desarrollo del
niño, no resta importancia a la actividad cotidiana, habitual y
espontánea que el niño realiza en vida diaria. La actividad
motriz es inherente a la vida misma. El niño, desde que se levanta,
hasta que se acuesta realiza una actividad de movimiento de gran valor
educativo. Los días que el alumno no acude al centro educativo
sigue con su vida personal, social y cultural del entorno en el que se
encuentra. Pero, como siempre, la pregunta viene derivada del planteamiento
del párrafo anterior: ¿es válida la frecuencia, intensidad
y duración sobre los componentes del ámbito motor que necesita
desarrollar el niño en determinada edad? Aquí entra el tema
educativo y de análisis curricular. Este razonamiento obliga a
las personas responsables de los programas educativos a valorar lo espontáneo
de la vida cotidiana y la complementación de la actividad educativa
en el sistema organizado.
Objetivos para el primer trimestre
Objetivos generales
- Crear interés por el aprendizaje
de nuevos movimientos.
- Conocer las actividades que le conducen
a su desarrollo físico motriz.
- Experimentar el desplazamiento sobre
diferentes superficies.
- Integrar al niño en la práctica
motriz organizada.
Objetivos específicos
para el primer trimestre de curso cuatro-cinco años.
El niño será capaz
de:
- Percibir y organizar el espacio
interior y el espacio exterior.
- Reptar varios metros sin perder
el movimiento.
- Gatear sin perder la continuidad
del movimiento ni el ritmo de trabajo propuesto.
- Correr con soltura por espacios
delimitados.
- Hacer carrera lateral para la izquierda
y derecha.
- Saltar con dos pies juntos de forma
continuada
- Realizar con continuidad el movimiento
del pata-coja, ambas piernas.
- Saltar desde diferentes alturas
y caer en equilibrio de pie.
- Mantenerse en equilibrio, con apoyo
de un pie, con ambas piernas.
- Botar un balón, ligero y
noble, y cogerlo con las dos manos varias veces seguidas sin perder continuidad.
- Potenciar el dominio del bote con
un balón, realizado con una mano.
- Ser capaz de lanzar una pelota de
tenis, balón pequeño etc, con una mano, por encima de la
cabeza.
Actividades que nos llevan a
conseguir estos objetivos:
Tocar y mover partes corporales.
Tocar a los compañeros en
diferentes partes del cuerpo.
Tocar al compañero y nombrar
la parte o segmento tocado.
Mover las partes del cuerpo que
nombra la profesora.
Situados los niños delante
del espejo, van señalando con sus manos las partes del cuerpo que
indica la profesora.
Transportar objetos con la mano
derecha.
Transportar objetos con la mano
izquierda.
Golpear globos con las manos, con
los pies, con las rodillas, ...
Sentir el movimiento de las partes
que golpean el globo o el balón, que se mueven de una forma u otra,
etc.
Practicar los movimientos de reptación
gateo y marcha en todas las posibilidades que el niño y nosotros
podamos organizar y realizar. En niños necesitados puede trabajarse
diariamente más de cuatrocientos metros de gateo.
Desplazarse en cuadrupedia sobre
un banco sueco.
Rodar a un compañero que
está tendido en el suelo.
Equilibrio sobre un pie (flamenco)
y vale tocar al compañero
-con manos en cruz.
-manos arriba.
Caminar sobre colchonetas de diferente
densidad.
Imitar el andar de enanos.
Imitar el andar de gigantes.
Caminar con marcha firme, marcha
hacia atrás, con cambios de dirección etc.
Caminar de puntillas, de talones.
Marcha firme: adelante, atrás;
con elevación de rodillas; paso largo y corto.
Caminar por la sala: con las manos
en diferente posición.
Caminar sobre raíles de
madera.
Caminar con los ojos cerrados.
Puede ponerse referencias para que toquen con las manos.
Caminar por bordillos de aceras.
Caminar sobre cuerdas tendidas
en el suelo. Puede hacerse figuras en el suelo con las cuerdas, con aros,...
como una casa, un barco, un árbol.
Caminar y girar.
Caminar por bancos, bordillos o
cuerdas puestas en el suelo.
Marcha lateral a izquierda y derecha.
Carrera de forma continuada. El
niño puede tener cierta continuidad en su carrera. Todos son diferentes,
por tanto ninguno es igual, pero si jugamos con ellos podemos conseguir
que puedan correr durante dos minutos, tres minutos, en función
de las aptitudes y actitudes que vayan desarrollando.
Carrera de forma variada, para
adquirir nuevas formas de dominio y ejecución.
Correr a pillar a un compañero,
a la profesora.
Correr por encima de un banco.
Deslizarse sobre toboganes.
Columpiarse sobre columpios.
Correr metidos en el aro conduciendo
un coche.
Carrera: hacia delante y atrás.
Carrera lateral.
Salto a pies juntos: hacia delante
y atrás.
Salto desde el banco o tres cajones
de plinto.
Paticoja pierna dominante: por
suelo 20 saltos; por colchoneta, libre.
Paticoja pierna no dominante: inicio
(hay que conseguir más de 10).
Saltos desde tres escaleras, cuatro,
si puede.
Saltos hacia abajo desde un banco,
una silla, etc.
Subir sobre módulos de 50
cms. de altura y saltar hacia abajo.
Saltar sobre camas elásticas,
habituales en las ferias.
Trepa por bancos.
Trepa por espalderas.
Girarse como la peonza, sobre el
eje longitudinal.
Hacer volteretas sobre colchonetas.
(giros sobre el eje transversal)
Hacer rodillo sobre la colchoneta.
(giros sobre el eje longitudinal, desde la posición de tumbado)
Andar con bicicleta de cuatro ruedas
(dos ruedas laterales de apoyo).
Cogidos de la mano, realizar salticado,
al compás de una canción, cuando vamos de paseo, al colegio,
en el pasillo de casa, etc.
Realizar juegos de corros, "el
patio de mi casa".
Manejo de globos.
Manejo de pelotas.
Lanzamientos de pelotas.
Saltar a la comba con cuerda.
Hacer braquiación suspendido
de anillas o escalera horizontal.
Manejar globos con golpeos, recepciones,....
Lanzar con balones sobre superficies
grandes.
A golpear contra un módulo
Contra la pared en forma de frontón.
Conducir una pelota con las manos
a la vez que gatean.
Pasarse una pelota por el suelo
en dos compañeros.
Botar y coger un balón ligero
con las dos manos. Repetir cuantas veces pueda.
Patear con pelotas sencillas, balones
pequeños.
Juegos con intentos de pasar y
recoger pelotas ligeras.
Botar de forma continuada un balón.
Andar en bicicleta de dos ruedas
con ayudas de los padres y luego solos.
Patinar con patines sencillos.
Nadar.
Realizar lanzamientos con pelotas
de tenis, o similares. Debe practicarlo en acción contralateral.
Actividades múltiples y
combinadas.
Interiorizar la postura del cuerpo
cuando se produce la modificación de las partes del cuerpo, o la
elevación del centro de gravedad.
Organización de las sesiones
de trabajo
La organización de las
sesiones quedan explicadas sobre la visión del vídeo. Dentro
de la organización curricular de ciclo y curso, proponemos una
sesión diaria específica, orientada al desarrollo de la
motricidad gruesa. Es importante la utilización de material diverso
para conseguir proponer la actividad sobre el umbral de dificultad. Una
buena metodología hace que el niño esté activo, participativo
y en actuación sobre su umbral de asimilación.
Toda la actividad que realiza
el niño, para ser valorada, debe analizarse sobre los parámetros
de: "la frecuencia", "la intensidad" y "la duración". Situados
en la etapa de Educación Infantil, considerando la responsabilidad
del profesorado sobre el área de la motricidad, y vista la influencia
fundamental para el desarrollo de la personalidad, creemos imprescindible
darle una frecuencia con una sesión diaria, una duración
de treinta minutos de actividad motriz y una intensidad adaptada al umbral
de asimilación del alumno.
Valoración de la motricidad
al comienzo del curso 2º del segundo ciclo de Educación Infantil.
Nuestra propuesta está
basada en la valoración de la manifestación motriz sobre
diez pruebas que consideramos adecuadas a esta edad: gateo, carrera de
frente, carrera lateral, salto a pies juntos, salto a la pata-coja con
pierna dominante, salto a la pata-coja con pierna no dominante, equilibrio,
botar el balón con una mano de forma continuada, voltereta adelante
sobre una colchoneta, lanzamiento con una pelota de tenis. La descripción
completa requiere una nueva ponencia por lo que no es posible en el tiempo
designado para esta intervención. La valoración de estas
pruebas puede realizarse en el primer trimestre y en el tercero, para
ver la evolución del alumno y la influencia del programa realizado.
Objetivos para el segundo trimestre
Objetivos generales
- Dominar acciones sobre situaciones
complejas que le mejoran el equilibrio.
- Desarrollar la coordinación
ojo-mano.
- Interiorizar el movimiento de diferentes
segmentos corporales.
- Familiarizar al niño en situaciones
didácticas para que ejercite y desarrolle su motricidad.
Los objetivos referidos a los
diferentes componentes del ámbito motor, para este segundo trimestre,
han de ser una continuidad de los planteados en el primer trimestre. Por
esa razón no vemos la necesidad de volverlos a describir.
Actividades que nos llevan a
conseguir estos objetivos
Creemos que no difieren a las
propuestas hechas al comienzo del curso, por ello mantenemos el mismo
bloque que figura en aquel apartado.
Organización de las sesiones
La descripción de las sesiones
queda reflejada en la explicación del vídeo expuesto. La
variación que pueda darse estará en la adaptación
a las capacidades de los alumnos sobre su evolución y aprendizaje.
Valoración de la motricidad
en el segundo trimestre
En este periodo proponemos una
valoración hecha con la observación diaria del profesor
sobre el alumno. Tenemos los objetivos de los dos primeros trimestres,
la valoración del primero, a partir de esas referencias podemos
valorar la evolución del niño.
Objetivos para el tercer trimestre
Objetivos generales. Que
el niño sea capaz de:
- Reconocer diferentes partes del
cuerpo y sus posibilidades de movimiento.
- Tomar conciencia de su esquema corporal.
- Percibir el espacio y diferenciar
algunos conceptos de orientación.
- Desarrollar la autonomía
por la adquisición de capacidades motrices.
- Expresar la riqueza de movimientos
tanto de la actividad espontánea como de la actividad propuesta.
Objetivos específicos
para el tercer trimestre en cuatro cinco años
El niño será capaz
de:
- Gatear con continuidad sin perder
la continuidad del movimiento, dentro de un ambiente de trabajo.
- Correr con soltura por espacios
marcados por cuerdas a un metro de distancia.
- Hacer carrera lateral hacia la izquierda
y derecha.
- Saltar con dos pies juntos con ayuda
coordinada de diferentes segmentos.
- Realizar saltos de pata-coja con
la pierna dominante.
- Realizar saltos de pata-coja con
la pierna no dominante.
- Saltar desde una altura y caer en
equilibrio de pie.
- Mantenerse en equilibrio, con apoyo
de un pie, más de diez segundos sin apoyar el otro pie.
- Potenciar el dominio del bote con
balones sencillos, realizado con una mano.
- Ser capaz de lanzar una pelota de
tenis, con una mano, por encima de la cabeza.
Actividades que nos llevan a
conseguir estos objetivos:
Mantenemos las propuestas en el
primer trimestre; por ello no variamos el bloque que figura en aquel apartado.
Valoración de la motricidad
al finalizar el curso cuatro a cinco años.
La valoración ha de estar
en línea con los objetivos. Por ello nuestro sistema propuesto
está basado sobre diez pruebas correspondientes a los objetivos
específicos y que consideramos adecuadas a esta edad. Estas pruebas
son: gateo, carrera de frente, carrera lateral, saltos a pies juntos,
salto a la pata-coja con pierna dominante, saltos a la patata coja con
pierna no dominante, equilibrio, botar el balón de forma continuada,
voltereta adelante sobre una colchoneta, lanzamiento con una pelota de
tenis. La pasación de estas pruebas puede realizarse en el primer
trimestre y en el tercero, para ver la evolución y efectividad
del conjunto enseñanza-aprendizaje.
d/ Cinco a seis años (3º
curso del 2º ciclo de Educación Infantil)
Juego y movimiento.
El valor educativo del juego es aceptado de manera universal. La motivación,
la fantasía, el impulso primario hacia la actividad se ven alimentados
a través del juego. El principio motor del juego infantil cumple
con la función para la cual, el ser humano, ha sido creado, esta
es "el trabajo". El juego en el niño desempeña la función
que el trabajo cumple en el adulto. Como el adulto se siente fuerte por
sus obras, el niño se agranda por sus aciertos lúdicos.
Como dirá Chateau (1958) "en el espíritu del niño
que juega está ante todo una prueba de su personalidad y una afirmación
de sí mismo. Con la aparición de la representación
en el hombre, el juego cambia de aspecto al convertirse en intencional,
al asumir una finalidad consciente. No proviene ya solamente de un impulso
de tendencias, sino de un impulso de todo el ser, de todo el ser consciente
y ya con su voluntad. La historia del juego del niño es, pues,
la historia de la personalidad que se despliega y de la voluntad que se
conquista poco a poco".
Objetivos para el primer trimestre
de cinco a seis años
Objetivos generales. Que
el niño sea capaz de:
- Tomar conciencia de sí mismo,
de sus actos y su realidad.
- Crear interés por el aprendizaje
de nuevos movimientos.
- Desarrollar la creatividad para
realizar actividades que le conducen a su desarrollo físico motriz.
- Experimentar movimientos diferentes
y combinados.
Objetivos específicos
para el primer trimestre de curso cinco a seis años.
El niño será capaz
de:
- Percibir y organizar el espacio
interior y el espacio exterior.
- Reptar varios metros sin perder
el movimiento.
- Gatear sin perder la continuidad
del movimiento ni el ritmo de trabajo propuesto.
- Correr con soltura por espacios
delimitados.
- Hacer carrera lateral para la izquierda
y derecha.
- Saltar con dos pies juntos de forma
continuada.
- Realizar con continuidad el movimiento
del pata-coja, con ambas piernas.
- Saltar desde diferentes alturas
y caer en equilibrio de pie.
- Mantenerse en equilibrio, con apoyo
de un pie, con ambas piernas.
- Botar un balón, ligero y
noble, y cogerlo con las dos manos varias veces seguidas sin perder continuidad.
- Potenciar el dominio del bote con
un balón, realizado con una y otra mano.
- Ser capaz de lanzar una pelota de
tenis, balón pequeño etc., con una mano, por encima de la
cabeza con movimiento contralateral.
Actividades que nos llevan a
conseguir estos objetivos:
A pesar de que la capacidad del
niño de cinco años es muy superior a la de cuatro, casi
todos los ejercicios propuestos para segundo de Educación Infantil
son de utilidad para el curso superior. A la hora de practicarlos, el
niño de cinco lo hace con mayor soltura, más rapidez, más
precisión y armonía, por eso a los mismos ejercicios le
aplicamos situaciones un poco más difíciles o comprometidas.
Jugar a la gallinita ciega. Espacios
sin peligro de golpearse.
Cogidos de la mano por parejas:
caminar por la sala un niño con los ojos cerrados y otro abiertos.
Caminar por bordillos de aceras.
Caminar sobre cuerdas tendidas
en el suelo. Puede hacerse figuras en el suelo con las cuerdas, con aros,...
como una casa, un barco, un árbol.
Caminar y girar.
Girarse como la peonza, sobre el
eje longitudinal.
Llevar bolsitas de lentejas sobre
la cabeza.
Llevar aros sobre los hombros en
posición horizontal, con los brazos en cruz.
Equilibrio sobre un pie (flamenco)
y vale tocar al compañero.
-con manos en cruz.
-manos arriba.
Caminar sobre bancos en planos
inclinados.
Caminar sobre raíles de
madera.
Trepar por las espalderas y bajar
por el banco en posición inclinada.
Saltar en camas elásticas.
Saltar y caer dentro del aro en
equilibrio.
Deslizarse sobre toboganes.
Columpiarse en columpios.
Girar montados sobre ruedas giratorias.
Desplazarse de puntillas.
Imitar animales.
Desplazarse en cuadrupedia sobre
un banco sueco.
Volteretas adelante sobre el eje
transversal en colchoneta.
Es muy interesante que practiquen:
Andar en bicicleta de dos ruedas.
Patinar.
Esquiar.
Interiorizar la postura del cuerpo
cuando se produce la modificación de las partes del cuerpo, o la
elevación del centro de gravedad.
La predominancia lateral está
regida por la dominancia de los hemisferios cerebrales. Al nacer, el ser
humano tiene una actividad homolateral. La mitad de su cuerpo está
regida por un hemisferio y la otra mitad por el otro, en un control de
vías cruzadas, donde el hemisferio izquierdo controla el lado derecho
y viceversa. Hacia los ocho meses comienza a gatear de manera contralateral:
ello significa que el niño activa, a la vez, la mano y la rodilla
opuesta utilizando ambos lados del cuerpo simultánea y coordinadamente.
Cuando comienza a caminar, el movimiento contralateral no se da, se mueven
las extremidades inferiores y las superiores permanecen dependientes de
la homolateralidad. El patrón cruzado o contralateral se va adquiriendo
de manera progresiva en esta etapa de la vida, hasta llegar a los cinco-seis
años. A esta edad debe tener un buen dominio en los movimientos
de la carrera, el salto y el lanzamiento, armonizados de manera contralateral.
Para ello recurrimos a actividades
que venimos describiendo, considerando éstas como muestra abierta
y nunca como únicas propuestas a realizar.
Tocar y mover partes corporales
.
Tocar a los compañeros en
diferentes partes del cuerpo.
Tocar al compañero y nombrar
la parte o segmento tocado.
Mover las partes del cuerpo con
ritmo determinado: lento, rápido.
Situados los niños delante
del espejo, imitan posturas, movimientos de animales, acciones diversas,
con las partes del cuerpo que indica la profesora.
Transportar objetos con la mano
derecha.
Transportar objetos con la mano
izquierda.
Hacer paticoja con la pierna dominante
(hay que conseguir más de 40)
Hacer paticoja con la pierna no
dominante. (hay que conseguir más de 20)
Golpear globos con las manos, con
los pies, con las rodillas, ...
Sentir el movimiento de las partes
que golpean el globo o el balón, que se mueven de una forma u otra,
etc.
Cuando va de paseo con sus padres
se puede jugar a esconder la mano izquierda, la derecha, tocarse la rodilla
izquierda, levantar la mano derecha, etc.
Importante conseguir la estimulación
adecuada y suficiente para que los dos hemisferios vayan trabajando en
armonía.
La reptación y el gateo
son actividades que los niños de tercero de Educación Infantil
no practican con la misma entrega e ilusión que años anteriores.
A pesar de ello, consideramos de gran importancia su práctica,
ya que fortalece la actitud del niño y refuerza la musculatura
de la cintura escapular. En niños necesitados que tienen problemas
psicomotores, es conveniente trabajar periódicamente (tres o cuatro
sesiones por semana) más de cuatrocientos metros de gateo.
Marcha firme: adelante, atrás;
con elevación de rodillas; paso largo y corto con las manos en
diferente posición.
Caminar con paso rítmico
y balanceo de brazos.
Caminar de puntillas, de talones.
Caminar por bancos, bordillos o
cuerdas puestas en el suelo.
Marcha lateral a izquierda y derecha.
Carrera de forma continuada. El
niño puede tener cierta continuidad en su carrera.
Todos son diferentes, por tanto
ninguno es igual, pero si jugamos con ellos podemos conseguir que puedan
correr durante dos minutos, tres minutos, en función de las aptitudes
y actitudes que vayan desarrollando.
Carrera: hacia delante y atrás.
Carrera lateral izquierda y derecha.
Carrera normal sin precipitación
en forma continuada
Carrera de forma variada, para
adquirir nuevas formas de dominio y ejecución.
Correr a pillar a un compañero,
a la profesora.
Correr por encima de un banco.
Correr metidos en el aro conduciendo
un coche
Carrera en Slalom (zigzag)
Salto a pies juntos: hacia delante
y atrás.
Salto desde el banco, 4 escaleras
o 4 cajones de plinto.
Saltos hacia abajo desde un banco,
una silla, etc.
Subir sobre módulos de 50
cms. de altura y saltar hacia abajo.
Salto desde la espaldera a la colchoneta.
Saltar sobre camas elásticas,
habituales en las ferias.
Saltar a la comba con cuerda. (en
algunas chicas puede darse con facilidad, en chicos más dificultad).
Paticoja pierna dominante: por
suelo 40 saltos; por colchoneta, libre.
Paticoja pierna no dominante: inicio
(se puede conseguir más de 20)
Salto a la comba con cuerda (alguna
dificultad ciertos alumnos)
Trepa por bancos inclinados.
Trepa por espalderas.
Hacer volteretas sobre colchonetas.
(giros sobre el eje transversal)
Hacer rodillo sobre la colchoneta.
(giros sobre el eje longitudinal, desde la posición de tumbado).
Hacer braquiación suspendido
de anillas o escalera horizontal.
Realizar juegos de corros, "el
patio de mi casa"
Lanzar con balones sobre superficies
grandes.
A pegar a un módulo.
A pegarle a un balón.
Lanzar la pelota contra la pared
en forma de frontón para recogerla al bote.
Lanzar una pelota a diferentes
alturas.
Lanzar la pelota a diferentes distancias.
Manejar globos con golpeos de manos
y pies a la vez que se desplaza de un lado para otro. Percepción
espacial.
Pasarse una pelota entre dos compañeros.
Rodar aros por el suelo.
Tocar en el hombro a los compañeros,
a la vez que corren por la sala.
Saltar sobre los aros que están
esparcidos por el suelo.
Saltar por los aros según
los colores nombrados.
Patear con pelotas sencillas, balones
pequeños.
Manejo de pelotas. Bota 20 veces
sin perder.
Lanzamientos de pelotas, pierna
contralateral.
Botar de forma continuada un balón.
Botar un balón a diferentes
alturas: con una mano, con dos manos.
También en la carrera y
los saltos se desarrolla la percepción visomotriz, pero preferimos
establecer esta diferenciación por ajustarnos en la mejor medida
a la organización propuesta de los componentes del ámbito
motor.
Hay actividades que pueden hacer
con los padres como:
Cogidos de la mano, realizar salticado,
al compás de una canción, cuando vamos de paseo, al colegio,
en el pasillo de casa, etc.
Andar con bicicleta de 2 ruedas.
Patinar.
Nadar.
Actividades múltiples con juegos
sencillos.
Realizar lanzamientos con pelotas
de tenis, o similares. A esta edad, si el niño es activo en su
motricidad espontánea, o si en las clases de psicomotricidad se
ha practicado este acto motor, encontramos un avance significativo en
el patrón motor del lanzamiento. Algunos niños no evolucionan
tan rápido y mantienen los pies a la misma altura, en sentido de
atrás-delante, otros adelantan la misma pierna del brazo ejecutor
y también encontramos los que adelantan la pierna contralateral,
lo cual nos da una indicación de buena ejecución. Este proceso
lo podemos orientar para que el niño descubra la efectividad en
su lanzamiento, a la vez que notará un asentamiento más
firme cuando lanza.
Organización de las sesiones
de trabajo
La organización de las
sesiones quedaría igual que en otros cursos. Proponemos una sesión
diaria específica, orientada al desarrollo de la motricidad gruesa.
La utilización de material diverso se hace necesaria para conseguir
el progreso ideal sobre el umbral de capacitación de cada alumno.
Valoración de la motricidad
al comienzo del curso de cinco a seis años.
Seguimos con la propuesta basada
en la valoración de la manifestación motriz sobre diez pruebas
adecuadas a esta edad: gateo, carrera de frente, salto a pies juntos,
salto a la pata-coja con pierna dominante, salto a la pata-coja con pierna
no dominante, Saltos a la comba, equilibrio, botar el balón con
una mano de forma continuada, voltereta adelante sobre una colchoneta,
lanzamiento con una pelota de tenis. La valoración de estas pruebas
puede realizarse en el primer trimestre y en el tercero, para ver la evolución
del alumno y la influencia del programa realizado. También podemos
hacer una valoración sobre seis pruebas en el primer trimestre
y las diez en el tercero. Son propuestas válidas ya que si seguimos
aplicando el proyecto descrito tendremos conocimiento de los niños
por los cursos anteriores.
Objetivos para el segundo trimestre
de cinco a seis años
Objetivos generales. Que
el niño sea capaz de:
- Adquirir hábitos y destrezas
elementales sobre higiene y salud.
- Experimentar y conocer las posibilidades
motrices de su cuerpo.
- Conocer con precisión diferentes
partes del cuerpo.
- Estructurar su esquema corporal
por la percepción cinestésica.
- Adquirir hábitos de percepción
motriz.
Los objetivos referidos a los
diferentes componentes del ámbito motor, para este segundo trimestre,
han de ser una continuidad de los planteados en el primer trimestre. Por
esa razón no vemos la necesidad de volverlos a describir.
Actividades que nos llevan a
conseguir estos objetivos
Creemos que no difieren a las
propuestas al comenzar el curso, por ello mantenemos el mismo bloque que
figura en aquel apartado.
Organización de las sesiones
La descripción de las sesiones
queda semejante a los tres y cuatro años. La variación que
pueda darse estará en la adaptación a las capacidades de
los alumnos sobre su evolución y aprendizaje.
Valoración de la motricidad
en el segundo trimestre
En este periodo proponemos una
valoración hecha con la observación diaria del profesor
sobre el alumno. Tenemos los objetivos de los dos primeros trimestres,
la valoración del primero, a partir de esas referencias podemos
valorar la evolución del niño y la influencia del programa.
Objetivos para el tercer trimestre
de cinco a seis años
Objetivos generales. Que
el niño sea capaz de:
- Percibir la velocidad, la duración
y la sucesión de los hechos, para una buena organización
temporal.
- Conseguir una expresión motriz
natural, propia de su constitución y personalidad.
- Lograr sentimientos de afecto hacia
las actividades físico motrices.
- Desarrollar la coordinación
dinámica general.
- Desarrollar las conductas específicas
de autocontrol.
Objetivos específicos
para el tercer trimestre en cinco a seis años
El niño será capaz
de:
- Gatear con continuidad sin perder
la continuidad del movimiento, dentro de un ambiente de trabajo.
- Correr con soltura por espacios
marcados por cuerdas a más de un metro de separación.
- Hacer carrera lateral hacia la izquierda
y derecha ayudándose con los brazos.
- Saltar con dos pies juntos con ayuda
coordinada de piernas y brazos.
- Realizar saltos de pata-coja con
la pierna dominante.
- Realizar saltos de pata-coja con
la pierna no dominante.
- Saltar desde una altura y caer en
equilibrio de pie.
- Realizar saltos a la comba con la
cuerda.
- Mantenerse en equilibrio, con apoyo
de un pie, varios segundos sin apoyar el otro pie.
- Potenciar el dominio del bote con
balones sencillos, realizado con una mano.
- Realizar una voltereta sobre una
colchoneta, sin ayuda.
- Ser capaz de lanzar una pelota de
tenis, con una mano, por encima de la cabeza en movimiento contralateral.
Actividades que nos llevan a
conseguir estos objetivos:
Mantenemos las propuestas en el
primer trimestre; por ello no variamos el bloque que figura en aquel apartado.
Valoración de la motricidad
al finalizar el curso cinco a seis años.
La valoración ha de estar
en línea con los objetivos. Por ello nuestro sistema propuesto
está basado sobre diez pruebas correspondientes a los objetivos
específicos y que consideramos adecuadas a esta edad. Estas pruebas
son: gateo, carrera de frente, salto a pies juntos, salto a la pata-coja
con pierna dominante, salto a la pata-coja con pierna no dominante, Saltos
a la comba, equilibrio, botar el balón con una mano de forma continuada,
voltereta adelante sobre una colchoneta, lanzamiento con una pelota de
tenis.