La cultura de una comunidad educativa de nivel inicial contempla grupos sociales diversos, que comparten un lenguaje, formas de expresión, creencias, costumbres, pero que, sin embargo, sus diversidades, deben ser consideradas intra e intergrupalmente. La problemática de educación infantil centrada en estudios sobre el aprendizaje y sobre la construcción de los conocimientos, han excluido planteos sociales que hoy adquieren una relevancia imposible de soslayar. La formación de los profesores en Educación Infantil debe contemplar la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes orientadas a la atención de la diversidad en sus manifestaciones múltiples. La estrategia fundamental de formación puede convertirse en un mecanismo de nuevas reflexiones y en un esfuerzo de conceptualización para la atención de la diversidad cultural que se expresa en la tríada constituida por actores sociales con diverso potencial humano: el formador de formadores, el formador en educación inicial y el niño. El desarrollo de un pensamiento flexible y creativo que permita atender las características que resultan no sólo de la cultura de los formadores de formadores, en su pensamiento explícito, sino, muy especialmente, reflexionar acerca del pensamiento tácito implícito en las relaciones resultantes entre la diversidad cultural de los educadores y de los niños provenientes de contextos diferentes que existen en una misma región o cuidad, derivados de la formación cultural, producto de razones socio - económicas.
Con este mismo título se presentó una síntesis en el V Encuentro de Carreras Universitarias de Nivel Inicial en la cuidad de Mendoza en Noviembre de 2000.
Introducción
"La cultura humana es una de las dos maneras en que se transmiten las instrucciones sobre cómo deben crecer los seres humanos de una generación a la siguiente: la otra es el genoma humano", afirma Bruner, 1988:139
La diversidad cultural de los actores sociales implicados en los procesos de la enseñanza ha recuperado su espacio de reflexión como proceso con características diferenciadas, ya no se mira la formación y la capacitación que se brinda en el sistema educativo desde el campo científico, se vuelven a considerar los espacios sociales tanto en el aula como en las instituciones educativas, y se vuelve a poner en el centro de atención el planteo de los formadores.
En el concepto consideramos tanto lo que tiene su origen en las diferencias personales la de grupos sociales, así como las que se generan en los grupos de imaginación, como fruto de combinaciones peculiares y complejas de las condiciones internas y externas que confluyen en cada educando.
Esta mirada holística hacia el proceso educativo situado en el marco del contexto social, nos permite reflexionar sobre: La cultura de la diversidad y el potencial del formador en educación infantil, en un proceso de reflexión - acción - reflexión, construido mediante un mecanismo envolvente que parte de los supuestos básicos subyacentes dados por la observación, acciona en el ámbito de la formación docente y su interrelación con la praxis, y vuelve a la interpretación o la reconstrucción de la teoría.
Las ideologías como creencias
Según van Dijk, 1999 las ideas son constructos o productos del pensar, estén o no social o culturalmente compartidas, y las ideologías son conjuntos de creencias en nuestra mente. Por eso, afirma, es teóricamente más útil distinguir entre ideologías, como tales, o sea, creencias sociales compartidas de un tipo específico, por un lado, y su comunicación a través de expresión o ejecución en símbolos, rituales, discurso u otras prácticas sociales y culturales, por el otro.
La cultura de una comunidad de educación infantil contiene grupos etarios sociales diversos que comparten un lenguaje, formas de expresión, creencias, costumbres, pero que, sin embargo, la diversidad cultural de cada grupo no siempre se hace consciente intra e intergrupalmente. Al interior de la comunidad educativa cabe distinguir tres grupos etarios: i. el cuerpo docente (edad promedio 40 años), ii. el grupo de alumnos de los profesorados (edad promedio 20 años), y iii. el grupo de futuros alumnos de educación inicial (edad 0 años, porque la mayoría aún no ha nacido)
Si como afirma van Dijk es importante distinguir entre las ideologías y sus formas de expresión o ejecución, entonces es pertinente instalar en la discusión una serie de interrogantes:
¿Cuál es la ideología del grupo de formadores de formadores?
¿Cuál es la ideología del grupo o de los grupos en formación?
¿Cuáles serán las ideologías de los grupos de niños a quienes van dirigidos los esfuerzos de la formación en educación infantil?
¿Cómo se hacen explícitas las relaciones de las ideologías de los formadores con otros tipos de creencias, tales como actitudes, conocimiento y opiniones?
¿Cómo se insertan las ideologías en los procesos de cognición y en las prácticas sociales?
La educación como hecho social tiene entre uno de los propósitos de la educación infantil la integración activa de los niños a una sociedad situada - en un tiempo futuro- por eso nos demanda respuestas permanentes sobre qué docente debemos formar, a qué niño queremos integrar y a qué sociedad nos referimos.
La respuesta a estas demandas posibilita explicitar la finalidad de la formación docente, la determinación de los perfiles de carreras, los saberes y las prácticas educativas, diseñadas en la curricula de grado y de postgrado. Al encontrar al menos tres líneas diferenciadas de diversidad en los niños: a) las variedades de aprendizaje de niños de una misma edad; b) el marco familiar determina diversidades de aptitudes y conductas y c) diferencias en nivel de acompañamiento educativo desde la primera infancia, en instituciones de educación no formal, se hace menester que el formador que estará educando a los niños las considere como prioritarias para lograr su objetivo.
Pero, la curricula de los formadores en educación infantil está atravesada por un conjunto de teorías y concepciones que sustentan el grupo etario dominante, es decir, los formadores de formadores, que son quienes definen las estrategias de elaboración y de implementación del currículo, que son quienes relacionan la ideología del grupo con su manifestación en las prácticas sociales.
La educación infantil en el marco de lo socio -cultural
Si entendemos a la educación infantil como un hacer que asume un educador referido a una acción con sujetos; como una acción en el campo de lo social con implicancia pedagógica que tiene como marco lo socio - cultural, como una forma de intervención social que tiene como uno de los propósitos la integración activa de los actores sociales como miembros de una sociedad situada, entonces es necesario conocer y hacer participar a otros actores sociales en el proceso formativo; involucrando tanto a aquellos que definen las políticas como a aquellos que asumen prácticas sociales, que conocen los requerimientos sociales y el saber hacer que da la praxis, para socializar las interpretaciones personales y las experiencias de las acciones de prácticas sociales e implementando entonces una pedagogía de la diversidad
La formación de los profesores en Educación Infantil debe contemplar la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes orientadas a la atención de la diversidad en sus manifestaciones múltiples, y la comunidad educativa, en general, y el educador, en particular, no debe asumir fines y medios predeterminados sino que debe implicarse en interpretaciones vistas como construcciones contextuales.
La estrategia fundamental de formación infantil puede convertirse en un mecanismo de nuevas reflexiones y en un esfuerzo de conceptualización para la atención de la diversidad cultural que se expresa en la tríada constituida por actores sociales con diverso potencial humano: el formador de formadores, el formador en educación infantil y el niño.
El Currículo como recorte de la cultura
El análisis de algunas definiciones permite afirmar que la elaboración y el desarrollo curricular está determinado como resultado de un hacer institucional que en su proceso de elaboración asume la comunidad educativa, considerando los determinantes históricos y políticos administrativos que han delineado en el sistema educativo y han asignado finalidad a cada nivel. Algunas definiciones de currículo lo caracterizan como:
... síntesis de elementos culturales (conocimientos, valores, costumbres, creencias, hábitos) que conforman una propuesta política - educativa pensada e impulsada por diversos grupos y sectores sociales cuyos intereses son diversos y contradictorios, aunque algunos tiendan a ser dominantes y hegemónicos y otros tiendan a oponerse y resistirse a tal dominación. Síntesis a la cual se arriba a través de diversos mecanismos de negociación e imposición social". (De Alba, 1991, citado en Díaz Barriga, 1995, p.50)
¿Cómo producir una síntesis de los saberes de los formadores con los saberes que necesitarán los futuros docentes, hoy alumnos?, ¿cómo resolver el dilema de la transmisión de lo que se necesita y los productos científicos que la misma sociedad genera?, ¿cómo ligar el saber de permanencia y el saber que cambia?
Una manera de responder podría ser la de contemplar la organización de los elementos básicos desde una pedagogía de la diversidad, que genere un pensamiento flexible concreto, creativo, que integre el juego como corriente del saber, e incorporar los recursos tecnológicos en la construcción del conocimiento.
Así como afirmaLerner, 1994:38 "La escuela tiene como objetivo comunicar a las nuevas generaciones el conocimiento elaborado por la sociedad. Para hacer realidad este propósito, el objeto de conocimiento – el saber científico o las prácticas sociales que se intentan comunicar- se convierte en "objeto de enseñanza". Al transformarse en objeto de enseñanza el saber o la práctica a enseñar se modifican: es necesario seleccionar algunas cuestiones en lugar de otras, es necesario privilegiar ciertos aspectos, hay que distribuir las acciones en el tiempo, hay que determinar una forma de organizar los contenidos...", la universidad tiene como objetivo formar a las nuevas generaciones de profesores.
Por ello necesita para su elaboración, además de los conocimientos propios de la disciplina y del sujeto que aprende, conocimientos sobre el fenómeno educativo en sus múltiples esferas y dimensiones, que le dan una explicación - comprensión de la práctica educativa en general e histórica - situacional y un planteo socio - político - cultural, que al incluir valoraciones, ideología, deber - ser, se convierte en el parámetro para la selección, elaboración y valoración de los criterios de acción.
En este marco histórico situacional, lo tecnológico, convertido en objeto de enseñanza, y valorado por su dinámica como potencial comunicativo, informativo, y generador de conocimiento, facilita el proceso de reflexión - acción - reflexión, porque partiendo de una búsqueda inicial, cuestionamiento o pregunta de conceptos claves, por ejemplo en el caso de este evento: a) se encontró en la red, con dos palabras simples, congreso - infantil, b) la búsqueda se convierte en una información holística que nos satisface la necesidad primera de información, pero que a la vez adquiere una proyección geométrica, en este caso todo lo requerido para el actual evento más los link de los congresos del próximo año, c) desafiándonos, movilizándonos para nuevas acciones.
Los espacios lúdicos de placer que provee la búsqueda de conocimiento que va surgiendo en esa proyección geométrica no siempre son reconocidos de la misma manera por los formadores de formadores, lo que permea cierta indiferencia y escepticismo, más un componente psicológico de temor a lo desconocido, o de bloqueo emocional similar al de casi todos los adultos ante los aspectos expresivos. Sin embargo siempre hay algunos miembros de la comunidad educativa que disfrutan de los medios tecnológicos y obligan, en cierta forma, a participar de los alcances positivos e invalorables, que nos brinda la informática y los medios audiovisuales. Ver cuadro 1.
La informática
y los medios audiovisuales, entendidos como recursos o instrumentos, proporcionan
oportunidades no empleadas en la formación de formadores, para individualizar
la enseñanza, adaptarla a las realidades culturales, tanto de los alumnos
del profesorado como de las aplicaciones a los destinatarios de la educación
inicial.
Quizás las respuestas estén en la manera que lo abordemos como objeto de enseñanza, ya que haciendo una analogía con el despertar del placer que buscamos cuando pretendemos que personas ya estructuradas o formadas descubran el placer de la fiesta y el juego en las expresiones artísticas, quizás estos mismos recursos puedan hacerse sentiren la implementación del curriculum de estas nuevas tecnologías. "...Educar por el goce significa generar entusiasmo, generarlo siempre, en todas y cada una de las actividades...educar por el goce significa movilizar las energías en una aventura lúdica compartida: sentir y hacer sentir participar entregando lo mejor de sí y recibiendo lo mejor de los otros..."
Las Nuevas Tecnologías,
desde la perspectiva de una implementación lúdica, placentera,
no sólo ofrecerá la posibilidad de acceder a la información,
sino a la interacción con otros docentes y alumnos. Si estas tecnologías
vivenciadas desde el gozo, se trasmitirán a futuro en una corriente de
múltiples interacciones de los formados con los niños.
Las ayudas técnicas favorecen la valoración y el diagnóstico, la autonomía y el desarrollo personal. Grabar, filmar. Como afirma Babás Ortega y Jaramillo Márquez (1998) "... el ordenador no es más que una máquina; para su adecuada utilización con fines educativos, siempre debe estar al frente de él, un profesional de la educación con su correspondiente formación..." ; por eso, el potencial del formador en educación infantil se materializa:
1. Cuando la ejecución tiene en cuenta la situación histórica social de los diversos grupos que comparten la formación inicial, porque los grupos no son sólo un constructo societal sino que están constituidos mentalmente a través de la representación compartida, son poseedores de sentimientos de pertenencia, de recuerdos, de experiencias colectivas y desarrollan representaciones sociales.
2. Cuando considera que las prácticas singulares de quienes se van a formar van cambiando con el devenir social, no sólo para su determinación como profesional sino también de las intencionalidades y de los contenidos curriculares.
3. Cuando se considera tanto las relaciones entre abstracciones sociales, es decir, entre los sistemas y los grupos, como las relaciones entre personas reales, es decir, las relaciones entre los miembros de grupos, al igual que sus ideas y acciones.
4. En una tarea compartida por la comunidad educativa, la que tiene el derecho y el compromiso de definir fines e intencionalidades como así también contenidos educativos y acciones pedagógicas.
5. Cuando las intenciones educativas curriculares refieren a conocimientos científicos y a habilidades pero también a valores propios de la tarea social que asumirá el profesor de educación inicial, como a valores sociales y humanos de esta sociedad.
6. En el entrecruzamiento de una serie de factores, algunos ideológicos como son las concepciones de sociedad y hombre que poseemos y deseamos, otros teóricos, como son las teorías pedagógicas, didácticas, sociológicas, epistemológicas... y la situación histórica social atravesada por ideologías hegemónicas, procesos económicos, políticas, recursos disponibles, desarrollo científicos, necesidades sociales...
7. En los recortes de las creencias culturales, en las creencias del grupo y en las manifestaciones de las prácticas sociales que se convertirán en los saberes a enseñar.
Algunas reflexiones vinculadas a la formación
El desarrollo de un pensamiento flexible y creativo que permita atender las características que resultan no sólo de la cultura de los formadores de formadores, en su pensamiento explícito, sino, muy especialmente, reflexionar acerca del pensamiento tácito implícito en las relaciones resultantes entre la diversidad cultural de los educadores y de los niños provenientes de contextos diferentes que existen en una misma región o cuidad, derivados de la formación cultural, producto de razones socio - económicas, de trabajo, de lenguaje y de estilos de vida, en general, implica hacer explícitos los modelos personales que representa cada grupo.
Como los tres grupos etarios implicados en la educación infantil traen o traerán a la relación del aula sus representaciones e interpretaciones y opiniones configuradas por la ubicación temporo – espacial, circunstancias económicas, políticas educativas o tecnológicas y han desempeñado roles variados, han participado en acciones comunicativas, la determinación de las relaciones entre docentes alumnos, estarán teñidos de estos modelos personales.
El modelo del formador de formadores contempla cronológicamente el pasado y el presente en el desempeño de sus roles, donde por ejemplo lo tecnológico existe, en su mayoría de manera periférica; el estudiante universitario tiene una visión presente - futuro, donde lo tecnológico tiene un espacio más cercano a lo real, ya que desde la mitad de su vida es actor, receptor y usuario de la tecnología del mundo globalizado.
Mientras que el niño, educando del futuro, vendrá genéticamente sensibilizado hacia todo lo que es hoy el avance tecnológico.
En la tarea de potenciar al formador hacia una cultura de la diversidad, es necesario sensibilizar al educador en las relaciones comunicacionales, ya que las convicciones referidas a la educación infantil, se adquieren en forma gradual mediante la percepción social, la interacción y especialmente en los hechos educacionales comunicativos. Esas mismas convicciones se desarrollan y cambian en y por las prácticas educativas situadas.
La interpretación y la comprensión acerca de la formación de los educadores se hace en términos de categorías conceptuales socialmente adquiridas, por eso, algunos miembros deben trasmitir la ideología, como sistema de ideas compartidas, a los recién llegados o a las nuevas generaciones; y algunos miembros deben monitorear las prácticas educativas y en consecuencia las aplicaciones de las ideologías. Pero algunos miembros deben poder reformular y adaptar la ideología del grupo a los nuevos desarrollos sociales, nuevas circunstancias o cambios en otros grupos y algunos de los miembros deben poder formular y compartir la ideología en todo el grupo.