Programación sobre la base del desarrollo de las inteligencias
1. INTRODUCCIÓN
La programación curricular de aula constituye una
de las actividades más importantes que realizan las maestras y maestros de la
etapa de educación infantil.
La implantación de un proyecto de desarrollo de
las inteligencias múltiples necesita de un programa específico donde se definan
los objetivos a corto y largo plazo, y en donde se definan los recursos disponibles,
el personal involucrado, los tiempos, espacios, etc.
La programación permite una determinación anticipada
del orden y consecutividad de realización del trabajo educativo con la indicación
de las condiciones necesarias, de los medios utilizados, de las formas y los
métodos de trabajo, y está encaminada a la organización del proceso pedagógico
como un todo único en el centro de educación infantil y en cada grupo o aula.
Es la actividad que realiza el colectivo docente
para planificar el para qué, el qué, el cómo, cuándo y con qué de la acción
educativa y las vías de seguimiento, regulación y control del proceso educativo
y sus resultados. Esta planificación orienta el trabajo del maestro y maestra
haciéndolo más racional y coherente en el desarrollo concreto de la práctica
pedagógica.
La programación determina la planificación de tareas
concretas del trabajo educativo, la selección de los tipos fundamentales de
actividad, los modos de su organización y los medios de solución de las tareas
planteadas. El carácter de las estrategias metodológicas, o sea, la relación
e interacción de los diferentes métodos, formas y medios, la combinación de
la actividad de los niños organizada por el docente con su actividad independiente,
con la actividad colectiva, conjunta e individual, etc., son elementos a tener
en cuenta en la programación.
Lo anteriormente expuesto nos permite reiterar
que la programación debe garantizar la organización del proceso pedagógico como
un todo único en el grupo o aula de un centro de educación infantil, posibilitando
el movimiento y el desarrollo del proceso pedagógico en el tiempo. Debe contemplar
la complejidad del contenido, de las formas y de los métodos de trabajo con
los niños, el cambio de estructura del proceso pedagógico a medida que se desarrollan
los niños individualmente y el colectivo infantil en general, en el curso del
trabajo educativo.
La programación da al proceso pedagógico un carácter
organizado y planificado, hace más orientado y eficaz el trabajo del maestro/maestra
infantil.
La organización y orientación de la actividad diversa
de los maestro/maestraes, está sobre la base del conocimiento de las regularidades
generales del desarrollo y educación de los niños y niñas y de sus particularidades
individuales, y esto posibilita la consecutividad del trabajo educativo.
2.1-Características De Las Programación
Las características que debe reunir una programación
educativa pueden sintetizarse en las siguientes:
a) Integradora de los intereses y capacidades
del alumno, de las exigencias de la materia y de las condiciones de la realidad
sociocultural.
b) Adaptado al tipo de centro educativo: rural, urbano, suburbano, específico
de un barrio, etc.
c) Significativa y motivadora para los alumnos y para su desenvolvimiento
en el medio, como individuos diferenciados y como grupo.
d) Propiciadora de la participación activa de los alumnos.
e) Concentradora de los contenidos alrededor de las unidades didácticas,
permitiendo una progresiva diferenciación.
f) Fundamentada y ordenada en base a criterios psicológicos, lógicos y científicos,
según los distintos niveles y edades.
2.2-Principios De Programación
Para su elaboración o desarrollo podemos basarnos
en los siguientes principios:
a) Principio de racionalización.
Podemos decir que es una conditio sine qua non de la programación, un principio
cero, del cual derivan las restantes. Este exige coherencia o adecuación entre
objetivos, medios y criterios de evaluación, sin que debamos dar primacía a
ninguno de ellos, quizá podrían ser los objetivos los que marcasen las directrices
que sirvieran para determinar tanto los medios como los criterios de evaluación.
b) Principios de continuidad. Supone
la relación entre los distintos niveles de programación, de manera que no sean
compartimentos estancos, sino interdependientes. Exige este principio de cualquier
decisión que se haya de tomar sobre los distintos aspectos de la programación
que tenga en cuenta las anteriores y las que se prevean a continuación.
c) Principio de progreso escalonado.
Exige este principio tener en cuenta, para cada clase de programación el nivel
anterior indispensable para iniciar el proceso de aplicación de aquél. Así se
evitarán lagunas en el proceso de enseñanza-aprendizaje por falta de base- y
las repeticiones innecesarias del mismo por no comprobar el estado inicial del
sistema respecto al nivel en cuestión.
d) Principio de totalidad. Según
este principio, en cada unidad didáctica deben contemplarse, al menos los siguientes
componentes de la programación: objetivos, contenidos, metodología y criterios
de evaluación. Se ve claramente que es una derivación del principio de racionalización.
e) Principio de reversibilidad.
Supone que la programación debe ser un proceso abierto y flexible, revisable
e inacabado. En cualquier momento y ante cualquier decisión debe existir la
posibilidad de corregir fallos y añadir mejoras; en pocas palabras asegura la
posibilidad de feed-back o retroalimentación de la programación, y exige el
funcionamiento de todos los elementos de la misma como partes interdependientes
de un sistema.
f) Principio de precisión unívoca.
Quiere decir que todos los que participan en la elaboración y aplicación de
la programación, interpreten de la misma manera los datos y las decisiones tomadas.
Este principio elimina dos graves y posibles riesgos de toda planificación:
la ambigüedad y la subjetividad.
g) Principio de realismo. Significa
que todos los elementos de la programación deben adecuarse a las específicas
condiciones en que el proceso de enseñanza-aprendizaje vaya a desarrollarse,
(características de los niños, condiciones del centro, tipo de tarea que vaya
a realizarse, maestro/maestra al que se dirige la programación, etc.
2.3-Requisitos De La Programación De Aula En Un
Centro De Educación Infantil.
La programación curricular de aula contempla todas
las actividades a realizar con los niños, tanto las de formación de conocimientos,
habilidades y hábitos como las de formación de actitudes y valores.
Debe estar orientada a la organización del proceso
pedagógico en su totalidad, la consecución de las tareas de educación del colectivo
infantil y de los niños y niñas en particular, la selección de las estrategias
metodológicas y de los modos de influencia pedagógica en correspondencia con
su edad y a la utilización de las diferentes formas de organización de la vida
de los niños y de los tipos de actividad infantil.
Se incluye además en algunos modelos pedagógicos
la combinación racional de formas colectivas e individuales de trabajo con los
niños.
La programación debe reflejar la complejización
gradual del contenido, de las formas de organización de la actividad infantil,
de los modos de orientación de la actividad de los niños y de las estrategias
metodológicas.
Además requiere que se tengan en cuenta los logros
de los niños para que se posibilite el paso gradual en la asimilación de nuevos
conocimientos, de los modos de acción y de las nuevas formas de organización
de la actividad y su combinación. Es importante establecer la relación entre
las actividades que se programen y el trabajo del maestro/maestra con los niños
en la vida cotidiana, en sus juegos, actividades laborales, etc.
La programación del grupo o aula debe servir de
guía y ser real. Lo real se logra con el planteamiento de tareas
concretas teniendo en cuenta el nivel de desarrollo grupal e individual de los
niños. Es necesario conocer el nivel de sus conocimientos, habilidades y hábitos,
o sea, de sus competencias; así como sus necesidades e intereses para que la
programación sea real. También requiere de una consideración especial a las
habilidades de los niños para organizarse para la actividad conjunta.
Es importante para la realidad de la programación
de aula considerar los acontecimientos sociales, las particularidades del trabajo
y de la vida cotidiana de los adultos y el mundo circundante natural.
2.4-Formas De Programación Del Trabajo Educativo
En El Centro De Educación Infantil.
La programación del trabajo educativo se realiza
en tres formas que se complementan mutuamente:
1º La programación general anual. 2º La programación perspectiva. 3º La programación diaria.
Estos constituyen niveles de programación con un
criterio secuencial diferente.
La programación general anual no es más
que el modelo que anticipa, describe e integra las acciones didácticas y las
tareas educativas con un grupo de niños y niñas a lo largo de un curso escolar.
La programación general anual tiene como verdadera
finalidad ser la guía del proceso educativo y al ser elaborada se debe tomar
en cuenta el contexto social y las necesidades de los niños y niñas, de manera
permanente y dinámica.
La elaboración de la programación anual exige un
análisis previo de algunos aspectos referenciales como son:
§ Los diferentes niveles de programación
curricular (nacional, regional, local e institucional).
§ Lineamientos y orientaciones complementarias tanto administrativas como
técnicas emanadas de las instancias de las que depende la institución infantil.
§ La exploración y diagnóstico de necesidades, expectativas y posibilidades
del medio, que permitan la contextualización de la programación y la práctica
educativa (medio físico y social).
§ Las características del personal docente.
§ Los recursos físicos y materiales con que se cuenta.
§ Las características, logros y posibilidades del grupo de niños y niñas en
general y en particular de cada niño o niña.
§ La generalización de alguna experiencia derivada de la investigación educativa
existente en el centro de educación infantil.
Es fundamental entonces la caracterización de la
comunidad, del centro de educación infantil, del grupo de niños y niñas y de
cada niño en particular, para la programación curricular anual del grupo o aula.
El análisis y formulación de objetivos y logros,
que de forma anticipada se prevé que desarrollen los niños y niñas como resultado
de las tareas educativas en el período lectivo, y la selección, dosificación
y organización de contenidos que van a posibilitar el cumplimiento de los objetivos
son elementales que conforman también la programación anual del grupo o aula.
El diseño de estrategias metodológicas fundamentales,
la previsión de los recursos (las posibilidades que brinda el medio institucional
y la comunidad), la realización de actividades especiales como celebración de
efemérides, cumpleaños colectivos, paseos, excursiones y visitas (museos, centros
laborales y otros lugares de interés de la comunidad) son elementos también
de esta programación general anual.
Es esencial precisar los criterios y vías de evaluación
tanto de los logros de los niños y niñas, como del trabajo del docente en el
aula o grupo.
Otro aspecto que se debe consignar son las acciones
a realizar con la familia y la comunidad, y para ello es necesario determinar
objetivos, actividades concretas, recursos necesarios y las vías de evaluación.
La programación perspectiva determina el
trabajo del maestro/maestra con los niños y niñas de su grupo en diferentes
períodos de tiempo que pueden ser más o menos largos en correspondencia con
el momento del curso o las características del aula o grupo.
La programación perspectiva está caracterizada
por la determinación del sistema de trabajo con los niños y niñas en un período
de tiempo concreto para garantizar su orientación y eficacia.
La determinación de los períodos de tiempo está
en correspondencia con las necesidades del grupo y del docente o grupo de docentes
que atiende a los niños y niñas.
En la programación perspectiva se determinan las
formas fundamentales de educación de los niños y niñas (formación de hábitos
higiénico – culturales, la educación de la independencia, de la organización,
etc.). La relación de las actividades derivadas del trabajo con las unidades
de enseñanza o didácticas y su orden lógico, con las tareas del currículo (o
programa). Debe incluir además las tareas fundamentales, las estrategias metodológicas
para el desarrollo y dirección del juego y del trabajo, la introducción de equipos
lúdicos y juguetes así como de nuevas formas de organización del trabajo.
Su elaboración depende de las características y
particularidades del colectivo infantil y las condiciones de trabajo; no debe
ser muy voluminosa ni demasiado detallada, constituye una gran ayuda para el
maestro/maestra que se inicia y muy conveniente para la generalización de experiencias.
En los grupos o aulas de edad temprana la elaboración
de esta forma de programación resulta imprescindible, dadas las características
del trabajo pedagógico en estas edades.
La finalización del período lectivo es un momento
importante en la programación, depende de las características de cada grupo
o aula en particular, cada institución, cada comunidad. Diseña la integración
y evaluación de los logros alcanzados por los niños y niñas, el acercamiento
y preparación para el pase a otro grupo o salón, otro maestro/maestra u otro
nivel del sistema educativo.
El plan perspectivo se estructura de acuerdo con
las exigencias generales y con las peculiaridades determinadas por la especificidad
de la educación conjunta de niños de 0 a 6 años.
Requiere especial atención la organización de los
diferentes tipos de actividad de los niños y niñas, ya que es en esa actividad
donde se ponen de manifiesto más claramente las posibilidades de las diferentes
edades.
Los niños y niñas de diferentes edades poseen diferente
volumen de conocimientos y desarrollo de habilidades y hábitos, es distinto
su nivel de independencia y organización, capacidad de trabajo, resistencia,
etc.
Estas particularidades de los niños y niñas deben
ser tomadas en cuenta al establecerse el régimen de vida. Ellas determinan el
contenido, las formas de organización de la actividad infantil y de todo el
trabajo educativo en el grupo o aula.
La utilización de diferentes formas de organización
de la actividad de niños y niñas en un grupo o aula, garantiza el control en
el trabajo educativo, de sus posibilidades evolutivas, de sus particularidades
y la optimización de su desarrollo y educación.
Para una programación correcta del trabajo es necesario
poseer un conocimiento adecuado de las exigencias del currículo (o programa)
infantil y del contenido del trabajo educativo con los niños del grupo evolutivo
para los que se elabora el plan. Esto permite valorar objetivamente los logros
de los niños y niñas en el grupo y determinar las tareas y el contenido del
trabajo ulterior.
Es importante para la programación conocer los
acontecimientos de la comunidad, región y país donde está situado el centro
de educación infantil. Esto ayudará al vínculo del trabajo educativo con la
vida de los niños y niñas, a utilizar situaciones que permitan la educación
de los sentimientos patrios y de identidad con su región y/o comunidad. Además
requiere del conocimiento del entorno natural, de las particularidades de los
cambios estacionales y de su influencia en la región.
Reiteramos que para garantizar una programación
efectiva es necesario que el docente del grupo o aula conozca de sus niños y
niñas, los intereses, capacidades, habilidad para vivir en el grupo de coetáneos
y condiciones de su educación familiar.
Es fundamental que en su elaboración participen
todos los docentes del grupo o aula, pues la programación conjunta garantiza
el estilo de trabajo, el trato y el nivel de exigencia del colectivo de maestro/maestraes
con los niños.
Reviste gran importancia el análisis previo de
cómo han asimilado los niños y niñas el contenido de las actividades propuestas,
las alternativas metodológicas utilizadas, los métodos de influencia más acertados,
etc. Es preciso también el análisis de los logros en el desarrollo y en la educación
de cada niño en particular, y fundamentalmente, de aquellos que requieren de
una atención especial.
La integración de todos estos elementos en la programación
curricular de aula posibilita que el trabajo educativo a realizar con los niños
y niñas tenga un carácter dinámico y científico.
El último nivel le corresponde a la programación
diaria que es donde se concretan las acciones didácticas y tareas específicas
a realizar con los niños y las niñas en el día a día.
En el nivel de programación diaria es donde se
concreta de forma más explícita y detallada las actividades a realizar con los
niños y niñas, los tiempos de duración y la alternancia de formas organizativas.
Se determinan además en cada actividad pedagógica
los objetivos más específicos, los contenidos, las estrategias metodológicas,
los recursos y las formas de evaluación de los procesos y los resultados alcanzados
por los niños y niñas del grupo.
En la programación diaria se planifican todas las
actividades a realizar en las diferentes sesiones de trabajo (mañana, tarde),
sin olvidar aquellas relaciones con el trabajo con los padres de familia.
Esta programación diaria que detalla las diferentes
formas de organización y la planificación de cada actividad, es importante que
se elabore por etapas (semanal o quincenal), partiendo del análisis conjunto
del personal docente acerca de los logros y dificultades de los niños y niñas,
de la eficiencia de las estrategias metodológicas y de la dirección pedagógica
del juego, etc.
La planificación de cada una de las actividades
a realizar con los niños y niñas es de vital importancia pues en ellas donde
las tareas educativas del currículo se concretan y detallan.
La determinación y formulación de objetivos de
cada actividad que se programe para el desarrollo de las diferentes áreas cognoscitivas
y de desarrollo, la selección de contenidos y tareas a realizar por los niños
y niñas de forma individual o colectiva que permitan la consecución de los objetivos,
tanto cognoscitivos como educativos, en la actividad, así como los métodos,
procedimientos, recursos y vías de evaluación son componentes fundamentales
y esenciales en la estructuración y planeación de estas actividades.
La planeación de las actividades a realizar durante
la etapa seleccionada (semana o quincena) para el desarrollo y dirección pedagógica
de los juegos de los niños y niñas, la preparación de nuevos argumentos, el
enriquecimiento de los ya existentes, la selección de los recursos necesarios
para el desarrollo de los diferentes tipos de juego son elementos que no pueden
faltar en este nivel de programación. Esto nos va a posibilitar poder evaluar
el nivel de juego que van alcanzando los niños y niñas, a partir del sistema
de influencias educativas planeadas y su organización.
Es importante recordar a los maestros que para
la planificación y organización diaria de los juegos es necesario que:
§ Se consideren los tiempos más favorables
para el desarrollo de los diversos tipos de juego.
§ Se creen las condiciones favorables para su desarrollo.
§ Se organicen los juegos teniendo en cuenta las posibilidades de los niños
y niñas y sus intereses.
§ Se utilicen diversos juegos para desarrollar y satisfacer los intereses infantiles.
§ Se apliquen diversos métodos y procedimientos en la dirección pedagógica teniendo
en cuenta las particularidades evolutivas e individuales de los niños y las
niñas.
§ Se observe el desarrollo individual y colectivo de los niños y niñas en los
diversos tipos de juego.
PROGRAMACIÓN PERSPECTIVA(de la Unidad
didáctica, centro motivador o proyecto)
1.- INTRODUCCIÓN
Por Programación entendemos la formulación
escrita que realiza el maestro/a o maestros y mediante la cual anticipa, de
forma ordenada y detallada, las actividades que los alumnos y él mismo deben
desarrollar en el aula o fuera de ella, los recursos materiales y temporales,
metodológicos, los contenidos y criterios de evaluación para alcanzar los objetivos
fijados.
La programación es necesaria en todos los niveles
educativos ya que facilita la organización de la clase; evita la improvisación
y la rutina; permite un control continuo, ya que incorpora la evaluación; tiene
en cuenta la realidad del alumno y del medio; en fin, consigue una enseñanza
más estructura, organizada y coherente, acorde con el desarrollo madurativo
del escolar.
Por el grado de generalización que tiene el algunos
modelos didácticos de la educación infantil, el trabajo con unidades didácticas
hacemos referencia a su conceptualización, planificación y desarrollo.
En la bibliografía didáctica especializada existen
diversas definiciones acerca de lo que se denomina “unidades didácticas” y con
diferentes connotaciones. Del análisis de estas definiciones se pueden determinar
algunas generalidades, como son:
Ø La existencia de un eje temático alrededor
del cual se organizan los objetivos, contenidos y actividades como un todo.
Ø El eje temático tiene que ser significativo
para los niños y niñas.
Ø Las situaciones creadas alrededor del
eje temático tienen que motivar e interesar a los niños y niñas.
Ø El docente es facilitador y coordinador
de las experiencias de aprendizaje.
Se caracterizan las unidades didácticas a partir
de los elementos que las distinguen. Pueden ser de materia (contenidos lógicamente
organizados), de adaptación (resultados de los aprendizajes) y las de centro
de interés (interés espontáneo de los niños y las niñas).
El plan de unidad es un instrumento de programación
más detallada, con una perspectiva más específica y analítica del trabajo a
desarrollar durante un período de tiempo determinado, previendo el desarrollo
de un conjunto de experiencias en torno a una idea o sistema de ideas; o sea,
un eje temático central.
Es importante señalar que cada docente puede elaborar
un propio plan de unidad didáctica, seleccionar los componentes que lo integran
y las formas de organización más adecuadas.
Uno de los aspectos más importantes es la determinación
del eje central que debe ser motivante, interesante y significativo para los
niños y niñas. Además debe posibilitar la interrelación de objetivos y contenidos
de forma lógica y coherente en cada unidad.
Las situaciones pueden surgir de los intereses
espontáneos del grupo, o propuestos por el maestro/a a partir de sus conocimientos
acerca de los temas que pueden resultar interesante a los niños y niñas.
La flexibilidad en la programación de unidades
didácticas es muy importante, pues permite la inclusión de temáticas de interés
que surjan en el desarrollo del trabajo con los niños y niñas y que pueden ser
incorporadas a la práctica pedagógica.
Algunos autores consideran que no es favorable
la elaboración previa de un grupo de unidades didácticas en el trabajo con los
niños y niñas, no obstante, es necesario recordar que la constatación sistemática
de los logros del desarrollo y del cumplimiento de los objetivos previamente
planteados es fundamental en el desarrollo del trabajo con los niños y niñas,
por lo tanto esto debe estar previsto en la programación de los ejes centrales
y de las unidades didácticas.
La planificación de una unidad didáctica no sigue
un esquema rígido, el docente la elabora a partir de sus necesidades y experiencia,
pero debe constituir la guía que oriente su trabajo con los niños y niñas.
Generalizando podemos decir que se entiende por
Unidad Didácticaun conjunto de nociones, actividades y ejercicios
que deben ser aprendidos y realizados en torno a un tema significativo e interesante
para el niño, en cuya realización se debe poner en juego todos los poderes y
facultades del niño.
Se trata de buscar las conductas que más le interesan
al niño en la edad concreta en que se encuentra, para encauzar su actividad,
convirtiendo esas capacidades en centros de aprendizaje.
ELEMENTOS BÁSICOS DE LA PROGRAMACIÓN
Independientemente de cuál sea la alternativa de
programación utilizada por el docente, se sugieren elementos que no deben ser
omitidos por su importancia para el desarrollo del proceso educativo.
Para llevar a cabo una programación teniendo en
cuenta la teoría de la inteligencias múltiples tenemos que tener presente una
serie elementos básicos:
1. Título de la unidad (temática).
2. Tiempo aproximado de desarrollo.
3. Formulación de objetivos a lograr por los niños en el desarrollo de la unidad.
4. Selección de los contenidos a desarrollar que posibiliten el logro de los
objetivos.
5. Plantearnos preguntas claves sobre las inteligencias múltiples, cuyas respuestas
pueden sugerirnos alternativas para los posteriores pasos:
Lingüística: ¿cómo utilizo la palabra oral y la escrita?,
¿cómo puedo hacer que los niños la utilicen?
Lógico-matemática: ¿cómo puedo estimular el pensamiento lógico
y la utilización de números y habilidades propias de esta inteligencia?
Espacial: ¿Cómo utilizaré el color, el arte, la visualización
espacial y los materiales?
Cinético-corporal: ¿cómo facilitar las experiencias manuales
y hacer para comprometer todo su cuerpo en el aprendizaje?
Musical: ¿incorporaré los sonidos, las melodías y las canciones?
Naturalista: ¿cómo acercar a los niños sobre la observación
y experimentación con la naturaleza y todos los seres vivos?
Interpersonal: ¿cómo estimularé la participación activa con
el grupo y la interacción entre niños y niñas?
Intrapersonal: ¿Cómo estimularé para que cada niño y niña
tenga su “momento especial”, que todos hagan sus propias elecciones y tengan
la oportunidad de estar en contacto con sus sentimientos y emociones?
6. Selección de las posibles actividades y formas
organizativas del proceso educativo.
7. Selección de métodos y procedimientos para cada actividad.
8. Selección de recursos.
9. Describir las vías y criterios de evaluación.
La programación debe ser un proceso dinámico, abierto
y flexible en el que hay que tener presente unos elementos básicos que se estructuran
en el cuadro siguiente:
2.1. Los condicionantes:
La programación ha de partir del conocimiento preciso
de la realidad: unos niños determinados que viven en un ámbito concreto. Sin
esta consideración posiblemente será una programación teórica irreal, que no
podrá llevarse a la práctica y que no estará en función de lo que verdaderamente
necesitan esos niños.
2.1.a.Los niños:
No se trata de precisar ahora un conocimiento individual
y detallado de cada niño; más bien consiste en determinar, a efectos de la programación,
cuáles son las características o peculiaridades principales del grupo de niños,
de la clase en conjunto.
En este sentido hay que establecer:
a) El nivel de maduración física y psicomotriz
que muestra (destrezas habilidades, etc.).
b) Los conocimientos y experiencias que poseen.
c) La capacidad metal general, teniendo en cuenta,
como una peculiaridad importante, que el niño de esta etapa percibe los objetos
y fenómenos de un modo sincrético y global.
d) Sus necesidades básica e intereses vitales,
que son los únicos que pueden mover al niño para la realización de tareas
y actividades escolares.
2.1.b. El entorno:
El proceso de aprendizaje se desarrolla a través
de una permanente interrelación entre los niños y el medio ambiente en que vive.
Por eso, este entorno vital debe servir de apoyo para desarrollar todas las
actividades posibles, siendo necesaria una exploración, previa a la programación,
que nos informe sobre estos aspectos condicionantes:
a) El propio centro escolar como el entorno
más restringido: tipo, organización, maestros, recursos, espacios, etc.
b) Las familias: niveles culturales y socioeconómico,
participación con el centro, profesiones de los padres, clase de vivencias,
número de hermanos, etc.
c) El barrio o localidad: aspectos geográficos,
urbanísticos, culturales, sociales, económicos, etc., que sean importantes
a efectos de tratados en la programación.
2.2. Los objetivos educativos:
Los objetivos constituyen la previsión de lo que
se espera que los niños consigan al terminar los diversos momentos del proceso
de aprendizaje. La formulación de los objetivos es una de las tareas más importantes
que hay que realizar en la programación.
Los objetivos cumplen las siguientes funciones
en el proceso de enseñanza-aprendizaje:
- Orientan y dan intencionalidad al proceso educativo.
- Guían el trabajo del maestro/a.
- Indican lo que se pretende de los niños.
- Proveen criterios para evaluar los resultados educativos (de los niños y
el maestro/a).
- Crean un mecanismo de retroacción para conseguir la acción docente.
2.2.a. Objetivos generales:
Definen los resultados que se espera alcancen los
niños al final del proceso educativo. Son los objetivos generales o fines educativos
que han de tenerse presentes como ideario o concepción educativa general que
sustenta el programa. Los resultados esperados de la intervención educativa
al final de esta etapa se formulan en términos de capacidades, y no de conductas
observables.
Al tratarse de capacidades, los objetivos
generales no son directos ni unívocamente evaluables. El maestro/a deberá concretar
qué aprendizaje espera de sus alumnos para conseguir con ellos dichas capacidades.
Así, una vez conocidas las metas educacionales generales, el maestro/a deberá
planificar su trabajo según sus objetivos concretos y según sus propios criterios.
El enunciado de dichos objetivos debe hacerse en términos de capacidades del
alumno. Sin embargo, todavía podemos especificar más diciendo a qué nivel deben
concretarse los objetivos según los propósitos que se tengan. Por otro lado,
es necesario tener en cuenta las metas educativas para comprobar que nuestros
objetivos son reflejos de éstas. Así, pues, analizamos los fines de la educación
en tres niveles.
En un primer nivel, están los enunciados
generales de las metas educativas de esta etapa y en los objetivos generales
de cada área en concreto.
En un segundo nivel, las metas anteriores
se concretan en objetivos más específicos que traducen en términos de conducta
las metas del primer nivel. Estos objetivos conductuales sirven para definir
claramente los propósitos de un curso, los cuales aparecen en el Diseño Curricular
de Centro.
En tercer lugar, está el nivel en el
que se planifica el trabajo de clase. Es entonces cuando el maestro/a elige
los caminos que conducen a la consecución de los objetivos que se establecen
en el nivel anterior. Es en este nivel de concreción en el que se determinan
los objetivos didácticos propios de cada unidad didáctica.
Teóricamente lo lógico sería que en la elaboración
de un programa de enseñanza se siguiera un proceso descendente desde los comunicados
globales y generales, pasando por los enunciados a un nivel intermedio, hasta
los enunciados completamente pormenorizados. De este modo, el primer nivel
nos orientaría en el desarrollo del segundo y el segundo nos guiaría para la
formulación del tercero. No parece, sin embargo, este el proceso más habitual
en los centros. Sería más probable que los diversos equipos de ciclo vayan articulando
su propuesta y que posteriormente se revise la coherencia entre ellos hasta
el marco conjunto del Proyecto Curricular del Centro.
Las decisiones que se tomen en el Proyecto Curricular
de Centro serán el marco de referencia para el tercer nivel de concreción.
Los acuerdos que se tomen en el centro relativos
a los objetivos del de cada Ciclo, se desarrollarán posteriormente en las programaciones
que diseñará cada maestro/a, en los que establecerá una secuencia ordenada de
los objetivos que se traten en cada unidad didáctica que se vaya a trabajar
durante cada curso, que tengan a su vez en cuenta el conjunto de los objetivos
de la etapa.
2.2.b. Objetivos de la Unidad Didáctica:
Son los objetivos que deberá diseñar el maestro/a
para la consecución de cada Unidad Didáctica, en los cuales debe concretizar
los contenidos, en cuanto a los conceptos a trabajar, los procedimientos, habilidades
o destrezas y la actitud que se espera del niño, y señalar el grado de aprendizaje
que se espera encontrar.
Así, los objetivos de las unidades
didácticas serán concretos y directamente observables y evaluables.
Para conseguir este nivel de concreción de
los objetivos estos deben ser secuenciados. Establecer esta secuencia exige
reflexionar conjuntamente sobre los objetivos y contenidos. Es necesario revisar
las capacidades que aparecen en los objetivos establecidos para el conjunto
de los niveles e ir decidiendo si deben trabajarse en cada nivel y en qué medida.
Dar grado a una capacidad no siempre es una tarea
facil, pero existen diferentes posibilidades que pueden ayudarnos en esta tarea.
Estas posibilidades no son excluyentes entre sí, de tal forma que en ocasiones
se pueden utilizar dos de ellas o las tres para dar grado a una capacidad:
a) Hacer referencia a capacidades menos complejas
o subcapacidades dentro de una capacidad, por ejemplo, reconocer e identificar
son menos complejas que analizar.
b) A través de los contenidos: una capacidad
puede ser más o menos compleja en función de los contenidos sobre los que
se aplica. Es decir, en función de los contenidos sobre los que se trabaje,
la capacidad y el nivel progresivo de dificultad de dichos contenidos, se
irá alcanzando el desarrollo escalonado de aquellas planteadas en los objetivos
generales.
c) Mediante la aplicación de una determinada
capacidad a distintas situaciones: una misma capacidad puede ser más o
menos compleja en función de que se aplique a situaciones más o menos conocidas
y complejas.
Sea cual sea la forma que optemos para llevar a
cabo la secuenciación de los objetivos y contenidos, tenemos que tener en cuenta
una serie de principios :
1 Partir del conocimiento del desarrollo
evolutivo de los niños para establecer un paralelismo entre lo que los niños
tienen que alcanzar y lo que los alumnos son capaces de aprender. 2 Partir del conocimiento previos de los alumnos. 3 Continuidad y Progresión a lo largo de los diferentes niveles. 4 Interrelación de contenidos entre los del mismo y distinto ámbito
de experiencia. Apareciendo de forma totalmente conectada la relación entre
contenidos de conceptos, procedimientos y actitudes que permita la realización
de aprendizajes significativos. 5 Planteamiento primero general y a continuación nos centraremos en
cada uno de sus elementos. 6 Equilibrio. Los contenidos a trabajar tiene que alcanzar en
su totalidad los objetivos generales de la Etapa. 7 Al realizar un esquema debe procederse de arriba a abajo y de izquierda
a derecha.
2.3. La metodología
En la programación de una unidad didáctica tendremos
que tener en cuenta los principios metodológicos que enmarcan la etapa de 0-6
años y en específicos, los de los niños a la que va dirigida la programación,
en función de sus características y necesidades.
No se trata de enumerarlos todos, sino de tenerlos
presentes y especificar aquellos aspectos básicos más concretos a tener en cuenta
en el desarrollo de la unidad .
Los principios que deben enmarcar la acción pedagógica
en esta etapa son:
2.3.1. Las relaciones con los padres
Cuando el niño menor de 6 años asiste a un Centro
, lo que en él se pretende debe ser compartir con la familia la labor educativa,
completando y ampliando las experiencias formativas del desarrollo. Para que
esta labor se realice correctamente, la comunicación y coordinación entre los
padres y los maestros es de gran importancia. Por eso motivo, una de las tareas
que competen al maestro/a y al equipo educativo del que forma parte, consiste
en determinar los cauces y formas de participación de los padres en el Centro
. Los distintos modos en los que tal participación pueden concretarse suelen
agruparse en individuales y colectivos.
En la participación individual, familia y maestros
tratan de guiar y facilitar primero la incorporación y luego una adecuada adaptación
del niño al Centro. En un primer contacto, generalmente en la entrevista inicial,
padres y maestros sentarán las bases de la futura relación, se conocerá y establecerá
el clima de confianza mutua indispensable para que la comunicación entre ellos
resulte fluida. Además, como se señalará posteriormente al hablar de la evaluación,
los maestros tendrán las primeras referencias del niño al que van a recibir:
recabarán datos, opiniones, comentarios que servirán para orientar mejor el
proceso. Los padres, a su vez, conocerán el Centro, su espacio físico, los recursos
disponibles, las necesidades y obligaciones que se derivan del Proyecto Institucional.
Además de este continuo contacto, los padres podrán
poner a disposición del Centro su experiencia en muy diversos terrenos: realizar
actividades con los niños, organizar talleres o participar en tareas de organización
del Centro: infraestructura, equipamiento, admisión de nuevos alumnos, etc.
2.3.2. Sentido y significatividad del Aprendizaje
La educación escolar cumple un papel mediador entre
el niño/la niña y el conocimiento cultural organizado. Al maestro/a le corresponde
asegurar que se produzcan los aprendizajes necesarios para vivir en sociedad
mediante una intervención activa, planificada e intencional. De no producirse
dicha intervención, nada asegura que tengan lugar los aprendizajes necesarios
para el desarrollo global del niño/la niña. De ahí que la intervención educativa
debe tener en cuenta una serie de principios básicos que son:
a) Partir del nivel de desarrollo del alumno.
La psicología genética ha puesto de manifiesto la existencia de una serie
de períodos evolutivos con características cualitativamente diferentes entre
sí, que condicionan en parte los posibles efectos de las experiencias educativas
escolares sobre el desarrollo del niño/la niña. La intervención educativa
tiene entonces que partir de las posibilidades de razonamiento y de aprendizaje
que las capacidades que caracterizan estos estadios brindan al niño/a la niña.
b) Partir de los conocimientos previos con
los que el niño/la niña llega al centro. El inicio de un nuevo aprendizaje
escolar se realiza siempre a partir de los conceptos, representaciones y conocimientos
que ha construido el niño/la niña en el transcurso de sus experiencias previas.
Estos conocimientos le sirven como punto de partida e instrumento de interpretación
de la nueva información que le llega.
c) Asegurar la construcción de aprendizajes
significativos. Para que esto se lleve a cabo, el material de aprendizaje
presentado por el maestro/a debe ser potencialmente significativo, tanto desde
el punto de vista de la estructura lógica de la disciplina o área que se esté
trabajando, como desde el punto de vista de la estructura psicológica del
niño/la niña. Suscitando el conflicto cognitivo que provoque en estos
la necesidad de modificar los esquemas mentales con los que se representaba
el mundo y proporcionándole una nueva información que le ayude a reequilibrar
esos esquemas mentales que el maestro/a, intencionadamente ha tratado de romper.
d) La intervención educativa debe tener como
objetivo prioritario el posibilitar que los alumnos realicen aprendizajes
significativos por sí solos. Es decir, cultivar constructivamente su
memoria comprensiva, ya que cuanto más rica sea la estructura cognitiva en
donde se almacena la información, más fácil le será realizar aprendizajes
por sí solos. Es, en el fondo, el llegar a lograr que los alumnos aprendan
a aprender.
e) La intervención educativa es un proceso de
inter-actividad, maestro/a-alumno o alumno-alumno. Hay que distinguir entre
aquello que el niño es capaz de hacer y aprender por sí solo y lo que es capaz
de hacer y de aprender con la ayuda de otras personas. La zona que se configura
entre estos dos niveles, delimita el margen de incidencia de la acción educativa.
El maestro/a debe de intervenir precisamente en aquellas actividades que un
niño/una niña todavía no es capaz de realizar por sí mismo, pero que puede
llegar a solucionar si recibe la ayuda pedagógica conveniente.
f) El aprendizaje significativo supone una intensa
actividad por parte del niño/la niña, para establecer relaciones ricas entre
el nuevo contenido y los esquemas de conocimientos ya existentes.
2.3.3. Cada niño y niña aprende
de diferente modo
Partir del principio que declara el derecho de
que cada niño y niña aprende de diferente modo. Cuando un maestro/a asume la
teoría de las inteligencias múltiples tiene presente que, al disponer cada niño
o niña de diferentes potenciales en relación a las distintas inteligencias:
A. Ningún conjunto de estrategias
será óptimo para todos en todo momento.
B. Una estrategia determinada
tendrá más éxito un grupo de niños y niñas que con otros.
2.3.4. La globalización de las situaciones
de enseñanza y aprendizaje
La globalización es para el maestro/a una técnica
didáctica basada en el carácter sincrético de la percepción infantil, por lo
cual el niño, al percibir la realidad, no la capta analíticamente sino por totalidades
en las que, en forma un tanto indiferenciada, se destacan objetos concretos
que tiene significado para él, en tanto le puedan satisfacer alguna necesidad.
Podemos encontrar los fundamentos de la globalización
también en la Sociología, ya que el medio social no ofrece fragmentos de la
vida sino ésta en su totalidad. Lo cual implica una organización didáctica basada
sobre las relaciones y no sobre elementos aislados, puesto que hay que preparar
al niño por y para la vida.
La globalización es algo puramente didáctico para
el maestro/a. Consiste en organizar el conocimiento atendiendo al interés del
niño y a su desarrollo psicológico, preparándolo para que sea capaz de afrontar
situaciones futuras. Es decir, no se trata de adquirir habilidades por separado,
desconectadas entre sí, sino «conjuntos de capacidades».
Tenemos que conseguir un aprendizaje positivo que
prepare para la vida en lugar de divorciarse de ella. No se trata de proporcionar
al niño deberes, conocimientos aislados, desconectados de la vida, sino todo
lo contrario: capacitarle para desenvolverse en ella de modo creativo y personal,
sea esa enseñanza por materias o globalizada.
El aprendizaje no se produce por la suma o acumulación
de conocimiento, sino estableciendo relaciones entre lo nuevo y lo ya sabido,
experimentado o vivido. Es pues, un proceso global de acercamiento del individuo
a la realidad que quiere conocer y que será más positivo cuanto que permita
que las relaciones que se establezcan y los significados que se construyan sean
amplios y diversificados. Adoptar un enfoque globalizador, que priorice la detección
y resolución de problemas interesantes para los niños, contribuye a poner en
marcha un proceso activo de construcción de significados que parta necesariamente
de la motivación y de la implicación de los niños.
La globalización intenta dar al niño la materia
del modo más parecido posible a cómo lo encuentra en la vida misma, es decir,
en su totalidad.
La globalización exige como condición esencial
la participación activa del niño y una determinación clara de objetivos para
no dejar la enseñanza convertida en algo anárquico, que puede dejar muchas lagunas.
Para llevar a cabo esta globalización de la enseñanza programamos unidades didácticas
, unidades de trabajo, centros de interés o temas de interés , en función de
los intereses o motivaciones de los niños.
Los objetivos de las «unidades didácticas»,
no presentan sólo un carácter instructivo, sino también psicológico (en tanto
que tratan de responder al valor formativo de los conocimientos y se plantean
el desarrollo de las diversas funciones mentales) y social (en cuanto a la creación
de hábitos y actitudes). Con la Unidad Didáctica se intenta unir todo lo que
tenga una relación lógica entorno a un tema de interés o motivacional para
el niño.
En el desarrollo de los programas, haremos especial
hincapié en la construcción de ambientes y de situaciones donde los diversos
juegosy situaciones traten varias áreas a la vez. Debemos huir todo
lo posible de la compartimentación de materias. Agrupando a los niños por NIVELES
y aplicando a cada uno de estos grupos homogéneos un programa globalizador propio
de su nivel.
Es evidente que el maestro/a debe tener claro el
carácter global que debe seguir su actuación educativa en esta etapa, programando
unidades didácticas que actúen como eje globalizador implicando los objetivos,
contenidos y actividades de los distintos ámbitos o áreas de experiencia.
2.3.4. Procedimientos metodológicos
para las actividades
a) niños de 0 a 2 años
Dentro de este rango los niños del primer año de
vida constituye un grupo extraordinariamente complejo de trabajar, que requiere
incluso una labor diferenciada, porque, por lo general cuenta con cuatro subgrupos:
de 0 a 3 meses, de 3 a 6 meses, de 6 a 9 meses y de 9 a 12 meses.
Al no ser coincidentes en su exactitud sus horarios
de vida, determina un gran esfuerzo organizativo para poder satisfacer todas
las necesidades de estos niños y niñas y realizar de manera apropiada el trabajo
con las inteligencias.
Suele tener dos o tres actividades pedagógicas
de corta duración 2 a 3 minutosen el día (por la inmadurez de su sistema nervioso
no puede estar sometido a continuas actividades pedagógicas, dado que esto le
produce fácilmente fatiga y daño a su sistema nervioso). Este periodo de tiempo
va paulatinamente alargándose a medida que el niño va siendo mayor.
En este grupo es donde hay que realizar mas actividades
en el tiempo libre, pues es indispensable propiciar estimulación a estos niños
y niñas en cada momento posible.
Las actividades se realizan en cualquier momento
de la vigilia, fundamentalmente durante los procesos de satisfacción de necesidades
básicas. Es en este grupo donde la relación entre la educadora y el niño o la
niña es más directa, lo cual está dado por la indefensión de estos, y donde
es más directiva su acción pedagógica para desarrollar las inteligencias.
Para las actividades de estimulación de las inteligencias
se han de utilizar preferentemente métodos sensoperceptuales que permiten la
activación de los diferentes sistemas sensoriales del niño, pero en los que
la voz y la comunicación afectiva juega un papel fundamental en la organización
de la actividad del niño y la niña, ya que provoca en estos un estado emocional
positivo.
Cuando estas actividades la educadora las realice
en el tiempo libre la misma ha de ocupar un lugar central en la organización
y dirección de esta actividad, cuidando del estado emocional de los niños.
Una característica básica es que las actividades
para las inteligencias han de ser fundamentalmente globales, utilizando la estimulación
de varias a la vez, puesto que por su desarrollo estos niños no pueden aún diferenciar
los estímulos entre sí.
Así, por ejemplo, si se le da un ejercicio para
el agarre de un objeto (inteligencia cinestésica), esto se acompaña de la agitación
de un sonajero ante su vista (inteligencia espacial), se le habla de que mire
al objeto (inteligencia lingüística), de forma suave y dulce (inteligencia interpersonal),
todo esto puede a su vez acompañarse de un canto (inteligencia musical). Luego
dejar que el niño lo agarre y se entretenga en la manipulación del objeto (inteligencia
intrapersonal, mas reforzamiento de algunas de las otras).
Como se ve, en una sola actividad se han activado
seis de las siete inteligencias, y esto debe ser la forma de trabajarlas en
este año de vida.
b) niños mayores de 2 años
Los niños de 2 a 3 años ya tienen un mayor desarrollo
evolutivo, se desplazan a voluntad, utilizan la lengua materna, tienen movimientos
finos mejores. A su vez hay un mayor desarrollo intelectual.
Este hace que, por tal mejor nivel de desarrollo
y una mayor independencia, la relación educador–niño se va haciendo menos directiva
por parte del adulto, y ya hacia finales del tercer año de vida, empiezan a
hacerse los primeros intentos de la búsqueda por sí mismos de las relaciones
esenciales.
De igual manera se suelen ubicar dos actividades
pedagógicas para la estimulación de las inteligencias, pero en los momentos
de la actividad libre también se han de activar las mismas. Como el educador
es el principal organizador de las influencias educativas, utilizará métodos
que propicien la imitación de acciones (demostración), la observación de objetivos
y acciones (observación) y que estimulen el lenguaje y las acciones (conversación,
ejercicios imitativos, etc.).
Las actividades para las inteligencias continúan
siendo bastante globales, pero ya no tan abarcadoras, pues es necesario que
los niños se apropien de determinadas relaciones. Así, combinar estimulaciones
para dos o tres inteligencias es lo mas apropiado, como puede ser, por ejemplo,
cantar una canción (inteligencia musical) con movimientos corporales específicos
(inteligencia físico-cinestésica) y desplazándose hacia determinados lugares
(inteligencia espacial).
Evidentemente a partir de aquí el juego pasa a
ser la actividad rectora por excelencia
2.4. Los medios educativos:
Para alcanzar los objetivos propuestos es necesario
disponer y organizar una serie de medios educativos
2.4.a. Los contenidos
Para conseguir los objetivos propuestos han de
lograrse a través de actividades y experiencias, en cuyo diseño han de tenerse
en cuenta los contenidos propios de cada área los cuales tienen que desarrollar
las diferentes dimensiones de la personalidad del maestro/a: cognitiva, afectiva,
social y psicomotora. Por esta razón, en cada área o ámbito de experiencia se
han de incorporar junto a los contenidos que se refieren a hechos y conceptos,
los relativos a procedimientos, habilidades o destrezas y actitudes, valores
y normas.
2.4.b.Las actividades
El papel del maestro/a en la Educación Infantil
no consiste en transmitir contenidos al niño para que éste los aprenda como
fruto de esa transmisión, sino en facilitar la realización de actividades y
experiencias que, conectando al máximo con las necesidades, intereses y motivaciones
de los niños, les ayuden a aprender y desarrollarse.
El maestro/a debe asegurar que la actividad del
niño sea una de las fuentes principales de sus aprendizajes y su desarrollo,
teniendo un carácter realmente constructivo en la medida en que es a través
de la acción y la experimentación cómo el niño, por un lado, expresa sus intereses
y motivaciones y, por otro, descubre propiedades de los objetos, relaciones,
etc.
Las actividades propuestas por el maestro/a para
la consecución de los objetivos propuestos en una unidad deben cumplir las siguientes
características:
a) Ser adecuadas a los objetivos propuestos
y contenidos seleccionados: un objetivo puede alcanzarse a través de una,
dos o más actividades, según su complejidad, grado de maduración de los alumnos,
etc.
b) Tener en cuenta la realidad o circunstancias
concretas del aula, del colegio o del entorno.
c) Fundamentarlas en las características de
los alumnos y en sus auténticos intereses y necesidades.
d) Procurar que responda a unas metodología
activa y lúdica.
e) Abarcar el mayor número posible de tipos
de inteligencias
f) Proyectar centros de actividades para cada
inteligencia donde cada niño y niña elija la actividad que desea realizar
permitiendo al maestro/a observar como se desenvuelven en cada área.
f) Comprobar que se dispone de los recursos
necesarios para poder realizarlas (materiales, juegos, lugar o espacio determinado,
audiovisuales, etc.).
g) Ajustar las actividades al tiempo que se
dispone.
h) Ser variadas, motivadoras y no reiterativas,
insistiendo en lo que es básico en la Educación Infantil: actividades cinestésicas,
lingüísticas, espaciales, lógicas-matemáticas, naturalistas, interpersonales
e intrapersonales,...
Para que el conjunto de actividades que se programen
puedan provocar los cambios de conducta que se esperan en el niño, las consecución
de una habilidad, un hábito, etc.., han de organizarse adecuadamente. Para ello,
es preciso que esta organización se realice teniendo en cuenta estos criterios:
- Continuidad, es decir, ofrecer
las actividades con una determinada periodicidad, frecuencia o reiteración,
según los casos.
- Progresión, estableciéndose niveles
que aumentan el grado de profundidad o de ampliación de secuencias perfectamente
adecuadas.
- Integración, de manera que los diversos
contenidos se globalicen en actividades integradoras.
- Variabilidad, organizar actividades
específicas en las que cada niño y niña puedan desarrollar habilidades propias
de cada inteligencia.
Las actividades que se proponen para el desarrollo
de un centro de interés están pensadas para todo el grupo, de modo, que en general
el conjunto de la clase trabaje al mismo tiempo en el desarrollo del tema. Aunque
dentro de este aparezcan actividades específicas para salvaguardar la individualidad
en el proceso de enseñanza aprendizaje de cada niño y el desarrollo de habilidades
según el tipo de inteligencia.
El diseño y desarrollo de situaciones de enseñanza
y aprendizaje requiere diferente tipos de actividades que respondan a las necesidades
del proceso y que permitan, por tanto, el desarrollo de los distintos tipos
de capacidades en los niños y la evaluación de la práctica docente. No se trata
en ningún caso de actividades diferentes desde el punto de vista formal, sino
desde la perspectiva para la cual le sirven al maestro/a en cada momento. A
continuación recogemos algunos tipos de actividades que deberían de aparecer
en las Unidades Didácticas las cuales se articulan alrededor de los centros
de interés.
* Actividades de conocimientos previos-introducción
motivación
Su finalidad es la de conocer los intereses, las
ideas, opiniones, aciertos o errores de los niño sobre los contenidos que
se van ha desarrollar y suscitar el interés y la participación hacia las propuestas
educativas.
El maestro/a utilizará diferentes actividades para
recoger información sobre los intereses, conocimientos previos y nivel de desarrollo
alcanzado por los niño. Por ejemplo, la construcción de un mural, la proyección
de un vídeo, diapositivas, un momento de la asamblea o corro, etc. estas actividades,
además de detectar las ideas previas, pueden servir como introducción o motivación
a las propuestas presentadas; en caso contrario habría que diseñar otras actividades
destinadas a cubrir dichos aspectos.
*Actividades de desarrollo
Cada centro motivador presenta un conjunto de actividades
con las que se pretenden que el niño/a descubra, organice y relacione la información
que se le da. Ejemplos: Observar, medir, clarificar, coleccionar, interpretar
imágenes, manipular, comparar, dibujar, etc.
Conviene recordar que en el diseño de actividades
debemos de tener en cuenta el conocimiento previo de los niños, el grado de
desarrollo de la capacidad, la motivación y la perseverancia del niño en la
resolución de la misma; pero además son de gran importancia los recursos ofrecidos
por el maestro/a y el tiempo previsto para realizarla.
*Actividades de consolidación
Son diseñadas por el maestro/a con
el fin de que los niños y niñas afiancen el grado de desarrollo en los distintos
tipos de capacidades que se pretenden alcanzar, en función de sus peculiares
necesidades y ritmos de aprendizajes.
El aprendizaje de los niños ha de ser
funcional y transferibles a otras situaciones tanto dentro como fuera del aula.
Por tanto, una vez observado que el niño ha logrado determinado objetivo, el
maestro/a ofrecerá actividades dónde se puedan poner de manifiesto la interiorización
de lo aprendido y no la manera repetición. Cuando se le plantea a un niño repetidas
veces la misma pregunta y, al final responde adecuadamente, ello no significa
necesariamente que lo haya aprendido, sino que será necesario comprobarlo en
otras situaciones si se quiere que el aprendizaje sea funcional.
*Actividades de refuerzo
En el caso de que el niño presente dificultades
en el desarrollo de determinadas capacidades, y ello se manifestaría en la no
consecución de terminados objetivos , el maestro/a deberá plantearle un conjunto
de actividades alternativas y diferentes a las propuestas inicialmente y destinadas
a que el niño adquiera dichos aprendizajes. Par aquellos niño que sepamos de
antemano que van a presentar una dificultad la actividad de desarrollo se le
presentarán estas actividades de refuerzo de forma previas , para que puedan
alcanzar el éxito.
*Actividades de ampliación
Para los niños que han realizado de manera satisfactoria
y rápida las actividades de desarrollo el maestro/a les ofrecerá otras con el
objeto de ampliar sus aprendizajes.
*Actividades de Evaluación
Son diseñadas por los maestros con el fin de evaluar
el proceso de adquisición de los niños, pero éstas no son diferentes a las demás
y el niño los percibe como otra actividad más integrante del proceso.
2.4.c. La agrupación de los niños
La personalidad de cada alumno, su ritmo de trabajo,
las exigencias sociales y el cumplimiento de los fines educativos conducen al
establecimiento, dentro del programa, de formas diversas de desarrollar el trabajo
escolar. Se trata más bien de situaciones de aprendizaje diferentes que han
de señalarse en la programación para cada tipo de actividad. Dichas situaciones
son básicamente cuatro:
a) Gran grupo, el formado por alumnos de
dos o tres cursos o grupos cuando se reúnen para realizar excursiones, paseos
escolares, fiestas, representaciones de teatro, marionetas, mimo, cine, etcétera.
b) El grupo medio o coloquial, donde los
niños aprenden a escuchar y a expresarse. En él pregunta, se dialoga, se narran
cuentos, se viven experiencias participando, se juega, etc.
c) Los pequeños grupos o equipos, donde los
niños se agrupan en función de sus aptitudes, intereses y amistad para realizar
tareas cooperativas. Aquí toman conciencia de los demás y establecen relaciones
de integración, comunicación y respeto mutuo.
d) La actividad individual, que desarrolla
la capacidad de concentración en una tarea y autonomía en el trabajo a través
de la realización personal de actividades: ejercicios de preescritura, actividades
manuales, plásticas y psicomotrices, de gran importancia para la adquisición
de las destrezas y técnicas instrumentales básicas.
Estos sistemas de agrupamiento han de entenderse
de forma flexible y dinámica, dependiendo, en cada momento, de las características
de los propios niños, de los objetos a desarrollar, de las posibilidades de
material del espacio y otros factores.
2.4.d. Los recursos:
La acción educativa del Centro tiene
lugar en un tiempo y espacio físico concreto y se sirve de unos recursos materiales
determinados. Por ello, una adecuada organización de ambiente, incluyendo tiempo,
espacios y recursos materiales facilitará la consecución de las intenciones
educativas.
2.4.d.1. Los espacios:
El medio en el que el niño se desenvuelve
y con el cual interacciona constantemente, le envía continuos y silenciosos
mensajes, invitándolo a determinadas acciones, facilitándole determinadas actitudes
y contusionándole determinado tipo de relación e intercambio.
Por lo tanto el estudio del medio,
es decir, la reflexión, análisis y cuestionamiento de lo que rodea a los niños
y de las posibilidades o limitaciones que proporciona o que proporcionamos los
maestros, debe estar en la base del planteamiento educativo, y forma parte del
trabajo del maestro/a. Es una herramienta básica del proceso de aprendizaje
y es el soporte de la función del maestro/a.
El entorno jamás es neutro. Su estructuración,
los elementos que los configuran, comunican al individuo un mensaje que puede
ser coherente o contradictorio con el que el maestro/a quiere hacer llegar al
niño. El maestro/a no puede conformarse con el entorno tal como le viene dado.
Debe comprometerse con él, debe incidir, transformar, personalizar el espacio
donde desarrolla su tarea, hacerlo suyo, proyectarse, haciendo de este espacio
un lugar donde el niño encuentre el ambiente necesario para su desarrollo.
La planificación, diseño y posteriormente
la intervención que el maestro/a y todo el equipo harán sobre el espacio deben
responder a unos criterios que están en la base de los objetivos y Proyecto
educativo a alcanzar en la etapa de 0-6. A continuación trataremos una serie
de criterios que consideramos significativos en relación a la planificación
y organización de los espacios. estos criterios estarán en función de las necesidades
del niño y las necesidades de los adultos que forman parte de este entorno.
Necesidades de los niños
Debemos tener en cuenta la realidad global que
es el niño considerando todas sus necesidades y en función de ellas organizar
el espacio para facilitar y favorecer el desarrollo de todas sus potencialidades.
Necesidades fisiológicas: Limpieza, sueño,
seguridad , confort. Son las necesidades primarias, básicas en la vida del niño
y en las que el centro tiene que dar una buena respuesta. Una zona para cambio
, agradable y acogedora, que favorezca un momento placentero y provechoso. Unos
servicios asequibles y limpios, cercanos y cómodos. Una zona de comidas, bien
la clase o bien en zonas comunes, tranquila, cómoda, bonita, higiénica, que
haga de las comidas puntos de encuentro, de descubrimiento, de placer. Un lugar
para el descanso, que, dependiendo de la edad será más o menos largo, pero,
en todo caso, es necesario en la Escuela Infantil. bien en hamacas, colchonetas,
o en un rincón tranquilo donde poder descansar los niños que los necesiten..
Ofrecerá las condiciones de seguridad necesaria, así como los grados de temperatura,
ventilación, iluminación convenientes para conseguir un ambiente confortable.
Necesidad afectiva: El espacio debe favorecer
una actitud del maestro/a, de tranquilidad, disponibilidad,...Debe haber espacio
para un contacto individual adulto-niño, para una charla reducida, un rincón
cómodo, un banco de "a dos en el jardín, una mesa de camilla pequeña en
un rincón del aula con sillas,...Estos lugares favorecen también el contacto
entre dos niños, la intimidad, la confianza.
Necesidad de autonomía: Entre los 0 y los
6 años los niños pasan de una total dependencia a un grado de autonomía importante.
Este es un proceso de avance y retroceso constante a la que el centro deberá
prestar todo su apoyo. Si la organización espacial responde a esta necesidad
de autonomía, lacaracterística principal es la descentralización, es decir,
la distribución en áreas de actividad, la accesibilidad a los materiales de
trabajo, eliminaremos las barreras que impiden el acceso autónomos de los niños
a materiales y espacios.
Necesidad de socialización: Siendo la Escuela
Infantil un lugar básico donde se desarrolla la socialización del niño y donde
esta se da con mayor intensidad, debemos disponer el espacio de forma que se
de el encuentro, el trabajo en común, el conocimiento del otro, las conversaciones
en grupo, ...Pero, estando en un proceso complejo y cambiante, debemos entender
que la adquisición del hábito de compartir conlleva al mismo tiempo ocasiones
de, por momentos, de no hacerlo. Por lo que planificaremos, cuidadosamente,
espacios de grupo y espacios individuales, espacios para compartir y espacios
para aislarse.
Necesidad de movimiento; estas es una de
las necesidades básicas de los niños. Para moverse se necesita espacio, y espacio
libre. Para los pequeños, una zona de la clase dedicada a este fin, con colchonetas,
espejo, objetos, rampas,... También una zona interior sigue siendo necesaria
para los mayores, aprovecharemos, si las clases son reducidas, los pasillos,
las galerias, espacios de entrada,.. Podemos pintar el suelo para promover juegos
de movimiento, adquirir mobiliarios como rampas, balancines, trepadores,...
y objetos para arrastrar, empujar, botar,saltar,...
Necesidad de juego: Tendrá que haber espacio
para los juegos, juegos de manipulación, de imitación, juego simbólico, hasta
llegar a los juegos de reglas. Pensar un espacio de juego, creer que es principalmente
a través del juego como el niño crece, se desarrolla y elabora sus aprendizajes,
conlleva una organización espacial basadas en áreas de juego, con diferentes
materiales que lo vayan enriqueciendo.
Necesidad de expresión: el intercambio,
expresión y comunicación serán promovidos por medios de espacios para conversaciones,
juegos de lenguajes, cuentos y canciones. por otro lado será necesario un lugar
para le recreación y creación con materiales plásticos, donde se pueda experimentar
con la materia, ver sus posibilidades, expresarse por medio de ellas.
Necesidades de experimentación y descubrimiento:
el niño se enriquece del entorno que le rodea, aprende de él, experimenta, conoce,
transforma. Se deben pues prever entornos ricos en estímulos, buscando en estos
más la calidad que la cantidad. Espacios que estimulen la exploración y el descubrimiento,
en donde existan objetos y materiales diversos. plantas y animales, materiales
naturales como el agua, arena, tierra, madera, ... y demás tipos de materiales
como pueden ser imanes y materiales de desecho.
Nos interesa resaltar que los espacios son lugares
interpretados y utilizados por los niños, por lo que son modificables por ellos.
el niño necesita transformar este espacio, que es dinámico, que está vivo y
cambia en la medida en que ello es necesario. posibilitar esta actuación del
niños, este protagonismo, en el propio diseño espacial, es algo muy importante
a tener en cuenta en la Escuela Infantil.
Necesidades de los adultos
En el centro de Educación Infantil no sólo habitan
niños sino también adultos que deben ser contemplados en la ordenación y planificación
del espacio.
Maestros: es importante que encontramos
un grado aceptable de confort para que estemos a gusto en la clase, en el centro.
Este estar cómodo no significa, o no puede entenderse, como una dejación de
tareas, por parte del maestro/a, sino por lo contrario, es la consecución de
un estado físico que acompañe un encuentro con los niños llenos de actitudes
positivas. Tendremos en cuenta dentro de la clase, algún lugar donde el maestro/a
pueda sentarse tranquilo, con sus papeles o sus libros. un lugar cómodo donde
pueda tener un contacto más individual con los niños. Fuera de la clase será
necesario un espacio para los encuentros del equipo, una zona para cambiarse
y ducharse si es necesario.
Familia: Preveremos un espacio para el encuentro
con las familias. El espacio de entrada al centro es el lugar más idóneo para
ello. Un sofá, una mesita baja, un rincón para una charla informal o informal
con la familia. Donde sea posible pondremos una salita o despacho a disposición
de los padres para su uso. Es difícil que un centro promueva el encuentro de
las familias cuando estos se realizan de pie, a la intemperie, en zonas de pésimas
condiciones acústicas, etc...
También buscaremos un espacio para la comunicación.
Los espacios comunes, entradas y galerias, ofrecen las condiciones idóneas para
que se dé esta comunicación. Unos corchos a la entrada pueden informar a los
padres del conjunto de actividades del centro. Hay un espacio muy propicio para
la comunicación, y es el cercano a la puerta de cada aula, en la galeria. un
buen corcho o la pared misma puede ofrecer una información muy rica para las
familias y para los demás maestros, en donde se resumen las actividades realizadas
cada día, semana, talleres, etc. Todo esto responde al objetivo de compartir
y buscar con las familias puntos de vista comunes en la educación de los niños.
No existe una organización espacial que podamos
tener como modelo. Es cada maestro/a el que tiene que buscar los modelos más
adecuados a sus condiciones materiales y a las características de su grupo.
Por otra parte la distribución espacial es algo dinámico, que modificándose
a medida que el grupo, niños y adulto lo considera necesario.
Sugerencias sobre los centros de actividades
según la teoría I.M.
El educador debe poner especial interés en garantizar
que el entorno del aula garantice a los niños y niñas la oportunidad de participar
en un aprendizaje totalmente activo y disponer el máximo de variedad de situaciones
para que cada uno desarrolle su propio estilo de aprendizaje.
Como se describe en el “Proyecto Spectrum” (Grupo
Zero de Harvard), la teoría de las I.M. sugiere que la organización del aula
se realice de manera que diferentes zonas se dediquen a inteligencias específicas,
creando áreas o centros de interés “acogedores de las inteligencias”.
Los centros de actividades pueden distribuirse
del siguiente modo:
A. CENTROS PERMANENTES DE ACTIVIDADES
LIBRES
Estos centros pueden organizarse para todo el curso.
Cada centro se diseña para ofrecer una gama amplia de experiencias libres en
cada inteligencia.
En cada centro se disponen materiales que estimulan
principalmente una capacidad, aunque promuevan también el desarrollo del resto
de inteligencias por el principio de interactuación.
Los alumnos eligen visitarlos libremente en los
períodos de actividad no programada. Y el educador, a través de la observación,
recoge información evaluativa de gran importancia para conocer las preferencias,
las inclinaciones y el perfil intelectual de los niños y niñas porque habitualmente
se dirigen hacia el centro de actividades en el que se sienten más capaces y
competentes.
La evaluación continua es necesaria dado que los
niños y niñas pueden variar su perfil en función del dominio de habilidades
que vayan desarrollando gracias al correcto proceso de estimulación que se despliegue
en el aula.
Se ofrecen unas sugerencias sobre posibles componentes
de estos centros que se complementarán según las posibilidades y necesidades
de cada grupo:
Inteligencia lingüística:
- Materiales de biblioteca, de idiomas, de escritura,
etc.
Inteligencia lógico-matemática
- Materiales de lógica, de cálculo, de ciencias,
etc.
Inteligencia espacial
- Materiales audiovisuales, de plástica, etc.
Inteligencia cinético-corporal
- Materiales de experiencias sensoriales, de construcciones,
de dramatización, de plástica, de psicomotricidad, etc.
Inteligencia Naturalista
Materiales para la observación de animales y sus
entornos, imitación de sus formas de desplazamientos, etc. Cuidado de algún
animal o planta, elaboración del huerto escolar, actividades para el cuidado
y observación del entorno natural, vídeos de naturaleza, libros de imágenes,
etc.
Inteligencia musical
- Materiales para audiciones musicales, instrumentos,
grabadoras, etc.
Inteligencia interpersonal
- Materiales para el juego simbólico, juegos sociales,
etc.
Inteligencia intrapersonal
- Materiales para actividades individuales, zona
para estar solos en algunos momentos, etc.
B. CENTROS PERMANENTES SOBRE TEMAS
ESPECÍFICOS.
Los centros de actividades permanentes están más
indicados para el aprendizaje dirigido.
Pueden organizarse de diferentes formas:
1. Elegir un tema específico para todo el curso
con materiales y recursos que no cambian aunque cada cierto tiempo se presenten
diferentes experiencias y exploraciones.
2. Utilizar un tema por trimestre, por ejemplo
las estaciones del año.
Si hay disponibilidad de espacio estos siete centros
pueden ubicarse en zonas específicas, en caso contrario podrían adaptarse como
anexo a los centros permanentes de actividades libres.
Al principio puede permitirse que cada niño o niña
elija el centro al que desea dirigirse pero después debe rotar de forma que
haya tenido experiencias en todos los centros de actividades.
C. CENTROS TEMPORALES DE ACTIVIDADES
LIBRES.
Son centros que se organizan para un tiempo limitado
y que pueden recogerse fácilmente. Los niños y niñas optan libremente por la
actividad de su preferencia. El objetivo es ofrecer experiencias novedosas de
cada inteligencia.
Sugerimos organizar ocho mesas en la clase:
Centro lingüístico: puzzle de letras.
Centro lógico-matemático: dominó de números.
Centro espacial: láminas de obras de Picasso.
Centro cinético-corporal: láminas de tacto (fieltro, lija, arpillera, etc.).
Centro-naturaleza: láminas de animales y plantas, entornos naturales.
Centro musical: piano de sonidos.
Centro interpersonal: “pasa pelota”.
Centro intrapersonal: “yo soy ...”.
D. CENTROS TEMPORALES DE TEMAS ESPECIFICOS
Estos centros pueden disponerse del mismo modo
que los anteriores, utilizando materiales y recursos diferentes según los temas
de las unidades didácticas. Estos centros están indicados para el aprendizaje
dirigido y el educador debe asegurarse de que todos los miembros del grupo realizan
actividades en los siete centros.
Por ejemplo, supongamos que el tema elegido es
el de la vivienda:
- Centro lingüístico: cuentos sobre la vivienda,
revistas sobre decoración de interiores. - Centro lógico-matemático: láminas con diferentes cantidades de muebles
y el número representativo. - Centro espacial: dibujar y colorear una casa. - Centro cinético-corporal: realizar una casa con piezas de construcción. - Centro musical: escuchar y aprender una canción sobre la vivienda. - Centro natural: actividades de cuidado del jardín o plantas de la casa,
actividades de elaboración de un plato con alimentos naturales, etc.. - Centro interpersonal: juego grupal simbólico sobre la vida familiar. - Centro intrapersonal: “muñeca de trapo” donde cada niño o niña parodia
acostarse en su cama.
* Otra opción interesante es estructurar los centros
combinando varias inteligencias en cada uno.
Las ideas que se han ofrecido sobre los centros
de actividades son sólo sugerencias ya que cada educador puede crear un entorno
educativo que facilite actividades para promover los diferentes potenciales
de aprendizaje de los niños y niñas. Se trata de que todos y cada uno de los
miembros del grupo realicen actividades, libres y dirigidas, que estimulen
todas sus inteligencias.
2.4.d.2. Los materiales
El material es el instrumento que el niño utiliza
para llevar a cabo su actividad o juegos. Por tanto, el Centro debe de ofrecer
una gama variada y estimulante de objetos, juguetes o materiales que proporcionen
múltiples ocasiones de manipulación y nuevas adquisiciones. En las edades que
acoge el Centro de Educación Infantil, el material debe responder a las posibilidades
de acción y a la inagotable curiosidad de los pequeños; por ello, hay que disponer
además del que podría ser considerado convencional (sonajeros, móviles, pelotas,
juguetes tradicionales como muñecas, coches, cacharritos, ropa, mobiliario...,
o juegos didácticos y de mesa, como construcciones, lotes, dominós, mecanos,
parchís, oca...), de otro tipo de material mucho menos estructurado y definido,
pero que precisamente por ello se presta a ser utilizado por los niños de múltiples
formas, para responder a una gran variedad de objetivos. Este tipo de material
(botes o cajas de cartón, tacos de madera, trozos de tela...) resulta particularmente
propicio para las actividades de juego simbólico, pues al carecer de una funcionalidad
precisa permiten al niño proyectar en él su conocimiento de la realidad, sus
fantasías y sus vivencias. Se estimula así un tipo de juego que tiene tanto
valor afectivo como relacional, como cognitivo.
Materiales para el desarrollo de la inteligencia
lingüística.
Juguetes con voces y sonidos, muñecos, teléfonos,
micrófonos karaokes de juguete, juguetes representativos de medios de transporte:
(avión, bus, auto, coche,..), objetos que representen instrumentos de la vida
real, títeres, libros de textos e imágenes, animales de madera, plástico y peluche,
juegos de café, cocina, cuarto, sala, comedor, etc., útiles de limpieza y labores,
juguetes representativos de medios de transporte: (avión, bus, auto, coche,
entre otros), juegos de roles: médico, peluquero, mecánico, carpintero (sus
medios e instrumentos), teléfono, juegos de construcción, imprenta, juego de
tránsito vehicular, caballo de madera, pelota, dominós de animales, de colores,
de frutas y vegetales, de medios de transporte, etc., cajas de sorpresas, tocadiscos,
juguetes de cuerda, disfraces, casas de muñecas, parchís, lottos, televisor
de imágenes, juegos colectivos: monopolio, damas chinas, etc., cuquitas, juegos
de láminas diversas tipo tarjetero, banda elástica de bolas plásticas sonoras,
espejos de juguetes, y todos aquellos que estimulen el uso de la palabra en
situaciones prácticas.
Materiales para el desarrollo de la inteligencia
lógico-matemática.
Juegos educativos electrónicos con resoluciones
de problemas, cálculo, rompecabezas lógicos, numéricos, de conjuntos diversos,
juegos de seriación, comparación, clasificación, identificación, modelos y planos,
juegos de engranajes, brújulas de juguete, acertijos, juegos de inclusión: de
colores, formas, tamaños, calculadoras de juguete, juegos matemáticos de ensarte,
encaje, cubos de Rubik, instrumentos científicos de juguete, pirámide, cajas
de formas y colores, figuras geométricas de madera y plástico, clavijeros, juguetes
mecánicos y de cuerda, electrónicos, dominós de letras y números, juegos de
arquitecto, constructores, imprentas de mano de figuras diversas, mecanos, juegos
de herramientas, y todos aquellos que impliquen comprender relaciones cuantitativas
y patrones lógicos.
Materiales para el desarrollo de la inteligencia
espacial.
Juegos de radio control, arrastres y gateadores,
juegos de engranaje, pizarras, juegos electrónicos con gráficos, plastilina,
rompecabezas de imágenes: animales, plantas, paisajes, mosaicos de formas y
colores, dominó de figuras geométricas, animales, colores, laberintos, bloques,
libros de imágenes, ordenadores de juguetes con actividades de dibujos, coloreados,
cuadernos de colorear, recortar y rellenar, cuentas de ensartar, plastilina,
pelota, pirámides, juegos de inclusión: figuras geométricas, animales, objetos,
etc., tableros excavados con figuras, moldes, juego de argollas, modelos de
aviones, barcos y otros medios de transporte, cubos de construcción, dados de
colores, temperas y lápices de color, crayolas, marugas (sonajeros), móviles,
tentempié, videos, juegos gráficos, juguetes lumínicos, calidoscopios, transformers,
y otros más que permitan la representación de imágenes y las interrelaciones
de espacio, figura, forma, color y línea.
Materiales para la inteligencia físico-cinestésica.
Juegos de arrastre, gateadores, pantallas de dibujo,
construcciones, engranaje, carruseles, toboganes, aparatos de juego de tareas
exteriores, escaleras, suizas, triciclo, carriola, coches, carros de tirar y
empujar, plastilina, juegos de dibujo, de construcción, cubo y pala, martillo
y tacos, pelotas y balones, tijeras, carretilla, caballo para montar, de plástico
o de madera, juegos de lazada y acordonamiento, sonajero, juego de argollas,
arco y flecha, tiro al blanco, raqueta, patines, juegos de herramientas diversas,
caña de pescar, trompo, juego de pompas de jabón, moldes para juego de arena,
palitos chinos, regadera, cuerdas, bolas, hula-hoops, aros grandes, diábolos,
sacos de sorpresa, clavijeros, y todo lo que promueva sensaciones somáticas,
de equilibrio físico, de aprendizaje manual.
Materiales para la inteligencia musical.
Educativos electrónico con sonidos y ritmos musicales,
micrófono de juegos imitativos, reproductores de C.D., radio y tocadiscos de
juguete instrumentos musicales de juguete: guitarra, armónica, xilófono, piano,
corneta, entre otros, equipos de percusión: tambores, pandereta, maruga y otros
objetos sonoros, cajas de música, grabadoras, cassettes y compactos infantiles,
campanas diversas, flautas y silbatos, maracas, claves, cascabeles, caja china,
triángulo, radio y tocadiscos de juguete, marimba, castañuelas, chicharras,
móviles sonoros, micrófono de juegos imitativos, walkman, y aquellos juguetes
que signifiquen percibir sonidos armónicos y musicales.
Materiales para el desarrollo de la inteligencia
natural
Vídeos de la naturaleza, láminas, calidoscopios,
lupas, semilleros, sonidos de animales, diapositivas de animales, objetos, frutas
y plantas. Juegos de cocina para elaborar sencillas rectas, macetas, etc.
Materiales para el desarrollo de la inteligencia
interpersonal.
Juegos de mesa diversos: damas, parchís, monopolio,
lotería, dominós, entre otros, juguetes para actividades colectivas: herramientas
e implementos laborales, carretilla, disfraces, tienda de campaña y juguetes
de campismo, bus y coches, accesorios para juegos de imitación: muñeca, animales
de plástico, madera y peluche, títeres, juegos de comedor, sala, cuarto, de
la escuela, entre otros, pelotas, balones y cestas, útiles de limpieza, juegos
de peluquería, juego de poner rabo al burro, suizas largas, carrusel y otros
elementos de juego de áreas exteriores, retablo de títeres, y todos los demás
juguetes que faciliten la comunicación social y el contacto afectivo con los
demás.
Materiales para el desarrollo de la inteligencia
intrapersonal.
Juguetes electrónicos de manipulación individual,
juguetes con formato ordenador, juguetes que representen objetos de la vida
adulta (CD, máquinas fotográficas, teléfonos, ..) Calidoscopio, view-masters,
diapositivas de animales, objetos, frutas y plantas, móviles, libros e imágenes
plásticos, tarjeteros plásticos de figuras, lápices y crayolas, tempera, plastilina,
ataris, videos, cajas de sonidos, juguetes electrónicos de manipulación individual,
cuquitas, juegos didácticos con autocorrección, videojuegos, y algunos otros
que faciliten la concentración individual y las premisas de la autoinstrospección.
Como se observa, la ubicación de los materiles
responde fundamentalmente al tipo de inteligencia que promueve de manera eficaz,
si bien hay materiales que son “multipropósito”, por las infinitas posibilidades
que ofrecen para la estimulación del desarrollo, como es, por ejemplo, el caso
de la pelota, uno de los más universales, tanto por las inteligencias sobre
las que actúa, como por el hecho de ser utilizada en todas las etapas del desarrollo.
Incluso, hasta en la inteligencia intrapersonal, que es tan difícil de estimular
en la etapa infantil por las pocas posibilidades al alcance del niño para introspeccionarse,
la pelota, en el juego solitario, puede constituir un medio de autoevaluación
de las propias habilidades. Por eso es que, un material sabiamente seleccionado
es quizás uno de los medios más afines al niño y la niña para estimular sus
inteligencias.
2.4.d.3. El tiempo
Para realizar una Programación de Unidades Didácticas,
tenemos que tener en cuenta el calendario escolar y los horarios del centro
y diarios.
El horario es un elemento importante en la organización
escolar, ya que rige y dispone el desarrollo práctico de todas las actividades
escolares, armonizando tiempos, materias y elementos personales (maestros y
grupos de alumnos).
La elaboración de un horario para la Educación
Infantil ha de realizarse en función de los criterios didácticos-pedagógicos,
psicológicos o de aprendizaje, y fisiológicos o de higiene.
La organización del tiempo debe ser flexible y
se ha de estructurar en torno a diversas actividades, además de las sugeridas
en cada unidad didáctica:
ü Un tiempo libre destinado a que el niño
pueda experimentar, comunicar y relacionarse automáticamente.
ü Un tiempo de rutinas que permita al
niño estructurar la secuencia de acontecimientos en la Escuela Infantil.
ü Un tiempo de actividades con distintas
naturalezas y función dentro del currículo no sólo referidos al centro de
interés de la experiencia.
Con todo ello es importante considerar que el tiempo
viene marcado fundamentalmente por el ritmo de los niños y que dada la mayor
capacidad de representación en esta edad (nociones de mañana, ayer, hoy, etc.),
se pueden trabajar actividades de mayor duración ya que los niños pueden encontrar
la conexión que existe entre actividades que están separadas en el tiempo.
Durante el nivel maternal de 0 a 3 años los aspectos
relativos a la organización del tiempo deben ser especialmente considerados,
el niño pasará de estar regido por su propio ritmo biológico (que hay que respetar
de forma bastante escrupulosa en las primeras fases de su adaptación a la vida
del Centro), a ajustar la satisfacción de sus necesidades a un ritmo externo,
lo que le supondrá sin duda demoras y renuncias. Vale la pena tener este hecho
en cuenta para evitar la excesiva rigidez y la prisa para lograr este objetivo,
que es por otra parte fundamental.
El niño de cero a seis años pasa de los movimientos
reflejos a la coordinación motriz, de la acción al pensamiento lógico, de la
dependencia total a un alto nivel de autonomía, del egocentrismo a una considerable
descentralización, etc. Todo este proceso de desarrollo físico, emocional y
cognitivo se construye a base de tanteos, de ensayos y errores, de repetición.
Si observamos a los niños pequeños vemos la necesidad que tienen de repetir
la misma acción, los mismos movimientos, los mismos juegos. Es el tiempo que
cada niño necesita para construir sus estructuras mentales, para elaborar y
resolver sus conflictos emocionales, para incorporarse e integrarse en su entorno.
El tiempo de cada niño supone vivir plenamente,
lentamente su período sensoriomotor , su actividad simbólica, su mundo de fantasía,
sus procesos mentales; por tanto, permitirle saciar adecuadamente sus necesidades
desde su peculiar modo de ser. Es de capital importancia, por tanto, conocer
el mecanismo y los procesos que generan el desarrollo humano, ya que sólo a
partir de este conocimiento podemos comprender y valorar la importancia que
tiene el tiempo en el crecimiento del niño.
El proceso "acomodación-asimilación",
conlleva un tiempo para la acción, para la experiencia y un tiempo para la incorporación
e integración de sensaciones, sentimientos, conceptos, etc. Ahora bien, todos
sabemos que este tiempo es diferente desde donde actúa y en las que integra
lo nuevo, los cambios, y desde donde avanza en el conocimiento de sí y del entorno
que le rodea.
Este respeto al ritmo de autoestructuración emocional,
cognitiva, social, se une también al ritmo que cada niño necesita para establecer
la comunicación, la participación grupal, el cambio de actividades, el paso
de una situación a otra, etc.
El respeto al ritmo de cada niño es, pues la premisa
fundamental para que él viva como ser único, diferente y aceptado en su forma
de ser y de actuar.
Otro aspecto estructural de la persona es su relación
espacio-temporal. Las coordenadas espacio-tiempo son, sin duda, los ejes sobre
los que se apoya básicamente nuestra seguridad y estabilidad psíquica.
Las necesidades biológicas del niño son las que
marcan , en un principio, los ritmos y frecuencias necesarias para su orientación
temporal: el alimento, los cambios, los sueños, son las primeras pautas y las
primeras referencias en el niño.
De estas primeras pautas de tipo orgánico, el niño
va pasando progresivamente a otras de tipo social, (marcadas por nosotros),
pero ambas se tienen que vivir con un ritmo estables; es a partir de esta estabilidad
desde donde el niño comienza a diferenciar los distintos momentos del día y
lo que le permite recordar, prever y anticipar los que vendrá después.
Ahora bien, esta estabilidad no se puede confundir
con rigidez ni con una excesiva división del tiempo. Junto a la necesaria estabilidad
en los ritmos y frecuencias, el niño necesita vitalmente la flexibilidad de
unos tiempos en los que pueda vivir y satisfacer sin prisa, a su ritmo, los
descubrimientos, las relaciones, las emociones...y contemplando, igualmente,
una cierta amplitud en el tiempo que se destina en el paso de una actividad
a otra.
La organización pedagógica de la clase entendida
como la distribución de las actividades en el tiempo, implica no sólo la división
del tiempo, sino y fundamentalmente, como ya se ha dicho, una determinada concepción
pedagógica y metodológica en la que se incluye y se interrelaciona el tiempo,
el espacio, los objetos, las relaciones y la actitud del adulto.
El tiempo en este sentido no se puede tratar en
abstracto o aisladamente ya que su distribución comporta y refleja la concepción
pedagógica y los objetivos educativos que cada uno de nosotros tenemos.
Quizás tendríamos que empezar cuestionándonos en
que medida las actividades y los tiempos que a ellas dedicamos responden a las
necesidades estructurales del niño: sus intereses, ritmos, proceso, etc.
Las actividades y su distribución en el tiempo
pueden ser muy diversas, y es de desear que sean muy diversas, pues dependen
de muchos factores: edad y características de los niños, la evolución que el
grupo experimenta, nuestro carácter y personalidad, nuestra formación y nuestra
capacidad ,etc.
Lo importante en las actividades y su distribución
en el tiempo es que no todos los niños tengan que hacer siempre lo mismo y en
el mismo tiempo, pues es evidente que no todos tienen el mismo ritmo, ni todos
están interesados por lo mismo.
Partiendo de que cada edad tiene unas necesidades
y unos ritmos diferentes en cuanto al tiempo para actividades, número de comidas,
horas de sueño, etc.; al distribuir el horario general del centro, tendremos
presente:
- El ritmo de las distintas actividades
- El horario de comidas y el intervalo entre ellas
- Distribución de las horas de sueño
- El número y la duración de los períodos dedicados cada día a juegos
La distribución del tiempo en el aula es un marco
de referencia que ayuda al niño y al docente en la tarea de tener que decidir
qué se va a hacer después, o de saber de que tiempo se dispone para realizar
una actividad. una vez encontrado el horario en el que los niños se sienten
más a gusto, podemos hacerlo más flexibles en función de alargar algunas actividades
en las que nos encontramos mejor o cambiar las siguientes por propuestas de
actividades que interesen y que no habían sido programadas.
Es importante que los niños comprendan el horario,
que tengan puntos de referencias claros para no andar perdidos en el tiempo.
Para ello es conveniente seguir algunas pautas:
1. Mantener las partes del horario en el mismo
orden.
2. Recordar en la conversación con los niños las cosas que se han realizado
durante el día, las cosas más importantes que han ocurrido durante la semana,
etc.
3. Establecer símbolos para cada actividad o período, así como señales que
marquen el final o el inicio de las diversas actividades.
4. Advertir a los niños del tiempo que les falta para iniciar otro tipo de
actividad de manera que no se queden sin acabarlo aquellos que se lo hayan
propuesto:
el tiempo de rutinas
Entendemos la rutina como "el conjunto de
acciones con carácter repetitivo que el niño realiza cada día y que le conducen
a la adquisición de un conjunto de hábitos y comportamientos
Al hablar de rutina tendríamos que plantearnos
el conjunto de acciones que el niño realiza de la misma forma y respetando el
proceso de temporalización. Para adquirir una rutina tendremos que tener presente
los siguientes puntos:
-Seguir siempre el mismo orden.
-Focalizar los cambios al final y al comienzo de la realización.
-Establecer determinadas contraseñas que le recuerden al niño dicho cambio.
Por lo tanto la adquisición de una rutina requiere
una buena planificación del horario que tiene como objetivo más que la ejecución
de determinados trabajos la adaptación a los diferentes cambios en el proceso
de temporalización. Estos pueden ser:
-Momento de la asamblea que tiene como objetivo
la programación de un trabajo que tiene que realizar.
-Período de trabajo que consiste en la realización del trabajo elegido.
-Cambio de actividad. Períodos destinados a recoger y ordenar el material
utilizado.
-Período para recordar de grupos pequeños y de ocupación. Es el momento en
que los niños hacen copartícipes a sus compañeros de su trabajo. Su objetivo
es crear un ambiente de participación y de cooperación e interiorización de
la situación.
-Actividades al aire libre. En él hay que habituarle a que realice determinadas
actividades, principalmente de tipo físico.
-Puesta en común, en la que participa todo el grupo en el lugar designado
para ello.
Conviene dejar claro, de todas maneras, que al
referirnos a rutinas no manejamos ese término en su acepción más vulgar de automatización
o secuencia rígida o inflexible. Aunque la rutina fija una secuencia o procedimiento
no lo hacemos inflexible.
Las rutinas en educación infantil no se sitúan
ni definen un contexto de imposición, no son elementos de cierre sino de estructuración.
Definen un contexto de seguridad a través de la conservación y mantenimiento
de pautas. por otro lado tenemos que tener claro que las rutinas son aprendizajes,
son algo que los niños han de aprender. Por lo general se recomienda que para
asegurar su aprendizaje, inicialmente se siga siempre el mismo orden en las
actividades, que se mencione claramente y con frecuencia por el docente el nombre
de cada momento de rutina.: “Ahora nos toca ordenar, estamos en el momento
de la limpieza, después empezaremos el silencio".
Partes del horario
1. Preparación de la actividad Cada niño
decide que trabajo va a realizar después, qué rincón o actividad ha elegido,
que necesita, etc.
2. Período de trabajo Los niños ejecutan
las actividades que propusieron. el docente durante este período apoya para
que todos la realicen.
3. Recogida Acabada la sesión de trabajo,
los niños clasifican, ordenan y guardan los materiales que utilizaron durante
el período de trabajo y los trabajos que no terminaron.
4. Revisión del trabajo Para el período
de revisión del trabajo se pueden formar pequeños grupos. Mientras un grupo
está con el docente para comentar, revisar y poner en común la tarea que ha
realizado cada uno, los otros grupos pueden trabajar en actividades con materiales
sugeridos por el docente: plastilina, puzzles, cuentos, etc...
5. Reunión en gran grupo Los utilizaremos
para cantar, tocar instrumentos, realizar juegos, recitar poesías, contar cuentos,
comentar algo que ha pasado y que ha interesado al grupo, para que en asamblea
organicemos el propio tiempo
En base a todo esto se elaboraran los distintos
horarios para cada nivel.
2.5. La Evaluación
La evaluación sirve para comprobar hasta qué punto
las actividades de aprendizaje, tal como se han organizado y desarrollado, han
producido los resultados propuestos como deseables, determinando de este modo
los aspectos positivos y negativos del programa. También permite comprobar la
efectividad del maestro/a y los medios utilizados, y en general verificar el
comportamiento de todos los elementos de la programación.
La evaluación del proceso se integra en el proceso
mismo de enseñanza-aprendizaje, y contribuye, en gran medida, a su mejoramiento.
Además, es recomendable que en las programaciones
de Unidades Didácticas se diseñen pruebas de evaluación que lleven al conocimiento
de en qué medida se han conseguido los objetivos propuestos, qué actividades
han sido más ricas, qué sujetos han logrado superar los objetivos básicos y
cuáles no y en qué.
A efectos de la programación han de tenerse en
cuenta los siguientes principios:
a) Establecer unos criterios de evaluación
que supongan una coherencia entre la clase de objetivos propuestos, el tipo
de actividades realizadas y la forma de evaluación. Es decir, se trata de
asegurar que las pruebas de evaluación que se propongan sirvan efectivamente
para controlar el tipo de conducta formulada en el objetivo y desarrollada
en la actividad o actividades correspondientes.
Por ejemplo, un objetivo de carácter psicomotor,
desarrollado a través de determinados movimientos del cuerpo, no puede evaluarse
mediante una pregunta oral, sino con el mismo tipo de movimientos desarrollados.
b) Utilizar en las actividades de evaluación
las mismas modalidades y formas de trabajo, instrumentos y materiales que
se han utilizado a lo largo del proceso de aprendizaje.
c) Concebir la evaluación de forma continua
e integral, sirviendo fundamentalmente de orientación para conocer
las posibilidades y limitaciones de cada alumno y de regulación o
reorientación del proceso educativo, pudiendo incidir este reajuste en la
propia programación, en su ejecución o en el mismo diseño de evaluación.
Ajustar los programas y recursos metodológicos
a las características individuales de cada niño y determinar si se van consiguiendo
o no las intenciones educativas que guían la intervención pedagógica, requiere
una evaluación continua del proceso de enseñanza y aprendizaje. la evaluación
debe formar parte de este proceso guiándolo y reconduciéndolo, de modo que en
cada momento sea posible determinar las situaciones, materiales y recursos más
adecuados para aportar una ayuda individualizada que permita franquear los obstáculos
y continuar el proceso. La evaluación no consiste, pues, en hacer juicios de
valor sobre el niño o sus trabajo, sino en recoger toda la información necesaria
para apreciar y ajustar eficazmente la acción educativa.
Una de las primeras funciones que la evaluación
desempeña es la de permitir que el maestro/a conozca al niño que llega por primera
vez al Centro. Esta exploración inicial es diferente en Educación Infantil respecto
a lo que sucede en otros niveles educativos, ya que ahora no es posible orientarse
por informaciones sistematizadas del proceso de aprendizaje, recogidas en anteriores
etapas de la historia educativa del niño. Cuando el niño ingresa en el Centro
de Educación Infantil, el maestro/a se servirá de forma principal de las informaciones
que los padres proporcionen en la entrevista inicial. Esta información recogerá
de manera clara y precisa tanto aspectos de la historia personal y características
más relevantes de la historia y evolución del niño, como aquellos otros que
se refieren a su vida cotidiana: rutinas, hábitos y preferencias, costumbres,
relaciones...
La información recogida en la entrevista inicial
con los padres complementará, en los primeros días, con la observación directa
por parte de los maestros del proceso de adaptación al nuevo contexto de vida
del niño: relación con los adultos, con otros niños, con los nuevos espacios
y objetos, comportamientos ante nuevas situaciones y estrategias ante los problemas,
dificultades y obstáculos más frecuentes.
A partir de este momento, la evaluación pasa a
formar parte indispensable del proceso de formación, pudiéndose utilizar todas
las situaciones educativas para analizar los progresos o dificultades de los
niños, de modo que se clarifique qué tipo de intervenciones son precisas para
estimular su progreso. Una evaluación formativa de estas características permite
indagar qué cambios se producen como resultado de las diferentes intervenciones
y qué objetivo es adecuado para proponerse a continuación. Al maestro/a le será
así posible reajustar continuamente actividades, ayudas, objetivos, etc. Le
será posible también evaluar su propio proyecto de trabajo y el proceso de su
puesta en práctica, haciendo posible una valoración de su adecuación y cumplimiento.
La observación de los niños en las diferentes situaciones
que se dan en el Centro de Educación Infantil es una de las técnicas más valiosas
para este tipo de evaluación. El maestro/a puede llevar a cabo la recogida de
esta información en situaciones no estructuradas (el recreo, los pasillos, el
comedor...), durante la realización de determinadas tareas (juegos, dibujos,
dramatizaciones...), en el contexto de su interacción educativa personal con
el niño de que se trate, o en tareas especialmente diseñadas para facilitar
la observación de los aspectos que se consideren más relevantes y para los que
es necesario realizar una actividad específica en la que dichos aspectos se
manifiesten claramente. En cualquier caso, la observación que se realice y la
evaluación que de ella se desprenda deben tener en cuenta y resaltar los aspectos
positivos, los logros y realizaciones a partir de los cuales será posible tratar
de superar las dificultades que eventualmente puedan detectarse.
La evaluación realizada por el maestro/a no es
la única que tiene lugar en el proceso de enseñanza y aprendizaje. La auto-evaluación
forma también parte del proceso, pues los niños se auto-evalúan constantemente
y elaboran así una opinión sobre ellos mismos y sus capacidades de aprendizaje.
Sin embargo, durante los años que abarca esta etapa
educativa, la opinión que de sí mismo se forman los niños depende en gran medida
del adulto. Por ello, el maestro/a deberá objetivar al máximo los criterios
en los que basa sus valoraciones, dejando claras las reglas y normas que rigen
la vida del Centro y permitiendo a los niños saber con claridad qué es lo que
se espera de ellos, tanto en términos de comportamiento general, como en términos
de rendimiento. Lógicamente, lo que de cada uno se espera debe estar relacionado
con lo que cada uno puede, por lo que una de las aportaciones más importantes
de la observación consiste en informar al maestro/a de nivel de desarrollo y
competencia alcanzado por el niño en distintas habilidades, de las posibilidades
de ampliación. Este ajuste entre lo que el niño ya puede y aquello que se pretende
que adquiera, requiere una intervención cuya eficacia se basa en gran parte
en el conocimiento del niño, de donde la importancia de una adecuada evaluación
de su nivel actual y de sus posibilidades.
Por otra parte, la evaluación no sólo sirve para
reconducir continuamente el proceso educativo en el interior del Centro, sino
que debe servir también a los padres de los niños. De esta forma, podrán confrontar
las observaciones que sobre el cambio experimentado en el niño, cuando está
en el Centro, hace el Maestro/a, y lo que ellos aprecian cuando el niño está
en casa. De esta comparación se pueden sacar provechosas consecuencias de cara
a la formulación de nuevas propuestas y experiencias, favoreciéndose además
las relaciones entre la familia y el Centro.
Esta evaluación continua, basada en la observación,
es la que permite al maestro/a ayudar a los niños a vencer los obstáculos que
encuentran, a alcanzar las metas que se proponen. Permite, pues, articular las
estrategias de intervención educativa en un contexto en que la actuación compartida,
la actividad conjunta entre niños y maestro/a es el requisito para la actuación
autónoma e independiente por parte del niño.
La evaluación, por tanto, no implica únicamente
al niño, sino también, y ante todo, al propio sistema escolar en su conjunto
y a la pluralidad de agentes que intervienen en toda acción educativa.
La evaluación, de acuerdo con los principios del
Diseño Curricular, tiene por objeto «valorar las capacidades» expresadas en
los objetivos Generales, tanto de Etapa como de Área. Estas capacidades, por
su naturaleza, no son directamente evaluables, pero sí lo son de forma indirecta.
El maestro/a deberá concretar qué aprendizajes o conductas espera observar en
sus alumnos como manifestaciones concretas del desarrollo de las capacidades,
por tanto al final de cada unidad didáctica debemos presentar una escala de
observación que no permite llevar un seguimiento de la consecución de los objetivos.
En ellos tendremos en cuenta si los objetivos propuestos en la unidad han sido
conseguidos por los niños.
2.5.a. Evaluación de los Alumnos:
A) Evaluación inicial.
Se pretende recoger información sobre el momento
en que se encuentra cada niño, en cuanto a algunos aspectos evolutivos y de
aprendizaje que van a ser objeto de trabajo en esta unidad didáctica. Por medio
de las actividades introductorias, se observarán y registrarán los diferentes
aspectos que se han descrito en el apartado «principios psicopedagógicos», sobre
todo los referidos a:
Conocimiento del esquema corporal.
Actitudes de cuidado y limpieza corporal.
Autonomía en la resolución de tareas diarias.
Coordinación de su acción con los otros.
Comprensión de mensajes orales.
Representación de la figura humana.
B) Evaluación continua.
En cada una de las actividades que realizan los
alumnos, observaremos el grado de comprensión de la actividad, el esfuerzo,
interés y actitudes en su realización, y como concluyen el proceso.
La observación directa es el método más adecuado
para evaluar en esta etapa educativa. Observaremos y registraremos, de forma
continua y sistemática, los siguientes aspectos de cada niño:
Aspectos relacionales:
Con los compañeros.
Con el maestro/a.
Con la familia.
Aspectos personales:
Autonomía personal (higiene, orden...).
Hábitos de trabajo.
Adaptación a la escuela:
Aceptación de las normas de convivencia.
Grado de satisfacción personal.
Dentro de la evaluación continua que se realiza
a lo largo de toda la unidad didáctica, se planificarán unos momentos, hacia
el final de la unidad, en los que se evaluará la adquisición de hechos, conceptos,
procedimientos y actitudes relacionadas con la unidad didáctica, para poder
programar la siguiente unidad a partir de las adquisiciones efectuadas por cada
niño.
Para ayudar a sistematizar y registrar la información
obtenida mediante la observación, diseñamos algunas actividades específicas,
que llamamos Actividades para la Evaluación. El maestro/a buscará el momento
idóneo, (como en cualquier actividad), para desarrollarlas de forma natural,
enmarcadas en el ritmo cotidiano, que le permita una mayor dedicación a la tarea
de observación y registro.
2.5.b.Evaluación de la Unidad
Didáctica.
Es conveniente evaluar todas las variables que
puedan influir en el proceso de enseñanza y aprendizaje, para lo cual se valorará.
1. Actividades de Enseñanza y Aprendizaje
¿Son adecuadas a los objetivos que se pretenden?
¿Están adaptadas a la realidad y a los intereses de los alumnos?
¿Tienen todas ellas un carácter lúdico y activo?
¿Se pueden trabajar las distintas áreas de manera globalizada?
¿Se han desarrollado en un clima afectivo positivo?
¿Se tienen en cuenta las actividades, las diferencias individuales?
2. Recursos
Personales:
Maestros
Cómo nos hemos implicado en las actividades
Cómo hemos orientado y desarrollado las actividades
Si hemos organizado correctamente los recursos
Cómo ha sido nuestra intervención en la participación de padres
La participación en la salida ha sido positiva para el niño.
Padres
Participación en las salidas.
Se analizará con los padres su participación en la actividad.
Ventajas e inconvenientes. Ha representado su participación.
Problemas que han surgido.
Actitud hacia los niños.
Actitud de los niños hacia ellos.
Participación en las actividades de autonomía personal que han desarrollado
en casa los niños.
Materiales:
. ¿Qué tipo de material se ha utilizado?
-Los que tenía ya.-
Se ha tenido que elaborar nuevo material.
-El material previsto era el adecuado.
-Permite su utilización autónoma.
-Facilita la socialización.
Espacio:
La planificación del espacio es adecuada.
El ambiente ha resultado motivador, funcional y cálido.
El espacio externo es adecuado para las actividades realizadas en él.
Las posibilidades de actuación de los niños sobre el espacio eran buenas.
Tiempo:
¿La duración de la unidad didáctica ha sido
correcta?
¿Se dio suficiente tiempo para la realización de cada una de las actividades?
¿Ha habido tiempo para lo espontáneo?
¿Ha habido tiempo para lo individual?
¿Y para lo afectivo?
3. Modificaciones surgidas en el desarrollo
de la unidad didáctica y aspectos a tener en cuenta en posteriores unidades.
Estrategias de enseñanza y aprendizaje.
Recursos.
Tiempo.
Organización.
R E S U M E N
Una vez estudiados todos los elementos que intervienen
en el desarrollo de una Programación, diremos que una vez concretado en el Proyecto
Curricular del Centro las Unidades Didácticas a tratar en cada curso y una vez
pormenorizados los objetivos y contenidos correspondientes, cada maestro/a desarrollará
las Unidades Didácticas de su programación teniendo en cuenta cada uno de los
elementos que la integran.
Resumiendo, señalaremos que los elementos claves
a tratar para el desarrollo de una Unidad Didáctica serán:
* Elección razonada del tema de la Unidad
Didáctica, en el contexto de nuestra escuela.
* Elección de contenidos y objetivos que
se van a trabajar. Esto se hará en paralelo (porque objetivos y contenidos
se relacionan en profundidad), y teniendo presentes los que define el Proyecto
curricular del Centro.
* Diseño de actividades, ordenación y
secuenciación en relación con los objetivos y contenidos elegido.
* Selección de los recursos.
* Reflexión sobre los principios psicopedagógicos
que deben orientar los objetivos, contenidos y actividades de esta unidad
didáctica.
* Elaboración de criterios y actividades
de evaluación en todo el proceso de la Unidad Didáctica.
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