Las investigaciones sobre el desarrollo
del niño y un mejor conocimiento de los factores de riesgo permiten,
actualmente, la detección precoz y la prevención de muchos
trastornos en los niños.
Dichos trastornos incluyen una vertiente
comprensiva y una vertiente expresiva, teniendo en cuenta que el desarrollo
de la comprensión precede siempre al de la expresión.
El entorno familiar y educativo del niño,
junto con los profesionales de la salud, son los observadores privilegiados
de los diversos problemas manifestados por los pequeños. Cuando
se sospechan una o varias anomalías, conviene efectuar un chequeo
médico y psicológico que permita enfocar el seguimiento
terapéutico.
Detección Precoz de Psicopatología
Infantil
En Psicología Infantil, se denomina
detección precoz a toda acción cuyos resultados llevan al
descubrimiento de un trastorno psicopatológico en sus primeros
estadios.
La psicología infantil es una
especialización dentro de las Ciencias de la Salud, que mantiene
unas relaciones muy especiales con la detección precoz, ya que
en la infancia, detectar las enfermedades es mucho más trascendente,
mucho más difícil y mucho más complejo que en otras
edades. Esta dificultad nace, entre otros aspectos, de la falta de una
adecuada capacidad verbal en el niño y de la necesidad de utilizar
información proveniente de los padres y personas que conviven con
él.
El terreno en el que nos movemos los
psicólogos infantiles cuando nos enfrentamos al reto de la detección
precoz de patologías, se relaciona con la búsqueda de unas
enfermedades típicamente propias de la infancia y la búsqueda
de enfermedades que eran propias de la vida adulta pero que ahora aparecen
muy precozmente y que, por ello, no conocemos cómo es su estructura
psicopatológica, qué características clínicas
tienen y en qué se parecen, o se diferencian, de las formas típicas
del adulto.
La detección precoz de los trastornos
psicopatológicos de los niños y adolescentes está
al alcance, casi en exclusiva y por pura definición, de los pediatras
de Atención Primaria que tienen la ventaja de encontrarse en contacto
frecuente con los niños y sus familias desde que nacen. A esta
ventaja se le asocia el inconveniente, que los pediatras de atención
primaria tienen una formación psicológica demasiado general
y que, a veces, no les permite detectar síntomas que podrían
predecir la enfermedad por lo que es fácil deducir la necesidad
de una interrelación entre pediatra y psicólogo infantil
que nos permita estudiar las poblaciones de riesgo y detectar los niños
con síntomas sugerentes de que pueden estar desarrollando una trastorno
psicopatológico para ser posteriormente valorados de forma más
específica.
Se acepta, en general, que la detección
de psicopatología infantil realizada por los pediatras suele caracterizarse
por una alta especificidad junto a una baja sensibilidad y porque se realiza
mejor con los trastornos más externos (hiperactividad y trastornos
de conducta) que con los más típicamente internos (alteraciones
emocionales y depresiones). Además, el psicólogo, muchas
veces, mantiene contactos directos con los profesores o maestros de los
niños, que presentan dificultades en el aula y, no sólo
con sus familiares, lo cuál beneficia y ayuda a los más
pequeños a superar dichas dificultades.
Dentro de la población general
existen una serie de factores que se encuentran relacionados con la aparición,
o con la ausencia, de patología: Factores Positivos, Factores de
Protección y Factores de Riesgo. Los Positivos son aquellos que
estimulan el enriquecimiento de funciones que ya son normales y que favorecen
que el niños madure adecuadamente; los Factores de Riesgo y de
Protección se relacionan con la posibilidad futura de aumento o
de disminución de resultados negativos: Un Factor de Riesgo aumenta
la posibilidad de algún resultado negativo y un Factor de Protección
disminuye la posibilidad de algún resultado negativo.
Las actividades de detección se
basan en la hipótesis de que antes de la aparición de una
enfermedad aparecería cierta sintomatología alarmante, que
nos ayudaría a detectarla, lo que conllevaría la consiguiente
mejoría del pronóstico y del control de la misma.
En general, podríamos decir que
estos signos de alarma están relacionados con la no consecución
de los fines asociados y esperados para la edad de ese niño.
Otros signos de alarma estarían
relacionados con el ambiente del niño. Con respecto a la relación
padres-hijos que puede ser observada en la consulta. Es decir, todas aquellas
señales que indican ausencia de interrelación adecuada y
de entendimiento emocional con el niño.
Con respecto al ambiente en casa son
llamativos los síntomas de violencia doméstica, de ausencia
de límites, de abuso de drogas o de presencia de un trastorno mental
en la familia (sobretodo abuso de alcohol) o de dificultades laborales
y socioeconómicas que sean vividas con tensión.
En general, se considera factores de
protección a una serie de circunstancias tales como tener un buen
funcionamiento intelectual, facilidad en las relaciones sociales, una
buena red de apoyo, buen temperamento junto a sentido del humor, alta
autoestima y buena salud y confianza.
Como factores de riesgo se encuentran
el tener una capacidad intelectual por debajo de la media (CI de 100),
fracaso escolar y problemas académicos, alteraciones de conducta
en el colegio, relaciones escasas y pobres con sus iguales, ausencia de
una figura adulta de apoyo, falta de consideración en el ámbito
familiar, pobreza y uso de métodos de afrontamiento disruptivos
que dificultan una adecuada adaptación.
Independiente de los factores de riesgo
individual se ha intentado definir varios grupos o poblaciones de riesgo.
Los más importantes y mejor estudiados son: hijos de padres con
trastorno psiquiátrico, poblaciones marginales, grupos étnicos
específicos, población con niveles socio-económicos
bajos, niños con enfermedades médicas graves, niños
con antecedentes de psicopatología grave y ahora en remisión
completa y niños con puntuaciones altas en escalas clínicas.
Es bueno recordar que aquellos niños que frecuentan asiduamente
las consultas de pediatría presentan un índice más
alto de psicopatología y que pueden constituir otro grupo de riesgo.
Situando la Atención Temprana
en prevención, se sitúa preferentemente en prevención
primaria, evitando la posibilidad, o amortiguando o limitando la gravedad
de trastornos en niños sanos.
Una labor fundamental de la atención
infantil, es vigilar y promocionar estrategias de prevención primaria,
y que estas estrategias deben situarse en los inicios del desarrollo,
esto es, atender tempranamente a los niños que no presentan situaciones
de riesgo detectables, considerados sanos, para que intentar evitarlas.
Realmente este es el concepto originario de la prevención, evitar
la aparición de la enfermedad.
Para llevar a cabo esta prevención
primaria en su aceptación completa conceptual, es necesario la
intervención valorativa o evaluativa en los diferentes aspectos
que definen la calidad o bienestar de vida. Aspectos biológicos,
psicológicos y sociales, una valoración desde los primeros
momentos de la vida que aúne los esfuerzos de los profesionales
de la salud para llevar acciones preventivas primarias. Los profesionales
del campo de la salud son por excelencia el pediatra y el psicólogo,
apoyados por los distintos técnicos o auxiliares sanitarios.
La Atención Temprana, es igualmente,
un conjunto de actuaciones planificadas con carácter global e interdisciplina,
para dar respuesta a las necesidades transitorias o permanentes, originadas
por alteraciones en el desarrollo o por deficiencias en la primera infancia.
Es en estos términos que hablamos de prevención secundaria.
Así pues, se apuesta por una valoración
conjunta y complementaria pediatra-psicólogo, llevada a cabo por
los profesionales de estas disciplinas, pediatra y psicólogo con
el apoyo de los profesionales de la salud. Un servicio cuyo objetivo principal
es prevenir, no curar.
Se calcula que cada año uno de
cada diez niños presenta problemas graves del desarrollo, alteraciones
de conducta y trastornos emocionales. El 90 % de los problemas en la infancia
se relacionan con trastornos de conducta y trastornos emocionales.
Estos datos, deben hacernos reflexionar
sobre la necesidad de introducir nuevos modelos de atención a la
infancia, si queremos lograr el tan deseado y teorizado bienestar infantil.
Indicadores de riesgo en Atención
Temprana
Los factores genéticos, ambientales,
prenatales, el estilo de crianza, las relaciones afectivas, la variabilidad
de la estimulación natural recibida y aceptada, los factores familiares,
los socioeconómicos hacen necesario una evaluación continua
del desarrollo en periodos de tiempo determinados si realmente queremos
emprender acciones preventivas primarias en edades tempranas. Además
debemos añadir los factores de riesgo en áreas específicas.
Sensoriales, físicas, cognitivas, de relación, vinculares,
sociales, sexuales, afectivo emocionales, etc. Es evidente que sólo
un seguimiento cuidadoso y un análisis global permitirá
puntualizar sobre la prioridad o no de un seguimiento especializado o
una derivación determinada.
Algunas funciones profesionales se relacionan
con:
Potenciar al máximo las capacidades del niño
desde el momento en que esta necesidad aparezca o se detecte; sean
trastornos establecidos o situaciones previas que pueden dar lugar
a ellos, evitando así riesgos innecesarios o bien que las dificultades
existentes se agraven.
Mejorarlos canales de coordinación para la
detección e intervención sobre niños con necesidades
de atención.
Atender a los niños y sus familias desde
un abordaje terapéutico lo más amplio posible.
Tratar de conseguir la mejor integración
educativa y social del niño en su familia y en la comunidad.
Procurar las mejores condiciones de vida del niño
en su entorno socio-familiar.
Algunas prestaciones fundamentales: Información,
detección, prevención, tratamiento, orientación
y apoyo familiar, coordinación con otros sectores y recursos
relacionados con el ámbito de la infancia (sanitarios, sociales,
educativos), apoyo y asesoramiento a las escuelas infantiles y centros
de educación para la correcta integración de los niños
atendidos.
Es importante dar a conocer la trascendencia
que tiene la detección precoz de los trastornos infantiles,
de cara a una oportuna labor preventiva, educativa y rehabilitadora.
El vacío existente en este campo queda patente en lo tardío
del diagnóstico de gran parte de psicopatologías en
niños, que se traduce en una demora de la intervención
educativa y compromete, en definitiva, la futura integración
cultural, laboral y social de los mismos.
El diagnóstico precoz es posible.
Un seguimiento adecuado de los embarazos y una exploración neonatal
completa, al menos en los casos que se incluyen en los grupos de riesgo,
permiten detectar precozmente las anomalías que pudieran haber
o aparecer en el R.N. y dar paso a una atención educativa y rehabilitadora
que minimice las secuelas. Los tres primeros años de vida constituyen
el período crítico del crecimiento y maduración del
niño, que desarrollará espectacularmente sus capacidades
de percepción y motricidad, su inteligencia y su lenguaje. El tratamiento
médico y educativo, apoyado en ayudas técnicas, va a posibilitar
que el niño sordo se desarrolle con toda normalidad, pero únicamente
si la detección se realiza a tiempo.
Deberíamos tener conciencia social
sobre la trascendencia del diagnóstico temprano de trastornos infantiles.
Desde los años 70, se ha producido un considerable descenso de
la mortalidad neonatal y un progresivo aumento del número de niños
prematuros y de bajo peso al nacer. Estos grupos de niños, tienen
mayores probabilidades de presentar alteraciones en su desarrollo evolutivo.
En ocasiones estas alteraciones no son detectadas hasta que el niño
acude al centro educativo.
Una de las características básicas
que sustentan el concepto de Atención Temprana, es el comienzo
lo más precoz posible de tratamiento y rehabilitación específica,
a fin de estimular el desarrollo y paliar en la medida de lo posible aquellas
dificultades que pudiesen aparecer. Pero es evidente que para poder intervenir
es preciso primero detectar. Nunca el cuerpo humano cambiará tan
rápido y aprenderá tanto, como durante la primera infancia,
todo ello debido a la plasticidad que el cerebro presenta en este periodo
de la vida.
Las carencias y factores de riesgo afectan
el desarrollo normal de forma significativamente mayor en periodos críticos
del desarrollo temprano. Los efectos negativos comienzan a manifestarse
antes de la edad de ingreso al centro de educación infantil. Por
ello se considera que los periodos óptimos para la intervención
son los primeros años de la vida. La carencia de una atención
adecuada puede derivar posteriormente en dificultades en el aprendizaje
escolar.
Una intervención temprana en niños
con dificultades, puede cambiar muy positivamente el pronóstico
a largo plazo.
PSICOPATOLOGÍA INFANTIL
NEUROLOGÍA EVOLUTIVA
Introducción
Principios de Organización del Cerebro
Niveles de Integración
Sistematización de la Conducta
La N.E. se ocupa de la conducta del R.N.
y del lactante, estudiando su origen y sus cambios progresivos, de las
formas de actividad más simples a las más complejas, pero
contemplándola como un proceso contínuo que llega a una
totalidad, mediante una integración progresiva de lo más
primitivo a lo más complejo.
NEUROLOGÍA EVOLUTIVA
MADURACIÓN
Pautas de Maduración.
MICROMADURACIÓN MACROMADURACIÓN (cualitativo)
Cocientes de Maduración.
MADURACIÓN MOLECULAR MADURACIÓN MOLAR (cuantitativo)
ESTRUCTURAL CONDUCTUAL
El cerebro humano a través de
la interacción biológica con el entorno, genera sustratos
para la cognición, la conciencia, el aprendizaje, el conocimiento,
la personalidad, las emociones, los pensamientos, la creatividad, la imaginación,
la simbolización y las funciones sensoriomotoras entre otros.
A menudo es esencial conocer la anatomía
del S.N. para poder asentar los diferentes sustratos anteriormente mencionados
y, diagnosticar así un problema neurológico, determinar
su etiología y localizar la lesión, descartando de esta
manera un problema o trastorno de base únicamente psicológica,
conductual o emocional. De igual forma, la historia familiar es una buena
herramienta de trabajo, siendo la recogida de datos, la que a menudo nos
proporciona pistas acerca de la causa del problema en el niño.
Los Principios de Organización
del Cerebro, son aquellos que rigen sus funciones. Son los siguientes:
Interconectividad, Centralidad del S.N.C., Jerarquía de la organización
neuroaxial, Lateralidad, Especificidad estructural y funcional, Organización
topográfica en vías corticales y Plasticidad.
Los Niveles de Integración o de
Conducta, son tres: Reactivo, Propositivo y Comunicativo. También
debe tenerse en cuenta al Somatograma y la información que se integra
en él, dando lugar a la Somatognosia.
La Sistematización de la Conducta,
hace referencia a la interacción del S.N.M.E. con el medio ambiente.
PROCESOS PATOLÓGICOS
Condiciones que identifican a niños de alto riesgo
Valoración de la Maduración Cognitiva
Principales motivos de consulta
El R.N. de riesgo neurológico:
según su origen, el riesgo de un trastorno del desarrollo puede
ser genéticamente determinado, perinatal, ambiental o mixto.
Algunos datos como la prematuridad o
el bajo peso, son claves en la detección de futuros problemas en
el niño.
Las Maduropatías, son aquellos
trastornos en el comportamiento debidos a una alteración en el
S.N.M.E., por causa somatógena o etógena.
Junto a la Valoración Cognitiva
cabe valorar:
- La Personalidad y la forma en que se
manifiesta el niño.
- El Nivel de Desarrollo (verbal y manipulativo).
- Los trastornos de tipo inhibitorio, bloqueos y alteraciones relacionales.
- Nivel de Maduración Psicomotriz (inestabilidad, lentitud, déficit
de atención).
Los Principales motivos de consulta los
dividimos en: Factores Cognitivos, Factores Verbales y Factores Motores.
También se tienen en cuenta todas aquellas demandas encaminadas
hacia una conducta desadaptativa, un problema emocional o un trastorno
psicológico, siempre teniendo en cuenta la bidireccionalidad de
la afectación.
Es muy importante la realización
de una buena anamnesis para poder establecer un diagnóstico precoz.
Las investigaciones sobre riesgo psicopatológico, indican que los
resultados negativos no se relacionan con un único factor sino
con una combinación o acumulación de factores y es probable
que los factores de riesgo tengan un efecto multiplicador.
La presencia de factores de riesgo en
distintos niveles y sus efectos multiplicadores tienen fuertes implicaciones
para la prevención. Los programas con más éxito probablemente
serán las intervenciones en múltiples niveles que reduzcan
los factores de riesgo en cada uno de ellos.
Otros factores como la presencia de patología
en ambos padres conlleva peores resultados en la evolución del
niño. La severidad y cronicidad de la enfermedad parental más
la suma de desventajas sociales condiciona más el pronóstico
que el tipo de enfermedad en sí.
Los factores que protegen en la situación
de ser hijo de padre con psicopatología serían tener buenas
relaciones interpersonales fuera de la familia, tener una buena autoestima,
un claro entendimiento de la patología paterna, ser cuidado por
hermanos jóvenes parece ser que aumenta las habilidades de resolución
de problemas y mejora la adaptabilidad.
Una de las mayores complicaciones para
los profesionales que trabajan en el ámbito infantil, es el hecho
típico de la infancia, de que, los procesos madurativos y evolutivos
propios de estas edades influyen en las manifestaciones de las distintas
patologías y origina cuadros clínicos con matices especiales
para cada edad.
Todos los profesionales implicados en
detección temprana de trastornos infantiles (pediatras, neurólogos,
psiquiatras, psicólogos, audiólogos, foniatras, logopedas,
oftalmólogos, oculistas, optometristas, profesores o maestros,
fisioterapeutas, psicomotricistas, etc.), deberían estar suficientemente
familiarizados con los signos y síntomas de los mismos, como para
reconocer los posibles indicadores que hacen necesaria una evaluación
diagnóstica más amplia. Es importante ser conscientes de
que los niños que presentan algún tipo de trastorno, son
derivados, a menudo, por múltiples sospechas, tales como retrasos
en el lenguaje, problemas de regulación de la conducta en la infancia,
problemas motrices o sensoriales, problemas sociales y de conducta, trastornos
emocionales, y problemas en el aprendizaje.
Es necesario destacar la valoración
conjunta neonatal del niños sano, pediatra-psicólogo, como
modelo de asistencia compartida. Planteando la necesidad de que la prevención
primaria se lleve a cabo en todos los aspectos del desarrollo infantil
biopsicosocial, siendo imperante en estos momentos la prevención
primaria biológica y social, en detrimento de una prevención
primaria psicológica. Destacar la necesidad del psicólogo,
del profesional de la psicología, en los servicios sanitarios de
atención primaria y en los servicios de neonatología en
niños sanos, sin riesgo o riesgo cero.
Apuntar la dificultad de establecer indicadores de riesgo en Atención
Temprana útiles, sin un seguimiento del desarrollo del niño
sano que permita diferenciar los indicadores de sospecha frente a los
indicadores de riesgo en las diferentes etapas del desarrollo infantil.
LAS CAPACIDADES SENSORIALES DEL BEBÉ. DÉFICITS SENSORIALES
Desarrollo de las Capacidades Sensoriales y del Sistema Nervioso del feto
Los sentidos que se estudian en el feto
son los siguientes:
- El Movimiento
- El Olfato
- El Gusto
- El Tacto
- La Vista
- El Oído
Es interesante saber cuáles son
las preferencias de los bebés en cada uno de los sentidos estudiados
y, así poder potenciar al máximo sus aprendizajes.
TRASTORNOS Y ALTERACIONES EN EL DESARROLLO.
FACTORES DE RIESGO BIOLÓGICO Y SOCIAL
Trastornos en el desarrollo motriz, cognitivo y sensorial
Indicadores de Autismo. Orientaciones terapéuticas
Introducción a la deficiencia, la discapacidad y la minusvalía
En concreto trataremos los trastornos
en el desarrollo motriz, en el desarrollo cognitivo, en el desarrollo
sensorial, en el desarrollo del lenguaje, los trastornos generalizados
del desarrollo, los trastornos de conducta, los trastornos emocionales,
los trastornos en el desarrollo de la expresión somática
y el retraso evolutivo.
Se proporcionarán pautas orientativas
en el trabajo con autistas y, se expondrán las dimensiones alteradas
en los cuadros con E.A. y Déficit de Atención (con o sin
Hiperactividad).
Se hablará del impacto emocional
y de las consecuencias psicológicas de una deficiencia. Se tendrán
en cuenta los factores psicosociales ansiógenos en la adaptación
a la discapacidad y, los factores estresantes psicosociales más
importantes. De igual forma se tratarán los efectos de los cambios
comportamentales en el contexto familiar.
Se tratará la problemática
del niño, según ésta le afecte, perturbándole
a nivel orgánico, funcional y/o social.
Se compararán los diversos trastornos
que padece el niño con las “pautas de normalidad”,
se remarcarán las diferencias más significativas y, las
alteraciones afectivas y emocionales precoces.
PRINCIPIOS BÁSICOS EN
HABILITACIÓN INFANTIL
La estimulación infantil en las diferentes etapas evolutivas
Principios de estimulación para el desarrollo del cerebro infantil
Principios generales en el ejercicio de la práctica habilitadora
Dificultades de Aprendizaje
- ¿Qué sabemos del niño
en cada una de las etapas evolutivas, que caracterice su conducta?
- ¿Cuándo hablamos de dificultades
de aprendizaje?
- Características, métodos
y tipos de habilitación
- Objetivos de la habilitación
- Valores/Principios profesionales
- El programa de estimulación
- Materiales de estimulación y
condiciones ambientales
Los trastornos del Habla y del Lenguaje:
· Trastornos del Habla:
- En la Producción
*Dislalias: fisiológicas, funcionales, audiógenas, orgánicas
(disglosia), neurológicas (disartrias).
*De la voz: trastornos de resonancia, trastornos de fonación.
*De fluidez: Farfulleo y Disfemia.
- En la Recepción: Deficiencias Auditivas
· Trastornos del Lenguaje: Autismo,
Deficiencia Mental, Deficiencia Motórica (P.C.), Dislexia, Disfasia,
Retraso del Lenguaje y Mutismo.
Funciones básicas que realizan
los terapeutas:
1. Valorar situaciones de alto riesgo
bio-psico-social y/o trastornos de niños de 0 a 5 años.
2. Proporcionar información a
la familia sobre las circunstancias de riesgo y/o los diagnósticos
médicos-psicológicos de dicha población.
3. Proporcionar orientaciones concretas
sobre el desarrollo actual y estrategias para estimular su evolución
positiva en cualquiera de las áreas del desarrollo (motora, cognitiva,
social y lenguaje).
4. Realizar las derivaciones pertinentes.
5. Realizar seguimientos periódicos
de la evolución de los niños.
6. Atender las diferentes demandas familiares,
en la medida de lo posible (consultas por cuestiones puntuales, orientaciones
concretas ante circunstancias específicas, preocupaciones de carácter
leve o evolutivo, etc.)
7. Realizar derivaciones a cualquier
otro servicio/dispositivo que de forma total o complementaria intervenga
en el tratamiento necesario correspondiente.
8. Fomentar actividades de coordinación
con otros servicios ajenos al nuestro (educativos, sanitarios, sociales,
asociativos, etc.) para la atención, seguimiento o evaluación
de casos relacionados.
9. Tratamientos periódicos de
Intervención Temprana, Logopedia y Psicoterapia según el
caso concreto.
10. Gestiones para facilitar la integración
de niños en guardería y preescolares.
11. Seguimiento y/o asesoramiento de
la integración escolar de los niños con trastornos.
12. Elaboración de programaciones
individuales para trabajar con el niño y orientadas a su continuidad
en el ambiente familiar.
13. Elaboración periódica
de informes (de evolución, de altas/bajas en el servicio, integraciones
escolares, situaciones específicas, etc.)
14. Organizar y/o participar en actividades
de información, concienciación, sensibilización,
prevención, divulgación... de aspectos propios del servicio,
dirigidas a diferentes colectivos de profesionales y/o comunidad en general
(cursos, jornadas, ponencias, publicaciones, etc.).
15. Estudiar y analizar datos estadísticos
del propio funcionamiento, con objeto de modificar o no estrategias y
líneas futuras de actuación.
CALIDAD DE VIDA
Moral, Ajuste Personal y Satisfacción Vital
Felicidad
Salud y Bienestar
DETECCIÓN
PRECOZ DE TRASTORNOS INFANTILES
Las investigaciones sobre el desarrollo
del niño y un mejor conocimiento de los factores de riesgo permiten,
actualmente, la detección precoz y la prevención de muchos
trastornos en los niños.
Dichos trastornos incluyen una vertiente
comprensiva y una vertiente expresiva, teniendo en cuenta que el desarrollo
de la comprensión precede siempre al de la expresión.
El entorno familiar y educativo del niño,
junto con los profesionales de la salud, son los observadores privilegiados
de los diversos problemas manifestados por los pequeños. Cuando
se sospechan una o varias anomalías, conviene efectuar un chequeo
médico y psicológico que permita enfocar el seguimiento
terapéutico.
Detección Precoz de Psicopatología
Infantil
En Psicología Infantil, se denomina
detección precoz a toda acción cuyos resultados llevan al
descubrimiento de un trastorno psicopatológico en sus primeros
estadios.
La psicología infantil es una
especialización dentro de las Ciencias de la Salud, que mantiene
unas relaciones muy especiales con la detección precoz, ya que
en la infancia, detectar las enfermedades es mucho más trascendente,
mucho más difícil y mucho más complejo que en otras
edades. Esta dificultad nace, entre otros aspectos, de la falta de una
adecuada capacidad verbal en el niño y de la necesidad de utilizar
información proveniente de los padres y personas que conviven con
él.
El terreno en el que nos movemos los
psicólogos infantiles cuando nos enfrentamos al reto de la detección
precoz de patologías, se relaciona con la búsqueda de unas
enfermedades típicamente propias de la infancia y la búsqueda
de enfermedades que eran propias de la vida adulta pero que ahora aparecen
muy precozmente y que, por ello, no conocemos cómo es su estructura
psicopatológica, qué características clínicas
tienen y en qué se parecen, o se diferencian, de las formas típicas
del adulto.
La detección precoz de los trastornos
psicopatológicos de los niños y adolescentes está
al alcance, casi en exclusiva y por pura definición, de los pediatras
de Atención Primaria que tienen la ventaja de encontrarse en contacto
frecuente con los niños y sus familias desde que nacen. A esta
ventaja se le asocia el inconveniente, que los pediatras de atención
primaria tienen una formación psicológica demasiado general
y que, a veces, no les permite detectar síntomas que podrían
predecir la enfermedad por lo que es fácil deducir la necesidad
de una interrelación entre pediatra y psicólogo infantil
que nos permita estudiar las poblaciones de riesgo y detectar los niños
con síntomas sugerentes de que pueden estar desarrollando una trastorno
psicopatológico para ser posteriormente valorados de forma más
específica.
Se acepta, en general, que la detección
de psicopatología infantil realizada por los pediatras suele caracterizarse
por una alta especificidad junto a una baja sensibilidad y porque se realiza
mejor con los trastornos más externos (hiperactividad y trastornos
de conducta) que con los más típicamente internos (alteraciones
emocionales y depresiones). Además, el psicólogo, muchas
veces, mantiene contactos directos con los profesores o maestros de los
niños, que presentan dificultades en el aula y, no sólo
con sus familiares, lo cuál beneficia y ayuda a los más
pequeños a superar dichas dificultades.
Dentro de la población general
existen una serie de factores que se encuentran relacionados con la aparición,
o con la ausencia, de patología: Factores Positivos, Factores de
Protección y Factores de Riesgo. Los Positivos son aquellos que
estimulan el enriquecimiento de funciones que ya son normales y que favorecen
que el niños madure adecuadamente; los Factores de Riesgo y de
Protección se relacionan con la posibilidad futura de aumento o
de disminución de resultados negativos: Un Factor de Riesgo aumenta
la posibilidad de algún resultado negativo y un Factor de Protección
disminuye la posibilidad de algún resultado negativo.
Las actividades de detección se
basan en la hipótesis de que antes de la aparición de una
enfermedad aparecería cierta sintomatología alarmante, que
nos ayudaría a detectarla, lo que conllevaría la consiguiente
mejoría del pronóstico y del control de la misma.
En general, podríamos decir que
estos signos de alarma están relacionados con la no consecución
de los fines asociados y esperados para la edad de ese niño.
Otros signos de alarma estarían
relacionados con el ambiente del niño. Con respecto a la relación
padres-hijos que puede ser observada en la consulta. Es decir, todas aquellas
señales que indican ausencia de interrelación adecuada y
de entendimiento emocional con el niño.
Con respecto al ambiente en casa son
llamativos los síntomas de violencia doméstica, de ausencia
de límites, de abuso de drogas o de presencia de un trastorno mental
en la familia (sobretodo abuso de alcohol) o de dificultades laborales
y socioeconómicas que sean vividas con tensión.
En general, se considera factores de
protección a una serie de circunstancias tales como tener un buen
funcionamiento intelectual, facilidad en las relaciones sociales, una
buena red de apoyo, buen temperamento junto a sentido del humor, alta
autoestima y buena salud y confianza.
Como factores de riesgo se encuentran
el tener una capacidad intelectual por debajo de la media (CI de 100),
fracaso escolar y problemas académicos, alteraciones de conducta
en el colegio, relaciones escasas y pobres con sus iguales, ausencia de
una figura adulta de apoyo, falta de consideración en el ámbito
familiar, pobreza y uso de métodos de afrontamiento disruptivos
que dificultan una adecuada adaptación.
Independiente de los factores de riesgo
individual se ha intentado definir varios grupos o poblaciones de riesgo.
Los más importantes y mejor estudiados son: hijos de padres con
trastorno psiquiátrico, poblaciones marginales, grupos étnicos
específicos, población con niveles socio-económicos
bajos, niños con enfermedades médicas graves, niños
con antecedentes de psicopatología grave y ahora en remisión
completa y niños con puntuaciones altas en escalas clínicas.
Es bueno recordar que aquellos niños que frecuentan asiduamente
las consultas de pediatría presentan un índice más
alto de psicopatología y que pueden constituir otro grupo de riesgo.
Situando la Atención Temprana
en prevención, se sitúa preferentemente en prevención
primaria, evitando la posibilidad, o amortiguando o limitando la gravedad
de trastornos en niños sanos.
Una labor fundamental de la atención
infantil, es vigilar y promocionar estrategias de prevención primaria,
y que estas estrategias deben situarse en los inicios del desarrollo,
esto es, atender tempranamente a los niños que no presentan situaciones
de riesgo detectables, considerados sanos, para que intentar evitarlas.
Realmente este es el concepto originario de la prevención, evitar
la aparición de la enfermedad.
Para llevar a cabo esta prevención
primaria en su aceptación completa conceptual, es necesario la
intervención valorativa o evaluativa en los diferentes aspectos
que definen la calidad o bienestar de vida. Aspectos biológicos,
psicológicos y sociales, una valoración desde los primeros
momentos de la vida que aúne los esfuerzos de los profesionales
de la salud para llevar acciones preventivas primarias. Los profesionales
del campo de la salud son por excelencia el pediatra y el psicólogo,
apoyados por los distintos técnicos o auxiliares sanitarios.
La Atención Temprana, es igualmente,
un conjunto de actuaciones planificadas con carácter global e interdisciplina,
para dar respuesta a las necesidades transitorias o permanentes, originadas
por alteraciones en el desarrollo o por deficiencias en la primera infancia.
Es en estos términos que hablamos de prevención secundaria.
Así pues, se apuesta por una valoración
conjunta y complementaria pediatra-psicólogo, llevada a cabo por
los profesionales de estas disciplinas, pediatra y psicólogo con
el apoyo de los profesionales de la salud. Un servicio cuyo objetivo principal
es prevenir, no curar.
Se calcula que cada año uno de
cada diez niños presenta problemas graves del desarrollo, alteraciones
de conducta y trastornos emocionales. El 90 % de los problemas en la infancia
se relacionan con trastornos de conducta y trastornos emocionales.
Estos datos, deben hacernos reflexionar
sobre la necesidad de introducir nuevos modelos de atención a la
infancia, si queremos lograr el tan deseado y teorizado bienestar infantil.
Indicadores de riesgo en Atención
Temprana
Los factores genéticos, ambientales,
prenatales, el estilo de crianza, las relaciones afectivas, la variabilidad
de la estimulación natural recibida y aceptada, los factores familiares,
los socioeconómicos hacen necesario una evaluación continua
del desarrollo en periodos de tiempo determinados si realmente queremos
emprender acciones preventivas primarias en edades tempranas. Además
debemos añadir los factores de riesgo en áreas específicas.
Sensoriales, físicas, cognitivas, de relación, vinculares,
sociales, sexuales, afectivo emocionales, etc. Es evidente que sólo
un seguimiento cuidadoso y un análisis global permitirá
puntualizar sobre la prioridad o no de un seguimiento especializado o
una derivación determinada.
Algunas funciones profesionales se relacionan
con:
Potenciar al máximo las capacidades del niño
desde el momento en que esta necesidad aparezca o se detecte; sean
trastornos establecidos o situaciones previas que pueden dar lugar
a ellos, evitando así riesgos innecesarios o bien que las dificultades
existentes se agraven.
Mejorarlos canales de coordinación para la
detección e intervención sobre niños con necesidades
de atención.
Atender a los niños y sus familias desde
un abordaje terapéutico lo más amplio posible.
Tratar de conseguir la mejor integración
educativa y social del niño en su familia y en la comunidad.
Procurar las mejores condiciones de vida del niño
en su entorno socio-familiar.
Algunas prestaciones fundamentales: Información,
detección, prevención, tratamiento, orientación
y apoyo familiar, coordinación con otros sectores y recursos
relacionados con el ámbito de la infancia (sanitarios, sociales,
educativos), apoyo y asesoramiento a las escuelas infantiles y centros
de educación para la correcta integración de los niños
atendidos.
Es importante dar a conocer la trascendencia
que tiene la detección precoz de los trastornos infantiles,
de cara a una oportuna labor preventiva, educativa y rehabilitadora.
El vacío existente en este campo queda patente en lo tardío
del diagnóstico de gran parte de psicopatologías en
niños, que se traduce en una demora de la intervención
educativa y compromete, en definitiva, la futura integración
cultural, laboral y social de los mismos.
El diagnóstico precoz es posible.
Un seguimiento adecuado de los embarazos y una exploración neonatal
completa, al menos en los casos que se incluyen en los grupos de riesgo,
permiten detectar precozmente las anomalías que pudieran haber
o aparecer en el R.N. y dar paso a una atención educativa y rehabilitadora
que minimice las secuelas. Los tres primeros años de vida constituyen
el período crítico del crecimiento y maduración del
niño, que desarrollará espectacularmente sus capacidades
de percepción y motricidad, su inteligencia y su lenguaje. El tratamiento
médico y educativo, apoyado en ayudas técnicas, va a posibilitar
que el niño sordo se desarrolle con toda normalidad, pero únicamente
si la detección se realiza a tiempo.
Deberíamos tener conciencia social
sobre la trascendencia del diagnóstico temprano de trastornos infantiles.
Desde los años 70, se ha producido un considerable descenso de
la mortalidad neonatal y un progresivo aumento del número de niños
prematuros y de bajo peso al nacer. Estos grupos de niños, tienen
mayores probabilidades de presentar alteraciones en su desarrollo evolutivo.
En ocasiones estas alteraciones no son detectadas hasta que el niño
acude al centro educativo.
Una de las características básicas
que sustentan el concepto de Atención Temprana, es el comienzo
lo más precoz posible de tratamiento y rehabilitación específica,
a fin de estimular el desarrollo y paliar en la medida de lo posible aquellas
dificultades que pudiesen aparecer. Pero es evidente que para poder intervenir
es preciso primero detectar. Nunca el cuerpo humano cambiará tan
rápido y aprenderá tanto, como durante la primera infancia,
todo ello debido a la plasticidad que el cerebro presenta en este periodo
de la vida.
Las carencias y factores de riesgo afectan
el desarrollo normal de forma significativamente mayor en periodos críticos
del desarrollo temprano. Los efectos negativos comienzan a manifestarse
antes de la edad de ingreso al centro de educación infantil. Por
ello se considera que los periodos óptimos para la intervención
son los primeros años de la vida. La carencia de una atención
adecuada puede derivar posteriormente en dificultades en el aprendizaje
escolar.
Una intervención temprana en niños
con dificultades, puede cambiar muy positivamente el pronóstico
a largo plazo.
PSICOPATOLOGÍA INFANTIL
NEUROLOGÍA EVOLUTIVA
Introducción
Principios de Organización del Cerebro
Niveles de Integración
Sistematización de la Conducta
La N.E. se ocupa de la conducta del R.N.
y del lactante, estudiando su origen y sus cambios progresivos, de las
formas de actividad más simples a las más complejas, pero
contemplándola como un proceso contínuo que llega a una
totalidad, mediante una integración progresiva de lo más
primitivo a lo más complejo.
NEUROLOGÍA EVOLUTIVA
MADURACIÓN
Pautas de Maduración.
MICROMADURACIÓN MACROMADURACIÓN (cualitativo)
Cocientes de Maduración.
MADURACIÓN MOLECULAR MADURACIÓN MOLAR (cuantitativo)
ESTRUCTURAL CONDUCTUAL
El cerebro humano a través de
la interacción biológica con el entorno, genera sustratos
para la cognición, la conciencia, el aprendizaje, el conocimiento,
la personalidad, las emociones, los pensamientos, la creatividad, la imaginación,
la simbolización y las funciones sensoriomotoras entre otros.
A menudo es esencial conocer la anatomía
del S.N. para poder asentar los diferentes sustratos anteriormente mencionados
y, diagnosticar así un problema neurológico, determinar
su etiología y localizar la lesión, descartando de esta
manera un problema o trastorno de base únicamente psicológica,
conductual o emocional. De igual forma, la historia familiar es una buena
herramienta de trabajo, siendo la recogida de datos, la que a menudo nos
proporciona pistas acerca de la causa del problema en el niño.
Los Principios de Organización
del Cerebro, son aquellos que rigen sus funciones. Son los siguientes:
Interconectividad, Centralidad del S.N.C., Jerarquía de la organización
neuroaxial, Lateralidad, Especificidad estructural y funcional, Organización
topográfica en vías corticales y Plasticidad.
Los Niveles de Integración o de
Conducta, son tres: Reactivo, Propositivo y Comunicativo. También
debe tenerse en cuenta al Somatograma y la información que se integra
en él, dando lugar a la Somatognosia.
La Sistematización de la Conducta,
hace referencia a la interacción del S.N.M.E. con el medio ambiente.
PROCESOS PATOLÓGICOS
Condiciones que identifican a niños de alto riesgo
Valoración de la Maduración Cognitiva
Principales motivos de consulta
El R.N. de riesgo neurológico:
según su origen, el riesgo de un trastorno del desarrollo puede
ser genéticamente determinado, perinatal, ambiental o mixto.
Algunos datos como la prematuridad o
el bajo peso, son claves en la detección de futuros problemas en
el niño.
Las Maduropatías, son aquellos
trastornos en el comportamiento debidos a una alteración en el
S.N.M.E., por causa somatógena o etógena.
Junto a la Valoración Cognitiva
cabe valorar:
- La Personalidad y la forma en que se
manifiesta el niño.
- El Nivel de Desarrollo (verbal y manipulativo).
- Los trastornos de tipo inhibitorio, bloqueos y alteraciones relacionales.
- Nivel de Maduración Psicomotriz (inestabilidad, lentitud, déficit
de atención).
Los Principales motivos de consulta los
dividimos en: Factores Cognitivos, Factores Verbales y Factores Motores.
También se tienen en cuenta todas aquellas demandas encaminadas
hacia una conducta desadaptativa, un problema emocional o un trastorno
psicológico, siempre teniendo en cuenta la bidireccionalidad de
la afectación.
Es muy importante la realización
de una buena anamnesis para poder establecer un diagnóstico precoz.
Las investigaciones sobre riesgo psicopatológico, indican que los
resultados negativos no se relacionan con un único factor sino
con una combinación o acumulación de factores y es probable
que los factores de riesgo tengan un efecto multiplicador.
La presencia de factores de riesgo en
distintos niveles y sus efectos multiplicadores tienen fuertes implicaciones
para la prevención. Los programas con más éxito probablemente
serán las intervenciones en múltiples niveles que reduzcan
los factores de riesgo en cada uno de ellos.
Otros factores como la presencia de patología
en ambos padres conlleva peores resultados en la evolución del
niño. La severidad y cronicidad de la enfermedad parental más
la suma de desventajas sociales condiciona más el pronóstico
que el tipo de enfermedad en sí.
Los factores que protegen en la situación
de ser hijo de padre con psicopatología serían tener buenas
relaciones interpersonales fuera de la familia, tener una buena autoestima,
un claro entendimiento de la patología paterna, ser cuidado por
hermanos jóvenes parece ser que aumenta las habilidades de resolución
de problemas y mejora la adaptabilidad.
Una de las mayores complicaciones para
los profesionales que trabajan en el ámbito infantil, es el hecho
típico de la infancia, de que, los procesos madurativos y evolutivos
propios de estas edades influyen en las manifestaciones de las distintas
patologías y origina cuadros clínicos con matices especiales
para cada edad.
Todos los profesionales implicados en
detección temprana de trastornos infantiles (pediatras, neurólogos,
psiquiatras, psicólogos, audiólogos, foniatras, logopedas,
oftalmólogos, oculistas, optometristas, profesores o maestros,
fisioterapeutas, psicomotricistas, etc.), deberían estar suficientemente
familiarizados con los signos y síntomas de los mismos, como para
reconocer los posibles indicadores que hacen necesaria una evaluación
diagnóstica más amplia. Es importante ser conscientes de
que los niños que presentan algún tipo de trastorno, son
derivados, a menudo, por múltiples sospechas, tales como retrasos
en el lenguaje, problemas de regulación de la conducta en la infancia,
problemas motrices o sensoriales, problemas sociales y de conducta, trastornos
emocionales, y problemas en el aprendizaje.
Es necesario destacar la valoración
conjunta neonatal del niños sano, pediatra-psicólogo, como
modelo de asistencia compartida. Planteando la necesidad de que la prevención
primaria se lleve a cabo en todos los aspectos del desarrollo infantil
biopsicosocial, siendo imperante en estos momentos la prevención
primaria biológica y social, en detrimento de una prevención
primaria psicológica. Destacar la necesidad del psicólogo,
del profesional de la psicología, en los servicios sanitarios de
atención primaria y en los servicios de neonatología en
niños sanos, sin riesgo o riesgo cero.
Apuntar la dificultad de establecer indicadores de riesgo en Atención
Temprana útiles, sin un seguimiento del desarrollo del niño
sano que permita diferenciar los indicadores de sospecha frente a los
indicadores de riesgo en las diferentes etapas del desarrollo infantil.
LAS CAPACIDADES SENSORIALES DEL BEBÉ. DÉFICITS SENSORIALES
Desarrollo de las Capacidades Sensoriales y del Sistema Nervioso del feto
Los sentidos que se estudian en el feto
son los siguientes:
- El Movimiento
- El Olfato
- El Gusto
- El Tacto
- La Vista
- El Oído
Es interesante saber cuáles son
las preferencias de los bebés en cada uno de los sentidos estudiados
y, así poder potenciar al máximo sus aprendizajes.
TRASTORNOS Y ALTERACIONES EN EL DESARROLLO.
FACTORES DE RIESGO BIOLÓGICO Y SOCIAL
Trastornos en el desarrollo motriz, cognitivo y sensorial
Indicadores de Autismo. Orientaciones terapéuticas
Introducción a la deficiencia, la discapacidad y la minusvalía
En concreto trataremos los trastornos
en el desarrollo motriz, en el desarrollo cognitivo, en el desarrollo
sensorial, en el desarrollo del lenguaje, los trastornos generalizados
del desarrollo, los trastornos de conducta, los trastornos emocionales,
los trastornos en el desarrollo de la expresión somática
y el retraso evolutivo.
Se proporcionarán pautas orientativas
en el trabajo con autistas y, se expondrán las dimensiones alteradas
en los cuadros con E.A. y Déficit de Atención (con o sin
Hiperactividad).
Se hablará del impacto emocional
y de las consecuencias psicológicas de una deficiencia. Se tendrán
en cuenta los factores psicosociales ansiógenos en la adaptación
a la discapacidad y, los factores estresantes psicosociales más
importantes. De igual forma se tratarán los efectos de los cambios
comportamentales en el contexto familiar.
Se tratará la problemática
del niño, según ésta le afecte, perturbándole
a nivel orgánico, funcional y/o social.
Se compararán los diversos trastornos
que padece el niño con las “pautas de normalidad”,
se remarcarán las diferencias más significativas y, las
alteraciones afectivas y emocionales precoces.
PRINCIPIOS BÁSICOS EN
HABILITACIÓN INFANTIL
La estimulación infantil en las diferentes etapas evolutivas
Principios de estimulación para el desarrollo del cerebro infantil
Principios generales en el ejercicio de la práctica habilitadora
Dificultades de Aprendizaje
- ¿Qué sabemos del niño
en cada una de las etapas evolutivas, que caracterice su conducta?
- ¿Cuándo hablamos de dificultades
de aprendizaje?
- Características, métodos
y tipos de habilitación
- Objetivos de la habilitación
- Valores/Principios profesionales
- El programa de estimulación
- Materiales de estimulación y
condiciones ambientales
Los trastornos del Habla y del Lenguaje:
· Trastornos del Habla:
- En la Producción
*Dislalias: fisiológicas, funcionales, audiógenas, orgánicas
(disglosia), neurológicas (disartrias).
*De la voz: trastornos de resonancia, trastornos de fonación.
*De fluidez: Farfulleo y Disfemia.
- En la Recepción: Deficiencias Auditivas
· Trastornos del Lenguaje: Autismo,
Deficiencia Mental, Deficiencia Motórica (P.C.), Dislexia, Disfasia,
Retraso del Lenguaje y Mutismo.
Funciones básicas que realizan
los terapeutas:
1. Valorar situaciones de alto riesgo
bio-psico-social y/o trastornos de niños de 0 a 5 años.
2. Proporcionar información a
la familia sobre las circunstancias de riesgo y/o los diagnósticos
médicos-psicológicos de dicha población.
3. Proporcionar orientaciones concretas
sobre el desarrollo actual y estrategias para estimular su evolución
positiva en cualquiera de las áreas del desarrollo (motora, cognitiva,
social y lenguaje).
4. Realizar las derivaciones pertinentes.
5. Realizar seguimientos periódicos
de la evolución de los niños.
6. Atender las diferentes demandas familiares,
en la medida de lo posible (consultas por cuestiones puntuales, orientaciones
concretas ante circunstancias específicas, preocupaciones de carácter
leve o evolutivo, etc.)
7. Realizar derivaciones a cualquier
otro servicio/dispositivo que de forma total o complementaria intervenga
en el tratamiento necesario correspondiente.
8. Fomentar actividades de coordinación
con otros servicios ajenos al nuestro (educativos, sanitarios, sociales,
asociativos, etc.) para la atención, seguimiento o evaluación
de casos relacionados.
9. Tratamientos periódicos de
Intervención Temprana, Logopedia y Psicoterapia según el
caso concreto.
10. Gestiones para facilitar la integración
de niños en guardería y preescolares.
11. Seguimiento y/o asesoramiento de
la integración escolar de los niños con trastornos.
12. Elaboración de programaciones
individuales para trabajar con el niño y orientadas a su continuidad
en el ambiente familiar.
13. Elaboración periódica
de informes (de evolución, de altas/bajas en el servicio, integraciones
escolares, situaciones específicas, etc.)
14. Organizar y/o participar en actividades
de información, concienciación, sensibilización,
prevención, divulgación... de aspectos propios del servicio,
dirigidas a diferentes colectivos de profesionales y/o comunidad en general
(cursos, jornadas, ponencias, publicaciones, etc.).
15. Estudiar y analizar datos estadísticos
del propio funcionamiento, con objeto de modificar o no estrategias y
líneas futuras de actuación.
CALIDAD DE VIDA
Moral, Ajuste Personal y Satisfacción Vital
Felicidad
Salud y Bienestar