La programación didáctica a la luz de la Ley de Calidad
v
La
Programación y la Ley de calidad
La Ley de Calidad en su artículo
68 apartado 2 que los centros docentes:
Los centros docentes, dentro del marco
general que establezcan las Administraciones educativas, elaborarán
el PROYECTO EDUCATIVO en el que se fijarán los
objetivos y las prioridades educativas, así como los procedimientos
de actuación. Para la elaboración de dicho proyecto deberá
tenerse en consideración las características del centro
y de su entorno escolar, así como las necesidades educativas de
los alumnos.
El mismo articulo, en sus apartados 6
específica que:
Los centros docentes desarrollarán los currículos establecidos
por las Administraciones educativas mediante las PROGRAMACIONES
DIDÁCTICAS.
Para definir en su apartado 7º que hemos de entender por programación
didáctica:
Las programaciones didácticas
son los instrumentos de planificación curricular específicos
para cada una de las áreas, asignaturas o módulos.
La definición de Currículo
en la nueva legislación no varia respecto de la anterior:
Se entiende por currículo el
conjunto de objetivos, contenidos, métodos pedagógicos
y criterios de evaluación de cada uno de los niveles, etapas,
ciclos, grados y modalidades del sistema educativo (artículo
8 apartado 1)
Al conjunto de objetivos, contenidos
y criterios de evaluación, o elementos básicos del currículo,
se le denomina ENSEÑANZAS COMUNES y serán ENUNCIADAS POR
LAS DISTINTAS Administraciones Educativas. En el caso de Comunidades
Autónomas con lengua propia, el Ministerio ENUNCIARÁ el
55% del Currículo y el 65 en aquellas comunidades que no tienen
lengua propia.
Así pues, a modo de resumen, podríamos
sintetizarlo en:
Con estos elementos enunciados por las
distintas Administraciones educativas, los Centros, que gozarán
de autonomía pedagógica (articulo 67) elaboraran sus Proyectos
Educativos, en los cuales:
Se fijarán los objetivos
y las prioridades educativas, así como los procedimientos de
actuación. Para la elaboración de dicho proyecto deberá
tenerse en consideración las características del centro
y de su entorno escolar, así como las necesidades educativas
de los alumnos.
Así mismo, desarrollaran (articulo
67 apartado 6º):
Los centros docentes desarrollarán los currículos
establecidos por las Administraciones educativas mediante las programaciones
didácticas.
Para concretar en el apartado 7º
del mismo articulo que se entiende por programación didáctica:
Las programaciones didácticas son los instrumentos de
planificación curricular específicos para cada una de
las áreas, asignaturas o módulos.
Con arreglo a lo anterior, los Centros,
tendrán que elaborar, de acuerdo a la LOCE los siguientes documentos
Por lo que el Índice del Proyecto
Educativo debería contener:
Por lo que el Índice del Documento
de Programación didáctica debería contener:
LA PROGRAMACIÓN
PARA EL DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES
1. INTRODUCCIÓN
La programación curricular de
aula constituye una de las actividades más importantes que realizan
las maestras y maestros de la etapa de educación infantil.
La implantación de un proyecto
necesita de un programa específico donde se definan los objetivos
a corto y largo plazo, y en donde se definan los recursos disponibles,
el personal involucrado, los tiempos, espacios, etc.
La programación permite una determinación
anticipada del orden y consecutividad de realización del trabajo
educativo con la indicación de las condiciones necesarias, de los
medios utilizados, de las formas y los métodos de trabajo, y está
encaminada a la organización del proceso pedagógico como
un todo único en el centro de educación infantil y en cada
grupo o aula.
Es la actividad que realiza el colectivo
docente para planificar el para qué, el qué, el cómo,
cuándo y con qué de la acción educativa y las vías
de seguimiento, regulación y control del proceso educativo y sus
resultados. Esta planificación orienta el trabajo del maestro y
maestra haciéndolo más racional y coherente en el desarrollo
concreto de la práctica pedagógica.
La programación determina la planificación de tareas concretas
del trabajo educativo, la selección de los tipos fundamentales
de actividad, los modos de su organización y los medios de solución
de las tareas planteadas. El carácter de las estrategias metodológicas,
o sea, la relación e interacción de los diferentes métodos,
formas y medios, la combinación de la actividad de los niños
organizada por el docente con su actividad independiente, con la actividad
colectiva, conjunta e individual, etc., son elementos a tener en cuenta
en la programación.
Lo anteriormente expuesto nos permite
reiterar que la programación debe garantizar la organización
del proceso pedagógico como un todo único en el grupo o
aula de un centro de educación infantil, posibilitando el movimiento
y el desarrollo del proceso pedagógico en el tiempo. Debe contemplar
la complejidad del contenido, de las formas y de los métodos de
trabajo con los niños, el cambio de estructura del proceso pedagógico
a medida que se desarrollan los niños individualmente y el colectivo
infantil en general, en el curso del trabajo educativo.
La programación da al proceso
pedagógico un carácter organizado y planificado, hace más
orientado y eficaz el trabajo del maestro/maestra infantil.
La organización y orientación
de la actividad diversa de los maestro/maestraes, está sobre la
base del conocimiento de las regularidades generales del desarrollo y
educación de los niños y niñas y de sus particularidades
individuales, y esto posibilita la consecutividad del trabajo educativo.
2.1-Características De
Las Programación
Las características que debe reunir
una programación educativa pueden sintetizarse en las siguientes:
a) Integradora de los intereses y
capacidades del alumno, de las exigencias de la materia y de las condiciones
de la realidad sociocultural.
b) Adaptado al tipo de centro educativo:
rural, urbano, suburbano, específico de un barrio, etc.
c) Significativa y motivadora para
los alumnos y para su desenvolvimiento en el medio, como individuos
diferenciados y como grupo.
d) Propiciadora de la participación
activa de los alumnos.
e) Concentradora de los contenidos
alrededor de las unidades didácticas, permitiendo una progresiva
diferenciación.
f) Fundamentada y ordenada en base
a criterios psicológicos, lógicos y científicos,
según los distintos niveles y edades.
2.2-Principios De Programación
Para su elaboración o desarrollo
podemos basarnos en los siguientes principios:
a) Principio de racionalización.
Podemos decir que es una conditio sine qua non de la programación,
un principio cero, del cual derivan las restantes. Este exige coherencia
o adecuación entre objetivos, medios y criterios de evaluación,
sin que debamos dar primacía a ninguno de ellos, quizá
podrían ser los objetivos los que marcasen las directrices que
sirvieran para determinar tanto los medios como los criterios de evaluación.
b) Principios de continuidad.
Supone la relación entre los distintos niveles de programación,
de manera que no sean compartimentos estancos, sino interdependientes.
Exige este principio de cualquier decisión que se haya de tomar
sobre los distintos aspectos de la programación que tenga en
cuenta las anteriores y las que se prevean a continuación.
c) Principio de progreso escalonado.
Exige este principio tener en cuenta, para cada clase de programación
el nivel anterior indispensable para iniciar el proceso de aplicación
de aquél. Así se evitarán lagunas en el proceso
de enseñanza-aprendizaje por falta de base- y las repeticiones
innecesarias del mismo por no comprobar el estado inicial del sistema
respecto al nivel en cuestión.
d) Principio de totalidad.
Según este principio, en cada unidad didáctica deben contemplarse,
al menos los siguientes componentes de la programación: objetivos,
contenidos, metodología y criterios de evaluación. Se
ve claramente que es una derivación del principio de racionalización.
e) Principio de reversibilidad.
Supone que la programación debe ser un proceso abierto y flexible,
revisable e inacabado. En cualquier momento y ante cualquier decisión
debe existir la posibilidad de corregir fallos y añadir mejoras;
en pocas palabras asegura la posibilidad de feed-back o retroalimentación
de la programación, y exige el funcionamiento de todos los elementos
de la misma como partes interdependientes de un sistema.
f) Principio de precisión
unívoca. Quiere decir que todos los que participan en
la elaboración y aplicación de la programación,
interpreten de la misma manera los datos y las decisiones tomadas. Este
principio elimina dos graves y posibles riesgos de toda planificación:
la ambigüedad y la subjetividad.
g) Principio de realismo.
Significa que todos los elementos de la programación deben adecuarse
a las específicas condiciones en que el proceso de enseñanza-aprendizaje
vaya a desarrollarse, (características de los niños, condiciones
del centro, tipo de tarea que vaya a realizarse, maestro/maestra al
que se dirige la programación, etc.
2.3-Requisitos De La Programación
De Aula En Un Centro De Educación Infantil.
La programación curricular de
aula contempla todas las actividades a realizar con los niños,
tanto las de formación de conocimientos, habilidades y hábitos
como las de formación de actitudes y valores.
Debe estar orientada a la organización
del proceso pedagógico en su totalidad, la consecución de
las tareas de educación del colectivo infantil y de los niños
y niñas en particular, la selección de las estrategias metodológicas
y de los modos de influencia pedagógica en correspondencia con
su edad y a la utilización de las diferentes formas de organización
de la vida de los niños y de los tipos de actividad infantil.
Se incluye además en algunos modelos
pedagógicos la combinación racional de formas colectivas
e individuales de trabajo con los niños.
La programación debe reflejar
la complejización gradual del contenido, de las formas de organización
de la actividad infantil, de los modos de orientación de la actividad
de los niños y de las estrategias metodológicas.
Además requiere que se tengan
en cuenta los logros de los niños para que se posibilite el paso
gradual en la asimilación de nuevos conocimientos, de los modos
de acción y de las nuevas formas de organización de la actividad
y su combinación. Es importante establecer la relación entre
las actividades que se programen y el trabajo del maestro/maestra con
los niños en la vida cotidiana, en sus juegos, actividades laborales,
etc.
La programación del grupo o aula
debe servir de guía y ser real. Lo real se logra con el planteamiento
de tareas concretas teniendo en cuenta el nivel de desarrollo grupal e
individual de los niños. Es necesario conocer el nivel de sus conocimientos,
habilidades y hábitos, o sea, de sus competencias; así como
sus necesidades e intereses para que la programación sea real.
También requiere de una consideración especial a las habilidades
de los niños para organizarse para la actividad conjunta.
Es importante para la realidad de la
programación de aula considerar los acontecimientos sociales, las
particularidades del trabajo y de la vida cotidiana de los adultos y el
mundo circundante natural.
2.4-Formas De Programación
Del Trabajo Educativo En El Centro De Educación Infantil.
La programación del trabajo educativo
se realiza en tres formas que se complementan mutuamente:
1º La programación general
anual.
2º La programación perspectiva.
3º La programación diaria.
Estos constituyen niveles de programación
con un criterio secuencial diferente.
La programación general
anual no es más que el modelo que anticipa, describe e
integra las acciones didácticas y las tareas educativas con un
grupo de niños y niñas a lo largo de un curso escolar.
La programación general anual tiene como verdadera finalidad ser
la guía del proceso educativo y al ser elaborada se debe tomar
en cuenta el contexto social y las necesidades de los niños y niñas,
de manera permanente y dinámica.
La elaboración de la programación
anual exige un análisis previo de algunos aspectos referenciales
como son:
Los diferentes niveles de programación curricular
(nacional, regional, local e institucional).
Lineamientos y orientaciones complementarias tanto
administrativas como técnicas emanadas de las instancias de las
que depende la institución infantil.
La exploración y diagnóstico de necesidades,
expectativas y posibilidades del medio, que permitan la contextualización
de la programación y la práctica educativa (medio físico
y social).
Las características del personal docente.
Los recursos físicos y materiales con que se
cuenta.
Las características, logros y posibilidades
del grupo de niños y niñas en general y en particular
de cada niño o niña.
La generalización de alguna experiencia derivada
de la investigación educativa existente en el centro de educación
infantil.
Es fundamental entonces la caracterización de
la comunidad, del centro de educación infantil, del grupo de niños
y niñas y de cada niño en particular, para la programación
curricular anual del grupo o aula.
El análisis y formulación
de objetivos y logros, que de forma anticipada se prevé que desarrollen
los niños y niñas como resultado de las tareas educativas
en el período lectivo, y la selección, dosificación
y organización de contenidos que van a posibilitar el cumplimiento
de los objetivos son elementales que conforman también la programación
anuall del grupo o aula.
El diseño de estrategias metodológicas
fundamentales, la previsión de los recursos (las posibilidades
que brinda el medio institucional y la comunidad), la realización
de actividades especiales como celebración de efemérides,
cumpleaños colectivos, paseos, excursiones y visitas (museos, centros
laborales y otros lugares de interés de la comunidad) son elementos
también de esta programación general anual.
Es esencial precisar los criterios y
vías de evaluación tanto de los logros de los niños
y niñas, como del trabajo del docente en el aula o grupo.
Otro aspecto que se debe consignar son
las acciones a realizar con la familia y la comunidad, y para ello es
necesario determinar objetivos, actividades concretas, recursos necesarios
y las vías de evaluación.
La programación perspectiva determina el trabajo del maestro/maestra
con los niños y niñas de su grupo en diferentes períodos
de tiempo que pueden ser más o menos largos en correspondencia
con el momento del curso o las características del aula o grupo.
La programación perspectiva está
caracterizada por la determinación del sistema de trabajo con los
niños y niñas en un período de tiempo concreto para
garantizar su orientación y eficacia.
La determinación de los períodos
de tiempo está en correspondencia con las necesidades del grupo
y del docente o grupo de docentes que atiende a los niños y niñas.
En la programación perspectiva
se determinan las formas fundamentales de educación de los niños
y niñas (formación de hábitos higiénico –
culturales, la educación de la independencia, de la organización,
etc.). La relación de las actividades derivadas del trabajo con
las unidades de enseñanza o didácticas y su orden lógico,
con las tareas del currículo (o programa). Debe incluir además
las tareas fundamentales, las estrategias metodológicas para el
desarrollo y dirección del juego y del trabajo, la introducción
de equipos lúdicos y juguetes así como de nuevas formas
de organización del trabajo.
Su elaboración depende de las
características y particularidades del colectivo infantil y las
condiciones de trabajo; no debe ser muy voluminosa ni demasiado detallada,
constituye una gran ayuda para el maestro/maestra que se inicia y muy
conveniente para la generalización de experiencias.
En los grupos o aulas de edad temprana
la elaboración de esta forma de programación resulta imprescindible,
dadas las características del trabajo pedagógico en estas
edades.
La finalización del período
lectivo es un momento importante en la programación, depende de
las características de cada grupo o aula en particular, cada institución,
cada comunidad. Diseña la integración y evaluación
de los logros alcanzados por los niños y niñas, el acercamiento
y preparación para el pase a otro grupo o salón, otro maestro/maestra
u otro nivel del sistema educativo.
El plan perspectivo se estructura de
acuerdo con las exigencias generales y con las peculiaridades determinadas
por la especificidad de la educación conjunta de niños de
0 a 6 años.
Requiere especial atención la
organización de los diferentes tipos de actividad de los niños
y niñas, ya que es en esa actividad donde se ponen de manifiesto
más claramente las posibilidades de las diferentes edades.
Los niños y niñas de diferentes
edades poseen diferente volumen de conocimientos y desarrollo de habilidades
y hábitos, es distinto su nivel de independencia y organización,
capacidad de trabajo, resistencia, etc.
Estas particularidades de los niños
y niñas deben ser tomadas en cuenta al establecerse el régimen
de vida. Ellas determinan el contenido, las formas de organización
de la actividad infantil y de todo el trabajo educativo en el grupo o
aula.
La utilización de diferentes formas
de organización de la actividad de niños y niñas
en un grupo o aula, garantiza el control en el trabajo educativo, de sus
posibilidades evolutivas, de sus particularidades y la optimización
de su desarrollo y educación.
Para una programación correcta
del trabajo es necesario poseer un conocimiento adecuado de las exigencias
del currículo (o programa) infantil y del contenido del trabajo
educativo con los niños del grupo evolutivo para los que se elabora
el plan. Esto permite valorar objetivamente los logros de los niños
y niñas en el grupo y determinar las tareas y el contenido del
trabajo ulterior.
Es importante para la programación
conocer los acontecimientos de la comunidad, región y país
donde está situado el centro de educación infantil. Esto
ayudará al vínculo del trabajo educativo con la vida de
los niños y niñas, a utilizar situaciones que permitan la
educación de los sentimientos patrios y de identidad con su región
y/o comunidad. Además requiere del conocimiento del entorno natural,
de las particularidades de los cambios estacionales y de su influencia
en la región.
Reiteramos que para garantizar una programación
efectiva es necesario que el docente del grupo o aula conozca de sus niños
y niñas, los intereses, capacidades, habilidad para vivir en el
grupo de coetáneos y condiciones de su educación familiar.
Es fundamental que en su elaboración
participen todos los docentes del grupo o aula, pues la programación
conjunta garantiza el estilo de trabajo, el trato y el nivel de exigencia
del colectivo de maestro/maestraes con los niños.
Reviste gran importancia el análisis
previo de cómo han asimilado los niños y niñas el
contenido de las actividades propuestas, las alternativas metodológicas
utilizadas, los métodos de influencia más acertados, etc.
Es preciso también el análisis de los logros en el desarrollo
y en la educación de cada niño en particular, y fundamentalmente,
de aquellos que requieren de una atención especial.
La integración de todos estos
elementos en la programación curricular de aula posibilita que
el trabajo educativo a realizar con los niños y niñas tenga
un carácter dinámico y científico.
El último nivel le corresponde
a la programación diaria que es donde se concretan las acciones
didácticas y tareas específicas a realizar con los niños
y las niñas en el día a día.
En el nivel de programación diaria es donde se concreta de forma
más explícita y detallada las actividades a realizar con
los niños y niñas, los tiempos de duración y la alternancia
de formas organizativas.
Se determinan además en cada actividad
pedagógica los objetivos más específicos, los contenidos,
las estrategias metodológicas, los recursos y las formas de evaluación
de los procesos y los resultados alcanzados por los niños y niñas
del grupo.
En la programación diaria se planifican
todas las actividades a realizar en las diferentes sesiones de trabajo
(mañana, tarde), sin olvidar aquellas relaciones con el trabajo
con los padres de familia.
Esta programación diaria que detalla
las diferentes formas de organización y la planificación
de cada actividad, es importante que se elabore por etapas (semanal o
quincenal), partiendo del análisis conjunto del personal docente
acerca de los logros y dificultades de los niños y niñas,
de la eficiencia de las estrategias metodológicas y de la dirección
pedagógica del juego, etc.
La planificación de cada una de
las actividades a realizar con los niños y niñas es de vital
importancia pues en ellas donde las tareas educativas del currículo
se concretan y detallan.
La determinación y formulación
de objetivos de cada actividad que se programe para el desarrollo de las
diferentes áreas cognoscitivas y de desarrollo, la selección
de contenidos y tareas a realizar por los niños y niñas
de forma individual o colectiva que permitan la consecución de
los objetivos, tanto cognoscitivos como educativos, en la actividad, así
como los métodos, procedimientos, recursos y vías de evaluación
son componentes fundamentales y esenciales en la estructuración
y planeación de estas actividades.
Es importante recordar a los maestros
que para la planificación y organización diaria de los juegos
es necesario que:
Se consideren los tiempos más favorables para
el desarrollo de los diversos tipos de juego.
Se creen las condiciones favorables para su desarrollo.
Se organicen los juegos teniendo en cuenta las posibilidades
de los niños y niñas y sus intereses.
Se utilicen diversos juegos para desarrollar y satisfacer
los intereses infantiles.
Se apliquen diversos métodos y procedimientos
en la dirección pedagógica teniendo en cuenta las particularidades
evolutivas e individuales de los niños y las niñas.
Se observe el desarrollo individual y colectivo
de los niños y niñas en los diversos tipos de juego.
PROGRAMACIÓN
PERSPECTIVA
(de la Unidad didáctica, centro motivador o proyecto)
1.- INTRODUCCIÓN
Por Programación entendemos la
formulación escrita que realiza el maestro/a o maestros y mediante
la cual anticipa, de forma ordenada y detallada, las actividades que los
alumnos y él mismo deben desarrollar en el aula o fuera de ella,
los recursos materiales y temporales, metodológicos, los contenidos
y criterios de evaluación para alcanzar los objetivos fijados.
La programación es necesaria en
todos los niveles educativos ya que facilita la organización de
la clase; evita la improvisación y la rutina; permite un control
continuo, ya que incorpora la evaluación; tiene en cuenta la realidad
del alumno y del medio; en fin, consigue una enseñanza más
estructura, organizada y coherente, acorde con el desarrollo madurativo
del escolar.
Por el grado de generalización que tiene el algunos modelos didácticos
de la educación infantil, el trabajo con unidades didácticas
hacemos referencia a su conceptualización, planificación
y desarrollo.
En la bibliografía didáctica
especializada existen diversas definiciones acerca de lo que se denomina
“unidades didácticas” y con diferentes connotaciones.
Del análisis de estas definiciones se pueden determinar algunas
generalidades, como son:
La existencia de un eje temático alrededor
del cual se organizan los objetivos, contenidos y actividades como un
todo.
El eje temático tiene que ser significativo
para los niños y niñas.
Las situaciones creadas alrededor del eje temático
tienen que motivar e interesar a los niños y niñas.
El docente es facilitador y coordinador de las experiencias
de aprendizaje.
Se caracterizan las unidades didácticas
a partir de los elementos que las distinguen. Pueden ser de materia (contenidos
lógicamente organizados), de adaptación (resultados de los
aprendizajes) y las de centro de interés (interés espontáneo
de los niños y las niñas).
El plan de unidad es un instrumento de
programación más detallada, con una perspectiva más
específica y analítica del trabajo a desarrollar durante
un período de tiempo determinado, previendo el desarrollo de un
conjunto de experiencias en torno a una idea o sistema de ideas; o sea,
un eje temático central.
Es importante señalar que cada
docente puede elaborar un propio plan de unidad didáctica, seleccionar
los componentes que lo integran y las formas de organización más
adecuadas.
Uno de los aspectos más importantes
es la determinación del eje central que debe ser motivante, interesante
y significativo para los niños y niñas. Además debe
posibilitar la interrelación de objetivos y contenidos de forma
lógica y coherente en cada unidad.
Las situaciones pueden surgir de los
intereses espontáneos del grupo, o propuestos por el maestro/a
a partir de sus conocimientos acerca de los temas que pueden resultar
interesante a los niños y niñas.
La flexibilidad en la programación
de unidades didácticas es muy importante, pues permite la inclusión
de temáticas de interés que surjan en el desarrollo del
trabajo con los niños y niñas y que pueden ser incorporadas
a la práctica pedagógica.
Algunos autores consideran que no es
favorable la elaboración previa de un grupo de unidades didácticas
en el trabajo con los niños y niñas, no obstante, es necesario
recordar que la constatación sistemática de los logros del
desarrollo y del cumplimiento de los objetivos previamente planteados
es fundamental en el desarrollo del trabajo con los niños y niñas,
por lo tanto esto debe estar previsto en la programación de los
ejes centrales y de las unidades didácticas.
La planificación de una unidad
didáctica no sigue un esquema rígido, el docente la elabora
a partir de sus necesidades y experiencia, pero debe constituir la guía
que oriente su trabajo con los niños y niñas.
Generalizando podemos decir que se entiende por Unidad Didáctica
un conjunto de nociones, actividades y ejercicios que deben ser aprendidos
y realizados en torno a un tema significativo e interesante para el niño,
en cuya realización se debe poner en juego todos los poderes y
facultades del niño.
Se trata de buscar las conductas que
más le interesan al niño en la edad concreta en que se encuentra,
para encauzar su actividad, convirtiendo esas capacidades en centros de
aprendizaje.
ELEMENTOS BÁSICOS
DE LA PROGRAMACIÓN
Independientemente de cuál sea
la alternativa de programación utilizada por el docente, se sugieren
elementos que no deben ser omitidos por su importancia para el desarrollo
del proceso educativo.
Para llevar a cabo una programación teniendo en cuenta la teoría
de la inteligencias múltiples tenemos que tener presente una serie
elementos básicos:
1. Título de la unidad (temática).
2. Tiempo aproximado de desarrollo.
3. Formulación de objetivos a lograr por los niños en el
desarrollo de la unidad.
4. Selección de los contenidos a desarrollar que posibiliten el
logro de los objetivos.
5. Plantearnos preguntas claves sobre las capacidades a desarrollar, cuyas
respuestas pueden sugerirnos alternativas para los posteriores pasos:
Lingüística: ¿cómo
utilizo la palabra oral y la escrita?, ¿cómo puedo hacer
que los niños la utilicen?
Lógico-matemática: ¿cómo puedo estimular
el pensamiento lógico y la utilización de números
y habilidades propias de esta capacidad?
Plástica: ¿Cómo utilizaré el color, el arte,
la visualización espacial y los materiales?
Cinético-corporal: ¿cómo facilitar las experiencias
manuales y hacer para comprometer todo su cuerpo en el aprendizaje?
Musical: ¿incorporaré los sonidos, las melodías
y las canciones?
Naturalista: ¿cómo acercar a los niños sobre la
observación y experimentación con la naturaleza y todos
los seres vivos?
Relación con los demás: ¿cómo estimularé
la participación activa con el grupo y la interacción
entre niños y niñas?
Desarrollo personal: ¿Cómo estimularé para que
cada niño y niña tenga su “momento especial”,
que todos hagan sus propias elecciones y tengan la oportunidad de estar
en contacto con sus sentimientos y emociones?
6. Selección de las posibles actividades
y formas organizativas del proceso educativo.
7. Selección de métodos y procedimientos para cada actividad.
8. Selección de recursos.
9. Describir las vías y criterios de evaluación.
La programación debe ser un proceso dinámico, abierto y
flexible.
2.1. Los condicionantes:
La programación ha de partir del
conocimiento preciso de la realidad:
unos niños determinados que viven en un ámbito concreto.
Sin esta consideración posiblemente será una programación
teórica irreal, que no podrá llevarse a la práctica
y que no estará en función de lo que verdaderamente necesitan
esos niños.
2.1.a. Los niños:
No se trata de precisar ahora un conocimiento
individual y detallado de cada niño; más bien consiste en
determinar, a efectos de la programación, cuáles son las
características o peculiaridades principales del grupo de niños,
de la clase en conjunto.
En este sentido hay que establecer:
a) El nivel de maduración física
y psicomotriz que muestra (destrezas habilidades, etc.).
b) Los conocimientos y experiencias
que poseen.
c) La capacidad metal general, teniendo
en cuenta, como una peculiaridad importante, que el niño de esta
etapa percibe los objetos y fenómenos de un modo sincrético
y global.
d) Sus necesidades básica e
intereses vitales, que son los únicos que pueden mover al niño
para la realización de tareas y actividades escolares.
2.1.b. El entorno:
El proceso de aprendizaje se desarrolla
a través de una permanente interrelación entre los niños
y el medio ambiente en que vive. Por eso, este entorno vital debe servir
de apoyo para desarrollar todas las actividades posibles, siendo necesaria
una exploración, previa a la programación, que nos informe
sobre estos aspectos condicionantes:
a) El propio centro escolar como el
entorno más restringido: tipo, organización, maestros,
recursos, espacios, etc.
b) Las familias: niveles culturales
y socioeconómico, participación con el centro, profesiones
de los padres, clase de vivencias, número de hermanos, etc.
c) El barrio o localidad: aspectos
geográficos, urbanísticos, culturales, sociales, económicos,
etc., que sean importantes a efectos de tratados en la programación.
2.2. Los objetivos educativos:
Los objetivos constituyen la previsión
de lo que se espera que los niños consigan al terminar los diversos
momentos del proceso de aprendizaje. La formulación de los objetivos
es una de las tareas más importantes que hay que realizar en la
programación.
Los objetivos cumplen las siguientes
funciones en el proceso de enseñanza-aprendizaje:
- Orientan y dan intencionalidad al
proceso educativo.
- Guían el trabajo del maestro/a.
- Indican lo que se pretende de los niños.
- Proveen criterios para evaluar los resultados educativos (de los niños
y el maestro/a).
- Crean un mecanismo de retroacción para conseguir la acción
docente.
2.2.a. Objetivos generales:
Definen los resultados que se espera
alcancen los niños al final del proceso educativo. Son los objetivos
generales o fines educativos que han de tenerse presentes como ideario
o concepción educativa general que sustenta el programa. Los resultados
esperados de la intervención educativa al final de esta etapa se
formulan en términos de capacidades, y no de conductas observables.
Al tratarse de capacidades, los objetivos
generales no son directos ni unívocamente evaluables. El maestro/a
deberá concretar qué aprendizaje espera de sus alumnos para
conseguir con ellos dichas capacidades. Así, una vez conocidas
las metas educacionales generales, el maestro/a deberá planificar
su trabajo según sus objetivos concretos y según sus propios
criterios. El enunciado de dichos objetivos debe hacerse en términos
de capacidades del alumno. Sin embargo, todavía podemos especificar
más diciendo a qué nivel deben concretarse los objetivos
según los propósitos que se tengan. Por otro lado, es necesario
tener en cuenta las metas educativas para comprobar que nuestros objetivos
son reflejos de éstas. Así, pues, analizamos los fines de
la educación en tres niveles.
En un primer nivel, están los
enunciados generales de las metas educativas de esta etapa y en los objetivos
generales de cada área en concreto.
En un segundo nivel, las metas anteriores
se concretan en objetivos más específicos que traducen en
términos de conducta las metas del primer nivel. Estos objetivos
conductuales sirven para definir claramente los propósitos de un
curso.
En tercer lugar, está el nivel
en el que se planifica el trabajo de clase. Es entonces cuando el maestro/a
elige los caminos que conducen a la consecución de los objetivos
que se establecen en el nivel anterior. Es en este nivel de concreción
en el que se determinan los objetivos didácticos propios de cada
unidad didáctica.
Teóricamente lo lógico
sería que en la elaboración de un programa de enseñanza
se siguiera un proceso descendente desde los comunicados globales y generales,
pasando por los enunciados a un nivel intermedio, hasta los enunciados
completamente pormenorizados. De este modo, el primer nivel nos orientaría
en el desarrollo del segundo y el segundo nos guiaría para la formulación
del tercero. No parece, sin embargo, este el proceso más habitual
en los centros. Sería más probable que los diversos equipos
de ciclo vayan articulando su propuesta y que posteriormente se revise
la coherencia entre ellos hasta el marco conjunto del Proyecto del Centro.
Las decisiones que se tomen en el Proyecto
de Centro serán el marco de referencia para el tercer nivel de
concreción.
Los acuerdos que se tomen en el centro
relativos a los objetivos del la etapa de educación Infantil (3-6
años), se desarrollarán posteriormente en las programaciones
que diseñará cada maestro/a, en los que establecerá
una secuencia ordenada de los objetivos que se traten en cada unidad didáctica
que se vaya a trabajar durante cada curso, que tengan a su vez en cuenta
el conjunto de los objetivos de la etapa.
2.2.b. Objetivos de la
Unidad Didáctica:
Son los objetivos que deberá diseñar
el maestro/a para la consecución de cada Unidad Didáctica,
en los cuales debe concretizar los contenidos, en cuanto a los conceptos
a trabajar, los procedimientos, habilidades o destrezas y la actitud que
se espera del niño, y señalar el grado de aprendizaje que
se espera encontrar.
Así, los objetivos de las unidades didácticas serán
concretos y directamente observables y evaluables
Para conseguir este nivel de concreción de los objetivos estos
deben ser secuenciados. Establecer esta secuencia exige reflexionar conjuntamente
sobre los objetivos y contenidos. Es necesario revisar las capacidades
que aparecen en los objetivos establecidos para el conjunto de los niveles
e ir decidiendo si deben trabajarse en cada nivel y en qué medida.
Dar grado a una capacidad no siempre
es una tarea fácil, pero existen diferentes posibilidades que pueden
ayudarnos en esta tarea. Estas posibilidades no son excluyentes entre
sí, de tal forma que en ocasiones se pueden utilizar dos de ellas
o las tres para dar grado a una capacidad:
a) Hacer referencia a capacidades menos
complejas o subcapacidades dentro de una capacidad, por ejemplo, reconocer
e identificar son menos complejas que analizar.
b) A través de los contenidos:
una capacidad puede ser más o menos compleja en función
de los contenidos sobre los que se aplica. Es decir, en función
de los contenidos sobre los que se trabaje, la capacidad y el nivel
progresivo de dificultad de dichos contenidos, se irá alcanzando
el desarrollo escalonado de aquellas planteadas en los objetivos generales.
c) Mediante la aplicación de
una determinada capacidad a distintas situaciones: una misma capacidad
puede ser más o menos compleja en función de que se aplique
a situaciones más o menos conocidas y complejas.
Sea cual sea la forma que optemos para
llevar a cabo la secuenciación de los objetivos y contenidos, tenemos
que tener en cuenta una serie de principios :
1 Partir del conocimiento del desarrollo
evolutivo de los niños para establecer un paralelismo entre lo
que los niños tienen que alcanzar y lo que los alumnos son capaces
de aprender.
2 Partir del conocimiento previos de
los alumnos.
3 Continuidad y Progresión a
lo largo de los diferentes niveles.
4 Interrelación de contenidos
entre los del mismo y distinto ámbito de experiencia. Apareciendo
de forma totalmente conectada la relación entre contenidos de
conceptos, procedimientos y actitudes que permita la realización
de aprendizajes significativos.
5 Planteamiento primero general y a
continuación nos centraremos en cada uno de sus elementos.
6 Equilibrio. Los contenidos a trabajar
tiene que alcanzar en su totalidad los objetivos generales de la Etapa.
7 Al realizar un esquema debe procederse
de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Es decir, teniendo en cuenta
una secuencia progresiva de curso a curso y dentro de un curso desde
el inicio al final del curso escolar.
2.3. La metodología
En la programación de una unidad
didáctica tendremos que tener en cuenta los principios metodológicos
que enmarcan la etapa y en específicos, los de los niños
a la que va dirigida la programación, en función de sus
características y necesidades.
No se trata de enumerarlos todos, sino
de tenerlos presentes y especificar aquellos aspectos básicos más
concretos a tener en cuenta en el desarrollo de la unidad .
Los principios que deben enmarcar la
acción pedagógica en esta etapa son:
2.3.1. Las relaciones con los
padres
Cuando el niño menor de 6 años asiste a un Centro , lo que
en él se pretende debe ser compartir con la familia la labor educativa,
completando y ampliando las experiencias formativas del desarrollo. Para
que esta labor se realice correctamente, la comunicación y coordinación
entre los padres y los maestros es de gran importancia. Por eso motivo,
una de las tareas que competen al maestro/a y al equipo educativo del
que forma parte, consiste en determinar los cauces y formas de participación
de los padres en el Centro . Los distintos modos en los que tal participación
pueden concretarse suelen agruparse en individuales y colectivos.
En la participación individual,
familia y maestros tratan de guiar y facilitar primero la incorporación
y luego una adecuada adaptación del niño al Centro. En un
primer contacto, generalmente en la entrevista inicial, padres y maestros
sentarán las bases de la futura relación, se conocerá
y establecerá el clima de confianza mutua indispensable para que
la comunicación entre ellos resulte fluida. Además, como
se señalará posteriormente al hablar de la evaluación,
los maestros tendrán las primeras referencias del niño al
que van a recibir: recabarán datos, opiniones, comentarios que
servirán para orientar mejor el proceso. Los padres, a su vez,
conocerán el Centro, su espacio físico, los recursos disponibles,
las necesidades y obligaciones que se derivan del Proyecto Institucional.
Además de este continuo contacto,
los padres podrán poner a disposición del Centro su experiencia
en muy diversos terrenos: realizar actividades con los niños, organizar
talleres o participar en tareas de organización del Centro: infraestructura,
equipamiento, admisión de nuevos alumnos, etc.
2.3.2. Sentido y significatividad
del Aprendizaje
La educación escolar cumple un
papel mediador entre el niño/la niña y el conocimiento cultural
organizado. Al maestro/a le corresponde asegurar que se produzcan los
aprendizajes necesarios para vivir en sociedad mediante una intervención
activa, planificada e intencional. De no producirse dicha intervención,
nada asegura que tengan lugar los aprendizajes necesarios para el desarrollo
global del niño/la niña. De ahí que la intervención
educativa debe tener en cuenta una serie de principios básicos
que son:
a) Partir del nivel de desarrollo del
alumno. La psicología genética ha puesto de manifiesto
la existencia de una serie de períodos evolutivos con características
cualitativamente diferentes entre sí, que condicionan en parte
los posibles efectos de las experiencias educativas escolares sobre
el desarrollo del niño/la niña. La intervención
educativa tiene entonces que partir de las posibilidades de razonamiento
y de aprendizaje que las capacidades que caracterizan estos estadios
brindan al niño/a la niña.
b) Partir de los conocimientos previos
con los que el niño/la niña llega al centro. El inicio
de un nuevo aprendizaje escolar se realiza siempre a partir de los conceptos,
representaciones y conocimientos que ha construido el niño/la
niña en el transcurso de sus experiencias previas. Estos conocimientos
le sirven como punto de partida e instrumento de interpretación
de la nueva información que le llega.
c) Asegurar la construcción
de aprendizajes significativos. Para que esto se lleve a cabo, el material
de aprendizaje presentado por el maestro/a debe ser potencialmente significativo,
tanto desde el punto de vista de la estructura lógica de la disciplina
o área que se esté trabajando, como desde el punto de
vista de la estructura psicológica del niño/la niña.
Suscitando el conflicto cognitivo que provoque en estos la necesidad
de modificar los esquemas mentales con los que se representaba el mundo
y proporcionándole una nueva información que le ayude
a reequilibrar esos esquemas mentales que el maestro/a, intencionadamente
ha tratado de romper.
d) La intervención educativa
debe tener como objetivo prioritario el posibilitar que los alumnos
realicen aprendizajes significativos por sí solos. Es decir,
cultivar constructivamente su memoria comprensiva, ya que cuanto más
rica sea la estructura cognitiva en donde se almacena la información,
más fácil le será realizar aprendizajes por sí
solos. Es, en el fondo, el llegar a lograr que los alumnos aprendan
a aprender.
e) La intervención educativa
es un proceso de inter-actividad, maestro/a-alumno o alumno-alumno.
Hay que distinguir entre aquello que el niño es capaz de hacer
y aprender por sí solo y lo que es capaz de hacer y de aprender
con la ayuda de otras personas. La zona que se configura entre estos
dos niveles, delimita el margen de incidencia de la acción educativa.
El maestro/a debe de intervenir precisamente en aquellas actividades
que un niño/una niña todavía no es capaz de realizar
por sí mismo, pero que puede llegar a solucionar si recibe la
ayuda pedagógica conveniente.
f) El aprendizaje significativo supone
una intensa actividad por parte del niño/la niña, para
establecer relaciones ricas entre el nuevo contenido y los esquemas
de conocimientos ya existentes.
2.3.3. Cada niño y niña
aprende de diferente modo
Partir del principio que declara el derecho
de que cada niño y niña aprende de diferente modo. Cuando
un maestro/a asume la teoría de las inteligencias múltiples
tiene presente que, al disponer cada niño o niña de diferentes
potenciales en relación a las distintas inteligencias:
A. Ningún conjunto de estrategias
será óptimo para todos en todo momento.
B. Una estrategia determinada tendrá más éxito un
grupo de niños y niñas que con otros.
2.3.4. La globalización
de las situaciones de enseñanza y aprendizaje
La globalización es para el maestro/a
una técnica didáctica basada en el carácter sincrético
de la percepción infantil, por lo cual el niño, al percibir
la realidad, no la capta analíticamente sino por totalidades en
las que, en forma un tanto indiferenciada, se destacan objetos concretos
que tiene significado para él, en tanto le puedan satisfacer alguna
necesidad.
Podemos encontrar los fundamentos de
la globalización también en la Sociología, ya que
el medio social no ofrece fragmentos de la vida sino ésta en su
totalidad. Lo cual implica una organización didáctica basada
sobre las relaciones y no sobre elementos aislados, puesto que hay que
preparar al niño por y para la vida.
La globalización es algo puramente
didáctico para el maestro/a. Consiste en organizar el conocimiento
atendiendo al interés del niño y a su desarrollo psicológico,
preparándolo para que sea capaz de afrontar situaciones futuras.
Es decir, no se trata de adquirir habilidades por separado, desconectadas
entre sí, sino «conjuntos de capacidades».
Tenemos que conseguir un aprendizaje
positivo que prepare para la vida en lugar de divorciarse de ella. No
se trata de proporcionar al niño deberes, conocimientos aislados,
desconectados de la vida, sino todo lo contrario: capacitarle para desenvolverse
en ella de modo creativo y personal, sea esa enseñanza por materias
o globalizada.
El aprendizaje no se produce por la suma
o acumulación de conocimiento, sino estableciendo relaciones entre
lo nuevo y lo ya sabido, experimentado o vivido. Es pues, un proceso global
de acercamiento del individuo a la realidad que quiere conocer y que será
más positivo cuanto que permita que las relaciones que se establezcan
y los significados que se construyan sean amplios y diversificados. Adoptar
un enfoque globalizador, que priorice la detección y resolución
de problemas interesantes para los niños, contribuye a poner en
marcha un proceso activo de construcción de significados que parta
necesariamente de la motivación y de la implicación de los
niños.
La globalización intenta dar al
niño la materia del modo más parecido posible a cómo
lo encuentra en la vida misma, es decir, en su totalidad.
La globalización exige como condición
esencial la participación activa del niño y una determinación
clara de objetivos para no dejar la enseñanza convertida en algo
anárquico, que puede dejar muchas lagunas. Para llevar a cabo esta
globalización de la enseñanza programamos unidades didácticas
, unidades de trabajo, centros de interés o temas de interés
, en función de los intereses o motivaciones de los niños.
Los objetivos de las «unidades
didácticas», no presentan sólo un carácter
instructivo, sino también psicológico (en tanto que tratan
de responder al valor formativo de los conocimientos y se plantean el
desarrollo de las diversas funciones mentales) y social (en cuanto a la
creación de hábitos y actitudes). Con la Unidad Didáctica
se intenta unir todo lo que tenga una relación lógica entorno
a un tema de interés o motivacional para el niño.
En el desarrollo de los programas, haremos
especial hincapié en la construcción de ambientes y de situaciones
donde los diversos juegos y situaciones traten varias áreas a la
vez. Debemos huir todo lo posible de la compartimentación de materias.
Agrupando a los niños por NIVELES y aplicando a cada uno de estos
grupos homogéneos un programa globalizador propio de su nivel.
Es evidente que el maestro/a debe tener
claro el carácter global que debe seguir su actuación educativa
en esta etapa, programando unidades didácticas que actúen
como eje globalizador implicando los objetivos, contenidos y actividades
de los distintos ámbitos o áreas de experiencia.
2.3.4. Procedimientos metodológicos
para las actividades
Los niños a partir de los 3 años
ya tienen un mayor desarrollo evolutivo, se desplazan a voluntad, utilizan
la lengua materna, tienen movimientos finos mejores. A su vez hay un mayor
desarrollo intelectual.
Este hace que, por tal mejor nivel de
desarrollo y una mayor independencia, la relación educador–niño
se va haciendo menos directiva por parte del adulto, y ya hacia finales
del tercer año de vida, empiezan a hacerse los primeros intentos
de la búsqueda por sí mismos de las relaciones esenciales.
De igual manera se suelen ubicar dos
actividades pedagógicas para la estimulación de las capacidades,
pero en los momentos de la actividad libre también se han de activar
las mismas. Como el educador es el principal organizador de las influencias
educativas, utilizará métodos que propicien la imitación
de acciones (demostración), la observación de objetivos
y acciones (observación) y que estimulen el lenguaje y las acciones
(conversación, ejercicios imitativos, etc.).
Las actividades para estimular las capacidades
continúan siendo bastante globales, pero ya no tan abarcadoras,
pues es necesario que los niños se apropien de determinadas relaciones.
Así, combinar estimulaciones para dos o tres capacidades es lo
mas apropiado, como puede ser, por ejemplo, cantar una canción
(c. musical) con movimientos corporales específicos (c. físico-cinestésica)
y desplazándose hacia determinados lugares (c. De orientación
en el espacio).
Evidentemente a partir de aquí
el juego pasa a ser la actividad rectora por excelencia
2.4. Los medios educativos:
Para alcanzar los objetivos propuestos
es necesario disponer y organizar una serie de medios educativos
2.4.a. Los contenidos
Para conseguir los objetivos propuestos
han de lograrse a través de actividades y experiencias, en cuyo
diseño han de tenerse en cuenta los contenidos propios de cada
área los cuales tienen que desarrollar las diferentes dimensiones
de la personalidad del maestro/a: cognitiva, afectiva, social y psicomotora.
Por esta razón, en cada área se han de tener presente junto
a los contenidos que se refieren a hechos y conceptos, los relativos a
procedimientos, habilidades o destrezas y actitudes y valores.
2.4.b. Las actividades
El papel del maestro/a en la Educación
Infantil no consiste en transmitir contenidos al niño para que
éste los aprenda como fruto de esa transmisión, sino en
facilitar la realización de actividades y experiencias que, conectando
al máximo con las necesidades, intereses y motivaciones de los
niños, les ayuden a aprender y desarrollarse.
El maestro/a debe asegurar que la actividad
del niño sea una de las fuentes principales de sus aprendizajes
y su desarrollo, teniendo un carácter realmente constructivo en
la medida en que es a través de la acción y la experimentación
cómo el niño, por un lado, expresa sus intereses y motivaciones
y, por otro, descubre propiedades de los objetos, relaciones, etc.
Las actividades propuestas por el maestro/a para la consecución
de los objetivos propuestos en una unidad deben cumplir las siguientes
características:
a) Ser adecuadas a los objetivos propuestos
y contenidos seleccionados: un objetivo puede alcanzarse a través
de una, dos o más actividades, según su complejidad, grado
de maduración de los alumnos, etc.
b) Tener en cuenta la realidad o circunstancias
concretas del aula, del colegio o del entorno.
c) Fundamentarlas en las características
de los alumnos y en sus auténticos intereses y necesidades.
d) Procurar que responda a unas metodología
activa y lúdica.
e) Abarcar el mayor número posible
de capacidades
f) Proyectar centros de actividades
de diferente naturaleza donde cada niño y niña elija la
actividad que desea realizar permitiendo al maestro/a observar como
se desenvuelven en cada área.
g) Comprobar que se dispone de los
recursos necesarios para poder realizarlas (materiales, juegos, lugar
o espacio determinado, audiovisuales, etc.).
h) Ajustar las actividades al tiempo
que se dispone.
i) Ser variadas, motivadoras y no reiterativas,
insistiendo en lo que es básico en la Educación Infantil.
Para que el conjunto de actividades que se programen puedan provocar los
cambios de conducta que se esperan en el niño, las consecución
de una habilidad, un hábito, etc.., han de organizarse adecuadamente.
Para ello, es preciso que esta organización se realice teniendo
en cuenta estos criterios:
- Continuidad, es
decir, ofrecer las actividades con una determinada periodicidad, frecuencia
o reiteración, según los casos.
- Progresión,
estableciéndose niveles que aumentan el grado de profundidad
o de ampliación de secuencias perfectamente adecuadas.
- Integración,
de manera que los diversos contenidos se globalicen en actividades integradoras.
- Variabilidad, organizar
actividades específicas en las que cada niño y niña
puedan desarrollar habilidades propias de diferentes capacidades.
Las actividades que se proponen para
el desarrollo de un centro de interés están pensadas para
todo el grupo, de modo, que en general el conjunto de la clase trabaje
al mismo tiempo en el desarrollo del tema. Aunque dentro de este aparezcan
actividades específicas para salvaguardar la individualidad en
el proceso de enseñanza aprendizaje de cada niño y el desarrollo
de habilidades.
El diseño y desarrollo de situaciones
de enseñanza y aprendizaje requiere diferente tipos de actividades
que respondan a las necesidades del proceso y que permitan, por tanto,
el desarrollo de los distintos tipos de capacidades en los niños
y la evaluación de la práctica docente. No se trata en ningún
caso de actividades diferentes desde el punto de vista formal, sino desde
la perspectiva para la cual le sirven al maestro/a en cada momento. A
continuación recogemos algunos tipos de actividades que deberían
de aparecer en las Unidades Didácticas las cuales se articulan
alrededor de los centros de interés.
* Actividades de conocimientos
previos-introducción motivación
Su finalidad es la de conocer los intereses,
las ideas, opiniones, aciertos o errores de los niño sobre los
contenidos que se van ha desarrollar y suscitar el interés y la
participación hacia las propuestas educativas.
El maestro/a utilizará diferentes actividades para recoger información
sobre los intereses, conocimientos previos y nivel de desarrollo alcanzado
por los niño. Por ejemplo, la construcción de un mural,
la proyección de un vídeo, diapositivas, un momento de la
asamblea o corro, etc. estas actividades, además de detectar las
ideas previas, pueden servir como introducción o motivación
a las propuestas presentadas; en caso contrario habría que diseñar
otras actividades destinadas a cubrir dichos aspectos.
*Actividades de desarrollo
Cada centro motivador presenta un conjunto
de actividades con las que se pretenden que el niño/a descubra,
organice y relacione la información que se le da. Ejemplos: Observar,
medir, clarificar, coleccionar, interpretar imágenes, manipular,
comparar, dibujar, etc.
Conviene recordar que en el diseño
de actividades debemos de tener en cuenta el conocimiento previo de los
niños, el grado de desarrollo de la capacidad, la motivación
y la perseverancia del niño en la resolución de la misma;
pero además son de gran importancia los recursos ofrecidos por
el maestro/a y el tiempo previsto para realizarla.
*Actividades de consolidación
Son diseñadas por el maestro/a
con el fin de que los niños y niñas afiancen el grado de
desarrollo en los distintos tipos de capacidades que se pretenden alcanzar,
en función de sus peculiares necesidades y ritmos de aprendizajes.
El aprendizaje de los niños ha
de ser funcional y transferibles a otras situaciones tanto dentro como
fuera del aula. Por tanto, una vez observado que el niño ha logrado
determinado objetivo, el maestro/a ofrecerá actividades dónde
se puedan poner de manifiesto la interiorización de lo aprendido
y no la manera repetición. Cuando se le plantea a un niño
repetidas veces la misma pregunta y, al final responde adecuadamente,
ello no significa necesariamente que lo haya aprendido, sino que será
necesario comprobarlo en otras situaciones si se quiere que el aprendizaje
sea funcional.
*Actividades de refuerzo
En el caso de que el niño presente
dificultades en el desarrollo de determinadas capacidades, y ello se manifestaría
en la no consecución de terminados objetivos , el maestro/a deberá
plantearle un conjunto de actividades alternativas y diferentes a las
propuestas inicialmente y destinadas a que el niño adquiera dichos
aprendizajes. Par aquellos niño que sepamos de antemano que van
a presentar una dificultad la actividad de desarrollo se le presentarán
estas actividades de refuerzo de forma previas , para que puedan alcanzar
el éxito.
*Actividades de ampliación
Para los niños que han realizado
de manera satisfactoria y rápida las actividades de desarrollo
el maestro/a les ofrecerá otras con el objeto de ampliar sus aprendizajes.
*Actividades de Evaluación
Son diseñadas por los maestros
con el fin de evaluar el proceso de adquisición de los niños,
pero éstas no son diferentes a las demás y el niño
los percibe como otra actividad más integrante del proceso.
2.4.c. La agrupación de los niños
La personalidad de cada alumno, su ritmo
de trabajo, las exigencias sociales y el cumplimiento de los fines educativos
conducen al establecimiento, dentro del programa, de formas diversas de
desarrollar el trabajo escolar. Se trata más bien de situaciones
de aprendizaje diferentes que han de señalarse en la programación
para cada tipo de actividad. Dichas situaciones son básicamente
cuatro:
a) Gran grupo, el formado por alumnos
de dos o tres cursos o grupos cuando se reúnen para realizar
excursiones, paseos escolares, fiestas, representaciones de teatro,
marionetas, mimo, cine, etcétera.
b) El grupo medio o coloquial, donde
los niños aprenden a escuchar y a expresarse. En él pregunta,
se dialoga, se narran cuentos, se viven experiencias participando, se
juega, etc.
c) Los pequeños grupos o equipos,
donde los niños se agrupan en función de sus aptitudes,
intereses y amistad para realizar tareas cooperativas. Aquí toman
conciencia de los demás y establecen relaciones de integración,
comunicación y respeto mutuo.
d) La actividad individual, que desarrolla
la capacidad de concentración en una tarea y autonomía
en el trabajo a través de la realización personal de actividades:
ejercicios de preescritura, actividades manuales, plásticas y
psicomotrices, de gran importancia para la adquisición de las
destrezas y técnicas instrumentales básicas.
Estos sistemas de agrupamiento han de
entenderse de forma flexible y dinámica, dependiendo, en cada momento,
de las características de los propios niños, de los objetos
a desarrollar, de las posibilidades de material del espacio y otros factores.
2.4.d. Los recursos :
La acción educativa del Centro
tiene lugar en un tiempo y espacio físico concreto y se sirve de
unos recursos materiales determinados. Por ello, una adecuada organización
de ambiente, incluyendo tiempo, espacios y recursos materiales facilitará
la consecución de las intenciones educativas.
2.4.d.1. Los espacios :
El medio en el que el niño se
desenvuelve y con el cual interacciona constantemente, le envía
continuos y silenciosos mensajes, invitándolo a determinadas acciones,
facilitándole determinadas actitudes y contusionándole determinado
tipo de relación e intercambio.
Por lo tanto el estudio del medio, es
decir, la reflexión, análisis y cuestionamiento de lo que
rodea a los niños y de las posibilidades o limitaciones que proporciona
o que proporcionamos los maestros, debe estar en la base del planteamiento
educativo, y forma parte del trabajo del maestro/a. Es una herramienta
básica del proceso de aprendizaje y es el soporte de la función
del maestro/a.
El entorno jamás es neutro.
Su estructuración, los elementos que los configuran, comunican
al individuo un mensaje que puede ser coherente o contradictorio con el
que el maestro/a quiere hacer llegar al niño. El maestro/a no puede
conformarse con el entorno tal como le viene dado. Debe comprometerse
con él, debe incidir, transformar, personalizar el espacio donde
desarrolla su tarea, hacerlo suyo, proyectarse, haciendo de este espacio
un lugar donde el niño encuentre el ambiente necesario para su
desarrollo.
La planificación, diseño
y posteriormente la intervención que el maestro/a y todo el equipo
harán sobre el espacio deben responder a unos criterios que están
en la base de los objetivos y Proyecto educativo a alcanzar en la etapa,
a continuación trataremos una serie de criterios que consideramos
significativos en relación a la planificación y organización
de los espacios. estos criterios estarán en función de las
necesidades del niño y las necesidades de los adultos que forman
parte de este entorno.
Necesidades de los niños
Debemos tener en cuenta la realidad global
que es el niño considerando todas sus necesidades y en función
de ellas organizar el espacio para facilitar y favorecer el desarrollo
de todas sus potencialidades.
Necesidades fisiológicas: Limpieza,
sueño, seguridad , confort. Son las necesidades primarias, básicas
en la vida del niño y en las que el centro tiene que dar una buena
respuesta. Una zona para cambio , agradable y acogedora, que favorezca
un momento placentero y provechoso. Unos servicios asequibles y limpios,
cercanos y cómodos. Una zona de comidas, bien la clase o bien en
zonas comunes, tranquila, cómoda, bonita, higiénica, que
haga de las comidas puntos de encuentro, de descubrimiento, de placer.
Un lugar para el descanso, que, dependiendo de la edad será más
o menos largo, pero, en todo caso, es necesario en la Escuela Infantil.
bien en hamacas, colchonetas, o en un rincón tranquilo donde poder
descansar los niños que los necesiten.. Ofrecerá las condiciones
de seguridad necesaria, así como los grados de temperaturas, ventilación,
iluminación,... convenientes para conseguir un ambiente confortable.
Necesidad afectiva:
El espacio debe favorecer una actitud del maestro/a, de tranquilidad,
disponibilidad,...Debe haber espacio para un contacto individual adulto-niño,
para una charla reducida, un rincón cómodo, un banco de
"a dos en el jardín, una mesa de camilla pequeña en
un rincón del aula con sillas,...Estos lugares favorecen también
el contacto entre dos niños, la intimidad, la confianza.
Necesidad de autonomía:
Entre los 0 y los 6 años los niños pasan de una total dependencia
a un grado de autonomía importante. Este es un proceso de avance
y retroceso constante a la que el centro deberá prestar todo su
apoyo. Si la organización espacial responde a esta necesidad de
autonomía, lacaracterística principal es la descentralización,
es decir, la distribución en áreas de actividad, la accesibilidad
a los materiales de trabajo, eliminaremos las barreras que impiden el
acceso autónomos de los niños a materiales y espacios.
Necesidad de socialización:
Siendo la Escuela Infantil un lugar básico donde se desarrolla
la socialización del niño y donde esta se da con mayor intensidad,
debemos disponer el espacio de forma que se de el encuentro, el trabajo
en común, el conocimiento del otro, las conversaciones en grupo,
...Pero, estando en un proceso complejo y cambiante, debemos entender
que la adquisición del hábito de compartir conlleva al mismo
tiempo ocasiones de, por momentos, de no hacerlo. Por lo que planificaremos,
cuidadosamente, espacios de grupo y espacios individuales, espacios para
compartir y espacios para aislarse.
Necesidad de movimiento;
estas es una de las necesidades básicas de los niños. Para
moverse se necesita espacio, y espacio libre. Para los pequeños,
una zona de la clase dedicada a este fin, con colchonetas, espejo, objetos,
rampas,... También una zona interior sigue siendo necesaria para
los mayores, aprovecharemos, si las clases son reducidas, los pasillos,
las galerias, espacios de entrada,.. Podemos pintar el suelo para promover
juegos de movimiento, adquirir mobiliarios como rampas, balancines, trepadores,...
y objetos para arrastrar, empujar, botar,saltar,...
Necesidad de juego:
Tendrá que haber espacio para los juegos, juegos de manipulación,
de imitación, juego simbólico, hasta llegar a los juegos
de reglas. Pensar un espacio de juego, creer que es principalmente a través
del juego como el niño crece, se desarrolla y elabora sus aprendizajes,
conlleva una organización espacial basadas en áreas de juego,
con diferentes materiales que lo vayan enriqueciendo.
Necesidad de expresión:
el intercambio, expresión y comunicación serán promovidos
por medios de espacios para conversaciones, juegos de lenguajes, cuentos
y canciones. por otro lado será necesario un lugar para le recreación
y creación con materiales plásticos, donde se pueda experimentar
con la materia, ver sus posibilidades, expresarse por medio de ellas.
Necesidades de experimentación
y descubrimiento: el niño se enriquece del entorno que
le rodea, aprende de él, experimenta, conoce, transforma. Se deben
pues prever entornos ricos en estímulos, buscando en estos más
la calidad que la cantidad. Espacios que estimulen la exploración
y el descubrimiento, en donde existan objetos y materiales diversos. plantas
y animales, materiales naturales como el agua, arena, tierra, madera,
... y demás tipos de materiales como pueden ser imanes y materiales
de desecho.
Nos interesa resaltar que los espacios
son lugares interpretados y utilizados por los niños, por lo que
son modificables por ellos. el niño necesita transformar este espacio,
que es dinámico, que está vivo y cambia en la medida en
que ello es necesario. posibilitar esta actuación del niños,
este protagonismo, en el propio diseño espacial, es algo muy importante
a tener en cuenta en la Escuela Infantil.
Necesidades de los adultos
En el centro de Educación Infantil
no sólo habitan niños sino también adultos que deben
ser contemplados en la ordenación y planificación del espacio.
Maestros: es importante
que encontramos un grado aceptable de confort para que estemos a gusto
en la clase, en el centro. Este estar cómodo no significa, o no
puede entenderse, como una dejación de tareas, por parte del maestro/a,
sino por lo contrario, es la consecución de un estado físico
que acompañe un encuentro con los niños llenos de actitudes
positivas. Tendremos en cuenta dentro de la clase, algún lugar
donde el maestro/a pueda sentarse tranquilo, con sus papeles o sus libros.
un lugar cómodo donde pueda tener un contacto más individual
con los niños. Fuera de la clase será necesario un espacio
para los encuentros del equipo, una zona para cambiarse y ducharse si
es necesario.
Familia: Preveremos
un espacio para el encuentro con las familias. El espacio de entrada al
centro es el lugar más idóneo para ello. Un sofá,
una mesita baja, un rincón para una charla informal o informal
con la familia. Donde sea posible pondremos una salita o despacho a disposición
de los padres para su uso. Es difícil que un centro promueva el
encuentro de las familias cuando estos se realizan de pie, a la intemperie,
en zonas de pésimas condiciones acústicas, etc...
También buscaremos un espacio
para la comunicación. Los espacios comunes, entradas y galerias,
ofrecen las condiciones idóneas para que se dé esta comunicación.
Unos corchos a la entrada pueden informar a los padres del conjunto de
actividades del centro. Hay un espacio muy propicio para la comunicación,
y es el cercano a la puerta de cada aula, en la galeria. un buen corcho
o la pared misma puede ofrecer una información muy rica para las
familias y para los demás maestros, en donde se resumen las actividades
realizadas cada día, semana, talleres, etc. Todo esto responde
al objetivo de compartir y buscar con las familias puntos de vista comunes
en la educación de los niños.
No existe una organización espacial
que podamos tener como modelo. Es cada maestro/a el que tiene que buscar
los modelos más adecuados a sus condiciones materiales y a las
características de su grupo. Por otra parte la distribución
espacial es algo dinámico, que modificándose a medida que
el grupo, niños y adulto lo considera necesario.
2.4.d.2. Los materiales
El material es el instrumento que el
niño utiliza para llevar a cabo su actividad o juegos. Por tanto,
el Centro debe de ofrecer una gama variada y estimulante de objetos, juguetes
o materiales que proporcionen múltiples ocasiones de manipulación
y nuevas adquisiciones. En las edades que acoge el Centro de Educación
Infantil, el material debe responder a las posibilidades de acción
y a la inagotable curiosidad de los pequeños; por ello, hay que
disponer además del que podría ser considerado convencional
(sonajeros, móviles, pelotas, juguetes tradicionales como muñecas,
coches, cacharritos, ropa, mobiliario..., o juegos didácticos y
de mesa, como construcciones, lotes, dominós, mecanos, parchís,
oca...), de otro tipo de material mucho menos estructurado y definido,
pero que precisamente por ello se presta a ser utilizado por los niños
de múltiples formas, para responder a una gran variedad de objetivos.
Este tipo de material (botes o cajas de cartón, tacos de madera,
trozos de tela...) resulta particularmente propicio para las actividades
de juego simbólico, pues al carecer de una funcionalidad precisa
permiten al niño proyectar en él su conocimiento de la realidad,
sus fantasías y sus vivencias. Se estimula así un tipo de
juego que tiene tanto valor afectivo como relacional, como cognitivo.
2.4.d.3. El tiempo
Para realizar una Programación
de Unidades Didácticas, tenemos que tener en cuenta el calendario
escolar y los horarios del centro y diarios.
El horario es un elemento importante
en la organización escolar, ya que rige y dispone el desarrollo
práctico de todas las actividades escolares, armonizando tiempos,
materias y elementos personales (maestros y grupos de alumnos).
La elaboración de un horario para
la Educación Infantil ha de realizarse en función de los
criterios didácticos-pedagógicos, psicológicos o
de aprendizaje, y fisiológicos o de higiene.
La organización del tiempo debe
ser flexible y se ha de estructurar en torno a diversas actividades, además
de las sugeridas en cada unidad didáctica:
Un tiempo libre destinado a que el niño pueda
experimentar, comunicar y relacionarse automáticamente.
Un tiempo de rutinas que permita al niño estructurar
la secuencia de acontecimientos en la Escuela Infantil.
Un tiempo de actividades con distintas naturalezas
y función dentro del currículo no sólo referidos
al centro de interés de la experiencia.
Con todo ello es importante considerar
que el tiempo viene marcado fundamentalmente por el ritmo de los niños
y que dada la mayor capacidad de representación en esta edad (nociones
de mañana, ayer, hoy, etc.), se pueden trabajar actividades de
mayor duración ya que los niños pueden encontrar la conexión
que existe entre actividades que están separadas en el tiempo.
El niño de cero a seis años
pasa de los movimientos reflejos a la coordinación motriz, de la
acción al pensamiento lógico, de la dependencia total a
un alto nivel de autonomía, del egocentrismo a una considerable
descentralización, etc. Todo este proceso de desarrollo físico,
emocional y cognitivo se construye a base de tanteos, de ensayos y errores,
de repetición. Si observamos a los niños pequeños
vemos la necesidad que tienen de repetir la misma acción, los mismos
movimientos, los mismos juegos. Es el tiempo que cada niño necesita
para construir sus estructuras mentales, para elaborar y resolver sus
conflictos emocionales, para incorporarse e integrarse en su entorno.
El tiempo de cada niño supone
vivir plenamente, lentamente su período sensoriomotor , su actividad
simbólica, su mundo de fantasía, sus procesos mentales;
por tanto, permitirle saciar adecuadamente sus necesidades desde su peculiar
modo de ser. Es de capital importancia, por tanto, conocer el mecanismo
y los procesos que generan el desarrollo humano, ya que sólo a
partir de este conocimiento podemos comprender y valorar la importancia
que tiene el tiempo en el crecimiento del niño.
El proceso "acomodación-asimilación",
conlleva un tiempo para la acción, para la experiencia y un tiempo
para la incorporación e integración de sensaciones, sentimientos,
conceptos, etc. Ahora bien, todos sabemos que este tiempo es diferente
desde donde actúa y en las que integra lo nuevo, los cambios, y
desde donde avanza en el conocimiento de sí y del entorno que le
rodea.
Este respeto al ritmo de autoestructuración
emocional, cognitiva, social, se une también al ritmo que cada
niño necesita para establecer la comunicación, la participación
grupal, el cambio de actividades, el paso de una situación a otra,
etc.
El respeto al ritmo de cada niño
es, pues la premisa fundamental para que él viva como ser único,
diferente y aceptado en su forma de ser y de actuar.
Otro aspecto estructural de la persona
es su relación espacio-temporal. Las coordenadas espacio-tiempo
son, sin duda, los ejes sobre los que se apoya básicamente nuestra
seguridad y estabilidad psíquica.
Las necesidades biológicas del
niño son las que marcan , en un principio, los ritmos y frecuencias
necesarias para su orientación temporal: el alimento, los cambios,
los sueños, son las primeras pautas y las primeras referencias
en el niño.
De estas primeras pautas de tipo orgánico,
el niño va pasando progresivamente a otras de tipo social, (marcadas
por nosotros), pero ambas se tienen que vivir con un ritmo estables; es
a partir de esta estabilidad desde donde el niño comienza a diferenciar
los distintos momentos del día y lo que le permite recordar, prever
y anticipar los que vendrá después.
Ahora bien, esta estabilidad no se puede
confundir con rigidez ni con una excesiva división del tiempo.
Junto a la necesaria estabilidad en los ritmos y frecuencias, el niño
necesita vitalmente la flexibilidad de unos tiempos en los que pueda vivir
y satisfacer sin prisa, a su ritmo, los descubrimientos, las relaciones,
las emociones...y contemplando, igualmente, una cierta amplitud en el
tiempo que se destina en el paso de una actividad a otra.
La organización pedagógica
de la clase entendida como la distribución de las actividades en
el tiempo, implica no sólo la división del tiempo, sino
y fundamentalmente, como ya se ha dicho, una determinada concepción
pedagógica y metodológica en la que se incluye y se interrelaciona
el tiempo, el espacio, los objetos, las relaciones y la actitud del adulto.
El tiempo en este sentido no se puede
tratar en abstracto o aisladamente ya que su distribución comporta
y refleja la concepción pedagógica y los objetivos educativos
que cada uno de nosotros tenemos.
Quizás tendríamos que empezar
cuestionándonos en que medida las actividades y los tiempos que
a ellas dedicamos responden a las necesidades estructurales del niño:
sus intereses, ritmos, proceso, etc.
Las actividades y su distribución
en el tiempo pueden ser muy diversas, y es de desear que sean muy diversas,
pues dependen de muchos factores: edad y características de los
niños, la evolución que el grupo experimenta, nuestro carácter
y personalidad, nuestra formación y nuestra capacidad ,etc.
Lo importante en las actividades y su
distribución en el tiempo es que no todos los niños tengan
que hacer siempre lo mismo y en el mismo tiempo, pues es evidente que
no todos tienen el mismo ritmo, ni todos están interesados por
lo mismo.
Partiendo de que cada edad tiene unas
necesidades y unos ritmos diferentes en cuanto al tiempo para actividades,
número de comidas, horas de sueño, etc.; al distribuir el
horario general del centro, tendremos presente:
- El ritmo de las distintas actividades
- El horario de comidas y el intervalo entre ellas
- Distribución de las horas de descanso
- El número y la duración de los períodos dedicados
cada día a juegos.
La distribución del tiempo en el aula es un marco de referencia
que ayuda al niño y al docente en la tarea de tener que decidir
qué se va a hacer después, o de saber de que tiempo se dispone
para realizar una actividad. una vez encontrado el horario en el que los
niños se sienten más a gusto, podemos hacerlo más
flexibles en función de alargar algunas actividades en las que
nos encontramos mejor o cambiar las siguientes por propuestas de actividades
que interesen y que no habían sido programadas.
Es importante que los niños comprendan el horario, que tengan puntos
de referencias claros para no andar perdidos en el tiempo. Para ello es
conveniente seguir algunas pautas:
1. Mantener las partes del horario
en el mismo orden.
2. Recordar en la conversación con los niños las cosas
que se han realizado durante el día, las cosas más importantes
que han ocurrido durante la semana, etc.
3. Establecer símbolos para cada actividad o período,
así como señales que marquen el final o el inicio de las
diversas actividades.
4. Advertir a los niños del tiempo que les falta para iniciar
otro tipo de actividad de manera que no se queden sin acabarlo aquellos
que se lo hayan propuesto:
el tiempo de rutinas
Entendemos la rutina como "el conjunto
de acciones con carácter repetitivo que el niño realiza
cada día y que le conducen a la adquisición de un conjunto
de hábitos y comportamientos
Al hablar de rutina tendríamos
que plantearnos el conjunto de acciones que el niño realiza de
la misma forma y respetando el proceso de temporalización. Para
adquirir una rutina tendremos que tener presente los siguientes puntos:
· -Seguir siempre el mismo orden.
· -Focalizar los cambios al final y al comienzo de la realización.
· -Establecer determinadas contraseñas que le recuerden
al niño dicho cambio.
Por lo tanto la adquisición de
una rutina requiere una buena planificación del horario que tiene
como objetivo más que la ejecución de determinados trabajos
la adaptación a los diferentes cambios en el proceso de temporalización.
Estos pueden ser:
· -Momento de la asamblea que
tiene como objetivo la programación de un trabajo que tiene que
realizar.
· -Período de trabajo que consiste en la realización
del trabajo elegido.
· -Cambio de actividad. Períodos destinados a recoger
y ordenar el material utilizado.
· -Período para recordar de grupos pequeños y de
ocupación. Es el momento en que los niños hacen copartícipes
a sus compañeros de su trabajo. Su objetivo es crear un ambiente
de participación y de cooperación e interiorización
de la situación.
· -Actividades al aire libre. En él hay que habituarle
a que realice determinadas actividades, principalmente de tipo físico.
· -Puesta en común, en la que participa todo el grupo
en el lugar designado para ello.
Conviene dejar claro, de todas maneras,
que al referirnos a rutinas no manejamos ese término en su acepción
más vulgar de automatización o secuencia rígida o
inflexible. Aunque la rutina fija una secuencia o procedimiento no lo
hacemos inflexible.
Las rutinas en educación infantil
no se sitúan ni definen un contexto de imposición, no son
elementos de cierre sino de estructuración. Definen un contexto
de seguridad a través de la conservación y mantenimiento
de pautas. por otro lado tenemos que tener claro que las rutinas son aprendizajes,
son algo que los niños han de aprender. Por lo general se recomienda
que para asegurar su aprendizaje, inicialmente se siga siempre el mismo
orden en las actividades, que se mencione claramente y con frecuencia
por el docente el nombre de cada momento de rutina.: “Ahora nos
toca ordenar, estamos en el momento de la limpieza, después empezaremos
el silencio".
Partes del horario
1. Preparación de la actividad
Cada niño decide que trabajo va a realizar después, qué
rincón o actividad ha elegido, que necesita, etc.
2. Período de trabajo
Los niños ejecutan las actividades que propusieron. el docente
durante este período apoya para que todos la realicen.
3. Recogida Acabada
la sesión de trabajo, los niños clasifican, ordenan y guardan
los materiales que utilizaron durante el período de trabajo y los
trabajos que no terminaron.
4. Revisión del trabajo
Para el período de revisión del trabajo se pueden formar
pequeños grupos. Mientras un grupo está con el docente para
comentar, revisar y poner en común la tarea que ha realizado cada
uno, los otros grupos pueden trabajar en actividades con materiales sugeridos
por el docente: plastilina, puzzles, cuentos, etc...
5. Reunión en gran grupo
Los utilizaremos para cantar, tocar instrumentos, realizar juegos, recitar
poesías, contar cuentos, comentar algo que ha pasado y que ha interesado
al grupo, para que en asamblea organicemos el propio tiempo
En base a todo esto se elaboraran los
distintos horarios para cada nivel.
2.5. La Evaluación
La evaluación sirve para comprobar
hasta qué punto las actividades de aprendizaje, tal como se han
organizado y desarrollado, han producido los resultados propuestos como
deseables, determinando de este modo los aspectos positivos y negativos
del programa. También permite comprobar la efectividad del maestro/a
y los medios utilizados, y en general verificar el comportamiento de todos
los elementos de la programación.
La evaluación del proceso se integra
en el proceso mismo de enseñanza-aprendizaje, y contribuye, en
gran medida, a su mejoramiento.
Además, es recomendable que en
las programaciones de Unidades Didácticas se diseñen pruebas
de evaluación que lleven al conocimiento de en qué medida
se han conseguido los objetivos propuestos, qué actividades han
sido más ricas, qué sujetos han logrado superar los objetivos
básicos y cuáles no y en qué.
A efectos de la programación han
de tenerse en cuenta los siguientes principios:
a) Establecer unos criterios de evaluación
que supongan una coherencia entre la clase de objetivos propuestos,
el tipo de actividades realizadas y la forma de evaluación. Es
decir, se trata de asegurar que las pruebas de evaluación que
se propongan sirvan efectivamente para controlar el tipo de conducta
formulada en el objetivo y desarrollada en la actividad o actividades
correspondientes.
Por ejemplo, un objetivo de carácter
psicomotor, desarrollado a través de determinados movimientos
del cuerpo, no puede evaluarse mediante una pregunta oral, sino con
el mismo tipo de movimientos desarrollados.
b) Utilizar en las actividades de evaluación
las mismas modalidades y formas de trabajo, instrumentos y materiales
que se han utilizado a lo largo del proceso de aprendizaje.
c) Concebir la evaluación de
forma continua e integral, sirviendo fundamentalmente de orientación
para conocer las posibilidades y limitaciones de cada alumno y de regulación
o reorientación del proceso educativo, pudiendo incidir este
reajuste en la propia programación, en su ejecución o
en el mismo diseño de evaluación.
Ajustar los programas y recursos metodológicos
a las características individuales de cada niño y determinar
si se van consiguiendo o no las intenciones educativas que guían
la intervención pedagógica, requiere una evaluación
continua del proceso de enseñanza y aprendizaje. la evaluación
debe formar parte de este proceso guiándolo y reconduciéndolo,
de modo que en cada momento sea posible determinar las situaciones, materiales
y recursos más adecuados para aportar una ayuda individualizada
que permita franquear los obstáculos y continuar el proceso. La
evaluación no consiste, pues, en hacer juicios de valor sobre el
niño o sus trabajo, sino en recoger toda la información
necesaria para apreciar y ajustar eficazmente la acción educativa.
Una de las primeras funciones que la evaluación desempeña
es la de permitir que el maestro/a conozca al niño que llega por
primera vez al Centro. Esta exploración inicial es diferente en
Educación Infantil respecto a lo que sucede en otros niveles educativos,
ya que ahora no es posible orientarse por informaciones sistematizadas
del proceso de aprendizaje, recogidas en anteriores etapas de la historia
educativa del niño. Cuando el niño ingresa en el Centro
de Educación Infantil, el maestro/a se servirá de forma
principal de las informaciones que los padres proporcionen en la entrevista
inicial. Esta información recogerá de manera clara y precisa
tanto aspectos de la historia personal y características más
relevantes de la historia y evolución del niño, como aquellos
otros que se refieren a su vida cotidiana: rutinas, hábitos y preferencias,
costumbres, relaciones...
La información recogida en la
entrevista inicial con los padres complementará, en los primeros
días, con la observación directa por parte de los maestros
del proceso de adaptación al nuevo contexto de vida del niño:
relación con los adultos, con otros niños, con los nuevos
espacios y objetos, comportamientos ante nuevas situaciones y estrategias
ante los problemas, dificultades y obstáculos más frecuentes.
A partir de este momento, la evaluación
pasa a formar parte indispensable del proceso de formación, pudiéndose
utilizar todas las situaciones educativas para analizar los progresos
o dificultades de los niños, de modo que se clarifique qué
tipo de intervenciones son precisas para estimular su progreso. Una evaluación
formativa de estas características permite indagar qué cambios
se producen como resultado de las diferentes intervenciones y qué
objetivo es adecuado para proponerse a continuación. Al maestro/a
le será así posible reajustar continuamente actividades,
ayudas, objetivos, etc. Le será posible también evaluar
su propio proyecto de trabajo y el proceso de su puesta en práctica,
haciendo posible una valoración de su adecuación y cumplimiento.
La observación de los niños
en las diferentes situaciones que se dan en el Centro de Educación
Infantil es una de las técnicas más valiosas para este tipo
de evaluación. El maestro/a puede llevar a cabo la recogida de
esta información en situaciones no estructuradas (el recreo, los
pasillos, el comedor...), durante la realización de determinadas
tareas (juegos, dibujos, dramatizaciones...), en el contexto de su interacción
educativa personal con el niño de que se trate, o en tareas especialmente
diseñadas para facilitar la observación de los aspectos
que se consideren más relevantes y para los que es necesario realizar
una actividad específica en la que dichos aspectos se manifiesten
claramente. En cualquier caso, la observación que se realice y
la evaluación que de ella se desprenda deben tener en cuenta y
resaltar los aspectos positivos, los logros y realizaciones a partir de
los cuales será posible tratar de superar las dificultades que
eventualmente puedan detectarse.
La evaluación realizada por el
maestro/a no es la única que tiene lugar en el proceso de enseñanza
y aprendizaje. La auto-evaluación forma también parte del
proceso, pues los niños se auto-evalúan constantemente y
elaboran así una opinión sobre ellos mismos y sus capacidades
de aprendizaje.
Sin embargo, durante los años
que abarca esta etapa educativa, la opinión que de sí mismo
se forman los niños depende en gran medida del adulto. Por ello,
el maestro/a deberá objetivar al máximo los criterios en
los que basa sus valoraciones, dejando claras las reglas y normas que
rigen la vida del Centro y permitiendo a los niños saber con claridad
qué es lo que se espera de ellos, tanto en términos de comportamiento
general, como en términos de rendimiento. Lógicamente, lo
que de cada uno se espera debe estar relacionado con lo que cada uno puede,
por lo que una de las aportaciones más importantes de la observación
consiste en informar al maestro/a de nivel de desarrollo y competencia
alcanzado por el niño en distintas habilidades, de las posibilidades
de ampliación. Este ajuste entre lo que el niño ya puede
y aquello que se pretende que adquiera, requiere una intervención
cuya eficacia se basa en gran parte en el conocimiento del niño,
de donde la importancia de una adecuada evaluación de su nivel
actual y de sus posibilidades.
Por otra parte, la evaluación
no sólo sirve para reconducir continuamente el proceso educativo
en el interior del Centro, sino que debe servir también a los padres
de los niños. De esta forma, podrán confrontar las observaciones
que sobre el cambio experimentado en el niño, cuando está
en el Centro, hace el Maestro/a, y lo que ellos aprecian cuando el niño
está en casa. De esta comparación se pueden sacar provechosas
consecuencias de cara a la formulación de nuevas propuestas y experiencias,
favoreciéndose además las relaciones entre la familia y
el Centro.
Esta evaluación continua, basada
en la observación, es la que permite al maestro/a ayudar a los
niños a vencer los obstáculos que encuentran, a alcanzar
las metas que se proponen. Permite, pues, articular las estrategias de
intervención educativa en un contexto en que la actuación
compartida, la actividad conjunta entre niños y maestro/a es el
requisito para la actuación autónoma e independiente por
parte del niño.
La evaluación, por tanto, no implica
únicamente al niño, sino también, y ante todo, al
propio sistema escolar en su conjunto y a la pluralidad de agentes que
intervienen en toda acción educativa.
La evaluación, de acuerdo con
los principios del Diseño Curricular, tiene por objeto «valorar
las capacidades» expresadas en los objetivos Generales, tanto de
Etapa como de Área. Estas capacidades, por su naturaleza, no son
directamente evaluables, pero sí lo son de forma indirecta. El
maestro/a deberá concretar qué aprendizajes o conductas
espera observar en sus alumnos como manifestaciones concretas del desarrollo
de las capacidades, por tanto al final de cada unidad didáctica
debemos presentar una escala de observación que no permite llevar
un seguimiento de la consecución de los objetivos. En ellos tendremos
en cuenta si los objetivos propuestos en la unidad han sido conseguidos
por los niños.
2.5.a. Evaluación de
los Alumnos:
A) Evaluación inicial.
Se pretende recoger información
sobre el momento en que se encuentra cada niño, en cuanto a algunos
aspectos evolutivos y de aprendizaje que van a ser objeto de trabajo en
esta unidad didáctica. Por medio de las actividades introductorias,
se observarán y registrarán los diferentes aspectos que
se han descrito en el apartado «principios psicopedagógicos»,
sobre todo los referidos a:
.Conocimiento del esquema corporal.
.Actitudes de cuidado y limpieza corporal.
.Autonomía en la resolución de tareas diarias.
.Coordinación de su acción con los otros.
.Comprensión de mensajes orales.
.Representación de la figura humana.
B) Evaluación continua.
En cada una de las actividades que realizan
los alumnos, observaremos el grado de comprensión de la actividad,
el esfuerzo, interés y actitudes en su realización, y como
concluyen el proceso.
La observación directa es el método
más adecuado para evaluar en esta etapa educativa. Observaremos
y registraremos, de forma continua y sistemática, los siguientes
aspectos de cada niño:
Aspectos relacionales:
.Con los compañeros.
.Con el maestro/a.
.Con la familia.
Aspectos personales:
.Autonomía personal (higiene,
orden...).
.Hábitos de trabajo.
Adaptación a la escuela:
.Aceptación de las normas de
convivencia.
.Grado de satisfacción personal.
Dentro de la evaluación continua
que se realiza a lo largo de toda la unidad didáctica, se planificarán
unos momentos, hacia el final de la unidad, en los que se evaluará
la adquisición de hechos, conceptos, procedimientos y actitudes
relacionadas con la unidad didáctica, para poder programar la siguiente
unidad a partir de las adquisiciones efectuadas por cada niño.
Para ayudar a sistematizar y registrar
la información obtenida mediante la observación, diseñamos
algunas actividades específicas, que llamamos Actividades para
la Evaluación. El maestro/a buscará el momento idóneo,
(como en cualquier actividad), para desarrollarlas de forma natural, enmarcadas
en el ritmo cotidiano, que le permita una mayor dedicación a la
tarea de observación y registro.
2.5.b. Evaluación de la
Unidad Didáctica.
Es conveniente evaluar todas las variables
que puedan influir en el proceso de enseñanza y aprendizaje, para
lo cual se valorará.
1. Actividades de Enseñanza
y Aprendizaje
. ¿Son adecuadas a los objetivos
que se pretenden?
. ¿Están adaptadas a la realidad y a los intereses de
los alumnos?
. ¿Tienen todas ellas un carácter lúdico y activo?
. ¿Se pueden trabajar las distintas áreas de manera globalizada?
. ¿Se han desarrollado en un clima afectivo positivo?
. ¿Se tienen en cuenta las actividades, las diferencias individuales?
2. Recursos
Personales:
Maestros
. Cómo nos hemos implicado en
las actividades
. Cómo hemos orientado y desarrollado las actividades
. Si hemos organizado correctamente los recursos.
. Cómo ha sido nuestra intervención en la participación
de padres.
. La participación en la salida ha sido positiva para el niño.
Padres
. Participación en las salidas.
. Se analizará con los padres su participación en la actividad.
. Ventajas e inconvenientes. Ha representado su participación.
. Problemas que han surgido.
. Actitud hacia los niños.
. Actitud de los niños hacia ellos.
. Participación en las actividades de autonomía personal
que han desarrollado en casa los niños.
Materiales:
. ¿Qué tipo de material
se ha utilizado?
-Los que tenía ya.
-Se ha tenido que elaborar nuevo material.
-El material previsto era el adecuado.
-Permite su utilización autónoma.
-Facilita la socialización.
Espacio:
. La planificación del espacio
es adecuada.
. El ambiente ha resultado motivador, funcional y cálido.
. El espacio externo es adecuado para las actividades realizadas en
él.
. Las posibilidades de actuación de los niños sobre el
espacio eran buenas.
Tiempo:
. ¿La duración de la
unidad didáctica ha sido correcta?
. ¿Se dio suficiente tiempo para la realización de cada
una de las actividades?
. ¿Ha habido tiempo para lo espontáneo.
. ¿Ha habido tiempo para lo individual? ¿Y para lo afectivo?
3. Modificaciones surgidas en
el desarrollo de la unidad didáctica y aspectos a tener en cuenta
en posteriores unidades.
. Estrategias de enseñanza y
aprendizaje.
. Recursos.
. Tiempo.
. Organización.
R E S U M E N
Una vez estudiados todos los elementos
que intervienen en el desarrollo de una Programación, diremos que
una vez concretado en el Proyecto Curricular del Centro las Unidades Didácticas
a tratar en cada curso y una vez pormenorizados los objetivos y contenidos
correspondientes, cada maestro/a desarrollará las Unidades Didácticas
de su programación teniendo en cuenta cada uno de los elementos
que la integran.
Resumiendo, señalaremos que
los elementos claves a tratar para el desarrollo de una Unidad Didáctica
serán:
* Elección razonada del tema de la Unidad Didáctica, en
el contexto de nuestra escuela.
* Elección de contenidos y objetivos
que se van a trabajar. Esto se hará en paralelo (porque objetivos
y contenidos se relacionan en profundidad), y teniendo presentes los
que define el Proyecto curricular del Centro.
* Diseño de actividades, ordenación
y secuenciación en relación con los objetivos y contenidos
elegido.
* Selección de los recursos.
* Reflexión sobre los principios
psicopedagógicos que deben orientar los objetivos, contenidos
y actividades de esta unidad didáctica.
* Elaboración de criterios y
actividades de evaluación en todo el proceso de la Unidad Didáctica.
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