La lectoescritura en los textos legislativos: de la LOGSE a la LOCE
1. INTRODUCCIÓN
Después de casi trece años desde la publicación
de la Ley 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del
Sistema Educativo (LOGSE), ésta queda derogada, en su mayor parte,
por la entrada en vigor de la Ley Orgánica 10/2002, de 23 de
diciembre, de Calidad de la Educación, comúnmente conocida
como LOCE. Tal norma surge, a juicio del Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte como respuesta a la necesidad de buscar políticas
educativas acertadas y más ajustadas a las nuevas realidades.
La LOGSE, nació con una vocación básicamente reformadora
cuyo objetivo fundamental era adaptar el sistema educativo español,
vigente desde el año 1970, a la situación sociocultural
y política en la que se encontraba España en los años
noventa. Así, la ley marca como meta del sistema educativo la
formación plena e integral de los alumnos, independientemente
de su género u otra condición, estando dirigida al desarrollo
de su capacidad para ejercer de manera crítica, la libertad,
la tolerancia y la solidaridad. Surge por tanto, una concepción
de la educación como elemento básico para transmitir y
ejercitar los valores que hacen posible la vida en sociedad.
Por su parte, la vigente LOCE aparece en un contexto
donde los principales retos educativos, basados fundamentalmente es
indicadores de cantidad, ya han sido alcanzados (universalización
de la educación, escolarización de todo el alumnado, actualización
de los contenidos educativos, etc.), y se intenta avanzar en la consecución
de nuevos retos que el sistema educativo ha ido definiendo en estos
últimos años: mejorar el nivel medio de los conocimientos
de los alumnos, especialmente en las áreas instrumentales; universalizar
la educación en la primera infancia; ampliar la atención
educativa a la población adulta, al tiempo que reducir las tasas
de abandono, sobre todo, en la educación secundaria obligatoria.
Todos estos objetivos, se conciben en la Ley como un gran desafío
que han de ser contemplados desde una perspectiva de una educación
y formación a lo largo de toda la vida.
Ante tales aspectos, la cuestión fundamental que abordaremos
se sitúa en el estudio de las referencias normativas que sobre
la lectoescritura se han realizado en los dos marcos legislativos mencionados
y su legislación de desarrollo, haciendo hincapié en las
cuestiones que se mantienen vigentes actualmente y aquéllas que
han sufrido transformaciones y que nos permiten realizar una aproximación
al estado de la cuestión en un sistema educativo que en los próximos
cursos académicos tendrá que ir adaptado sus estructuras
y concepciones a la nueva ordenación establecida por la Ley Orgánica
de Calidad de la Educación.
2. LA LECTURA: CONSIDERACIONES PREVIAS
Una definición de la lectura siempre está en función
del sistema de escritura, es decir, si analizamos las características
de los sistemas de escritura se puede comprobar que tales sistemas demandan
procesos diferentes a la hora de leer. Así, por ejemplo, en los
sistemas de escritura alfabético (español, inglés,
italiano, ruso, francés...) a cada letra le corresponde de forma
invariable una serie limitada de fonemas. Los niños que aprenden
a leer a través de este sistema, tienen que aprender necesariamente
las reglas de conversión grafema-fonema. Sin embargo, en los sistemas
de escritura logográficos (por ejemplo, chino), los niños
no necesitan aprender estas reglas, ya que cada palabra escrita funciona
como un todo, no existiendo referencia a los sonidos en los signos gráficos.
En este sentido, la lectura es similar a la tarea de nombrar objetos o
dibujos en castellano. A pesar de que en los sistemas de escritura alfabéticos
se lee de oído (vía fonológica), también es
posible que las palabras escritas sean reconocidas globalmente sin necesidad
de identificar por separado cada uno de sus elementos (letras) (Valle
y Cuetos, 1989).
Ahora bien, nos tendríamos que preguntar si la capacidad lectora
sólo incluye la habilidad de procesar información grafémica
y fónica de las palabras impresas; pero es evidente que la lectura
también exige la habilidad de extraer información semántica
y sintáctica acerca de las palabras (Howell y Manis, 1986). En
este sentido, se puede decir que en el aprendizaje y dominio de la lectura,
el niño debe saber utilizar dos fuentes de información (Crowder,
1985; Smith, 1983):
a) La información visual, que
proviene de procesos sensoriales y de la aplicación de las
reglas de conversión grafema-fonema.
b) la información no visual, proveniente de procesos mentales
superiores como razonamiento, memoria, experiencias y conocimientos
previos que tenemos del mundo y de nuestro entorno que nos ayuda,
durante el proceso de lectura, a reducir la incertidumbre acerca de
lo que se está leyendo.
Asimismo, cada vez que el niño se
enfrenta a unidades de lenguaje que no puede conferirle sentido porque
el material carece de relevancia para cualquier conocimiento previo que
ellos podrían tener, la lectura se hace más difícil
y el aprendizaje imposible. Todo ello nos viene a demostrar la importancia
que tiene nuestro sistema de conocimiento del mundo y de la realidad en
general, que nos permite poder predecir y plantear hipótesis durante
la lectura. Esta estructura de conocimiento tiene una organización
similar a la de una biblioteca, y en la escuela se debe estimular su formación
cuando el niño es sometido a experiencias de búsqueda de
relaciones de semejanza y diferencias, contrastar, comparar, búsqueda
de soluciones y problemas, creatividad, etc.
Así podríamos concluir, que
ambos tipos de procesos son los que hacen posible la comprensión,
ya que la información visual es utilizada para identificar los
elementos, y la información no visual para determinar lo que puede
ser. La lectura se considera una actividad múltiple (De Vega, Carreiras,
Gutiérrez y Alonso, 1990), de forma que, cuando leemos (y comprendemos
lo que leemos), nuestro sistema cognitivo identifica las letras, realiza
una transformación de letras en sonidos, construye una representación
fonológica de la palabra, accede a los múltiples significados
de ésta, selecciona un significado apropiado al contexto, asigna
un valor sintáctico a cada palabra, construye el significado de
la frase, lo integra para elaborar el sentido global del texto, realiza
inferencias basadas en el conocimiento del mundo, etc. (Artiles, 2003a).
2.1. PROCESOS IMPLICADOS EN LA LECTURA
La mayoría de estos procesos ocurren
sin que el lector sea consciente de ellos y además son procesos
muy veloces, donde la comprensión del texto tiene lugar casi al
mismo tiempo que el lector desplaza su vista por las palabras. No sólo
hay que explorar los procesos y construir modelos detallados de cada uno
de ellos, si no que hay que conocer cómo se ensamblan entre sí,
de qué modo se trasvasa información y cómo cooperan
o compiten para alcanzar la comprensión del texto.
Al considerar la lectura desde el punto de vista de la psicología
cognitiva, es tradicional la diferenciación entre microprocesos
y macroprocesos (De Vega, 1984). Con el nombre de microprocesos (o procesos
de bajo nivel) se hace referencia a aquellos que llevan a la identificación
de las palabras, mientras que con el de macroprocesos (o procesos de alto
nivel) se alude a los implicados en la comprensión de textos. Perfetti
(1985), al hablar de la capacidad de lectura, señala la utilidad
de considerar el acceso léxico como objeto de estudio en sí
mismo, diferenciado de la comprensión. Dentro del término
acceso léxico, el autor incluye todo el proceso que, a partir de
la forma visual de una palabra, permite llegar a su reconocimiento, necesario
para poder disponer de la información semántica y fonética
asociada a esa palabra. Es importante señalar que el acceso como
tal no implicaría necesariamente obtener el significado, ya que,
por ejemplo, los procesos de decodificación permiten que un lector
nombre no sólo palabras conocidas, sino también palabras
desconocidas por él o palabras que carecen de significado (pseudopalabras).
En este sentido, Perfetti (1985) reserva el término decodificación
para referirse a la transformación que permite pasar de un código
ortográfico a uno fonológico, y llama codificación
semántica a la activación del significado. Según
este autor, el reconocimiento de una palabra constituye la entrada al
léxico (acceso léxico), en el cual el sujeto accede a la
información almacenada sobre dicha palabra, lo que le permite obtener
su significado (acceso al significado). De Vega et al. (1990) también
consideran confusa la utilización de acceso léxico para
referirse tanto a la representación fonológica de una palabra
como a la activación de su significado. El modelo que proponen
(avalado por los datos obtenidos en sus investigaciones) diferencia, dentro
de los distintos niveles de procesamiento lector, entre selección
de palabra fonológica y construcción del significado de
la palabra. De esta forma, se distingue entre el reconocimiento de una
palabra, que permite acceder al léxico, y la identificación
de la misma a partir de la información.
En esta línea, se ha podido comprobar (Cuetos, 1990) que el sistema
de lectura está formado por varios módulos separables, relativamente
autónomos, cada uno de los cuales se encarga de realizar una función
específica. Concretamente, se distinguen cuatro módulos
o procesos (que a su vez se componen de otros subprocesos) que son:
a) Procesos perceptivos: para
que un mensaje pueda ser procesado tiene que ser previamente recogido
y analizado por nuestros sentidos. Para ello, los mecanismos perceptivos
extraen la información gráfica presente y la almacenan
durante un tiempo muy breve en un almacén sensorial llamado
memoria icónica. A continuación una parte de esta información,
la más relevante, pasa a una memoria más duradera denominada
memoria a corto plazo, desde donde se analiza y se reconoce como unidad
lingüística determinada. La cuestión más
investigada y discutida de este proceso es si reconocemos las palabras
globalmente (a través de sus contornos, rasgos ascendentes
y descendentes, etc.), o tenemos que identificar previamente sus letras
componentes.
b) Procesamiento léxico: una vez identificadas las unidades
lingüísticas, el siguiente proceso es el de encontrar
el concepto con el que se asocia esa unidad lingüística.
Para realizar este proceso disponemos de dos vías: una que
conecta directamente los signos gráficos con el significado,
y otra que transforma los signos gráficos en sonidos y utiliza
esos sonidos para llegar al significado, tal como ocurre en el lenguaje
oral.
c) Procesamiento sintáctico: las palabras aisladas no
proporcionan ninguna información, sino que tienen que agruparse
en unidades mayores tales como las frases y oraciones en las que se
encuentran los mensajes. Para realizar este agrupamiento, el lector
dispone de unas claves sintácticas que indican como pueden
relacionarse las palabras del castellano (en nuestro caso) y hace
uso de este conocimiento para determinar la estructura de las oraciones
particulares que encuentra. d) Procesamiento semántico: después
que ha establecido la relación entre los distintos componentes
de la oración, el lector pasa ya al último proceso,
consistente en extraer el mensaje de la oración para integrarlo
con sus conocimientos. Sólo cuando ha integrado la información
en la memoria, se puede decir que ha terminado el proceso de comprensión.
Para conseguir una lectura normal, es necesario
que todos estos módulos funcionen de manera correcta. Si alguno
de estos componentes deja de funcionar (ej. : por una lesión cerebral)
o no llega a funcionar como debiera (ej. : por un mal aprendizaje) se
producirán alteraciones en la lectura. No obstante, por este carácter
modular del sistema de lectura, el hecho de que un componente esté
deteriorado no impide que el resto pueda seguir funcionando normalmente.
En consecuencia, los trastornos de lectura serán diferentes en
función de cuál sea el componente que no está funcionando.
Esto implica que, por el tipo de fallos que cada sujeto comete, se puede
predecir qué componente tiene alterado (Artiles, 2003a).
Esta estrategia de explicar los trastornos basándose en los modelos
de lectura desarrollados para los sujetos sin dificultades es relativamente
reciente, ya que tiene sus inicios en un trabajo de Marshall y Newcombe
(1973) en el que interpretaron tres tipos de dislexias (fonológica
de superficie y profunda) como tres tipos de alteraciones del modelo.
Por tanto, este enfoque permite tratar de una manera específica
los diferentes trastornos de lectura, lo cual es lógico ya que
si hay diferentes tipos de trastornos (y en eso todo el mundo está
de acuerdo) será necesario utilizar diferentes tratamientos. Y
son muchas las personas, tanto niños como adultos, que tienen dificultades
en esta actividad y a las que, por consiguiente, se les puede proporcionar
una mejor ayuda.
2.2. MODELOS DUALES EN LA LECTURA
En cuanto a los modelos duales, éstos proponen dos rutas independientes
para explicar cómo el lector se enfrenta a la lectura de palabras
(Coltheart, 1980). Por un lado, el acceso al léxico interno puede
realizarse a través de una vía léxica en la que se
establece una conexión directa entre la forma visual de la palabra
y su significado en la memoria léxica (esta conexión directa
se produce como resultado de la lectura reiterada de determinadas palabras).
Por otro lado, el acceso al significado de la palabra puede también
ser mediado por un proceso de recodificación fonológica
que conlleva la aplicación de un conjunto de reglas de conversión
letra-sonido; esta vía fonológica se denomina indirecta
o preléxica.
El proceso de reconocimiento de una palabra planteado desde el modelo
dual se desarrolla del siguiente modo. En primer lugar y después
de la percepción visual, se realiza la codificación visual.
Una vez codificada la palabra, si es conocida para el lector, se accede
directamente al lexicón activándose el logogen correspondiente
y obteniéndose el significado y pronunciación. Si, por el
contrario, la palabra no es conocida por el lector se accede a la pronunciación
y significado gracias a la aplicación previa de un conjunto de
reglas de conversión grafema-fonema.
Uno de los propósitos fundamentales de las investigaciones sobre
el reconocimiento de palabras, ha sido descubrir cómo es posible
que un lector sea capaz de reconocer una palabra escrita sin haberla visto
con anterioridad, es decir, cómo es posible que un sujeto reconozca
una palabra sin poseer un registro lexical, un logogen de dicha palabra.
En este sentido, se ha comprobado que el lector obtiene una representación
fonológica de las palabras desconocidas sin necesidad de ponerse
en contacto con el registro lexical. Dicha representación fonológica
puede ser utilizada como vía o medio para acceder al lexicón
o almacén lexical. Por ello, es necesario explicar cómo
se obtiene la representación fonológica de las palabras
desconocidas.
De acuerdo con Coltheart (1980), existen diversos métodos por medio
de los cuales el lector puede obtener una representación fonológica
de la palabra escrita pudiéndose afirmar que entre ellos, las reglas
de conversión grafema-fonema gobiernan el código fonológico
y se utilizan para permitir la pronunciación de palabras sin necesidad
de un acceso al lexicón interno.
El proceso de correspondencia grafema- fonema presenta dos fases o subprocesos
fundamentales. En la primera fase, se realiza un análisis grafémico,
y en la segunda se lleva a cabo la asignación de fonemas. El análisis
grafémico consiste en determinar qué letras se corresponden
con un fonema. Puede afirmarse que el análisis grafémico
supone convertir una hilera de letras en una hilera de unidades ortográficas
funcionales, pero dependiendo de las características o naturaleza
de la lengua, existe mayor o menor dificultad en la realización
de dicha asignación.
El proceso de asignación de fonemas consiste en adjudicar cada
fonema a su correspondiente grafía. Este proceso, al igual que
el análisis grafémico, está fuertemente influido
por la mayor o menor regularidad de la lengua. En una lengua irregular
cada unidad ortográfica funcional puede tener un número
variable de fonemas posibles. Esta característica puede conducir
a una asignación incorrecta de fonemas y, por lo tanto, llevarnos
a una errónea recodificación fonológica que impediría
un adecuado acceso al significado de la palabra. De hecho, existen numerosos
estudios (Goswami 1990; Glushko, 1979; Van Orden, Pennington y Stone,
1990, citado en Artiles, 2003a) que dudan de la efectividad de las reglas
de conversión grafema-fonema.
En definitiva, no siempre se pueden aplicar estas reglas de conversión
grafema-fonema. Es preciso, por lo tanto, plantear un funcionamiento selectivo
de las reglas de conversión en función del tipo de palabras:
regulares o irregulares.
3. LA ESCRITURA: CONSIDERACIONES
PREVIAS
Desde un planteamiento cognitivo, cuando redactamos o componemos un texto,
es decir, cuando expresamos nuestras ideas mediante signos gráficos,
los procesos que intervienen son de tres tipos: conceptuales, lingüísticos
y motores (Cuetos, 1991). En los procesos conceptuales toda redacción
comienza siempre por una planificación de las ideas y conceptos,
de forma que se relacionan, organizan y ordenan de una manera determinada
según la finalidad perseguida por el escritor. A continuación
intervienen los procesos lingüísticos (sintácticos
y léxicos), que tienen la tarea de fijar las estructuras gramaticales
de las frases (sintácticos) y rellenar dichas estructuras con palabras
(léxicos). Los procesos motores serán los encargados de
transformar mediante movimientos musculares los signos lingüísticos
abstractos (fonemas/palabras) en signos gráficos (grafemas/palabras).
Cuando escribimos un texto al dictado o cuando lo copiamos, sólo
intervienen los procesos léxicos y motores. No existe acuerdo entre
los distintos autores en la manera de relacionarse entre sí los
cuatro procesos mencionados. Mientras unos apuestan por una relación
serial y autónoma (un proceso sólo comienza a funcionar
cuando termina el inmediatamente anterior), otros consideran que dicha
relación es interactiva entre los procesos, de forma que todos
están actuando de forma simultanea. Veamos con más detalles
el funcionamiento de cada uno de ellos.
a) Procesos de planificación.
Antes de escribir algo hay que saber qué se va a escribir,
la audiencia a la que va destinada, y el tipo de estructura textual
a emplear, ya que no es lo mismo escribir un texto descriptivo, conceptual
que narrativo. Como veremos más adelante en los procesos de
planificación de la escritura intervienen varios subprocesos
(García 1998): generación de ideas, organización
de las ideas y selección de las ideas.
b) Procesos sintácticos. Escribir un texto en una
lengua determinada, con unos objetivos concretos, supone hacerlo en
frases y ajustándose a unas reglas y estructuras gramaticales.
Existen elementos diversos como el tipo de oración, el uso
de palabras funcionales, el uso de signos de puntuación, etc.
Para escribir la frase hay que ajustarla a una estructura gramatical
que le va a dar forma.
c) Procesos léxicos: estructuras, sistemas y mecanismos
que intervienen en la producción de la palabra escrita. El
sistema semántico es un almacén común para el
lenguaje oral y para la escritura, encontrándose allí
representados los conceptos y significados. Cuando queremos expresar
estos conceptos de manera oral iremos a buscarlo al almacén
fonológico (léxico fonológico), y si lo queremos
hacer por escrito iremos al almacén ortográfico (léxico
ortográfico).
• Léxico fonológico.
En esta dependencia se encuentran representadas las formas fonológicas
de las palabras. Se considera que existe una representación
para cada palabra que utilizamos en el lenguaje oral, y por lo tanto
conocida. Estas representaciones permanecen en reposo, pero cuando
queremos emitir una palabra, se activa la misma, y también
aquellas que tienen alguna relación semántica con
su significado. Mientras más frecuente o familiar sea esa
palabra, su umbral de activación será más bajo,
por lo tanto se activará mucho más rápido que
otra palabra que sea poco familiar.
• Léxico ortográfico. Aquí se encuentran
representadas las formas ortográficas de las palabras. Funciona
igual que el léxico fonológico.
• Mecanismo de conversión fonema a grafema. Es el mecanismo
por el que se asigna un sonido a un grafema. Los grafemas también
tienen un umbral de uso, de forma que, los que se utilizan más
frecuentemente se activarán más rápido que
aquellos que no son tan frecuentes. De esta manera, cuando se produce
un error en la escritura de un grafema es probable que se haya sustituido
uno de baja frecuencia por otro de alta frecuencia y, por tanto,
más fácil de activar. De la misma manera, cuando en
una palabra desconocida se encuentra un sonido cuya representación
grafémica se puede realizar de varias formas, se tiende a
utilizar el grafema más frecuente (Cuetos, 1991).
• Almacén de pronunciación o escritura. Cuando
hemos recuperado los fonemas de la palabra que vamos a decir o escribir,
los almacenamos en el orden correspondiente en una memoria a corto
plazo o almacén de pronunciación o escritura, mientras
se realizan las operaciones para transformar esas formas fonológicas
abstractas en sonidos o en grafemas mediante el mecanismo de conversión
fonema a grafema. Como esta memoria es de corta capacidad, puede
suceder que se pierda información si la secuencia de sonidos
rebasa la capacidad limitada del almacén.
• Almacén grafémico. Es otro sistema de memoria
a corto plazo en el cual se mantienen las formas gráficas
de las palabras que se van a escribir. En este almacén también
se pueden cometer errores de sustitución de un grafema por
otro, intercambio de grafemas, etc. Al almacén grafémico
llega la información procedente tanto de la ruta fonológica
como de la ortográfica. En escritura como en la lectura,
existen dos rutas de acceso a la ortografía de la palabra:
la ruta léxica o directa, en la que el individuo recupera
la representación ortográfica directamente del léxico
ortográfico; y la ruta indirecta, que permite obtener la
ortografía por aplicación de las reglas de transformación
de fonema a grafema (Ellis, 1982; Ellis y Young, 1992; Morton, 1980;
Artiles, 1997, citado en Artiles, 2003b). Lógicamente, la
ruta directa no sirve para escribir las palabras desconocidas o
pseudopalabras, ya que sólo puede ser usada cuando existe
una representación en el léxico ortográfico.
Para utilizar la ruta fonológica, en cambio, no es necesario
haber visto antes la palabra, por tanto sirve para escribir palabras
desconocidas e incluso las pseudopalabras, pero si se trata de una
palabra con ortografía arbitraria, el escritor puede cometer
errores ortográficos.
d) Procesos motores. Antes de empezar
a realizar los movimientos para escribir el grafema, seleccionamos
los alógrafos o formas diversas que pueden presentar los grafemas
visitando el almacén alográfico en la memoria a largo
plazo, recuperando los alógrafos y traduciéndolos en
movimientos.
Los movimientos relativos a cada alógrafo están en la
memoria a largo plazo, en el almacén de patrones motores gráficos
que trasladamos a la memoria a corto plazo, en donde se especifican
las rutinas motoras, es decir las secuencias, dirección, inclinación
y el tamaño proporcional de las letras que hemos automatizado.
Las tareas puramente externas a nivel motriz serían la fase
terminal de la escritura.
Por tanto, para la intervención en los procesos motores se
debe tener en cuenta que la escritura es una tarea fundamentalmente
lingüística donde intervienen aspectos perceptivomotrices,
no debiéndose centrar la intervención exclusivamente
en estos últimos.
4. IMPORTANCIA DE LA LECTOESCRITURA
EN LA EDUCACIÓN INFANTIL Y PRIMARIA
En el apartado anterior se han descrito
algunos aspectos que nos acercan a las múltiples concepciones epistemológicas
y educativas que sobre la lectoescritura se han realizado.
La lectoescritura constituye unas de las principales capacidades que los
alumnos han de desarrollar y perfeccionar durante su larga trayectoria
académica y que tiene sus momentos claves en la Educación
Infantil y en la Educación Primaria. Además, no debemos
olvidar que la adquisición de la lectura y escritura no supone,
únicamente, el desarrollo de un aprendizaje más, sino que
implica la formación de un conjunto de habilidades interrelacionadas
que vertebran y son comunes a todas las áreas y disciplinas científicas.
Así, en la etapa de Educación Infantil se deben fomentar
las relaciones de comunicación que el niño establece con
su entorno, aprovechándolas para intervenir en esta área
e ir favoreciendo el desarrollo de representaciones cada vez más
complejas que le permitan operar con la realidad.
En esta etapa debemos esperar que la estimulación del niño
se produzca en un ambiente rico en experiencias y aprendizajes que le
permitan una aproximación sistemática al mundo lectoescritor,
favoreciendo sus inicios en las habilidades que ello supone. Es importante
comenzar con la estimulación del lenguaje oral e ir, paulatinamente,
estableciendo correspondencias con sus formas escritas. Para ello, sin
lugar a dudas, es necesario aproximar al niño al texto escrito
mediante cuentos, narraciones y demás formas literarias, haciendo
hincapié en que éste descubra las inmensas posibilidades
de expresión y comunicación que permiten el lenguaje oral
y escrito.
A lo largo de la Educación Primaria se ha de ir sistematizando
el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lectura y escritura,
pues se ha de incidir en el desarrollo de las áreas instrumentales
que son básicas para el resto de contenidos curriculares y para
la formación integral del individuo. La lengua, tanto en su forma
oral y escrita, ha de ser considerada como un elemento de gran importancia
que reporta al sujeto no sólo aprendizajes añadidos sino
la posibilidad de comunicarse y de acceder al mundo, a la información.
De ahí que la etapa de educación primaria sea clave para
la mejora de las habilidades lectoras y escritoras, al tiempo que se desarrollan
el interés y el gusto por emplearlas y perfeccionarlas.
Por ello, en las primeras etapas de cualquier sistema educativo que aspire
a formar integralmente a los individuos, se debe reservar en sus propuestas
curriculares un lugar preferente para el desarrollo de la lectoescritura
como un compendio de habilidades instrumentales, cuyo aprendizaje redundará
no sólo en las áreas de conocimiento que están estrechamente
vinculadas al mismo, sino en la calidad de los aprendizajes globales que
el sujeto desarrolla.
De ahí la importancia de conocer cómo era abordada la lectoescritura
en el sistema educativo surgido tras la LOGSE, y en qué medida
los contenidos que fundamentan su aprendizaje se recogen en las propuestas
curriculares que se están realizando a raíz de la reforma
educativa suscitada tras la publicación de La Ley de Calidad de
la Educación, tanto en el ámbito nacional como autonómico.
5. LA LECTOESCRITURA EN LA LOGSE
Y SUS DECRETOS DE DESARROLLO
La lectoescritura es abordada en la LOGSE de una forma general. En su
título primero, fundamentalmente, en donde desarrollan las enseñanzas
de régimen general, concretándose la educación infantil
y la educación primaria. Así, en su capítulo primero,
art. 8, se expone que “La educación infantil contribuirá
a desarrollar en los niños las siguientes capacidades (entre otras):
b) Relacionarse con los demás a través de las distintas
formas de expresión y de comunicación”.
En el art. 9, apartado 2, se establece que “en el primer ciclo de
la educación infantil se atenderá al desarrollo del movimiento,
al control corporal, a las primeras manifestaciones de la comunicación
y del lenguaje, a las pautas elementales de la convivencia y relación
social y al descubrimiento del entorno inmediato”.
Por su parte, en el capítulo segundo, referido a la educación
primaria, se especifica en su art. 12, que “la finalidad de este
nivel educativo será proporcionar a todos los niños una
educación común que haga posible la adquisición de
los elementos básicos culturales, los aprendizajes relativos a
la expresión oral, a la lectura, a la escritura y al cálculo
aritmético, así como una progresiva autonomía de
acción en su medio”. Asimismo, en su art. 13, se abordan
las capacidades a desarrollar en los alumnos a lo largo de la etapa, entre
las que destacamos:
a) Utilizar de manera apropiada la lengua
castellana y la lengua oficial propia de la Comunidad Autónoma.
b) Comprender y expresar mensajes sencillos en una lengua extranjera.
En esta línea, el art. 14 establece
las áreas de este nivel educativo que son: Conocimiento del medio
natural, social y cultural; Educación artística; Educación
física; Lengua castellana, lengua oficial propia de la correspondiente
Comunidad Autónoma y literatura; Lenguas extranjeras y Matemáticas.
5.1. LECTOESCRITURA Y DESARROLLO
DE LA LOGSE EN EDUCACIÓN INFANTIL
Si abordamos el desarrollo legislativo que tuvo la LOGSE, nos encontramos
con normativas a nivel nacional y autonómico que definen los componentes
curriculares, los principios metodológicos, el profesorado competente,
así como diversos aspectos (horarios, áreas, contenidos,
etc.) acerca de la etapa.
A nivel nacional y en la Comunidad Autónoma de Canarias, en la
etapa de Educación Infantil, podemos encontrar las siguientes normas:
• Real Decreto 1330/1991, de 6
de septiembre, por el que se establecen los aspectos básicos
del currículo de la educación infantil, que en el área
3 (Comunicación y lenguaje) recoge “la iniciación
a los códigos de la lectura y escritura cobra un valor distinto
al que se le ha atribuido tradicionalmente, ya que deja de ser el
eje alrededor del cual giran las actividades de enseñanza/aprendizaje,
convirtiéndose en una meta supeditada a otras ahora más
importantes: la motivación por adquirir los nuevos códigos,
el acceso a sus características diferenciales, la comprensión
y valoración de su utilidad funcional, etc.” Así
pues, tal y como determina este Real Decreto, durante este proceso
los niños aprenden las propiedades de significación,
información y comunicación inherentes al texto escrito,
descubren algunas de sus características de convención
y sobre todo, si ello se propicia adecuadamente, se interesan por
la lengua escrita y su utilización. Asimismo, podemos observar
que en este Decreto se establecía que la enseñanza sistemática
de la lengua escrita no constituía un objetivo de la educación
infantil, pero se manifestaba que ello no debía impedir el
tratamiento de ese contenido, ni la respuesta a los interrogantes
que sin duda plantearán los niños, siempre desde un
enfoque significativo.
• Real Decreto 1333/1991, de 6 de septiembre, por el que se
establece el currículo de la educación infantil, donde
se establecen los componente curriculares de esta etapa.
• Sin embargo, dado que en la Comunidad Autónoma de Canarias
se publicó el Decreto 89/1992, de 5 de junio por el que se
establece el currículo de la educación infantil, estimamos
conveniente analizar este decreto que supone un nivel de concreción
curricular, adaptando el currículo oficial nacional al contexto
autonómico. Entre los objetivos que se establecen para la etapa
de educación infantil (art. 3), destacamos aquellos que sintetizan
los principales aspectos que sobre la lectoescritura se debían
abordar:
g) Representar y evocar aspectos
diversos de la realidad vividos, conocidos o imaginados y expresarlos
mediante las posibilidades simbólicas que ofrecen el juego
y otras formas de representación y expresión.
h) Utilizar el lenguaje verbal de forma ajustada a las diferentes
situaciones de comunicación habituales para comprender
y ser comprendidos por los otros, expresar sus ideas, sentimientos,
experiencias y deseos, avanzar en la construcción de significados,
regular la propia conducta e influir en la de los demás.
i) Enriquecer y diversificar sus posibilidades expresivas mediante
la utilización de los recursos y medios a su alcance, así
como apreciar diferentes manifestaciones artísticas propias
de su edad.
Debemos tener en cuenta que el currículo
de Educación Infantil establecido tras la LOGSE, se estructuraba
en tres áreas o ámbitos de experiencias: 1) Identidad y
autonomía personal; 2) Medio físico y Social y 3) Comunicación
y Representación. Es en el área tercera donde se encuadran
fundamentalmente, los contenidos y objetivos que se vinculan estrechamente
al aprendizaje de la lectoescritura en educación infantil.
Así, este Decreto se establece que
“la relación del individuo con el medio, las diversas formas
de comunicación y representación enriquecen al primero.
Lo posibilitan para expresar sus ideas, sentimientos, estados internos,
y para recibir contenidos procedentes de otros. Todo ello concluye por
convertirlo en un agente de la cultura, que la conoce y transmite”.
Podemos observar, la gran importancia otorgada a las formas de comunicación
y expresión entre las que se encuentran el lenguaje oral y el lenguaje
escrito como bloques fundamentales de contenido, determinando que la finalidad
básica del área consistirá en potenciar y desarrollar
en los alumnos las habilidades precisas para su comunicación interpersonal
de modo que aprenda a entender y expresar ideas, pensamientos, sentimientos,
vivencias y necesidades representadas en los distintos códigos.
En el Bloque de Lenguaje oral se considera que “los primeros aprendizajes
escolares sistemáticos (lectura, escritura, matemáticas,
técnica de observación) están estrechamente vinculados
al conocimiento necesario de un lenguaje oral, soporte y vehículo
de aquellos, consistente en una función o destreza que se aprende
de manera natural a través de intercambios con las personas que
se mueven en el ambiente y sin que exista una estructura premeditada de
aprendizaje sistemático”. Los principales contenidos conceptuales
que se determinan se basan en las necesidades y situaciones de expresión
y de comunicación más habituales. Los procedimientos que
se emplearán son de enmarcado carácter manipulativo y experiencial,
destacando la producción de mensajes sobre informaciones, necesidades,
emociones, etc.; la evocación y relato de hechos concretos; la
utilización de señales extralingüísticas; etc.
Las actitudes, por su parte, se muestran en torno al interés y
esfuerzo por comunicar a los demás, así como valorar la
utilidad del lenguaje.
Con respecto al bloque de contenidos del lenguaje escrito, se destaca
la importancia que se le atribuye dado el significado que adquiere por
su extensión a contextos y situaciones cotidianas con las que el
niño se relaciona, ya que en la medida que el alumno interactúa
con el lenguaje oral y con el escrito irá desarrollando su madurez
y comprendiendo la naturaleza del propio sistema.
Concretamente, este bloque en el Decreto autonómico se define como
“aproximación al lenguaje escrito”, dado que se considera
que el aprendizaje sistemático de la lectoescritura es un objetivo
de la etapa de primaria, ya que en infantil se deben conocer los propósitos
y funciones del lenguaje. Por ello, los conceptos que conformen este bloque
abordan la lengua escrita desde un punto de vista externo, es decir, abordándola
como un medio de comunicación e información, pero sin profundizar
en sus mecanismos. Los procedimientos se centran, preferentemente, en
la discriminación del lenguaje escrito con respecto a otras formas
de expresión y en la identificación de palabras del entorno
próximo del niño. Las actitudes, por tanto, están
encaminadas a desarrollar en el niño el gusto y placer por explorar
documentos escritos.
5.2. LECTOESCRITURA Y DESARROLLO
DE LA LOGSE EN EDUCACIÓN PRIMARIA
El desarrollo normativo de la LOGSE, con
respecto a la Educación Primaria, se inicia con el Real Decreto
1006/1991, de 14 de junio, por el que se establecen las enseñanzas
mínimas correspondientes a la educación primaria. En su
art. 2 se establecen los objetivos que los alumnos han de alcanzar al
finalizar la etapa, entre los que destacamos:
a. Comprender y producir mensajes orales
y escritos en castellano y, en su caso, en la lengua propia de la
comunidad autónoma, atendiendo a diferentes intenciones y contextos
de comunicación, así como comprender y producir mensajes
orales y escritos sencillos y contextualizados en una lengua extranjera.
b. Comunicarse a través de medios de expresión verbal,
corporal, visual, plástica, musical y matemática, desarrollando
el razonamiento lógico, verbal y matemático, así
como la sensibilidad estética, la creatividad y la capacidad
para disfrutar de las obras y manifestaciones artísticas.
En el art. 3 se establece, de acuerdo con
lo establecido en el artículo 14 de la LOGSE, las áreas
de la Educación Primaria, entre las que se encuentra: Lengua castellana,
lengua oficial propia de la correspondiente comunidad autónoma
y literatura.
Los aspectos básicos del currículum
para las diferentes áreas de la educación primaria se establecen
en el art. 5, anexándose al Real Decreto. De esta forma, nos centraremos
exclusivamente en el área de Lengua Castellana y Literatura. No
obstante, debemos hacer notar, también, que este análisis
acerca de las referencias curriculares en cuanto a la lectoescritura pertenece
no sólo a este Real Decreto 1006/1991, de 14 de junio, por el que
se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a
la educación primaria, sino también, al Real Decreto 1344/1991,
de 6 de septiembre, por el que se establece el currículo de la
educación primaria, puesto que la propuesta curricular que ambos
desarrollan son, en líneas generales, las mismas. Posteriormente
mencionaremos algunos aspectos que introduce el Decreto 46/1993, de 26
de marzo, por el que se establece el currículo de la Educación
Primaria en la Comunidad Autónoma de Canarias.
Así pues, en la área se considera que “El lenguaje
constituye una actividad humana compleja que asegura dos funciones básicas:
la de comunicación y la de representación, mediante las
cuales, a su vez, cabe regular la conducta propia y ajena”. Por
ello desde la área se plantea que la educación y el aprendizaje
atiendan a esta doble función.
En esta misma línea se afirma en la introducción del área,
que el objetivo último de ésta en la Educación Primaria
ha de ser que los niños consigan un dominio de las cuatro destrezas
básicas de la lengua: escuchar, hablar, leer y escribir. En concreto,
se trata de enriquecer la lengua oral que el alumnado ya usa al comenzar
la escolaridad obligatoria y de aprender la utilización de la lengua
escrita. Y es que se entiende que la lengua ha de estar presente en la
escuela como un instrumento para representar y para comunicar sentimientos,
emociones, estados de ánimo, recuerdos, expectativas..., para obtener
y ofrecer información, y para promover o realizar una determinada
acción o un conjunto de acciones. Para responder a ello, los reales
decretos consideran que la enseñanza de la Lengua (y Literatura)
en Primaria, debe partir de los usos de la lengua que los niños
y las niñas traen a la escuela, pues el entorno lingüístico
en el que viven, junto con los factores socioeconómicos y culturales,
generan grandes diferencias en su competencia lingüística
al comienzo de la etapa y también, a menudo, importantes divergencias
de uso (dialectales, lexicográficas, fonológicas, etc.).
Por tanto, es preciso asumir y respetar ese bagaje lingüístico,
que es el lenguaje funcional del niño, y a partir de él
sugerir y propiciar patrones lingüísticos que amplíen
las posibilidades de comunicación e inserción social.
De esta forma, la Educación Primaria tiene como función
el incrementar y diversificar las experiencias comunicativas del alumnado,
de modo que el uso oral se enriquezca por el estímulo de estos
contextos, ya que el dominio básico de la lengua oral es una condición
previa para dominar la lengua escrita. De ahí, que a lo largo de
la etapa se desarrolle el aprendizaje de la lectura y de la escritura
de una forma interactiva y en un marco de construcción de sentido,
pues la lectoescritura se entiende como un conjunto de actividades cognitivas
complejas que no pueden ser asimiladas a una simple traducción
de códigos. La función comunicativa de la lengua, la comprensión
y la expresión, son los ejes esenciales sobre los que se han de
realizar estos aprendizajes.
Entre los objetivos de área que se plantean, a modo de capacidades
e intentado concretarlos, destacamos los siguientes objetivos que estimamos
se vinculan más estrechamente con la lectoescritura y su aprendizaje:
• 1. Comprender discursos orales
y escritos, interpretándolos con una actitud crítica
y aplicar la comprensión de los mismos a nuevas situaciones
de aprendizaje.
• 2. Expresarse oralmente y por escrito de forma coherente,
teniendo en cuenta las características de las diferentes situaciones
de comunicación y los aspectos normativos de la lengua.
• 6. Utilizar la lectura como fuente de placer, de información
y aprendizaje y como medio de perfeccionamiento y enriquecimiento
lingüístico y personal.
• 10. Utilizar la lengua oralmente y por escrito como instrumento
de aprendizaje y planificación de la actividad mediante el
recurso a procedimientos (discusión, esquema, guión,
resumen, notas) que facilitan la elaboración y anticipación
de alternativas de acción, la memorización de informaciones
y la recapitulación y revisión del proceso seguido.
Con respecto a los contenidos, el área
de Lengua castellana y Literatura se estructura en cuatro bloques, aunque
en nuestro análisis vamos a profundizar en los contenidos que se
recogen en el Bloque uno y dos que son los que están más
ligados a la lectoescritura.
• Bloque 1: Usos y formas de
la comunicación oral.
• Bloque 2: Usos y formas de la comunicación escrita.
• Bloque 3: Análisis y reflexión sobre la propia
lengua.
• Bloque 4: Sistemas de comunicación verbal y no verbal.
De esta forma, en el Bloque 1 “Usos
y formas de la comunicación oral”, se desarrollan contenidos
conceptuales relacionados con las necesidades y situaciones de comunicación
oral en el medio habitual del alumnado o las variantes de la lengua oral,
de acuerdo con la diversidad lingüística y cultural de España
y de la sociedad en general.
Entre los procedimientos, destacamos, la utilización de las habilidades
lingüísticas y no lingüísticas en diferentes situaciones;
la comprensión de textos orales con diferentes intenciones y situaciones
de comunicación; la exploración de las posibilidades expresivas
de la lengua oral a partir de la observación y análisis
de texto modelo o la utilización de producciones orales como instrumento
para recoger y organizar la información.
Las principales actitudes que se establecen en este bloque y que más
se relacionan con la lectoescritura, giran en torno a la valoración
de la lengua oral como instrumento para satisfacer las propias necesidades
de comunicación, y para planificar y realizar tareas concretas;
respeto por las normas de interacción verbal en las situaciones
de comunicación oral.
En el segundo bloque de contenidos “Usos y formas de la comunicación
escrita”, los conceptos son similares al bloque anterior pero referidos
a la escritura. No obstante, destaca el énfasis que se da a las
relaciones entre la lengua oral y la lengua escrita o la consideración
del texto escrito como fuente de placer, de información, aprendizaje,
y enriquecimiento.
Los procedimientos que destacamos de este segundo bloque son, entre otros,
la descodificación y codificación de la lengua escrita;
la comprensión de textos escritos a partir del propio bagaje de
experiencias, sentimientos y conocimientos; la utilización de diversas
fuentes de información escrita para satisfacer necesidades concretas
de información o la producción de textos escritos para recoger
y organizar la información. Los contenidos actitudinales, por su
parte, se centran en la valoración de la lengua escrita como medio
de información y de transmisión de cultura y su valoración
como fuente de placer y diversión.
Una vez analizados los reales decretos que establecen las enseñanzas
mínimas y el currículo para la educación primaria
en el territorio nacional, mostraremos los matices que se introducen en
la Comunidad Autónoma de Canarias en la concreción del mismo.
Así, el Decreto 46/199, de 26 de marzo, por el que se establece
el currículo de la Educación Primaria en la Comunidad Autónoma
de Canarias, es el que recoge el currículo en el ámbito
autonómico y que sólo concreta o amplia ciertos aspectos
de los bloques de contenidos ya mencionados del área de Lengua
castellana y Literatura, contemplados en los reales decretos.
Los objetivos del área no sufren modificación alguna con
respecto a los fijados en los reales decretos, si bien son en los contenidos,
tanto conceptuales, procedimentales como actitudinales, los que se amplían
y matizan ciertos aspectos. Así, en el Bloque 1 “Uso y formas
de la comunicación oral”, se amplia el concepto de diversidad
de textos orales (textos literarios de tradición oral, textos no
literarios y textos orales de intercambio verbal), los aspectos formales
del texto oral (vocabulario y recursos expresivos) y se añade la
modalidad lingüística canaria. Estas tres cuestiones serán
las que supongan una adición al currículo nacional tanto
en los procedimientos como en las actitudes donde se contemplan el interés
y gusto por la utilización de la lengua oral o la valoración
y respeto a la modalidad lingüística canaria.
En los conceptos del Bloque 2 “Usos y forma de la comunicación
escrita”, se concretan las relaciones entre la lengua oral y la
lengua escrita (correspondencia fonema-grafía y sus aplicaciones),
la diversidad de textos escritos, la biblioteca escolar, así como
los elementos de la modalidad lingüística canaria. Los procedimientos
y actitudes, al igual que en el bloque anterior, coinciden en líneas
generales con los propuestos en los reales decretos si bien matizan los
aspectos mencionados anteriormente.
6. LA LECTOESCRITURA EN LA LOCE Y SUS DECRETOS DE DESARROLLO
La Ley Orgánica 10/2002 de 23 de diciembre, de Calidad de la Educación
(LOCE) surge, según los argumentos esgrimidos por el Ministerio
de Educación, Cultura y Deporte, debido a una situación
sociopolítica y cultural que hacía necesario que el sistema
educativo español avanzase hacia mayores cotas de calidad. Además,
se apuntan cuestiones que sitúan al alumnado español por
debajo de la media europea en sus conocimientos de materias instrumentales.
Asimismo, presentan deficiencias de expresión oral y escrita relacionadas
con las falta de hábitos de lectura, entre otras posibles causas.
Avanzando en la exposición de motivos de la LOCE, encontramos que
se establece en educación infantil la iniciación a la lectura,
a la escritura y al cálculo; y para la Educación Primaria,
se modifican los objetivos de etapa, así como las áreas
de conocimiento que la integran, otorgándose especial importancia
a la adquisición y desarrollo de las habilidades básicas
en lengua, cálculo y lengua extranjera.
En su Capítulo III “De la Educación Infantil”,
se establecen los objetivos de la misma (art. 12), destacando entre las
diferentes capacidades que se señalan, la siguiente: e) desarrollar
sus habilidades comunicativas orales e iniciarse en el aprendizaje de
la lectura y escritura.
En el capítulo siguiente (Capítulo IV De la Educación
Primaria), en su art. 15, se afirma que la finalidad de la Educación
Primaria es “facilitar a los alumnos los aprendizajes de la expresión
y comprensión oral, la lectura, la escritura, el cálculo,
etc.” y, entre las capacidades que desarrollan los alumnos, señalamos:
e) conocer y usar adecuadamente la lengua castellana y, en su caso, la
lengua cooficial de la Comunidad Autónoma, en sus manifestaciones
oral y escrita así como adquirir hábitos de lectura.
6.1. LECTOESCRITURA Y DESARROLLO DE LA LOCE EN EDUCACIÓN INFANTIL
Tras la publicación de la LOCE, en diciembre de 2002, se publican,
para el desarrollo de la Educación Infantil, el Real Decreto 289/2003,
de 21 de junio, por el que se establecen las enseñanzas comunes
de la Educación Infantil y, posteriormente, el Real Decreto 114/2004,
de 23 de enero, por el que se establece el currículo de esta etapa.
En el Real Decreto 829/2003 se especifica que en este nivel o etapa “se
procurará que el niño aprenda a hacer uso del lenguaje y
se inicie en el aprendizaje de la lectura y la escritura, y comprenderá
el desarrollo de actividades lingüísticas y el inicio de la
plena comprensión de lo significado”. Así, se considera
que a partir de los tres años se puede comenzar a relacionar el
lenguaje oral con la representación gráfica por medio de
pictogramas; a los cuatro años, reconocerá palabras muy
significativas de su entorno, favoreciéndose su actividad lectora,
a la vez que se interesará por reconocer las letras como componentes
de las palabras. Con respecto a la lengua escrita, es preciso estimular
el desarrollo del lenguaje oral entrenando al alumnado para producir sonidos,
sílabas y palabras con soltura.
En este decreto se establece la finalidad de la Educación Infantil,
sus objetivos, la organización en áreas que la define, así
como los bloques de contenidos que la integran. Sin embargo, dado que
el Real Decreto 114/2004, de 23 de enero por el que se establece el currículo
de la Educación infantil, amplía y profundiza ciertos aspectos
curriculares, es por lo que nos centraremos en analizar éste último.
En este Real Decreto se parte del principio por el que no se debe esperar
a que el niño madure para la adquisición de la lectoescritura,
sino que la estimulación favorece el desarrollo de capacidades
como la lectura y escritura que deberán introducirse de forma progresiva,
al tiempo que se ofrece al niño un contacto continuo con el texto
escrito. Asimismo, se da gran importancia a la familiarización
de los niños con las tecnologías de la información
y de la comunicación, fomentándose su uso como un recuso
más a utilizar a lo largo de su vida.
En su artículo 3, se contempla la finalidad de este nivel que ha
de contribuir al desarrollo físico, sensorial, intelectual, afectivo,
social y moral de los niños. Los objetivos de la educación
infantil se recogen en el art. 4, destacando: f) desarrollar sus habilidades
comunicativas orales e iniciarse en el aprendizaje de la lectura y escritura.
Así, la organización de la etapa se define en el artículo
5, donde se establecen cinco áreas, centrándose este estudio
en la c): El desarrollo del lenguaje y de las habilidades comunicativas.
Dentro del área mencionada se hace referencia a las relaciones
de comunicación que establece el niño con su entorno, especificándose
quince objetivos de área, entre los que destacamos:
• 1) Identificar y comprender
los mensajes recibidos y sus intenciones utilizando y valorando el
lenguaje oral como un medio de relación con los demás.
• 3) Escuchar, preguntar, pedir explicaciones, aclaraciones
y aceptar las orientaciones dadas por el profesor.
• 4) Iniciarse en la comunicación respetando sentimiento,
ideas, opiniones y adoptando las reglas básicas de la comunicación.
• 6) Interesarse en el lenguaje escrito, valorándolo
como instrumento de información y como medio para comunicarse.
• 8) Leer y escribir palabras y frases muy sencillas.
Los bloque en los que se desarrollan los
contenidos de esta área son: lenguaje oral, lenguaje escrito, lengua
extranjera y tecnologías de la información y la comunicación.
No obstante, es este estudio destacaremos los dos primeros, sin olvidar
la importancia que supone la introducción de las tecnologías
y sus aplicaciones en el aprendizaje y desarrollo comunicativo del alumno.
En los bloques no se diferencian el tipo de contenidos que se trata, a
diferencia de la LOGSE (conceptos, procedimientos y actitudes), si bien,
pueden identificarse sin gran dificultad según su naturaleza.
Dentro del bloque de Lenguaje oral no se establecen diferencias notables
con los contenidos recogidos en el desarrollo curricular de la LOGSE para
esta etapa, a diferencia del Bloque de lenguaje escrito en el que se introducen
los siguientes contenidos:
• d) Desarrollo perceptivo-motriz:
orientación espacio-temporal, esquema corporal, discriminación
de figuras, memoria visual. Direccionalidad, linealidad, orientación
izquierda-derecha, distribución y posición al escribir.
• e) Relaciones entre el lenguaje oral y escrito: correspondencia
fonema-grafía. Identificación de letras. Estructura
fonémica del habla, segmentación en palabras, sílabas
y fonemas. Representación gráfica de los fonemas.
• f) Comprensión de palabras y textos escritos a partir
de experiencias próximas al alumno.
• g) Lectura de palabras y textos en voz alta con pronunciación,
ritmo y entonación adecuados.
Asimismo, a diferencia del anterior marco
normativo de la LOGSE, se recogen los criterios de evaluación para
cada una de las áreas de la etapa de Educación Infantil.
Dentro del área analizada, destacan criterios como: 2. Discriminar
auditivamente palabras, sílabas y fonemas y 7) Leer e identificar
letras, palabras y frases sencillas.
En la Comunidad Autónoma de Canarias, la Consejería de educación,
Cultura y Deportes del Gobierno regional, publicó en enero del
presente año un borrador de Ordenación Académica
de la Educación Infantil que recoge, en líneas generales,
los aspectos contemplados en los reales decretos de ámbito nacional.
Sin embargo, en su preámbulo se señala, por ejemplo, que
“el alumnado con necesidades educativas especiales, transitorias
o permanentes, necesita un diagnóstico y una educación especializada
temprana, por lo que recibirá una atención, en este nivel,
que permita una respuesta educativa apropiada y adaptada de carácter
preventivo y compensador, llegando, en caso necesario, a la flexibilización
de la duración de la etapa. Esta medida se contempla también
para el alumnado con necesidades educativas específicas por superdotación
intelectual”.
Asimismo, la finalidad (art. 3) de la etapa se expresa en diferentes términos
con respecto a la contemplada en el Decreto 114/2004, de 23 de enero:
“La Educación Infantil tiene entre sus finalidades favorecer
el descubrimiento y crecimiento personal de los niños, así
como la formación de una imagen positiva de sí mismos; la
posibilidad de relacionarse entre sí y con personas adultas, mediante
la utilización creativa de distintos lenguajes; la observación
y el descubrimiento de su entorno más próximo; y la adquisición
de valores, hábitos y pautas de conducta potenciadoras de su autonomía
y de su integración en la sociedad”.
Con respecto a los objetivos de etapa, recogidos en el artículo
4, coinciden en línea generales, con los planteados en el Real
Decreto 114/2004, de 23 de enero, por el que se establece el currículo
de la Educación infantil, si bien, se han introducido ciertos matices
que amplían algunos de ellos con cuestiones concretas y relativas
a las singularidades de la Comunidad Autónoma de Canarias. En esta
misma línea, las áreas que se contemplan son las establecidas
a nivel nacional, aunque en el borrador autonómico se hace una
mención expresa a los temas transversales ya introducidos en la
LOGSE: “La educación para la igualdad de oportunidades entre
ambos sexos, la educación para la paz, la solidaridad y los derechos
humanos, la educación intercultural, la educación para la
salud, la educación afectivo-sexual, la educación ambiental,
la educación para un consumo responsable y la educación
vial estarán presentes a través de las distintas áreas
o ámbitos de conocimiento y experiencia de la Educación
Infantil, constituyendo unos referentes en la organización y tratamiento
de sus contenidos”.
6.2. LECTOESCRITURA Y DESARROLLO
DE LA LOCE EN EDUCACIÓN PRIMARIA
El desarrollo normativo en cuanto al currículo de Educación
Primaria comienza con la publicación del Real Decreto 830/2003,
de 27 de junio, por el que se establecen las enseñanzas comunes
de la Educación Primaria. Así, se contempla en dicha norma
que “en las áreas se desarrollen contenidos de carácter
instrumental, lingüístico, científico, tecnológico,
estético, así como los valores que deberán servir
de referencia para la formación integral de los alumnos”.
La respuesta educativa que se da a esta etapa desde el real decreto se
diversifica en objetivos específicos de cada área así
como en contenidos y criterios de evaluación secuenciados en los
tres ciclos que componen la etapa, para que exista un mayor grado de concreción
y se consiga una mayor adecuación a sus fines.
La finalidad de esta etapa es, según se recoge en el art. 2, “facilitar
los aprendizajes de la expresión y comprensión oral, la
lectura, la escritura, el cálculo, etc. Así, en el art.
3 se establecen los objetivos que, a modo de capacidades tendrían
que desarrollar los alumnos:
e) Conocer y usar adecuadamente la lengua
castellana y, en su caso la lengua cooficial de la comunidad autónoma,
en sus manifestaciones oral y escrita, así como adquirir hábitos
de lectura.
Las áreas que comprenden el currículo
de la etapa se definen en el art. 4, y suman ocho en total, entre las
que destacamos Lengua Castellana. No obstante, en el mismo artículo
se recoge que “la comprensión lectora y la capacidad de expresarse
correctamente serán desarrolladas en todas las áreas”.
En este decreto de desarrollan los diferentes contenidos de cada una de
ellas; sin embargo, éstos se ven ampliados, reformulados y matizados
por el Real Decreto 115/2004, de 23 de enero por el que se establece el
currículo de la Educación Primaria, de ahí que analicemos
en él los aspectos curriculares que se definen en el área
de Lengua Castellana.
Debemos destacar inicialmente, que en el preámbulo del Real Decreto,
se considere de gran importancia el aprendizaje de las áreas instrumentales,
por lo que tienen una mayor presencia en el currículum, tanto en
lo que se refiere a la carga horaria como al tipo de contenido que los
desarrolla. Además, en el currículo que se desarrolla se
da un impulso especial a la utilización de las tecnologías
de la información y la comunicación a la enseñanza
de la lectura y la comprensión lectora, tazándose las grandes
líneas para su desarrollo por parte de los centros docentes.
El área de Lengua Castellana, al igual que el resto de áreas
que conforman el currículo de educación primaria, secuencia
los contenidos en cada uno de los ciclos en los que se estructura la etapa.
Se establecen cinco bloques de contenidos que son:
I. Comunicación oral.
II. Lectura.
III. Expresión escrita.
IV. Reflexión sobre la lengua.
V. Tecnología de la comunicación.
Entre ellos destacamos los bloques I, II,
III y V pues son los que más se relacionan con el aprendizaje de
la lectoescritura. Además, se debe tener en cuenta, tal y como
mencionamos, que no se especifican la naturaleza de los contenidos (conceptos,
procedimientos y actitudes). No obstante, debemos hacer notar que los
contenidos que se establecen en cada uno de los bloques se estructuran
en una secuencia progresiva que profundiza, según sea el ciclo
al que hace referencia.
Dado que los contenidos se reiteran, con cierta profundización
en cada bloque de contenidos y en los ciclos, nos centraremos en el primero
de ellos, que abarca los aprendizajes iniciales y sistematizados de la
lectoescritura. En el cuadro que mostramos a continuación se recogen
los aspectos generales que abordan cada uno de los bloques de contenidos
que componen el área de lengua castellana.
Con respecto, al borrador del Decreto Autonómico
que establece la ordenación académica de esta etapa, debemos
tener en cuenta que los contenidos vinculados al aprendizaje de la lectoescritura,
así como los componentes curriculares que configuran los reales
decretos, son recogidos en este borrador, íntegramente, aunque
en algunos casos se matizan sus contenidos o se profundiza en su alcance.
Asimismo, al igual que en el borrador de ordenación académica
de la educación infantil, se hace una referencia explícita
a los temas transversales que la LOGSE establecía.
Finalmente, hemos de tener en cuenta que la implantación progresiva
del nuevo sistema educativo, de acuerdo con el Real Decreto 827/2003,
de 27 de junio, por el que se establece el calendario de aplicación
de la nueva ordenación del sistema educativo, deja sin efectos
los reales decretos y demás legislación que supuso el desarrollo
normativo de la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo.
7. CONCLUSIONES
El desarrollo legislativo que trascendió a la LOGSE y a la LOCE,
respectivamente, ha sido bastante similar, si bien las referencias a la
lectoescritura en las propuestas curriculares han sido abordadas con ciertas
diferencias, aunque las similitudes entre las consideraciones normativas
de ambas también son abundantes. A continuación, presentamos
algunas consideraciones que, a modo de conclusiones, nos permiten sintetizar
comparativamente, los múltiples aspectos que hemos ido desglosando
en los apartados precedentes:
• Tanto la LOGSE como la
LOCE se desarrollan mediante sendos Reales Decretos que establecen
las propuestas curriculares, primero de forma básica y después
concretándolas a nivel autonómico. Los currículos
de Educación Infantil y Primaria, tras la LOGSE, se establecieron
mediante reales decretos de enseñanzas mínimas y de
establecimiento de los currículos; con la LOCE el decreto de
mínimos pasa a denominarse de Enseñanzas Comunes.
• La diferencia básica entre ambos desarrollos normativos,
en cuanto al aprendizaje de la lectoescritura es que en la LOGSE éste
se circunscribía a la educación primaria, frente a la
LOCE que establece el inicio de la lectura y escritura desde la educación
infantil.
• Los objetivos educativos tanto en la educación infantil
como primaria, son abordados en términos de capacidades, si
bien con la LOCE se amplían sustancialmente, aunque se trata
en líneas generales de matizaciones y divisiones de los objetivos
de la LOGSE.
• En la línea con lo ya manifestado, la LOGSE establece
con respecto al desarrollo lectoescritor que éste ha de iniciarse
en educación primaria y reserva para la educación infantil
el desarrollo de la representación y el lenguaje verbal. La
LOCE por su parte, contempla el inicio lectoescritor en educación
infantil, desarrollando importantes aspectos de las teorías
psicolingüísticas y contenidos relacionados con las tecnologías
de la información y la comunicación.
• Con respecto a las áreas en educación infantil,
se ha producido un cambio sustancial pues de las tres que establecía
la LOGSE, se pasa a cinco que son las contempladas en la LOCE, dedicándose
una concretamente al desarrollo del lenguaje y de las habilidades
comunicativas.
• Los diferentes contenidos, tanto en educación infantil
y educación primaria, han pasado de clasificarse en conceptos,
procedimientos y actitudes a denominarse sólo contenidos. Además,
en la LOCE éstos han sido secuenciados en el caso de Primaria,
en función de cada uno de los ciclos que componen la etapa.
• En referencia a la educación primaria, las áreas
que establecen tanto la LOGSE como la LOCE son similares; sin embargo
en la LOCE se establecen objetivos específicos por cada área
a diferencia de la LOGSE. Donde se producen diferencias es en cuestiones
como la dedicación horaria (aumentándose en Lengua Castellana),
el aumento de los contenidos, etc.
• En cuanto a los bloques de contenidos, en ambas leyes se contemplan
similares bloques, si bien en la LOCE se añade uno en el área
de Lengua Castellana, dedicado exclusivamente a las tecnologías
de la comunicación.
Como podemos comprobar, son importantes
los avances que la Ley Orgánica de Calidad de la Educación
ha introducido como el inicio del aprendizaje de la lectura y escritura
desde la educación infantil; la concepción de que no se
ha de esperar a la madurez del sujeto para ello sino estimular su aprendizaje;
la introducción en los currículos contenidos relativos a
las tecnologías de la información y la comunicación,
o la inclusión de cuestiones de corte psicolingüístico.
Existe, por tanto, un firme propósito de mejorar los contenidos
lectoescritores, así como profundizar en la calidad de los mismos
y, de esta forma, aumentar la competencia de los alumnos en áreas
instrumentales como la lectura y escritura. Sin embargo, tal y como le
ocurrió a la LOGSE, los dos problemas clave con los que se enfrenta
la Ley Orgánica de Calidad de la Educación para su plena
aplicación son: la concienciación y formación del
profesorado y la financiación de las reformas que implica.
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