I. “Pienso que la lectura no es comparable
con ningún otro medio de apren-dizaje y comunicación,
ya que la lectura tiene un ritmo propio, gobernado por la voluntad
del lector: la lectura abre espacios de interrogación, de meditación
y de examen crítico, en suma, de libertad: la lectura es una
relación con nosotros mismos y no únicamente con el
libro, con nuestro mundo interior a través del mundo que el
libro nos abre” (Italo Calvino)
La lectura en voz alta permite comprender
y sentir como más cercano lo que entra por los oídos: es
obvia su importancia para formar lectores y abrirles a la sensibilidad
literaria. Sin embargo, es una actividad muy relegada a un tercer o cuarto
planos sobre todo en los institutos. En la escuela, la lectura suele ser
de inventio – yendo directamente abocada al referente – y
pierde su poder evocador/ recreador de mundos. Y así continúa
en el instituto.
Sin embargo, el final del aprendizaje de la lectura debería demostrar
que la persona posee competencia, más posibilidades de actuar con
su capacidad de distinguir lo real de lo ficticio, de diferenciar lo literal
de lo metafórico...según su edad y de modo creciente, conforme
vaya aumentando su bagaje y calidad de lector (ya no forzoso). Pero esto
es una utopía casi impensable hoy para el común de los adolescentes;
Janer Manila en su tratado sobre pedagogía de la lectoescritura
cree que la escuela obliga al niño a dejar aparcadas fuera de las
aulas su imaginación y creatividad y a someterse al poder de la
memoria que le domestica y hace acrítico.
Expandir la escolarización como se ha hecho, no significa aumentar
cualitativamente la cultura, ni una mejora de la educación; aparte
de la irrealidad del sistema, hay que tener en cuenta circunstancias como
la desestructuración de la unidad familiar tradicional y la inestabilidad
de los nue-vos modelos – que siguen con el marco social de generaciones
anteriores como referente – la incorporación simultánea
de padre y madre al ámbito laboral, con la consiguiente restricción
de las horas de convivencia con los hijos, la delegación que los
padres hacen sobre el profesorado, para normas de convivencia y educación
genuinamente familiares, hasta llegar a hacer recaer la educación
integral sobre el centro escolar y relegando a un segundo plano la enseñanza...”...los
sistemas educativos y las instituciones escolares concretas no han sabido
responder a esto que la sociedad sigue considerando una necesidad. La
escolarización ha evitado la existencia de los analfabetos, pero
no necesariamente de los iletrados.
Es patente que las causas son muchas, pero entre ellas hay que contabilizar
la tendencia de la sociedad a descargar en la escuela todo el conjunto
de responsabilidades educativas, despreocupándose de ellas. Esto
hace, en primer lugar, que la escuela tenga que dedicarse a un cúmulo
de tareas educacionales que, seguramente, otras instituciones(familias,
grupos sociales, ayuntamientos, clubes juveniles, asociaciones profesiona-les
diversas, iglesias, etc.)harían con mayor provecho y que llenan
cada vez más en mayor proporción el tiempo escolar. Pero
hace también que la escuela haya perdido de vista aquellos cometidos
para los cuales está ella mejor preparada como institución;
aquellos objetivos que puede ella reali-zar de manera más competente
que otras instancias.
Las leyes educativas no han dejado nunca de insistir en la necesidad de
crear lectores: ni la LOGSE ni la LOCE toman en consideración suficiente,
la influencia de la Literatura en el desarrollo personal y el conocimiento
del mundo; este descuido se ha realizado un tanto sibilinamente: bastó
con relegarla a ser una parte ínfima del currículum, en
los programas de Lengua Castellana; entre los estudiantes de Secundaria,
ha llegado con la pérdida de su autonomía y de su identidad:
se tienen o no “controles de Lengua”, una de cuyas cuestiones
puede ser el contenido escaso de las páginas dedicadas brevemente
a autores y obras, no se lee apenas – con la excepción de
las tres lecturas obligadas del segundo de Bachillerato – se sacrifica
o ignora la experiencia estética de los clásicos...
Teóricos, psicólogos y pedagogos han insistido, a lo largo
de la Historia en que estimular, a través de la Literatura –
sobre todo, leída y comentada colectivamente – de la reflexión
sobre textos literarios incide en el desarrollo de Valores (personales/
sociales, de la actualización ética en todos los órdenes
de la vida y, en general, del pensamiento). Observemos estas ideas de
Rosenblatt, al respecto: “...una experiencia literaria, una
lectura estética, puede aproximarnos a la orquestación de
valores, al manejo del impulso, la emoción y el pensamiento a partir
del cual puede emerger la racionalidad. La emoción no se opone
a la razón, pero además el desarrollo de la capacidad para
la lectura estética en el estudiante debe considerarse como la
base para el hábito de reflexión sobre el impacto social
y personal de las obras literarias(...)la confusión y el sentido
de futilidad que tienen los jóvenes resulta a menudo de la conciencia
de la injusticia e inadecuación de nuestro mundo sin una dirección
emocional claramente sentida hacia la creación de formas de vida
más humanas y satisfactorias(...)la experiencia literaria precisamente
porque envuelve a la persona total, extrayendo de su conciencia tanto
los aspectos cognoscitivos como afectivos, puede iluminar valores dignos
de ser realizados y puede ayudar a generar el impulso emocional para alcanzar
esos valores”.
Recordemos que en las aulas de Secundaria se manejan, sobre todo, ediciones
de la mal llamada “literatura juvenil” y la única concesión
hecha a los clásicos suele ser a través de libros de aventuras
. Se suele pensar que el tipo de argumentos, la naturaleza de los personajes,
sus actos, expresión, etc., fomentan un interés mayor por
la lectura, en general, al no tener el encorsetamiento de lo académico(que
ahora, irónicamente, se extrapola aquí por el alumnado);
pero aún está por demostrar que esto no sea un receptáculo
común a los buenos deseos del profesorado...Aún no tenemos
análisis eficaces, estudios suficientes al respecto, pero lo que
sí está claro, es el vacío de lectores juveniles.
II. “Es lo
propio de los seres vivientes hacer amar la vida,
incluso bajo la forma de una ecuación de segundo grado,
pero la vitalidad no ha estado jamás inscrita en el programa
de las escue-las.
La función está aquí.
La vida está afuera.
Leer, eso se aprende en la escuela,
[Pero]amar la lectura...” (Pennac)
“Un personaje del escritor
fantástico H. P. Lovecraft emprende la búsqueda de una ciudad
cuyas cúpulas doradas en el sol de la tarde había so-ñado
tantas veces. Perdido entre las marañas de callejuelas puede, por
fin – gracias al auxilio de una mágica llave de plata –
acceder a ella. Cuando lo logra, descubre que no es otra que su propia
ciudad natal: manifestada o revelada bajo una nueva luz.
Sí: la ciudad onírica estaba dentro de la ciudad real (podemos
extrapolar nosotros ahora) como el conocimiento está dentro de
la información: agazapado, polvoriento, esperando la llave mágica.
Y ya es hora de revelar nuestro secreto: la llave mágica del conocimiento
es la lectura “. Estas palabras de José Antonio Millán
nos parecen el mejor modo de abordar el tema de esta comunicación,
que intenta mostrar mi propósito de rescatar del olvido y dar periodicidad
a una actuación escolar, hoy bastante ses-gada(excepto en la Primaria):
leer textos literarios en voz alta ( es evidente que requiere un profesorado
más voluntarioso – que no voluntarista – y dinámico,
que especializado. Se trata de constituirla en un hábito de trabajo,
complementario –o no – de las clases de LCL, al cuidado concreto
de la educación en Valores, con una programación específica.
Por supuesto, se desarrollará como lectura comprensiva y asistida
de textos literarios, presentados de modo atractivo; posteriormente, diálogo
y actividades orales, hasta llegar – sólo quienes lo deseen
– a la elaboración de textos propios, para ser leídos.
Objetivos de urgencia serán:
- Desarrollo de un pensamiento
propio, basado en la experiencia creciente sobre los textos.
- Mejora de la capacidad de expresión de pensamientos, deseos,
sen-timientos.
- Entretenimiento, disfrute cultural, intelectual y emotivo.
La meta de la enseñanza de
la lectoescritura es desarrollar las competencias básicas de la
comunicación: de las cuatro artes del lenguaje – escuchar,
hablar, leer y escribir, teniendo en cuenta su interdependencia y, en
consecuencia, su simultaneidad en lo metodológico. Al profesorado
le ca-be una gran responsabilidad (aunque no en exclusiva) en la creación
del hábito de leer.
Mediante la lectura sistemática en voz alta, se avanza en el desarrollo
de la elocución; el procedimiento potencia estrategias complementarias
co-mo: auto corrección – con grabadora o sin ella –
debates y dramatizaciones, comentarios, trabajos sobre el léxico,
la retórica y gramática – sobre la entonación
etc. –. A la vez, la entrega del yo del lector al yo textual favorece
el descubrimiento de valores en la lengua escrita, crea una conjunción
de sentimientos compartidos y nos parece imposible que ellos no actúen
positivamente sobre el desarrollo intelectual y la ampliación de
conocimientos, la mejora de su conciencia moral...
Debe tenerse en cuenta, ante todo, que si el docente lee poco, o si trata
de enseñar a través de textos que representan para él
un disfrute nulo, mal va a transmitir un interés o una emoción
suficientes...
Damos por sobreentendido el hecho de que las páginas para leer
en alto concuerdan con los valores que se quieren transmitir, de que la
actitud de compartir es clara y una reflexión sobre la naturaleza
de los destinatarios...Así pues, el talante del profesional debe
sustentarse en ideas como las que apuntamos a continuación:
-Ser más emotivo que científico
ante el texto, lo que potencia la recreación del mismo.
-Utilizar los textos, asimismo como vehículo de aprendizaje
en valores y como medio de investigar en el conocimiento de la propia
vida.
-Elegirlos observando las características del alumnado al que
van dirigi-dos(puede darse el caso de que haya tantas selecciones
distintas como número de grupos)
-Enseñar a diferenciar tipos de textos y tipos de lectura.
-Animar a los alumnos, realizando – como uno más entre
ellos – ejercicios de lectura en alto, modulando la voz, con
pequeñas interpretaciones, etc.
-Manejar con los alumnos tonos y ritmos diversos, de acuerdo con el
texto.
-Ayudarles a observar las distintas partes del libro – en su
sentido más tradicional –y su multitextualidad (modos
de interpretación, valoración de for-mato, de imágenes,
etc.) Inducir a que los libros no son necesariamente una pesada obligación,
o una tortura para asentar cualquier aprendizaje.
-Inducir a los alumnos a la comprensión(hacia un futuro disfrute)
de múltiples lenguajes(gráfico, cinematográfico,
informático...
-Mostrar el influjo y la necesidad de usar diferentes espacios para
la lectu-ra.
-Ejercitar(se) en la lectura silenciosa de información, previa
a la de disfrute en alto.
Y cerramos este como preceptuario con la consigna de que: a leer se
aprende leyendo.
III. “Es extraño
que entre todas nuestras disciplinas, aún no tengamos una ciencia
de la voz...la voz, es decir, la voluntad de existencia” (Paul
Zumthor)
Ya es corriente citar el pasaje de las “Confesiones”
de San Agustín para demostrar que la lectura era siempre audible:
el pensador se asombra cuando sorprende a Ambrosio leyendo silente en
soledad. Recordemos que en los antiguos manuscritos, los textos no separan
palabras o lo hacen de modo arbitrario; de ahí la necesidad de
leer en voz alta, al ser más difi-cultosa la interiorización
visual.
La lectura en voz alta permite sentir el texto individual y colectivamente;
puede transformar y emocionar al lector, haciendo copartícipes
a quienes le escuchan (a su vez, rotativos lectores); puede animar a la
consideración del libro como algo necesario y placentero. Se hace
ineludible, para ello, dotar al lector de las herramientas intelectuales
imprescindibles(entre ellas, la adecuada selección de textos) que
le permitan conjugar las voces del entorno con las del placer literario,
sobre la meta de los valores transmitidos por la Literatura )...
Victoria Camps nos recuerda que en el refectorio de los monasterios benedictinos
se impuso la lectura comunitaria para asegurar el silencio y compartir
sentimientos y emociones que elevaban el alma, objetivos(sobre todo, los
subrayados)no lejanos a los actuales.
Tampoco son nuevos los prejuicios que hoy sufre la lectura ante un amplio
sector no practicante: no en exclusiva de adolescentes y familias, también
de profesionales y de profesores. Consciente o inconscientemente se la
asocia a la inacción y/ o pereza, con el egocentrismo, el solipsismo,
la pérdida de tiempo, la imposible y vacía escalada de una
muralla de palabrería, la privación de libertad y de disfrute...
la dedicación a la lectura no se ha visto liberada de recelos,
de ser una actividad marginal hasta llegar a la desaparición. Vayamos
a don Quijote – sin olvidar el horror de Platón a la palabra
escrita – sin quedarnos en el expurgo de libros, llevado a efecto
por cura, barbero, sobrina y ama, el buen caballero es un lector apartado
del mundo real, loco porque se ha nutrido de letra muerta.
Salvar la lectura es un proceso largo y complejo que requerirá
años y esfuerzos colectivos continuados. Para Ignacio Gómez
Soto”a pesar de la reciente incorporación masiva de los jóvenes
a la educación superior, se ha manifestado muy pronto el freno
a la expansión de lectores, quizá por el hecho de que los
hábitos de lectura no estaban arraigados en nuestro pa-ís(...)las
precarias condiciones de nuestros servicios públicos culturales
han hecho inútil su función como compensadores de la escasa
instrucción familiar en la práctica lectora...” “”para
muchos lectores establecidos – se está refiriendo al MEC
– la lectura deviene en una práctica banalizada, en tanto
se desvía a medios no librescos y al entretenimiento, a la par
que marginada frente a otras distracciones” .La reconceptualización
de los curricula ha tratado a la lectura como a un elemento necesario
en la co-municación social y no como destreza, pero sigue siendo
insuficiente (aunque no enfatice la mecánica de la lectura, sino
el enfoque comunicativo y asiente sus bases sobre la comprensión.
En fin, proponemos la autonomía de la lectura en voz alta: debería
ser incluida como tal en la Programación General de ambos ciclos
de la ESO; de cara al Bachillerato, se podría vincular a actividades
culturales periódi-cas dependientes de la biblioteca del centro.
Nuestra actividad se asentaría sobre tipos básicos de textos
(combinando los géneros literarios) para narrar, describir, argumentar,
exponer, prescribir, dialogar, representar, poetizar... algunos procedimientos
serán los siguientes:
o Leer en voz alta con lectura mecánica
y fluida, observando la melodía de los signos de puntuación
y pronunciando bien.
o Comprender, sacando la idea, el pensamiento o el hilo sumarial de
la lectura..
o Averiguar el tema de un texto. Entresacar algunas oraciones temáticas(las
que se refieren y expanden el tema).
o Observar y utilizar – hablando – los procedimientos
de narrar, describir, argumentar, exponer...
o Manejar el diccionario: para buscar sinónimos, precisar significados
etc.
o Reconocer – desde la voz – oraciones, períodos,
clases de palabras...
o Adaptar básicamente el vocabulario a la situación
comunicativa, por medio de indicadores de tratamiento, tiempos y personas
verbales, vocabulario y usos aceptados socialmente.
o Servirse y modificar, adecuadamente, la correlación de tiempos.
o Evitar cohesiones incorrectas.
Durante la lectura es aconsejable disponer
las mesas en semicírculo. El profesor realizará una pequeña
introducción sobre el contenido y actividades de la sesión
, anticipando datos, resumiendo las historias extensas, utilizan-do los
recursos que su imaginación le preste para “hacer de gancho”...
Debe leerse sin prisa; dará vida a la lectura el favorecer de manera
natural las expresiones corporales o faciales que demuestren los sentimientos
que nos inspira la trama, desplazarse despacio por el lugar, para interesar
a cada uno de los presentes(tanto si el lector es el profesor, como si
no). Nunca habrá interrupciones con asuntos ajenos a lo que se
está oyendo. Sí se darán aquéllas que permitan
interesarse en la trama, interactuar en la lectura. Igualmente, un coloquio,
al final, cuya dirección correrá a cargo del profesor, aunque
la moderación pueden dirigirla alumnos(uno cada día, por
ejemplo) cerrará la sesión.
IV. “Me fui con
tu libro allí
y luego no hacía falta:
todos tus versos, Antonio,
el Duero me los cantaba...” (Ángela Figuera)
Un ámbito ideal sería el recinto
abierto del centro o, mejor, el jardín conjugado con la biblioteca.
Leer al aire libre permite aprender a modular la voz entre el sonido de
la naturaleza. La destrucción de nuestros hábitats naturales
y la degradación de la calidad ambiental constituyen un problema
social de gravedad ascendente e imparable desde los 70. No avanzamos ninguna
novedad: la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente lo
había denunciado ya en 1972. La educación no puede ser desligada
del ambiente en que se produce y debe orientarse a la acción continua,
encaminada a la mejora de nuestra calidad de vida. Si – como ocurre,
en nuestro caso – contamos con un jardín y un amplio patio
arbolado, es una verdadera y grave negligencia educativa el no aprovecharlo
para nuestra tarea de formarnos leyendo allí.
Contribuiríamos, así, con un modo de hacer efectiva y rentable
a medio y largo plazo, la sugerencia del Libro Blanco de Educación
Ambiental: “En cuanto al problema de la eficacia, tiene mucho que
ver con la reducida conexión entre la acción educativa,
el mundo productivo y la gestión ambiental. Mientras que el conocimiento
y la sensibilización sobre los problemas ambientales se han ampliado
notablemente, no se ha producido un avance comparable, ni en su prevención,
ni en su modo de abordarlos. Así, la degradación del entorno
se agrava, como también sus consecuen-cias sociales. Queda muchísimo
por hacer en todas las facetas de la gestión ambiental: medidas
precautorias, producción limpia, investigación y explicación
tecnológica... y por supuesto, la creación de plataformas
de participación y vías concretas de acción que permitan
a la población decidir sobre el funcionamiento de su comunidad
y sus consecuencias ambientales, haciéndose plenamente responsables
de su futuro y de su entorno”.
Pero la biblioteca – cuya sala se
acondicionará, de modo que resulte lo más acogedora posible,
permitiendo a los alumnos, si lo desean, participar en su decoración
– es un espacio que todos los centros de enseñanza pueden
acomodar a esta actividad (pues el horario normal de lectura si-lenciosa
debe salir de la jornada lectiva: así paliaremos también
la presencia de “lectores” apresurados que se evaden del aula...ante
un examen).
Desde luego, todo esto puede parecer utópico, pero hay comunidades
que ya lo practican, como Canarias, Navarra o Murcia; incluso Lanzarote
amplía su oferta incluyendo en la lectura a familiares de alumnos
y a todo aquél que lo desee, en general. Los resultados de esta
actividad no deben esperarse a corto plazo: nos tendremos que contentar
con que su rea-lización resulte placentera – que no es algo
baladí – . Implica, además un empeño colectivo,
si no, el proyecto deviene en una mera anécdota: “En las
experiencias colectivas, el motor es la voluntad colectiva de sacar adelante
un proyecto, son los sentimientos: necesidad de compañía
para comunicar ideas, emociones, interpretaciones, imágenes, encuentro
desenfadado, festivo, relajado, deseo de ser escuchado y valorado por
el otro. En la escuela se cosechan mayoritariamente fracasos en la creación
de hábitos lectores porque no existen proyectos globales, porque
cada maes-tro es una isla, se actúa por impulsos, por voluntarismo,
por convicción per-sonal, sin continuidad, sin rigor y sin planificación,
aunque existen excep-ciones magníficas y encomiables”
Llegamos al final de esta exposición. Aunque sea obvio que esta
actividad puede asentarse sobre cualquier lectura, incluyendo prensa y
publicacio-nes periódicas, preferimos la actuación sobre
autores clásicos universales: nunca se ha quedado obsoleto el saber
transmitido por ellos. Es más insatisfactorio y peligroso dejarse
llevar por la trivialidad de los best sellers – aunque tampoco soy
partidaria de ignorarlos, por su valor de espejo social – . Rescatar
lo que de valioso hay en la Literatura e integrarlo a la experiencia personal,
resulta mucho más enriquecedor, pues “verba a vetustate repe-tita
non solum magnos adsertores habent, sed etiam adferunt orationi maiestatem
aliquam non sine delectationes: nam et , auctoritatem antiqui-tatis habent,
et, quia intermissa sunt, gratiam novitate similem parant”...
RECURSOS:
1. ANAYA, Jesús (1997): HOJAS
DE LECTURA(Revista), nº 44, Bogotá.
2. BLOOM, Harold (2002): Cómo leer y por qué, Anagrama
y Círculo de Lectores, Barcelona.
3. CHARTIER, Roger (1995): El mundo como representación, Gedisa,
Barcelona.
4. ESPACIOS PARA LA LECTURA (Revista, 1996): FCE, año II, nº
3 y 4.
5. GÓMEZ SOTO, Ignacio (1999): Mito y realidad de la lectura:
los hábitos lectores de la España actual, Endymion, Madrid.
6. JACOB, Esther (1990): ¿Cómo formar lectores?. Promoción
cultural y literatura infantil. Troquel Educación, Buenos Aires.
7. JANER MANILA, Gabriel (1989): Pedagogía de la imaginación
poética, Alianza, Barcelona.
8. LEER EN LA ESCUELA. Nuevas tendencias en la enseñanza de la
lectu-ra (1989), Fundación Germán Sánchez Ruipérez
– Madrid. www.fundaciongermansanchezruiperez.es
9. MILLÁN, José Antonio (Coordinador, 2003) LA LECTURA
EN ESPAÑA – Informe 2002.. Federación de Gremios
de Editores de España, Madrid. www.federacioneditores.org
10. PENNAC, Daniel (1992): Comme un roman, Gallimard, París.
11. SASSOON, Yolanda (2002): “Documentación para un taller
de animación a la lectura” en la revista CORREO DEL MAESTRO,
Feria Anual del Libro – Palacio de Minería, Santiago de
Chile.
12. STEINER, George (2001): “Carta de amor a la lectura”,
en LETRA INTERNACIONAL, nº 72, otoño de 2001.
13. www.cardenal-newman.edu/infoacadem/lenguaegb3ypm.htm
14. www.comfamiliar.com.co/periodico/culturales.html
15. www.enredando.com/cas/cgitildecomodeeñebin/enredantes/plantilla
16. www.lectura.gov.ar
17. www.libronauta.com
18. www.statistics.gov.uk/statbase>
19. www.ucm.es/info/multidoc/revista/num9/cine/sagredo.htm
ANEXO
Incluimos índice de textos sugerentes
para ser leídos y comentados en el grupo (no necesariamente adscritos
a la materia Lengua y Literatura Castellana. No enviamos los textos, obviamente,
por la extensión desmesurada que concurriría en el archivo.
Se trata de una antología elaborada personalmente por la autora
de esta comunicación.
Declaración de intenciones:
Leer supone una experiencia personal con
la que se va generando un nuevo ser de modo incesante: no sólo
en lo relativo al aumento de conocimientos, sino en la proyección
ética de los mismos sobre el lector.
La lectura puede abordarse como un espacio para la transformación
de la persona; genera mejores relaciones de ésta consigo misma,
con los demás, con su entorno.
Alimentándonos de esta idea, se plantea aquí una antología
–sobre textos ricos en diversos enfoques éticos- completamente
heterodoxa.
Son fragmentos de novelas de grandes autores, relatos completos y poemas,
susceptibles de ser leídos a solas y en voz alta, para posteriores
debates y análisis con la asistencia del profesor –no necesariamente
el de Lengua Castellana y Literatura.
No se ha tenido en cuenta factores cronológicos, sino temas existenciales
del hombre, en su dimensión vivencial, con independencia de la
época en que le haya tocado vivir.
Incluso nos resultaba enormemente atractivo equiparar autores clásicos,
modernos y antiguos, con otros menos clásicos, pero todos bajo
puntos de focalización similares: la reflexión sobre aspectos
y valores en/ de la vida, alternando los textos con cierta libertad, para
evitar monotonías, dejándolos actuar en su independencia.
Por eso, el índice sigue esta disposición:
I. – Textos relativos al entorno
natural
II. - “ aplicables a diversos aspectos – a veces múltiples
en un solo texto- de la conducta humana.
III. – Tratamiento específico del amor
IV. – Conductas individual y socialmente reprobables o equivocadas...
Naturalmente, se han quedado muchos en el
tintero. Hemos evitado –salvo unas pocas excepciones, como el capítulo
del Quijote y la Celestina- que sean textos habituales de los manuales
y antologías específicos de Lengua y Literatura. De los
autores que se pueden encontrar allí, hemos dado una breve reseña
anecdótica; un poco más seria es la referencia a los demás.
Si esta antología –se publique o no- sirve para que una sola
de las personas que la vean, recuerde a un autor olvi-dado, lo busque
y termine de leer el texto incompleto que aquí se ofrece, habrá
cobrado sentido este esfuerzo.
I - Algunas maneras de amar el paisaje,
los animales y la vida en la naturaleza…
1. Azorín – Fragmento
de “Doña Inés”
2. Julio Cortázar – “La isla a mediodía”
3. Pío Baroja – Fragmento de “Desde la última
vuelta del camino”
4. Antonio Machado – “A un olmo seco”
5. Juan Ramón Jiménez - “Paisaje dulce: está
el campo…”
6. Elena Poniatowska – “El Chocolate”
7. Pablo Neruda – “Sueño de gatos”
8. Ambroise Paré – Fragmento de “De los monstruos
terrestres”
9. Rubén Darío – “Los motivos del lobo”
10. H.G. Wells – Fragmento de “La isla del doctor Moreau”
II - Para pensar sobre ciertos temas éticos
y morales, sobre el comportamiento humano…
11. E. A. Evtuchenko – “Acerca
del hombre”
12. Garci Rodríguez de Montalvo – Fragmento de “Amadís
de Gaula”
13. D. H. Lawrence – Poema
14. Jean Richepin – “Un cobarde”
15. Manuel Machado – “Felipe IV”
16. -------------------------- “Retrato”
17. -------------------------- “Chouette”José –
Génesis, 37
18. Homero – Ulises y Polifemo
19. Ricardo Cantalapiedra – “Fábula del animal
racional”
20. “Simbad el marino”, fragmento de“Las mil y una
noches”
21. “Justicia de Salomón”
22. Pai Chu Yi – Poema
23. Benito Pérez Galdós – “La vuelta del
hijo pródigo”, fragmento de “Ángel Guerra”
24. Miguel de Cervantes Saavedra – “El ingenioso hidalgo
don Quijote de la Mancha”. Capítulo XX, Primer Quijote.
25. Leopoldo Alas, “Clarín” – Fragmento de
“Su único hijo”
26. Giacomo Leopardi – “El infinito”
27. Rainer María Rilke – “Vladimiro, pintor de
nubes”
28. “Calila e Dimna” – “Del falso e del torpe”
29. Antón Chéjov – Fragmento de “El profesor
de Literatura”
30. Gabriel Miró – Fragmento de “Las cerezas del
cementerio”
31. Umberto Eco – Fragmento de “El nombre de la rosa”
32. Oliver Goldsmith – Fragmento de “El vicario de Wakefield”
33. Emilia Pardo Bazán – “Las medias rojas”
34. ------------------------------ “Caso”
35. Hans Christian Andersen – “Es la pura verdad”
36. Azorín – Fragmento de “Las confesiones de un
pequeño filósofo”
37. Jules Vallès – Fragmento de “El niño”
38. Konstantino Kavafis – “Anciano”
39. Herman Melville – Fragmento de “Moby Dick”
40. Ernesto Cardenal – “Oración por Marilyn Monroe”
41. Jules Lemaître – “La nodriza”
42. Antero de Quental – “A una mujer”
43. Carlo Levi – Fragmento de “Cristo se paró en
Eboli”
III- Eso que llaman amor…
44. Fragmento de una carta de Abelardo
a un amigo suyo.
45. Santa Teresa de Jesús – “Si el amor que me
tenéis…”
46. Oscar Wilde – Carta a Sir Alfred Douglas
47. Edgar Allan Poe – “A Elena”
48. Carmen Martín Gaite – Fragmento de “Cartas
de amor de la monja portuguesa Mariana Alcoforado”
49. Carson Mc Cullers – Fragmento de “Reflejos en un ojo
dorado”
50. Iván S. Turguéniev – “Yo caminaba entre
altas cimas”
51. “La tumba de la joven de Unay” – Cuento popular
japonés
52. Florbela Espanca – “Nuestro mundo”
53. Jorge Isaacs – “María” (fragmento del
capítulo X)
54. Amado Nervo – “Esperanza” de “La amada
inmóvil. Versos a una muerta”
55. Fernando de Rojas – Melibea habla a su padre (adaptación)
56. León Tolstoi – “La sonata a Kreutzer”
(fragmento)
57. José Martí – Fragmento de “Lucía
Jerez”
58. Enrique Gil y Carrasco – “El señor de Bembibre”(fragmento
del capítulo II)
59. Cantar de los Cantares
60. Thomas Mann – Fragmento de “El nombre de la rosa”
61. Xavier Villaurrutia – “Amor condusse noi ad una morte…”
62. Siegfried Lenz – Fragmento de “El usurpador”
IV- Los rincones sombríos de la
mente humana…
63. Fiodor Dostoyevski –
Fragmento de “El idiota”
64. Ambrose Bierce – “Aceite de perro”
65. Charles Chaplin – “Ritmo”
66. Benito Pérez Galdós – “Manuela Sancho”
(fragmento de “Zaragoza”)
67. Miguel Hernández – “Pero ¿qué
son las armas…?
68. ---------------------------- “18 de julio 1936 – 18
de julio 1938”
69. Harriet Beecher – Stowe – Fragmento de “La cabaña
del tío Tom”
70. Anónimo – “Yo me era mora, moraima…”
71. Emily Brönte – Fragmento de “Cumbres borrascosas”
72. Marie Luise Kaschnitz – “La niña gorda”
73. Juan Valera – Fragmento de “Pepita Jiménez”
74. William Faulkner – “Se va a poner el sol”
75. Jack London – Fragmento de “El burlado”