La adquisición del lenguaje no nativo durante la infancia
En
esta comunicación me gustaría invitarles a reflexionar sobre
las semejanzas que existen entre los procesos de desarrollo de la lengua
materna y de una segunda lengua, cuando la segunda lengua se aprende durante
la primera infancia.
En primer lugar, hablaré del lenguaje como sistema
de comunicación de los humanos y de la importancia que tiene el
factor edad, tanto para el aprendizaje de una primera lengua como, sobre
todo, para el aprendizaje de un segundo sistema de conocimiento lingüístico.
En segundo lugar, pasaré revista
a los factores que favorecen la adquisición de una segunda lengua
durante la infancia.
Por último, presentaré
dos casos de adquisición de segundas lenguas que tienen lugar en
centros institucionales.
Hoy en día, es un hecho normal
que a nadie sorprende, encontrar individuos que hablan más de una
lengua, bien porque la adquirieron de pequeños (en su casa, con
los padres, en la comunidad bilingüe a la que pertenecen) o bien
porque de mayores, en un determinado momento de sus vidas y por distintas
motivaciones, aprendieron una segunda o tercera lengua. Las preguntas
que se nos vienen a la cabeza cuando conocemos a una persona bilingüe
o multilingüe son varias: ¿a qué edad aprendieron las lenguas?,
¿en qué contexto?, ¿cuánto tiempo emplearon en aprenderlas?,
etc. y las respuestas que obtendríamos de los hablantes serían
al menos tan variadas como las preguntas.
Hoy vamos a presentar algunas particularidades
de la adquisición de sistemas no-nativos y para ello quisiera referirme,
en primer lugar, a la adquisición de la lengua materna. La adquisición
de la lengua tiene lugar a una edad temprana, durante un periodo de tiempo
que abarca desde el nacimiento hasta aproximadamente los seis años
maternales y no se elabora de una manera consciente. Recientes descubrimientos
científicos apuntan a que la mente del niño es receptiva
a la estructura oracional de cualquier lengua natural, incluso antes del
nacimiento, porque se ha comprobado que los niños son sensibles
al lenguaje muy pronto y perciben la tonadilla de la voz de su madre en
el seno materno.
Una de las características más
fascinantes del lenguaje está en relación con la predisposición
de la mente humana para adquirir las estructuras gramaticales de la lengua
con la que entran en contacto. Si comparamos el lenguaje de los humanos
con los sistemas de comunicación de otros organismos vivos, la
diferencia fundamental entre ambos estriba en que la facultad del lenguaje
permite a los humanos analizar su propio conocimiento y superar con creces
el conocimiento lingüístico inicial del que parten.
Los sistemas de comunicación
de especies animales como las abejas, las hormigas, los delfines o los
chimpancés, son generalmente sistemas de comunicación muy
sofisticados, que van desde los ultrasonidos, hasta la segregación
de sustancias químicas. Con estos sistemas los animales emiten
mensajes que tienen una lectura precisa en las distintas comunidades a
las que pertenecen, y de ellos extraen la información necesaria
para tomar decisiones de adaptación al medio, avisar de situaciones
de peligro o simplemente sobre la localización de alimentos.
Los experimentos llevados a cabo con
chimpancés, indican que esta especie animal es capaz de manipular
símbolos y aprender sistemas sencillos de comunicación sencillos
ajenos a su especie. Pero cuando utilizan el lenguaje humano no lo hacen
como los humanos, ya que no son capaces de generar oraciones de manera
espontánea y con estructura interna. Durante el aprendizaje de
una lengua natural, los chimpancés no parecen responder ni en tiempo
ni en esfuerzo a la interacción con los datos del entorno.
El lenguaje humano está integrado
por sistemas complejos de reglas y de restricciones. Para hacernos una
ligera idea de la complejidad del lenguaje, pensemos cuando estudiábamos
la gramática de lengua en el colegio: analizábamos las palabras
por separado, en combinación con otras palabras y había
reglas de lo que se podía y no se podía hacer. Bueno, pues
la complejidad de una lengua va mucho más allá e incluye
además sistemas de significaciones, sistemas de sonidos y pronunciaciones.
En condiciones normales todos los niños
aprenden el entramado de la lengua materna sin necesidad de instrucción
específica, independientemente de su grado de inteligencia y sin
cometer apenas errores. Los errores que cometen los niños durante
el desarrollo de una lengua son generalizaciones lógicas y se dan
en todas las lenguas. Un ejemplo de este tipo de errores es la generalización
del pasado regular. Los niños dicen "rompido", "habiba" o "ponido"
porque hacen las derivaciones del pasado de forma lógica y es curioso
que ante este tipo de errores, los niños hacen caso omiso de las
correcciones de los adultos. Los niños superan esta etapa cuando
consiguen de los datos del entorno información suficiente sobre
las formas del pasado irregular.
Los datos del entorno son de una gran relevancia
porque dirigen a los niños durante el proceso de adquisición
de las lenguas. Los niños, al estar en contacto con los datos de
la lengua que están aprendiendo, ponen en funcionamiento operaciones
mentales, elaboradas de una manera no consciente, para conseguir la información
necesaria que les ayude a deducir las reglas y los principios que subyacen
a la lengua.
A este respecto, se podría pensar
que los niños se enfrentan a las lenguas en un ambiente especialmente
diseñado para facilitar su aprendizaje y que los adultos, con su
manera típica de hablar a los niños, facilitan esta tarea.
Pero ésta no es la norma, y la forma de hablar de los adultos no
influye en absoluto en la adquisición normal de una lengua. Por
ejemplo, en algunas comunidades se tiene por costumbre no hablar con los
niños hasta que estos no dominan el sistema adulto. O también,
podemos mencionar el caso de los hijos de sordomudos, que aún teniendo
acceso a un número reducido de datos en el entorno familiar, no
muestran ninguna diferencia al compararlos con los demás niños.
La capacidad de adquirir una o varias lenguas
está directamente relacionada con la edad de los aprendices. Si
se trata de la lengua materna la edad está restringida a la primera
infancia, porque después, como se ha observado en casos de aislamientos
extremos, no es posible hablar de una adquisición normal del lenguaje.
Al parecer, el cerebro humano está especialmente preparado para
adquirir la gramática de una lengua hasta una determinada edad,
a partir de la cual la adquisición del lenguaje se convierte en
una tarea difícil o incompleta. Lo mismo que ocurre con los otros
sistemas cognitivos, tales como la visión o el movimiento, que
no se desarrollan si el niño no los ejercita en el momento especificado
biológicamente.
Las referencias de las que tenemos constancia
sobre la influencia del factor edad en la adquisición de la lengua
materna, están basadas en casos de los denominados "niños
salvajes"; niños que han permanecido aislados y son encontrados
después de la primera infancia. Dos de estos casos de aislamiento
social (Isabelle y Genie) ponen en evidencia la dificultad que supone
aprender una lengua materna después de la primera infancia en favor
de la existencia de un periodo crítico para la adquisición
del lenguaje. Isabell, la hija ilegitima de una sordomuda fue encontrada
a los seis años y medio y pasó deprisa las etapas normales
de adquisición de la lengua y finalmente consiguió dominar
el sistema de los adultos. Genie, sin embargo, fue encontrada a los catorce
años y aunque desde el primer momento fue entrenada para hablar
mostró muchas dificultades en aplicar las reglas de la gramática
y no consiguió aprender las estructuras complejas de la lengua.
Los humanos, además de dominar la
lengua materna, tenemos la capacidad potencial de aprender una o varias
segundas lenguas, y los estudios que giran en torno a la adquisición
de los sistemas no-nativos intentan explicar cómo se aprende un
segundo sistema de reglas y principios y cómo se relacionan en
la mente del hablante esas dos o más gramáticas.
La diferencia entre el proceso de adquisición
de una lengua materna y una segunda lengua radica en los medios que entran
en funcionamiento, en el desarrollo que se sigue, y en el resultado final
al que se llega. Frente al éxito indiscutible y generalizado que
alcanzan los hablantes de una lengua materna, encontramos que los resultados
finales de los aprendices de sistemas no-nativos varían considerablemente.
Algunos solo ponen en marcha de unos pocos recursos comunicativos y su
forma de hablar parece "telegráfica"; otros, sin embargo, consiguen
una competencia de nativos y este es generalmente el caso de los que aprendieron
la segunda lengua a una edad temprana, durante la infancia. Las situaciones
intermedias presentan casos de permeabilidad y de fosilización,
como ocurre con los individuos que una y otra vez retoman el aprendizaje
de la segunda lengua y no avanzan en su desarrollo.
Cuando los niños entran en contacto
estable y continuo con una segunda lengua desde el nacimiento hasta aproximadamente
los tres años, la adquieren de manera simultánea y por lo
general alcanzan un nivel de nativo, convirtiéndose en bilingües
precoces o en monolingües en dos lenguas. En estos casos los niños
desarrollan dos sistemas gramaticales paralelos y por separado, uno para
cada lengua, y las etapas de desarrollo que se siguen para cada una son
como si se tratase de dos lenguas maternas.
Cuando la adquisición de una segunda
lengua comienza después de los tres años la adquisición
tiene lugar de manera sucesiva porque la lengua materna ha alcanzado un
determinado grado de desarrollo y ha evolucionado hasta un determinado
nivel. La edad de los aprendices, el desarrollo madurativo del individuo
y el hecho de que el hablante ya posee un sistema lingüístico
para su lengua materna son factores que contribuyen a que el estado inicial
del que parte el aprendiz de una segunda lengua no tenga el mismo origen
que el estado inicial del que arranca el niño cuando se enfrenta
a su lengua materna. El estadio inicial del que parte un niño al
adquirir la lengua materna está fundamentado en mecanismos innatos,
de los que tiene que hacer uso para construir todo el sistema lingüístico,
sin experiencia previa. El niño que adquiere un sistema no nativo
parte del conocimiento lingüístico de la lengua materna y
del ejercicio previo que implica su aprendizaje; en este sentido, parte
con un camino ya hecho y por la edad, con menos limitaciones de procesamiento.
Los descubrimientos científicos
a los que hacíamos referencia anteriormente, apuntan que la edad
idónea para entrar en contacto con una segunda lengua es precisamente
antes de los seis años, puesto que al parecer, después de
este momento el cerebro sufre un declive inexorable en cuanto a la capacidad
lingüística se refiere. Así pues, se podría
decir que mientras la maduración abre las puertas de la adquisición
de una lengua materna, las cierra para una segunda lengua.
Desde el punto de vista psico-social, los
niños son unos aprendices potenciales óptimos porque se
relacionan bien aunque tengan poco conocimiento de la segunda lengua y
son capaces de usarla aún sin dominarla. Utilizan los pocos recursos
lingüísticos que poseen de manera creativa y carecen de sentido
del ridículo.
Es imprescindible que los niños
que aprenden dos sistemas lingüísticos durante la infancia,
tengan acceso a los datos de las dos lenguas de manera continuada y que
ambas lenguas sean un vehículo de uso y comunicación dentro
del contexto familiar, escolar o social. En este sentido, la puesta en
práctica del principio "una persona, una lengua", que obliga al
adulto a comunicarse siempre en la misma lengua con el niño, contribuye
favorablemente al éxito del desarrollo de los dos sistemas.
No es infrecuente la situación de
algunas familias en la que los padres son de diferentes nacionalidades
y hablan lenguas nativas distintas al niño, y el niño llega
a dominar esas lenguas. Por tanto, los encargados de presentar los datos
de una segunda lengua a los niños durante la primera infancia sin
una sistematicidad son los padres, los cuidadores, o los maestros y tras
pasar por un periodo de desarrollo en el que atraviesan por distintas
etapas, los niños consiguen una competencia lingüística,
que les capacita para entender y producir las estructuras de la lengua
materna y de la segunda lengua de manera espontánea y creadora.
En el caso de los aprendices adultos de
segundas lenguas, la situación es bien distinta y salvo en contadas
excepciones llegan a hablar como los nativos. A partir de la una determinada
edad (pubertad) capacidades de la mente humana, tales como el razonamiento
lógico o el modulo de resolución de problemas, que no están
particularmente relacionadas con el módulo del lenguaje) entran
en funcionamiento y hacen que acometer un sistema no-nativo no sea para
los adultos un proceso inconsciente de aprendizaje como en el caso de
los niños.
Así pues, el mejor momento para
aprender una segunda lengua es la primera infancia porque como se trata
de un aprendizaje inconsciente como el de la lengua materna, los niños
extraen de la lengua de los adultos la información necesaria para
deducir las reglas y los principios de la segunda lengua; y además,
es un proceso natural como pueda ser ponerse erguido y caminar.
En muchos casos, los niños aprenden
dos lenguas de manera sucesiva cuando siguen sistemas de escolarización
en una lengua diferente a la suya materna. Las razones para llegar a una
situación de este tipo pueden ser bien distintas; unas veces responden
a la elección de un determinado sistema educativo por parte de
los padres, y otras, al simple hecho de que los progenitores cambian de
comunidad lingüística y los niños se encuentran en
una situación en la que en casa hablan una lengua, pero por circunstancias
aprenden y frecuentemente se escolarizan en la lengua del entorno.
En el siguiente apartado hablaremos de
la adquisición de dos procesos no nativos durante la infancia.
Las lenguas son el español y el inglés, y los procesos se
desarrollan fundamentalmente en centros institucionales. En primer lugar,
hablaremos del proceso de adquisición del español de Adil,
un niño marroquí, que vino a vivir a Madrid con sus padres.
Su primer contacto con el español tuvo lugar en la escuela. En
segundo lugar, nos referiremos al proceso de adquisición del inglés
de un grupo de niños y niñas que siguen un programa bilingüe
en un colegio de Madrid.
Adil contaba 4; 3 años cuando vino
a España; a esa edad dominaba la mayoría de las estructuras
del marroquí. Durante la primera etapa de su estancia en nuestro
país, el único contacto con el español tuvo lugar
exclusivamente en el colegio durante el horario escolar. En este contexto,
el niño no solo aprendía el español sino que aprendía
en español, y los maestros y los demás niños con
los que jugaba pasaron a ser la fuente de datos necesaria para desencadenar
el aprendizaje de la segunda lengua.
Adil fue entrevistado en el colegio durante
15 meses para analizar su interlengua, es decir, para estudiar la gramática
de las etapas de adquisición del español. Uno de los principales
objetivos del análisis se centraba en el desarrollo de la flexión
verbal, o lo que es lo mismo, en las terminaciones de los verbos en los
distintos tiempos verbales. En primer lugar, Adil pasó por una
etapa silenciosa que duró alrededor de 6 meses durante la cual
raramente usaba verbos y si los usaba se trataba de las formas verbales
que habían sido utilizadas por la investigadora, con la particularidad
de que en estas repeticiones, Adil no cometía nunca errores.
Después de los primeros 6 meses
de contacto con el español, Adil empezó a producir las primeras
emisiones verbales de manera espontánea y la cantidad de verbos
flexionados (formas verbales con varias terminaciones) aumentó
considerablemente, mostrando variación morfológica en las
formas del presente:
(1)
Porque estoy malito. (Adil, Grabación 8)
Están contentas. (Adil, G8)
Se va al agua. (Adil, G8)
Yo quiero yo… me regalas. (Adil, G8)
Las características de la concordancia
flexiva (sujeto/verbo) específicas del español, aparecen
en un momento concreto del proceso y se desarrollan sin problemas después,
lo que significa que Adil domina el paradigma de la flexión del
español en el momento mismo en el que abandona el periodo silencioso.
No comete apenas errores de concordancia y si comparamos sus datos con
los del proceso de adquisición de niños nativos de español,
observamos que Adil aprende antes este tipo de estructuras que los mismos
niños españoles.
(como podemos apreciar en el Gráfico
I)
Gráfico I:
El segundo estudio del que
vamos a hablar fue realizado a niños españoles que aprenden
inglés en un colegio de inmersión temprana, es decir, niños
que entran en contacto con la segunda lengua a los 3 años y siguen
un programa de enseñanza bilingüe en su país. Durante
los primeros años en el colegio, cuando los niños tienen
entre 3-6 años, el porcentaje horario de la segunda lengua es superior
que el de la primera y en esta etapa se estimula la competencia receptiva
de los alumnos, potenciando sobre todo la comprensión y la comunicación
oral. La lectura y la escritura se desarrollarán posteriormente.
Los datos desencadenantes del inglés
en este caso, provienen únicamente de los maestros nativos, ya
que la mayoría de los alumnos son españoles. Los maestros
nativos entienden las limitaciones lingüísticas de los alumnos
durante las primeras etapas de aprendizaje de la segunda lengua, y su
labor educativa va mucho más allá que la de los enseñantes
de niños monolingües. Para hacerse entender por los alumnos,
los educadores desarrollan estrategias y técnicas que a veces recuerdan
a las de las utilizadas por los adultos cuando hablan en lengua materna
a un niño: utilizar un vocabulario preciso y limitado, dar órdenes
claras, hablar despacio, presentar la gramática y la sintaxis de
una manera simplificada, y repetir o explicar los mensajes en más
de una forma, etc.
Un total de 36 niños (18 niñas
y 18 niños), procedentes de 18 clases/aulas diferentes (6 niños
por nivel, los cuales pertenecían a tres clases diferentes) tomaron
parte en un experimento de oraciones interrogativas y en el que se consiguieron
un total de 1.029 oraciones, de las cuales 962 fueron analizadas. Las
oraciones no analizadas eran expresiones formulaicas, repeticiones, o
simplemente oraciones que no estaban suficientemente claras. A continuación
detallamos los niveles y las edades de los niños en cada nivel:
Nivel
Edad
Preescolar
5/6
1º de Primaria
6/7
2º de Primaria
7/8
3º de Primaria
8/9
4º de Primaria
9/10
5º de Primaria
10/11
El experimento se realizó para estudiar
el desarrollo de las oraciones interrogativas totales en inglés.
Las reglas de las estructuras interrogativas son diferentes en inglés
y en español. En inglés el sujeto de la oración tiene
que estar obligatoriamente explícito y en español es opcional
y lo normal es que esté omitido. En inglés la regla de inversión
del verbo o de anteposición de sujeto es obligatoria en todas las
oraciones interrogativas, mientras que en español es opcional y
la marca de la interrogación se realiza a través de la entonación
ascendente:
¿Comen carne?
¿Está abriendo una caja de bombones?
¿Vuela a mucha velocidad?
Como la respuesta a este tipo de interrogativas
es si/no tanto en inglés como en español, nos permitió
jugar con los niños a una variante del juego de las "Veinte preguntas",
explicado por MacCallum para inducirlos a producir oraciones interrogativas.
Para tomar parte en el experimento
nos aseguramos que el único contacto de los niños con el
inglés fuese a través del colegio, es decir, que el inglés
no fuese un vehículo de comunicación en casa porque se tratase
de hijos de padres de habla inglesa. Los niños fueron elegidos
al azar por los profesores nativos de inglés, quienes tuvieron
en cuenta que el nivel de inglés de los sujetos fuese medio.
El material utilizado para el experimento
incluía cinco láminas de animales, cinco fotografías
de personas y seis objetos. Las láminas de animales representaban:
un conejo comiendo un helado; un dinosaurio saliendo de su cueva y bostezando;
un pingüino sentado con estrellas alrededor; una mariposa y una rana
sobre una piedra en el agua. Las cinco fotografías empleadas mostraban
a su vez: un chico joven comiéndose un plátano y un plato
de fruta enfrente de él; una chica joven con una caja de bombones
delante y comiéndose uno de ellos; un hombre cortando un pastel;
una chica joven negra abriendo una lata de refresco y con un vaso al lado;
y una niña oriental con trenzas limpiándose los diente y
con un vaso de agua en la mano. En cuanto a los objetos, consistían
en un conejo de tela; un oso panda de peluche; una pelota de tenis; una
de ping-pong; un helicóptero, y un avión.
En primer lugar se explicaba en inglés
a los 6 niños de cada grupo la dinámica del juego: se les
explicaba que se les iban a mostrar las láminas y las fotografías
y debían estudiarlas a fondo, reparando en la acción principal,
posturas, objetos secundarios ya que tenían que hacer preguntas
a propósito de las mismas. También se les pedía que
pensasen más allá de la imagen y que la imagen les sugería,
como por ejemplo, costumbres de las personas, gustos, donde vivían.
A continuación se les explicaba
que las imágenes serían metidas en una caja y el juego empezaría.
Uno de los niños extraía una fotografía, lámina
u objeto, sin mostrarlo a sus compañeros, puesto que los demás
debían hacer preguntas a cerca de ellos. El ganador del juego no
era el niño que averiguase de que lámina se trataba sino
aquel que siguiendo un turno de preguntas hiciese el mayor número
de preguntas. El premio consistía en ser el siguiente niño
que sacase la tarjeta u objeto de la caja y debía contestar solo
sí o no a las preguntas de sus compañeros.
El método de análisis
utilizado es el porcentaje de producción correcta en contextos
donde la inversión total es obligatoria:
X
----------
X + Y
X es el número de oraciones invertidas
en contextos obligatorios.
Y es el número de casos donde la
inversión es obligatoria y no ha sido producida.
Los niños muestran un desarrollo
progresivo en la adquisición de las oraciones interrogativas, que
podríamos dividir en tres etapas. La característica principal
de la primera etapa es la ausencia de sujetos en algunas oraciones:
(3)
Have a banana? (Preescolar, Oración 5)
Open a bottles? (Preescolar, O24)
Is a daddy cutting out the cake? (Preescolar, O27)
Los resultados nos indican que los niños
son sensibles a la obligatoriedad de los sujetos en inglés desde
muy temprano, ya que desde las primeras oraciones emitidas en el nivel
de Preescolar se observa el uso de sujetos en un 60% de los casos y los
porcentajes de producción aumentan progresivamente hasta llegar
al uso casi correcto de sujetos obligatorios en un 97% en el nivel de
5º de Primaria, el último analizado, como evidencia el Gráfico
II:
Durante la segunda etapa del desarrollo
de las interrogativas se observa que la mayoría de las oraciones
contienen sujeto obligatorio pero carecen de inversión, la regla
obligatoria del inglés por la que los auxiliares y modales se anteponen
al sujeto. El patrón de entonación tanto en esta etapa como
en la anterior es ascendente. Estos son algunos ejemplos representativos
de esta etapa:
We can play tennis? (1º Primaria, O125)
He had that of here for fly like that ? (1º Primaria,
O148)
It’s a box of sweets? (2º Primaria, O7)
The frog can jump? (2º Primaria, O104)
En el Gráfico III vemos ilustrada
en porcentajes la segunda etapa de adquisición de interrogativas
totales:
En la tercera etapa el porcentaje de oraciones
interrogativas con inversión sujeto/verbo aumenta considerablemente
hasta alcanzar casi el 100% de oraciones correctas. Es interesante destacar
aquí que los niños nunca cometen en inglés el error
de invertir el verbo léxico con el sujeto, como harían en
español y la inversión siempre tiene lugar entre el verbo
auxiliar o modal y el sujeto:
a. Does it fly? (4º Primaria, O43)
Did James Bond drive it? (4º Primaria O177)
Are there men inside? (5º Primaria O87)
Can you kick it? (5º Primaria O105)
En resumen, por una parte, los dos procesos
de adquisición que hemos presentado son diferentes, no solo en
cuanto a las lenguas estudiadas (inglés y español) sino
también en cuanto al contexto de aprendizaje y esta diferencia
queda reflejada en el tiempo que se tardan en adquirir las distintas estructuras
de las lenguas. Mientras el niño Marroquí está inmerso
en el contexto de aprendizaje, en el caso de los niños españoles
se trata de una inmersión parcial.
Por otra parte, los dos procesos de
adquisición que hemos presentado son idénticos, en cuanto
a que, como veíamos al principio de nuestra comunicación,
son de la misma naturaleza y se desarrollan a una edad en la que todavía
es posible aprender una segunda lengua solo por el hecho de estar expuesto
a los datos del entorno. En los dos casos, tanto Adil, como los niños
que aprenden inglés, deducen la gramática de la segunda
lengua poniendo en funcionamiento procesos mentales internos de la facultad
del lenguaje, los mismos que utilizaron cuando aprendieron su lengua materna.