Muchos se habrán preguntado
por qué en un Congreso de Educación Infantil hay una ponencia
sobre la lectura, si hoy, con el nuevo plan de educación, los niños
no leen hasta primero de Primaria. Efectivamente, si consideramos que
leer es la capacidad para descifrar un código, resulta evidente
que la lectura en este congreso estaría fuera de lugar; pero precisamente
nuestra intención es poner de manifiesto que la descodificación
de unos símbolos o asociación de un significado a un significante
constituye sólo una pequeña parte de la lectura y, desde
luego, no la más importante.
¿Qué es entonces leer?¿Qué ocurre cuando contemplamos una imagen? ¿Acaso no estamos
haciendo una lectura de la misma?
= Leer es descubrir la magia del
mundo de las imágenes.
= Leer es descubrir asociaciones
inimaginables.
= Leer es una forma de vincularnos
a la realidad e interpretarla.
= Leer es jugar con las imágenes
y las palabras.
= Leer es hacer volar la fantasía
por encima de las nubes.
= Leer es conmovernos con las
imágenes y las palabras.
= Leer es crear y recrear historias
haciéndolas tuyas.
= Leer es imaginar otros mundos.
= Leer es aventurar nuestra alma
a comprometerse con el relato.
= Leer es evitar que nuestra mente
se acomode a un único espejo de la realidad.
= Leer es...
El niño, ya desde el tercer
mes, lee las imágenes imaginando lo que hay tras ellas y, según
las más recientes investigaciones científicas, un dibujo
a gran escala de un objeto que se mueva en su campo de visión es
más estimulante que el objeto en sí mismo.
En este sentido, Patricia Kuhl,
neurocientífica de la universidad de Washington en Seattle, afirma
que las conexiones nerviosas se producen a una edad muy temprana (por
ejemplo a los seis meses los niños ya han aprendido los sonidos
del habla materna) y el cerebro del niño espera literalmente a
que las experiencias determinen cómo se hacen esas conexiones.
En otras palabras, las experiencias del primer año de vida dan
forma a las redes de neuronas que permiten al niño ser una persona
inteligente, creativa y adaptable a la vida futura.
Según esto, vemos que el
niño no sólo puede leer desde muy temprana edad, sino que
es necesario que lo haga. Naturalmente, siguiendo su esquema lector, o
sea, el de la lectura de la imagen; esquema que podemos observar cuando
el niño empieza a dibujar. El niño pequeño primero
hace el dibujo y, sólo cuando está terminado, le pone nombre.
Así es cómo el educador ha de guiarle por ese mundo mágico
que es la lectura entendida como un proceso que favorece el desarrollo
de la creatividad y de la inteligencia emocional del niño.
2. EL DESARROLLO DE LA CREATIVIDAD.
Creo que huelga decir a estas
alturas que la creatividad es el motor que mueve al progreso, que una
sociedad en cambio permanente exige planteamientos creativos a todos los
niveles, que la creatividad se da en todos los campos, no exclusivamente
en el artístico, y que la creatividad es una capacidad susceptible
de ser aumentada. Esto es algo que no hace falta demostrar, porque todos
conocemos sobradamente las bondades de la creatividad.
Sin embargo, paradójicamente,
los planteamientos de la escuela en general responden más a esquemas
basados en la memoria y la repetición que en el desarrollo de la
creatividad; se tiende a ignorar la creatividad y matar la curiosidad
más que a promoverla y, si se hace, es de una manera reglamentada,
con lo cual la creatividad pasa a ser más una manifestación
de buenas intenciones que un proceso que trascienda a todas las actividades
del niño. No ocurre así en la Educación Infantil,
donde la expresión de la creatividad no es sólo una exigencia
del curriculum, sino una realidad.
2.1.Indicadores de la creatividad
Vamos a ver, pues, cuáles
son los indicadores de la creatividad y cómo el proceso lector,
que debería comenzar desde los primeros meses del niño,
(entre el 3º y el 5º mes) contribuye al desarrollo de la misma.
2.1.1. El primer factor que nos
encontramos es la percepción.
Las personas percibimos el mundo
que nos rodea a través de los sentidos, pero hay una diferencia
fundamental entre el niño hasta los seis años y el niño
a partir de los seis años. A través de los sentidos, el
niño de 0-6 percibe y descubre el mundo, mientras que a partir
de esa edad deja de descubrirlo. Los sentidos se limitan a constatar una
realidad ya conocida, a informarnos del entorno, pero no nos descubren
ese entorno. Los sentidos continúan cumpliendo su papel de informadores
del cerebro, pero han perdido la magia del descubrimiento. Y unos sentidos
que no descubren hacen que el mundo sea menos interesante. Ya no nos asombra
la rosa por vista, ni el mar por conocido, ni los árboles por omnipresentes.
En otras palabras, dejamos de ver el mundo con ojos nuevos, de escucharlo
con oídos nuevos, de palparlo con una piel recién estrenada.
Los objetos dejan de ser esos tesoros que contenían un mundo infinito
lleno de maravillas y posibilidades para pasar a ser a simplemente objetos
conocidos.
¿Cómo hacer que el niño
no pierda esa magia, ese deseo de seguir explorando el mundo? La lectura
-entendida como un proceso que se inicia desde que el niño empieza
a interpretar o leer el mundo de las imágenes- nos ofrece uno de
los mejores instrumentos para desarrollar la percepción del entorno
de una manera creativa.
A los siete u ocho meses el cerebro
del niño ya está perfectamente preparado para focalizar
y recibir imágenes a través de un libro. En muchos casos,
son imágenes de objetos que el niño conoce ofrecidas desde
distintas perspectivas, desde distintos puntos de vista. Con dichas imágenes,
el niño aprende en primer lugar a observar: un perro puede ser
blanco, negro, pequeño, grande, grueso, flaco..., puede estar de
frente, de espaldas, de lado... Observando aprende que los objetos pueden
ser de muchas maneras. Y, observando el mismo objeto repetido desde distintos
puntos de vista una y otra vez, el niño es capaz de hacer una primera
abstracción o generalización: todos los perros son distintos,
pero todos son perros.
En otros casos ocurre lo contrario:
el niño toma conciencia de la realidad y la conceptúa a
través de la imagen. Aquí la imagen del libro es anterior
a la real, hay un proceso de transposición: el niño está
descubriendo, imaginando, e interpretando el mundo por medio de la imagen...
A través del libro, el niño se relaciona con la naturaleza,
con su entorno, con otros mundos... Las imágenes cumplen una doble
función: por un lado, nos permiten verificar la realidad y, por
otro, crear interpretaciones diferentes de esa realidad, porque la realidad
es susceptible de ser modificada por nosotros. Y en eso consiste la creación,
pues imaginar es el primer paso para poder crear. Por los caminos de la
imaginación cada ser humano inventa su propia vida y descubre el
mundo. Imaginando nos explicamos lo inexplicable.
2.1.2 Un segundo factor sería
la asociación,
Que no es otra cosa que aprender
a imaginar desde el punto de vista de los sentidos: ¿cómo serían
esos objetos que están allí si los tocáramos?, ¿si
los oliéramos?, ¿si los probáramos?, ¿si los oyéramos?
¿A qué se parece ese objeto? ¿Qué lo hace diferente a los
demás? ¿Para qué sirve? Aquí el educador juega un
papel fundamental. Cuantas más relaciones de asociación
proporcione al niño en la lectura, más estará desarrollando
su creatividad.
Podemos establecer comparaciones
con objetos al alcance del niño: Suave como tu osito, alto como
papá... Podemos imaginar y reproducir las voces o los sonidos.
Podemos imaginar la textura de una tela, el sentimiento de una persona...
Las imágenes son la conciencia de una realidad. Si perdemos lo
imaginario, corremos el riesgo de no existir. Y la actividad creadora
de la imaginación está subordinada a la riqueza y a la variedad
de experiencia acumulada.
Como dice Vigotsky, "el hombre
no sólo puede reproducir imágenes que guarda en la memoria,
sino que también es capaz de combinarlas y producir otras nuevas".
Las imágenes nos invitan a la asociación de ideas.
La mayoría de los escritores
o ilustradores escriben o dibujan a partir de imágenes que les
hicieron mella a edades tempranas y que, de pronto, un buen día
escapan de su memoria para convertirse en una idea original. Asociando,
el niño descubre un amplio abanico de posibilidades.
A partir de una imagen: un niño
puede inventar un cuento, crear un personaje, dibujar un cuadro, componer
una canción, escenificarla, inventar un diálogo, una retahíla
o un poema, crear imágenes poéticas como la metáfora,
la comparación o el símbolo, etc. Las posibilidades combinatorias
son múltiples: las imágenes pueden asociarse con los sonidos,
los colores, los ritmos, los sabores, los olores, las formas, la expresión
corporal, las palabras... La imagen sugiere una historia que se hila con
palabras y el niño puede ampliar las imágenes de esa historia
con su imaginación, hacer que cobren vida, cambiar la historia,
cambiar sólo las palabras... Aquí los más pequeños
se sienten muy libres, todavía no están condicionados por
los usos sociales y son capaces incluso de crear lenguaje, palabras tan
lógicas y tan útiles como el verbo perchar, que nos
evitaría colgar el traje en la percha.
2.1.3. Y es esa libertad la que
nos proporciona un nuevo factor de creatividad: la originalidad.
En general, tanto la escuela como
la sociedad, tiende a uniformar: todos pensamos con los mismos parámetros,
observamos la realidad desde el mismo prisma y utilizamos las mismas estrategias
para resolver los problemas. El niño "excesivamente original" (aquel
que rompe la tendencia común hacia la formas estereotipadas) suele
chocar con el medio en el que crece: provoca risas o, por lo menos, codazos
y miraditas. Cuando a un niño se le enseña una naranja y
dice que es un sombrero o una casa, inmediatamente será corregido,
lo mismo que se le corrige cuando pinta el sol azul o el campo violeta.
Es preciso romper los moldes y
ataduras que llevamos dentro y permitir que las imágenes inquieten
nuestra mente. Es preciso dejarnos invadir de vez en cuando por lo absurdo
y obligarnos a una experimentación subjetiva de la realidad, evitando
así que la mente se vuelva excesivamente acomodaticia. No hay que
permitir que la realidad se apodere de nosotros, sino apoderarnos nosotros
de la realidad y cambiarla a nuestro antojo. La imaginación supone
en este sentido la conquista de nuevos mundos que se abren ante nosotros,
la ruptura con la rutina, con el aburrimiento. Como dice Janer Manila:
"es el placer de hacer saltar todo aquello que nos oprime y nos limita."
Pero siempre tenemos cierto miedo
a rozar la locura, a convertirnos en marginados, lo cual hace que nos
contengamos. No nos atrevemos a inventar un camión sin ruedas,
sin gasolina y que además sea plegable, porque "eso no sería
un camión", ni a utilizar la analogía inusual, las asociaciones
remotas. Y sin embargo, en esto consiste el pensamiento divergente o creativo.
Es preciso enfrentarnos a una
cultura que trata de imponernos unas pautas uniformes de conducta y dejarnos
conducir por los niños al mundo del juego y de la fantasía.
2.1.4. El juego, otra factor importante
de la creatividad.
La cultura surge del juego y la
lectura nos ofrece múltiples posibilidades para jugar:
- El juego de las sugerencias:
¿Qué nos sugiere esta imagen? ¿Qué nos quiere decir? ¿Qué
nos evoca? ¿A qué nos recuerda?
- El juego de los misterios:
¿De dónde ha salido esta imagen? ¿Dónde estaba antes de
estar en el libro? ¿Cómo ha aparecido precisamente ahí?
- El juego de las palabras:
¿Cómo se llama ese objeto? ¿Qué otro nombre le podíamos
poner? ¿Conoces otras palabras parecidas? ¿Dónde está la
palabra más larga? ¿Dónde la más corta? ¿Hay alguna
palabra igual a otra? ¿Hay otros objetos parecidos a éste? ¿Cómo
se llaman?...
- El juego de las onomatopeyas:
¿Qué sonido hace este objeto? ¿Cómo sonaría si se
cayera en el agua? Y si se estrellara contra un cristal? ¿Puedes inventar
un sonido para este objeto?...
- El juego de lo símbolos:
¿Qué representa este pictograma? ¿Qué quiere decir el corazón?
¿Qué símbolo elegirías para decir que llueve? ¿Qué
símbolo elegirías para decir que estás contento?
¿Puedes escoger el objeto o la imagen que represente mejor la historia
que se cuenta?...
- El juego de los exploradores:
¿Dónde hay un objeto rojo? ¿Cuántas cosas pequeñas
hay? ¿Hay algo que queme?...
- El juego de las posibilidades:
¿Qué pasaría si el pez se convirtiera en conejo? ¿Qué
pasaría si empezara a llover y no parara?...
- El juego de los detectives:
¿Qué crees que va a ocurrir ahora?
- El juego de los inventores:
¿Cómo continuarías tú la historia?
- El juego de los pintores:
¿Cómo es el caballo? ¿Cómo es el niño?...
- El juego de los músicos:
¿Con qué música relacionarías este objeto? ¿Con qué
instrumento?
- El juego de los disparates:
El pez galopaba por la pradera...
- El juego de los poetas:
Vino volando una mariposa y se posó en una...
- El juego de los filósofos:
¿Dónde tienes los años? ¿Cuando viene nunca? ¿Qué
es un reloj parado?...
2.1.5. La fantasía va íntimamente
ligada al juego y forma parte de la realidad.
Hay que desterrar de una vez por
todas la oposición tradicional entre fantasía y realidad.
Lo maravilloso revela a los hombres una realidad diferente. ¿Es acaso
más realidad la que surge de los sentidos que la que surge de los
sueños? ¿Acaso los sentimientos no existen porque no tienen cuerpo?
¿Cómo se descubrió el fuego, la luz, el teléfono
y tantos otros objetos? Imaginándolos. Tomando datos de la experiencia
e imaginándolos. Y es precisamente la imaginación o pensamiento
mágico lo que nos puede salvar del racionalismo positivista al
que estamos sometidos en la actualidad.
La fantasía de los cuentos
permite al niño descubrir mundos inimaginables, buscar más
allá de lo puramente inmediato, descubrir distintas soluciones
para un mismo problema, dar un paso más para agrandar su mundo,
humanizar ese mundo, exorcizar fantasmas liberando al subconsciente de
frustraciones, ansiedades y miedos.
2.1.6. La fantasía despierta
nuestra curiosidad, otro factor fundamental de la creatividad.
Esa inquietud por ir siempre un
paso más allá, por descubrir qué puede haber detrás
de la superficie, por querer saber más sobre un objeto o un personaje,
es la clave para aprender a aprender creativamente.
Pero ¿cómo funciona el
proceso de la curiosidad y cómo podemos favorecerlo? En la lectura
el primer paso es la observación e impresión de la imagen
en el cerebro (¿qué hay en esa imagen que despierta nuestra curiosidad?:
¿es conocida, desconocida?, ¿nos atrae su color?, ¿su forma?). El niño
se siente atraído hacia esa imagen y quiere saber más. Es,
pues, el momento para nombrar el objeto en cuestión. Una vez que
lo nombramos, el niño adquiere una palabra mágica. No adquiere
una palabra, adquiere una palabra mágica, experimenta el milagro
del arte combinatorio. Eso le hace querer escucharla una y otra vez, necesita
fijarla en el cerebro junto con la imagen para más tarde combinarla
con otras imágenes, como el malabarista que cada vez añade
una pelota más para tirarla al aire. Por ello importa mucho vivir
ese instante como mágico, porque así es como el niño
lo vive: un juego lleno de magia.
Al principio, el niño señala
los objetos para que le digan esa palabra mágica que es el nombre
del objeto, ya que, de momento, es el único lenguaje que conoce.
Pero, después de nombrarle los objetos, será el educador
quien, en un juego de interacción, le pedirá al niño
que los identifique. Cuando lo logra, el niño se siente como el
mago que acaba de sacar un conejo del sombrero y quiere repetirlo una
y otra vez. Con la repetición del juego, el niño consigue
nombrar aquella palabra mágica. Más adelante, el niño
preguntará: "¿Y eto?". Ahora es el educador quien tiene la pelota
del juego en sus manos.
En este juego de interacción
se trata de ir dando cada vez un paso nuevo en cuanto el anterior está
ya afianzado. Cuando el niño nombra la palabra en cuestión,
por ej: "toalla", el educador añade información. "Sí
la toalla, que sirve para secarte, ¿ves cómo se seca el niño
al salir del baño? Igual que tú."
Una vez registrados los objetos
en el cerebro con sus correspondientes palabras mágicas, el niño
descubre con la ayuda del adulto que dichos objetos esconden otras mil
maravillas: colores (los hay rojos, verdes, amarillos; hay colores intensos,
colores más apagados, colores brillantes, claros, oscuros...),
formas (puede ser redondo, cuadrado, triangular...), localización
(puede estar arriba, abajo, a la izquierda, a la derecha...), se relaciona
con otros (puede ser grande, pequeño, uno, muchos...), tiene una
finalidad (sirve para cocinar, para jugar...), con dicho objeto podemos
inventar un cuento, poema, canción ...
¡Hay tanto que descubrir! Por
eso el niño no se cansa de este juego, somos los adultos los que
nos cansamos porque vemos las imágenes con ojos de adulto; ojos
hartos de ver algo que ya conocemos y, por tanto, sin interés para
nosotros. Sin embargo, en esa interacción y en esa repetición
está oculto el poder de la creación, porque la creación
no es otra cosa que imaginar a partir de otra imagen: ¿qué nos
sugiere ese objeto? ¿por qué se llama así y no de otra manera?
¿qué tiene que ver con los otros objetos? ¿qué pasaría
si ese objeto fuese de otra manera? ¿cómo ve cada uno de nosotros
ese objeto?...
2.1.7. Para que la curiosidad siga
funcionando siempre y no se estanque, necesita de otros dos factores básicos
que le ayuden en el desarrollo de la creatividad: la flexibilidad y la
espontaneidad.
Una mente rígida que no
da pie a que las cosas sean de manera diferente a la que son acaba matando
la curiosidad (los caballos son mamíferos, tienen crin, cuatro
patas, galopan y relinchan: ¿para qué saber más de los caballos?
Las naranjas sólo sirven para comer, los azulejos sirven para hacer
paredes y suelos, etc. )
Dale, en cambio, una naranja a
una persona creativa, y te hará un sombrero con la cáscara,
o un barco, o una palmatoria... He visto azulejos convertidos en portada
de un libro (aquellos azulejos que tanto llamaban la atención al
niño de cuatro años reaparecieron al cabo de los años
en la mente del diseñador, que los convirtió en portada.)
2.1.8. También es preciso
ampliar los marcos de referencia con los que operamos.
Tenemos que ser capaces de alcanzar
el grado de espontaneidad y de autonomía necesarios para tener
nuestras propias ideas y no aquellas que nos imponen. De esta manera le
estamos dando a nuestra mente la oportunidad de tener intuiciones, porque
la intuición es dar un paso más hacia la tarea de crear.
En este sentido, el niño
es completamente libre; su pensamiento no está condicionado y su
espontaneidad no le hace temer el rechazo de una idea. Los niños
son capaces de comentar un cuento con total libertad: encontrando pegas
(por ejemplo la ilustración contradice el texto), añadiendo
nuevas ideas, adelantando acontecimientos, analizando personajes, sacando
consecuencias, sintetizando... El niño se siente parte activa de
la historia, con su lectura la va reelaborando hasta hacerla suya.
2.1.9. La lectura también
nos permite desarrollar procesos de ideación o estrategias para
resolver problemas, ya que ambos elementos son fundamentales en el proceso
de creación.
Cuando uno tiene una intuición
debe encauzarla de manera que le conduzca a una meta. En este sentido
existen diferentes estrategias de estimulación creativa. Las que
mejor se podrían aplicar en educación infantil utilizando
como base la lectura serían:
a) El análisis funcional:
El dominio creativo que estimula esta técnica es la sensibilidad
del niño hacia los objetos y sus partes, familiarizándolos
no sólo con el objeto sino con las distintas partes esenciales
y accidentales del mismo, de modo que se pueda llegar a obtener otro.
En el caso del libro partiríamos del análisis de cada uno
de los elementos que componen el cuento: tipo de historia (real, fantástica,
de aventuras...), protagonistas (principales/secundarios), escenas, argumento,
descripciones (atributos, comparaciones, narración (1ª ó
3ª persona), para luego reelaborarlo de otra manera, cambiando alguno
de los elementos, introduciendo alguno nuevo, o creando una nueva historia.
b) La síntesis creativa
o la capacidad para integrar distintos elementos. Aquí actuaríamos
al contrario que en el caso anterior. Le damos al niño elementos
del cuento: secuencias desordenadas, personajes que aparecen, etc. para
que el niño los integre formando un todo y sintetice lo más
esencial.
c) La hipótesis fantástica
(propuesta por Rodari en su gramática de la fantasía): Interrumpimos
el cuento para introducir hipótesis disparatadas: ¿Qué pasaría
si el rey Gaspar hubiera entrado con su camello en el cuarto de Diego?
¿Qué pasaría si los Reyes Magos fueran montados en ballenas
en vez de camellos? ...
d) La aplicación a otros
campos: ¿Cómo podemos aprender matemáticas con este
cuento? ¿Cómo podemos convertir el cuento en una obra de teatro?
¿En una película? ¿En una ópera?...
e) La tormenta de ideas (brainstorming):
¿Qué otros títulos le podríamos poner a este cuento?
¿En qué otros lugares podría transcurrir la acción?
¿Qué sentimiento provoca la lectura de este cuento?...
La creatividad innovadora es el
resultado de trasladar a un ámbito concreto de pensamiento determinados
hallazgos. Pero no hay una estrategia única, porque la creatividad
es un proceso.
2.2. Características de
un método creativo
Un método creativo se caracteriza:
a) Por su generalidad: es aplicable
a todos los ámbitos. Por eso, si hablamos de método de lectura,
no podemos reducirlo al mero hecho de unir letras para formar palabras
con un significado concreto, porque nos estaríamos fijando sólo
en una pequeña parte del proceso lector, que además es la
más mecánica, la menos creativa y la que menos le servirá
al niño para lograr una lectura eficaz. ¿De qué le sirve
descifrar ese código si no le interesa lo que hay detrás,
si no sabe apreciar el mundo mágico que hay allí encerrado?
En cambio, cualquier niño,
con el que se hayan trabajado todos estos factores fundamentales para
el desarrollo de la creatividad a través de distintos libros, será
capaz de leer en alto en el momento en que su cerebro esté maduro
para exteriorizar algo que ya tiene adquirido en su interior.
Por eso creemos que es conveniente
desterrar la idea de que el niño no aprende a leer hasta que tiene
seis años, porque el niño empieza a leer cuando observa
en un libro las primeras imágenes y empieza a jugar con ellas.
En este sentido es preciso tranquilizar a los padres que se preocupan
de que su hijo aún no lee: su hijo ya lee desde hace mucho tiempo,
lo único que ocurre es que su cerebro aún no está
maduro para descodificar las letras, pero, en cambio, sí sabe interpretar
las imágenes e imaginar la historia y contarla con sus palabras
y vivir otras vidas haciéndolas suyas, etc.
b) Por su amplitud: integra técnicas
de todo tipo: intuitivas, asociativas, metamórficas... No hay una
única técnica. Observando al niño en su proceso lector,
veremos que cada uno maneja con mayor o menor facilidad una u otra técnica.
Ello nos da pistas para acercarnos al método de aprendizaje que
le resulta más asequible, según el tipo de inteligencia
que aplican: algunos tienen una gran memoria visual, otros se guían
por la inteligencia espacial, en otros es la memoria auditiva lo que funciona...
c) Por la heterogeneidad de sus procedimientos:
cualquier procedimiento es bueno: intuitivos, lógicos, oníricos...
d) Por la indeterminación:
no hay unas operaciones predeterminadas que obliguen al niño a
una solución única, sino un proceso mental, donde lo que
verdaderamente importa es el proceso en sí y las distintas estrategias
utilizadas en dicho proceso.
e) Por su independencia: un mismo
método da respuesta a problemas distintos. A través de un
método creativo podemos aprender a leer, a escribir; podemos aprender
música, matemáticas; podemos aprender a instalar un grifo
o unas cortinas; podemos pintar un cuadro, componer una sinfonía,
etc.
La mente humana es un remanso
donde coexisten todos los aprendizajes adquiridos, no hay compartimentos
estancos.
2. 3. Técnicas creativas
Al desarrollar la creatividad
no estamos buscando, pues, lo inmediato, porque lo creativo supone siempre
novedad y una búsqueda permanente en la aplicación de nuevas
técnicas. Los libros nos brindan la oportunidad para desarrollar
cada una de estas técnicas:
a) Intuitivas: el niño, guiado
por su espontaneidad y su capacidad de improvisación junto con
las técnicas analíticas (descomponer) y de integración
(tener nuevas ideas) va descubriendo el mundo a través de los sentidos
e intuye lo que puede ser.
b) Asociativas: el niño establece
conexiones entre conceptos.
c) Metamórficas: el niño
redefine, convierte y transforma.
e) De sensibilización y expresión: favorece
el desarrollo sensorial.
f) De ideación: tormenta de
ideas.
g) Heurísticas: de indagación
científica.
h) De representación: se parte
de contextos no verbales.
2. 4. Creatividad y sentimientos
Hasta aquí hemos visto
que la persona aprende a través del descubrimiento. Y descubriendo
e imaginando, crea. Pero, para que este engranaje funcione con normalidad,
es necesario además de los factores ya vistos un factor al que
aún no hemos aludido y que es la clave para que funcionen todos
los demás: la afectividad. La afectividad es una forma de vincularnos
a la realidad, porque las imágenes tienen la capacidad de conmovernos,
de emocionarnos. Una imagen nos presenta a la vez unidad, dinamicidad,
ambigüedad y sugestividad y está siempre más ligada
al sentimiento que a la lógica.
¿Por qué entonces no se
tiene en cuenta la afectividad en la educación? Dicho de otro modo,
¿por qué no es objeto de educación? Sencillamente porque
no se pensaba que era necesaria en el curriculum. Sólo cuando se
ha demostrado que el fracaso escolar se debe a un pobre manejo del mundo
emocional, cuando la elevada tasa de divorcios ha aumentado los problemas
escolares, cuando las consultas de psicólogos infantiles se han
visto desbordadas, cuando la tasa de suicidios infantiles ha crecido alarmantemente,
cuando la droga ha hecho mella en los chavales y la violencia callejera
se ha trasladado a las aulas, hemos caído en la cuenta de que la
carencia más apremiante no son las Matemáticas ni la Lengua
sino el elevado índice de analfabetismo emocional.
3. EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA
EMOCIONAL
3.1. La inteligencia emocional
Hasta hace muy poco los sentimientos
pertenecían al mundo del corazón y no de la razón.
Pero esto ya no es así. Hoy está científicamente
probado que el mundo de las emociones pertenece a la inteligencia y está
situado en una parte del cerebro llamada la amígdala. Gracias a
las aportaciones primero de Gardner y de Daniel Goleman y otros después,
sabemos que la inteligencia es múltiple, no hay una única
inteligencia. Podemos hablar de inteligencia musical, inteligencia espacial,
lógico-racional... Y sabemos además que la más rentable
para las personas a la hora de obtener éxitos en las tareas que
emprenden es la inteligencia emocional. La que, como su nombre indica,
se ocupa de las emociones.
Esto nos da respuestas a tantas
incógnitas que flotaban en distintos ámbitos: ¿Por qué
chicos con un brillantísimo currículum se convierten luego
en adultos más bien grises y anodinos, en cambio, personas sin
un nivel de estudios de secundaria se conviertan en profesionales de gran
éxito? ¿Por qué niños con un elevado coeficiente
intelectual no rinden en el colegio como deberían? ¿Por qué
cada vez son más valoradas en las empresas las personas que muestran
una gran capacidad para trabajar en equipo y saben relacionarse con los
demás?
3.2. El complejo mundo de las emociones
Cuántas veces una frase,
una mirada o un gesto nos taladra el cerebro de tal manera que puede incluso
llegar a bloquearlo, a hundirnos en el más absoluto desánimo
e incluso a cambiar el rumbo de nuestras vidas.
Cuántas veces estamos de
un humor de perros; humor cuya causa desconocemos y que, sin querer, vamos
contagiando a las personas que nos rodean como una manera de hacerlas
cómplices y sufridoras de nuestra particular desgracia.
Cuántas veces el arraigo
profundo de un sentimiento en nuestro interior nos impide seguir con normalidad
el curso de nuestras obligaciones diarias.
Cuántas veces una interpretación
errónea de los sentimientos ajenos vapulea el curso de nuestras
propias emociones.
Cuántas veces nos sentimos
desbordados por la explosión y el descontrol de nuestras emociones.
Cuántas veces una falta
de empatía hacia los sentimientos ajenos revierte de manera negativa
en el trabajo.
Cuántas veces...
¿Quién nos enseña
a manejar los sentimientos? ¿Por qué es importante saber manejarlos?
¿Cómo influye el manejo del mundo emocional en la vida de las personas?
¿Hasta qué punto afecta el mundo emocional al rendimiento escolar?
¿Podemos hablar de una inteligencia emocional?
3.3. En qué consiste la
inteligencia emocional
La inteligencia emocional abarcaría,
según Salovey, cinco competencias principales:
a) El conocimiento de las propias
emociones o la capacidad para reconocer un sentimiento en el momento
mismo en que aparece. Una capacidad fundamental para comprenderse a sí
mismo y un paso previo para podernos relacionar con los demás.
Ya lo dijo Sócrates "conócete a ti mismo".
Según esta capacidad, podemos
encontrar tres grupos de personas: las personas conscientes de sí
mismas o personas psicológicamente sanas, que tienen una visión
positiva de la vida y son capaces de controlar sus emociones; las personas
atrapadas por sus emociones, esclavas de sus estados de ánimo;
y las personas que aceptan resignadamente sus emociones: son capaces de
identificar lo que sienten, pero tienden a actuar pasivamente
b) La capacidad de controlar las
emociones: tranquilizarse a uno mismo, desembarazarse de la ansiedad,
el miedo, la irritabilidad o la tristeza; capacidad que nos permite recuperarnos
mucho más fácilmente de cualquier revés o contratiempo
y evitar peleas absurdas.
No siempre resulta fácil no
dejarnos arrastrar por un ataque de ira; o evitar engordar un pequeño
enfado hasta convertirlo en una pelota de proporciones descomunales; o
no dejarnos invadir por un estado de ansiedad o miedo...
c) La capacidad de motivarse uno
mismo para el logro de cualquier meta. Las personas que poseen esta
capacidad son capaces de sobresalir en el ámbito que se propongan
mucho más que aquellas con un elevado coeficiente intelectual.
d) El reconocimiento de las emociones
ajenas. Una capacidad que poseen todas aquellas personas que son capaces
de saber qué quieren o necesitan los demás. Son personas
que saben ponerse en la piel del otro. Algo que resulta sumamente útil
no sólo en el ámbito personal o familiar, sino también
en determinadas profesiones como médico, enfermera, profesor, vendedor,
director de empresa o director de recursos humanos.
e) El control de las relaciones
o habilidad para relacionarnos con las emociones ajenas. Una competencia
muy importante para vivir en sociedad.
3.4. Cómo desarrollar la
inteligencia emocional
Los cuentos son un instrumento
fundamental para el desarrollo de la inteligencia emocional:
- Los cuentos permiten al niño
conocer otras vidas, que, de alguna manera, acaban haciendo suyas.
- Los cuentos ayudan al niño
a identificar y comprender mejor los sentimientos tanto propios como ajenos:
el miedo, el dolor, el asco, la alegría, la pérdida de algo
o de alguien...
En el cuento Un plato de blandiblú
Diego se enfrenta a un plato de espinacas: ¿Qué siente Diego al
contemplar aquel plato de espinacas? ¿Qué decisión toma?
¿Qué habrías hecho tú en su lugar? ¿Por qué
Diego no quiere las espinacas? ¿Cómo se siente Diego cuando discute
con su madre? ¿Cómo se siente la madre de Diego? ¿Por qué
le acaban gustando las espinacas?
Todos los niños tienen
algún plato de comida que no les gusta. De modo que, a través
del cuento y las ilustraciones, pueden identificar y analizar sus propios
sentimientos observando desde fuera sus propias reacciones (estrategias,
cabezonería, argumentaciones...).
- Los cuentos desarrollan la sensibilidad
del niño para ponerse en el lugar de otro y tratar de comprenderlo.
Por ejemplo, en el cuento de Jorgito Gorgorito se plantea la situación
de un niño con una voz prodigiosa, que es incomprendido por los
que están a su alrededor. Un cuento que da pie para entablar una
discusión dirigida, donde los niños analizan el comportamiento
intransigente del alcalde y de las otras personas del pueblo y ofrecen
alternativas de actuación.
- Los cuentos ofrecen distintas estrategias
para la solución de problemas.
- Los cuentos le sirven al niño
para liberar frustraciones y ansiedades. En este sentido, los cuentos
populares, como dice Bruno Bettelheim, juegan un papel catalizador de
los miedos infantiles, ayudando al niño a librarse de sus propios
fantasmas.
Por todo lo dicho, creemos que
es importante replantearnos la lectura como un proceso que empieza desde
los primeros meses de vida con la interpretación de imágenes,
enfocada a desarrollar la creatividad y el desarrollo de la inteligencia
emocional del niño, y donde la descodificación de las palabras
escritas es sólo una pequeña parte de todo ese proceso y
donde lo que importa es penetrar en la magia, las sonoridades, los ritmos,
la musicalidad, las emociones...
Como dijo Wittgenstein: "Las palabras
son como la capa superficial del agua profunda". Y como apostilló
Rodari: "Las historias se buscan, precisamente, buceando bajo el agua".
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
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